Subastada al mejor postor

By SarahiSalinas_

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[Contenido +18 y +21] Desde recién nacidas somos arrancadas de los brazos de nuestras madres o algunas son de... More

Sinopsis
Personajes principales
1. Origen
2. Dulces dieciocho años
3. Llego el día
4. La subasta
5. Los Friedrich, una nueva vida
6. Jayden Friedrich
7. Beso
8. Secretos y una perforación
9. Un rubio de ojos grises
10. Boda a medias
11. Luna de miel o hiel
12. Eso que huelo ¿acaso son celos?
13. Locuras que llevan nuestro nombre
14. Te llevaré a las estrellas y al mismo tiempo al infierno a sentir las llamas
15. Lo que pasa en las Vegas, se queda en las Vegas
16. La correcta
17. Después de todo el pasado regresa
18. Decisiones
19. ¿Soy una Klein?
20. La libertad que merece
21. Nueva integrante
22. Divorcio
23. El tiempo lo sana todo ¿O no?
25. ¡Quiero un papá!
26. Reencuentro inesperado
27. Volverte a ver
28. Hablar, solo quiero hablar
29. Antes de lo esperado
30. La verdad
31. Un paso a la vez
32. ¿Aún queda una segunda oportunidad?
33. Escándalo
34. Unas cuantas verdades
35. Bésame hasta que me harte
36. Dilema
37. Aguarda, aún falta algo...
38. La venganza se sirve en un platillo frío
Epílogo

24. Solo piel

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By SarahiSalinas_

Jayden Friedrich

Berlín, Alemania

Las calles son transitadas por las personas que se dirigen a casa después de un laborioso trabajo de unas cuantas horas, la noche está por caer.
He caminado media hora para llegar al departamento, me gusta caminar casi no suelo utilizar el auto.

Llego al edificio donde vivo, subo al elevador y presiono el número a dónde me llevará. Cuándo las puertas se abren salgo para buscar la puerta de mi departamento, ingreso la llave y entro.

Me quito mi saco, me deshago de los zapatos de oficina y los remplazo por algo más cómodo. Voy a la cocina a beber un poco de agua.

El verano llegará dentro de poco y tengo demasiado trabajo. Me desajusto la corbata y me desabotono la camisa.

Este largo tiempo me ha servido reflexionar sobre mi vida. Me he mudado, he tenido algo tranquilo en la ciudad en la que nací. Me aleje de mi padre por mi bien aún así me jodió en muchos sentidos.

Tengo una cena dentro de un hora y todavía no estoy listo. Me tomo mi tiempo para arreglarme adecuadamente, antes me doy un baño que requiero. Busco un traje limpio.

Hace tres años que llegue aquí, ha sido un verdadero respiro. Aquí no siento tanto la soledad, al menos aquí hay alguien que de verdad me ama y me quiere. Mi mamá, Grace Hoffmann, antes la señora de Friedrich ahora ya no. Desde que ocurrió el divorcio borro todo lo que tenía que ver con mi padre, su único lazo que compartían era yo.

Cuándo vuelvo a salir del edificio decido tomar mi auto, el restaurante queda retirado. Conduzco por las calles de Berlín, me he acostumbrado a esto.
La soledad no es tan mala después de todo, incluso es la mejor sensación de sentirse libre de alguna manera.
Por años estuve acorralado por mi padre, por un momento lo sigo estando pero ya no tanto como antes.

Giro el volante para dar vuelta en la calle, estoy por llegar. Me paro en la entrada del restaurante.
Digo la reservación que han hecho y me llevan directo a la mesa.

—Pensé que no vendrías —aquellos ojos cafés claros me observan—. Estaba a punto de irme.

—Se me hizo tarde en el trabajo, tuve que ir al departamento todavía —explico.

—Ven acá —ya se lo que pretende.

Me acercó cumpliendo lo que dice.

—¡Felices treinta años cariño! —me abraza y dejo que lo haga, la única mujer que permito que haga tal acción—. Aún recuerdo cuando solo eras un bebé, ahora eres un hombre maduro y con un futuro por delante. Estoy ya orgullosa de ti hijo.

