Wildness

De Nelsy_diazr22

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Un error, dos días, tres caprichos Una equivocación lleva a Gavrel con alguien diferente a lo que pensó. Sin... Mais

Prólogo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capitulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23

Capitulo 7

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De Nelsy_diazr22

Gavrel

«Alejate»

Mi mente lo grita, pero no logro entenderlo. Debo irme, dejarla en Milán y hacer de cuenta que no existe, pero algo me lo impide. No son celos, no soy tan imbécil de crearme cuentos estúpidos en la cabeza.

Si lo quisiera la tuviera de nuevo, ella no se negaría, me lo demostró en la noche cuando gimió mi nombre en el balcón, mientras quería bombear en su interior para saciar las ganas que tengo de volver a encajarle la polla.

No quiero responsabilidades eso no es lo mío. No quiero ni siquiera la posibilidad de sostener una relación en este momento, tengo mucho que pensar más en que ayudarle al Korol.

Viéndola desde mi lugar mientras ella está acostada en la cama de una forma desordenada, porque no puede tan siquiera mantener el orden, lo cual me hace exhalar con exasperación de solo ver con quién pasé la noche.

Aunque no la haya tocado de otra manera después de que se durmiera, para mí representa una verdadera pesadilla y solo pensar que la tengo cerca...no es muy habitual de mi parte verme con alguien a quien considero no es apta para mí.

Ella no está acostumbrada a lo que yo y por mucho que llegue a gustarme, llegando a admitir que me gusta, no puedo simplemente ignorar la realidad. Ella ve la vida de una forma distinta a lo que yo. Mientras la salvaje quiere diversión, gozar de plenitud de una vida llena de calma, en la cual solo importa su carrera y subir esas fastidiosas fotos que por supuesto, me aseguré no estuvieran en redes, para mí es un punto muy distinto.

Es como pedirle al fuego que se junte con el agua y no pasara mayor reacción, pero llega un momento en el que se evapora, lo que estaba pasando justamente conmigo en este caso.

Debo serenar mi cabeza, pienso que esa es la solución. Ella solo es una chiquilla caprichosa, la cual está acostumbrada que todo el mundo le dé su atención. Lo supe por cómo se comporta con su familia y cómo la tratan todos, pero no me veo haciendo parte de un círculo tan pacífico.

No es lo mío y lo entiendo porque en mi familia únicamente es ese gen de querer ver caos y ser parte de quién lo formó es algo que es inevitable no tener. Pero la sola imagen de Arlette recostada en una cama que debería ser mía, abrazando una jodida almohada, mientras sus mechas de cabello cubren su frente, le dan un aspecto tierno, lo sentí como una invitación a unirme a ella.

Debo ignorar esa sensación, debo hacerme a un lado porque no es algo que vaya a darme tanta satisfacción. O al menos es de lo que trato de convencerme porque claramente si lo hacen en cierta medida.

Es una chiquilla traviesa, altanera hasta un poco narcisista, cosa que me llama la atención. A un grado menor soporto a esa clase de persona, que sepa lo que vale sepa, lo que quiere y vaya por ello, sin necesidad de estar pidiéndole ayuda a alguien, porque sabe que no puede sola. Arlette en cambio no. No espera que nadie le dé las cosas a manos llenas

Aunque sus confesiones en esa habitación de hotel esa anoche fueron un tanto confusas en ese sentido, Ya que según sus propias palabras, aspira a tener algo extremo.

Yo puedo dárselo claramente, tengo la posición, la economía pero sé que descontrolarme en ese sentido con ella no es algo que vaya a darme ganancias.

Debo grabarme eso porque se está yendo por un lado en el que no encuentro algo que aferrarme para seguir pensando lúcidamente, porque quiero hacerlo. Quiero acercarme volver a sentirla como lo hice esa noche en el que prácticamente se convirtió en algo que me tiene con la cabeza a punto de estallar, con solo pensar que alguien más puede tocarla.

Por segunda ocasión estaba sintiendo masacrar a personas y es algo que contribuyó a que me alertara por lo que estaba sucediendo.

Fue lo que describió Damien cuando conoció a Briana y hasta Zarya sabe de eso, porque a dónde los llevó eso, es lo que no quiero.

Dar la vida por su esposo; entiendo esa clase de amor porque está mezclada con pasión y una absoluta devoción por la relación que tiene, es llamativa, atrayente de una manera en la que crea incógnitas para saber hasta qué punto podrían llegar, para darme una idea de lo que tienen y estarían dispuestos a dar por su familia y yo no quiero pasar por tal cosa, porque tengo suficiente con saber que pueden dañar a mi familia.

