Los ojos de Judith se agrandaron ante la historia interna del rumor, que nunca había esperado. Ahora que lo pensaba, parece que esos extraños rumores comenzaron a circular desde el día en que el Vizconde Wirrell irrumpió en la residencia del Duque para salvar a su hija. Entonces, ¿realmente el origen de los rumores es el Vizconde Wirrell?
-Él también está molesto, y todo lo que te lastima al dejarte influir por palabras no confirmadas también es molesto. Si hubiera actuado a mi manera, los habrían encontrado muertos en un río en algún lugar antes con el cuello torcido.
No significaba que estaba siendo paciente hasta cierto punto ahora. Los ojos rojos que siempre la habían sostenido pacíficamente brillaron lo suficientemente salvajes como para hacerla sentir desconocida. La rabia furiosa era bastante sincera.
-Todo lo que te lastimó...
Judith, que lo miraba a los ojos, que poco a poco se estaban nublando de ira, rápidamente envolvió la mejilla de Derek.
-No hagas eso. No tienes que hacer eso.
-Judith, tú...
-Lo haré.
Derek parpadeó lentamente ante las palabras pronunciadas por la voz suave. Ahora parece que no sabe lo que está escuchando.
Aun así, Judith también estaba preocupada por los molestos rumores.
Derek apareció en el mundo social como un hombre destacado como un Duque, y era evidente que si se involucraba con él, le gustara o no, volvería a estar en el rumor.
No quería que Derek escuchara cosas malas porque estaba atado a ella con sus defectos intangibles, y sobre todo...
«No quiero esconderme más».
Mientras recuperaba su energía, se preguntaba por qué tenía que sufrir tanto por algo injusto. Judith no mató a Derek y Sylvia y, estrictamente hablando, ella fue nada menos que una víctima de esa tragedia.
La Marquesa Dyer dijo una vez algo así.
-Como siempre, este piso tiende a interpretar el silencio como algo positivo. No es muy buena idea mantener la boca cerrada sobre el escándalo.
Como ella dijo, el mundo social era así. A pesar de que lo sabía bien, simplemente perdió la voluntad por la pérdida de Derek y se alejó de todo.
Y Judith ahora comenzaba a sentirse motivada para borrar el escándalo. No tuvo tiempo de pensar en nada porque su cuerpo estaba enfermo y su mente estaba nublada, pero ahora que su condición ha mejorado, puedo ver su entorno poco a poco.
Los atroces rumores que se esparcen por todo el mundo lo están poniendo difícil no solo para ella, sino también para quienes la rodean. Así que ahora era necesario sacudirlos adecuadamente. Escapar del pasado que fue un poco injusto y un poco arrepentido. Así que para dar un paso hacia el futuro.
-Así que...
-...
-Solo tienes que quedarte a mi lado.
La rabia como si estuviera hirviendo, se dispersó como una niebla a la menor voz. Sintiéndolo claramente, Derek sonrió con tristeza.
No esperaba que pidiera venganza de inmediato, sino que lo hiciera el mismo sin tomar prestado su poder.
«¿Cómo no puede ser bonita?»
-Cuando te vuelva a ver, hay tantas cosas que quiero hacer.
Su nariz esbelta se frotaba contra la nuca.
-Puedo hacerlo lentamente.
Los ojos de Judith se abrieron ante las palabras de Derek.
-¿Qué es lo que quieres hacer? ¿Qué es?
-No es divertido decirlo ya.
Riendo como un hombre travieso, de repente levantó la vista y le dio un beso de pájaro. La sensación de sus labios siendo presionados y cayendo, algo dentro de su cuerpo le hacía cosquillas. No sabía qué quería hacer Derek, pero nunca le haría daño. Por eso no estaba preocupada.
-De paso... ¿Ya te bañaste?
-Sí. ¡Ahh, espera, Derek!
Cuando abrió la boca, continuó lanzando besos uno al lado del otro. Debido a eso, se le cortó el habla y su rostro se puso rojo.
-Es desafortunado.
Era una expresión explícita de que si hubiera venido un poco antes, habría podido ver la escena del baño.
Fue alrededor de ese momento que la cara frente a ella comenzó a descender lentamente. Respiró hondo mientras apretaba la barbilla y ponía la nariz en la nuca.
Ver sus acciones le recordó el 'dulce olor' que siempre había tenido en la boca cuando era un demonio. Porque él fue quien puso su nariz en su cuello como un hábito para tomar el control.
-¿No puedes olerme ahora?
-Correcto. Pero el olor corporal es mío.
-¿Olor corporal?
Derek todavía barría la piel de su cuello varias veces a través de su olor como un demonio para calmar el hambre. La pulsación constante de los vasos sanguíneos era un claro recordatorio de que estaba viva y respirando.
Dejó escapar una risa agradable cuando el toque le hizo cosquillas y se estremeció.
-En términos de fragancia, esta es más...
De repente, algo tocó entre sus piernas. Mientras inclinaba la cabeza, los contornos del bulto de los pantalones de baile, que no sabía de dónde venía, se reflejaron claramente.
Saco la lengua y le lamió la piel pálida. Un débil gemido escapó de la boca de Judith. Derek desabrochó lentamente el negligé, masticando la piel como para dejar una marca. Un poco de piel blanca se reveló entre ellos.
Ojos rojos brillantes que brillaban como los de un depredador miraron su esternón.
De repente, pareció sentir tensión en su estómago, por lo que Judith juntó las yemas de los dedos. Desde que se había reunido con él, había adivinado que se formaría una atmósfera en la que se desarrollaría una aventura. Era un hecho que podía darse cuenta con solo pensar en Derek, que estaba corriendo hacia ella todo el tiempo.
