Efímero [1]

By AllenMushu

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"No existe peor guerra interna que la disputa entre la realidad y lo que anhela el corazón." More

Sinopsis
Advertencia.
Dedicatoria
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Especial

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By AllenMushu

"¿Mortadela?"

Hay dolores que matan, pero los hay más crueles, los que nos dejan la vida sin permitirnos jamás gozar de ella.

Antonie L. Apollinarie Fée.

Alex.

Luke me observó con preocupación.

— ¿Alex? ¿Todo bien? — Él levantó sus manos en señal de inocencia.

Me volteé y me dirigí a Adison.

— Aléjate por favor... — Susurré.

Ella acató mí petición.

— Dónde está Matt — Dije tajante.

Él dudó.

— No lo eh visto desde aquél día — Miró al suelo.

— Lucy —

— ¿Qué con ella? — Se encogió de hombros.

— Dónde está —

— Está afuera... El motivo por el que estoy aquí es porque quiero arreglar las cosas Alex, vengo en paz — Sonrió y se encogió de hombros.

¿Paz?.

¿Es en serio?.

Todas aquellas noches en las que lloré por el dolor de los moretones y los rasguños viene a menospreciarlas por un acto de... ¿Paz?.

Eso es cínico.

Demasiado.

Jamás podría compensar todo ese sufrimiento por un acto de paz, siempre fuí alguien impulsivo y más cuando alguien actuaba de esta manera, sus palabras encendían una irá aún peor que la que sentí ese día, hace mucho no me sentía de esta manera.

¿Harás algo?.

Claro.

— ¿Sabes? — Relajé los hombros.

— ¿Dime? —

Suspiré.

— Al diablo con la paz —

Rápidamente me acerqué y clavé un puñetazo directo a su nariz causando que cayera de espaldas contra la pared mientras sostenía la misma.

Puse mi pie con fuerza sobre su cabeza y me apoyé en ella.

Adison.

Ella estaba asustada pero no sé movía.

Tenía la boca tapada con su mano y los ojos bien abiertos.

— Si quieres puedes irte — Le dije.

Luke chillaba de dolor.

— ¿Por qué haces esto Alex? — Respondió Adison con la voz temblorosa.

Volví a estampar la cabeza de Luke contra la pared usando mi pie.

— Él merece esto y mucho más pequeña — Le sonreí.

Ella se sentó en la cama sin poder dejar de mirar lo que pasaba, no sé si lo disfrutaba, pero no cualquiera se hubiera quedado a ver.

— Alex... Él me obligó a hacer todo eso — Dijo Luke entre sollozos.

Patético.

— Siempre fuiste un cobarde Luke, ¿Qué me asegura que no estás mintiendo para salir de ésta? — Hice más presión en mi pie.

Luke soltó más quejidos de dolor.

Su nariz sangraba mucho.

Lágrimas.

¿Te sientes bien querido? ¿Te sientes más feliz?.

Una sonrisa maliciosa se curvó en mi rostro.

Él con sus manos temblorosas levantó un poco su camisa mostrando algunas cicatrices.

— Antes de ti, yo era el objeto de bullying de Matt — Él cerró sus ojos y suspiró. Quité un poco la presión para dejar que hablara, asentí — Cuando llegué al colegio él estaba solo, siempre se encontraba solo... Yo intenté acercarme ya que mis padres siempre me decían que debía hacer amigos, que aquellos que se encuentran solos siempre necesitan una ayuda o no son lo suficientemente buenos para socializar como para dar el primer paso... Me acerqué y todo empezó bien, charlamos por horas y en el receso siempre compartíamos nuestro desayuno, jugábamos compartiendo nuestros juguetes y siempre nos sentábamos juntos, él era mi amigo... Podíamos reírnos cada día sin pensar en nada más... Incluso los regaños de la maestra se volvían causa de carcajadas entre nosotros — Él sonrió con nostalgia — Pero día a día todo iba tornándose diferente... Él comenzó a tratar temas muy oscuros y sangrientos, poco a poco se fue acostumbrando a solo hablar de sangre y métodos de tortura. Un día me llevó detrás del colegio con la excusa de que había algo sumamente interesante allí... Sin razón aparente me golpeó directamente al estómago dejándome sin aire "A partir de hoy tú serás mi juguete" me dijo. Yo era débil, demasiado y por eso no podía defenderme de sus golpes y malos tratos, eso estuvo así por un año, hasta que decidió dejarme y buscar otra víctima —

— Allí aparecí yo — Dije con voz arisca y malhumorada.

Él desvío la mirada.

— Si — Dijo neutral.

Estampé su cabeza contra la pared aún más fuerte que antes.

— ¿Yo merecía eso? — La molestia clara en mi voz.

— No... Pero...  —

Quité mi pie de su rostro y lo tomé por el cabello, lo levanté y lo puse a mi altura.

— Entonces porqué me tomaron como su maldito juguete de torturas — Dije tajante — ¿Sabes el número de mentiras que les dije a mis padres para ocultar sus maltratos? ¿Tienes idea del miedo que tenía? ¿El dolor? ¿¡Lo sabes!? — Lo golpeé tres veces seguidas.

El chillaba de dolor en el piso.

Una notificación en mi celular desvío mi atención.

Mike: Oooooh amigo, ésta fiesta es una locura, Neithan acaba de vomitar... Hablando de vomitar ¿Donde estas?.

¿Me dijo vómito?.

Yo: ¿Acabas de insultarme?

Yo: Bueno, no importa...

