4 estaciones

By FlorcitaMolina

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Dos amores que evolucionan, se pierden y reencuentran a través de las estaciones del año. Severus, siguiendo... More

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Invierno-Primavera
El final del invierno
Primavera-Verano

Eternamente, por siempre

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By FlorcitaMolina


Eternamente, por siempre



Las personas normalmente tienen una carrera en la que invierten gran parte de sus horas diarias y también un amor. Una vida laboral y otra amorosa, en ocasiones se mezclan entre sí, pero normalmente la mantienen separadas.

No entiendo como lo logran, mi entrenador me ha dicho que es algo normal, que no importa que sea boxeador, que es una profesión que toma solo un poco más de tiempo de las que se desarrollan en oficinas o sitios similares. Me ha dicho que ser un deportista no me limita y puedo tener una vida amorosa, un interés por alguien que me permita relajarme y divertirme.

Me ha regañado un poco exigiéndome aprender a equilibrar mi vida entre el trabajo y el amor, es algo más que aprender, que perfeccionar, como muchas otras cosas que me ha enseñado, tiene la creencia de que aprenderé rápido.

Espero también hacerlo pronto, casi pierdo a Severus una vez al ignorar todo esto, no quiero perderlo por no aprender con rapidez como tener tiempo para él sin descuidar mi entrenamiento.

Yo no le había comentado nada al entrenador o personas cercanas sobre mi enamoramiento al chico que veía en las mañanas, sobre mi acercamiento y relación con esté. Tampoco tenía idea de si se me permitía un interés amoroso con una pelea tan importante para cual prepararme en puerta, era mi pequeño secreto. Pero como todo secreto, tiene sus consecuencias y no me era fácil contestar mensajes discretamente o camuflar sonrisas al llegar en las mañanas, como inventar historias sobre esas sonrisas, el secreto fue descubriéndose. "El perro tiene un hueso al que roer finalmente", había dicho mi entrenador riendo.

No fue mucho tiempo después que todo se fue al demonio y Severus simplemente desapareció un día después de haber discutido. Espere por él, lo busque cada mañana, en diferentes autobuses, un poco más temprano e incluso más tarde de lo que acostumbraba a viajar, no tuve éxito. No tuve el coraje de enviarle mensajes, no tenia gran practica en ello y ser tosco como de costumbre solo lo podría enfadar más, lo deje estar, sabiendo que estaba perdiendo una oportunidad que no se repetiría en el amor. Creí que de esa manera debía ser, que tendría un buen futuro al estar eligiendo entrenar al amor, que de esa manera lo hacían todos los grandes a los que admiro.

Fueron por esos días, algo desolados y tristes, llenos de horas de entrenamiento y pocas risas, que mi entrenador se acerco a mí de una manera personal a conversar. Primero me felicito por mis avances, hizo mención de lo bien que iba, pero finalmente preguntó.

— ¿Por qué, a pesar de lo bien que vas, no te veo animado? ¿Las cosas con esa chica no fueron bien? ¿No era la indicada? Es que no puedo evitar notar tu semblante serio hasta en los momentos de bromas y risas; solías reír, divertirte.

—Entrenador, usted sabe que soy bisexual, lo hablamos en los comienzos—le había recordado yo llamando a su incomodidad—. Era un chico y no, no fue bien, pero está bien, es lo normal, trabajo es trabajo y no siempre se puede.

— ¿Por qué no se podía esta vez? ¿Es que era alguien mayor? ¿Tiene un trabajo que ocupa mucho tiempo?

—El que no tiene tiempo soy yo, entrenador. No son tiempos para una relación de ese tipo, realmente creo que no debería buscar relaciones.

—Perro loco, estoy confundido... ¿Cómo es que no tienes tiempo? ¿Haces algo más? Además de venir a entrenar me refiero.

—No, pero eso es lo que ocupa todo mi día, no tengo tiempo para citas o encuentros...

—Chico, espera—con un suspiró, que mostraba cansancio e incredulidad, negó con la cabeza y me miró como pocas veces lo ha hecho, más allá de un entrenador, como un amigo, un hermano mayor—. Yo sé mejor que nadie lo mucho que quieres esto, lo que te has esforzado y como estás ansioso por llegar a ese sueño, créeme que lo sé, fui contigo en cada paso desde que eras pequeño, pero Sirius, tomarte una noche o media tarde cada tanto no cambiara nada, no serás menos fuerte por ello, incluso creo que eso podría renovarte. Descansar, relajarte, estar con una pareja.

—Yo... prefiero concentrarme en mi entrenamiento, después de todo es mi futuro, yo estoy bien—intente asegurarle—. ¿Recuerda? Mientras otros descansan yo entreno, es la manera de llegar a tiempo—le recordé las palabras que le repetía desde chico.

—Es tu elección, pero de esa manera se volverá aburrido, tedioso, odiaras este deporte y estas paredes. Es como cualquier trabajo, solo lleva un poco más de tiempo que carreras en las que terminas dentro de una oficina. Tienes que buscar un equilibrio perfecto, no es fácil, pero tampoco imposible. Es la vida y en ella tienes que dividirla entre el trabajo y el amor—habló con sinceridad y respeto.

—No creo que existan suficientes horas en un día para tener ambas.

—Entonces divídelo en la semana, porque si eso te pareció mucho no quiero imaginar cuando los años vayan sumando más partes.

— ¿Hay más?

—Divido mí día a día entre mi trabajo y mi vida personal, entre esas dos ramas hay muchas otras. En mi trabajo, se encuentra mi entrenamiento, el trabajo de entrenarte a ti y muchos otros, supervisar este gimnasio y las cuentas a pagar en casa. La rama de mi vida personal es un tanto más placentera, tengo una esposa que satisfacer y mantener feliz a la que dejo cada mañana en el trabajo, dos hijas en crecimiento que dejo en la escuela también, incluso una perra que saco a pasear todas las noches antes de dormir... ¿Y sabes cuál es la recompensa a eso?—negué siendo ignorante al dato—. Una esposa que en la noche me recibe con una comida caliente, dos hijas que me abrazan al verme llegar y una perra que mueve su cola de felicidad. Las charlas en familia, la compañía y apoyo de mi mujer por las noches, la perra vigilando mi puerta, cuidándome. Y créeme que es reconfortante la compañía de esas cuatro mujeres ruidosas en casa—mirando alrededor del gimnasio lleno de hombres rió—. Después de pasar el día entre todos estos hombres, no te imaginas cuanta alegría me da llegar a casa. Necesitas eso, Sirius, quiero que tengas eso, sea chico o chica. Quiero ver que llegas con una sonrisa, o que termines tu día ansioso por ver a alguien, para que ganes una pelea sintiendo el incentivo de mantenerte en pie por alguien más además de ti mismo. Y no te lo estoy sugiriendo, es una orden, equilibra tu vida, consigue lo que te hace falta, alguien que te sonría y te abrace, eso es tan importante como la resistencia. Retomaremos esta charla después de la pelea y espero que estés en camino a conseguirlo o...