Judith también recordaba el placer que le había dado, así que no era que lo odiara. Pero, de alguna manera, se estaba poniendo nerviosa. También el hecho de que el último amor fue demasiado largo, y sobre todo... Sigue recordando que tuvo un aborto espontáneo.
De repente, le agarró la barbilla y la miró a los ojos.
-¿Por qué estás tan nerviosa?
Parecía haber notado por qué se sentía avergonzada.
-Si no te gusta, no lo hagas.
¿Por qué la voz apagada es tan desgarradora? Judith puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza.
-En lugar de disgustarme, no lo sé. Tal vez sea porque ha pasado tanto tiempo...
-No tienes que explicármelo. Si así es como te sientes, eso es todo.
Se mordió la mejilla como si no pensara mucho en eso, y cerró los botones que tanto le costó aflojar uno por uno.
Cuando bajó lentamente la mirada, su baile de pantalones aún era convexo. Su rostro es bastante casual, pero por debajo está tan enojado que se sentía feo. En cierto modo, eso fue mucha paciencia.
Judith, que no tuvo el coraje de hacer nada por él, lo miró y lo besó suavemente, sin sentir pena por nada. Derek no entró en pánico, inmediatamente le mordió el labio inferior y empujó con más fuerza. Sus dedos aceitosos se envolvieron alrededor de la nuca de Judith y la acercaron más.
-Entonces, ¿qué comiste hoy? -preguntó como un tutor revisando tareas.
-Bueno. Comí con mi hermano y comí el postre con la Marquesa Dyer.
Derek le acarició el cabello como si lo alabara y miró a Judith. Aunque su tez ciertamente mejoró, todavía estaba lejos de sus estándares.
Deberías mejorar pronto. Incluso con ese pensamiento en mente, también estaba trabajando duro por su cuenta, por lo que no se atrevió a decirlo en voz alta. En cambio, contó una historia diferente.
-Dijeron que pronto habría un baile en el Palacio Imperial.
Judith también estaba al tanto de las noticias de la Marquesa. Más bien, era bastante extraño escuchar al público hablar primero de su boca. Siempre fue su trabajo contarle las noticias.
-Escuché de Nocturne qué el baile necesita un compañero.
Si fue Nocturne, fue su ayudante quien vino a entregar su regalo aquí hace una semana.
-Si, así es. Por cierto, ese hombre llamado Nocturne es una persona, ¿verdad?
-¿Por qué? ¿Tienes miedo de que sea malo?
No podía decir que no, así que asentió con la cabeza.
-Es una persona. Y ahora que he limpiado todo en el Reino de los Demonios, no habrá más demonios viniendo aquí en relación con mis asuntos.
Judith, que ahora está harta de los demonios, no pudo evitar amar las palabras.
-¿Entonces lo contrataste? ¿Cómo?
-Lo contraté por dinero.
-Tú... ¿Tienes dinero?
Derek sonrió con un '¿Crees que soy un mendigo?' y extendió sus manos hacia el suelo.
Después de un tiempo, innumerables monedas, oro y plata, llovieron debajo de su mano. Cayeron al suelo, seguidos de un fuerte ruido fricativo.
Los ojos de Judith se abrieron ante el inoportuno bautismo del dinero, pero luego sonrió con desesperación. Le llamó la atención de nuevo que todo el sentido común del mundo no funcionaba frente a él.
-Eso es lo que soy.
Derek abrió la boca, empujando el billete que se tambaleaba con el pie.
-¿Te gustaría asistir como mi pareja?
-¿Te refieres al baile real?
-Correcto.
-Bien... Para hacer eso, creo que primero tendré que obtener el permiso de mi hermano.
Además, pensó que sería bueno aclarar los rumores antes de asistir al banquete. Judith escondió el interior, que no podía sacarse de la boca, con una leve sonrisa.
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Unos días más tarde.
Judith respiró hondo y miró por la ventana. Era la Marquesa Dyer la que tenía un gusto diferente al Marqués de Lepis.
Tal vez en este momento no pueda verla en la sala de estar, pero la fiesta del té está en pleno apogeo en el jardín. Y todos los que se sientan en esa mesa y charlan...
Inteligente.
De pronto se abrió la puerta cerrada y apareció la doncella de la Marquesa.
-Señora, el maestro me ha dicho que la lleve al jardín ahora.
-Bueno.
Judith se levantó del sofá y siguió a la criada. Hoy fue la primera vez que se preparó para negar los rumores que la rodeaban. Judith pidió ayuda a la Marquesa, quien gustosamente le tomó la mano.
No solo eso, sino que la actitud de tomar la iniciativa y sugerir cosas parecía ser genuinamente feliz de que Judith finalmente decidiera ir a una reunión social.
Cuando entró al jardín, escuchó la risa de mujeres amigables. La Marquesa Dyer, quien miró a Judith primero, sonrió mientras ella arqueaba las cejas.
-Hubo un invitado más hoy, pero no he podido presentarla.
-Oh Dios mío. ¿Había más invitados?
-¿Quién es?
Las mujeres que aún no habían visto a Judith parecían estar tranquilas. La Marquesa Dyer se levantó lentamente para encontrarse con Judith. Luego, los rostros de quienes la vieron comenzaron a ponerse rígidos uno por uno.
-Hola a todos. Deben saber quién soy, ¿verdad?
Judith sonrió brillantemente mientras miraba a los rostros que mostraban emociones de asombro, desconcierto y vergüenza.
-Encantado de conocerte, Judith Lepis.