BLOODY DANGER¹ | Daryl Dixon

By Sunflower_fdt

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𝗕𝗟𝗢𝗢𝗗𝗬 𝗗𝗔𝗡𝗚𝗘𝗥 | "El miedo es algo poderoso, pero el amor... no tiene límites de riesgo" Horror, m... More

Introducción
Capítulo I ━ La calma antes de la tormenta
Capítulo II ━ Reflexiona
Capítulo III ━ Decidir
Capítulo IV ━ Lidiar con la verdad
Capítulo VI ━ Los que están aquí
Capítulo VII ━ Recuerdos
Capítulo VIII ━ Madre
Capítulo IX ━ Extraños
Capítulo X ━ Saber cuando uno se equivoca
Capítulo XI ━ Esperar al último momento
Capítulo XII ━ Vivir
Capítulo XIII ━ Nuestras vidas
Capítulo XIV ━ Largo día
Capítulo XV ━ Todos tenemos deberes
Capítulo XVI ━ Estar bien
Capítulo XVII ━ Cansada
Capítulo XVIII ━ Jessica
Capítulo XIX ━ Marion
Capítulo XX ━ Daryl
Capítulo XXI ━ Carol
Capítulo XXII ━ Todos
Capítulo XXIII ━ A cualquier precio
Capítulo XXIV ━ Indefensas
Capítulo XXV ━ Esperar a que todo termine
Capítulo XXVI ━ El mundo en el que vivimos
Capítulo XXVII ━ Lo que somos ahora
Capítulo XXVIII ━ Sinceros actos de humanidad
Capítulo XXIX ━ Pros y contras
Capítulo XXX ━ Madurez
Capítulo XXXI ━ Almuerzo o cena
Capítulo XXXII ━ Permitirse explotar
Capítulo XXXIII ━ Suerte
Capítulo XXXIV ━ Responsabilidad
Capítulo XXXV ━ Frustraciones
Capítulo XXXVI ━ Un antes y un después
Capítulo XXXVII ━ Verdades
Capítulo XXXVIII ━ Miedo a vivir
Capítulo XXXIX ━ Reputación
Capítulo XL ━ Las personas que cambian
Capítulo XLI ━ Estamos todos bien
Capítulo XLII ━ Papá
Capítulo XLIII ━ Cómodo silencio
Capítulo XLIV ━ Monstruo
Capítulo XLV ━ No siempre es como quieres
Agradecimientos

Capítulo V ━ En peligro

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By Sunflower_fdt

"I don't relate to you, no. 'Cause I'd never treat me this shitty"





—¡Diablos! —fue lo que Maggie dijo después de lo que había escuchado.

Debía hablar con alguien para desquitarse. Prácticamente todo un trauma contado en cuestión de segundos por su hermano, ¿qué tan loco sonaba eso? De hecho, ella ya no quería llamarlo así nunca más luego de todo lo que le hizo.

Sus lágrimas caían lentamente, y Maggie acariciaba su cabello para calmarla, aunque era imposible si sabía claramente lo que le pasaba.

—No sé qué hacer, Maggie. Juro que no sé cómo reaccionar.

—Jessica, Shane está... completamente loco, y lo supe cuando atacó el granero —dijo sin piedad—. Y... ¿lo de la cicatriz...?

Jessica se paró súbitamente de donde estaba, bajó la hombrera de su remera para mostrarle a Maggie de lo que estaba hablando. En su omóplato, una herida que tras años de tratamiento se convirtió en una cicatriz prácticamente invisible.

—Desde que me vi esta cicatriz, todas mis inseguridades comenzaron a despertar, tanto físicas como psicológicas —explicaba con calma—. Nunca me acerqué a la cocina por miedo a lastimarme de nuevo. Siempre me quedaba callada cuando Shane me lo sacaba en cara, pensando que yo era la culpable de todo lo que me pasaba, cuando en realidad él me había lastimado cuando era una bebé por el rencor que le tenía a mi padre.