Todo aquel que olvida sus raíces, de un modo volverá a vivirlo porque así de perra es la vida. Así de jodida puede llegar.

De estar en el hotel me muevo hasta el apartamento que tengo en la ciudad. Suficiente tengo con la falta de desconexión de mis ideas como para desear quedarme en el mismo sitio donde la causante de eso sale con la suya.

Hay algo que me relaja cuando estoy así de exasperado. Cocinar. Crear lo que perturba mi cabeza y que sean sus sabores los que tomen su lugar.

Pico un poco de ají, lo salteo y lo dejo a un lado, el olor aún no me causa el impacto que necesito en mis papilas gustativas. Algo le falta.

Me muevo a tomar otro par de vegetales,con ellos quizá logre algo.

__ ¿Como se llama? - me pregunta Arantza con su delantal, una gran colega.

__ Kale. - digo con obviedad con el vegetal en la mano.

__ No me refiero a eso. - la siento rodearme.- ¿Como se llama el platillo? Huele bien.

__ No huele bien. Le hace falta algo.

__ ¡Oh, sí! Olvidé que estaba ante la definición de perfección. - ironiza.

__ Obviamente soy la definición de perfección, pero no es algo que en este momento quiera discutir. - paso por el rallador un limón para luego cortarlo.

Esparzo un poco de gotas encima, notando que el solo toque eleva el olor más exquisito que he sentido antes.

__ Eso es. - ondeo la palma abierta para sentirlo de nuevo y solo eso me enorgullece. «Lo que me estuvo jodiendo al fin dio frutos»

__ ¿Que le hiciste? Huele delicioso ¿Puedo probarlo? - toma un tenedor y quito el plato.

__ No, es exclusivo para mí. - determino sin querer que nadie lo toque.

__ ¿No será para el restaurante? - niego. - Pero huele increíble. Sería un éxito si lo ponemos en el menú.

__ Todas mis creaciones lo son, pero este en especial es mío. - tomo un cubierto para sentarme en el taburete que tengo frente a la mesa especial para catadores.

__ Gavrel.

No le presto interés a lo que vaya a decir, usando el tenedor con el cual atrapo un poco del kale que quedó bañado de la mezcla final.

Todos sabe exactamente como lo vi en mi mente. Cada porción huele y sabe igual, con ese toque ácido junto a la ralladura que le da un toque exquisito, el cual siento deshacerse en mi boca.

__ Una prueba. - pide y niego.

Ya tuvo su respuesta a su pedido. Desde que en la noche se fue creando dentro de mi cabeza supe que no quería que a esto tampoco lo tocara alguien más.

__ No eres tan egoísta de solo dejarme ver. - exclama, haciéndome saber que aún se encuentra cerca.

__ No sabes lo hijo de perra que puedo llegar a ser. - aseguro sin detenerme hasta que el plato queda limpio. Incrédula solo niega al verme lavar lo que usé.

__ ¿Que ingredientes usaste? - quiere saber.

__ Dos piernas de camarón, un ala de cerdo y dos pizcas pequeñas de canela mezclada con maca. - contesto tomando el trapo para secar.

Siento sus ojos sobre mí y no me inmuto al saberlo.

__ No preguntaré cuando dejarás la ironía porque de seguro darás una fecha con dos mil años de diferencia. - dice mientras sacudo el trapo.

__ Sabes las respuestas. La que se hace la loca eres tú.

__ A veces me caes bien, pero en momentos como estos...¿Que nombre tiene tan majestuosa creación? - consulta.

__ Gavrel, así me puso mi padre. - busco la llave de mi auto en mi bolsillo.

__ Me rindo. - levanta las manos en señal de no decir nada más. - De seguro no tiene ni nombre.

Contrario a lo que piensa, tengo uno en mente. no dejo nada sin nombre. Así puedo identificar sin tanto detalle. Con eso traigo a mi mente lo que necesito y sale igual.

__ Дикий - digo antes de salir. No necesito aclararlo porque no sabe ruso, de seguro lo investigará, pero no diré la razón del porqué. Solo es definido quien sabe de dónde proviene.

Con el sabor creado, anoto todo en mis documentos desde el celular. Hora exacta y cada uno de los ingredientes, salvo uno que es la clave de obtenerlo.

Siempre suelo hacer lo mismo. Así evito plagios. Detesto los robos y en este punto de mi vida están a la orden del día.

Ignoro la primera y segunda llamada de Clarisse para que no interrumpa mi escritura hasta que la guardo.

