BLOODY DANGER¹ | Daryl Dixon

By Sunflower_fdt

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𝗕𝗟𝗢𝗢𝗗𝗬 𝗗𝗔𝗡𝗚𝗘𝗥 | "El miedo es algo poderoso, pero el amor... no tiene límites de riesgo" Horror, m... More

Introducción
Capítulo I ━ La calma antes de la tormenta
Capítulo II ━ Reflexiona
Capítulo III ━ Decidir
Capítulo IV ━ Lidiar con la verdad
Capítulo V ━ En peligro
Capítulo VI ━ Los que están aquí
Capítulo VII ━ Recuerdos
Capítulo VIII ━ Madre
Capítulo IX ━ Extraños
Capítulo X ━ Saber cuando uno se equivoca
Capítulo XI ━ Esperar al último momento
Capítulo XII ━ Vivir
Capítulo XIV ━ Largo día
Capítulo XV ━ Todos tenemos deberes
Capítulo XVI ━ Estar bien
Capítulo XVII ━ Cansada
Capítulo XVIII ━ Jessica
Capítulo XIX ━ Marion
Capítulo XX ━ Daryl
Capítulo XXI ━ Carol
Capítulo XXII ━ Todos
Capítulo XXIII ━ A cualquier precio
Capítulo XXIV ━ Indefensas
Capítulo XXV ━ Esperar a que todo termine
Capítulo XXVI ━ El mundo en el que vivimos
Capítulo XXVII ━ Lo que somos ahora
Capítulo XXVIII ━ Sinceros actos de humanidad
Capítulo XXIX ━ Pros y contras
Capítulo XXX ━ Madurez
Capítulo XXXI ━ Almuerzo o cena
Capítulo XXXII ━ Permitirse explotar
Capítulo XXXIII ━ Suerte
Capítulo XXXIV ━ Responsabilidad
Capítulo XXXV ━ Frustraciones
Capítulo XXXVI ━ Un antes y un después
Capítulo XXXVII ━ Verdades
Capítulo XXXVIII ━ Miedo a vivir
Capítulo XXXIX ━ Reputación
Capítulo XL ━ Las personas que cambian
Capítulo XLI ━ Estamos todos bien
Capítulo XLII ━ Papá
Capítulo XLIII ━ Cómodo silencio
Capítulo XLIV ━ Monstruo
Capítulo XLV ━ No siempre es como quieres
Agradecimientos

Capítulo XIII ━ Nuestras vidas

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By Sunflower_fdt

"The lingering question kept me up, 2 a.m., who do you love?"



Unos meses parecían ser suficientes para que la prisión creciera como un hogar y no solo como un refugio para sobrevivir. Gracias a todas las personas que ahora conviven con el grupo original, crearon una especie de hogar en el que viven en armonía. Ahora tenían tareas para realizar, grupos para exploración y un Consejo que tomaba las decisiones.

A todos se los veía tranquilos, ningún rastro de peligro (y con eso, se referían al Gobernador, el cual nunca más encontraron) y una gran tranquilidad en el ambiente. Jessica se sentía importante en el grupo, aunque rechazara la petición de ser parte del Consejo; sabía que podía ser de mejor ayuda si estaba fuera de él.

Digamos que ella era el nexo entre el Consejo y los residentes de la prisión; un filtro para comunicar con tranquilidad lo que decidían. Así se sentía mejor, ya que conocía a todo el mundo.

Ahora mismo, caminaba feliz hasta el patio, donde Patrick estaba sirviendo el almuerzo del día.

—Creí que no llegarías —dijo Patrick con una sonrisa mientras servía su plato—. Cortesía del Sr. Dixon.

—Gracias, Patrick —agradeció—. Por cierto, ¿sabes dónde está?

—Se fue con Carol. Hacia allá —señaló a su izquierda. Jess agradeció con una sonrisa—. Que tengas un buen día.

Ella le recomendó lo mismo. No sabía porqué, pero Patrick había tenido confianza con ella desde que le habló, y siempre solía esperarla para recibir el almuerzo. Al ver a Daryl de espaldas junto a Carol, Jess tocó la espalda del primero como si fuera un tambor.

—Buenas tardes, ¿qué hay de nuevo?

—La reja —señaló Carol—. Si no hacemos algo, terminarán por derribarla del todo.

