Besos en Guerra ©

By dayzaccardi

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"Solo físico. Beneficios. Cero sentimientos. Y ya" Regla uno: si una mujer ingresa al sistema será aniquilada... More

💋⚔️
ANTES DE LEER
⁰ Viento Negro
¹ Mushu
² El entrenador
³ Chat privado
⁴ Juego sucio
⁵ Yin Yang
⁶ El refugiado
⁷ Levántate, si puedes
⁸ Jugando con fuego
⁹ Tenemos un trato
¹⁰ Hola, ¿tú eres...?
¹¹ Apretados
¹² Vacío
¹³ Besame
¹⁴ Juguemos
¹⁵ Dibujos
¹⁶ Acurrucados
¹⁷ Ansiedad
¹⁸ Ultimátum
¹⁹ Las minas
²⁰ Debajo de ti (y de la lluvia)
²¹ Amigo
²² Sueños nublados
²³ Capitán
²⁴ Tú
²⁶ Mensaje
²⁷ Verdades a la luz
²⁸ Otro amor
²⁹ Quererte
³⁰ Contigo
³¹ Adiós
³² Sueños oscuros
³³ Fregadero
³⁴ ¿Quién es?
³⁵ Personaje secundario
³⁶ Cobarde
³⁷ Decisión
³⁸ Error del sistema
³⁹ Auxilio
⁴⁰ Caos
FINAL 1/2
FINAL 2/2
EPÍLOGO
¿BEG EN FÍSICO?

²⁵ Quédate

981 117 69
By dayzaccardi

"Me haces sentir como
que no puedo vivir sin ti.
Que me lleva a otro camino.
Y quiero que te quedes"
~Rihanna.

Zayn

No recuerdo haberme herido en la caravana como para terminar en la camilla de la enfermería del ejército, pero aquí estoy. Soy consciente nada más de las últimas cosas que dije porque, a pesar de estar bajo los efectos del alcohol, al parecer ya podía razonar. Pero razoné con el corazón y no con la cabeza como lo suelo hacer de costumbre.

Maldición. ¿Por qué tuve que abrir mi boca? Seré idiota. Esto me pasa por no ingerir nunca en mi vida alcohol hasta ese momento.

—No hay rastros exactos de la causa del desmayo —le explica la enfermera a Blair, que está a mi lado. No me hace falta abrir los ojos para saber que se halla mirándome con preocupación. No pienso hacerlo hasta saber cómo enfrentarme a lo que le dije. ¿Debería hacerme el gilipollas y fingir que no me acuerdo de nada? No, basta, tengo veinte años. No debo pensar con la polla. Debo actuar de una forma madura—. Podría ser por problemas del corazón, por calor, desidratación, alguna medicación o angustia.

¿Angustia?

—¿Angustia? —pregunta la de pelo azul como si me estuviera leyendo el pensamiento.

—Algo que lo atormente y que no lo diga —le explica—. Si no proyectas la angustia tu cuerpo lo hace por ti pasándolo a síntomas físicos.

No me cabe duda de que Blair ya la está analizando, curiosa.

—¿Y por qué cree que se puede llegar a sentir él así? —su voz suena grave, pero no tanto como la suele forzar a menudo.

—Eres nuevo, ¿verdad? —cuestiona la señora acertando.

—Sí, empecé hace tres meses —dice bajando la voz.

¿Es decir que ya hace dos meses que convivo con ella y que guardo su secreto? Maldita sea. Todo desde que ella llegó pasó en cámara rápida. Cada vez falta menos para la guerra anual. Cada vez falta menos para todo.

—Es decir que no sabe lo que ocurrió hace un año con el capitán Rogger —murmura chismosa y casi me agarra un paro cardíaco.

—¿No? ¿Qué sucedió?

No es el momento.

Me siento en la camilla como si fuera un muerto reviviendo de su tumba, haciendo que ambas se callen y me observen sorprendidas, anonadadas por mi reacción.

—Hola —las saludo, cordial—. Ya me siento mejor. ¿Nos vamos, Samuel?

Ella apoya una mano en mi pecho y me tira hacia atrás.