__ ¿Lo mató? - pregunto al solo aceptar la llamada.

__ ¿Fuiste tú, verdad? - acusa sin siquiera saber las cosas.

__ No fui yo quien le dijo a tu padre que ese tipo era chef. - contesto quitando la seguridad a mi auto. - ¿Que le hizo?

__ ¿Quien se lo dijo? - de no ser por Waleska no lo sabría, pero los vi hablando y sé que en esa agrupación que tenían en la boda de Damien y Briana posiblemente fue donde se le salió esa información.

__ No lo sé. - mantengo mi postura. - Solo escuché por ahí que lo había enviado a investigar. ¿Le hizo algo?

Un suspiro abogado es el que escucho en el otro lado de la línea.

__ Me dió un poco de pena el pobre, mi padre suele ser muy extremo en ocasiones. - comenta.

__ En ocasiones. - repito sin creerlo en realidad. - ¿Lo amenazó?

Con el carácter que se carga mi tío desde que tiene hijas adultas, es lo mínimo.

__ Te diría, pero conociéndote te reirás y no quiero burlas de nadie, Gavrel.

__ Ni qué fuera algo de interés en mí. - concluyo comenzando a conducir.

La escucho contarme sobre la innovación que piensa hacerle a su profesión, ya que se cansó de estar en Francia, por lo que decidió tomar la carrera del nuevo candidato que sigue en preparación.

Algo leve que no necesitará de tanto trabajo o tiempo. Quitarse estrés le servirá.

Algo que también busco, pero difícilmente logre a estas alturas.

La firma de la sociedad con Marcus Ambrosetti se dió, es algo que estamos en preparación, pues las instalaciones de dicho restaurante debe contar con las medidas necesarias que puse como condición, entre esas salidas de emergencia y preferencias que de seguro intuye porqué.

Detesto tener caminos cerrados, en mi familia no funcionan porque siempre hay como jodernos en cualquier sitio y esperar a que vengan por nosotros es algo que no estamos acostumbrados a hacer.

Tenemos la ventaja o hacemos que nos hundamos todos. Pero darles una victoria no se hace.

Rebusco entre mis cosas el control del dispositivo que tengo encima, necesito saber de su funcionamiento porque últimamente se sienten algunas diferencias que si no se resuelven tendrán una falla mucho más grande.

El sistema me muestra todo con detalle. Las funciones son óptimas según él sistema, pero algo no me cuadra, presiento que hay algo que no veo y por ello me comunico con el encargado de revisar tal cosa.

__ Se le sumó nueva tecnología. - declara mediante la llamada.

__ ¿Eso ha provocado las fallas?

__ ¿Cuales fallas? - cuestiona el tipo. - Me aseguré que el sistema no tuviera ninguna. Aunque está en periodo de prueba, no ha presentado ningún tipo de error.

__ Los datos de mi ubicación. - con recelo toco esa pestaña la cual me lanza el dato casi exacto. La ciudad donde estoy no es Florencia.

Eso me alerta, trato de reiniciar el sistema, no me deja, por más que lo intento logro exactamente el mismo resultado, no puedo ni ser quien controla lo que arroja, moviendose en la pantalla algo que no comprendo.

__ ¿Puedes apagarlo? - sigo en mi intento. Una descarga eléctrica se extiende por toda mi espalda, duele tanto que me entumece los brazos.

__ ¿Que ocurre? - sacudo los brazos. No tendría que hacer eso.

__ Sucede que tu maldita seguridad es una mierda. - espeto sin paciencia. Suelto el aparato de comunicación saltando para tomar un cuchillo sabiendo lo peligroso que puede resultar el que haya una fuga como esa en mi dispositivo de rastreo.

Dudo por un instante. Veo la zona marcada con tinta, el cual me hace pasar saliva al saber la profundidad en la que se encuentra, pero me decido al saber lo peligroso que es caminar con algo como eso.

La punta del cuchillo corta, aprieto los dientes ante el dolor de sentir como mi piel se abre. Mi móvil se enciende con llamadas, mientras estoy soportando el agudo dolor en esa zona.

Me trago el gruñido de dolor. Contengo la respiración y suelto el cuchillo para introducir los dedos resistiendo el grito que ahogo en tanto la sangre sigue emanando por mi hombro.

¡maldita mierda!

Mi voz no sale. No pienso, no encuentro lucidez ante el dolor ya que una cosa es un corte hecho en una pelea, un balazo pues es rápido, pero hacerlo yo solo es como querer estar de pie en una placa metálica sobre el fuego.