— ¿O qué?—interrogue alzando una ceja, desafiándolo.

—O te consigo un perro que criar y eso, déjame decirte, lleva más tiempo que una relación, porque será tan pequeño que te necesitara hasta para comer, te lo advierto.

El día que Severus apareció en el gimnasio y lo bese fue cuando retomamos la charla. De eso han pasado dos semanas, nos hemos visto casi todas las mañanas, hemos ido a tomar un café en una ocasión, llegue media hora después de lo acostumbrado y fui felicitado por ello... extraño. En otra ocasión fuimos a almorzar.

He conocido mucho de él en esas conversaciones, le he contado de mí y mi vida, desde entonces, siento los sueños más reales y cercanos. No había hablado de esa manera con otra persona, si bien mi entrenador conoce mis metas, no las he hablado en profundidad.

Severus, siempre tiene una sonrisa para saludarme, un beso y quizás un abrazo si ha pasado un tiempo, una caricia si tengo algún golpe de alguna practica. Palabras de aliento si estoy cansado o con sueño en las mañanas. Un mensaje para hacerme sonreír si el día se ha hecho largo. Hay noches en las que deseo mantenerme hablando con él, pero ha creado esta regla nocturna, a las 22pm deja de contestarme, aunque se mantenga en línea hablando con algún compañero en cuanto a trabajos o familiares, no me contesta hasta el día siguiente, para asegurarse de que duermo.

He notado, con el paso de los días, la diferencia entre nuestros besos, como la confianza que se va forjando entre nosotros atraviesa nuestros besos, se hace notar. Porque allí se sientes los segundos sumándose, las lenguas sin pudor, los sonidos sin decoro de nuestras gargantas y nuestras manos rosando, sintiendo, acariciando. Nuestros cuerpos pierden la compostura, lo admito.

Siendo una estación tan calurosa, el sol quema desde temprano, calienta las calles y las personas andando por ella. Es una época donde comenzamos a llevar menos ropa y más piel a la vista, al alcance. A diferencia de mis manos gruesas y callosas, Severus posee manos suaves, grandes, pero finas. Las he sentido en mi cuello, hombros y bajando por mis brazos, con movimientos tan elegantes como danzantes, apretando de momento o solo deslizándose tal cual mariposa.

Hoy será diferente a otros días, a otros encuentros. Pasara por el gimnasio a las 20hs, iremos a mi casa, cenaremos alguna comida rápida, se quedara a dormir conmigo. Vivo solo hace un tiempo, un modesto espacio al que llamo casa, un espacio propio.

No puedo negarme a mí mismo lo nervioso que me he llegado a sentir, son nuevos para mi sentimientos como estos, escuche a un compañero decir que a eso se le llama "amor", que de esa manera se sentía la primera noche con el amor de su vida. No puedo decir que fue reconfortante la charla con el hombre. Le pregunte si esa persona es la mujer con la que está casado, si era la madre de los hijos que tanto presume en fotografías, su respuesta fue desalentadora:"Por ser un joven tonto y nervioso como tu, ella es la madre de mis sobrinos".

No quise indagar mucho más en la historia, pero según escuche su hermano si tuvo el tiempo para aquella mujer en su momento. Lo único que puedo salvar de esa charla es la seguridad de que esto está bien y debo hacerlo más seguido, porque si estos nervios, ansiedad y cosquillas en mi estomago son amor... no quiero que Severus consiga la atención que debo darle yo en otro hombre.

Vernos en las mañanas, quizás en las tardes, conversaciones, besos y decirle lo bien que se ve cada día puede ser suficiente por un tiempo, pero es tiempo de darle más de mi, incluso si él aun no siente la necesidad de más, quiero darnos un tiempo de horas, olvidarnos del reloj, no contar lo pocos minutos que nos quedan antes de despedirnos.

Faltan pocos para las 20hs y lo veo llegar atravesando las puertas y buscándome por el lugar, sonríe al encontrarme caminando hacia él, le devuelvo la sonrisa. Escucho comentarios, silbidos, algunos gritos. Severus se sonroja.

Comentarios como: "Viene el príncipe a buscar a su dama", "yo también quiero una novia que me venga a buscar para ir a cenar" y "todo es rosa hasta que te rompen el corazón, ten cuidado perro loco".

—Que tu ex no te haya perdonado por estar con su amiga no es exactamente romperte el corazón, aunque yo te hubiera roto la cara—aparece mi entrenador regañando al último—. Y tú, decídete a hablarle a tu vecina y ponte a entrenar o no llegaras a ningún lado viniendo acá solo a pensar comentarios idiotas.

—Entrenador, estamos sudando y doloridos, déjenos un momento fantasear con una belleza como la de perro loco...

—El que haya dicho eso, se va de acá a la misma hora que yo, por envidioso. Y miren que aún me faltan unas horas para irme...

Seguí mi camino con Severus guiándolo a la salida rápidamente, los dejamos discutir. Se bien que ninguno de mis compañeros es homosexual, pero también soy consciente de que Severus porta una belleza singular de la cual no tiene conocimiento. Atrae más miradas de las deseadas y reconocidas por él. Exponerlo a mi lugar de entrenamiento no es algo que disfruto, pero no puedo excluirlo, tampoco sobreprotegerlo o comportarme como un hombre celoso. Tiene que formar parte de mi entorno, es algo que exigió y no es de la clase de chico que le agrada ser cuidado o celado.

Siendo verano a estas horas el sol está comenzando a desaparecer, por lo que todavía hay luz natural y las luces de la calle están apagadas, es agradable la brisa que llega a nosotros. He tomado su mano en algún momento, poco consiente de la acción y con naturalidad. Es agradable, están frías, sus manos siempre se sientes de esa manera, frescas. Son muy diferentes a la temperatura corporal del resto de su cuerpo.

— ¿Podemos comprar algo de helado para el postre? Me gusta el helado—pregunta y comenta.

—Claro, no suelo comerlo y no debería, pero un poco no hará mal.

