Solo Ella • Max Verstappen

By WolfieEM

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«Que el mundo y yo te queremos de veras, pero yo siempre un poquito más que el mundo» Max y Olivia; dos mundo... More

prólogo
personajes
capítulo 1
capitulo 2
capitulo 3
capitulo 4
capitulo 5
capitulo 6
capitulo 8
capitulo 9
capitulo 10
capítulo 11

capitulo 7

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By WolfieEM

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Inglaterra, 2019
Max

Aprieto el volante del simulador entre mis dedos y sonrío satisfecho por el nuevo tiempo que he registrado en la vuelta del próximo circuito que competiremos después de las vacaciones de verano.

Pasé toda la noche y la tarde en el simulador, por lo que no había cerrado los ojos ni un minuto debido a que no podía dormir. Tener problemas de insomnio no es algo nuevo para mí, así que trato de aprovechar el tiempo en el simulador para mejorar en cada carrera.

La pantalla de mi móvil se ilumina sobre el escritorio a mi derecha y miro de reojo el dispositivo.

Suelto el aire retenido en mis pulmones y tomo el móvil con un suspiro frustrado para responder al único individuo en el mundo capaz de llamarme más de cincuenta veces en un solo minuto.

Si, ese es Daniel.

-¿Qué?- contesto de mala gana.

-Uy, ¿por qué cada que te hablo estás de peor humor?- me reclama como niño.

-Voy a colgar- amenazo.

-¡Ya! Te hablo porque no has respondido a los mensajes del grupo. ¡Ni siquiera los has visto! - exclama de vuelta.

Cansado de lo mismo, me levanto y me dejó caer sobre mi cómoda cama, sosteniendo el móvil con una mano.

Si no contesto los mensajes es porque siquiera me apetece hacerlo, en serio. Odio hablar por mensajes y ni se diga por llamada; en especial si es con un idiota de rizos.

-No me interesa lo que hablen en el grupo, además, ustedes solo hablan cuando quieren tomar.

-Que cascarrabias eres- gimotea- y el abuelo según soy yo.

-Cállate.

-Como sea, nos reuniremos en la casa de Carlos, como siempre.

-¿Pretendes que maneje de Londres a Woking solo para ver sus horribles caras como si no los viera todo el año?

-No te preocupes, ya se que me extrañas y no puedes vivir sin mí - bromea.

-Antes muerto- río.

-Ademas, es menos de una hora, pero como soy tan buen amigo, pasaré por ti en quince minutos - sentencia.

-¿Qué?

-Nos vemos, Maxi..

-No, espe...- el desgraciado me ha colgado.

Gruño por lo bajo y, conociendo cómo es Daniel, corro a tomarme una ducha lo más rápido posible para tratar de ponerme decente y que no parezca que he pasado más de veinte horas frente a una pantalla, aparentando que mi trasero no está adolorido por estar tanto tiempo sentado.

Tomo lo primero que encuentro en mi armario, una camiseta negra y unos vaqueros son más que suficiente. Me visto lo más rápido que puedo porque el cabrón de Daniel es capaz de venir lo más pronto posible solo para molestarme.

Miro la hora y me apresuro a ponerme los zapatos cuando justo el timbre de mi casa resuena en todo el lugar.

Tomo mi móvil, cartera y las llaves de la casa para salir.

-Jodido Daniel, haz venido tan rápido solo para fastidiarme- digo al abrir la puerta, pero me quedo bloqueado al ver a la pelinegra del otro lado-¿Meghan?- digo extrañado al verla.

-Hola, guapo- me saluda con una radiante sonrisa para después dejar un beso en mi mejilla y adentrarse a la casa, donde toma asiento en el sofá de la sala.

La sigo con los ojos viendo como se pone cómoda mientras palmea a su lado para que la siga.

-¿Qué haces aquí?- la miro, cerrando la puerta y caminando a ella- No me dijiste que vendrías.

Sus cejas se disparan mientras me mira atenta.

-Me tienes muy abandonada, Maxi- dice con un ligero puchero en sus labios- te fuiste de vacaciones con tus amigos dos semanas.

-Bueno, tu siempre te vas con los tuyos, no veo nada de malo que yo también pueda hacerlo- me encojo de hombros despreocupado.