—Nada de irnos hasta saber porqué le ha ocurrido esto —me regaña como si fuera mi madre.

Debo inventarme algo.

—Fue por el alcohol —digo apresurado—. No estoy acostumbrado a tomar y me causó un efecto secundario. Ya.

Blair sabe a la perfección que hay algo detrás de mis palabras. Y no es tonta, también es consciente de que hay algo que le estoy ocultando. Por mi parte, solo puedo decir que de verdad quiero contárselo, pero aquí no. No me siento listo. Me gustaría estar a solas con ella y poder hablarlo como dos personas maduras porque no me pone feliz ver como nuestra relación se deteriora por culpa de la falta de comunicación.

La única razón por la cual no le he dicho nada es por el simple hecho de no estar listo. No quiero forzarme a nada.

—¿Usted a ingerido alcohol? Oh, dios. Señor Rogger, eso sí que es nuevo —Esta enfermera no me puede caer peor.

Le sonrío con falsedad.

—No nos vamos a ir todavía —repite ella clavándome su fuerte mirada.

Niego.

—Por favor —eso suena a súplica. Miro la puerta y regreso la vista hacia ella. No es necesario hablar para que sepa que va en serio eso de que me quiero ir.

—Capitán... —Quiere decirme algo más, pero parece olvidarlo cuando vuelvo a abrir mi boca:

—¿Podemos hablar a solas? —inquiero dirigiéndome solo a ella. La enfermera pone mala cara—. Y afuera, en lo posible —Aumenta la mala cara.

Blair luce confundida, estoy seguro de que también le aterra la idea de que me acuerde de todo lo que le dije. Quizás no se esperaba esa reacción y no siente lo mismo o... no, no lo sé.

—¿Y si...?

—Y si me siento mal o tengo una recaída, volveré —le prometo.

Ella no está conforme con mi respuesta y la enfermera menos, pero a pesar de todo, ahora se encuentra tomándome la mano y ayudando a levantarme de la camilla para ir otra vez a la habitación.

—Gracias por todo —agradece con la voz gruesa y comienza a avanzar.

__⚔__

No tardamos mucho en llegar a la habitación. En el camino no me ha dicho ni una sola palabra. La percibí mucho más perseguida de lo normal y eso me preocupa en cierto punto. Hay un hueco en lo que recuerdo y lo que no, ¿y si sabe toda la verdad? ¿Y si hemos hecho cosas y yo no lo sé aún? ¿Y si...? Basta. Debo preguntarle parte por parte o moriré de sobrepensar.

—La cama está desarmada —menciono rompiendo el silencio. La organización y la prolijidad siempre fue lo mío, que esté así solo quiere decir que pasaron cosas allí. Y para mi mala suerte, no las recuerdo—. ¿Tú y yo hemos...?

—¿Qué? No —niega con la cabeza, rápido—. No. Está así porque estuve más de media hora intentando despertarte cuando te desmayaste luego de... Olvídalo. Que más da.

No me hubiera gustado no tener los detalles de aquello.

—¿Está todo bien? —le pregunto al ver su cara alargada. Sus expresiones reflejan mucho cansancio, o quizás, algo de tristeza.

Suspira mientras empieza a acomodar la sábanas negras de mi cama, intentando evitarme.

—Solo tengo sueño —me cuenta sin más.

La conozco lo suficiente para saber que sí hay algo más. ¿Le habré contado toda la verdad cuando estaba borracho? ¿Le habré dicho todo sin filtro? Eso sí que sería un gran problema. No me lo podría perdonar nunca.

Abro el refrigerador, tomo la botella de agua y la sirvo en dos vasos. Le ofrezco a Blair el más pequeño porque ese es el que le gusta. Siempre se queja de que el otro es más pesado.

Para mi sorpresa, ella no lo acepta.

—¿No tienes sed? —pregunto preocupado.

—No —responde tajante, acomodando la almohada en su sitio y caminando hacia su lado de la cama para hacer la otra mitad.

Trago grueso.

—No es necesario que hagas tu parte si estás cansada —murmuro restándole importancia. Detiene su paso y me observa sin demostrar mucho interés—. Me refiero a que puedes acostarte a dormir ahora, no hay problema, yo iré con Henry a ponerlo al día y...