— ¡Te mostrare el lugar donde venden el mejor helado!—exclamó tirando de mi mano haciéndome caminar de prisa entre las personas.

Una vez más, es nuevo para mí esta clase de emociones, me siento como un niño corriendo entre la multitud para conseguir un dulce. Correr por las calles del centro en una noche de verano, tomado de una mano fresca que tira de mí y tiene un portador que me sonríe deslumbrantemente, es algo que no hubiera imaginado vivir. Es un tanto irreal y se siente bien, se siente como si nada malo podría pasar, se siente como un instante de felicidad interminable.



-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-



Me resulta increíble el efecto que puede tener una charla entre la relación de dos personas. Un mal entendido puede destruir un vínculo, pero una charla puede construir uno nuevo y mucho más fuerte.

Hace dos semanas, Harry apareció frente a mí en el café donde me encontraba desayunando, me invito un café más y yo acepte algo confundido, minutos antes había estado meditando en soledad e intentando aceptar que la situación con él había llegado a su fin, o al menos tendría puntos suspensivos algunos meses o años.

No puede ser hipócrita y aproveche para pedirle disculpas, me había comportando como un patán. Había hecho una promesa que no cumplí por cobardía, más miedos de los que puedo recordar hoy en día. También acepte la invitación de un extraño a tener una cita y sexo. Claro que al extraño lo conocía menos de lo que había llegado a conocer a Harry cuando lo vi por las calles, pero por este extraño no sentía mariposas ni me hacía preguntas sobre mi persona, fui guiado por un poco de rabia y decepción, ambas producidas por la actitud que tomo Harry ante mi confesión.

Harry fue el segundo en disculparse por su reacción "no quise hacerlo tan grande e irremediable, pero los días pasaron y así se volvió", había explicado, lo que me dio a mí la confianza para confesar que el sexo no había sido tan genial como había pensado, Harry había reído y el clima que entre nosotros se trasformo en una atmósfera más fresca, cómoda, agradable.

—El sexo es genial—había asegurado él con un poco de seriedad.

—No se sintió así, fueron los diez minutos más aburridos y tediosos de mi vida, si así es siempre, me quedo con la masturbación y el sexo oral, muchas gracias.

—Dime que al menos terminaste...—mi risa había explotado en todo el pequeño establecimiento.

— ¿Estas de broma? Ni siquiera mantenía una erección. El hombre era una bestia egoísta y desconsiderada, de aquellos que buscan solo su placer.

—Pero lo viste otras veces... ¿No?

— ¿Hablas del día que nos cruzamos? El idiota estuvo acosándome por mensajes, quería que vaya a la casa. Me reuní con él en un lugar público para pedirle que dejara de molestarme, le dije que para mí fue algo de una sola vez... ¿Sabes lo que me dijo?—Harry negó, en su mirada había visto el interés a lo que contaba—. Que era un puto, que si sabía que voy de cama en cama fingiendo ser virgen no hubiera estado conmigo. Antes de irse detuvo al mesero y le dijo que lo piense dos veces antes de mirarme porque yo era uno cualquiera... ¡Fue el momento más vergonzoso de mi vida!

—Maldito resentido, me imagino que no quieres volver a ese lugar.

—Es esté, es el mesero, Blaise, ese chico. Enfureció al imbécil que se sentara y presentara, somos amigos ahora, le explique cómo habían sido las cosas. Me dijo que no creía que fuera un hombre fácil, pero si algo tonto al aceptar a ese idiota.

—Y supongo que le contaste de mí por la sonrisa que tiene al mirarnos...

—Sí, no es muy disimulado, pero es buen chico.

Desde ese día comenzamos a vernos a diario, ya casi no nos enviamos mensajes más que para acordar detalles, todo lo que tenemos hoy en día para decirnos lo hacemos en persona, eso es lo mejor de haber dejado la relación virtual.

He ido más veces a su casa de las que nos hemos encontrado en sitios públicos, hemos tenido algunos encuentros sexuales, ya que suele estar solo por la tarde. Tiene un hermano menor que pasa más horas de lo normal en la casa de su amigo y una madre que esta por las mañanas y llega al final de la tarde, por lo que tenemos unas pocas horas la casa vacía.

La primera vez que lo visite, fue en la misma semana que nos reconciliamos, tan solo dos días más tardes, un miércoles. Imagine, inocentemente, que solo nos besaríamos un poco en el sofá a mitad de la película, pero cuando las manos comenzaron a tomar presencia y hacer caricias con poca timidez me emocione, quizás un poco demasiado. De alguna manera había terminado sentado sobre él y frotándose descaradamente contra su cuerpo, Harry había acariciado mi espalda y besado mi cuello hasta el punto de dejar unas marcas en el. Me había corrido como un pre-adolecente en mis pantalones, por lo que avergonzado me despedí. Fue el sábado de aquella semana que volví a visitarlo y estando en su habitación, más explícitamente en su cama y él sobre mí, me pidió que no saliera corriendo dejándolo con una erección "solucionarlo solo es muy aburrido", me había susurrado el oído. En esa ocasión, nos besamos y acariciamos un poco más, lo masturbe y él a mi hasta que nos corrimos y terminamos riéndonos, ninguno de los dos habíamos entendido porque nos reíamos, pero lo hacíamos, yo creo que era de felicidad, porque realmente me sentía feliz.

—Te dije, la masturbación y el sexo oral son geniales, no necesito el sexo anal—le había dicho por segunda vez.

—Buenos, nos faltaría la parte oral y no estoy quejándome, porque fue genial, pero deberías pensar la parte anal.

—Una vez para mí fue suficiente...

—Sabes que el sexo anal no es solo que obtengas la penetración... ¿Verdad? Digo, puedo ser yo, lo disfruto mucho—su confesión me había tomado por sorpresa abriendo un mundo nuevo de posibilidades y perspectivas.

— ¿Confiarías en mi?

—Claro, sé que no eres un idiota egoísta, te preocuparías porque se sienta bien.

—Por el momento creo que estamos bien así... ¿No?—él me había sonreído mientras asentía, me beso y comenzó a acariciar de nuevo.

—Si esta es la etapa manual, quiero disfrutarla...

— ¿Va por etapas?—pregunté mientras besaba mi cuello, gimió asintiendo—. ¿Y cuál sigue?