Meghan me dedica una mirada un tanto indignada y se cruza de brazos, negando.

-Lo sé, pero recuerda que al final somos pareja- nos señala.

Suelto un suspiro y me recargo sobre el respaldo del sofá.
Honestamente no me aparece tenerla en estos momentos y mucho menos que me tenga que recordar cosas que ya se, no soy estúpido.

Pero no entiendo este cambio de actitud, antes siquiera se preocupaba sobre nuestra falsa relación, y últimamente parece querer vivir en torno a ella.

-Una relación falsa, Meghan- digo directo- no tienes que fingir cuando estamos solos.

La pelinegra suelta un gruñido frustrado al ver qué no le hago caso a sus caprichos.

-Te recuerdo que tenemos que cumplir nuestra parte del trato - dice tajante- pude haberte acompañado a Wimbledon con tus amigos, ¿te imaginas? Siendo fotografiados juntos, como la pareja perfecta que todo el mundo cree que somos.

La sonrisa que tiene en la cara al decir aquello me dan náuseas y me provoca un nudo en el estómago.
Eso es lo que tanto busca Meghan, su propio beneficio a partir de mí. No le intereso yo, me ha quedado bastante claro.

-No tenemos que fingir todo el tiempo- la miro- además quería estar con mis amigos.

-Maxi, piensa en mi, en ti- dice seria - hace mucho que no estamos en el ojo público, creo que es momento de darle a la gente de que hablar, así no pensarán que lo hemos dejado o algo así, eso sería terrible.

-¿Terrible para ambos o para ti?

-Obviamente para ambos- dice digna.

-Mira, Meghan, tengo que ir con los chicos y sinceramente no me apetece hablar de estas cosas en este momento, dejémoslo para otra ocasión.

Me paro listo para irme, pero me detiene.

-Iré contigo- toma su bolso y camina hacia la salida.

-¿Qué?- la miro aterrado- Es una reunión de chicos.

-Deja esa bobada, Max- dice fastidiada- solo quiero pasar tiempo contigo.

Abro y cierro la boca, alucinado.

Ella jamás había insistido tanto en querer estar conmigo, en otras ocasiones siempre buscaba la manera de huir e irse con sus propios amigos en cuanto conseguía darle de que hablar sobre nosotros a los medios y ya.

-Meghan- advierto.

-Por favor, Maxi- ruega.

Paso las manos por mi cara y abatido, no me queda más que aceptar.

-De acuerdo - digo rendido.

-¡Si!- aplaude, abriendo la puerta y arrastrandome con ella.

A lo lejos diviso el auto de Daniel acercarse y estacionarse en el frente. Este se baja y la sonrisa que traía dibujada en el rostro se le borra al ver a la chica que está aferrada a mi brazo, como si tuviera miedo a que me escapara.

-Vaya, no esperaba esto- vacila- Meghan, ¿Qué haces tu aquí?

Directo, este es el Daniel que se revela cuando su preciada tarde de chicos se ve arruinada.

-Soy la novia de tu amigo, Daniel, puedo ir a dónde él va- responde con un tono duro.

-¿Ahora te apetece ser la mejor novia?

Meghan le lanza una mirada de fastidio y Daniel parece divertirse por lograr su objetivo.

-No se si Max ya te haya dicho, pero - la mira- es una reunión de chicos, solo nosotros- nos señala- las chicas no están invitadas.

-Ni siquiera sabrán que estaré ahí, solo quiero pasar algo de tiempo con Max, es todo - responde.

Daniel me da una mirada y muy disimuladamente me da una señal para que le diga a Meghan que no irá con nosotros.

Pero es tarde cuando la chica se monta al carro y cierra la puerta de golpe.

-Mi coche vale una fortuna, si algo le pasa después de eso tú lo pagas- me señala acusadoramente.

-Solo vámonos - digo harto de la situación.

-Ni de coña- me frena con una mano en el pecho - esto es una reunión de chicos y con Meghan presente será incómodo cuando esté tomando fotos todo el tiempo para hacerle saber a todos de su linda relación.

La ironía resuena en su voz con lo último.

Pero tiene razón.

-Ya le dije que no y se ha negado a hacerme caso- exasperado le digo.