Yo: Estoy en la tercera habitación del segundo piso, necesito que vengas.

— Ahora vas a ver todo el sufrimiento que yo pasé — Puse mi pie sobre su abdomen y ejercí toda la fuerza que pude. Él no tardó en toser y notablemente quedarse sin aire.

Levanté mi pie, él respiro y lentamente se calmó.

Repetí mi acción causando la misma reacción.

— ¿No estás siendo muy duro? — Dijo Adison con voz apagada.

Me acerqué a ella.

— Deberías irte, no quiero que veas esto — Acaricié su cabello.

Ella limpió unas gotas de sangre de mi mejilla.

— ¿Me buscarás luego? —

Sus ojos brillaban, en ese momento noté que Adison era realmente bonita.

— Lo prometo — Ella se levantó y depósito un pequeño beso en mis labios, luego se marchó de la habitación.

Déjame salir...

Me dirigí nuevamente a Luke que aún intentaba reestablecer su respiración normal.

— ¿Para qué viniste? —

Él no podía hablar, aún estaba asfixiado.

Me senté en la cama.

Me parece algo extraño que no ah intentado defenderse...

Tomé mi celular.

Mike: Voy para allá, espero sea para algo bueno.

¿Recuerdas cuando me golpeaban entre ambos? — Suspiré — Creo que reviviremos esos momentos, solo que yo no seré el lastimado aquí — Una sonrisa lobuna se tornó en mi rostro, él no hacía ningún ruido o quejido — Respira hombre, no es divertido si no te quejas — Gruñí.

Él inhaló con fuerza.

— ¡¡Ayudaaaaaaaa!! — Gritó.

Rápidamente lo patee directamente en la boca.

Y luego afinque mi rodilla en su estómago.

Él lloraba entre quejidos de dolor.

La sangre bajando de su nariz hasta el piso, igualmente desde su boca.

— Te ves destrozado Luke, ¿Duele? — El cinismo claro en mis palabras.

Él me miró con los ojos llenos de lágrimas.

— Perdoname Alex... Yo no quería — Lo apreté por la mandíbula.

— Si no querías entonces debiste hablar con alguna profesora o simplemente ponerte de mi lado, o aún más fácil, dejarme en paz — Dije entre dientes.

— Ya llegué.... ¿¡Que mierda pasa aquí Alex!? — Mike gritó en asombro.

— Shhh — Me levanté.

Él cerró la puerta y se acercó.

— ¿Me explicas? — Señaló a Luke.

— Es una larga historia, luego habrá tiempo de contarte... ¿Nos divertimos? — Sonreí.

Mike me miraba dudoso.

— ¿A que te refieres? —

Suspiré.

— Verás, está basura humana es causa de traumas de mi infancia, y se apareció aquí con una bandera blanca anunciando paz y haciendo de menos todo el dolor y sufrimiento que sus acciones me causaron en un pasado — Forcé una sonrisa — ¿Entiendes? — Dije entre dientes.

Mike me observó nuevamente y posó sus ojos en Luke.

— ¿Qué quieres hacer? —

Gruñí.

— Devolverle un poco de lo que me hizo —

— Ya entiendo — Asintió lentamente.

— ¿Me ayudas? —

— Claro, puede ser divertido — Él tronó sus nudillos.

Al voltearnos Luke estaba en pie con su celular en la mano.

Mike lo empujó causando que chocara contra una mesita y rompiera un poco su frente.

Tomé el celular.

— ¿¡Luke!? ¿¡Luke!? ¡¡Te dije que era mala idea!! ¿¡Dónde estás!? — Era Lucy.

— Dentro de poco estará en el infierno — Respondí y colgué.

Mike y yo compartimos miradas y comenzamos a patearlo sin piedad en el piso.

Una patada tras otra.

Él chillaba una y otra vez.

Pero le era imposible gritar, para eso lo dejábamos sin aire, así era imposible que clamara por ayuda.

Nada lo iba a salvar.

Mátalo.

No, tampoco pienso excederme.

Luego de unos eternos dos minutos.

Le hice una seña a Mike para que se detuviera.

Luke no se movía, hace poco había escupido algo de sangre y había cerrado los ojos.

Tomé su pulso.

Débil pero constante.

— Esperemos un poco —

— Creo que ahora sí puedes explicarme un poco sobre esta situación ¿Verdad? — Él enarcó una ceja.

Suspiré.

— El personaje allí tirado es causante de múltiples traumas infantiles derivados en métodos de tortura que llevo a cabo junto a su amigo Matt, actualmente desaparecido... Y el muy idiota vino a pedirme perdón — Bufé.

— Entiendo, es un explicación bastante profesional pero... ¿Qué pasó con el otro? — El carraspeó y posó sus ojos en Luke — Está ensuciando la alfombra... ¡¡Está ensuciando la alfombra!! — Gritó — ¿¡Qué vamos a hacer!? ¡¡Debemos borrar eso!! —

Mi corazón se aceleró.

Mierda.

Piensa.

— Mike cálmate, escucha, llevemos a está basura al baño y llevemos la alfombra —

— Debemos limpiarla — Dijo asustado.

Es obvio, no debemos dejar evidencia, y menos en la casa de la suegra de Mike.

— Aunque en una fiesta como está nadie notará que la alfombra desapareció hasta mañana o pasado mañana — Lo miré con malicia.

Él asintió.

— Espera aquí, iré a ver qué no haya nadie cerca —

Me asomé a la puerta y los invitados estaban bailando en una gran fila, todos distraídos por la emoción del momento.