—Gracias mamá.

—He pedido tu platillo favorito —me hace saber.

Me sonríe con aquella cara llena de alegría, ya se notan las líneas de expresión. Se notan los años y el tiempo.

Llega la comida y con ello una botella de vino. Nos sirven. Yo solo la observo, no pienso beber.

—Lo siento hijo por lo del vino.

—No te preocupes mamá ahorita pido algo más de beber —no quiero que se sienta culpable.

—Siempre me voy a preocupar por ti, muchos años no estuve contigo y ahora lo quiero estar y cuidar de ti.

—Ya soy bastante mayor como para que sigas al pendiente de mi.

—Déjame compensar el tiempo perdido y aunque seas muy mayor sigues siendo mi hijo, mi único hijo y mi bebé —la calidez con lo que dice hace que no replique nada.

—No tienes que compensar nada. Y no digas que soy tu bebé en público —me avergüenzo un poco por los apodos cariñosos.

Solo le permito que me llame así en privado. Soy un hombre de negocios y frío ante los demás. Nadie debe de saber que hay una pizca de cariño muy dentro de mi.

—Me han enviado una invitación para la pasarela de Italia —me anuncia mientras bebe un poco del vino—. Me gustaría que fueras por mi.

Eso sí que no.

—No mamá —aclaro—, sabes que no me gusta nada de eso, vez tu.

El mesero nos trae la comida.

—No podré ir tengo otro evento que atender.

—Entonces pide disculpas de que no podrás asistir —le resuelvo el asunto—. No me vas a convencer.

—Está bien —se rinde fácil—. No irás a Italia pero si a Francia —me congelo ante su declaración.

—Sabes mi respuesta.

—Lo se. No puedo quedar mal con ella, le prometí que irías somos los que promocionamos su nueva colección —corta un trozo de carne—. Solo te estoy pidiendo un favor.

—No iré —digo decidido.

—Ni modo, tendré que cancelar tu invitación. Se lo haré saber —sigue comiendo.

Desde hace tres años me uní por completo a la publicidad y marketing de la empresa de mi madre. Se dedica a promocionar y hacer ver las nuevas adquisiciones al público en general, dependiendo el producto o ropa. Se ha ganado la fama de ser muy reconocida en su ámbito laboral.

Hace un año firmamos contrato con una de las importantes diseñadoras de moda de Francia. Dentro de menos de dos meses se llevará acabo la pasarela de los nuevas prendas para el verano. Yo solo estoy en la parte de llevar los contratos y el papeleo, me muevo en encontrar nuevos clientes.

Mi madre se ocupa del proceso.

Agradezco que deje de lado el tema de asistir a los dichosos eventos, la mayoría del tiempo termina yendo ella.

Me despido de mi madre cuándo terminamos de cenar, me voy directo a mi departamento.

Introduzco la llave en el cerrojo, me llevo la sorpresa de que se encuentra abierta la puerta. Frunzo las cejas la abro con cuidado, recuerdo haberla cerrado.

Hay una música de fondo lenta, las luces de la sala están encendidas, veo su espalda mirando a la nada, en una de sus manos sostiene una copa de vino blanco.

—Buenas noches Jay —su voz melosa me recibe.

—Heather, ¿cómo has ingresado?

—El portero me ha abierto, sabe que vengo de seguido, ya me conoce —se voltea—. Vine a felicitarte.

Se acerca a mi moviendo sus caderas, va en un vestido negro ajustado largo, que se amarra en la parte trasera de su cuello. Sus curvas se ajustan a aquel vestido. Veo su sonrisa coqueta.

—Te he dicho que no me gusta la idea de que entres a mi departamento cuando no me encuentro —hablo con voz dura.

—Tranquilo —llega a mi—, solo fue la última vez.

Sus manos se enredan en mi cuello, dejo que lo haga mientras más la detenga más tiempo se quedará.

—¡Feliz cumpleaños Jay! —susurra en mi oreja—. Tengo un regalo para ti —enarco una de mis cejas—, solo si tú quieres y deseas.