Su expresión demuestra muy bien las ganas que tiene de contestarme, pero decide dejarlo por la paz y montarse en el coche, seguido de mí.

El camino es un rotundo silencio. Daniel pone algo de música en la radio y le sube al máximo volumen cuando Meghan intenta sacar algo de conversación.

En otras circunstancias diría algo, pero ahora lo único que me apetece es transportarme a otro lugar tan lejos para no tener que soportar a alguien.

Daniel parece tan apurado a llegar a nuestro destino que le aumenta la velocidad al coche como si estuviese conduciendo un jodido fórmula uno y me tengo que agarrar del asiento, porque, aunque yo conduzca un monoplaza a más de trescientos kilómetros por hora, no le confío mi vida a nadie que esté al mando del volante y que ese no sea yo.

La gran casa de Carlos se divisa a nuestros ojos y sin siquiera tocar, el moreno se pasa como si fuera su casa, seguido de nosotros, claro.

Todos los chicos están aquí, sentados al rededor de la gran mesa, junto a un paquete de cartas y bebidas en el centro.

-¡Por fin llegan!- Carlos abre los brazos aliviado de vernos.

-Max es más difícil de convencer que una mujer- Daniel me tira al frente, haciendo que los demás rían.

-Anda, pero no vienen solos- George murmura por lo bajo pero logramos escucharlo.

Meghan saluda a los chicos con un movimiento de manos antes de pasarse a uno de los sofás y aplastarse ahí por toda la tarde y noche.

Con una mueca me dirijo a hacerle compañía a los chicos y comenzar con lo nuestro.

Lando reparte las cartas y aunque el muy cabron ni siquiera sabe jugar, se las apaña para meter cizaña y hacer que el juego se vuelva más emocionante.

La primera ronda la gana Pierre, quién con una cara de orgullo postea una foto en instagram con la leyenda "siendo el padre de estos perdedores".

Para la segunda vuelta Daniel está tratando de esconder una sonrisa mientras barajea las cartas.

-No dejen que Pierre barajee las cartas- Carlos le señala.

-Hermano, tienes que aprender a perder- toma un trago a su bebida- mira a Max, siquiera le importa.

Me señala y todos me miran, pero en realidad estoy tratando de descifrar como ganarle a estos idiotas. Odio perder, así que no voy a dejar que pase de nuevo.

La segunda ronda comienza y en medio de risas y estrategias, noto que Daniel lanza una mirada furtiva hacia su mano y luego a las cartas de Carlos. Levanto una ceja y niego con una sonrisa divertida.

-Daniel, ¿estás planeando asaltar las cartas de Carlos?- Charles le mira con una sonrisa socarrona y Daniel levanta las manos en señal de inocencia.

Las risas y las bromas continúan mientras avanzamos en el juego. Finalmente, llegamos a la última ronda y las apuestas están en su punto máximo.

-Deberíamos apostar algo- sugiere Lando, antes de que todos revelemos nuestras cartas.

-Opino lo mismo- Pierre mueve las cejas tentado.

-Un salto a la piscina los perdedores- George propone.

-¿Con este jodido frío?- digo.

-Hombre, ¿a caso tienes miedo de perder?- me burla Daniel, tocando me la barbilla.

-Quisieras, voy a ganar- digo más que decidido.

Todos revelamos nuestras manos y, para mi sorpresa, tengo la mejor combinación. Grito en triunfo aventando las cartas en el centro y las caras largas de los chicos me hacen soltar una risotada, que no se en qué momento estos cinco cabrones se han tirado a la piscina.

Tomo algunas fotos divertido y al momento de cambiarse, deciden jugar otra ronda pero ahora del dichoso juego uno.

-Cabron, ni se te ocurra tirarme un más cuatro - Carlos le señala de manera amenazante a Lando, pero este hace caso omiso y al moreno le toca comerse cuatro cartas.

-Oye, ¿Has hablado con Olivia?- Charles saca el tema a relucir.

-¿Quién es Olivia?- Pierre y Daniel parecen perdidos.

-¿Tienes que sacar el tema justo ahora?- le recrimino a Charles, mirando sobre mi hombre a la pelinegra que está sumergida en su celular y no parece prestarnos atención.