De lo que me estoy perdiendo.

Bueno, siquiera quería estar allí en primer lugar.

Adison estaba hablando con un chico cerca de la cocina.

Interesante.

Ejemm.

Eso no me incumbe.

Abrí la puerta hasta el tope y le señalé a Mike el momento de salir.

Él tomó a Luke por los pies y comenzó a arrastrarlo, al llegar cerca de mi lo tomé por las manos y lo cargamos hasta el baño.

Luego regresé y tomé la alfombra, la doblé y la llevé al baño.

Luke aún estaba inconsciente.

— Necesito saber más sobre esta situación... Me da curiosidad — Susurró Mike.

— No es necesario que susurres, estamos solos — Cuestioné.

Me dió una mirada pícara.

— No es momento para juegos Mike —

— Cierto — Bufó.

— Te contaré lo que pasó con Matt...

Alex. [ 8 años de edad] .

Poco antes del divorcio de mis padres.

Era un día como todos, debo aclarar eso ya que siempre es lo mismo en mi casa, mi madre estaba alistándose para llevarme con ella hacia mí penúltimo día de tercer grado en primaria. Estaba sentado en el sofá de mi casa, mi madre buscando como loca sus zapatos los cuales había dejado tirados la noche anterior y ahora no sabía dónde se encontraban, por otro lado Dina estaba llorando en su cuna y mi padre comía su desayuno mientras se alistaba.

Todos los días se podía ver el gran desastre de mi familia a la hora de alistarse para ir al trabajo, mi madre siempre dejaba sus cosas regadas por lo cual en las mañana siempre las buscaba como loca, mi padre, él no se veía muy a menudo por aquí así que siempre tenía sus cosas en la maleta, y yo buscaba mis cosas siempre dentro de mi habitación.

— Amoooor... ¿Viste mi peine? — Escuché gritar a mi madre mientras yo amarraba mis agujetas.

— Está en mi parte de la cama, tienes que pedirme permiso para tomarlo — Gritó mi padre en respuesta burlón.

Él ganó un ceño fruncido de parte de mi madre que fué a buscar el peine rápidamente.

Yo estaba listo para irme.

Mi padre tomó su taza de café y fue tras mi madre.

Dina comenzó a llorar.

— ¡¡Alex!! ¡¡Consiente a tu hermana!! — Gritó mi padre ya desde la habitación.

Tsh.

Me levanté y me acerqué a la cuna donde chillaba mi pequeña hermana bebé, sus chillidos me daban dolor de cabeza.

— Cuchi Cuchi cuuu

¿Era así?.

Siempre hacen eso en las caricaturas así que debe ser así.

Dina me vió con una expresión de asco y me tiró uno de sus juguetes directo al rostro.

Le Fruncí el ceño.

— Vamos Dina, hazme esto algo más fácil —

Dina volvió a mirarme con sus pequeños ojos llenos de disgusto y me tiró otro juguete que impactó directamente en mí ojo.

De un momento a otro ya no era solo ella la que lloraba, ambos llorabamos.

— ¿¡Qué pasa!? — Gritó mi padre desde la habitación.

Yo me sequé las lágrimas y guardé mis mocos para que no se asomaran más desde mis fosas nasales.

Caminé hasta la puerta de la habitación y dije cerca de ella.

— Dina me pegó directamente en el ojo — Mi voz algo quebrada.

Mi padre se asomó y me regañó.

Volví a la cuna de Dina y le devolví sus juguetes. Luego de un rato todos subimos al auto y nos fuimos.

Al subir al auto familiar no pude evitar recordar las cosas que pasaban en mi salón que me aterrizaban.

Aunque.

Era el penúltimo día, solo debía aguantar los golpes por un día más y estaría libre.

Gracias al cielo que Matt y Luke habían optado por golpearme del pecho para abajo.

Se dieron cuenta de que sus golpes dejaban marcas sumamente notables, y si no querían tener problemas o que su objeto de juegos se cambiara de escuela, debían ser más discretos.

Al llegar mí madre besó mí mejilla y mí padre me hizo un ademán para despedirse.

Dina se veía feliz con mí partida.

Me quedé allí parado viendo nuestro auto irse lentamente.

Miré la escuela e inspiré profundo, tenía miedo, no importa cuántas veces pasara, el solo hecho de verlos me inspiraba terror.

Caminé a pasos apresurados. Quería que esto se acabara de una vez por todas.

Repentinamente comenzó a llover con truenos y relámpagos inundando el espacio sonoro de toda la escuela.

Eso hacía de mi momento aún más tétrico.

Tal vez me golpearían aún más fuerte que todos los días que pasamos dentro de esta escuela. Pasado mañana ya ninguno estaría aquí, así que la despedida debía ser aún más inolvidable.

Entré por las puertas del gran colegio "Vergel" y habían chicos y chicas corriendo de un lado a otro, aún no tocaban el timbre para pasar a nuestros respectivos salones.

Tenía miedo.

Mucho miedo.

Sonó el timbre y fuí a mí salón.

Al entrar junto a la puerta se encontraba Luke, él me tomó del brazo y me llevó a sentarme junto a su mesa.

— Alex, iré directamente al grano. Hoy es el último día — Él miró a todas direcciones y volvió a mí — Matt quiere verte detrás de la escuela a solas —

Sinceramente me daba miedo el hecho de que fuera a solas.

¿Pensaba matarme y enterrarme por allí?.

¿En realidad sería a solas?.