—Te ha causado un daño irremediable. Cómo lo siento, Jess.

—No es tu culpa, Maggie, tú no lo hiciste —la miró—. Pero, ¿por qué me dice esto recién ahora? ¿Qué hizo tener de decir la verdad después de años de guardársela para sí mismo? 

Maggie no tenía respuesta para ello, pero cuando estaba a punto de dar una opción todos los que estaban dentro de la casa comenzaron a correr hacia un punto en particular; el granero en donde el prisionero estaba. Jess se arregló la remera y corrió a donde todos iban en busca de respuestas.

Randall había escapado, pero de una forma muy sospechosa. La puerta estaba cerrada de afuera, de alguna forma se había zafado de las esposas, y un factor muy importante a la hora de hablar del prisionero; Shane no estaba allí.

Como por arte de magia apareció, pero con una nariz rota y toda ensangrentada. Shane explicó que Randall lo había golpeado y había escapado con su arma. Mientras Rick recomendaba al grupo que se refugiara en la casa, Shane miró a Jessica, y ella lo miraba fijamente a él. Sabía, desde el momento en que comenzó a hablar, que estaba mintiendo.

Al parecer, a partir de ahora, cada vez que veía a Shane, lo único que percibía era un montón de estúpidas y nefastas mentiras para proteger su propio trasero. Ahora que sabía la verdad de todo, no solo lo odiaba, le repudiaba su simple presencia a unos metros de ella.

Hicieron lo que Rick les recomendó y no iban a salir de ahí hasta que todo se solucionara. Jessica se encontraba en silencio desde que habló con Maggie, así que en todo este tiempo no había dicho ni una sola palabra.

—¿Qué te sucede? ¿Estás bien? —cuestionó su amiga cuando notó su silencio.

—Él lo hizo.

—¿De qué estás hablando? —Maggie se sentó a su lado.

—Sé que él lo hizo. ¿Randall lo golpeó, tomó su arma y se largó? —Maggie la calló para que no hablara tan fuerte—. Shane será todo, pero sabe lo que hace. No puedo probarlo, pero... creo que lo hizo.

Greene no trató de buscar otra respuesta porque sabía de lo que Shane era capaz, y que Jess sospechara de él primero fue algo que no se esperaba, pero que tenía sentido luego de todo lo que había pasado el día de hoy.






La noche había caído, y con ella la duda del paradero del prisionero y los muchachos. Los primeros en entrar por la puerta fueron Daryl y Glenn. Aunque era la última cara que quería ver después de Shane, oyó lo que tenía que decir.

Habían encontrado a Randall convertido, pero sin mordidas o rasguños a la vista; había muerto de causas naturales. Daryl comentaba que le habían roto el cuello y que el primer sospechoso era, claramente, Shane.

Una sola mirada dirigida a Maggie bastó para hacer que esta no pudiera creer lo que estaba escuchando. Casualmente, había sido supuesto por su amiga unos minutos antes de que los chicos llegaran. Cuando fueron a buscar al dúo que faltaba, Maggie se acercó a ella.

—¿Para qué hizo eso?

—No lo sé, pero si Shane lo planeó, no debe ser bueno —contestó con miedo en su voz.

Antes de que tuvieran tiempo de pensar, Glenn alertó a todos que los infectados se acercaban a la casa. Ahora estaban a la altura del granero, pero cada vez se iban acercando más, y era solo cuestión de tiempo para que los atrapara a todos.

Para empeorar las cosas, Carl no estaba en la casa. Lori estaba desesperada y Carol la ayudó a buscar mejor para tranquilizarla.

Todos estaban armándose para cuando la manada se acercara. Daryl tomó un arma, a pesar de que tenía una ballesta en su mano izquierda y, sin habérselo esperado, se dirigió a Jessica.

—Ten —dijo antes de dársela. Luego la miró a los ojos—. Demuestra que sabes defenderte.