—Comienza con la etapa de besos, sigue la manual, continua la oral y finaliza el curso con la etapa de penetración, entonces puedes graduarte al nivel básico de vida sexual activa—me había echado a reír con su explicación, pero sus atenciones no me habían dado tiempo a desarrollar aquella risa que fue cortada abruptamente por un jadeo cuando comenzó a besar mis pezones al subir mi ropa. En esa ocasión, Harry descubrió la sensibilidad de este área especialmente delicada, no les ha dado descanso hasta el día de hoy, tampoco planea hacerlo, me ha prometido que un día lograra que tenga un orgasmo con solo estimular esa zona.

Días más tarde, cuando volví a su casa y habitación, comenzó la etapa oral, fue mutuo y tan excitante como placentero. Pude contemplar su cuerpo desnudo, acariciar sus largas piernas, tan delgadas y cubiertas de bello, su torso y brazo, ambos eran de contextura pequeña y delgada, con una leve formación en sus músculos, pero nada demasiado macizo, se mostro inseguro en ese sentido, pero me dedique a besar cada parte asegurándole que mis labios sintieron agradable cada zona, por lo que no se debía mortificar. Para mi sorpresa, mantenía aquella zona de sus genitales sin bellos, sus testículos se sintieron suaves y pesados contra mi lengua y el sabor fue limpie y salado, chupe, lamí y hasta mordí levemente a ambos para finalmente deleitarme con su miembro. Sus gemidos, exclamaciones y jadeos, así como los movimientos de sus caderas me incitaban a continuar. Mis manos habían tenido que abandonar un momento sus testículos cuándo sus piernas comenzados a moverse, abriéndose y cerrándose, las acaricie hasta sedarlas y tranquilizarlas, volví con una a sus testículos y estas se abrieron mucho mas, recuerdo haber visto su entrada anal, quizás fue mi imaginación o el movimiento que él mismo producía en sus músculos, pero latía, llamándome, pidiendo por mí, recordé que me confesó que disfrutaba de la estimulación anal, pero me sentía tan perdido en aquella área que no lo atendí. Al final, aunque el obtuvo un orgasmo al que catalogo como "fantástico", yo no me sentía satisfecho, no sentía que lo había hecho bien, porque sabía que no lo había atendido completamente, no di todo de mi en aquella felación. Obtuve un orgasmo que me dejo sin ideas y casi conocimiento por unos instante, también muchos cumplido a mis atributos sexuales, Harry se había tomado el tiempo de acariciar hasta mis glúteos y morder uno de ellos, todo con la escusa de querer acariciar y besar mi espalda a cambio de dejar en paz mis pezones, cosa que no cumplió, los dejo colorados y extremadamente sensibles al roce de la ropa. Pero ni siquiera aquel orgasmo pudo sacarme la insatisfacción de sentir que pude hacer más, darle más, porque realmente quería.

Fue nuevo para mí sentir el sabor de ambos orgasmos mezclándose cuando nos besamos, el sabor perduraba en nuestras lenguas, aquello me excito tanto que termine erecto y con una masturbación manual, Harry sonreía con descaro y arrogancia mientras yo me corría en sus manos por segunda vez, verlo tomar el seme de su mano y terminar de limpiar mi pene con su lengua era lo más excitante que había vivido hasta el momento, podría haber tenido otra erección de no haber tenido dos orgasmos anteriormente.

Ocurrió hace tan solo hace dos días que, en medio de la excitación de tener sus labios alrededor de mi pene y una de sus manos masajeando mis testículos, sentí aquellos labios y lengua descender, cambiando así las posiciones, su mano masturbándome y su boca succionando mis testículos, mis gemidos no cesaron ya que era igualmente placentero, pero aquella lengua resbaladiza comenzó a descender, intente cerrar mis piernas, pero entonces unas manos estaban allí evitándolas y al instante aquella lengua se encontraba rodeando mi entrada, sin entrar, solo lamiándola, me relaje, volví a gemir cuando una de sus manos volvió a masturbarme. Sin darme cuenta, aquella lengua fue avanzando a través de círculos y saliva, el calor de aquella poca y la penetración de la lengua comenzó a excitarme, comenzó a sentirse agradable, me encontré a mi mismo extendiendo aún más mis piernas, exclamando por más y aquella boca solo se presiono lo más cerca posible, succionando, lamiendo, chupando, penetrándome. Cuando sentí que no era suficiente y quería algo más, sin saber que era, ya tenía un dedo dentro de mí, moviéndose en círculos que comenzaba a entrar y salir, buscaba algo, podía sentirlo en mi interior. Su boca estaba subiendo y bajando por la longitud de mi miembro, su dedo continuaba buscando algo en mi interior y yo seguía gimiendo, exclamando por algo que desconocía, sudando y sin aliento. Cuando mis pulmones se sintieron calientes y son oxigeno, en ese instante, aquel dedo encontró lo que buscaba y yo no conocía, pero estaba dentro de mí, presiono en el y yo me corrí. Tanto como me gustaba ver a Harry tomando mi orgasmo, me fue imposible, solo caí en la cama, disfrutando uso segundos de mi placer y perdí el conocimiento.

Cuando desperté, Harry estaba a mi lado acariciando mi rostro y preguntándome como me sentía. Estaba tan impresionado que solo pregunte que había sido eso.

—Fue tu próstata, ese puntito dentro de ti que disfruta de ser estimulado y que aquel idiota no le tomo importancia—me explicó sonriendo.

Me había permitido tomar un momento de descanso entre sus besos, disfrutando de la sensación tan relajante que recorría mi cuerpo hasta el momento, fue un nivel de placer que nunca antes había sentido y el cual me enseño y mostró que es aquello que debía hacer para estar satisfecho al hacerle una felación a Harry. Mientras disfrutaba de sus besos y recorría su cuerpo con mis manos, repace en mi cabeza los pasos, acciones y las sensaciones que estas produjeron, ya tenía una lista mental para cuando descendí con mi boca por su pecho.

Primero, fui por su miembro, lo recorrí con mi lengua, lo envolví con mis labios, succione la punta, tome de su esencia, roce con mis dientes juguetón, goce de sus gemidos y exclamaciones, así de cómo sus manos entre mi cabello, estirando y arañando. Sustituí mi boca por una de mis manos, envolví su miembro y lo acaricie rítmicamente de la base hacia la punta una y otra vez, deje a mi lengua jugar entre sus testículos, suaves y pesados. Hay una diferencia entre chupar testículos velludos o sin un pelo, me gusta el cuidado que Harry le da, casi que me vuelve loco, tomarlo en mi boca y que mi lengua sienta la suavidad me excita, es algo que he descubierto que disfruto.