Debería de decirle a la maestra el miedo a morir estaba comenzando a ser más fuerte que el miedo de sus amenazas, además, no puedo callarme más o podría empeorar todo aún más de lo que me imaginé.

Luke me observaba.

— No pienses en ir tras la maestra — Un trueno hizo que mis pelos se pusieran de punta.

— ¿Y si lo hago? — Lo reté y me levanté de la silla.

— Si lo haces Lucy te estará esperando — Él miró hacia los asientos de atrás donde se encontraba Lucy con lo que parecía ser una pequeña navaja — ¿Quieres terminar aquí? — Enarcó una ceja.

Para ser niños de primaria sus mentes mostraban mucha oscuridad. Qué estaría pasando en sus casas para que pudiesen actuar de esa manera.

— ¿Te sientes bien? ¿Por qué haces ésto? — Puse mi mano sobre su hombro, tal vez tenía un lado piadoso... Necesitaba encontrarlo.

Él me miró con una sonrisa rebosada de ego.

— ¿Una basura como tú me pregunta si estoy bien? Patético —

Observé a ambos lados ver quiénes estaban dentro del salón.

Aún estaba Lucy y otros ocho o nueve niños, la maestra no estaba.

Mis demás compañeros de clase estaban jugando algo reunidos en una esquina. No nos observaban.

Tengo que separarlos.

Esto no se quedará así.

No puedo cruzarme de brazos y dejar que me lastimen sin oposición.

— ¿Un cobarde como tú me llama basura? — Imité su sonrisa.

La de él decayó.

Un trueno aún más fuerte que el anterior me tomó desprevenido.

Él frunció el ceño y me tomó por el cuello de mi camisa.

— ¿Por qué me llamas cobarde? — Dijo entre dientes.

— Alguien que se escuda detrás de alguien más es solo eso, un mísero cobarde — Ensanché más mi sonrisa.

Él me golpeó.

Yo rápidamente contraataque.

De un momento a otro entre los golpes de ambos Lucy apareció detrás de mi y me abrazó por la espalda.

Luke tenía su labio roto, uno de mis golpes lo alcanzó certeramente.

Los demás niños nos observaban expectantes de la pelea que ocurrió hace un momento, Lucy nos había interrumpido y ahora sentía un objeto filoso en mi espalda.

Cada vez ejercía más fuerza hasta que sentí que me cortó un poco la piel. Un quejido de mi parte.

— Lucy, suéltaloLuke pasó el dorso de su mano por su labio.

— ¿Estás seguro Luke? — Ella alejó un poco el objeto con el que me amenazaba.

— Si el quiere pelear, que vaya a dónde se encuentra Matt —

— Por qué no vienes tu primero, cobarde — Lucy volvió a apoyar el objeto en mí.

— Si logras vencer a Matt entonces ven por mi — Él se dió vuelta y salió del salón.

Mis ganas de voltear y golpear a Lucy eran notorias.

Pero no debía hacerlo, mi padre siempre me decía que no podía golpear mujeres a menos que fuera en la cama.

Aún sigo sin entender las diferencias entre golpearlas fuera o dentro de la cama.

Lucy me soltó.

— Lárgate — Dijo tajante.

— No es necesario que me lo digas, se lo que debo hacer —

Salí del salón en dirección a la parte de atrás de la escuela.

Al salir Luke estaba apoyado al lado de la puerta.

Quise ignorarlo pero no pude.

— Siempre me llamas basura, date cuenta del cobarde que eres — Mis ojos desprendían la ira que llevaba cautiva, todo ese miedo se transformó en ira pura, y estaba a punto de desahogarla.

Así tuviera que derramar sangre.

La lluvia estaba menguando, ya solo lloviznaba débilmente.

De camino al patio trasero la maestra se cruzó en mi camino.

— ¿A dónde vas pequeño? — Dijo con su tierna voz de maestra.

— Voy al baño maestra, voy en un segundo al salón —

— Solo no tardes mucho pequeño —

Le dí una sonrisa y seguí mi camino.

Intentaba respirar profundo.

Cada uno de los recuerdos que llegaban a mi mente sobre aquellas golpizas que me propinaron una y otra y otra y otra vez sin razón alguna iban encendiendo el fuego vengativo dentro de mi.

Solo soy un niño.

¿Acaso merezco esto?.

¿Qué hice?.

Un niño no debería sentir estos sentimientos, se supone que los niños somos puros de corazón, de buenos sentimientos.

¿Dónde quedó todo eso?.

¿Cómo es que ellos tenían tanta oscuridad dentro de su corazón?.

Llegué al patio trasero de la escuela.

Mis manos temblaban.

Matt estaba allí sentado en una roca de decoración. Al verme se levantó y comenzó a reírse sin razón aparente.

Él estaba empapado por la lluvia anterior, ahora solo quedaban migajas de ella.

Yo solo lo observaba, cauteloso, manteniendo mi distancia y analizando cada uno de sus movimientos.

Él se quedó callado y nuestras miradas se encontraron.

Dolor.

Rencor.

Odio.

— Hoy seré bueno contigo, te daré la oportunidad de pelear a solas contra mi, si eres fuerte podrás vengarte — Volvió a sentarse sobre la piedra.

Observé a todas direcciones con precaución.

¿Por qué hiciste todo esto? — Cuestioné.

— ¿Necesitaba alguna razón? — Él soltó una risa cínica.

