SAVANNAH

By cinnamongxrl

159K 10K 1.9K

Toda la vida supuso ser hetero, hasta que después de varios años se reencuentra con la madre de su amor de ad... More

Prólogo
Capítulo 1: "California allá voy..."
Aviso
Anuncio
Capítulo 2: "Vida nueva"
Capítulo 3: "Volverte a ver"
Capitulo 4: "Nervios"
Capítulo 5: "Momentos incómodos"
Capítulo 6: "Nuevo encuentro."
Capítulo 7: "Alcohol y resaca"
Capítulo 8: "Descubrimientos"
Capítulo 9: "¿Qué me sucede?
Capítulo 10: "Ser o no ser"
Capitulo 10: "Ser o no ser"
Capítulo 11: "Andrómeda"
Capítulo 12: "Nuevas sensaciones"
Capítulo 13: "Accidentes"
Capítulo 14: "Estoy aterrada"
Capítulo 15: "Un trago por cada culpa."
Capítulo 16: "Los errores no se eligen"
Capítulo 17: "A punto..."
Capítulo 18: "Lo inevitable de tu cercanía."
Capítulo 19: "Me complicas"
Capítulo 20: "El océano en tu mirada."
Capítulo 21: "Impulsos"
Capítulo 22: "Dar vuelta la página"
Capítulo 23: "Inoportuno"
Capítulo 24: "Por primera vez..."
Capítulo 25: "You're my strange addiction"
Capítulo 26: "Los nervios a flor de piel"
Capítulo 27: "Purgatorio"
Capítulo 28: "Ataque de valentía"
Capítulo 29: "Repeat"
Capítulo 30: "Nuevos aires"
Capítulo 31: "¿Casualidad o causalidad?"
Capítulo 32: "Cliché"
Capítulo 33: "Deconstrucción"
Capítulo 34: "Rebecca y sus pinceles..."
Capítulo 35: "Te extraño"
Capítulo 37: "Cuando el deseo da órdenes..."

Capítulo 36: "Soltar..."

798 73 16
By cinnamongxrl

Siento como si los momentos con ella hubiesen sido una vida aparte, y de repente veo pasar a esa vida frente a mi como en una proyección cuando estás a punto de morir. Y la veo a ella, y la veo feliz, y me veo feliz, y veo todo lo que no pudo ser y me empeño en negar que ya no deseo...

Te extraño, Rebecca.

CONTINUACIÓN...

— ¿Quieres pasar? — dijo de pronto Rebecca sacándome del trance en el que me hallaba.

— Está bien... — contesté.

Entro y todo parece estar igual, los muebles, los adornos, el color de las paredes e incluso su olor, a pintura mezclada con lavanda.

— Disculpa que te reciba así, estaba pintando — dijo Rebecca de repente.

— No te preocupes, soy yo la que vine sin avisar, perdona, pero necesitaba hablar contigo. — dije nerviosa.

— Está bien, yo también necesito hablar contigo, pero te escucho... — dijo Rebecca.

— Es...es difícil, no sé si podremos hablar en un lugar más privado. — digo oyendo ruidos en la cocina, lo cual me imagino será su empleada doméstica.

— Vamos a mi atelier, si quieres. — dice.
Y aquello me suena como una invitación al paraíso y al infierno al mismo tiempo.

— Está bien. — respondo.

Nos dirigimos hasta su atelier por aquellas escaleras que tantas veces subí, y al llegar al cuarto siento una sensación de paz infinita. Estar allí me remueve muchos sentimientos, y me trae tantos recuerdos bonitos que no puedo evitar que la nostalgia me invada.

— Está todo hecho un desastre pero puedes acomodarte dónde quieras. — dijo Rebecca observándome.

Miro a mi alrededor y me siento sobre un pequeño diván cerca de la ventana.

— Has pintado mucho por lo que veo. — digo observando la cantidad de cuadros a mi alrededor, algunos terminados y otros sin acabar.

— Bueno...sí, pocos de ellos son realmente decentes pero si, he pintado bastante. — dijo Rebecca.

Yo continúo observando a mi alrededor y aún no puedo entender tanta modestia de parte suya.

— ¿Quieres tomar algo? ¿un café tal vez?" preguntó Rebecca esta vez.