Arrastra su mano por mi pecho, sus largas uñas rasgan la tela de mi traje.

—Detente —le ordeno.

—Estás tenso —sus manos agarran mis músculos—, seguro estás muy cansado por el trabajo.

—No lo hagas —no la detengo.

—Te ayudará, solo un masaje —se sus insinuaciones.

Ya ha pasado, desde que nos volvimos a encontrar ha intentado meterse en mi, no la he dejado. Nos encontramos hace un poco más de un año, trabaja en la empresa de mamá.

Dejo que me dé un masaje. Sus manos acarician mi pecho y mi espalda. Planta un beso en mi mejilla.

—Te he extrañado todo este tiempo y no sabes cuánto —se aferra a mi—. He estado pidiéndote otra oportunidad, puedo hacerte feliz.

Lo pienso, se que sigue enamorado de mi.

—Sabes que no puedo —en mi mente vive una única mujer.

—Puedes intentarlo, sabes que te amo y que puedo hacerte feliz, déjame hacerlo, déjame intentarlo —noto un tiemble de su voz.

—Solo te voy a lastimar Heather.

Se para enfrente de mi.

—Ella ya no va a volver, se olvidó de ti. Cuatro años han pasado, que más quieres. Yo estoy aquí y no ella —se la realidad aún así me aferró a algo que ya ni siquiera existe.

—Prefiero no hablar de ella —corto el lazo a dónde quiera que nos va a llevar el asunto.

—De acuerdo.

Sonríe tanto que al parecer está tan decidida en querer entrar de nuevo en mi vida.

—No me rindo fácil tu lo sabes más que nadie, vine aquí por ti —declara—, solo por eso. Se muy bien que lo sabes.

A veces es bueno olvidar y está noche quiero hacerlo. Después de todo soy un hombre soltero, sin compromiso alguno.

—Si te dejo entrar solo te voy a ofrecer mi compañía y un buen rato —le aclaro mis reglas y mis advertencias.

—Me aferró a lo poco que me ofreces.

No me gusta que seas así, por lo más mínimo que le doy ella lo acepta. Me gustaría que luchará por aquello que merece; no merece que solo le dé restos de mi.

—Para mi no hay sentimientos, y no los va a ver —sigo con mis advertencias—. Solo será piel.

—Te haré olvidar todo rastro de ella —se sienta en mi regazo.

Me acaricia tan seductoramente, sus labios son guiados a mis mejillas, roza mis labios y se aleja. Su aliento choca con el mío, sus manos no se detienen, acaricia por encima de la ropa. Quita el saco que llevo, después se concentra en desabotonar la camisa lentamente.

No la beso, no la acaricio, dejo que haga conmigo lo que quiera, no seré yo quien la detenga. Sabe muy bien a dónde se está metiendo aún así está dispuesta a correr el riesgo.

Cuando mi torso se encuentra ya desnudo, lleva sus manos a parte donde se desamarra su vestido, deja caer la parte delantera dejando a la vista sus tetas al aire. Toma mis manos para posarlas en sus montículos bien firmes. La piel es suave y se ponen erectos.

—Llevo deseando esto desde que volví a verte —suelta leves suspiros—, quiero que me folles.

Se quita por completo el vestido, me doy cuenta de algo, no lleva ropa interior. Su coño lo posa encima de mi entrepierna, yo sigo con los pantalones pero mi erección es notoria. Llevo meses sin tener nada de acción.

Quitó mis pantalones quedándome solo en bóxer.
Sus manos bajan acariciando cada parte de mi abdomen, llegan a la cinturilla y baja lentamente y sale mi pene.

De ahí me pierdo en la piel de la mujer que alguna vez quise. Que ahora solo es piel y nada más.

Los gemidos resuenan por todo el departamento y de alguna forma no me llena, no me satisface. Solo responde mi cuerpo a otro cuerpo, solo eso.

Me dejó llevar después de largos años, debo de empezar a ver por mi futuro.

Prometí buscarla, prometí acercarme a ella de nuevo. Todo quedó en promesas.