Sabía que mi alma estaba siendo manchada por la oscuridad, lo sabia por mis altas ganas de hacerlo sufrir incluso más de lo que yo sufrí durante todo un año, día tras día, insultos, patadas, golpes, actos humillantes. Noches sintiendo que en realidad merecía todo eso, me sentí como una basura recibiendo tratos inhumanos.

Ya estaba harto.

Estaba cansado.

Mi corazón latía desenfrenado por la adrenalina.

Solo quería correr.

Correr y golpearlo hasta que mis músculos no pudieran más.

— Matt, solo te pediré una cosa —

Él asintió.

— Todo lo que pase aquí queda entre nosotros —

Asintió nuevamente y se levantó.

Yo intentaba recordar los métodos de defensa personal que mi padre me había enseñado.

Ya que el siempre me contaba que durante sus días en la secundaria tuvo que defenderse mucho de otros idiotas creídos.

Ambos comenzamos a caminar deshaciendo la distancia que nos separaba.

Quería golpearlo.

Manten la calma...

Piensa en lo que harás.

Respira.

Inhalé profundo, cerré los ojos y exhalé.

Luego corrí hacia él.

Él parecía sorprendido.

Me abalance hacia su abdomen y logré tirarlo al piso.

Pude golpearlo dos veces hasta que él me regreso uno de mis golpes.

El sabor de la sangre en mí boca.

Mí mejilla palpitaba del dolor.

Sonreí.

— ¡¡Maldito!! — Grité y volví a golpearlo dos veces seguidas.

Él se levantó como pudo y yo caí sentado en el piso.

Me levanté lo más rápido que pude pero él logró patearme y hacerme perder el equilibrio.

Somos solo dos niños ¿Por qué pasa ésto?.

¿A ésto hemos llegado?.

¿Qué hacen los padres para permitir estos comportamientos?.

Él se quedó estático.

Levántate — Alzó los puños retante.

Imité su acción.

Me acerqué lentamente y lancé un golpe que fue esquivado fácilmente por él, luego me lo devolvió.

Mi mejilla ardía.

Dolía en gran manera.

Grité al aire y maldije a mis adentros.

Él me lanzó otro golpe que impactó justo en mí ojo derecho, pero me dió la oportunidad de tomar su brazo.

Impacte mi puño contra su estómago.

Él se inclinó hacia mi y exhaló.

Repetí la misma acción dos veces más.

Él se quedó sin aire.

— Dime que se siente ser golpeado —

Él tosió.

M-me han golpeado m-mejores — Tosió nuevamente.

Miré el brazo que le tenía cautivo y lo mordí con todas mis fuerzas.

Gritó desesperado y me golpeó causando que mis dientes se clavaran aún más en su piel.

Sangre.

Mucha.

— ¡¡Sueltame!! — Gritó.

Lo golpeé directamente en la boca y mis nudillos se rompieron un poco al choque con sus dientes.

Un quejido de mi parte.

Me pateó en el estómago y caí de espaldas.

Se arrodilló sobre mi e iba a golpearme directo al rostro.

Aparte mi cara y dio justo contra el pavimento.

Él se agarró el puño y se quejaba del dolor.

Aproveché la oportunidad y lo empujé quedando sobre él.

Tomé una piedra que estaba a su lado y lo golpeé dos veces en el ojo izquierdo.

Escuché su cráneo crujir.

La piedra era real.

Pensaba que sería de plástico como las demás.

Pero ésta era real.

La solté aterrado y me alejé de Matt al ver la sangre por su rostro.

Miré mis manos manchadas por ese líquido rojo y sentí como empezó a dolerme la cabeza.

Lágrimas por mis ojos.

¿Lo maté?.

¿Está muerto?.

Aún no ah muerto.

Observé a todos lados buscando quién había dicho esas palabras. Estaba solo.

Tenía miedo, demasiado.

No temas. Estoy contigo.

¿Quién eres? — Grité.

Matt se movió un poco.

Soy yo Alex, ¿No me recuerdas?.

— No sé quién eres... — Susurré.

Una punzada realmente dolorosa en mi cabeza.

Mareos y náuseas comenzaron a tomar control de mí.

No importa quien soy, ahora solo debes acabar con él.

Vi a Matt que empezaba a levantarse.

Házlo.

No...

Házlo.

No puedo...

¡¡Házlo!!.

El dolor de cabeza se volvió insoportable.

Caminé hasta Matt y él me observó con lágrimas en los ojos, su rostro pedía que parara, él estaba todo ensangrentado.

Puse mi pie sobre su abdomen y presioné.

Comenzó a toser desesperadamente.

Si...

Si...

Acaba con él.

— No puedo... — Susurré.

Patee el rostro de Matt dejándolo inconsciente otra vez.

Mi cuerpo dolía.

Era algo insoportable, estaba cansado, mis músculos tensos y agotados.

Caminé hasta una de las plantas y vomité allí.

Eres débil.

Inútil.

Debiste matarlo.

Lágrimas corrían por mi rostro.

El dolor se intensificaba.

Busqué el grifo del agua para las plantas y lave mi rostro.

Dolía, tenía algunas cortadas y moretones por todos lados.

No podía dejar de llorar.

Deja de llorar basura.

¡¡Déjameeeee!! — Grité tan fuerte que mi garganta dolió.

Una maestra salió corriendo hacia mí y me tomó en sus brazos.

— ¿Qué pasa? ¿Quién te hizo ésto? — Dijo en pánico observando a todos lados, buscando un culpable.

Yo la observé entre lágrimas sin poder articular una palabra.

Cerré los ojos y me quedé dormido en sus brazos.