—Hoy no dormiré aquí —esas cuatro palabras se sienten como una daga rozando mi abdomen.

Niego, despacio para mí mismo y apoyo una de mis manos en su hombro.

—¿Por qué no? —digo con un hilo de voz intentando sonar lo más firme posible—. ¿Pasó algo que yo no...?

—Es absurdo —bufa por lo bajo—. Es absurdo seguir con esta mentira, con este juego, con lo mierda que sea que estés haciendo conmigo. Si hay algo de madures en tu ser, déjame irme y hacer mi vida.

¿Y ahora por qué me habla de esa forma? Juré qué me estaba empezando a comportar menos como un gilipollas.

—Puedes hacer lo que quieras —salto a la defensiva un poco enojado por su postura— pero antes, dime qué pasa contigo.

—No lo recuerda —se dice a sí misma y mira para el techo como si eso la pusiera aún peor—. ¿No lo entiende?  Me harté de seguir su juego. Nunca expresa nada y cuando lo hace actúa como gilipollas o simplemente se emborracha para luego...

Coloco mi índice sobre sus labios. Ella se tensa al ver el gesto, parece no habérselo esperado.

—Lo recuerdo —confieso sin ningún tipo de temor—. Recuerdo cada una de las putas palabras que te he dicho y no me arrepiento una mierda de nada.

Ladea la cabeza como si le estuviera mintiendo. Creo que la confianza que tiene conmigo cada vez disminuye más.
Sus ojos se empiezan a llenar de lágrimas como si el hecho de que lo recuerde todo le complicaría la vida aún más.

—No —lo niega de nuevo—. Tú no te lo acuerdas, tú me lo dices solo para que no me aleje de tu juego.

Mi mano baja de su espalda a su cintura y la miro. La miro con una sinceridad inexplicable. La miro siendo transparente ante ella. La miro permitiéndome luego de mucho tiempo, ser débil.

—No intentes hacerte creer a ti misma de algo que no estoy diciendo ni haciendo —susurro, paciente—. Lo recuerdo todo, Blair. Te lo puedo repetir todos los días si es necesario para que me creas.

Mira hacia un costado, no puede sostenerme la mirada. No ahora.

—Dígame que no es verdad, por favor —suplica, despacio—. No complique más las cosas, ¿sí? Estamos mejor separados, ni si quiera nos toleramos y...

Acaricio su cintura sin dejar de mirarla un solo segundo.

—No sientes lo mismo —digo casi  forma de afirmación evitando el hecho de que el corazón me va a mil por hora—. No sientes lo mismo que yo siento.

Nunca creí que el dolor emocional podía doler mucho más que un disparo.

—No es eso, es que...

—¿Qué?

—Me es más fácil irme por esa puerta —la señala— y no volver nunca más a que asimilarlo y quedarme aquí contigo.

Mis ojos brillan al mirarla aunque saben que, posiblemente, me destruya todo lo que soy y aún más.

—¿Asimilar qué? —murmuro, roto.

—Asimilar que siento cosas por usted.

No sé si es normal sentir ganas de besar a una persona por todos lados todo el tiempo sin parar, pero yo las siento con ella. Cada. Maldito. Segundo. Y ya estoy harto de fingir, estoy harto de odiarme y odiarla a ella por hacerlo. No me merezco eso porque a ella le gustaría verme feliz.

—Ya no será más complicado —le aseguro tomándola más fuerte de la cintura—. Ya no será para nada complicado —entrelazo una mano por su pelo—. Me tienes a tus pies, Blair. Ya no sé cómo carajos explicártelo. Quiero estar contigo. Quiero dejar de jugar el juego. Yo pierdo, si es el orgullo la causa de tu miedo, pero por favor, quédate. Solo quiero que te quedes.

Blair sube su visión hasta mis ojos y baja, despacio, hasta mis labios. Se me acerca con lentitud y deposita un suave beso en la comisura de ellos. Suspiro de felicidad por culpa de que me estoy sientiendo vivo luego de años. La tomo por debajo de su nuca y le doy un beso en la frente.