Elaine nunca intento contactarse conmigo. La he visto en cientos de revistas siendo la portada de las más importantes. La modelo más aclamada, solo asiste a las marcas más reconocidas del mundo. Nunca me he acercado a Francia, prometí no acercarme a ella y lo he cumplido.

Se que mi padre está al otro lado del mundo y que no me hace caso. Pero si hago un movimiento en falso seguro saldrá de las sombras y me jodera la vida.

Necesito avanzar en mi vida.

La mayoría del tiempo ignoro todo lo que tiene que ver con revistas, redes sociales y entrevistas. Muy pocas ocasiones me he puesto a ver su cara en las fotos que vagan por internet y tengo como tres revistas donde sale.

La veo y sigo sin poder tenerla. Ha cambiado tanto, sus ojos no desprenden el brillo de antes e incluso he visto una que otra sonrisa arrogante. Ya no hay sonrisas sinceras y cálidas. No queda nada de la chiquilla que era.

Ahora es toda una mujer con veintitrés años, hace dos semanas fue su cumpleaños lo supe ya que anduvo rondando por todos lados.

El amanecer está presente. Heather permanece a mi lado, cuándo terminamos en la sala nos dirigimos a mi habitación. Me levanto para empezar mi día.

Me meto a la regadera para quitarme el olor de la mujer y remplazarlo por jabón y champú. Me visto, salgo de ahí lo más rápido que puedo.

La oficina me recibe, tengo muchos pendientes que terminar hoy. Tengo un contrato que cerrar con la marca de Victoria Secret, si o si tiene que cerrarse hoy.

Mi asistente me hace saber todas mis actividades durante la jornada, comida, reunión en la sala de juntas, cena con quién sabe quién, invitaciones a fiestas de inversionistas que rechazo siempre amablemente.

Programo un próximo viaje a Estados Unidos para ver a un cliente y otro para Canadá, hay uno que me llama la atención una reunión en Francia y otra en Italia. Esta claro que declinare y mandaré a alguien más en mi lugar como representante.

Escucho como alguien toca la puerta.

—Adelante

Mi madre entra.

—Vamos a almorzar juntos hijo

—No puedo madre he quedado con nuestro próximo proyecto, para la otra mamá —me acercó para darme un beso e irme de ahí para el lugar reservado que ya hay en algún restaurante de la cuidad.

—Bueno, suerte Jayden.

Asisto a la comida, dura más de lo que pienso y por un momento me siento aburrido con las pláticas de los hombres, temas sin sentido.
Después de una hora más tarde se deciden por dar terminado sus conversaciones para concentrarse a lo que veníamos y quedamos en una fecha exacta para cerrar el contrato.

La tarde llega y tengo que volver a mi departamento.

Hago lo de siempre regreso a pie apreciando las calles de la ciudad.

Evité a Heather en la empresa no quiero que se acerque, ya obtuvo algo de lo que quería.

Siento la necesidad de despejar mi mente. Entro a mi recámara para buscar entre mis cajoneras lo que quiero. La saco, las escondo en lo más profundo de la oscuridad.

La portada me recibe con aquella mirada gélida, unos labios pintados de rojo con un conjunto de pantalón y saco de oficina. Sin duda desprende elegancia y hermosura, todo en ella lo es.

Acaricio la hoja imaginándome que es ella, cierro los ojos recordando su cuerpo, sus sonrisas que me regalaba y las caricias que hubo alguna vez.

Ya no hay, no queda nada. Los recuerdos son tan vividos y son de años.

Solo me bastaría con entrar a internet y teclear en el buscador su nombre me arrojaría todas las fotos que hay por ahí.

Cuándo llegué aquí no fue en las mejores condiciones, tenía que lidiar con la bebida; paso de ser algo casual que hacía a ser un vicio. Cuándo Elaine se fue me sumí en el alcohol y esto me trajo consecuencias. Ahora odio el alcohol, no puedo ingerir ninguna gota. Dos años sin probar nada.

Mamá me apoyo en mi proceso, le conté todo lo que ocurrió y eso le sumo más odio a mi padre.