A lo lejos, había un grupo de gente matando caminantes a través de la reja; estos intentaban entrar y con la cantidad que había, el alambre se flexiona cada vez más y más.

—Si sucede eso, no habrá salida —concordó la chica—. Podríamos hacer un grupo para que los atraiga desde fuera de la reja y matarlos, así no quedan acumulados allí, de lo contrario, estaremos en el mismo problema.

—Hablando de grupo, tengo que designar a uno para la expedición, ¿vendrás? —cuestionó Daryl.

—Hoy no, tengo muchas cosas que hacer. Y debo ver cómo arreglar eso —señaló al alambrado—. Pero si vas, necesito que me traigas algunas cosas.

—Con "algunas cosas" te refieres a menos de cinco, ¿verdad? —preguntó Carol en un tono de sarcasmo.

—Ya hago la lista.

—No, listas no —dijo el hombre—. Siempre pides más de diez cosas, y la mayoría no las puedo conseguir.

—No se considera lista si son menos de cinco —se atajó ella.

—Se considera lista si tiene más de un pedido —corrigió la mujer mientras Jess regresaba por donde había venido, sin prestarle atención a sus chistes.

Durante todo este tiempo de expediciones, Jess no solía ir, pero sí acostumbraba pedir. Empezó por cosas básicas (cuadernos, dulces, primeros auxilios, entre otros), pero cada vez que Daryl le traía todas las cosas, comenzó a pedir otras que no encontraban cerca de 20 kilómetros a la redonda. Y esto ya estaba cansando a Daryl.

Jessica sí sabía lo que provocaba esto, pero aún continuaba haciéndolo. Según ella, algún día encontrará esos pedidos, por lo que debía llevar la lista todos los días en el caso de que hoy fuera ese día.

Debía admitir que también lo hacía para hacerlo enojar. A estas alturas, ella encontraba divertido hacerlo.

Cuando regresó al pabellón, tomó una lapicera y un papel y anotó lo que más le urgía, y luego lo que tal vez podría conseguir. En cuanto terminó, corrió para ir a dárselo en persona. Daryl algunas veces conseguía irse antes de que ella le diera la lista, así que debía correr para entregársela antes de que huyera.

—¡Aquí estás! Pensé que te habías ido —suspiró al llegar—. Hola, Michonne —saludó a la recién llegada—. Me alegra que hayas vuelto.

—A mí me alegra verlos de nuevo —sonrió la morena.

Frente a ella y Rick, Jess le entregó la lista a Daryl. Le pidió que no la leyera ahora, pero la curiosidad (y las constantes bromas de la castaña) hicieron que la revisara antes de partir.

—¿"Cosa para ajustar tornillos"? —preguntó confundido.

—No recuerdo cómo se llaman.

—¿Llaves mecánicas? —trató de adivinar Michonne. Jess asintió frenética.

—¿Le pediste a un analfabeto que te escriba esta lista? —cuestionó cansado él.

—Oye, no te atrevas a criticarme. Tuve que hacerlo rápido antes de que te fueras; no soy Einstein. —El comentario hizo reír a Michonne y a Rick, quienes miraban atentos la escena que ella hacía—. Intenta no perderla, ¿está bien?

—Haré mi mejor intento. —Guardó la lista en su bolsillo.

Jess sonrió y se despidió con un "Vuelve sano" antes de que se fuera junto con los demás.

Ahora mismo debía visitar a su amiga y confidente en el pabellón D, quien esperaba sentada en la escalera su presencia.

—¡Jessie! —La niña bajó de las escaleras de forma estrepitosa.

—¡Hola, Marion! —La abrazó fuertemente al impactar contra su cuerpo—. ¡Que linda que estás! ¿Cómo está tu papá?

—No se encuentra bien —negó repetidas veces la menor—. Se siente fatigado, ni siquiera se puede parar.

Marion la llevó hacia la celda en donde su padre se encontraba. El hombre estaba un poco pálido y sudaba de forma inhumana, y tal como la pequeña había dicho, no podía sentarse siquiera.

—Estoy bien —dijo.

—No, Rob, no estás bien. Cariño, ¿puedes traerme el termómetro? —pidió a la niña, que estaba más cerca del botiquín de emergencia situado en cada celda—. Gracias, linda.