—Siento mucho haberte hecho sentirte mal el otro día bajo la lluvia —me disculpo frustrado por mi comportamiento—. Hay muchas cosas del pasado que me siguen atormentando en mis relaciones, pero tú no tienes la culpa, en lo absoluto.

Ella asiente, débil.

—No quiero que me oculte cosas —me confiesa y por un segundo se me estruja el corazón—. No más secretos.

Bajo la cabeza.

—Necesito tiempo —explico—. Solo unos días.

—Solo unos días —repite ella para sí misma y asiente. Su cara está mucho más relajada y expresiva que antes, eso me pone contento.

—Debería... —señalo la puerta sin poder apartar la mirada de sus labios— eso.

Sonríe, juguetona.

—No —me detiene sin dudarlo—. No debería.

Toma el borde de mi camisa y me tira hacia ella para besarme con una sonrisa en su boca y en la mía. Quiero tocarla. Quiero besarla más. Quiero nunca soltarla. Quiero todo con ella, joder.

—Podríamos quedarnos así el resto del día —muerdo su labio, vacilándola. Ella responde con un jadeo que me da aún  más ganas de devorarla. Deslizo la mano por debajo de su blusa y la bajo cada vez más—. ¿Puedo? —me sale preguntarle aunque, a decir verdades, ya he tocado todo su cuerpo en varias ocasiones.

—¿El preguntar antes de tocarme viene incluido en el pack de chico bueno? —me pregunta, graciosa.

La miro, embobado.

—Puede que así sea —bajo las manos hacia tu trasero—, lastima que yo no he logrado conseguir ese pack aún.

Golpea mi hombro, molesta y al mismo tiempo algo provocadora. Apreto más y la oigo volver a jadear. Cosas no muy sanas para hacerle vuelan por mi mente, hay tantas y tan creativas que los ojos me brillan de solo pensarlo.

La sujeto y la acuesto en la cama como puedo.

—Zayn... —dice en el momento exacto en el que me comienzo a aproximar hacia ella.

—¿Sí? —pregunto bastante suave a lo que acostumbro ser.

—Los soldados deben estar buscándote —su voz suena agitada—. Dije que iba a llevarte cuando estés mejor y...

—Me sigo sintiendo mal —vacilo.

—Zayn...

—La puerta esta cerrada con traba —aclaro— y creo que, en el caso de que vengan a buscarme, podemos darles un show de bienvenida.

—Zayn...

—No sabes lo irritante que es el dolor de huevo que me vienes dejando desde la primera vez que te vi.

Blair suelta una risilla malévola por lo bajo y termina expulsando aire con vibras de perdedora cuando comienza a sacarme la camisa por arriba de mis brazos, rápida, caliente, sensual.

—Eres lento para mi gusto —dice pronunciando cada palabra con suspendo, jugando conmigo desde abajo, mientras se lame los labios.

—Sé que te encanto —explico desabrochando los botones que tiene esa blusa nueva que se puso, dejando parte de sus pechos al descubierto—, pero si quieres que vaya más rápido, eres masoquista —Hundo mi cabeza en su cuello para comenzar a besarla y a lamerle la zona. Su reacción es soltar un quejido y sujetarse de mi espalda, generando algun que otro arañazo en ella.

—¿Por qué? —pregunta con picardía en mi oído, en un poco de voz mezclado con placer y curiosidad.

—¿Te gusta que te duela? —le respondo indirectamente su cuestión.

—¿Por qué me dolería? —Bien, creo que ya se por donde va su jugada.

Maldita desgraciada.

—Ya verás —me limito a decir quitándole la blusa de un tirón. Me quedo contemplándola por unos segundos, extiendo las manos y las coloco sobre sus enormes pechos para masajearlos como sé que le gusta. Blair suspira—. Te encanta como te toco.

Asiente cerrando los ojos y bajando su mano hacia mi pantalón. Se encuentra con mi erección y lo intenta tocar entero por encima. Gruño al ver su rostro de sorpresa cuando nota que no alcanza a tomarlo entero por su longitud. 

—Joder... —la escucho maldecir—. Es..., mierda.

—Era lo que quería advertirte, masoquista.