—No. No, no, Daryl...

—No hay tiempo.

Hershel advirtió que debían tomar los autos y camionetas para que puedan tener más oportunidades para matar a todos ellos, mientras él protegía su casa a corta distancia. Jess había subido al auto que Maggie conducía; Glenn iba de copiloto y ella iba detrás, intentando saber cómo rayos usar un arma.

Porque esa era la verdad: Jessica no sabía usar un arma. Todas esas clases de disparo a las que no había acudido dirigidas por Shane le hacían demasiada falta ahora mismo. Al ver el temblor de sus manos, Glenn preguntó:

—¿Por qué tiemblas?

—Aparte de que tenemos una horda acechándonos en medio de la noche, no se usar un arma, gracias por preguntar.

—¿Cómo que...? —Glenn suspiró—. ¿Por lo menos sabes cuál es el gatillo?

—Por supuesto que lo sé, no soy tan estúpida.

—¡Entonces apunta y dispara, mujer! —dijo sin paciencia y bajó la ventana para comenzar a disparar.

Lo único que sabía era que no era fácil usar un arma, como todos pensaban que era. Pero Jess no se atrevió ni siquiera a pensar en subestimar la fuerza y la dificultad de usar un aparato como ese, y gracias a ello supo qué esperar al jalar del gatillo.

Por supuesto, las primeras siete balas pegaron lejos del cuerpo de un infectado (y eso que disparaba después de pensarlo bien), así que, cuando jaló la octava y pegó en el hombro de uno de ellos, se alegró.

—¡Le pegué! —gritó con una sonrisa en sus labios.

—¡Te felicito, Al Capone! —le respondió Glenn, aún concentrado en la puntería.

En algún momento, a Jessica se le acabó el cargador. Eso les recordó que eran demasiados y que las municiones se gastarán, aún si Jessica supiera manejar un arma y dispararla.

Decidieron abortar la misión y volver con los demás, quienes estaban yéndose de la granja, pero una horda se amotinó frente a ellos, impidiéndoles el paso. Maggie entró en pánico, no quería dejar a todos atrás y no sabía lo que los infectados podrían hacer.

Sin embargo, no tuvo más opción que pisar el acelerador y continuar el camino hasta que encontraran algún lugar seguro.






Ya estaba amaneciendo, y Maggie continuaba conduciendo. Sin rumbo exacto, sin saber el paradero de los demás, con sueño, sed y hambre; así se encontraban los chicos en el auto. Maggie entró en pánico nuevamente de la nada, preguntándose dónde estarían los demás y rogando por regresar.

Ella ya no podía conducir de la forma en la que estaba, así que Glenn cambió de lugar con ella. Mientras Jess tranquilizaba a Maggie, Glenn le decía lo mucho que la amaba y que no se preocupara por los demás, ya que estaba seguro de que habían salido como ellos lo habían hecho.

Por suerte, todo el grupo tuvo la misma idea de salir por la carretera en donde dejaban las provisiones en caso de que Sophia volviera. Maggie salió corriendo a abrazar a su padre y hermana, y Glenn saludó a todos. Jess solo saludó a Rick a la distancia.

De pronto, todos se dieron cuenta que unas cuantas personas faltaban. Jimmy estaba muerto, Patricia fue atrapada por los infectados, y aún no sabían nada sobre Andrea.

—¿Y Shane? —Por alguna extraña razón, a Jess no se le había ocurrido preguntar por él, y le pareció más raro que fuera Lori la que lo hiciera en su lugar.

Se tensó al escuchar su nombre. Y cuando Rick no respondió, todos la miraron a ella.

—Lo siento —fue lo único que salió de sus labios mientras la miraba.

Se sentía incómoda por la forma condescendiente en la que todos la miraban. Tuvo que bajar la mirada para evitarlos y se dirigió al auto a recoger su mochila.

