DELTA || Freenbecky

By mo0nligh_

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❝Donde Becky es la omega del momento y Freen una delta solitaria.❞ •Omegaverse •Freenbecky adaptacion (g!p) ... More

Guía Omegaverse
Emus Maximus
Cachorro
Soy Becky Armstrong
Golden girl
Eres muy amargada
Olor
Marca
Destino o coincidencia
¿Becky?
Hermano
Rebecca Armstrong desaparecida
Te estas buscando
¿Me ayudaría?
Solo falta que tu gustes de mi
Cumple tu promesa
Encantos +18
Eso puede arreglarse
Ya lo se +18
Collar
Solo sera temporal
Agrio
Prometida
Alfa
Omega
Nuestra realidad
Todavia respira
Bella durmiente
Ya saben como termina
Melancolia
Otra opcion
Vive tu vida
El chisme
Como las parejas normales
Te extrañe +18
Descansa
Real
End
Epilogo - Futuro
Extra 1. Nuevo hogar [OaeyxJa]

Extra 2. [Heng-NoeyxIrin]

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By mo0nligh_

Chai se removía inquieto en la cama, su lobo interior estaba igual que él corriendo en círculos con preocupación. A lo lejos podía escuchar al novio de su hermana y la mejor amiga de está discutiendo, entre las voces de alfa de ambos y gruñidos, su lobo se sintió intimidado por más que él no estuviera involucrado.

Él vivía en el segundo piso de la casa, que compartía con Heng, un cartel que la abuela del omega había bordado, colgado en el pasillo, marcaba el inicio de lo que llamaban "su territorio" con su nombre de pareja.

Aunque el cartel de "HenChai" siempre le había parecido innecesario a Heng. Su alfa solía pasar la mayor parte del tiempo con él en Tailandia, salvo cuando se iban unos días a Daegu, aunque preferían quedarse en casa de Chai.

Chai tenía tantas responsabilidades como su propia madre en esa casa, así que no podía irse sin más con su alfa a Daegu, además que no podría soportar estar tan lejos de su familia, Heng lo entendía y no se negaba.

Vivían juntos desde hacía tres años, cuando decidieron llevar su relación a otro nivel, compartiendo un lazo y un mismo techo.

Pero el punto era que él seguía allí, y las cosas no estaban tan cómodas en ese momento, aun sintiendo el fuerte aroma de su hermana, causa del celo, desde su cuarto en el piso superior, y casi podía escuchar sus sollozos.

Entendía poco y nada de aquello, pero se sintió mal por su hermana. Irin había entrado en celo de repente, al parecer, se había adelantado un mes, y estaba en plena cita con su novio, un alfa que tenía mucha pinta de pacífico y al punto de sumiso (más con alguien con la personalidad tan fuerte como la de Irin), pero parecía que se había alterado cuando el olor de la omega había aumentado considerablemente de golpe.

Irin no quería ser marcada aún, su alfa parecía no entenderlo, y había tenido que llamar a Noey para que se enfrentara al chico, ya que ella no podía contra un alfa violento por no poder marcar a su omega. 

Por un lado, Chai estaba tranquilo porque su hermana contaba con amigas como Noey pero no podía calmarse del todo.

- ¿Puedes relajarte? - escuchó a Heng hablar desde la puerta, tardó unos segundos en que el chico fuera hacia la cama, para acostarse a su lado-. Siento toda tu preocupación, Chai. Todo estará bien, en serio.

Heng se inclinó un poco hacia él, abrazándolo por la espalda y dejando besos en su cuello y mejillas, Chai se acomodó en sus brazos para voltearse, escondiendo su rostro en el cuello de su alfa, calmándose con el fresco olor a cerezas y menta del rubio actual.

-Los gritos no son para tí, la voz de alfa tampoco, no pienses en eso- habló con voz tranquila, sintiendo al lobo de su omega intimidado.

