bejeweled; alejandro garnacho...

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B| ❛When I walk in the room I can still make the whole place shimmer❜ ̖́ ‧♡✩ Donde Alejan... More

-┊A DIAMOND'S GOTTA SHINE ミ
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│ ┆ ✐; farsa.


     EMILIA SE ENCONTRABA SENTADA A UN LADO DE ALEJANDRO, viendo como la representante de la chica daba ordenes a diestra y siniestra. Movían las cosas de lugar, luego otra vez porque no le gustaba el nuevo sitio, para nuevamente dejarlo en su lugar de origen. 

     —¿No tienen ganas de comprar un nuevo departamento ya que están? —ironizó Emi, sin dejar de ver como daban vuelta su departamento. 

     —Deberías hacerlo, cariño —exclamó la mujer, indicando que abran las cortinas—. Este es muy... simple. 

     —Me gusta mi departamento, gracias —respondió mordaz. Estaba increíblemente molesta y cansada de aquellas personas tocando y moviendo sus cosas sin permiso. 

     Un hombre pasó a un lado de Ale, cargando una lámpara pequeña de la sala. El jugador del United le arrebató la lámpara en el instante que pasó a su lado. 

     El chico le tendió la lámpara a la cantante, con una expresión de cansancio. Emilia lo miró confundida, pero aún así la tomó y la abrazó para que nadie se la llevase. 

     —Gracias —respondió—. ¿Es realmente necesario hacer todo esto para unas simples fotos? —preguntó, dirigiéndose a su representante. 

     Esta era la situación, creían —más bien Stella— que sería una buena idea crear fotos "viejas" y nuevas para publicar en sus redes sociales.

     La molesta situación radicaba en el escenario, donde se harían las fotos. Stella creyó que la mejor idea sería hacerlo en la casa de la cantante. 

     Los fans conocían su departamento, gracias a los vídeos de Emilia y una entrevista con Vogue. Por lo que sería fácil que dedujeran que las fotos eran desde el departamento. 

     Sin embargo, tan pronto como la británica entró, comenzó a mover todo de lugar. 

     —¿Habla español? —susurró Garnacho, viendo de reojo como la mujer se alejaba a la cocina. 

     —¿Stella? —Alejandro asintió—. Naaa. Como mucho te entiende el cómo estás

     —Genial —miró a la mujer por última vez y volvió la mirada a la morocha a su lado—. Es re pesada, ¿cómo la soportas? —habló con voz normal.

     Emi rio y negó con la cabeza: —Llega un punto en que bloqueo mi cerebro y solo le digo que sí a lo que sea que esté diciendo. Puede llegar a agotarte en menos de una hora.

     —Que paciencia que tienes.

     —Y si estoy pasando más tiempo con vos, ¿qué pensabas?



     Debían tener alrededor de cincuenta fotos hechas. Aunque el número descendía a medida que Stella las rechazaba al ver algo que no le gustaba.

     Un bostezo se escapó de la boca de Emilia.

     Eran casi las nueve de la noche, la oscuridad de la noche había cubierto Manchester desde hacía rato. 

     ¡Y todavía seguían en su casa! 

      —Tráiganle un café a Emilia —ordenó Stella al aire, haciendo que tres personas se moviesen en la misma dirección—. Querida, despabila, vamos. Eres joven. No puedes estar cansada a las nueve de la noche. 

     «¿Ah, no? ¡Mírame!» pensó en decir la morocha, pero se contuvo. 

     Estaba cansada de la gente diciéndole que no podía estar cansada, que debía tener energía y salir a todos lados; simplemente por el hecho de ser joven. ¿Acaso no podía sentirse cansada? 

     —Gracias —le susurró a un chico, quien regresaba con una taza de café recién preparado. Le dio un sorbo y sostuvo la taza sobre su regazo. 

     —Bien, tomemos las últimas y luego seleccionamos el resto para mañana —exclamó el fotógrafo, revisando lo que ya tenían.

     —¿Qué hay mañana? —inquirió Emilia.

     La cabeza de todos voltearon a verla como si hubiese preguntado algo terrible.

     —Juega Alejandro.

     El chico asintió en cuanto Emilia volteó a verlo. 

     —Irás a verlo jugar mañana —ordenó Stella.

     —Uhm... no —negó la argentina—. Tengo la entrevista con los gatitos —añadió con una sonrisa. 

     Hacía tiempo que venía esperando esa entrevista en particular. Había visto cientos de vídeos con perritos y gatitos, y sabía perfectamente que ella quería formar parte de uno algún día. 

     Finalmente lo haría y no lo iba a dejar pasar por una relación falsa. 

      —Cierto, lo olvidé —respondió Stella, revisando su celular, cerciorando que aquello era cierto—. Bueno, tenemos fotos para que Alejandro publique para hacer la relación pública —exclamó con una sonrisa—. Hagamos una más. 