Guiado por la lista mental y siendo nuevo para mí hasta ese entonces, deje a mi lengua vagar por debajo hasta que sentí el calor del sitio que buscaba, presione suavemente mi lengua y lo escuche gemir con fuerza, abriendo en extremidad sus piernas y pidiendo por más. Sin pudor alguno introduje mi lengua dentro, descubriendo un tipo nuevo de sabor, una sensación extraña, escuche a Harry expresarse de una manera que no lo había hecho en ocasiones anteriores, como si una necesitad que estaba reprimiendo finalmente le fuese dada, como si lo hubiese esperado una eternidad. Pidió más y más y supe que mi lengua no era suficiente, al introducir uno de mis dedos eleve mi mirada y lo vi retorciéndose en la cama, colorado y sudado, curvando su espalda y moviendo su cadera indicándole un ritmo a mi dedo, no dejo de pedir más, me acerque a besarlo sin dejar de penetrarlo con dos dedos dentro, susurro en mi labios que no era necesario que lo masturbe, que necesitaba las sensaciones en su ano, que necesitaba sentir más de mis dedos, que no acelerada el momento. Solté su miembro y me dedique a introducir tres dedos, besándolo de vez en cuando, observando el orificio que había interrumpido y deleitándome con sus expresiones faciales y sus gemidos. Estaba chupando el sudor de su cuello cuando toque algo dentro suyo que lo enloqueció, movió con desesperación sus caderas repitiendo que ese era el lugar y que volviera a tocarlo, lo repetí, sus manos me sostuvieron con fuerza, sus uñas se clavaron en mi espalda y finalmente me sentí satisfecho, ver el placer reflejado en su rostro me hizo sentir satisfecho.

Saber que con solo tres dedos estaba logrando más de lo que podría con mi boca era lo que me hacía sentir complacido, esa expresión de Harry, la cual me quedo grabada en mi mente, era la que estaba buscando.

Tuvo su orgasmo, cayó sobre su estomago y también sobre el mío, exclamo que estuvo increíble cuando recupero el aliento, rodeo mi cuello con sus brazos y me tiro sobre su cuerpo envolviéndome con sus piernas sin importar la húmeda y pegajosa sensación entre nosotros. Me beso como si no existiera un día más. Yo solo no podía dejar de sonreír, era la primera vez que me sentía así de poderoso al poder entregar tal grado de placer.

—No te voy a forzar a nada que no quieras, pero piensa en lo del sexo anal, son sensaciones que tienes que experimentar, es un placer inigualable, créeme. Has tenido una mala experiencia y no fue culpa tuya, fue un idiota egoísta, no hagas que eso te impida descubrir el lado bueno de la practica—me había dicho en medio de una charla que tuvimos después de descansar un poco.

Me tome mi tiempo para pensarlo, era cierto que el hombre con el que tuve mi primera experiencia fue un patán egoísta, no podía negarlo y con una persona diferente podía cambiar las sensaciones en la práctica sexual. Harry tiene mi confianza plena y es un compañero sexual generoso, atento y detallista.

No puedo ignorar las sensaciones de mi cuerpo tampoco, aquella zona estimulada ha quedado sensible, siento deseo y necesitad, el recuerdo de las sensaciones ha quedado grabado en la zona más allá de mi mente, deseo sexual, como el mismo que experimento cuando mi miembro se endurece, solo que la necesidad de que algo penetre mi interior.

Le he dicho a Harry que estoy preparado, que quiero intentarlo. Hemos quedado en que iría a la casa, tendríamos unas dos horas antes de que alguien llegue. A través de la llamada su voz se escuchaba tan ansiosa como nerviosa, confesó que se sentía de aquella manera por tener en sus manos la responsabilidad de abrir ante mí la puerta a un nuevo placer sexual, no se lo dije, pero ya lo había hecho y me había gustado tanto que estaba más que calificado para la tarea que seguía.

Pasar por una farmacia a comprar preservativos, fue una experiencia casi aterradora, no saber sobre marcas, sabores, y más fue escalofriante. La chica que me atendió, parecía ser una experta en el tema y ofrecía una variedad innecesaria de ellos. Una mujer un poco más adulta y serena, acudió a mi rescate, ofreciéndome unos los cual aseguro que eran cómodos y seguros, prácticos para una primera vez, los compre. Harry menciono que los suyos probablemente estén vencidos por la cantidad de tiempo que llevaba sin tener relaciones, pero que el lubricante lo tenía. Me ofrecí a comparar los preservativos, no creí que fuera tan vergonzoso.


-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-



He tenido varias experiencias sexuales en mi vida, algunas agradables y otras no tanto. Haber estado con hombres y mujeres abre un abanico de actividades, quiero experimentar muchas de ellas con Severus, su cuerpo bajo la ropa incluso me excita, llama al deseo, muchas veces me he preguntado si es consciente de lo que causa en más de una persona los pantalones que usa, al talle que los usa, todas las veces que ha pasado eso por mi mente me he respondido que no, no es consciente. No es consciente de su belleza y atractivo, lo ignora.

Severus es real, tiene una pureza inalcanzable, tiene un aura tranquila e inocente que incluso ha llegado a envolverme esta noche. Me es difícil imaginarlo en un plano sexual hasta que comienzo a besarlo, son dos facetas de él mismo fusionadas.

Compramos una comida que ha quedado guardada en el refrigerador y un helado del que no ha quedado nada al ser usado de postre y cena.

Hemos elegido una película en la televisión, a la que no hemos prestado atención, dos kilos de helado se han sido consumidos entre ambos y casi no lo he notado con la charla y risas que mantuvimos. No falto el coqueteo e insinuaciones tampoco. No creo que sea realmente necesario chupar el helado de la cuchara o limpiar la superficie de sus labios con la punta si estos están limpios.

Mi erección ha comenzado a crecer desde el primer lametazo que le dio a la cuchara hace varios minutos, resistirme a besarlo un minuto más después de terminar el helado hubiera sido fatídico.

Fue un beso corto el que alcance a darle cuando me estiré hacia él, me separo a los pocos segundos. Observándolo ahora, lo veo algo nervioso.

—Iré a tirar la basura y lavar las cucharas—intentó levantarse del sofá en el que estamos acomodados, tome de su mano y lo volví a sentar, me observo algo sorprendido, lo escuche tragar, vi el bulto en su garganta moverse al hacerlo.

—No es necesario, son dos cosas—dije inclinándome hacia él con lentitud.

