"And your love's so strong, like a pill I take it"
La muerte de Tyreese fue un golpe bajo al débil corazón de Jessica. Si bien había algunos que no lo conocían del todo, Jess se sintió aún más débil por el hecho de haber sobrevivido junto a él desde la prisión.
Antes de que comenzaran a dispersarse al enterrarlo, ella quiso decir algunas palabras en memoria de Tyreese y para confortar a su hermana, Sasha, después de las dos pérdidas que tuvo. Comenzó diciendo que la primera vez que vio a Tyreese, pensó que era un hombre bueno, y el tiempo solo terminó por confirmarlo.
"No habría sobrevivido si no fuera por su buen corazón", fue el comentario que causó aún más dolor, tanto en su corazón como en el de la mayoría.
Recordaba que cuando ella comenzó a perder la cabeza, Tyreese la apoyó para que siguiera y no se estancara; al desmayarse en las cercanías de Terminus, fue él quien la llevó hasta la cabaña; cuando habló de Judith con Rick, le dio los créditos del bienestar de la pequeña a Jess.
—Tyreese era el tipo de persona que se metía en tu corazón sin intención, pero que se quedaría allí sin esperar nada a cambio —había comentado para luego tomar un poco de tierra con sus manos y lanzarlo a su tumba.
Washington quedaba tan lejos que no recordaban por cuánto tiempo habían estado manejando hasta llegar a su destino. El grupo ni siquiera podía pensar en dónde estaban hace unos segundos dado a las pocas energías que tenían en su cuerpo y mente.
En estos momentos, lo elemental era faltante; no había comida ni agua. Algunos estaban muy agotados y había otros que estaban a punto de desmayarse. Daryl, Sasha y Maggie habían salido para buscar aunque sea unas gotas de agua o una pequeña ración de comida, pero los bosques estaban vacíos.
Como cereza del pastel, unos metros más adelante la gasolina de la camioneta se acabó, lo que los obligó a comenzar a caminar desde ese punto. Por un momento, Jess pensó en sacarse los órganos para no sentir el hambre que sentía en ese momento.
—Jessie, estoy cansada —dijo Marion arrastrando las palabras.
—Ya llegaremos, cariño. Ven. —La alzó en sus brazos para que descansara un poco.
Como Carol le había dicho hace un tiempo, ella tenía que estar bien para Marion. Por ello, aunque ella estuviera en las mismas o peores condiciones que la niña, tuvo el valor y la fortaleza para cargarla en sus brazos por un trayecto largo. Tara sonrió al notar eso.
—Eres muy buena con ella —le dijo—. A veces me recuerda a mi sobrina: Meghan, se llamaba. —Su semblante le hizo comprender a Jess que ella ya no se encontraba en este mundo.
—Cómo lo siento —dijo para apoyarla.
—Está bien. A veces te pones a pensar si es mejor que estén allí arriba que aquí —soltó sin pensar, se disculpó cuando sintió que era un comentario delicado—. Juro que si no encontramos comida...
—¿Me comerás viva? ¿Debería alejarme? —bromeó.
—No, no. A tí no te comería, eres muy linda para ser sacrificada. —El comentario tomó por sorpresa a Jess, quién la miró algo extrañada—. Dios, lo lamento. El hambre me hace decir estupideces.
Jess le dijo que no se preocupara y continuaron caminando sin volver a tocar el tema. Había oído por una conversación ajena que le atraía el sexo femenino, pero no podía sentirse incómoda cerca de ella si sus halagos eran dichos de esa forma tan peculiar e inocente. Además, sabía que Tara no intentaría sobrepasarse con nadie y confiaba en ella.
No se encargaron de los caminantes detrás de ellos sino hasta más adelante, a la orilla de un puente. Una táctica inteligente el conducirlos como presas y dejarlos caer al puente, a Jess le resultaba efectiva. No obstante, aquella táctica solo duró segundos antes de que Sasha comenzara a matarlos.
Era no gastar tanta energía en esto, no quedar exhaustos con la horda.
Al terminar con ellos, continuaron la caminata. A unos metros, encontraron algunos autos varados, y sin duda alguna era lo mejor que habían encontrado en días. Debían revisarlos y esperar a encontrar algo.
Después de revisarlos por completo y descubrir que no había muchas cosas de utilidad en este momento, descansaron para retomar más adelante el camino. Unos segundos después, escucharon los ladridos de unos perros que los acechaban, y fue entonces cuando Rick tuvo una idea.
Le sorprendió ver a Marion devorando la comida sin pensar en un segundo que se trataban de animales domésticos que pudieron haber tenido antes de todo esto, pero no le preocupó mucho, solo quería que estuviera bien alimentada. Al terminar de comer, continuaron en dirección a Washington.