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Entiendo, eso sí suena como una historia trágica

No debí contarte esto, ahora me duele la cabeza otra vez —

Puse mi mano en mi ojo izquierdo.

Mike se acercó para abrazarme.

Puse mi mano en su hombro y lo aparté.

— Hay mucho que no sabes aún, siquiera yo lo sé, se que hay cosas de mi pasado que dejaron marcas imborrables que no me dejan vivir en paz, pero esas marcas para mí están algo borrosas, no puedo verlas ni saber el porqué residen en mi piel, incluso existen algunas que están arraigadas en mi alma, y el solo intentar recordar duele —

— ¿No recuerdas nada? —

— No, esto es lo unico que recuerdo con claridad y aún así el pensar en ello me trae efectos negativos... Tales como está migraña — Señalé mi ojo izquierdo.

Luke empezaba a despertar.

Tomé a Luke y lo acerqué al inodoro y dejé su cabeza metida en el mismo, le dí una última patada.

— Vámonos de aquí antes de que entre alguien —

Mike asintió.

— Aunque debemos lavarnos las manos para quitar la sangre que llevamos puesta —

Él rió.

Cada uno lavó las evidencias.

Hay que dejar la escena del crímen limpia.

Luego salimos del baño y acordamos que él buscaría a su novia Kara y yo buscaría a Adison.

Al encontrarlas nos iríamos a otro lugar.

Bajé las escaleras y busqué entre la gente.

Había una discusión entre borrachos, me acerqué a oírlos.

— Thu mana ex mi mujor jak jak — Dijo uno.

— Cállate, ni sabe lo que dices — Dijo el otro más despierto.

Reí un poco.

Me alejé de allí y vi a Adison junto al mismo chico con el que la había visto anteriormente.

Al acercarme ella se sonrojó.

Me miró con precaución.

— Espérame un momento Félix —

Ella me tomó de la mano y me llevo a un lugar más apartado.

— ¿Me puedes explicar que hiciste? — Sus manos temblaban — ¿Lo mataste? —

— No Adison, solo le dí su merecido —

— Eres demasiado violento Alex, no sé si debería acercarme a ti, nada me asegura que me vaya a pasar lo mismo que a él si llego a provocarte — Ella dio dos pasos hacia atrás. Su voz trémula asustadiza.

Levanté las manos en señal de inocencia.

— Adison, no lastimaría a alguien sin que lo mereciera —

¿Seguro querido?.

Ella me miró confusa.

— ¿Tanto daño te hizo? —

— Me hizo mucho más que eso, créeme —

Ella se acercó un poco.

Sus ojos encontraron los míos.

— ¿Puedo confiar en ti? —

Suspiré.

— No, no puedes confiar en mí, soy una persona insegura y con muchos traumas, nada te asegura que no vaya a dejarte o lastimarte algún día, podría incluso llegar a traicionarte... Lo único que puedo decirte ahora es que haré mi mayor esfuerzo por no dañarte, incluso si yo tengo que salir herido en el proceso —

Sus ojos brillaron.

— Entonces te creeré —

Ella me tomó de la mano y plantó un beso en mi mejilla.

Me agradan sus cariños, pero aún siento cosas desagradables al contacto.

Luego me llevó a dónde estaba el chico con el que hablaba hace un momento.

— Él es Félix —

El joven me miró con su ceño bien fruncido y cara de pocos amigos.

— Alex — Extendí mi mano.

Me miró con cautela, examinandome de arriba a abajo, cosa que me incomodó.

Correspondió mi saludo.

Él era un joven blanco con cabello negro azabache y ojos grises.

— Alex, a él lo conocí hace unas horas aquí en la fiesta... Es un chico agradable — Ella me señaló — Félix él es Alex, un amigo de la academia de canto a la que te dije hace poco que asistía —

Él volvió a mirarme cauteloso.

Yo Fruncí el ceño.

— ¿Qué tanto me ves? — Dije rareado.

— ¡¡Alex no seas irrespetuoso!! — Adison chilló a mi lado.

— Él me está viendo mucho — Respondí a sus chillidos.

Sonrió y tomó una apariencia más serena.

— Es un placer Alex — Su voz sonaba delicada.

Mucho para mi gusto.

— También es un placer Félix —

Él se sonrojo.

Ya entiendo.

— ¿Qué hacían? — Me dirigí a Félix.

— Hablábamos un poco sobre cosas de la vida, tales como gustos, música y también chicos —

— ¿Le dirás de una vez? — Preguntó Adison.

Félix evadió la mirada de ambos y mostró un semblante nervioso.

— Eres gay ¿Verdad? — Fruncí el entrecejo.

Él me miró apenado.

— Tranquilo — Seguí — Mientras no intentes nada conmigo todo va a estar bien ¿Okey? —

— Está bien, por ahora me interesa más tu amigo — Se sonrojó aún más.

Interesante.

Muy interesante.

Bastante diría yo.

— ¿Entonces te gusta mi amigo MIKE? — Acentúe su nombre y solté una sonrisa pícara.

Adison hizo una perfecta o con su boca.

— La verdad si... ¿Mike? ¿Así se llama? —

— Si, ese es su nombre, aunque lamentablemente justo ahora tiene novia —

Él se encogió de hombros.

— Eso a mi no me importa, si lo intento tal vez tenga oportunidad, tengo habilidades — Guiñó.

— Eres optimista, me agrada mucho, el que persevera alcanza dicen los chinos... ¿O eran los coreanos? Bueno, no importa... ¿Qué quieres saber de él? — Puse mi mano en su hombro y lo conducí a un sofá solitario. Le hice un ademán a Adison para que nos siguiera.