No he tenido la felicidad que quiero, estoy a medias. He visto como la familia sale en revistas. Supe que Alec tiene una novia, solo que no preste atención tanto al ver quién era.
Mi mejor amigo tiene novia, seguro ya no queda nada de nuestra amistad.

Escucho que alguien toca la puerta de mi departamento, guardo la revista en la cajonera de hasta abajo. Debo de dejar de hacer eso, no recordarla cada nada.

Voy a la entrada y al abrir me encuentro con Heather. ¿Qué hace aquí?

—Hola Jayden

—¿Ha qué has venido?

—No vas invitarme a pasar —veo la postura que mantiene—, en la mañana ya no estabas.

—Te deje en claro que solo sería sexo —le vuelvo aclarar—. Eso implica que no debemos amanecer al lado del uno del otro.

No la dejo entrar, se que quiere hacer. Si quiere sexo no será a la hora que le pegue la gana, será cuando yo quiera.

—Al menos déjame pasar, no haremos nada que tú no quieras —su sonrisa ladina y coqueta aparece—. ¿Si?

A veces es tan exasperante.

Me hago un lado, pasa sentándose en uno de los sofá.

—Me ha dicho tu madre que no has aceptado la invitación a Italia —eso que le importa a ella—. Me había hecho ilusiones para acompañarte —añade.

—Eres asistente de mi mamá, irás con ella. Mi mamá sabe muy bien que no asisto a ningún evento —puntualizó de nuevo como otras tantas veces.

—No te hará daño asistir a algún evento, espero que algún día aceptes alguno y pueda ser tu acompañante —la insistencia me saca de mis casillas.

No acepta un no por respuesta.

—Ya veremos luego —aunque se que no iré a ninguno.

No puedo seguir con la conversación ya que mi teléfono vibra en el bolsillo del pantalón. Lo saco para atenderla. Me doy cuenta que es un número que no tengo registrado.

—¿Bueno? —contesto.

—Hasta que puedo escuchar la voz de mi hijo —me quedó quieto sabiendo quién es—. No te da gusto oír a tu padre.

Para nada.

—¿Qué es lo que quieres?

—Primero que nada debes de ser amable, por lo menos preguntar cómo estoy —no se cansa de joderme.

Estaba tan bien sin saber absolutamente nada de él.

—Contigo no conozco la amabilidad —contesto seco—. Dime qué es lo que quieres y acabemos con esto.

—Se que has estado todo este tiempo con tu madre, no te da vergüenza estarte escondiendo en las faldas de tu mamá —si ya salió su tono acusador.

—No me estoy escondiendo de nada y mucho menos de ti. Me fui porque me ahogabas y me asfixiabas, todo alrededor de ti es tóxico —cuando hablo con él nunca mido mis palabras—. No iba a estar todo el tiempo esperando que sigas jodiendo mi puta existencia.

—Por favor Jayden, te hice un favor —la arrogancia la lleva a todos lados.

—¿Favor de que?, dímelo que yo solo veo mi infelicidad por todos lados —escupo con odio.

—Siempre siendo un dramático como tu madre.

—Puedes decir mil mierdas de mi pero de mi madre no, a ella la respetas —bramo apretando el teléfono en mi oreja—. Si va a ser así será mejor colgar.

—Hay un asunto por resolver. Tu abuelo está muy enfermo —su papá—, seguro pronto morirá y como tú matrimonio pasado no funciono necesito que te cases cuánto antes.

—No caeré dos veces, lo siento papá pero no seré más tu marioneta —no pretendo dejarme embaucar—. No tienes nada con que amenazarme me has quitado todo.

—Te casarás con quién querías, solo hazlo. Mira que por ahí está Heather —¿cómo lo sabe?—, cásate con ella.

—No lo haré, no la quiero —vocifero.

—No importa la mujer solo ocúpate de casarte —solo habla para joder más.

—Estás loco Joshua, has dejado de ser mi padre desde hace años púdrete en tu miseria —cuelgo enojado.