Nada. No sintió nada al oír la noticia, de ahí la incomodidad frente a todos; suponía que por ser un familiar suyo debía sufrir por su muerte (la cual de seguro se merecía) y que todos deberían verlo, pero ella no sentía nada. Sabía que le había deseado la muerte, pero pensaba que al menos soltaría un lamento.

El grupo había acordado alejarse de la carretera y buscar un lugar para dormir. Jessica fue con Glenn, Maggie y la familia de esta en el mismo auto de antes.

Unos kilómetros más adelante, Rick toca la bocina para que se detuvieran. La gasolina se estaba acabando, y fue cuando comprendieron los problemas que tendrían.

Sin gasolina, con pocas municiones, sin lugar donde dormir o comida que comer; estaban varados, no sabían adónde ir y todos estaban con frío e inquietos. Aunque Rick era el encargado de mantenerlos a salvo, la paciencia se le estaba haciendo añicos.

La incógnita sin resolver de Randall surgió nuevamente, pidiendo respuestas a Grimes, quien al parecer sabía todo. Y en este caso no se equivocaron; Rick dio una respuesta que dejó boquiabiertos a todos.

"Todos estamos infectados", fue exactamente lo que dijo. Explicó claramente lo que significaba y todo el tiempo que mantuvo oculto este gran secreto. Glenn se enfadó por ello, pero Rick sabía lo que hacía. Cuando se fue para tener un momento a solas, todos se encontraban confundidos. Jess sentía que vomitaría.

—¿Se convierten sin mordeduras ni rasguños, solo al morir? —dijo con la cabeza baja y sus manos sosteniendo sus rodillas—. Creo que vomitaré.

—Pues, déjame un lugar, por favor. —Maggie se sentó en el capó del auto, al lado de Jess—. Oye, en cuanto a Shane...

—Maggie, no me des el pésame...

—¿Cómo supiste lo que él haría? —recordó la premonición de su compañera.

La miró instantáneamente. Al parecer, Maggie era la única, aparte de ella, que no sentía pena por Shane y tampoco intentaba consolarla por su muerte. Jessica suspiró al recordar la pregunta.

—Cuando vives con Shane, sabes qué esperar —dijo, frunciendo los labios al final—. Ahora, digamos que Shane liberó a Randall y lo mató, lo que, en efecto, ocurrió —expuso—. ¿Por qué les diría a todos que se escapó y los instaba a perseguirlo?

—No querían que supiera lo que hizo.

—De ser así, no se hubiera golpeado a sí mismo y planeado un operativo para buscarlo. Lo habría enterrado y diría que se escapó. Shane quería algo más —dedujo.

—Jessica, tu hermano...

—Shane no es mi hermano, Maggie. —Una voz inusual salió de la boca de la muchacha, sobresaltando a su amiga. Antes de proseguir, respiró hondo—. Lo siento, no era mi intención. Es solo que... odio que...

—Tranquila, está bien. —Apoyó su mano en el hombro de Jess. De repente, el foco se le encendió, formulando una pregunta—. ¿Crees que él sabía lo que pasaría? Es decir, era un acto suicida. ¿Crees que su última voluntad fue contarte la verdad?

—Tiene mucho sentido, pero sea cual fuera la razón, él estaba muerto desde el momento en que me lo contó —dijo sincera—. Todos estos años he intentado ser lo mejor que pude y cambié toda mi forma de ser para que no estuviera tan decepcionado de mí y todo eso se convirtió en nada después de lo que me contó. Él nunca estaría a gusto si yo estuviera ahí. —Sentía que lloraría—. ¿Sabes qué me dijo además de eso? Que era la viva imagen de mi padre, así que era imposible no odiarme.

Y sin poder soportar más, las lágrimas cayeron. Para Jess, una chica que desde pequeña se había empeñado en caerle bien a su hermano, saber que este la odiaba desde el primer momento que llegó a la casa y que además la hirió vilmente por causa de un error de su padre era un golpe demasiado bajo, por lo que llorar era algo recurrente ahora.