— No, gracias, estoy bien. Preferiría...hablar contigo de una vez, sino siento que jamás lo haré. — dije tratando de obligarme a enfrentar la situación, pero me estaba costando más de lo que pensaba.

— Está bien, te escucho. — dijo.

— Yo...vine hasta aquí para tratar de estar en paz contigo, pero sobre todo conmigo misma. Necesito sanar, necesito... dejarte ir, para poder continuar con mi vida Rebecca, y siento que tú necesitas lo mismo que yo. Claramente la última vez que hablamos antes de la muestra no fue muy en buenos términos que digamos, nos hicimos daño, y...solo la distancia parecía poder acabar con todo, pero luego te vi en la muestra de mi amigo y nuevamente sentía que todo seguía inconcluso, sentí... — suspiro, si continuaba me vería obligada a decir lo que sentía y no quería, pero tampoco quería mentir.

— Qué sentiste...— preguntó de pronto Rebecca observando atentamente con los ojos brillantes, aquellos que siempre se llevaban toda mi atención.

— Sentí que todo era como antes, pero no...ya nada es igual, yo no soy la misma de antes y tú tampoco. — dije mirando hacia abajo, sus ojos eran demasiado poderosos para mí pobre alma.

— ¿Eres feliz? con ella...¿realmente eres feliz? — preguntó de pronto y yo sentí como si esa pregunta se me clavara en el pecho.

— De una manera diferente, pero sí, lo soy. — respondí tratando de sonar más segura de lo que en realidad estaba.

Rebecca quien se había mantenido de pie, de pronto se sienta al borde de un banco y coloca sus manos entre sus piernas escondiendo la mirada.

— Lo único que quiero es que seas feliz Savannah, tanto o más de lo que fuiste conmigo. Y si con ella lo eres entonces con todo el dolor del mundo lo respetaré, pero antes necesito decirte algo. — dijo.

— Rebecca yo... — intento interrumpirla pero ella me detiene.

— Por favor, yo te escuché, ahora necesito que tú me escuches a mi — yo asentí con la mirada. — Sé que con mis miedos e inseguridades te hice mucho daño, y créeme que si pudiera volver el tiempo atrás para enmendarlo lo haría, pero simplemente no puedo. Fui una cobarde al pedirte que te fueras de mi vida, porque era lo que menos quería, solo...estaba aterrada, no sabía cómo manejar mis sentimientos contigo, cómo manejar la situación con Jade, con Bosco, fue...demasiado, tienes que entenderme. Lo más difícil de mi vida fue perder a Jade por el amor que sentía por ti, pero sabía que tarde o temprano pasaría.
Con el tiempo traté de encerrar mis sentimientos en una caja bajo llave pero simplemente no puedo, no puedo hacer de cuenta que no exististe nunca en mi vida, no puedo borrarte de mi cabeza así como así, traté, créeme que lo intenté con creces pero no pude, no puedo, no puedo olvidarme de ti — dijo observándome con los ojos aguados.

Y yo sentía que mi alma se partía en mil pedazos, por primera vez después de mucho tiempo tenía a Rebecca frente a mi siendo completamente sincera respecto a sus sentimientos, algo que había deseado con todas mis fuerzas, pero simplemente había algo dentro de mi que no me dejaba bajar la guardia. Seguramente el miedo, el miedo a ser lastimada una vez más, y claro, Eva. Sobre todo Eva, no quería lastimarla tampoco a ella.

— Rebecca yo...no puedo seguir con esto, fue un error venir hasta aquí, perdón, yo...será mejor que me vaya. — dije intentando irme con los ojos envueltos en lágrimas.

— No te vayas, por favor. — dijo deteniéndome.

— Déjame ir, por favor. — supliqué.

— ¿La amas? si realmente la amas no volveré a interferir, te dejaré en paz para siempre, lo prometo. — dijo con aquellos ojos que calaban tan profundo en mi alma como el primer día que la vi.

— No juegues sucio Rebecca, no es justo. — dije secándome el rostro.

— No trato de jugar sucio, solo... (suspira) no quiero perderte Savannah. — dijo como si se le fuera la vida en ello.

