"I am afraid to let you see the real me"
Por fin había convencido a Jessica de dormir un poco. Aquella mujer estaba traumada por lo que había sucedido en la prisión; y por lo que le había contado sobre Sybil tenía razón en estarlo. Jess era una chica fuerte, pero necesitaba saber que podía batallar con eso y más.
Por ahora, mientras durmiera todo estaría bien.
Al día siguiente, antes de continuar su camino, vendó la herida de Tyreese mientras hablaba de las niñas, de Jessica y cómo la estabilidad mental de cada una era peor que la otra. Carol realmente le preocupaba, y sabía que Jessica no haría nada en contra de Judith, pero todavía tenía sus dudas sobre Lizzie.
Jess le había dicho lo que le intentó hacer a Judith segundos antes de que viniera a salvarlas. Recordaba haber escuchado que la niña tapaba la boca de Judith de tal forma que parecía que quería matarla. Y a esto se suma su confusión por los caminantes.
Su hermana Mica no era como ella, pero es demasiado buena para este mundo. Y lo que ella había aprendido era que las personas más inocentes son las que morían primero. Carol trató de olvidar eso, pero vivía en su cabeza desde que su hija falleció.
Después de caminar por un largo tiempo recordó que no tenían agua, por lo que les dijo a Tyreese, Jess y Lizzie que se quedaran en las vías mientras ella iba a buscar agua junto a Mica. Era solo una excusa para hablar con ella sobre su rol en la vida de ahora en adelante.
Era difícil hacerle entender a una pequeña, que en el pasado solo leía y veía dibujos animados mientras desayunaba con sus padres, que matara a personas o caminantes para mantenerse con vida. Era difícil, y más para una niña tan dulce como Mica.
Más adelante, en la profundidad del bosque, encontraron una hermosa cabaña pintoresca. Antes de internarse decidieron llamar a los demás, proponiendo que podrían descansar antes de seguir, lo que sería bueno para todos.
Decidieron entrar para inspeccionar que todo estuviera bien, dejando a cargo a Mica, Jess y Lizzie, quien sostenía a Judith. Fue solo cuestión de segundos para oír dos disparos provenientes de afuera.
Lizzie estaba en el suelo con Jess a su lado para sostener a la bebé y Mica no había bajado su arma; ella había disparado. Lizzie estaba muy conmocionada por lo sucedido, pero Carol no quiso hacer mención para no apoyar la idea de su creencia sobre los caminantes.
Su hermana la calmó y Jess hizo lo mismo con Judith mientras se dirigía a Carol.
—Comenzó a gritar cuando Mica empezó a dispararle —comentó ella, señalando al caminante muerto.
Al llegar la noche, Carol y Lizzie se encontraban partiendo nueces; Jess cambiaba el pañal de Jud y Mica llegaba de una habitación con una muñeca a la que llamó Griselda Gunderson. Tyreese llegaba al último, avisando que había agua y que solo era necesario un venado para celebrar una noche exitosa.
—¿Estás feliz, pequeña? —hablaba Jess con Jud—. Ya estás cambiada, ¿verdad? —sonreía al mismo tiempo que la bebé.
—Ustedes se llevan muy bien —dijo Tyreese una vez que se sentó en el sofá—. ¿Eres su tía?
—No, no. Lori y... —Se quedó callada. Cuando Carol la miró, tenía una cara seria, como contemplado algo—, Rick son sus padres. No soy su familiar.
Jess se comportó algo raro durante toda la noche desde la pregunta de Tyreese. Era algo raro verla callada durante la cena mientras cargaba a Judith; normalmente, siempre solía hablar con ella.
No quiso cuestionar nada así que se calló.
Sin embargo, al otro día estaba un poco nerviosa y alterada. Se notó al cortarse un dedo mientras pelaba las nueces. Carol exigió que se calmara un poco.
—Judith es mi sobrina, Carol —soltó de repente—. Después de la granja, cuando estábamos en la carretera, Rick me contó que Lori y Shane habían tenido un romance en Atlanta. —Se quedó callada—. ¿Y si...?
—Jess, estás pálida. Te traeré un poco de agua.
Al dirigirse a la alacena para sacar un vaso, vio por la ventana a Lizzie evitando a un caminante. Su corazón subió por su garganta y corrió, dejando todo y gritando el nombre de la pequeña.
Apartó a la niña del camino para abalanzarse sobre el monstruo y matarlo con su cuchillo. Lizzie comenzó a llorar por el caminante, pronunciando que había matado a su amiga y que solo estaban jugando. Carol trató de hacerla entender, pero la niña estaba muy alterada.
—¿Y si yo te matara a ti? —gritó desequilibrada—. Ustedes no entienden. ¡No lo entienden! ¡La mataste, Carol! ¡La mataste!