—Porque son dos cosas, debería...—bese sus labios, solo una caricia antes de separarme para continuar.

— ¿Severus, has venido a comer helado y limpiar o a pasar tiempo conmigo?—interrogue inclinándome hacia su cuerpo.

—Yo...

—Tú estás algo nervioso... ¿Cierto?—tragó saliva y asintió mientras sus mejillas se coloreaban.

Me incline un poco más para besarlo. Al sentir sus brazos rodear mi cuello confirmo que ha pasado a su otra faceta, me tira hacia él y envuelve mi cuerpo con sus piernas, lo escucho gemir a la vez que abre sus labios dándole paso a mi lengua. Tan inocente como puede ser, una vez que lo beso pasa a esta exorbitante sensualidad descarada. Ondula su cuerpo chocando su cadera contra la mía, frotando así nuestros miembros, gime y jadea a cada roce, es fascinante. La saliva que absorbo de su cavidad bucal a lada penetración de mi lengua es como el alcohol más delicioso letal para la cordura y conciencia, porque siento que estoy perdiendo ambas, tan adictivo que el sabor me lleva a querer más y más, detrás de todos esos dulces sabores de helado esta el suyo, tan natural y neutral. Morder y succionar sus labios dejan de ser suficiente.

Desciendo por su mandíbula, la cual también mordisqueo y palpo con el tacto de mi lengua, tan suave es su piel que al untar mi saliva desciendo sin problemas hasta su cuello, directamente al bulto de su nuez de Adán, pequeña, pero voluptuosa. Sus manos se arrastran por entre medio de mis cabellos, los desordena y tira de ellos sin alejarme del punto que ahora succiono a un lado de la nuez. Subo hacia su oreja, bordeando el contorno de su rostro, succiono el lóbulo, suspiro dentro, gimo al tomar entre una de mis manos su intimidad aún oculta detrás de las prendas. Se arquea pareciendo desesperado, da un grito y jadea exclamando por más.

Me deshago de sus prendas superiores, observo con gran deleite aquellos largos centímetros de blanquecina piel, me sumerjo en ella besando y succionando, acaricio con mis dedos uno de los pezones, de pequeño y rosa lo dejo hinchado y rojizo, lo beso y viajo con mi boca hacia el otro, dejándolo de la misma manera, pero con mis dientes y labios.

Sigo bajando hasta llegar a su ombligo, penetro el interior con mi lengua simulando embestidas y voy debajo de este besando el comienzo de un camino de bellos negros, finos y largo, me concentro en desabrochar sus pantalones y bajarlos lentamente mientras que beso y estiro con mis dientes los bellos de aquel camino.

Nunca ha sido mi actividad sexual favorita el sexo oral, sobre todo con los hombres. Es como un dar y recibir para mí, cuanto más me esmere y mejor lo haga más recibiré, intento evitarlo y no tragar nada. Mi desagrado al acto llega al punto de que no suelo tener una erección.

Con Severus es diferente. Voluntariamente baje a esta zona, mantengo una erección y por alguna razón tengo el deseo de hacerle sexo oral, de probarlo. Sus gemidos y exclamaciones hacen nacer una necesidad de escuchar más, brindarle más, pudo sentir mi boca hacerse agua a medida que bajo sus bóxer y beso alrededor de miembro que orgullosamente rige erecto a un centímetro de mi rostro, olfateo la base y subo con mi nariz rozando el falo, aspiro con una sonrisa el olor almizcle y personal de Severus. Rodeo la punta con mi lengua tomando y saboreando el pre-semen, acaricio sus testículos mientras comienzo a bajar hasta donde mi garganta soporte.

Es diferente a cualquier otro oral que haya hecho, mi garganta se relaja sin esfuerzo y mi lengua disfruta el sabor al ir bajando su viendo, rápidamente tomo un ritmo. Una de sus manos está en mi nuca, no presiona y esfuerza el vaivén, solo está ahí, confortando. Sus gemidos chocan a través de mis oídos, suenan como si su garganta estuviera herida y el esfuerzo por liberarlo fuera mucho. Lo imagino casi sin aire en los pulmones, con su rostro y pecho impregnados de su propio sudor y la cara roja, el pelo algo revuelto.

— ¡Sirius, Sirius!—lo escucho jadear mi nombre y solo hace que disfrute más la acción.

Con esfuerzo logro liberar mi erección, dolorosa y suplicando, derramando pre-semen desde la punta. No me atiendo. Absorbo la punta del pene de Severus antes de volver a bajar y continuar con la actividad. Mi mano vuelvo a masajear sus testículos. Se me ocurre algo que no he hecho antes, me lo han practicado una o dos veces, pero jamás lo hice.

Libero el miembro de mi boca y lo rodeo con mi mano para no desatenderlo, comienzo a subir y bajar mi mano y mi boca la dirijo a uno de sus testículos, lo tomo en mi boca, lo succiono, lo muerdo levemente, lo escucho gemir fuertemente y esa mano en la parte posterior de mi aveza clava las uñas en mi piel, repito la acción con el otro. Juego con mi lengua presionando el sitio entre los testículos y el ano que está vinculado directamente con la próstata, una y otra vez presiono. Aquel olor almizcle y personal que había olfateado ahora soy capaz de desgastarlo en su totalidad y es algo increíblemente delicioso. Su cuerpo se arquea, rápidamente subo a su pene y succiono la punta a la vez que uno de mis dedos vuelve a presionar el sitio con el que mi lengua jugueteaba con anterioridad.

Sus manos se aferran a mi cabeza, tiran de mis cortos cabellos con desesperación, jadea mi nombre y yo siento el caliente liquido contra mi lengua, succiono la punta de su miembro intentando tomar todo de él y saboreando la sensación. Bajo y subo repetidas veces alargando su placer y aun cuando ya esta jadeando en la cama y con el mimbro ablandándose lentamente entre mis labios, lo libero cuando me aseguro de que no hay una gota más para absorber.

Dejo caer mi cabeza sobre su pecho, jadeo sonriente, satisfecho de lo que acabo de vivir, del placer que otorgue y lo mucho que lo disfrute, es la primera vez que lo goce. Antes de hoy no creía poder disfrutar tal actividad.

—Sirius... Sirius, eso ha sido genial—jadea con la respiración agitada.

—Sí, lo ha sido—me moví un poco intentando acomodarme en el estrecho sofá. Gemí avergonzado cuando mi erecto miembro rozo contra una de las sabe y desnudas piernas de Severus.

