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Finales de invierno (Enero)
Crimea
Hürrem termino las lecciones del día, estaba emocionada por que cumplía dos años de haber confesado sus sentimientos a su mejor amiga en ese momento y su ahora novia.
Salió de su clase y se dirigió a sus aposentos para dejar sus libros y salir al jardín, sus padres lo sabían, ellos sabían lo importante que era Mahidevran para Hürrem y lo entendían perfectamente, nadie de ellos se oponía a tal acontecimiento.
Aunque solo se mantenía para ellos pues creían que si el pueblo se enteraba podrían tener muchos problemas porque su religión lo prohibía y jamás entenderían lo que era el amor que no distinguía genero algunas veces.
Hürrem salió de los aposentos a prisa, le había prometido a Mahidevran que saldrían a pasear todo el día y seguramente ya la estaba esperando.
Salió con una sonrisa en su rostro, cuando vio a Mahidevran sus mejillas se sonrojaron y sus ojos brillaron, se acercó con calma y la tomó de la mano tranquilamente, aun cuando todos sabían lo que tenían eran discretas para evitar a otras personas que pudieran estar cerca.
—¿Estás lista? — pregunto Mahidevran.
Hürrem le sonrió un poco desconcertada —No se supone que yo te llevaría a pasear, ¿Por qué no estaría lista? — pregunto con una sonrisa.
Mahidevran le respondió aquella sonrisa —Porque yo te deje decidir el día, pero de lo demás me encargo yo, además te llevare fuera del palacio— dijo con entusiasmo en la mirada.
—Bien, solo por esta vez, la siguiente yo seré quien elija a donde vamos— dijo con una sonrisa.
Mahidevran sonrió ante esta cuestión y la tomó de la mano para que fueran al carruaje que ya las esperaba.
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Durante el camino lo único que habían hecho había sido hablar de sus lecciones, ante todo eran dos mujeres que se preparaban para ser unas damas, aunque no tuvieran que demostrárselo a un hombre.
Mahidevran sonrió al sentir que el carruaje se había detenido, Hürrem curiosa la miro —¿Hemos llegado ya? —
—Claro que sí, pero antes de bajar cierra los ojos, bajare primero y tomare tu mano para guiarte, no hagas trampa o me enojare contigo— dijo con una sonrisa.
—Bien, no hare trampa alguna lo prometo— dijo con una sonrisa.
Mahidevran bajo primero y espero a que Hürrem comenzara a bajar, vio su mano buscarla desesperada, pero antes de tomarla se divirtió un poco viéndola como la buscaba sin encontrarla.
—¡Mahidevran! Esto no es gracioso— dijo Hürrem enojada.
Mahidevran sonrió —Para mí lo es— dijo con un poco de risa. —Vamos, toma mi mano antes de que se haga tarde— dijo con tranquilidad y tomo su mano.
Después de bajar caminaron con un poco de lentitud por que Hürrem desconfiaba del camino, no quería caer y quedar en ridículo como la última vez.
—Vamos abuela, camina más rápido— dijo Mahidevran con una sonrisa.
—Ja, ja, anda síguete burlando de mí, ya verás para la siguiente vez que salgamos—
Mahidevran sonrió, le encantaba hacerla enojar de esa manera, por alguna razón era muy divertido y le parecía encantadora su voz enojada.
—Vamos ya casi llegamos, si llegamos en poco tiempo veras que valdrá la pena— dijo con tranquilidad.
Cualquiera pensaría que después de llevar bastante tiempo ya tendrían algo, sin embargo, Hürrem había dicho que no pasarían a la intimidad hasta que fueran mayores y pudieran casarse, no era realmente algo tonto considerando que ambas eran sultanas y lo dictaban así sus tradiciones.
Por fin llegaron al lugar, Hürrem con los ojos aun cerrados podía percibir que la luz había cambiado un poco, se veía más oscuro lo que quería decir que habían entrado a un lugar, además había un olor extraño en el aire, no era desagradable, más bien era diferente.
Le gustaba, parecía que la esencia de algún perfume se mezclaba con las esencias de algunas frutas o quizás algunas bebidas.
—Listo, puedes abrir los ojos— dijo Mahidevran con entusiasmo.
Hürrem abrió los ojos y se asombró a pesar de que no había mucho que ver ahí —Es una hermosa casa— dijo con una sonrisa al ver los hermosos tonos de las cortinas y al ver la mesa puesta y las muchas esencias que había sobre una mesita.
—Aun no debes asombrarte, no venimos a ver la casa, pero antes de salir a donde vamos debemos ponernos algo más acorde— dijo con una sonrisa.
Una mujer de tez blanca, ojos marrones y cabello oscuro se acercó a ellas, Mahidevran asintió y ella se marchó con otra joven mientras que esta se quedó con Hürrem —Sultana, bienvenida, es un placer estar a su servicio, venga conmigo— dijo y la condujo a una habitación.