— Creo que ya es demasiado tarde para eso. — dije con el corazón en un puño. Intenté irme pero nuevamente me detuvo.
Al sentir el tacto de sus manos en las mías siento como si una electricidad me recorriera por completo, era como si mi cuerpo pudiera reconocerla.
Cada tacto, cada respiración suya cerca de mi, sentía que me hacía más vulnerable a su lado.

— Antes de que te vayas, necesito mostrarte algo. — dijo acercándome hasta uno de sus cuadros el cual se encontraba tapado con una manta.

Le quita la manta y de pronto me reconozco a mi misma en el cuadro sonriendo. Me asombro y siento que el corazón se me estruja.

— Así es como te he recordado todo este tiempo. — dijo.

— No sé por qué me haces esto Rebecca, por qué ahora. — digo con el llanto comenzando a florecer en mi garganta mientras la observo.

— Porque te amo...y no he dejado de hacerlo ni por un segundo. — dijo acercándose a mi, sin yo poder evitar caer en el encanto de su mirada.

Se acercó más a mi, con sus dedos comenzó a acariciar mi mejilla suavemente, luego mi mentón, luego mis labios, y por cada tacto suyo yo sentía que una parte de mi se desvanecía por completo.
Poco a poco siento el calor de sus labios sobre los míos y una punzada en el estómago me ataca. Siento lo mismo que la primera vez que la besé, las mismas mariposas, los mismos miedos, las mismas ganas incontrolables de llevarla conmigo, todo es igual. Incluso el sabor fresco de sus labios, y su olor a flores, y la suavidad de su piel, y su cabello, y sus ojos como un océano, y su boca como la colina donde siempre me gustó descansar.
Pero de repente Eva me invade el recuerdo, y me siento culpable por todo.
Me separo lentamente de Rebecca y la miro...

— Perdóname, pero no puedo hacer esto. — digo con la voz en un hilo.

— Savannah... — dice Rebecca tomándome la mano en un último intento por retenerme.

— Lo siento, — digo sintiendo como sus dedos se desprenden de los míos y huyo del lugar.

Apenas cruzo el umbral de la puerta rompo a llorar como una niña.

Ya en mi casa y cuando logro estar un poco más tranquila llamo a Paul y Lucía por videollamada para contarles lo que sucedió con Rebecca y la charla que tuvimos. Obviamente necesitaba de sus consejos y de su apoyo ahora más que nunca.
Al terminar la llamada solo me quedo en mi cama acostada observando el techo.
Siento que todo este tiempo en que trabajé para superar a Rebecca se evaporó con un simple beso. Y me siento una idiota por volver a caer en sus brazos, pero a la vez, sé que de verdad está arrepentida y que fue sincera con todo lo que me dijo. Y es que no puedo culparla solo a ella de las cosas que pasaron, y más aún con todo lo que pasó con Jade. No sé, tal vez fui injusta al actuar así con ella y no comprenderla un poco más, estoy tan confundida.
Tanto pensar el sueño me vence y me quedo completamente dormida.

Día domingo, Eva me escribe para vernos pero yo no me siento nada bien así que decido mentirle con que me he pescado un resfrío. Al día siguiente no voy a la Universidad, y siguiente tampoco.

Día miércoles, vuelvo a la Universidad ya que no podía seguir faltando y me encuentro con Paul, quien me pregunta si ya hablé con Eva, yo le respondo que no la he visto desde el jueves pasado. Paul me dice que tengo que ser sincera con ella para luego no crear malos entendidos, que no se lo merecía, y que más aún si estaba confundida con Rebecca que ella merecía saberlo. Yo le doy la razón, y le digo que aunque me cueste hablaré con Eva y le contaré todo lo que sucedió y lo que siento.

Termino de cursar, y lo primero que hago es escribirle a Eva diciéndole que necesito hablar con ella, que si podemos vernos para tomar un café, que nos encontremos en una cafetería de por la zona.
A los minutos me confirma la cita a través de un mensaje, así que me dirijo hasta el lugar con un manojo de nervios en el estómago.
Al llegar, me siento en una de las mesas del rincón apartada del resto y decido esperar a Eva que todavía no llega.
Cinco minutos después Eva llega, me saluda con un beso en la mejilla y se sienta frente a mi.

— Bueno, ya estoy aquí, tu mensaje parecía urgente, ¿pasó algo? — preguntó Eva algo preocupada.

