LA CASA ESTABA EN COMPLETO SILENCIO, delante de mí se encontraba parado.
De piernas cruzadas y en la esquina del sillón me hice chiquita como el único método de defensa que tenía contra él, gritarle no servía porque el gritaba más fuerte, mi tamaño no me ayudaba y llorar solo iba a hacer que el se me acercara y yo terminara cediendo.
- Nos debemos la charla desde hace años.- Hablé yo primero.- Pero siempre tuve miedo de presentarme ante vos.-
- ¿No confías en mí?- Preguntó.
- No confío en mi misma.- Porque no te das una idea de lo mucho que te amaba, lo mucho que te quiero.
- Tengo que pedirte perdón.- Yo solo asentí.- Y tengo que explicarte como pasaron las cosas.-
Me abracé las piernas cuando se sentó frente a mi, se veía vulnerable.- ¿Quién era ella?-
- Helena, era una compañera de trabajo, la había conocido hacía un año a ese punto.- Un año, eso significaba que la conoció cuando yo aún vivía en Madrid.- Nunca tuvimos nada serio, más allá de... bueno.- Se removió incómodo, siento que de alguna forma me seguía viendo cómo a una niña.- Las marcas que me viste en el cuello me las había hecho ella.-
- ¿Te la cogiste antes de formalizar conmigo? Si es que se puede decir que formalizamos algo.- Él negó con la cabeza.
- Nunca hice nada con ella.- Fruncí el ceño y me puse a la defensiva.
- Dijiste que íbamos a hablar con la verdad.-
- Eso hago, nunca hice nada con ella.- Él también se puso a la defensiva, se había desencorvado, me hacía acordar a las cobras.
- Pero yo lo ví.- Salté.
- ¿Me viste follando con ella?- Silencio.
¿Lo ví? ¿Que había visto? Efectivamente no lo ví, no había llegado a hacerlo, la arrastré de los pelos antes que pudiera.
Me hice una bolita nuevamente, él no trató de hacer contacto físico conmigo, solo me miraba, llevé mis pies más allá de donde estaban, el subió las manos.
Necesito que me toques, necesito saber que estamos bien.- No...- El bajó su mano a mi rodilla y la acarició con el pulgar, la ansiedad que traía encima desapareció con su toque.
Por qué tenía que ansiar tanto el tacto humano, por qué era tan importante, por qué lo necesitaba tanto, por qué era mi única forma de entender.
- No sé, no sé lo que ví.- Hablé con la vista clavada en las piernas.
- Entonces te lo digo.- El calorcito de su mano me mantenía atenta.- Es cierto que era lo que ella intentaba, pero jamás pasó a más, luego de que te fuiste corté contacto.- Sabía que decía la verdad, sus ojos no mentían.
- Entonces vos y ella nunca...- Él negó con la cabeza, me hundí aún más en el sillón, tenía la sensación de que todo me pasaba por encima.
- Y lamento no habértelo dicho antes.- Su mano bajó por mi pierna desnuda en un vaivén, recosté mi cuerpo en el respaldar del sillón, relajándome un poco.
- No te dejé.- Lo sabía.- Me dolió mucho cuando la priorizaste.-
- Yo nunca la prioricé.- Apretó la carne tierna de mi pantorrilla para que lo mire.
- Así se sintió.- Fuí yo ahora quien le tomó la mano, tenía un tatuaje de medusa bastante lindo, me puse a jugar con sus anillos.- Era joven, eras mi primer amor, habíamos hablado de ser novios y dijimos de comenzar a intentarlo, debo admitir que me ilusioné.-
- Vale...- Me tiré de lleno al sofá, oficialmente acostandome, sin saber cómo ni por qué se me llenaron los ojos de lágrimas.
- La puta madre, no quiero llorar.- Me llevé las manos a la cara limpiando alguna que otra lágrima, él me agarró de las piernas y me acercó a si mismo.