Glenn se había acercado a ella para ofrecerle agua, Jess primero le dió a Marion y le pidió que no se lo tomara todo. Mientras ella tomaba de a poquito, Glenn trataba de iniciar una conversación sobre el estado de Maggie.
—Está muy cansada. Ya no sé qué hacer —contó como si estuviera en una sesión de terapia. Para él, Jess era lo más cercano a eso.
—Debes dejarla descansar. Han pasado muchas cosas, solo necesita ordenar sus ideas sola —recomendó y luego rió—. No piensas dejarla sola, ¿verdad?
—Acertaste. —Marion le dio la botella a Jess y ella tomó un sorbo. Glenn continuaba con la conversación—. Si hay algo en lo que te pueda ayudar, no dudes en hacérmelo saber. Eres una mujer fuerte, pero quiero que mi familia esté bien.
—No te preocupes, estamos bien —sonrió luego de procesar sus palabras—. ¿"Mi familia"? —citó y él se rió avergonzado—. Glenn Rhee, ¿cuántos años tienes? ¿12?
—Es lo que somos ahora —la miró fijamente.
Cuando Glenn se retiró (con su botella de agua) para irse junto a su esposa, Jess descubrió que Daryl se había desviado del camino por tercera vez para buscar algo en los bosques que pudiera ayudarlos. Se acercó hasta Tara para olvidarse de ello.
—Jess —llamó Tara—, ¿te encuentras bien?
—No lo sé —miró hacia el bosque, pensando seriamente en lo que haría. ¿Podrías cuidar a Marion mientras yo voy a buscar algo?
—¿Adónde irás? —cuestionó la pequeña, preocupada. Ella acarició su mejilla.
—No iré lejos. Volveré sana, te lo prometo —miró a Tara y esta le contestó que no se preocupara.
Daryl se encontraba un poco más lejos de lo que vendría a ser las orillas del bosque, así que Jess a mitad de camino se puso a pensar si sería buena idea seguir con ello. La figura del muchacho le hizo olvidar en lo que estaba pensando.
Nunca se había puesto a pensar en lo mucho que Daryl sufría por la muerte de Beth. El verlo allí, con la espalda apoyada en un árbol mientras de su bolsillo sacaba un cigarrillo la hizo pensar en lo mucho que debía necesitar apoyo. O tal vez no; tal vez si la veía la trataría mal, pero sintió que sería bueno intentarlo.
Solo decidió acercarse cuando vio que apagó el cigarrillo apoyándolo en su mano, lo que la impresionó y le hizo doler mucho, aunque no fuera su mano. Cuando se sentó a su lado y él no la miró, supo que ya sabía de su presencia, y el hecho de que no le molestara la hizo sentir mejor.
—Nunca te agradecí por cuidar de Marion —dijo en un susurro para no romper el silencio del todo. Él no contestó—. Beth era un ángel, Daryl.
Solo su mención bastó para que Daryl soltara algunas lágrimas. Jessica se sintió peor, pero prefería verlo desahogarse que explotar más adelante por haber reprimido todo ese dolor. Ella también había comenzado a llorar un poco al verlo.
No la había tomado por sorpresa el ver llorar a su compañero, sabía que era el chico más sentimental que había conocido en su vida. Lo que sí la sorprendió fue ver que él se refugiaba en sus brazos para continuar llorando.
Daryl no era hombre de contacto físico. Daryl ni siquiera era hombre de sufrir acompañado, pero algo había pasado. Algo, durante el tiempo que estuvieron separados luego de la prisión, había hecho que este cambiara totalmente su personalidad de hombre rudo y sin sentimientos a muchacho indefenso y solitario.
No hizo nada, solo esperó a que se alejara solo. Se sintió estúpida al no reaccionar, pero a él pareció no importarle. Ella le dijo que no debería sufrir solo y que podían ayudarse a afrontar los dolores; sabía que tenía a Carol, pero no estaba de más recordarle que ella también estaba con él en todo. Corrió su cabello de su cara humectada por el llanto y le sonrió para que se estabilizara.
Giró su vista por todos lado y a su izquierda encontró una especie de granero a unos metros de ellos. La suerte estaba de su lado, al parecer.
—¿Crees que al grupo le gustará saber de la existencia de eso? —comentó ella, señalando hacia el granero.
Cuando regresaron a la ruta, Rick le entregó a Daryl un cartel que decía "De un amigo", que se encontraba junto a muchas botellas de agua. Aunque parecía suerte, temían que estuvieran envenenadas. El debate se evaporó cuando comenzó a llover; inmediatamente se pusieron a cargar botellas vacías y todo lo que pudiera servir como contenedor.