—¿Serás nuestra doctora ahora?

—No soy doctora, pero Hershel me enseñó lo básico. Ahora, abre la boca.

Unos minutos después, el termómetro designó que Robert tenía dos grados de temperatura más de lo normal, lo cual era alarmante. Como siguiente paso, verificó cada lugar del cuerpo del hombre para cerciorarse de que ninguna mordida o rasguño estuviera oculto.

—No he salido de aquí hace semanas.

—Es el protocolo, lo sabes —trató de explicarle con paciencia—. Estás bien, pero 39° de temperatura es demasiado. ¿Has comido algo o tomado algo fuera de lo normal estos días?

—¡El maldito venado de Dixon! Yo sabía que algo malo olía en ese animal.

—Todos comimos de ese venado, Rob, y ninguno está mal como tú. Debió de haber sido algo más. ¿Alguna baya o fruto de afuera? 

—¡No he comido nada, demonios!

—¡Papá, por favor! —pidió su hija.

—Está bien, Marion. Tu papá está fatigado —comprendió—. ¿Por qué no vas con Lizzie y Mica? Oí que iban a caminar antes de la lectura de Carol —recomendó a Marion para que se fuera—. Tú descansa, Rob —comentó una vez que ella se fue—. Yo hablaré con el Consejo sobre esto y vendré lo antes posible. En cuanto a Marion, me quedaré con ella hasta que sepamos que estás bien.

—Está bien —asintió, y antes de que se retirara, tomó su brazo—. Lo lamento.

—No te preocupes, lo entiendo. Ponte sano.

En cuanto salió de la celda, se fue a buscar a Hershel para hablar sobre el tema. Era algo extraño que, de la nada, Rob se haya enfermado sin razón alguna y de forma tan severa. Estaba alarmada por el hecho de que era el único pariente que a Marion le quedaba, y lo que menos quería era dejar huérfana a la niña.

Ambas habían tenido una gran amistad desde que se conocieron. La amabilidad y la simpleza de Marion le recordaba a Jess al mundo de antes y la infancia que tanto quería, pero que nunca tuvo. Desde que supo que la madre de la niña había fallecido antes de que todo esto pasara, se sintió aún más unida a Marion, decidiendo hacerse cargo de ella como si fuera una hermana.

El rol de hermana que nunca tuvo en su vida.

En cuanto encontró a Hershel viniendo de las granjas, donde seguro estaba hablando con Rick, se le acercó lo más rápido que pudo, pidiéndole que le brindara unos minutos de su tiempo. Él la guió hasta la sala del Consejo para hablar.

—Es sobre Rob, el padre de Marion. —Tomó asiento antes de proseguir—. Tiene fiebre alta y está fatigado.

—¿Revisaste si tenía mordeduras?

—Mordeduras y rasguños, pero no tenía nada. Le pregunté si había comido algo fuera de lo común, pero lo único que respondió fue el venado —repasó ella—. Aunque...

—¿Qué sucede? —Él percibió que su rostro cambiaba.

—No lo sé... Ahora que recuerdo, sus ojos estaban algo rojizos, como si algo le hubiera irritado —dijo Jess—. Tal vez se ha expuesto a algo que afectó a sus ojos.

—Tendré que revisarlo, pero ahora estamos ocupados con los caminantes del alambrado —le recordó.

Al tocar el tema, Jess le explicó la idea que tenía sobre eso, lo cual a Hershel le agradó, admirando el ingenio que ella tenía para estas cosas.

—Tienes capacidad para ser parte del Consejo, ¿sabías?

—Ya di mi opinión sobre ello —le recordó. Él asintió muchas veces, recordando lo que había dicho—. Prefiero ser la representante de la gente.

—Cada vez que lo dices, tu rostro se ilumina. —Acarició su mejilla—. Tu padre estaría orgulloso de ti.

En el tiempo que charlaba con Hershel, le contaba sobre su vida antes del apocalipsis, lo que incluía hablar de su familia y problemas. Hershel se convirtió en el confidente de Jessica, como si fuera su propio psicólogo o mentor. A esta altura, le había tomado un gran cariño.

Se despidió de él en cuanto sus caminos se dividieron y fue a buscar a Maggie para ver cómo estaba. Había oído rumores de ella, pero no les hizo caso para no preocuparla.