-Estaríamos platicando cómodamente si alguien no hubiese traído a su novia- Me la devuelve.

Giro los ojos antes de tirarle una carta de bloqueo, ganando una mirada indignada del monegasco.

-No he hablado con ella- susurro.

-Vuelvo a preguntar, ¿Quién es Olivia?- Daniel y Pierre me miran intrigados.

-Nadie que les importe, par de chismosos- contesto.

-La chica del club- me revela George.

Daniel me mira con la boca entreabierta, entre emocionado y sorprendido.

-Gracias, George - digo con ironía al Ken del grupo.

-De nada- sonríe inocente.

-Resultó ser la mejor amiga de Lia - Lando tira sus cartas.

-Que pequeño es el mundo- ríe el de rizos.

-Ni que los digas- suelto.

Antes de que alguno diga algo, Meghan se acerca a la mesa y todos nos quedamos callados.

-Maxi, quiero irme- posa sus manos sobre mis hombros, logrando tensarme.

-Meghan, estamos en medio de una partida- digo.

Los chicos me miran con cara de "para que la trajiste", pero a este punto siquiera creo que alguno de ellos quiera batallar con la chica.

-Solo es un juego, ¿por qué no nos vamos a otro lugar?

No me deja responder cuando me quita las cartas para dejarlas sobre la mesa y tomarme del brazo para levantarme.

-Meghan, ni siquiera traje auto, déjate de tonterías- respondo un tanto cansado de su actitud, y puedo ver cómo los chicos me levantan el pulgar por mi contestación.

Nunca se había comportado así, y de la nada ha estado insoportable.

Esta no es la Meghan conozco.

-Por favor- suplica.

Contengo un suspiro frustrado y para evitar una escenita, no me queda nada más que despedirme de los chicos y salir de la casa sintiendo los pasos de la pelinegra perseguirme.

Esto lo he hecho más por los chicos y porque no tengan que aguantar este tipo de cosas.

¿En qué jodido momento se apareció por mi casa e insistió en venir?

En el camino Meghan nos guía a una especie de cafetería, me toma del brazo y nos adentra para protegernos de la tarde helada de Woking.

Meghan se encarga de hacer el pedido, mientras permanezco con la cabeza baja, aburrido y con ganas de querer irme a casa.

-Quiero una mesa para mi novio y para mí, y dos chocolates calientes- pide.

La palabra novio me crea una especie de conflicto, por lo que al alzar mi mirada para verle, mis ojos se topan con aquella  chica de ojos azules que luce más sorprendida que yo.

Miarda, ¿tenía que pasarme esto justo ahora?

Su mirada atraviesa una pizca de decepción al verme con Meghan y no puedo evitar sentirme la persona más terrible del mundo.

Olivia asiente y anota nuestro pedido.

-Pueden escoger cualquier mesa disponible- dice- en un momento les llevaré su orden.

Me da una última mirada antes de darse la vuelta y adentrarse a una especie de cuarto.

Meghan me jala consigo a una mesa cerca de la ventana, mientras comienza a hablarme de su último viaje que hizo a Francia con sus amigos, pero no le prestó una mínima de atención.

¿De todos los lugares, tenía que encontrarme con Olivia en este? ¿Y justamente, con Meghan?

La vida me odia, eso es seguro.

Si ella supiera que todo esto es una farsa, probablemente las cosas serían diferente, incluso los chicos me lo advirtieron.

Pensará que soy un jodido imbécil que engaña a su "novia" y se las anda haciendo de chulo en los clubs con cualquier chica, cuando eso es completamente erróneo.

No haría eso ni de coña, no soy tan estúpido.

Si Meghan y yo estuviésemos en una relación real, seguro que las cosas serían diferentes, pero es totalmente lo opuesto y el destinó decidió entrometer a Olivia en mi camino y hacer que no pueda sacarla de mi mente ni un jodido día.

Cuando Olivia se acerca con nuestro pedido, nuestras miradas se encuentran por un instante, pero la desvía rápidamente.

Miro el pedido que deja sobre nuestra mesa y me percato que su mano está ligeramente roja. Frunzo el ceño ante eso.

-Que lo disfruten- sonríe forzadamente antes de retirarse.