Los truenos hicieron notorios que se avecinaba una gran tormenta. Daryl vio la oportunidad para comentarle sobre el granero que ambos habían visto, al decirlo la miró y ella le sonrió. Rick insistió que los guiara hasta allí.
Entraron solo cuando terminaron de revisarlo; no era una casa en buen estado, pero al menos se refugiarían por una noche o hasta que la lluvia parase. Marion se acostó en la falda de Jess para descansar de una vez por todas, y esta rió un poco cuando notó que la pequeña se durmió rápido.
Por primera vez en semanas, tuvo un pequeño momento para pensar en todo lo que había pasado hasta ahora y cómo lo afrontaría de ahora en adelante. Las muertes de dos miembros causaron heridas profundas en su corazón, pero no podía rendirse; no ahora con Marion acompañándola. Ahora, en este momento, necesitaba ser fuerte por ella.
Y sobre todo, no ilusionarse con cosas que pueden salir mal aunque sea un poco. Fue allí cuando volvió a pensar en Kenny después de tanto tiempo.
Si bien esperaba encontrar a su compañero desde que llegó a la granja, la idea se fue disipando a medida que el tiempo pasó, terminando en un vago recuerdo en el fondo de su mente. No recordaba su voz, y eso la puso mal. Sin embargo, debía hacerse a la idea de lo más probable en este mundo.
Es posible que Kenny haya muerto hace mucho tiempo. No podía creer siquiera que ella continuara viva, y mucho menos se ponía a pensar en que las personas que conocía se encontraban sobreviviendo en cualquier parte del mundo. Nunca se había tomado el tiempo de buscarlos, pero había una razón para ello.
Ninguna de las personas que desaparecieron durante el apocalipsis marcaron un antes y un después en su vida. Nadie le había dado vuelta los sentimientos y no amaba a nadie tan profundamente como amaba a este grupo. A su familia. Su verdadera familia.
Dispersó sus pensamientos cuando notó que Daryl se levantaba para vigilar la entrada luego de una charla que tuvo con Rick. La lluvia continuaba con más fervor y Jess tenía mucho sueño como para pensar en otra cosa más que no fuera cerrar sus ojos y descansar después de un gran trayecto recorrido.
Fueron los portazos en medio de la noche lo que la despertó. Marion también había despertado por el ruido de caminantes fuera del granero. Jess le advirtió que se quedara con Carl y Judith mientras ayudaba a sus compañeros.
El barro que se formaba debajo de sus zapatillas y la hacían resbalar causaban mucha más preocupación acerca del tiempo limitado en el que esa puerta podría estar contenida, incluso con la ayuda de todo el grupo. Sin embargo, se esforzaron lo más que pudieron. Cuando Carl y Marion se unieron al grupo para dar su mejor esfuerzo, Jess se dió cuenta de la unión que habían formado.
Cuando notaron que las puertas no los empujaban más, dejaron de forcejear y se acostaron cerca de la puerta en el caso de que aquello sucediera de nuevo. Jessica volvió con Marion y se acostó a su lado para unos segundos después notar como Daryl se sentaba al lado suyo, descansando. Con detenimiento, ella podía escuchar su respiración irregular y su cuerpo moverse al respirar tan cerca de ella.
—Esto somos ahora, ¿verdad? —habló ella primero—. ¿Un grupo tratando de sobrevivir la noche, sin saber lo que el futuro nos depara? ¿Vivir en un limbo? —Daryl no respondió. Y estaba bien; el comentario era más para ella misma que para compartir—. Sobrevivir en lugar de vivir no está en mis planes. No es lo que quiero para mí o para Marion. O Carl. O Judith. Esto no es un mundo para ellos.
Hubo un silencio pacífico; solo se oía la lluvia y los truenos fuera del granero.
—Hallaremos un lugar para ellos. —Lo dicho sorprendió a la mujer, lo que provocó que se girara a verlo; él hizo lo mismo—. Ella será feliz. Trataré de que así sea.
La disposición de cumplir su propuesta causó emoción y cariño en ella, sonriéndole a cambio. Apartó la mano del cabello de Marion para tomar la de él; era gruesa y, a pesar del fresco clima, caliente. La suya estaba fría, lo que causó un escalofrío en él y Jess rió, disculpándose por ello.
No se había encariñado de nadie tan profundamente hasta que conoció a este grupo y a él. Y lo sabía.
Tal vez, las teorías de sus amigos no estaban tan erradas y realmente sentía algo más que solo cariño con Daryl.