Ya en el sofá seguimos la conversación.

— ¿Qué edad tiene? —

— 18 —

— ¿Cumpleaños? —

— 13 de marzo —

— ¿Color favorito? —

— Negro —

— ¿Número de contacto? —

— Pídelo tu mismo, porque allí viene — Señalé detrás de mí.

Mike se veía preocupado.

— Hola, siento interrumpir... Alex, ayudame un momento ¿Puedes? —

— Adison, Félix. Permiso — Me levanté y seguí a Mike hacia fuera de la casa.

— Dime, cual es el problema — Me crucé de brazos.

— No encuentro a Kara, y no me ah dejado algún mensaje de adónde iba o si saldría —

— Mike, relájate, estamos en una fiesta en realidad su fiesta. Seguro está con su hermana en algún lado —

— ¿Me ayudas a buscarla? —

— Tal vez ella necesita su espacio... Deberías venir a hablar con nosotros, quiero presentarte a alguien — La picardía notoria en mi rostro.

Él sonríe.

Volvemos a entrar a la casa y nos dirigimos al sofá donde estaban Adison y el futuro esposo de Mike.

Digo Félix.

— Volvimos —

— ¿Todo bien? — Pregunta Adison.

— Si, todo está bien... Si llegan a ver a Kara por favor avísenme.... Por otro lado — Ví a Mike — Él es Félix — Señalé.

Félix sonrió.

— Es un placer conocerte Mike — El tomó su mano y la apretó.

Mike me observó y luego buscó entre la gente a su alrededor.

— Si, es un placer Félix — Dijo sin mirarlo.

— Si no vas a prestar atención a nuestra conversación es mejor que vayamos a buscarla para que estés más tranquilo — Dije.

— ¿Buscan a Kara? — Adison.

— Si, Mike necesita verla lo más pronto posible — Guiñe el ojo a Félix.

Félix me vió con duda.

Le señalé con los ojos a Mike y el pareció entender.

— Si quieres puedo ayudarte a buscarla — Le dijo.

Mike lo miró y luego posó sus ojos en mí.

Asentí — Deberías ir con Félix, sería de mala educación que dejara sola a mi pequeña Adison —

Ella se sonrojó y asintió.

— Entiendo, pero por favor, busquenla ustedes también, necesito saber que está bien —

Asentí — Creo que estás siendo algo paranoico, ella seguro está bien —

Bufó.

Él se fue con Félix hacia el segundo piso y Adison y yo nos quedamos en las habitaciones de abajo.

— No estás borracha ¿Verdad? —

Ella me miró dudosa.

— ¿A que viene esa pregunta repentina? —

— Estoy pensando en lo que pasó hace rato... ¿De verdad estabas borracha? ¿Recuerdas lo que pasó? —

Evadió mi mirada.

— No estaba borracha, solo estaba algo... Exaltada —

— Estabas caliente —

— ¡¡Quería decirlo de una manera más formal!! — Alzó un poco la voz.

— Entiendo —

— ¿Qué ganas con saber eso? —

— ¿Te gusto? —

La pregunta soltó mis labios antes de procesarla bien.

El chico con millones de inseguridades preguntando eso de una manera tan directa, ese no era yo.

— Mentiría si dijera que sí —

Lo sabía.

No podía gustarle.

— ¿Por qué me besaste? —

— Porque simplemente te tenía ganas Alex — Una sonrisa perversa se dibujo en sus labios.

Entramos a una habitación vacía.

— Kara no está aquí... Por otro lado ¿Aún me tienes ganas? —

Mis hormonas esta noche estaban alborotadas.

No siempre las dejaría tomar el control, pero esta noche realmente deseaba hacerlo.

Los ojos de Adison brillaron.

— ¿Quieres repetir lo de hace rato? —

— Ya basta de preguntas Adison, busquemos en la habitación siguiente a ver si Kara está allí —

Ella me miró con desaprobación.

— Aburrido —

— No me dejaste terminar... Si Kara no está en la siguiente habitación entonces nosotros si lo estaremos — La tomé por la barbilla y dejé un delicado roce de mis labios en los suyos.

Su rostro mostraba clara perversión.

Caminamos hasta la habitación siguiente y parada al lado de la puerta estaba esa tal Nathaly.

— Hola, perdona que te moleste pero... ¿Has visto a Kara? —

Ella me miró sorprendida.

— No la eh visto — Evadió mi mirada y su voz tembló.

Miente.

— ¿Estás segura? — La miré directamente a los ojos.

Ella asintió.

— ¿Está habitación está vacía? —

Ella negó.

Kara debe estar allí.

— Está bien —

Tomé de la mano a Adison y la llevé a la habitación a la que habíamos entrado anteriormente.

Ella me envolvió con sus brazos alrededor de mi cuello.

— Espera un momento Mortadela — Tomé mi celular y busqué el número de Mike.

— ¿Mortadela? —

Asentí.

Yo: Mike, tercera habitación en planta baja, distrae a Nathaly.

Mike: Entendido.

Mike: Voy enseguida.

— ¿De donde sacaste ese apodo? — Frunció el ceño.

— Ni siquiera yo lo sé, lo dije al azar —

— Entiendo, entonces si vamos a apodarnos de esta manera yo te diré Atún —

— ¿Atún? —

— Suena mejor que Mortadela —

— Tienes razón Mortadela... Cambiando de tema... Necesito que te prepares psicológicamente para una escena algo traumática —

— ¿A quien vas a golpear? —

Fruncí el ceño.