Encuentro el dispositivo, lo veo funcionando con la luz roja que parpadea entre mis dedos, pero no tarda mucho en apagarse.

Alcanzo el móvil. Deslizo el dedo sobre la pantalla con los dedos untados de sangre.

__ ¡Gavrel, dime qué estás bien! - exige el korol.

Paso saliva, retomo el aire y me sostengo de lo primero que encuentro. Unas sabanas que uso para presionar la herida. Escucho la puerta ser golpeada y veo a ese lugar con la cautela de haber sido descubierto.

__ ¡Gavrel, hablame! ¡Carajo, desconecten su dispositivo o me volverá loco! - demanda con enfado.

__ Estoy bien. - exhalo. - Estoy bien, Korol.

__ ¿Lo sacaste, no es así? - asiento como si pudiera verme.

Es lo único que puedo hacer.

__ Mételo en hielo. Se desactivará por completo. Estoy saliendo para allá - me dice y muevo la cabeza en señal de afirmación. - Pon algo para detener el sangrado.

__ Sé cómo hacerlo, padre. - busco algo con qué defenderme en caso que sea alguien indeseable.

Amarro la sábana, tirando con los dientes la tela para que ejerza presión.

Tomo el arma, al cual le reviso el cargador, me posiciono y pese a la debilidad por estar botando sangre a chorros no me permito mostrar debilidad.

Desactivo con voz la puerta y apunto, calculando las posibilidades al tiempo que esta se abre mostrando a la chiquilla salvaje que desvanece su sonrisa al verme apuntándole.

Su rostro palidece y bajo el arma, maldiciendo entre dientes el que su entrometida mirada lance un escrutinio en mi dirección. Junto a esa maldita lanza que me atraviesa al verla de frente.

__ ¡Por Dios! ¿Que ocurrió? - corre a mi lugar soltando las bolsas con no sé qué cosas, para poner sus manos sobre la sangre, que la hace temblar al ver la cantidad.

__ Solo vete. - pido enmedio de la confusión de verla en mi departamento si no le dije donde vivo.

__ No puedo irme. Te estás desangrando, Gavrel. - el tinte de preocupación se enreda en la maraña que ya tenía, pasa la mano bajo mi brazo y sin más remedio me apoyo un poco en ella, activando la cerradura automática para que la seguridad no se vea interrumpida por otro entrometido.

Me ayuda a llegar a la cama, donde me siento, mirando la puerta del baño.

__ ¿Como pasó? - observa el cuchillo y luego mis manos.

__ Consigue hielo. - sale en una demanda.

__ El hielo no va a detener el sangrado, no seas idiota.

__ Y tú obedece por una jodida vez. - mi voz sale en un rugido que la paraliza. - Solo consigue hielo, rápido.

No se mueve, comienza a desesperarme. Pero es lo que hay.

Las palabras de mi madre resuenan en mi cabeza, como un martillo feroz que pone de manifiesto, que con la dulzura se atrae más que con los malos modales.

__ Arleth. - me armo de paciencia. - Mírame, necesito tu ayuda. - sus ojos encuentran los míos. Pasó la saliva estancada - Trae una bolsa con hielo. Solamente eso.

Por fin reacciona y en automático camina a la cocina de donde saca lo que le pido, regresando a los pocos segundos. Tomo el dispositivo que coloco dentro.

__ Déjalo en la hielera. - indico y obedece. Regresa prácticamente a trompicones, dejándose caer cerca de sus cosas, saca un móvil y se lo arrebato.

__ Debo llamar a una ambulancia.- se desespera. - La necesitas.

__ No necesito un carajo. Ve al baño, ahí tengo algo para arreglar esto.

__ Un botiquín no es suficiente. - alega.

__ No es sólo un botiquín. - me repito que debo tener paciencia. - Ve por él, está en el último cajón del mueble a un lado del lavabo.

__ Gavrel.

__ Arleth, necesito tu ayuda. - repito mostrando más amabilidad de la que nunca intenté tener.

«Aun confundida y asustada se ve hermosa»

Esa sensación extraña no la quiero, por ello con la excusa de limpiar el móvil con sangre aparto la mirada.

Achica la mirada con renuencia.

__ Esa misma cara pone Baxter cuando quiere mimos. - exclama y esa punzada repleta de ácido regresa a dar una estocada asquerosa.

__ ¿Quien es Baxter? - salta la pregunta que me hace apretar la mandíbula no solo por el dolor en esta ocasión.

__ Mi amor imposible. - declara.

«Su amor imposible tendrá un destino no muy bueno»

__ ¿Cual amor imposible? - controlo la punzada.

__ Lo conocí hace casi un año, es guapo. - habla hasta por los codos y me mentalizo en averiguar quién ese ese tal...Baxter.