Solo ha hecho que me endurezca, es lo único que provoca en mi, coraje. Arrojó el teléfono por alguna parte.

—¿Era tu padre?

—Si, será mejor que te marches —le señaló la salida—, no estoy de humor.

—Está bien, te veo mañana en la oficina —me da un beso en la mejilla que provoca que quiera limpiarlo.

°•✮•°

Me despierto sudoroso por el sueño que acabo de tener. Es lo mismo, ya había un tiempo que no lo soñaba, volvió a parecer. El escenario nunca cambia, siempre me he preguntado por qué lo sueño e incluso hay ocasiones que lo siento tan real.

La bebé en sus brazos, Elaine, la cabaña, yo a su lado y siendo felices.

El reloj marca las cinco de la mañana aún es temprano como para salir al trabajo. Me levanto de un salto me coloco ropa deportiva para salir a correr y despejarme del sueño.

Corro hacia el parque que se encuentra cerca de aquí, tardo más de una hora trotando. Me doy cuenta que es hora de regresar y tomar una ducha para iniciar mis labores.

Mi asistente entra para darme mis ocupaciones del día de hoy.

—Ya vista la nueva noticia de Elaine —levanto mi vista.

—No me interesa —lo hace pero quiero mantenerme alejado.

—Hoy es uno de los días en los cuáles desaparece, ya es la cuarta vez y muchos de sus fans se hacen ideas y suposiciones —no entiendo nada de lo que dice—. Ha confirmado que estará de descanso hoy, nada de cámaras y público.

—Eso a mi que —sigo ignorando sus palabras.

—Dicen que esconde algo —capta mi atención—. Su familia también desparece está fecha, sospechoso.

—Solo descansan de las cámaras es todo, no me digas más de ella —advierto—, a veces me arrepiento de haberte contado mi vida.

—Soy tu amigo —lo es de alguna forma.

Derek, es estadounidense que se mudó a Alemania por trabajo, cuando llegue aquí él ya estaba, es un buen amigo aparte de ser mi asistente.

—Mañana tienes un vuelo a Estados Unidos —me recuerda—, sale por la mañana y al siguiente día la reunión.

—Gracias ¿y el vuelo de Canadá?

—Para la próxima semana —checa en su tableta—. Tu mamá me ha dicho que quiere verte en su oficina.

—Te ha informado para que.

—No, solo me dijo que te pasarás por allá.

—Iré a verla entonces —me paro de mi asiento para ir a ver a mi mamá.

La oficina de ella se encuentra un piso más arriba, tomo el elevador.
Llego a la planta de arriba, afuera está Heather en su cubículo.

—Buenos días Jayden, tu mamá te espera —la cortesía es tan alegre.

—Buen día —paso a su lado ignorándola.

Abro la puerta sin tocar.

Me acercó a mi madre para besarla en la mejilla y decirle buenos días.

—Me has mandado a llamar, ¿qué se te ofrece madre?

—Siéntate cariño —me señala la silla enfrente de ella—, me ha contado la diseñadora Clark.

—¿Algún inconveniente? —indago.

—Para nada, está más que satisfecha con el excelente trabajo que se está haciendo. Ha sido por otro tema —el traje que lleva es color rosa pálido, un pantalón con saco.

—Entonces

—Le había cancelado la invitación para asistir a su evento. Le he dicho que no asistirás.

—¿No irás tú? —frunzo el ceño de lo extraño que es.

No se lo perdería por nada del mundo, es prácticamente la pasarela más esperada.

—No, he quedado de volar a Australia —ya recuerdo, tomara unas vacaciones para esa fecha.

—Lo había olvidado por un instante.

—Ya nos estamos desviando a lo que iba —olvida lo demás—. Se enteró que declinamos la invitación, se sintió muy rechazada.

—¿Y?

—¿Cómo que "Y"? —me mira con suspicacia—. Se me ha salido decir que irás a Estados Unidos y me ha dicho que ella está allá, que te des una vuelta que quiere verte en persona.

—Una cita conmigo ¿para qué?

—No lo se, solo ve a esa cita y listo —añade.