— No nada grave, tranquila, solo...necesito hablar un par de cosas contigo. — dije tragando saliva, tratando de sacar coraje de alguna manera.

— Está bien, te escucho. — dijo observándome.

— Yo...necesito ser sincera contigo respecto a mi pasado con Rebecca, porque no he estado sintiéndome bien y siento que la única manera de sentirme más liviana es hablarlo contigo. — solté, Eva asiente con una media sonrisa. — Sé perfectamente que tú y yo no estamos en una relación formal ni nada por el estilo, pero de igual manera me gustaría tener una relación de completa honestidad y sin secretos. — Eva se nota atenta y solo escucha.
Es ahí donde decido contarle desde un principio cómo conocí a Rebecca, sobre Jade y demás, para ponerla un poco en contexto. Le dije también que tuve una relación con ella pero que jamás fue nada oficial, claramente entendió los motivos. Eva escuchaba seriamente.

— Pero debo ser aún más sincera contigo Eva, yo...aún sigo confundida, por más que lo he intentado alejándome, y dejando que el tiempo pase aún no he podido olvidarla. Ella... ha sido una persona demasiado importante para mí y en mi vida en general, y simplemente...me cuesta dejarla ir. — dije hablando desde la sinceridad absoluta.

— Puedo entenderte, de verdad. — dijo Eva.

— Eso no es todo, el sábado sentí una enorme necesidad de hablar con ella así que lo hice, fui a buscarla y hablamos, pero...también nos besamos. Y aunque quise hacerlo también me siento culpable, por no haberlo hablado contigo antes. Lo que menos quiero es hacerte daño Eva, te lo juro. — dije, reteniendo las ganas de llorar.

— No estoy molesta, lo entiendo, de verdad, cuando te enamoras tan profundo de alguien y simplemente las cosas acaban sin acabar es muy difícil soltar, créeme, lo sé. Aún así agradezco que hayas sido sincera conmigo al respecto y me hayas hablado de tus sentimientos, claro, tal vez hubiese sido mejor saberlo desde un principio pero está bien, respeto tus tiempos y nuevamente te agradezco que lo hayas hecho ahora. — dijo Eva, de pronto sus ojos se pusieron más cristalinos.

— Perdóname, de verdad no sabía cómo decírtelo, tenía miedo, miedo de que te alejaras, porque no quiero que te alejes, te quiero Eva, te quiero demasiado. — le dije.
Eva sonríe a medias.

— Yo también te quiero mucho, muchísimo, pero...estoy empezando a tener sentimientos por ti, y creo que con todo esto preferiría no seguir avanzando por el momento, de verdad no  quiero salir lastimada. — dijo Eva, y el corazón se me hacía añicos tan solo escucharla.

— Te entiendo, aunque no quiero que te apartes de mi, de verdad que no — alcancé a decir.

— Yo tampoco quiero eso Savi, pero creo que necesitas estar sola y pensar, y yo también lo necesito. — dijo tomándome de la mano.

— No sabes lo importante que te hiciste para mi en este tiempo, has sido mi apoyo incondicional  y de verdad que te quiero muchísimo, ojalá en un tiempo podamos seguir acompañándonos como siempre y hacernos bien, como antes, tú te lo mereces todo. — le dije desde el corazón.

— Tú también Savi, eres más que importante para mí, por eso este tiempo nos va a servir a ambas para aclararnos y saber qué queremos realmente. Decidas lo que decidas lo entenderé, y estaré para ti siempre que me necesites, no tengas dudas de eso. — dijo Eva, estaba un poco emocionada pero trataba de ocultarlo.

— Yo también para ti. — dije besándole la mano.
Eva sonrió con aires de melancolía.

— Ya tengo que irme, pero cualquier cosa que necesites sobre tus clases no dudes en acudir a mi. — dijo aclarando su garganta, para tratar de sonar más fuerte quizás.

— Te quiero Eva — dije sin soltarle la mano.

— Y yo a ti. — dijo Eva apretujándome la mano y yéndose rápidamente para ocultar una lágrima que comenzaba a asomar en sus ojos.
Acabo de romperle el corazón.

Esa definitivamente fue una de las charlas más difíciles y maduras que había tenido en mi vida. Y a pesar de que me dolía, Eva tenía razón, era lo mejor para ambas.