Aumento la presión de mis manos sobre sus pezones haciendo que el primer gemido salga de su boca en forma de un pequeño grito. Mi erección cada vez se me hace más grande y dura. Parte de mi miembro, descansa en el vientre de Blair y hace que mis fantasías aumenten al saber que lo está sintiendo allí. El bulto ya es un sufrimiento más.

Baja como puede el cierre de mi pantalón y, con mi ayuda, termina de quitarlo. Lo lanza hacia un lado y me mira el bóxer, enarcando una ceja.

—Usted es una caja de sorpresas, capitán.

Río ante su observación y acompaño mi risa con una sonrisa. Sonrisa que se va cuando toma mi miembro con su mano y comienza a estimularlo. Abro la boca por pura obviedad, respirando como un jodido idiota, débil.

Esta mujer no me va a ganar.

Escabullo mi mano como puedo por debajo de sus pantalones hasta llegar a su braga. Una vez allí, comienzo a trazar círculos por encima de su punto pero sin tocarlo piel con piel. Ella gime más alto que antes y aumenta la velocidad de su movimiento sobre mi erección.

Yo no me quedaré atrás.

—¿Quieres jugar, maldita? —le pregunto colando mi mano por debajo de su braga, uno dos de mis dedos y acaricio su entrada solo para tantear el territorio—. Así de húmeda perderás —aseguro.

Cierra los ojos con fuerza y vuelve a abrirlos solo por puro orgullo para decirme:

—Tu amiguito está que estalla, rubio orgulloso —explica con la voz más sensual que oí en mi jodida vida. Ronca y suave—. Solo reza porque no me agache.

La miro con cierto odio de batalla y hundo mis dedos dentro de ella. Aunque no lo admita nunca, por lo lubricada que está sé a la perfección que mi trabajo está cumpliendo su objetivo lo mejor posible. Los meto y lo saco dentro de su humedad, lento y tocando su fondo. Sus manos, que hace segundos atrás estaban masajeando de arriba abajo mi pene, dejan de moverse y es ahí cuando entiendo que ella está muy cerca. Mi sangre comienza a hervir cuando abro los ojos y la veo mordiéndose los labios para reprimir un gemido.

—Mala perdedora —hundo mis dedos mucho más en su interior, permitiéndome sentir como se contrae y deja de contraerse cada dos segundos. Latiendo—. Te dije que estabas demasiado húmeda para mi gusto —ironizo, nunca es suficiente.

—¡No estoy...! —Muevo mis dedos en su fondo y ella gime. Joder. Gime como una loca. Grita mi nombre y maldice por lo bajo por haberlo hecho.

—Bonita masoquista —la molesto quitando los dedos de su interior, los miro y están mojados. Se los muestro y ella cierra los ojos, indignada—, tendré que meterte algo más grande si quieres realmente sufrir.

Me encargo de lamer sus pechos, su abdomen y bajo hasta su vientre. Me detengo allí y le quito el pantalón de unas dos jaladas como un animal. Blair no se inmuta, solo me mira con deseo desde abajo.

—Sí tan bueno eres —comienza a desafiarme pero se traba por culpa de la exitación— hazme llegar.

—Me la dejas fácil —aclaro mientras me muevo hasta la cajonera, tomo un preservativo, lo abro con la boca y empiezo a ponérmelo.

—¿Usas de esos? —enfatiza en la última palabra haciendo referencia al tamaño.

Enarco una ceja, deteniéndome por un segundo. Esta mujer es perfecta. Su cuerpo, su esencia, su curiosidad, sus ojos, la forma en la que sus pupilas se dilatan y vuelven a su forma normal mientras me mira. Lo es todo y yo estaba cegado a verlo solo por... Basta.

Parpadeo dos veces entendiendo que mi pausa ya fue bastante extensa, y decido hablar:

—No entra bien en los otros —nunca creí tener esa respuesta en el medio del acto, pero por alguna razón que desconozco, me agrada—. Ahora solo cállate y disfruta, masoquista.

Y luego de decir esto, soy perfectamente consciente de que oírla gemir quizá sea mi obsesión por el resto de mis días.

























































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