Sus instintos le pedían defender a su omega, pero Heng no iba a meterse en el drama de otras personas, prefería consolarlo antes que pelear. Chai asintió un poco, él lo sabía, su lobo no tanto, aunque las palabras y el apoyo de su alfa lo tranquilizaron.

No supo el momento preciso en el que se quedó dormido en esa misma posición, aspirando el fuerte y abrigador olor de su alfa, tampoco notó cuando, por la mañana, Heng se escurrió de la cama y despertó entre las vacías sábanas.

Sintiendo su aroma aún en la cama, de su propia piel, se levantó con pocas ganas, encontrando al rubio preparando el desayuno, como todas las mañanas, su alfa le ofreció un plato, y de nuevo, Chai se negó, ya que el rubio tenía buena intención pero cocinaba horrible, y nunca podía hacer un desayuno a nivel de su estómago.

Se preparó él mismo unos cuantos panqueques y los llevó a la mesa, junto con tarros de Nutella y mermelada de chocolate, acompañado por un café con leche y crema.

Porque podría tener la glucosa por las nubes, pero aprovecharía mientras no apareciera la diabetes. Se sentó junto a Heng, quien le dedicó una mirada con el ceño fruncido a su desayuno, totalmente opuesto a su amargo café y sus tostadas con queso.

-Cuando tengas las arterias tapadas en grasa te visitaré al hospital- comentó el alfa.

-Estás celoso porque quiero más a mi comida que a tí

-Como si no te gustara comerme, cariño- dijo Heng en un tono normal, haciendo que Chai se ruborizara.

El omega siempre prefería callar para comer, así disfrutaba en verdad de la comida, y Heng aprovechaba cuando su pareja caía en ese silencio matutino para usar su celular, viendo con paciencia las noticias o respondiendo algunos mensajes, casi siempre de Freen, ya que era una de las pocas personas con la que se molestaba en hablar.

Su hermana le hablaba de la pequeña Sammy, que había cumplido cuatro años hacía unas semanas, de los amigos que hacía en el jardín de infantes, le contaba de Becky, de Daegu, y de cómo iban las cosas, y solía sacarle unas cuantas sonrisas con las tiernas fotos que le enviaba.

Nunca había visto a Freen como alguien blanda, o cariñosa, pero tanto su pareja predestinada como la maternidad la cambió. El silencio duró menos de lo esperado cuando ambos se giraron al escuchar gritos del cuarto de Irin, se dedicaron una mirada confundida.

-¿Esa no es tu hermana?

-¿Esa no es Noey?

Escucharon lo que pareció ser cosas arrojarse y romperse, y ambos se apresuraron a ir hacia la puerta.

Chai detuvo a Heng antes de que él pudiera abrir la puerta de golpe, tocó con sus nudillos con fuerza, el ruido paró, creyó escuchar sollozos, y su lobo se inquietó al sentir a Irin mal.

-¿Irin? ¿Puedo pasar?

- No estamos vestidas, Chai, espera un poco- escuchó la voz de Noey, su voz sonaba ronca, forzada.

Sin relajarse ni un poco, por más que Heng dejaba caricias en su espalda para intentar calmarlo, Chai permaneció de pie mirando la puerta casi al borde del llanto.

Eran hermanos muy unidos, a pesar de su relación que parecía de amor-odio, se contenían muchísimo, y, como era normal entre personas tan unidas, compartían un "lazo", y sabían perfectamente cuando el otro estaba mal.

Chai no podía enfocarse en otra cosa que en los sentimientos de su hermana inquietando a su lobo, Heng también los sentimientos, y por más que no lo demostrara, también estaba incómodo.

Sumado a lo de ayer, parecía que nada estaba al favor de su calma, no sabía a dónde había quedado la paz en aquella casa. Al cabo de dos minutos, la puerta se abrió, Noey salió con la vista baja, aunque aun así notaron su rostro enrojecido por las lágrimas, la alfa salió de la casa sin más.

Chai la siguió con la mirada hasta la puerta de la entrada escuchandola cerrarse, para luego entrar al cuarto de su hermana, quien estaba vestida sólo con una bata con corazones violetas, viendo la intimidad de la situación, se volteó un momento hacia Heng.