- Me hubiera gustado hablarlo mejor en su momento.- No me pedía que no llorase, simplemente me dejaba ser mientras sus dedos trazaban circulitos en mis muslos, casi me recordaba a cuando era más joven.- Me forcé a mi mismo a tener algo contigo porque pensé que era lo correcto, no estaba preparado para una relación.-
Suspiré un poco del alivio.- Yo tampoco.- Se le abrieron los ojos, me miró como si acabara de contarle un secreto.- Me había ido, había vuelto a Argentina, recién comenzaba con el modelaje, no iba a salir bien, en parte agradezco que terminara antes de siquiera empezar.- El asintió.- Además eras muy grande para mí, tenía 16, vos a punto de cumplir 21.- Me reí.
- Ahora ya no estoy tan grande.- Sus palabras eran agridulces, me aparté las manos de la cara, estaba roja.
- Seguís estando viejo, la diferencia es que ahora yo también.- Me quejé.
- 26 años, el tiempo pasa volando.- Sus manos me apartaron el pelo de la cara.
- No me hables como a una nena.- Me quejé nuevamente, el se rió.
- Cuando aprendas a dejar de actuar como una.- Me picó, rodeé los ojos, se volvió a formar un silencio entre nosotros, esta vez era cómodo, no tenso.
Me acarició las piernas desnudas mientras yo lo miraba, había cambiado muchísimo sin embargo aún podía encontrar al Mihail que yo conocía en esos ojitos color cielo, me miró a los ojos con intriga y por fin preguntó lo que se venía guardando desde hace días.
- ¿Crees que funcionaríamos si lo intentamos de vuelta?-
- ¿Querés intentarlo de vuelta?- Nuestros ojos se miraron, bajé la guardia, me había sacado el corazón con la mano y se lo estaba ofreciendo.
- Quiero intentarlo una primera vez.- Sonaba seguro, no pude evitar mirarle la boca, era un pedido silencioso.
- ¿Y si te dijera que si?- Le susurré, como si alguien fuera a escucharnos.
No le tomó mucho tiempo rodearme la cara con una mano, me miró a los ojos como si necesitara una confirmación constantemente, yo solo pestañeé.
Su beso fue dulce, lento, me saboreaba.
Lo disfruté así, el corazón parecía que se me iba a salir del pecho, le rodeé la espalda con los brazos y tiré de él cediendo ante mis propias plegarias, pegué mi pecho al suyo y me obligué a mi misma a arrastrarme a su regazo, sus brazos abrazaron mi torso con fuerza.
Me sentía tan feliz que tenía ganas de llorar, podría haberme molido a golpes a mi misma en ese instante, luego de tantos años de haberlo negado me admití a mi misma que lo extrañaba, y lo extrañaba muchísimo.
Me separé de él por la falta de aire y hundí mi nariz en su cuello, me abrazó como si creyera firmemente que iba a desaparecer.
Su mano me bailó por la espalda hasta mi cabeza dónde entrelazó su mano en mis rizos.
Bajé mis manos por si espalda y apoyé mi cabeza en su hombro, derritiéndome ahí con él, completamente pegados.
- No te das una idea lo mucho que te extrañé.- Habló contra mi clavícula, dónde dejó una docena de besos, tenía la voz débil.- Te lo suplico, no te vuelvas a ir.- Y como nunca, lo escuché llorar a moco tendido en mi cuello.
Pasamos lo que creí que fueron horas allí abrazados, le dibujaba formas en la espalda mientras él lloraba, de vez en cuando paraba y exigía verme la cara para asegurarse que no lo estaba soñando, jamás había anhelado tanto el brillo con el que sus ojos me miraban.
Dónde había quedado mi yo adulta, ¿A dónde me había ido? porque me sentí como una adolescente otra vez, en sus brazos, sin preocupaciones, simplemente existiendo mientras lo único que podía pensar era en lo mucho que lo extrañaba aún y cuando estaba debajo de mi.
NOTA DE LA AUTORA:
ESQUIVO, ESQUIVO.
ESA NO SE LA ESPERABAN eeeh.
Si, es oficial, voy a publicar todos los caps que quedaban.
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