Después de aquella charla me fui a casa, necesitaba estar sola en mi cuarto, con mis cosas. Al llegar dejo mi bolso en el sofá y me voy directo a mi habitación ya que no había nadie en la casa.
Me acuesto en la cama y simplemente me quedo allí, pensando en todo.
Un rato más tarde se escucha la puerta de entrada, luego tocan a la puerta de mi habitación.

— Pasa mamá. — dije desde la cama.

— Hola cariño, ví tus cosas en el living por eso supuse que estabas aquí, ¿cómo estuvo tu día? — preguntó mi madre.

— Estuvo...bien, normal. — dije desganada.

— ¿Hija pasa algo? te noto decaida. — dijo observándome.

— No mamá, estoy bien. — contesté.

— ¿Segura? no te ves nada bien, déjame ver — dice esta vez tocándome la frente.

— Te prometo que estoy bien, solo estoy cansada — dije evitando hablar del tema.

— Si no es gripe entonces es mal de amores, conozco esa cara hija, ya la he visto antes. — me dijo de pronto, a veces odiaba que me conociera tanto.
Yo solo permanecí en silencio.
— No quieres contarme, está bien, pero si quieres hablar en algún momento sabes que estoy, te dejaré sola si es lo que necesitas — dijo mi madre con una sonrisa.
Se levanta de la cama y se dirige a la puerta para irse, pero yo la detengo.

— Espera mamá, no te vayas, ¿me abrazas? — digo con un nudo en la garganta.
Mi madre se voltea a verme y de inmediato me abraza.

— Qué pasa hija, estás triste, no me gusta verte así, dime qué sucede — dijo preocupada.

— Nada, solo que esta vida es agotadora — dije suspirando evitando llorar.

— Claro que lo es, pero no por eso tiene que dejar de ser bonita, ¿no te parece? — dijo sonriendo.

— Me cuesta verlo de ese modo, ¿nunca sentiste que tu vida personal se iba al carajo? porque eso es lo que me está sucediendo justo ahora. —dije suspirando.

— Muchas veces hija, demasiadas. — dijo.

— ¿Y qué hiciste al respecto? — pregunté.

— Simplemente seguir, y pensar en las cosas buenas que sí me estaban pasando. En cuanto dejas de estar pendiente del pasado y del futuro y solo te concentras en el presente todo comienza a mejorar, tal vez eso te ayude. — dijo mamá.

— Puede que tengas razón, pero en mi caso hay cosas que simplemente no creo que mejoren. — dije con pesimismo.

— Pues...en ese caso, entonces no era para ti. Simplemente deja que el tiempo pase, y que sane lo que tenga que sanar. — sonrió.

Después de aquella charla con mi madre la verdad me sentí mucho más aliviada, tal vez era porque siempre sabía qué decirme, y porque un abrazo de mamá era capaz de solucionar una catástrofe entera. Pero aún así, no podía dejar de pensar en Rebecca y en Eva, jamás me había sentido tan confundida en toda mi vida.
Coloqué la cabeza bajo la almohada y poco después el cansancio mental volvió a vencerme y me dormí.

Los días pasaron y yo seguía igual o peor de confundida. Parecía que nada servía. A Paul y Lucía los tenía hartos con el tema pero sin embargo ellos continuaban escuchándome y aconsejándome al respecto.
Según Paul tenía que salir más y divertirme, y dejar de estar encerrada en casa con mis padres, que la vida de anciana no me iba a hacer nada bien, así que esa misma noche me obligó a levantarme de la cama, me mandó a ducharme y me dejó ropa sobre la cama, diciéndome que me llevaría a la mejor discoteca de la zona.
Yo la verdad es que no tenía muchas ganas de salir pero tampoco quería quedarme en casa haciéndome la cabeza un lío, así que simplemente me dejé arrastrar por Paul.
Pronto llamó a Lucía para que se alistara, y a ella se unió Nico y algunos de sus amigos, muchos de ellos los había conocido en la muestra y me habían caído súper bien. Así que a pesar de todo, ya me entusiasmaba un poco más la idea de salir.
Esa noche la pasamos genial, hacía bastante que no me divertía tanto, y me vino muy bien la distracción.