—Y creo que llego mi turno—eleve mi mirada para observar su rostro, lo vi sonreír seductoramente, casi de lado, sin pudor o un rastro del dulce chico con el que me cruzaba cada mañana, ese que me producía una profunda ternura. Este Severus que me sonreía era un pequeño diablillo desvergonzado que lamia su labio superior con aquella escurridiza lengua, con la misma mirada que había lamido las cucharas de helado.

Me sentó en el sofá y me beso lentamente, casi dulce y cariñoso, por un momento creí haber imaginado las expresiones anteriores, hasta que una mano sostuvo con rudeza la base de mi pene y comenzó a moverse, abrí mi boca gimiendo fuerte ante la sorpresa, su lengua ingreso en mi boca y a los pocos segundos había mucha saliva entre nosotros y nuestras lenguas, mi boca no alcanzaba a ser cerrada y podía sentir como la saliva se escurría por la comisura mojando y mentón y más allá.

De improvisto dejo mi boca abandonada, con la saliva escurriendo, rodeo la punta de mi miembro, jadeé con fuerza cuando absorbió la pinta, sus manos tomaron las mías y las coloco sobre su cabeza, mire hacia abajo, donde él me observaba aun absorbiendo la punta, entendí lo que quería, lo que esperaba.

Cerré mis dedos alrededor de sus cabellos y comencé a mover su cabeza de arriba hacia abajo, guiando el ritmo, embistiendo su boca a cada segundo con más rudeza y desenfreno. Eche mi cabeza hacia atrás y me deje llevar por un orgasmo que dreno mi cuerpo de pies a cabeza, quede laxo sobre el sofá, sintiendo como Severus succionaba mi miembro y lo lamia alrededor.

—No creo que pueda hacer algo más ahora, pero te aseguro que en la mañana estaré como nuevo para otra ronda—le prometí cuando se sentó junto a mi sonriéndose.

—Eso para mí suena bien, ha sido increíble de todas maneras—le sonreí estando de acuerdo.

—Tú eres increíble—acaricie su mejilla girándose un poco hacia él.

—Si capte tu atención en un autobús lleno, debería comenzar a creerlo—bromeó.

—La primera vez que te vi fue hace como un año, tenias el cabello un poco más corto, peleabas con tu flequillo, que no quería quedar donde lo dejabas, desde ese momento me resultaste hermoso e inalcanzable. Si tener a alguien en mi vida era difícil, creí que tenerte a ti sería imposible—confesé sin preocupación o vergüenza, de alguna manera el orgasmo elimino ambas cosas de mi sistema temporalmente.

Severus se inclino a besarme y besarme, no soy consciente del tiempo, solo de las sensaciones. Sus labios, su lengua, incluso sus dientes y la saliva entre ambos, aunque quisiera abrir los ojos no podrían, estoy sumido en esta mágica atmósfera que me envuelve cada beso de este chico.

Nunca he tenido un sueño más allá de mi vida profesional, metas que alcanzar obligatoriamente. Hoy tengo un sueño, incluye a alguien más que yo, depende de esa persona y de mí. Continuar con esta relación, conseguir el tiempo y la manera, el equilibrio, quiero mantener el amor en mi vida. Quiero mantener a Severus en mi eternidad.



-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-



No sé si la idea principal era comernos a besos apenas pusiera un pie en su casa, quizás era parte del plan de Harry no perder un minuto, ya que eso ha hecho. No me quejo, pero no soy consciente de que debería hacer o como, por lo que le permito que me guie, me dejo llevar.

Si bien me sorprendió un poco que al cerrar la puerta me estampara contra ella besándome con pura pasión, casi ahogándome, cuando comenzó a caminar marcando el camino a su habitación, pude entender la situación y darle oxigeno a mis pulmones. De la puerta de entrada a su habitación solo unas pocas veces libero mi boca para sonreír y encontrar mi sonrisa.

Harry siempre era apasionado, en cada encuentro, como si fuera la primera vez que me besara, como si desea consumirme, sin aburrirse de mi sabor y esencia. Es inverosímil, arranca todo pensamiento de mi conciencia, sentir es lo único que recorre mi cuerpo, ese deseo de más y más, incluso sin saber en ocasiones que incluye ese "más" por el cual suplico.

Beso mi cuello mientras yo lo desvestía, me tome mi tiempo para acariciar sus extremidades, sus brazos, espalda, glúteos y lo que alcance de sus muslos.

—Debería ser al revés, debería desnudarte a ti—jadeó contra mi oreja, no conteste solo reí levemente.

Me incline levemente doblando mis rodillas y ubicando mis manos detrás de sus rodillas, tomando impulso lo alce y automáticamente se abrazo a mi cuerpo con sus piernas, mirando hacia arriba lo encontré sonriendo, rodeo mi cuello con sus brazos.

—Ahora eres todo mío—asegure recargando su espalda en una pared para mantener su peso.

Volvimos a iniciar nuestros besos, puse sentir su erección contra mi estomago y equilibrando el peso utilice una de mis manos para masturbarlo.

—No estoy muy seguro, pero creo que hemos hecho más de una cosa mal—jadeo con dificultad al soltar mis labios y recargar su cabeza en la pared.

— ¿Así? ¿Y cuáles serian?—interrogue mirando divertido su rostro sonrojado, la saliva de nuestros besos escurriendo por la comisura de su labio, al bajar la mirada visualice mi mano masturbándolo lentamente, casi torturándolo.

—Primero... hay algo en nuestros besos, estoy seguro de que no debería incluir tanta, tanta saliva o quizás necesitemos un filtro—en medio de su explicación jadeo más de una vez, también comenzó a mover su cadera buscando aumentar el ritmo, lo cual no permití.

—Di lo que quieras, pero se bien que te excita la cantidad de saliva en estos momento—susurre contra su oído, me dedique a succionar su lóbulo esperando por próximo punto a debatir.

—No creo que estas sean las posiciones adecuadas, estoy casi seguro de que debería ser al revés...

— ¿Quieres que me detenga?—negó con la cabeza—. Yo creo que lo único mal en esta situación son tus ganas de tener un debate en estos momento, disfrútalo—bese su cuello—. Te espera más de un orgasmo esta tarde y lo necesitaras, quiero que tengas la paciencia para cuando tengas que penetrarme—gimió alto—. Lo imaginas... ¿Cierto?—aumente levemente el ritmo de mi mano—. Visualízalo en tu mente—ordene—. Yo en la posición que más te guste a ti, inclinado en algún mueble, en la pared, o incluso en cuatro sobre la cama...—jadeó con fuerza—. ¿Te gusto esa?—pregunte.