—¿Esta es tu casa? — preguntó.
—No, es la de la líder, pero nos permite recibirlas aquí, para ella es un honor tenerlas esta noche y le encantaría claro recibirlas más noches como esta— dijo mientras sacaba un vestido de un baúl —Se que no es tan fino como los que suele usar, pero es hermoso igualmente y se verá muy bien con el— dijo la joven con una sonrisa.
Hürrem lo miro y comenzó a quitarse la capa con ayuda de la joven, después de ponerse el vestido se miró al espejo, no era lujoso como los vestidos que solía usar, en eso tenía razón la joven, pero era muy bello, aun así, de hecho, quizás preferiría vestirse así que como solía hacerlo todos los días.
—Se ve muy hermosa sultana, si usted me lo permite quisiera ser su amiga— dijo la joven con una sonrisa.
Hürrem le sonrió —Claro que sí, podemos ser amigas, quizás incluso te invite al palacio para pasar la tarde— dijo con entusiasmo.
Mahidevran llego y la miro con la ceja arqueada —De verdad, ahora ella es tu nueva amiga— dijo con cierto enojo en la voz.
—Es una joven muy bonita y muy talentosa, tiene un porte elegante así que es apropiada— dijo Hürrem con una sonrisa buscando que Mahidevran se enojase un poco más.
Mahidevran respiro hondo —Bien, quizás tu nueva amiga quiera hacerte compañía esta noche— dijo un poco más seria.
Hürrem comenzó a reír —¿Esos son celos? — preguntó divertida.
—No, simplemente quiero dejar que conozcas a tu amiga— dijo seria.
—Sultana, si me lo permite también me gustaría ser su amiga y no se preocupe yo estoy comprometida— dijo y comenzó a reír.
Mahidevran la miro y rio también —Bien, seamos amigas, esta noche serás nuestra guía—
La joven salió de los aposentos para guiarlas, Hürrem se puso a un lado de Mahidevran —Te vez adorable cuando estás celosa— dijo con una sonrisa.
—No son celos— dijo con una sonrisa.
—Aja— Hürrem sonrió y se adelantó.
Mahidevran bajo la cabeza un momento y rio de sí misma.
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Estando fuera Hürrem estaba asombrada por el increíble ambiente, en el palacio las fiestas eran algo aburridas, tenía que estar sentada a lado de su madre y hermanas para mantenerse como toda una dama y aquí podía ser otra cosa.
—Hoy celebramos la boda de uno de los hijos de la líder— dijo con calma mientras caminaban al lugar donde los demás estaban sentados.
—Es muy hermosa, jamás había asistido a una festa como esta— dijo con calma.
—Nuestra gente adoptó diferentes tradiciones como una sola, somos musulmanes, pero respetamos las demás religiones y asistimos a sus eventos compartiendo con ellos como lo celebran en sus religiones porque para nosotros es importante complementar aspectos de cada una para una convivencia pacífica, sin ofender a las demás religiones ni a la nuestra, nos complementamos haciendo de nuestras religiones un poco más flexibles— dijo con calma.
Hürrem sonrió un poco, mientras miraban a la pareja joven bailar Mahidevran tomo su mano, Hürrem sonrió y la miro con una sonrisa.
—Cuando llegue el momento me gustaría que nos casásemos primero aquí, son más abiertos y no verán mal nuestra boda, después lo haremos con las leyes de tus padres, pero primero aquí— dijo con una sonrisa.
Hürrem sonrió aún más y tomo sus manos —Lo haremos, este siempre será un lugar especial para nosotras, simbolizara la promesa de un futuro a tu lado— dijo con calma y le dio un cálido beso.
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Hürrem y Mahidevran bailaron con las parejas y los pueblerinos de ahí divirtiéndose como nunca, en dado momento ya un poco cansadas tomaron asiento de nuevo, Hürrem tenía curiosidad así que le pregunto a su nueva amiga —Larisa, ¿Quién es la líder? — preguntó con calma.
Larisa le señalo a la mujer que estaba sentada en la mesa principal, era delgada y aparentemente alta, su tez era morena, sus ojos eran color miel y su cabello castaño era mediamente rizado, sin duda una hermosa mujer.
—Es muy hermosa— dijo con calma.
—Lo es, además tiene un corazón enorme, ella sabe que están aquí y sabe quiénes son, sin embargo, para que disfrutaran de la fiesta y no estuvieran aburridas no las invito a su mesa, además así protegen su identidad— dijo con calma.
—Cuando la veas, agradécele por mí y dile que nos tendrá más seguido por aquí, me interesa mucho aprender de todos ustedes— dijo con una sonrisa.
—Créeme, estará encantada de recibirlas nuevamente— dijo con una sonrisa.
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Aquel sería un día inolvidable para ambas y con una promesa forjada en aquel día para un futuro.
Holaaa, lindo día, tarde o noche.
Gracias por su tiempo y apoyo, se que es corto.
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