—Está bien

—Gracias hijo, es todo puedes seguir con lo tuyo.

Estoy a punto de abrir la puerta cuándo me hace regresar.

—Hay una cosa más.

—¿Si?

—Me ha contado Heather que estuvo en tu departamento el día de ayer —maldita parece que no puede cerrar la boca.

—¿Qué te ha dicho?

—Solo eso, se que es la chica con la que andabas en el pasado —claro que lo sabe—. Está bien que estés rehaciendo tu vida.

—No te ilusiones madre, no tengo nada con ella solo es amistad, yo no regreso con mujeres del pasado —no le digo más.

—¿Qué me dices de Elaine? —me congelo, mi madre suele mencionarla muy poco.

—Es algo totalmente diferente... —titubeó por un segundo—, fue mi esposa.

—No la has olvidado ni por un microsegundo. Me hubiera gustado conocerla solo la vi una vez, tenía una felicidad en los ojos —se pone a recordar.

—La vez en las revistas y redes sociales —suelto obvio.

—Ya lo se, sabes a qué me refiero. Me hubiera gustado platicar con ella, contar tus anécdotas de niño y eso —veo como piensa y se pierde.

—No tiene caso hablar, no sucedió y es por algo.

—No has pensado ir a verla en donde esté.

¿Que si no lo he pensado?, la mayoría del tiempo pero no puedo, mi padre seguro es capaz de todo.

—Si —es todo, no dice más más. Solo de ahí.

Tengo que ir a casa para preparar una maleta.

No tengo que hacer mucho por hoy. Le digo a Derek que se encargue de lo demás.

Al llegar a casa me preparo un poco de comida, me paseo por todos lados con un pantalón de tela que cuelga en mis caderas haciendo ver la cinturilla de mi bóxer, voy sin camisa. Es relajante no llevar traje.

Me acomodo en mi sofá para ver algo en mi teléfono, no suelo entrar mucho a las redes sociales, poco en la aplicación de twitter, me doy cuenta que tengo demasiadas notificaciones. Veo algunas de las más recientes. Un hilo donde chismean la vida de Elaine.

Si, a veces cuando me pica la curiosidad busco acerca de lo que hace, no lo hago de seguido es cuando la echo de menos.

Una fan habla sobre un posible amorío con un francés que en mi vida había escuchado hablar de él. Leo todo lo que dicen.
Adjuntan una foto donde entran al departamento del tipo. Ella va de la mano con el hombre que lo hacen llamar Adrien Bouffart.

La preguntas son: ¿serán pareja?, ¿solo amigos con derecho?, ¿una aventura?. Cosas sin sentido.

Me da un coraje de arrojar el teléfono a cualquier lugar. ¿Será cierto?, ¿tendrá un relación con aquel tipo?

¿Y a mí que demonios me importa?

Apagó el teléfono y mejor me pongo a preparar la maleta. Suena el timbre.

—Me entere que viajas mañana —pasa como si nada, sin ser invitada—. Te voy a extrañar estos días.

—¿No deberías estar en la empresa?

—Debería —me da la razón—, la señora Grace salió a un asunto donde me dijo que no me ocuparía.

—Entonces deberías estar yendo a tu casa —opino.

—Estaré muy sola, así que decidí venir a hacerte compañía.

—No la necesito.

—Quiero que me folles —que poco sutil.

—No, vete —la corro.

—Vamos a divertirnos un rato —invade mi espacio personal—, pasarla bien, mañana ya no te veré y tampoco dentro de unos días.

—No estoy de humor —recuerdo mi enojo.

—Nunca lo estás.

—Exacto, por eso será mejor que te marches de mi vista —la tomo del brazo para sacarla—. Nos vemos dentro de unos días.

—No me hagas esto Jayden —reclama como una niña berrinchuda.

—Si puedo —cierro la puerta en su cara, del otro lado escucho como grita de rabia. Es lo menos que me importa.

Marco el número de mi asistente.

—Consígueme un boleto de avión para esta misma tarde —cuelgo sin darle la oportunidad de contestar.