Carol decidió dejarla un rato allí para volver a entrar, encontrando la mirada de Jessica con un trapo en su dedo para detener la sangre. Se acercó a la entrada y Jess se quedó allí, Carol tocó su hombro, advirtiéndole con la mirada que la dejara.
—Sé como me ves, Carol —dijo una vez dentro—. Con los mismos ojos en que ves a Lizzie.
—No es cierto —contestó. Jess la miró, seria.
—Crees que no puedo controlarme por todo lo que pasó —completó—. Sybil me ataca; el Gobernador viene a nuestra puerta y destruye todo, dejándonos sin hogar; y ahora debes cuidar que no me lastime a mí misma.
—Jess, estás pensando demasiado...
—¡No me trates como niña! —levantó la voz.
No quiso decir nada, pero su mirada, su forma de hablar, sus expresiones... Vio a Shane.
Fue lo único que imaginó. Después de tanto tiempo, no podía creer que recordara a aquel hombre que tanto daño había causado, pero lo hizo al ver a Jess.
Después de llevar a Mica a matar a un venado, el cual nunca logró matar, Carol fue con Tyreese a buscar agua. Allí, él le dijo que podrían quedarse allí en lugar de ir a Terminus, como hace un tiempo habían planeado. Sin embargo, Carol no estaba tan segura de querer vivir con alguien a quien le ocultaba un secreto tan grande como lo era la verdad sobre la muerte de Karen y David.
Cuando volvieron, una horda de caminantes provenientes del incendio que estaba a metros de ellos, acechaba las rejas de la casa.
Jess y Lizzie, quienes ya habían entrado, ayudaban a sacar el pie de Mica del alambre de púas. Una vez lo lograron, comenzaron a disparar, matando a todos los que se acercaban.
Y en cuanto terminaron, Jessica comenzó a gritarle a Lizzie.
—¡¿No eres consciente?! ¡Pudieron haber muerto! —Sacudía a la niña, mientras Tyreese intentaba intervenir. Ella la soltó—. Debes despertar, Lizzie. ¡Esas cosas casi matan a tu hermana! Mataron a nuestros amigos, ¿y tú piensas que son como nosotros?
—Jessica... —intervino Carol.
—No se preocupe, señora —habló Lizzie con total normalidad—. Sé lo qué debo hacer ahora.
Y por un momento, algo nuevo y bueno había logrado. Lizzie comprendió lo que esas cosas eran y lo que debía hacer de ahora en adelante. Ahora todo estaría bien, ahora podrían vivir sin preocupaciones.
Luego Mica contó lo que sucedió y cómo habían llegado a ese punto de peligro en tan solo cinco minutos de distracción. Ella explicaba que Lizzie aun estaba obsesionada con la idea de que los caminantes eran personas normales. Sin embargo, por lo que Carol veía ahora, el punto de vista de la niña había cambiado, así que no había nada más de lo qué preocuparse.
Lo que faltaba ahora era lograr que Jess se tranquilizara. La forma en la que sacudió y gritó a Lizzie luego de lo sucedido no fue la correcta. Le contó a Carol que Lizzie se había escapado y su hermana la siguió, poniendo en peligro a ambas y causando una operación de rescate al mando de la última Walsh. No se veía muy bien después de todo lo que pasaron.
—¿Puedo pasar? —tocó Carol antes de pasar a la habitación en donde Jessica estaba.
Ella estaba tratando de hacer dormir a la bebé y no tenía buena cara.
—Sé a qué viniste. —Carol pensó en hablar, pero se calló—. ¿Cómo podremos estar tranquilos cuando tendremos que cuidar a Judith y Lizzie? Y aparte a Mica, porque sigue a su hermana adonde sea que ella va.
—Ya comprendió, Jess —dijo despacio—. No debes ser dura con ella. ¿Y si fuera Marion?
—No hagas eso...
—¿Esto eres ahora? ¿Una imagen vívida de Shane... —Ahora Carol hablaba de más—, que le grita a los niños y a las personas cuando nada va como esperaba?
—¡¿Cómo puedes compararme con Shane?!
—¡Porque vi su mirada en ti, Jessica! —contó al final—. Esta mañana, cuando dijiste que te veía como miro a Lizzie y me gritaste, sonaste igual a Shane. Estabas tensa, furiosa, amenazante. Dabas miedo.
Al confesarlo, Jessica tuvo que dejar a la bebé en la cuna y sentarse; parecía que se le había bajado la presión. Carol trató de ayudarla, pero esta la detuvo ni bien se levantó de la silla.
—Lo siento —dijo. Su voz se oía quebrada, mas no lloraba—. Realmente lo siento.