Sacude la cabeza, respira y toma una actitud más relajada.

__ Voy a ayudarte...creo que puedo. - niego pero no me mira cuando declino su ofrecimiento.

Se dirige al baño. Se amarra el cabello al tiempo que deja la caja a mi lado.

__ Puedes irte. - declaro hurgando entre lo que encuentro para verter alcohol sobre la herida. El dolor es agobiante, pero no es la primera herida que he tenido.

__ Mi mamá me hizo aprender lo básico con heridas. Puedo ayudar. - arruga la cara cuando ve lo que hago.

__ Estás temblando. - le recuerdo. - A lo más que llegarías es a cortarme la yugular.

Lanza una mirada en desacuerdo a lo que dije. A este punto ya no me interesa el modo de curarme, solo quiero poder dejar de sentir como la sangre corre por mi brazo.

Le doy las indicaciones de cómo hacerlo. Enhebrar la aguja curva lo hace fácil, se limpia más manos, seca la zona con unos apósitos para soltar una bocanada de aire, llena de frustración.

__ Tranquila,. Arleth. - llena de aire sus pulmones y algo me dice que es mejor opción distraerla con algo, pero la mente no me da ideas como suele hacerlo. En esta ocasión tengo todo en blanco. - Solo es un poco de sangre...sangre roja, olorosa y...¡por Dios! Se ve el hueso.

Comienza a sudar. Aparta la cara confirmando que ayudar es lo menos que podrá hacer.

No pienso, solo me dejo llevar por los pensamientos estúpidos que no sé cómo llegan a la conclusión sobre la clase de distracción que hay que hacer. La tomo del cuello, trayéndola a mi boca, para besarla con esa lucha en mi cabeza por resistir ante el deseo que emana.

Deja que me apodere de sus labios. El sabor a pecado es tanto que lo necesito mantener cerca para poder disfrutar de lucidez. Su lengua libra una lucha con la mía por saber quién de los dos gana la partida.

Pero ella se retira, y lo adorable que se ve no es algo normal. Sobretodo con sus labios temblorosos y su mirada tímida.

Su mejilla tiene marcas de mi sangre, la separo de mí para dejarla respirar.

__ ¿Porqué hiciste eso?

__ Porque es lo que pienso ver si voy a morir aquí. - recalco.

__ No vas a morir. Te voy a ayudar.

__ Por eso es mejor que me despida de una vez del mundo. - cree que bromeo pero mi seriedad le da a entender que no es un chiste. - Si quieres ayudar haz lo que te diga.

Le doy las indicaciones para que enhebre la aguja una vez más y en esta ocasión sin errores, tomo más alcohol para desinfectar la zona y dejo que esta realice las suturas que necesito para no estar viendo mi carne cada vez que volteo.

Se pone manos a la obra con las especificaciones de lo que quiero, sin tener adormecida la parte de la herida no tengo la poca sensibilidad que necesita. Me muevo porque el dolor es horrendo, y ella también me lástima de vez en cuando.

El dolor es atroz, me hace apretar la mandíbula al recibir la punta de la aguja, la cual brota del siguiente extremo hasta tomar el otro, dando las puntadas necesarias, llegando hasta el final para luego tensar el hilo.

__ Listo. Debes descansar. - apunta el lado de la cama libre de sangre.

__ Puedes irte. - declaro

__ No,me quedaré velando que no te de fiebre.

__ Tú misma me das la razón de que puedo morir en tus manos.

__ Solo quiero poder subir a mis redes que también soy buena en esto. - alega y la miro mal. Sabe cuánto odio esas tonterías y más cuando quieren usarme para realizarlas.

Pensar que tendría la misma paz de antes que ella llegara mi vida era una cosa completamente absurda, dada la situación que me obligó a necesitar de su ayuda tanto para la herida como para recostarme sobre colchón donde me acomodo.

Paso dos pastillas de las que son necesarias en estos casos y cierro los ojos cuando la pesadez llega. Es un riesgo tenerla en mi apartamento, me conozco y sé cuándo un límite no debe ser sobrepasado, pero por alguna razón confío en que no hará alguna estupidez mientras yo duermo.

Respiro por la boca y mantengo la postura que adquirí desde que me acosté en la cama. Su imagen es lo último que veo antes de dormir tratando de conseguir la calma que ansío y necesito para poder recuperarme.

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