El Mejor Amigo De Mi Padre.

By maarlpzz

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¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero n... More

Reparto.
Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Breaking News.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Epílogo.
II.
Extra I.

Capítulo 5.

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By maarlpzz

Capítulo 5| Tócame, soy toda tuya.

Antonella Cavalcante:

Desde que tenemos dieciséis años, Eleanor y yo hemos venido a esta cafetería cerca del instituto al que solíamos ir, también estaba cerca del centro comercial y de muchas cosas que en su momento nos gustaban.

Hoy, como casi todos los domingos siempre que nos veíamos, nos encontrábamos aquí desayunando.

Me había levantado a las nueve de la mañana y estuve lista a las 10 y media para que ella pasara por mi a hora puntual.

—¿Como tu padre ha podido hacerle eso a Nate?— dice con el ceño fruncido y su taza de capuchino en mano— No lo entiendo, sabe que a su hijo no le gusta esta vida.

Siento un nudo en el pecho.

—Parece que todos lo saben menos él o intenta ignorar los verdaderos deseos de su hijo.

—Tienes que hablar con él, Nelly.

Negué.

—Nate me dijo que me mantuviese alejada del tema y la situación.

—¿Y que hará, renunciar a lo que quiere por cumplir lo que su padre le impone?

Me alzo de hombros.

—Tenemos que aceptarlo, Eleanor, papá se ha salido con la suya.

Ella bufó.

—He ido a ver a Lionel ayer— suelto para cambiar de tema pero inmediatamente lo hago veo que me he metido a la boca del lobo.

—¿Por eso no te he visto al finalizar la fiesta?

—Le he dicho a papá que me dolía la cabeza y con todo el drama no dudó en dejarme ir.

Tuerce los labios.

—¿Y por que esa cara de momia y ese tono de pesadez? ¿que ha pasado?

—Lo he encontrado con otra mujer— confesé.

Sentí otra vez ese nudo en el pecho.

—No tengo que animarte a que sigas.

—Era Irene Dubois.

Eleanor ladeó la cabeza.

—Se rumorea que se van a casar, Antonella— me dice en tono de advertencia— No quiero que salgas lastimada.

Me relamí los labios.

—No va a casarse— dije firme.

No puede hacerme eso.

—¿Quien te lo dijo? ¿él?— repuso.

—Sí.

—¿Y tú piensas creerle? ¿eres así de estúpida?

La mire con indignación.

—No soy ninguna estúpida.

—Me estás haciendo dudar— hace una pausa para beber de su taza— Va a casarse y tú en el fondo lo sabes.

No, no puede hacerme esto.

(...)

—¡Que bueno que has llegado!— exclama papá con alegría al verme pasar por las puertas de la entrada. Lo miro con el entrecejo fruncido.

—¿Para que me necesitas?— me dejo guiar por él hacia el comedor donde me encuentro con varios de sus socios y mi hermano como nuevo integrante— No estoy sola— intento decirle.

Maldigo al cielo al ver allí a Lionel y maldigo aún más cuando Bash entra detrás de mi y sonríe al ver a su mejor amigo.

—Bash, ¿que haces aquí?— pregunta este.

Bash me mira y luego mira a mi padre.

—Antonella ha pasado por mi para que viniese a verte.

Nate se pone de pie.

—Siéntate— ordena mi padre y este hace lo que se le pide— te quiero fuera de mi casa.

—No vas a echarlo— casi rogué que no fuese a hacerlo.

Me mira desde arriba y decide coger a Bash del cuello de la camisa y estamparlo contra la pared.

—Suéltalo, papá— lo agarre fuerte del brazo, intentando alejarlo.

—Sácalo ahora mismo de mi casa, Antonella.

Joder.

Trago duro y cojo a Sebastian del brazo para dirigirlo nuevamente a la salida. Murmuro un sinfín de "lo siento" y él trata de calmarme diciendo que no es mi culpa que le caiga como el culo a mi padre.

Ordeno a Carlo a llevarlo por que hemos venido en mi auto y me despido de él con un casto e inocente beso en los labios.

—¿Cuantas veces te he dicho que no lo quiero dentro de esta casa?— me interroga antes de que pueda llegar a las escaleras. La puerta de la sala está cerrada y eso nos da más intimidad.

—Sebastian ha sido muy respetuoso contigo, conmigo y esta familia, no entiendo cuál es tu odio hacia...

—¡Por que no quiero a su familia cerca de la mía, Antonella! ¡No lo quiero cerca de ti ni cerca de Nate!— me grita en la cara, haciéndome exaltar— ¡¿Tan difícil es para ti entenderlo?!

Nunca me había gritado, por lo menos no de esta manera tan salvaje. Levanto la cabeza y lo miro con mis ojos cristalizados. Veo en los suyos arrepentimientos pero estoy muy afectada que lo dejo pasar por alto.

—No volverá a pasar, señor.

—Eso espero o habrán consecuencias.

Cuando al fin pude subir a mi habitación me encuentro con Eleanor usando su móvil, tirada en la cama. Había salido de la cafetería antes de que yo para así poder estar presentable para que su padre pasaran a recogerla por unos días.

—¿Tienes todo listo?— rompí el silencio.

—Sí, papá está a cinco minutos.

Juego con mis dedos.

—No quiero que estés enojada conmigo, Elle.

Me miró con la mirada más tierna que nunca he visto en mi vida y mi cuerpo se relajó.