-Ve con la alfa, me quedo con la omega- murmuró, cerró la puerta sin esperar contestación.

La habitación estaba hecha un desastre, y las cosas de la rubia estaban regadas por todo el suelo, las más frágiles se habian roto, y Chai caminó con cuidado hasta sentarse a su lado.

Notó a Irin esconder su cuello con la bata, se acercó a ella lentamente sintiendo su corazón comprimido, escuchó a la chica sorber por la nariz con un fracaso disimulo.

-Chai- murmuró, el chico abrió sus brazo recibiendo a su hermanita en un abrazo, frotando su espalda.

-Yo... No sé lo que hice, Chai...- susurró bajito, la recién nombrada abrió sus brazos recibiendo a su hermanita en un abrazo sanador, frotando a la vez su espalda-.  Se lo negué a Jaehyuk para que luego venga Noey y...- la chica lloró un poco más fuerte-.  No sé por qué no la detuve.

Chai ahora se sintió enojado con Noey, ella debía proteger a Irin de su novio, alterado por el celo de la omega, no tenía que marcarla, en ningún momento tenía ella que hacer eso.

Con algo de miedo, por cómo podría reaccionar la chica, Chai corrió un poco su cabello, notando la marca rojiza de la reciente mordida, en la cueva de su cuello y hombro. Suspiró con fastidio.

-No es tan malo, Irin intentó consolarla. 

-¿S-Sabes lo mal que se siente Noey? - la escuchó preguntar en un tono quebrado-.  Puedo sentirlo, eso es peor... Le quité a su omega, Chai.

-¿Cómo que le quitaste a su omega? Ella te marcó Irin, no es tu culpa, eres la inocente aquí.

-Noey ya no siente la conexión con su omega- murmuró, encogida y dolida ante la mención de ese hecho-. No la siente porque hizo un lazo conmigo, rompió su destino Chai... Ya no tendrá pareja predestinada por... por mi culpa.

Los predestinados eran algo sagrado, eras un afortunado si tenías o encontrabas al tuyo, pero el destino, como todo, podía romperse, y si se creaba un lazo con alguien que no sea tu pre-destinado, la conexión se perdía incluso en las siguientes vidas, a menos que esté se rompiera o se formará un lazo con su verdadero destino.

Una vieja leyenda hablaba de que en un principio, todos tenían una pareja destinada, pero por errores, o por impaciencia al no encontrar el suyo, comenzaron a romper el destino.

Por ese cuento, también estaba mal visto marcar a alguien que no sea de tu destino. Aunque eso había sido de la forma más estúpida y accidental que podía haber ocurrido.

-¡No es tu culpa! - habló el omega mayor con fuerza, Irin quiso golpearlo, su tono la había asustado, haciéndola saltar un poco- Y no es el fin del mundo, Irin, no pasa nada, Noey marcará a su omega y las cosas volverán a lo normalidad.

Escuchó a Irin sorber su nariz.

-Y yo seré una omega con un lazo roto- murmuró, haciendo sentir mal a Chai. 

Los omegas con lazos rotos eran bastante despreciados por los alfas, lo veían como alguien usado y botado a la basura, algo sin valor, además de que su lobo no se recuperaba del todo de la ruptura de un lazo, y quedaba bastante sensible, sufriendo porque su alfa los había dejado. 

No había una manera para resolver las cosas sin que Irin sufriera, y eso le partía el corazón a su hermano, quien se mordió el labio, sin saber qué decir.

-No me gusta sentir cómo sufre, Chai- murmuró la castaña, refiriéndose a Noey, escondiéndose un poco en el pecho de su hermano, buscando ese cómodo aroma a vainilla que solía calmar a todos, aunque no parecia funcionar.

***

Afuera, Heng no supo qué hacer, apenas había llegado a la puerta cuando vio que Noey no había pasado del segundo escalón de la entrada, hablando por teléfono con lágrimas y la voz rota. 