     —Al fin —susurraron ambos chicos, con cansancio. 

     Las anteriores fotografías habían sido sencillas; sacadas desde "la perspectiva del otro" y, como mucho, tomados de la mano. Sin embargo, la indicación para la última la tomó por sorpresa. 

     —Haremos como si Alejandro estuviese tomando la foto —aclaró el fotógrafo.

     La ubicación cambió. Ambos se encontraban en la habitación de Emilia. Paw-Paw, la perra de Emi, estaba recostada en la cama de ella, en una de las esquinas del cuarto. Stella y el fotógrafo estaban alejados de la cama, donde ambos adolescentes se encontraban acostados. 

     Anteriormente, les habían indicado que se acostasen y Emi se colocara sobre el jugador del Manchester United. No hubo queja en aquel pedido, sino vergüenza por acercarse al cuerpo del hombre.

     Sin embargo, la cosa cambió ante el último pedido.

     —Ahora coloca la mano en su trasero. 

     La cabeza de Paw-Paw se elevó de sus patas y levantó ambas orejas.

     La cabeza de ambos jóvenes se giró con rapidez hacia el hombre. 

     —Disculpa, ¿qué? —exclamó estupefacta, la cantante.

     —No voy a hacer eso —negó Alejandro.

     Stella soltó un suspiro de cansancio; por más de que fuese la primera queja en todo el día.

     —Se supone que son novios —les recordó—. Es lo que hacen.

     Emilia la miró con una ceja alzada. 

     «Cinco meses más, cinco meses más. » se repitió mentalmente.

     El contrato de la británica acababa en cinco meses, y Emilia no tenía ganas de presentar una renovación. Evaluaría la situación, antes de pedirle ayuda a Bianca. 

     —No voy a tocarla —respondió Alejandro, manteniendo ambas manos lejos del cuerpo de Emi—. Sobre todo si ella no quiere.

     —Emilia no tiene problema con eso. 

     La morocha evaluó la situación y la mirada de enojo de Stella. 

     La detestaba a no más poder. 

     —Terminemos con esto —susurró Emilia—. En la espalda baja, tómenlo o déjenlo. 

     Ambos adultos se observaron y asintieron al mismo tiempo.

     —Permiso —murmuró Alejandro, antes de colocar su mano en el lugar indicado. 

     Aquel simple comentario y el leve tacto, fue suficiente para confundir el cerebro de Emilia. 

      La argentina pestañeó rápido y miró al jugador, quien estaba escuchando las indicaciones del fotógrafo. Podía sentir el palpitar de su corazón incrementar, a medida que veía cada rasgo del jugador.

     ¡¿Qué le estaba pasando?!



     —¿Mi vida? ¿En serio? —Emilia rodó los ojos al oír la risa de Garnacho, desde el otro lado de la llamada. 

     —Cerra el orto —respondió. 

     —¿No que no había que elegir la primera foto de Pinterest? —cuestionó el español, tirándose en la cama de su casa—. Pensé que no había que ser tan obvio.

     —Algunos tenemos una vida ocupada —contestó, dejando la llamada en alta voz, mientras jugaba con su perra, Paw-Paw. 

     —¿Jugar con gatitos es una vida ocupada? 

     —Obviamente —aquello hizo reír al jugador del United. 

     —¿No subiste nada más? 

     Emilia tardó un poco más en responder a la pregunta, debido a que se distrajo con su perra moviéndose feliz de un lado a otro.

     —No —negó, luego de un rato—. Stella me dijo que se encargaría ella de subir las cosas que se refieran a vos. 

     Alejandro abrió la boca al terminar de escucharla, y se incorporó lentamente de la cama, comprendiendo lo que la argentina había hecho.

     —Lo hiciste apropósito —rio incrédulo. 

     Emi rio y se encogió de hombros, por más de que Ale no pudiese verla: —Pero más vale. Ni en pedo me voy a gastar en escribir algo cursi. 

      —No vayas a demostrar tanto amor que me dan diabetes. 

     Paw-Paw se alejó de su dueña, en busca de la pelota que le había arrojado por el departamento. Emilia la miraba con una sonrisa en el rostro. 

     Su celular vibró ante una notificación, antes de desatarse la locura absoluta. 

     Su corazón palpitaba rápidamente al ver la foto. 

     Todos podían creer que ambos estaban celebrando juntos en el departamento de la chica. Sin embargo, sin estar juntos en el mismo sitio, Emilia aún podía sentir la mano de Garnacho sobre su espalda baja. 

     Aquel leve toque había quedado marcado como un tatuaje en su piel.



La historia de Ale podría ser la última (otra vez) en la The Lovers Saga (estoy viendo el nombre todavía), debido a la historia de pedri; pero todavía no sé si incluirla :(

Pd: díganme que saben de donde viene Paw-Paw 😩


130 VOTOS + 70 COMENTARIOS = DESBLOQUEAN ⊱ chapter eighteene࿐


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