—No estoy enojada contigo si no de tus acciones. Quiero que veas que estás tomando malas decisiones.

—Lo sé— me mordí el labio inferior con fuerza hasta que me ardió— pero cuando estoy cerca de él...

—Lo sé— me interrumpió con suavidad— es lo mismo que siento por tu hermano... es un sentimiento que no puedo controlar.

Asentí, agradecida de que me entendía.

Unos toques en la puerta nos hicieron ponernos rígidas. Lionel se había adentrado a mi habitación con seguridad y una botella de bourbon en la mano.

Aquí íbamos.

—¿Estas ocupada?— habló, tambaleándose hacia mi.

—Voy a irme, papá ha llegado— Eleanor huyó fácilmente de la situación.

—¿Que es lo que quieres?

Un día había pasado desde que lo encontré en su acto con Irene Dubois. No me había buscado, no me había llamado y solo supuse que había vuelto a terminar con ella lo que empezó. Me había afectado tanto que cuando llegue a casa me encerré en una burbuja de malos pensamientos.

—¿Para que exactamente has traído a ese muchacho a casa?

"Ese muchacho", no deje pasar desprevenida la forma en la que lo llamó.

Negué con ironía, increíble lo que estaba escuchando.

—¿Que es lo que realmente necesitas, Lionel?—pregunto nuevamente.

—Ya te lo he dicho. Necesito saber...

Las interrogantes en mi cabeza se reflejaban en mi cara, de eso no tenía dudas. Le arrebate la botella de mala gana y me negué a dársela para que no hiciera o dijera más estupideces.

—Mi vida personal no es de tu incumbencia— no se cuantas veces le he dicho aquello.

Pero como mismo a mi me afectaba lo que él hacía con al suya, a él le afectaba lo que yo hacía con la mía.

—Todo lo que te conlleva a ti es de mi incumbencia.

—No cuando ayer te estabas revolcando con otra— mencioné— no olvidemos eso.

—Ella no significa nada para mi.

Me alce de hombros.

—Eso lo sé, por que si a mi me dices amar, ¿que le espera a ella?— ataco con la garganta llena de púas.

Intentó llegar hacia mi.

—Déjame en paz.

—No puedo.

Me tape los ojos con una mano y evite que las lagrimas salieran de ellos. Toda esta situación era exhaustiva para mi, siempre lo era pero no iba a llorar.

— Te he entregado mi corazón en la manos, Lionel y tú te has encargado de...— ni siquiera termine de decirlo— Si no puedes estar conmigo de manera correcta, déjame ir— pedí, buscando sus ojos.

Negó.

—No puedo— susurró de vuelta— No quiero.

—Se acerca de los rumores.

—No voy a casarme con ella, Nell— apretó los puños a su costado— no la amo y nunca la amaré.

—¿Y a quien amas?

Sabia la respuesta a ello.

—A ti.

—Tienes una manera muy peculiar de amar— musité sin perder la fortaleza.

Decidió que era momento de acercarse a mi y cogerme del cabello para que no pudiese alejarme. Su aliento caliente golpeaba mis labios, haciéndome cerrar los ojos con deleite.

Mi móvil sonó justo en el momento y lo empujé para tomar la llamada, aprovechando su desconcierto. Era Bash, invitándome a pasar la noche con él luego de cenar en uno de mis restaurantes favoritos y dar una vuelta por la cuidad.

Oferta que no pude rechazar.

—¿Vas a salir?

¿Para que mentirle?

—Sí, Sebastian me ha invitado a pasar la noche con él.

Lo escuché reír sin gracia y luego sentí como me arrebataba la botella de la mano y la alza ante mi para dar un largo trago.

—Que tengas una buena velada.

(...)

Me subí a la limusina que estaba esperándome frente a casa, le dije a mi hermano que me cubriera diciendo que me encontraba con Eleanor y su madre. Bash estaba dentro y me recibió con un muy caliente beso en donde termine en su regazo y con mis labios en su cuello.

La ventana que nos dividía del conductor estaba cerrada así que me lleve por mi instinto y le desabroché la camisa y el pantalón.

—Pensé que no te gustaba hacerlo en autos.

Sonreí con malicia y chupe su labio inferior con fuerza.

—Es que te he visto tan guapo— ronronee en su cuello mientras guiaba sus manos a mi trasero y lo apretaba con fuerza, haciéndome jadear— quítame las bragas.

Cuando lo hizo se encargó de guárdalas muy bien en el bolsillo de su pantalón de vestir. Solía hacer eso, no dudaba que tenía un cajón con mis bragas.

—Condón— recordé.

Gemí con fuerza cuando de un solo movimiento estuvo dentro de mi y me agarré de sus hombros para volver a besarle y perder mi lengua dentro de su boca, para disfrutar del sabor a uva y fruta que siempre tenía.

—Tócame, soy toda tuya— mentí.

Sus inquietas manos fueron a mis pechos y con rapidez me desabrochó el vestido por la espalda, dejándolas a su vista y a su disposición para que empezara a chuparlas con devoción.

Eche la cabeza hacia atrás, sin dejar de mover mis caderas de arriba a abajo. Como sabia que le gustaba, como sabía que lo volvía loco y como sabía que perdía el control. Sus Gemidos y gruñidos fueron mis melodías favoritas hasta que los dos llegamos al orgasmo.

Amore...

Susurré para mi misma, mientras mi cuerpo se encontraba allí y mi cabeza en otro lado.

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