En una media hora más me manda un mensaje diciendo que ya está. Tomo mi maleta para irme de una vez. Le envío un mensaje a mi madre para avisarle.

°•✮•°

Filadelfia, Estados Unidos

Llego a Estados Unidos, voy al hotel en el que me hospedare.

Mi progenitora me hizo saber que le aviso a la señora Clark que llegaría antes de tiempo. Pide verme lo antes posible, acepte su invitación a una cena en un restaurante no muy lejos de aquí.

Las horas pasan para verme con la diseñadora más famosa del momento.

Llamo a un taxi para que me lleve al dichoso encuentro. No se que es lo que quiere la mujer.

Al llegar me avisan que me están esperando. Hay una mujer que me da la espalda.

—Buenas noches —se para y se gira hacia mí.

—Buenas noches, debes ser Jayden Friedrich —me acercó para saludarla.

—Él mismo —lleva un vestido elegante que hace relucir sus ojos miel.

—Un gusto conocerte en persona —sonríe—. Mi esposo llegará en un momento.

—De acuerdo —tomo asiento enfrente de ella—. No me hicieron saber para que me quería ver.

—Solo conocer al hombre que le hace publicidad a mi trabajo —es joven y más bonita en persona.

—Perdón por la tardanza —saluda un hombre, debe de ser el esposo.

Me levanto.

—Jayden Friedrich —le doy la mano.

—William Davis, esposo de Abigail Clark.

Nos sentamos para pedir la cena.

—Me ha ofendido el rechazo a mi invitación —decide hablar.

—No podrá asistir mi madre —le hago saber.

—Me lo hizo saber, la invitación no era para ella, era para ti —su esposo deja que hable ella—. Me gustaría que estuvieras ahí.

—No entiendo cual es su interés del que yo asista.

—Solo es una invitación a mi evento, será el evento del año y es gracias en parte a ustedes.

—Es nuestro trabajo, además que usted ya cuenta con fama de la mejor diseñadora.

—Te doy la razón, mi esposa es todo un éxito por sus excelentes diseños —afirma su marido.

Tiene unos ojos negros muy penetrantes, se nota que es de pocas palabras.

—Acepta la invitación Jayden —me tutea—. No acepto un no por respuesta.

—Abigail no seas insistente, me prometiste que solo le volverías a ofrecer la invitación —regaña a la mujer.

—Trato de que asista —una mujer que no se rinde.

—Sigamos cenando —el señor William sigue con su cena.

Cuándo ya hemos terminado puedo apostar que Abigail Clark no se rendirá.

—Ya no te presionare más piensa bien y antes de que te vayas de Filadelfia espero una respuesta de tu parte.

—Se la haré saber.

—Un gusto conocerlos

—El gusto fue nuestro, una disculpa por lo exigente de mi esposa —se disculpa el hombre—, suele ser así siempre.

—Te estoy escuchando Will, vamos tenemos que pasar a recoger a nuestros hijos con Azul —salen más primero.

Él la toma por la mano saliendo del restaurante, yo también salgo y el aire golpea mi cara. Tengo que regresar al hotel.

Tengo que pensar en ir o no ir al evento. No quiero aceptar la invitación, no puedo. Declinó por negarme, no entiendo el afán de insistir por un evento. Nunca asisto a ninguno, solo me dedico a mi trabajo.

Si lo hago tendré que pisar París y no se cuántas probabilidades hay de verla.



🫧🫧🫧🫧

Buenas, buenas. No estuve con tantas ganas de escribir 😔 lo siento, siento que me quedo el capítulo un poco guango jajaja de por sí siento que batallo en escribir con Jayden.

¿Quién de aquí conoce a Abigail y William?, Griten por qué si se casó con él AAAAHHHHH.
No se esperaban esa, lo vengo planeando desde que inicie el libro.

¿Creen que vayan a París Jayden?
Cada vez falta poco para ese reencuentro.

Siganme por aquí y por instagram estoy como @sarahi_salinas recuerden que subo spoiler por allá ❤️

Nos vemos hasta el próximo domingo ✨

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