Los días siguientes solo fueron de silla y libros, ya que se acercaban los exámenes finales y debía prepararme bien. Aunque tenía un poco de miedo sabía que había estado preparándome tanto con Eva como por mi propia cuenta, así que estaba confiada en que aprobaría.

Dos semanas después, y ya estaba con mesa de exámenes, había aprobado cinco de siete, solo me faltaban dos para rendir, así que estaba estudiando muchísimo para poder aprobar.
En esas dos semanas la verdad no había pasado mucho, ya que había estado concentrada en mis estudios. Obviamente algunos días nos veíamos con Paul y Lucía pero todo muy tranquilo.
En cuanto a Eva no he vuelto a hablar con ella desde esa vez, claro la he cruzado en los pasillos y nos hemos saludado, pero no más que eso. Mucho más después de que terminó su suplencia en mi clase ya no la cruzaba muy seguido.
La extraño, no voy a negarlo, pero admito que este tiempo estando a solas conmigo misma me han servido de mucho, y estoy más tranquila.
Y Rebecca...bueno, todo sigue igual, tampoco he vuelto a saber de ella desde aquella última charla, ella ha respetado mi distancia y no ha vuelto a buscarme. Aunque confieso, que tal vez me hubiese gustado que lo hiciera. Quizás porque soy yo la que se obliga a no ir tras ella porque sé que en cuanto lo haga no habrá marcha atrás. Sigue siendo mi debilidad y me sería difícil rechazarla una vez más.
También la extraño, demasiado, pero es que ni siquiera sé qué es lo que quiero, y ya soy una adulta como para seguir lastimando a las personas por mi indecisión, así que por el momento decido mantenerme al margen, con Jade aprendí la lección.
Por ahora prefiero mantenerme así, disfrutar de mi propia compañía, de mis amigos, y enfocarme en mi carrera que en este momento es lo que más me importa.

Caminábamos con Paul por el campus y decidimos sentarnos en una de las bancas a tomar un café.

— ¿Ya supiste lo de Elle? — dijo de repente.

— ¿Elle? no, ¿qué pasó? — pregunté con curiosidad.

— La expulsaron de la Uni — dijo Paul.

— ¿En serio? pero cómo, ¿qué pasó? — pregunté intrigada.

— La verdad es que no sé bien qué pasó, pero corre el rumor de que amenazó a un profesor para que le cambiara una nota — dijo Paul mientras bebía de su café.

— No me jodas, de verdad que está demente — dije.

— Demasiado, yo apenas la vi me di cuenta que muy normalita no era — dijo Paul y a mí me hizo gracia su comentario.

— Qué, es la verdad, y con lo que te hizo terminé por confirmarlo, menos mal que ya no volverá por aquí. — volvió a decir Paul.

— Sí, menos mal. — dije.

Y la verdad es que si, sentí un gran alivio al enterarme de que había sido expulsada, ya que después de todo lo que había pasado con ella me sentía incómoda y hasta insegura. Solo la vi unas dos veces más después de aquel inconveniente pero ella simplemente agachaba la mirada o me volteaba la cara, seguramente por vergüenza. Pero yo agradecía que lo hiciera, me había dejado muy en claro que era una persona completamente inestable y la verdad que mientras más lejos estuviera de mi, mejor.
Caminamos un poco por el parque y Paul me preguntó cómo estaba con el tema de  Rebecca y Eva. Le dije que estaba mejor, que simplemente me estaba enfocando en los exámenes y eso me tenía bastante ocupada como para poder pensar, cosa que agradecía. Él me dijo que se alegraba mucho que estuviera mejor, y que tuviera paciencia, que todo iba a estar bien pronto.
Ojalá tenga razón, pensé.

Paciencia, virtud de los dioses...

Continue Reading

You'll Also Like

3.7M 162K 134
Ella está completamente rota. Yo tengo la manía de querer repararlo todo. Ella es un perfecto desastre. Yo trato de estar planificada. Mi manía e...
85.7K 11K 148
Entra para obtener más información de la historia 💗
1.1M 53K 53
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...
304K 19.7K 35
[SEGUNDO LIBRO] Segundo libro de la Duología [Dominantes] Damon. Él hombre que era frío y calculador. Ese hombre, desapareció. O al menos lo hace cu...