-Ese labial rojo no le queda - menciona Meghan con un toque de desdén.

Frunzo el celo, molesto.

El rojo es su color, y ese labial es totalmente lo que me vuelve loco de ella.

-No hables así de ella.

Ahora me mira con una mirada inocente.

-No dije nada malo, solo la verdad- se encoje de hombros.

Decido no responder nada más y me concentro más en la taza de chocolate colocada frente a mí, que prestarle atención a la pelinegra que solo me habla de su bolso de diseñador que ha comprado en su último viaje.

Miro disimuladamente en dirección a la barra donde Olivia se encuentra. Parece absorta en su mente, lo se porque el chico alto que está junto a ella le palmea el hombro para llamar su atención y decirle algo.

Necesito encontrar la forma de hablar con ella y explicarle todo antes de que piense que soy un infiel de miarda.

-Max, estás muy callado. ¿Pasa algo?-pregunta Meghan, interrumpiendo mis pensamientos.

-No, no es nada - contesto, tratando de aparentar normalidad.

-¿Entonces por qué estás tan callado?- inquiere- ¿Fue por lo que dije? Solo fue un comentario cualquiera.

Intenta defenderse, pero siquiera es por ello aunque una parte me halla molestado.

-No es eso, olvídalo.

-Dime, necesito saber que te pasa- exige saber.

Con un suspiro, decido preguntarle algo que me ha martillado al cabeza desde que se apareció en mi casa.

-¿Por qué te empeñas seguir aparentando nuestra "relación"?- la encaro, parece estremecerse porque sabe de lo que hablo.

-¿De que hablas?- se hace la desentendida.

-Nosotros, no es real, no somos una pareja.

Meghan me mira ligeramente dolida, haciendo que frunza el ceño.

-Maxi, yo sé que puede ser difícil- dice- al principio para mí tampoco fue fácil, pero luego entendí que esto podía ser bueno para los dos- me mira- a la gente le gusta vernos juntos.

La miro negando, indeciso.

-No me gusta esto - confieso.

-¿Qué?- me mira preocupada- llevamos un año en esto, y estábamos bien, ¿que ha pasado?

-Es solo que estoy cansado de toda esta farsa- nos señalo- da igual lo que la gente diga, no me interesa.

-¿Por qué piensas solo en ti?- dice molesta.

Bien, aquí va otra escena.

-No estoy siendo egoísta, pero creo que es momento de parar.

-No- dice más que decidida y con toque rencoroso.

-Escucha...

-No, escucha tu- me interrumpe- tenemos un contrato que cumplir y estoy muy segura que a tu padre no le gustará que dejemos lo nuestro.

-A mi padre no tiene que importarle lo que haga.

-Pues me parece que si, te controla la vida y el sabe lo que hace por el bien de tu carrera.

Touche. El que mi padre me controle en cada decisión que tome no es algo que me mantenga muy orgulloso.

Parezco un perro faldero detrás de él.

Echo la cabeza hacia atrás dejando soltar el aire retenido en mis pulmones y me paso las manos en la cara.

Esto será más difícil de lo que creí.

Decido que lo mejor es quedarme callado antes de que se le ocurra tirarme el chocolate encima si sigo insistiendo, así que me lo bebo de un solo trago.

Mi mente vuelve a pensar en la chica de ojos azules y mi vista da hacia ella en el momento que entra en una especie de almacén.

Bien, es mi oportunidad.

-Necesito ir al baño- digo rápido al pararme y emprender mi rumbo.

Cuando estoy cerca del almacén, sin que nadie me vea, me adentro a éste, cerrando velozmente la puerta y apoyandome sobre esta.

La espalda de la castaña me recibe, toma un par de cafés y al momento de girarse suelta una especie de grito, que en otros momentos me burlaría, pero no ahora cuando tiene cara de querer darme un buen golpe.

Algo me sin duda me merezco.

✧⁠*⁠。

Olivia

Esto tiene que ser un chiste, uno de muy mal gusto.

Max y yo encerrados en un almacén, y mis ganas de querer matarlo no son la mejor combinación cuando estoy a nada de hacerlo, pero por el bien de mi integridad y no meterme en más problemas, no lo haré.