Maggie la abrazó y miró a Glenn, quien no sabía de lo que estaban hablando, pero se sentía mal por verla de esa forma. Sin embargo, sí había alguien que sabía lo que estaba pasando y comprendía exactamente lo que Jessica estaba sintiendo en ese momento. Y, casualmente, su mirada se posaba en ella ahora mismo.

Cuando Rick y Lori regresaron de la charla íntima que tuvieron, el primero ordenó que acamparan allí mismo, dado a que la noche se acercaba y no tenían gasolina en un auto para continuar el camino.

Mientras hacían la fogata, Jessica quiso lavarse la cara con un poco de agua y, como cerca del campamento había una cascada, decidió internarse sola en medio de la noche para hacerlo.

—No deberías estar aquí sola —oyó la voz de Rick.

Jess sacudió sus manos cubiertas de agua y lo miró.

—Lo siento, no quería molestar a nadie, y en serio necesitaba lavarme la cara.

—¿Te encuentras bien? —preocupó.

Jessica estaba preparada para decirle una lista de cosas que le sucedían en ese momento, pero Rick no se veía ahora mismo una persona con la que se podía bromear, a lo que solo asintió.

—Aprovechando el momento, quería hablar contigo. —Ella suspiró; ya sabía lo que se venía—. Shane era mi mejor amigo y no te diré que comprendo lo que sientes...

—Rick, basta. En serio, no quiero que salgan de tu boca las palabras "Lo lamento" —dijo cansada, y Rick la miró sorprendido—. ¿De qué querías hablar conmigo? ¿O solo me darías el pésame?

—Shane intentó matarme —contestó Grimes.

Y aunque ya lo suponía, no se esperaba que esas palabras salieran de él, y a la vez se sentía culpable por algo que Shane había planeado vilmente.

—En todo caso, yo debo pedirte disculpas a ti por lo que él trató de hacer.

—No te preocupes, ya suponía lo que él planeaba. Lo supe desde el momento que Lori me contó lo del bebé y la relación...

—¿Bebé? —preguntó rápidamente, confundida—. ¿Qué bebé?

—El bebé de Lori.

—¿Lori está embarazada?

Jessica era, literalmente, la única que no sabía lo del embarazo de Lori. El día que ella desapareció en busca de Rick, ella se había ido a dormir y allí fue cuando la madre dio la noticia.

No obstante, lo que sí la sorprendió de verdad fue cuando Rick le contó la relación que su esposa y mejor amigo tenían antes de saber que él seguía vivo. Shane y Lori tuvieron una relación amorosa, si es que se puede decir así, a escondidas de Rick.

—Ahora sabes todo.

—No quiero ser grosera, Rick, pero ¿te importaría dejarme sola un segundo? Es demasiado para ingerir.

A él no le importó, su única preocupación referida a ella era que le sucediera algo estando sola. Cuando se fue de su lado, Jessica tenía los ojos tan grandes que pensaba que sus ojos se saldrían de sus cuencas.

Shane era una mierda de persona en todos los sentidos posibles. No solo trataba mal a su hermana injustamente, sino que también se acostaba con la esposa de su mejor amigo; el mejor amigo que había conocido desde hace mucho, al que le tenía confianza, el que se había vuelto prácticamente miembro de la familia.

Y ahora, todas sus preguntas fueron respondidas. Shane era un psicótico, por lo que no le sorprendió que intentara matar a Rick por Lori y el bebé. Sin embargo, se sintió mal de no decirle a Rick las suposiciones de lo que éste planeaba hacer antes de que se fuera al bosque y que su vida corriera peligro.

Pero lo hecho, hecho está. No podía cambiar el pasado así como tampoco podía cambiar a su hermano. Ahora él estaba muerto y, con suerte, nunca más oiría su voz o su nombre siendo pronunciado.

Al menos ahora, el peligro ya había acabado, y ella ahora sería más feliz sin la presencia de Shane atormentándola.

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