—Si, en cuatro, dios... ¡En cuatro sobre la cama!—exclamó con fuerza, descendí el ritmo de mi mano, apoye mi pulgar en el orificio reteniendo su orgasmo.

—Sí, es la cama, en cuatro, como un perrito, un gatito—mordí levemente su cuello y comencé a mover mi mano nuevamente—. Mis piernas abiertas para que mi ano se vea, pequeño, arrugado y tan apretado, casi virgen, virgen de placer, solo para ti.

—Sí, sí, si—volví a detener mi mano y rodé la base intentando alargar el placer, lo escuche quejarse en su frustración.

— ¿Y entonces que sería lo primero que harías?—pregunte—. Dime o no me moveré.

—Yo, yo... lubricante—balbuceó.

—Aja... ¿Qué harías con el lubricante y mi trasero?

—Chupar, yo chuparía, lubricaría, masturbar, te masturbaría.

— ¿Si? ¿De esta manera?—volví a mover mi mano y el asintió—. Penetrarías mi ano con tu lengua, lubricándolo con saliva, escuchándome gemir y jadear tu nombre de placer—gemí y jade en su oído—. ¡Harry, Harry!—jade y gemí su nombre imaginando yo mismo el placer—. Imagina ese orificio chorreando saliva, tu saliva, mis manos apretando las sabanas porque mi ano late por más, entonces tomaras el lubricante y lo vertidas en tus dedos, si, imagínalo. Imagina a mi ano esperando por tus dedos, ansioso... ¿Con cuántos comenzarías?

— ¡Dos, dos dedos!—gimoteó con los ojos cerrados.

—Incrustaras dos dedos y sentirás las paredes apretarlos fuertemente, porque esta tan apretado y caliente, sentirás que lo succiona e imaginaras como se sentirá tu pene allí y te endurecerá de inmediato—asegure—. Comenzaras a meterlos y sacarlos, abrir tijeras dentro, escarbar en mi profundidad, buscando aquel punto el cual me enseñaste y cuando lo encuentre me escucharas gritar y te alegraras de que la casa este vacía, porque gemiré y gritare con fuerza en tu oído.

— ¡Draco!—clamó cuando moví mi mano con demasiada lentitud.

—Así pediré en tu oído por más y tu hundirás tres dedos para asegurarte, porque prometiste ser cuidadoso, y me besaras, dejando escurrir la saliva porque mi cuello no podrá doblarse mucho y casi no llegaras a mis labios, nuestras lenguas se enroscaran en el aire—busque su mentón y lo tome entre mis labios, subí con mi lengua buscando la suya y esta salió enroscándose con la mía en el exterior de ambas cavidades.

— ¿Que mas?—preguntó ansioso, intento abrir sus ojos, pero falló dejando caer su cabeza nuevamente contra la pared.

—Cubrirás este hermoso y gran pene con lubricante y un condón, tomaras mi cadera y me penetraras lentamente. Imagina Harry, imagina el calor y lo estrecho que se sentirá—cerré con fuerza mi mano alrededor de su miembro y simule la penetración que narraba—. Yo gritare, un tanto de dolor y otro de placer, porque me llenaras, me abrirás. Y cuando ya estés dentro me susurraras palabras de aliento, acariciaras mi pene y besaras mi nuca, mis omoplatos, hasta que yo te indique que te muevas... y lo harás... ¡Como lo harás!—exclame comenzando a aumentar por última vez el ritmo—. Me penetraras una y otra vez, cada vez con más fuerza y rapidez, yo me acostumbrare rápidamente y sentiré ese placer del que me hablaste, de sentirse lleno al tener un enorme pene entrando y saliendo... ¡Y por dios que es tan grande como hermoso el tuyo!—succione su cuello dejando una marca en el—. No te lo dije, pero el tamaño, largos y color son hermosos, la suavidad, acariciarlo así como chuparlo son casi la gloria... ¡La gloria completa será tenerlo dentro!—gimió y grito.

—Me estoy por correr, Draco, me estoy por correr—aseguró.

—Imagina como gritare yo cuando toque con la punta de tu pene ese lugar, cuando acaricies con la punta mi próstata, cuando llegues con esa parte de ti a tocar ese rincón tan profundo dentro de mí al que nadie nunca antes llego, ese lugarcito virgen esperándote. Gritare y gemiré por más y entonces comenzaras a montarme salvajemente, como un perro en celo. Tomaras entre una de sus manos mi cabello, tiraras mi cabeza hacia atrás, incrustaras tus mientes en mi hombro y no dejaras de mover tu cadera penetrándome, darás cada estocada certeramente en mi próstata y sin la necesidad de tocar mi pene yo me sentiré en la mismísima gloria, me correré gritando tu nombre en el momento que toques tan profundo ese punto que me deje sin aliento—grito con fuerza antes de que yo terminara las últimas palabras, sentí el orgasmo caliente en mi mano, observe como disparaba y manchaba partes de mi ropa.

—Draco, Draco—jadeó buscando mi rostro, mis labios, lo bese, lo abrace allí contra la pared, desvié mis besos hacia su cuello y apoyo su cabeza en mi hombro, solo me dedique a besar su piel, esperando que se recupere, entonces me entregare a él, sus

—Puedo enamorarme de una persona como tú, Harry, ten cuidado, puedo enamorarme tan rápido como locamente—confesé en medio de ese abrazo, con sus piernas aun rodeando mi cuerpo.

—Yo creo que ya estoy enamorado—murmuró bajo, casi inaudible.

Frente a mi tengo una prueba más de cual mejor es la realidad de lo virtual, una razón más para ser valiente y vivir una vida real, interactuar con personas físicamente y no virtual.

Una relación a través de la tecnología, nunca sería tan buena como la física, no se compara. Pero puede utilizarse para dar un comienzo... depende de uno la valentía que tenga para vivirla en persona, físicamente.

Puede haber vivido una vida de "¿y si...?", pero gracias a la valentía de este chico, estoy viviéndolo. En un mundo inmenso, una ciudad tan grande, con tantas personas en redes sociales... ha sido casi un milagro coincidir con Harry, quiero mantener a mi lado este milagro, por siempre.


Fin.

¡Espero que lo hayan disfrutado! 

Que les haya atrapado y sacado al menos una sonrisa, o reflexión. 

Y claro, ganas de seguir leyendo más de mis historias. 



Gracias por leer

¡Hasta pronto!

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