Ha sido jodido verle con su novia. No paro de repetirme que soy la peor persona del mundo por meterme con él, y mucho menos cuando los chicos le han visto con ella.

-¿Qué haces aquí?- lo encaro, con enojo en mi voz.

Claro, no iba a hablarle angelicalmente cuando me ha mentido y se ha enrollado conmigo teniendo novia.

Menudo imbécil.

-Escucha, se que en estos momentos quieres matarme.

-No tienes ni idea de las ganas que tengo de hacerlo- le afirmo.

Veo como traga nervioso, pero no se inmuta ante mi provocación.

-Lo entiendo, pero tienes que creerme cuando te digo que todo lo que viste y escuchaste, es completamente falso- responde en seguida.

Mis cejas se hunden, extrañada al escucharlo.

¿Falso? ¿Esa es su excusa para librarse de lo que ha hecho?

-Que gran excusa, muévete, tengo trabajo que hacer- intento apartarlo, pero es más grande y macizo que yo, así que no puedo moverle ni un centímetro.

-Olivia, por favor, escúchame...

Me súplica con la mirada, pero no me fío.

Me ha mentido.

Se ha liado conmigo teniendo novia y eso es más que una traición.

Si piensa que soy la clase de chica que se mete con el novio de otra, está complemente equivocado. Es una aberración y una falta hacerlo, y no me siento orgullosa al haber sido el cabo aquí.

Lo único que siento es repulsión y asco.

Tuve que haberme negado a irme con él esa noche. Es más, ni siquiera debí dirigirle la palabra en cuanto me habló y así todo esté lío no hubiera sucedido.

Pero hice todo lo opuesto y ahora soy una tipeja.

-No, Max, escúchame tu a mí - le miro fijamente - te acostaste conmigo teniendo novia, me mentiste no solo a mí, sino a ella.

El rubio niega.

-No es mi novia- responde, y suena muy convencido por sus palabras, pero una parte de mi no quiere creerle.

-Escuché perfectamente como te ha llamado - le recuerdo la escena.

-Pero no lo soy- dice impacientandose- lo de nosotros no es más que una jodida relación forzada.

¿Qué?

Tiene que estar bromeando.

Relación falsa mis ovarios.

-Menuda excusa más terrible te has inventado- bufo.

-Estoy diciendo la verdad- dice impaciente.

-Como sea- lo ignoro - solo quítate, tengo trabajo que hacer.

No se mueve, parece muy decidido a querer arreglar algo que para mí, no tiene solución.

Giro los ojos cansada y trato de abrir la puerta, pero me toma de la mano para impedirlo.

-¡Auch!- la quitó rápidamente.

Me ha tomado la mano que está lastimada.

Max clava su mirada en mi mano y después en mí.

-¿Qué te ha pasado?- inquiere.

-Me he quemado con un poco de café, nada del otro mundo- respondo cortante.

-Olivia...

-Para, Max- le freno- no quiero escucharte en estos momentos, es más, no intentes buscarme después de esto, olvida toda la miarda de ser amigos y esas chorradas, no va a funcionar.

Mis palabras parecen crear un efecto en él, porque su mirada se pinta de dolor.

Se que quizá estoy siendo una cabrona por comportarme así, pero no puedo hacerlo de otra forma después de que me ha mentido.

-Te estoy diciendo la verdad- responde firme.

-Ahorratelas, no quiero saber nada- respondo por último.

Esto está mal.

Salgo del almacén y la cara de Nolan aparece en mi frente.

Mira sobre mi hombro al interior del almacén, donde un Max abatido se encuentra, y después vuelve a posar sus ojos en mí.

-¿Qué carajos?- Nolan parece más sorprendido que extrañado.

Genial, lo que faltaba.

-Solo no digas nada- digo entre dientes, esquivándolo para continuar mi rumbo.

Voy directo a la barra para continuar con mi trabajo y hacer como que nada ha pasado.

No soy consciente de nada más, me dedico a terminar mi turno que ni siquiera me percato de cuando Max y su novia se han retirado del lugar.

Esto es una miarda.

Decir que me siento terrible es poco. Es como traicionar a una amiga, porque, aunque no conozca a la chica, se que no se merece algo así.

Nadie lo merece.

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