— No golpearé a nadie Adison, no te acostumbres si solo pasó una vez... Que tú hayas visto —

— ¿Ha pasado más de una? — Se sorprendió.

— No confundas las cosas Mortadela, hablo de que tal vez Kara le está siendo infiel a Mike ahora mismo —

— Por favor Alex, ¿De dónde sacas eso? — Dijo burlona.

— Nathaly evidentemente estaba mintiendo, dijo que no había visto a Kara pero al notar que queríamos entrar a la habitación se alteró más que cuando pregunté por su hermana —

— Tienes razón... ¡¡Entonces es un caso de infidelidad!! —

Suspiré.

— Eso dije —

— Entonces vayamos a apoyar a Maikel —

— Mike —

— Ese —

Salimos de la habitación y caminamos un poco alejados de la habitación que custodiaba Nathaly.

Pocos segundos después aparecieron Mike y Félix y comenzaron a charlar con Nathaly.

No se qué hicieron para convencer a la chica pero lograron que los siguiera lejos de la puerta.

Mortadela y yo nos acercamos rápidamente a la puerta.

Puse mi mano sobre el pomo de la misma y antes de abrirla compartí una mirada con Adison.

Suspiré.

Apoye mi oído a la fría madera de la puerta.

Podía oír algunos gemidos ahogados por el grosor de la misma.

No puede ser...

Espero estar equivocado.

Respiré profundo y la abrí de golpe captando la atención de tres personas.

Mi boca se abrió a más no poder en completo asombro.

Rápidamente tapé los ojos de Adison.

Debo mantener la pureza mental de mi pequeña... O bueno, corromperla yo mismo.

Las tres personas se quedaron inmóviles al ser descubiertos.

— ¡¡Puedo explicarlo!! — Gritó Kara.

— ¿Qué piensas explicar? ¿Que te gusta que te hagan sándwich? — Respondí. La molestia clara en mi voz.

Ella se levantó de la cama y recién envuelta en una toalla se acercó a mí.

— Por favor... No le digas nada a Mike — Unió sus manos en señal de plegaria.

¿Ella estaba rogando?.

¿Es en serio?.

Me enojé.

— Vamos Kara, Mike es importante para mí ¿Crees que no le diré? Él merece saber que la chica en la que él confió se acostó no solo con uno si no con dos hombres a la vez —

¿Importante?.

No.

— Eso le romperá el corazón... Piénsalo — Ella se arrodilló frente a mí.

Adison quitó mi mano de sus ojos.

— Debiste pensarlo antes de acostarte con ellos dos... Y creo que será mil veces peor si se entera que su amigo le ocultó ésto — Ella se aferró a mi pantalón.

Adison hizo que me soltara, me tomó del brazo y dimos dos pasos atrás.

— No seas cínica, estás llorando por algo que hace un momento disfrutabas, pudimos oír tus... Tus... Sonidos — Defendió Adison.

Le dí una mirada de desaprobación y me dí vuelta.

Mike venía en camino.

Oh no.

Al verme él comenzó a correr.

Se detuvo frente a mí y vió por encima de mi hombro.

Sus ojos se cristalizaron al instante.

— ¿Kara? — Pasó a mi lado y se arrodilló frente a ella — ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? ¿Qué te han hecho? ¿Estás bien? — Él comenzó a secar las lágrimas de la chica.

Los dos hombres salieron de la habitación.

— ¿Quienes son ellos? ¿Kara? ¿Qué pasa aquí? — Siguió.

Mi corazón se apretó.

Ella dirigió su mirada al piso.

Mike la tomó por los hombros y alzó la voz — ¿¡Kara!? ¡¡Háblame!! ¿¡Qué paso aquí!? — Ella siguió derramando lágrimas.

— Ella te fue infiel Mike — Sentí un nudo en la garganta luego de decir esas palabras.

Él me observó dolido.

Lo suficiente como para hacer que mis ojos se cristalizaran igual que los de él.

Respira.

Tu no eres capaz de sentir querido.

Él la miró — ¿Eso es verdad? — Su voz se quebró.

Un momento de silencio realmente incómodo.

Adison me tomó por el brazo.

Félix se tapó la boca y se apartó.

— Si Mike, es verdad... — Confesó.

Mike empezó a llorar.

— Yo confié en ti Kara, ¿Con esto me pagas? Te amé, fuiste la primera persona a la que le confíe mi corazón, y me fallaste... Me mentiste... Se supone que yo era el único Kara ¿Qué hice mal? ¿En qué fallé? Dime, necesito saberlo ¿Por qué lo hiciste? — Su voz se quebraba cada vez más, sus lágrimas caían a chorros.

Ella lo miró y acarició su mejilla.

— Lo único que hiciste mal fue amarme sin antes conocerme —

Mike se levantó, secó sus lágrimas y caminó sin despedirse fuera de la casa.

Y así.

Al final de la fiesta todos nos retiramos con algo nuevo en nuestras vidas, emociones, sensaciones y desilusiones.

Luke se fue con un recuerdo amargo de lo efectivo que puede ser el karma.

Adison se fue habiendo experimentado lo placentero de dejarse llevar por la emoción de un momento.

Alex se fue con una percepción nueva de la vida.

Félix se fue con la esperanza de poder enamorar al chico que le gusta.

Kara se fue sabiendo que había perdido a un buen chico.

Y...

Mike se fue con el corazón roto.

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Nada que decir.

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