—No estoy embarazada —dijo sin que Jess preguntara.

—No tenías que decirlo, Maggie, sabes que siempre estaré de tu lado —sonrió, pero su compañera no—. Espera, ¿estamos bien o no estamos bien?

—No, no, por supuesto que estamos bien, pero... —Se sentó para asimilar sus palabras. Jess la tomó de las manos—. No quiero tener miedo, ¿sabes? Es decir, no quiero decir "Genial" cada vez que no quede embarazada. Quiero vivir, realmente vivir.

—Te comprendo —acarició sus manos—. A veces extraño las mínimas cosas que hacían la vida mejor, pero... luego recuerdo que estamos aquí.

—Bueno, pues algún día encontrarás a Kenny y podrás tener una familia con él. O volverás a enamorarte de nuevo —soltó, lo que provocó que su compañera la mirara—. Jess, ¿te has puesto a pensar en eso? ¿Has visto la forma en la que los chicos te miran? ¡Eres la más codiciada de la prisión! Todos te adoran. Además, he notado que un muchacho ha estado aguantando tus bromas.

—Maggie, Daryl comprende mi sentido del humor y sabe que...

—Yo nunca hablé de Daryl —frunció su ceño.

Y cuando lo volvió a pensar, era verdad. Maggie en ningún momento habló de Daryl, ella había pensado en él cuando, en realidad, muchos chicos de la comunidad debían aguantar sus chistes. Daryl había sido el primero en el que ella había pensado en cuanto Maggie le hizo esa confesión.

Lo que la hizo pensar: ¿A Daryl le gustaba ella? Él sabía que ella tenía novio, por lo que podría no haber posibilidad de que le hiciera caso. Pero no estaba del todo segura de que la respuesta fuera completamente "Sí".






Los primeros que ella vio después de la expedición fueron Tyreese y Glenn. Ya estaba anocheciendo cuando llegaron y se acomodaron en sus respectivas celdas. Marion había llegado a carcajadas a la celda de Jess para dormir, ya que la mujer se había chocado con un pilar mientras volvían. En cuanto la niña se durmió, su compañera bajó al pabellón para hablar con una persona.

—¿Qué haces aún despierta?

—Quería ver si trajiste mis cosas —comenzó con un pequeño chiste.

—Tengo tu cosa para ajustar los tornillos —bromeó mientras lo sacaba de una bolsa—, algunos libros, cinta, papeles y lápices de colores —enumeró para luego entregarle la bolsa.

—Muchas gracias —sonrió, pero no se movió de su lugar.

—¿Pasa algo? —presintió él.

—No, nada, solo que... —Titubeó.

Lo pensó, sin mirarlo a los ojos. Pensó si decírselo o era algo innecesario. Realmente, ¿importaba si no sentía algo por ella? No era relevante ahora mismo. Pero, ¿qué si siente algo por ella? ¿Podrá ella detener esos sentimientos si le recordaba que tenía novio?

¿Y qué pasaría si ella también comenzaba a sentir algo por él?

Entre todos esos pensamientos, sus palabras no formaban una idea clara de lo que quería preguntarle en realidad. Sin embargo, Daryl esperó. De alguna forma que Jess desconocía, la mano de Daryl terminó en su frente. Por curiosidad, ella alzó la mirada para ver la suya; inexpresiva, como siempre.

—Tienes sangre —comentó como razón—. ¿Te lastimaste?

—Solo un poco, cuando regresamos con Marion —¿Por qué no solo respondiste que sí?, pensó en cuanto lo dijo. ¿Así de tonta reaccionas siempre?

—¿Te sientes bien? Estás colorada —comentó—. ¿Qué querías decirme?

¿Qué tenía que decirle? No lo recordaba, solo pensaba que él había visto que estaba colorada y que su mano aún seguía allí. No tenía poder de su cuerpo, era como si su espíritu se hubiera ido y solo huesos y carne quedaran allí.

Negó repetidas veces para olvidar todos sus pensamientos, lo que provocó que Daryl sacara su mano de su frente.

—Solo... gracias por siempre cumplir mis caprichos. —Besó su mejilla y se despidió para subir.

¿Qué pasaría si ella también comenzaba a sentir algo por él?

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