Apenas entendió algo de la conversación, pero parecía que quien sea que estaba del otro lado estaba enojado, y por más que la pelinegra suplicó para que no lo dejara así, terminó por cortar la llamada, dejando a Noey llorando.

Tragó duro por lo dramático de la situación, se acercó a ella a paso lento, colocando una mano en su hombro para que le prestará atención, la chica comenzó a borrar sus lágrimas con fuerza.

-Creí que te irías- dijo el alfa-, ¿Te atascaste entre los escalones?

Noey quiso golpearlo, pero no tenía ánimos suficientes para ponerse a la defensiva.

-M-Mi loba, no quiere irse- dijo- Quiere ir con Irin.

-¿Por qué no le haces caso?

Noey negó.

-Me siento terrible para estar allá.

-¿Cómo sabes si no necesitas estar junto a Irin para sentirte mejor? - Noey hizo silencio, Heng sonrió con la pequeña victoria.

-Te odio, Heng- murmuró la pelinegra, antes de voltearse para entrar de nuevo a la casa, cerrado la puerta, dejando al alfa en la entrada, quien golpeó la puerta con ganas, aunque la chica no se volteó para siquiera mirarlo, dejándolo afuera.

Tocó la puerta del cuarto de Irin con inseguridad, la omega sintió su presencia enseguida, sin moverse, fue Chai quien abrió.

-Tú pareja está afuera de la casa- avisó en cuanto tuvo al omega frente a frente, su tono sonaba monótono, y por más que no estaba usando su voz de alfa parecía intimidar al chico.

Chai le dedicó una última mirada a Irin brindándole apoyo antes de levantarse, saliendo del cuarto, abriéndole la puerta a Heng, quien mantenía un semblante serio y parecía que golpearía a la siguiente persona que se le cruzaría en el camino.

Las chicas habian vuelto a encerrarse en el cuarto y parecía que hablaban de forma decente, así que ambos esperaron inquietos en el sillón de la sala, Chai siendo el más preocupado, no quería ver a su hermana lastimada por una estúpida marca junto a un maldito celo adelantado y un lazo accidental.

-¿Por qué los jóvenes de ahora son tan malditamente dramáticos?

-La juventud no es fácil- suspira el alfa-.  Yo te conocí cuando apenas eras un adolescente, así que estoy seguro que sufriste en tus tiempos de juventud.

-No exageres, Heng- dijo el omega, frunciendo el ceño-. Soy mayor que tú, y la juventud está en el interior, tú pero pareces un viejo gruñón.

Heng rio un poco por la actitud de Chai, su omega promedio no podía ser definido como uno, la mayoría de sus discusiones eran por contestaciones mutuas que terminaron en insultos estúpidos la mayor parte de las veces, siendo algo natural entre ellos.

El alfa no quería seguir discutiendo, así que dejó al silencio reinar. Heng dejaba caricias en su cabello, pequeños besos sobre su cabeza en un intento porque el omega se despejara, pero poco funcionó, y no fue sino hasta que ambas chicas salieron del cuarto (casi una hora después), con una pequeña sonrisa que pudo respirar  en paz.

***

-No quiero que te quedes con una omega que no quieres.

-Lo dices como si no te quisiera, Irin.  Eres mi mejor amiga, y si hay una parte positiva de esto, es que así podré ser tu amiga por el resto de nuestras vidas. 

-¿No... Tu no quieres un futuro con otra persona?

-Aunque así sea, no podría concebir un futuro mejor sin tu compañía. Puedo ser tu alfa, y seguir siendo tu amiga. No quiero que te sientas mal porque rompí mi lazo, y aunque mi omega no me hubiera mandado a la mierda... Igual no te hubiera dejado con un lazo roto.

- Somos pésimas amigas, Noey.

- Asi es...

-...No podía tener una peor mejor amiga que no fuera otra más que tú, ¿No?

-Yo quería un sugar daddy de alfa y terminé con una tremenda pendeja a mi lado.

-Pudrete, Irin – dijo Noey con una sonrisa.

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