—Debes tranquilizarte. Por Mica, por Tyreese, por Judith... —Pensó un momento—, tu sobrina. —Jess la miró por un momento, Carol tuvo que suspirar antes de proseguir—. Rick nunca lo dijo, pero... puede ser posible. Shane había perdido la cabeza por Lori y supongo que creía que el bebé era suyo.
—¿De verdad lo crees? —preguntó seria—. ¿No lo dices para conformarme?
—Beth me dijo cómo se calmó cuando la alzaste —comentó—. Lori había muerto, Rick salía todo el tiempo y Carl hacía de niño valiente. —Jessica rió—. Creo que la bebé encontró a alguien familiar a la que aferrarse.
Para Jess, eso era reconfortante, y la mantenía tranquila por el momento.
Al día siguiente, acordaron que Jess cuidaría a las niñas mientras ella y Tyreese irían a explorar los alrededores. Le hizo prometer que no volvería a perder la cabeza, y Jess intentó hacer lo mejor posible.
Tyreese no paraba de hablar de la muerte de Karen y la confianza que le tenía a Carol, la hacía sentir incómoda ocultar un secreto tan importante como ese a una persona con la que convivirá a partir de ahora. Cuando la abrazó, trató de decírselo, pero no tuvo el valor necesario para hacerlo.
Pero nada la prepararía para la catástrofe que los esperaba en casa.
Lizzie, parada al lado de su hermana, con un cuchillo ensangrentado al igual que sus manos. Mica estaba muerta a un lado suyo, y Judith al otro lado observaba la escena. Carol se preguntó por un momento dónde estaba Jess.
—¿Dónde está Jessica, Lizzie? —preguntó sin soportar más.
—La dormí con un golpe. —Carol trataba de no expresar su preocupación—. No se preocupe, señora, no la maté. Solo que ella no comprendía lo que son.
Al intentar acercarse a Mica, Lizzie desenfundó su arma para apuntarle, diciéndole que solo debían esperar a que se convirtiera. Con sus poderes de persuasión, Carol logró que le diera el arma y la convenció de que fuera a con Tyreese a limpiarse mientras ella esperaba.
En cuanto se fueron junto a Judith, Carol lloró frente al cuerpo de Mica. Había matado a su propia hermana a sangre fría. Y ella había creído que finalmente entendió lo que los caminantes eran en realidad. Se culpaba a ella misma por todo. Primero David y Karen, y ahora Mica. Como castigo, se impuso terminar con sus propias manos lo que Lizzie había provocado.
Por suerte, y tal como había dicho Lizzie, a Jess le había pegado un culatazo sin hacerle daño; estaba desmayada en la cocina cuando entró. Carol la despertó y revisó el golpe que le había dado la pequeña para, posteriormente, contarle lo que había pasado. Jessica no lloró, solo se sintió mal por ella.
Cuando volvieron a reunirse, Tyreese contó que era ella la que alimentaba a los caminantes en la prisión después de ver una caja de ratones en su habitación. Dijo que tal vez ella había matado a Karen y a David en la prisión. Carol y Jess se miraron; sabía lo que tenía que hacer, pero no era el momento. Ahora había que decidir el destino de Lizzie.
Y al parecer, la respuesta era más que obvia.
La lastimó escuchar las disculpas de la niña una vez que se la llevó al bosque, pero tenía que hacerlo. La vida de Judith y los demás corrían peligro cerca de ella. No podrían volver a conciliar el sueño si continuaban teniendo a Lizzie con vida. Era su vida o la de ellos cuatro.
Luego de enterrar ambos cuerpos fuera, entraron a la casa antes de que anocheciera.
—Me llevaré a Judith a Terminus —dijo Jess en el silencio—. Allí estaremos a salvo y tal vez encontremos a Rick. Respetaré que quieran quedarse, pero yo no puedo quedarme aquí. No después de lo sucedido.
Ambos adultos estuvieron de acuerdo con ella. No podrían vivir allí después de todo lo que pasó. Volvieron a quedarse callados, y Carol vió la ocasión perfecta para decirle a Tyreese lo que en realidad pasó con Karen y David. A pesar de que ella le había entregado el arma para que él haga lo que tuviera que hacer, Tyreese reprimió aquel acto y decidió perdonarla.
Al amanecer, tomaron sus cosas y partieron de nuevo hacia las vías. Jess llevaba la muñeca a la que Mica había nombrado Griselda; pensó que sería lindo guardar algo para la bebé. Carol no protestó.
En cuanto salieron del bosque hacia las vías, escucharon el gruñido de una de esas cosas. Jessica guardó la muñeca y quiso ignorarlo, pero Carol supo que lo terminaría haciendo. Jess sacó su cuchillo y se lo clavó en su cabeza, y cuando volvió nadie dijo nada, solo continuaron caminando detrás de ella, quien iba a paso apresurado, guiándolos hacia el famoso Terminus.