Wildness

Autorstwa Nelsy_diazr22

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Un error, dos días, tres caprichos Una equivocación lleva a Gavrel con alguien diferente a lo que pensó. Sin... Więcej

Prólogo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capitulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capitulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23

Capítulo 5

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Autorstwa Nelsy_diazr22

Gavrel

La detesto.

Mi primer pensamiento es ese en cuanto la veo de nuevo.

Con su carita de ángel, pero con la mirada de cordero atropellado. Tiene terror, sabe lo que hizo o al menos lo intuye porque puedo ver cómo pasa saliva con el miedo a que revele frente a todos lo que hizo.

No es delito, pero para ella tal vez, sí.

Podría hacerlo. Considerando lo poco que me importa lo que digan o piensen de mí, no me costaría nada ponerla en evidencia y hacerla pagar por la ofensa atroz que me hizo.

Podría darle un balazo y terminar con todo de una vez, pero verla tensa retribuye algo.

__ Ya te presumí a mi hija doctora, a mi sobrina diseñadora gráfica. - apunta a las chiquillas que se miran entre ellas.

Solo asiento en dirección de todos.

__ Pero no te he presentado a mi sobrina llena de aventuras y anécdotas. - me dice Marcus. - Arleth. Él es Gavrel Mikhailov, mi socio.

Traga grueso, pero se repone rápidamente extendiendo su mano como si no me conociera.

¿Así que quieres jugar, salvaje?

__ Mucho gusto, señorita ¿o señora? - aprieta los dientes con la indirecta.

__ Señorita. - dice una mujer de cabello rojo. - Aún es soltera. Por culpa de sus gustos extravagantes.

Lo tengo más que comprobado.

__ Oh, entiendo. - tomo su mano. - Dicen que es aventurera. Me gustaría que me contara de ellas.

__ No tengo ninguna esta vez. - reacciona viendo a todos. - Todo fue muy tranquilo.

__ Todo es una buena anécdota si lo cuenta con emoción y detalles. Hasta la noche más inesperada e insignificante. - la suelto.

__ En eso tiene razón. - eleva la voz Marcus. - Así que no te quedes callada, Arleth. Cuéntanos ¿Como estuvo tu viaje?

__ ¿Porque no pasamos a la mesa? - cambia de tema colgándose del brazo de su tío. - Los extrañé a todos. Tengo hace mucho de no tomar una fotografía de todos nosotros. Es hora.

__ Elien la cámara. - lo llama la hija de Marcus.

__ No traje móvil. - contesta este queriendo mentir. Espero que al menos lo haga bien, porque tener a una niñita consentida poniendo un móvil cerca de mí no puedo aguantarlo por mucho tiempo

Pero tengo que bancarme a la Minion pidiendo que todos sonrían para la fotografía que la oigo hablar con sus primas va a subir a sus redes.

Menuda mierda.

Detesto que hagan eso. Pero me encargaré de hacer que sea eliminada.

Los escucho discutir por qué móvil usar entre las tres, mientras tanto sirven los platillos que prepararon para el festejo familiar.

Ethan y Matt, grandes amigos de mi padre, son los que me abordan con temas relacionados al trabajo y el hombre que hizo posible reconsiderara la opción de asociarme con Marcus, puesto que tenía decidido no hacerlo con nadie, tratando de mantener la autonomía que un Mikhailov siempre busca.

Detesto las interrogantes cuando estoy de mal humor y en una mesa, frente a alguien que con solo fijar sus ojos en mi a cada nada causa une elevación en mi ritmo cardiaco y la adrenalina aumenta con los segundos transcurridos.

No es gusto. No me complace verla, solo quiero recrear lo que mi mente escenifica. Nada bueno para ella, un desquite para mí.

Aún con la molestia dejo que me sirvan, prestando atención a otros en lugar de la chiquilla que se abanica con la mano.

__ Eres igual a tu padre. - menciona Stephanie Ambrosetti, la esposa de Ethan. - Eres una copia, casi exacta de él.

__ Mi madre lo dice siempre. - contesto con la amabilidad que me saco no sé de dónde, ya que la perdí toda cuando vi el rostro conocido al entrar. Porqué sean su familia no se merecen un desaire.

__ Si, recuerdo haber dicho que es muy atractivo, aún sigue siéndolo. Cuando Alana se quedó un tiempo con nosotros lo conocí y no podía creer que fuera tan galán. - comenta la mujer de cabello rubio. Le presto atención a ella.

__ Miranda soy tu esposo y estoy presente. - le dice Sebastian con obviedad.

__ Sí, lo sé. - responde con despreocupación. - Y tú eres igual, Gavrel. Ese mismo porte, físico. Solo que tú tienes los ojos de tu madre, muy bellos también.

__ Lo escucho muy seguido. - expreso mi gratitud con una sonrisa cálida. Escucho más preguntas y menciones al pasado, de las copias disparejas cuando bebés y más.

Les respondo lo más resumido que puedo sin llegar a lo cortante, recordando como un Mikhailov se mueve. Paciencia dice Waleska, ir directo al grano argumenta Damien, analiza y desvía aconseja Zarya. Sé considerado pide mi madre, sé estructurado y confunde concluye mi padre.

Todos tienen a su modo la misma determinación, como los Ambrosetti, quienes no tienen mayor preocupación que mantener la unión que logran en su familia.

Con todos congenio, menos con un miembro de la familia.

__ Arleth ¿Como estuvo tu gira? - le cuestiona su padre, todos quieren saber, por lo que agradezco que se enfoquen en alguien más que no sea yo.

__ Lo mismo de siempre. - le pasan los aderezos y yo aún no he probado nada, decido hacerlo, total, se ve y huele apetecible.

__ Danos detalles. - piden las chicas que la rodean. - Un pretendiente. Un príncipe de Gales que quiso...

__ Ay no seas exagerada, Katia. - se ríe ella. - ¿Un príncipe conmigo? - deja escapar un resoplido. - ¿Que le haría creer que tiene oportunidad?

Egocéntrica.

__ Ella no necesita príncipes de nada. - gruñe su padre.

__ Claro, porque tengo al mejor papá del mundo, ya soy la princesa de alguien ¿cierto, papito? - sacude los brazos en el aire haciéndolo reír.

__ Aunque es una molestia total, Arleth no requiere buscar de nadie para estar bien. - exclama.

__ Gracias, papá. Con tu defensa, no necesito más. - ironiza ella.

__ Ya va a empezar. - murmura el hermano y la loca salvaje lo acribilla con la mirada. - Sabes que no miento.

__ Te ayudé a cortejar a Santa, deberías agradecerme. - reclama.

__ ¿De qué hablas? - se defiende el otro. - Solo me dijiste de unos gatos feos y croquetas diferentes con no sé qué cosa

__ ¡Fue una sesión psicológica! - grita ella.

__ Yo no sé tú, pero recuerdo a Sebastián y Marcus exactamente igual. - los mencionados observan a Matthew Brown burlarse de ellos.

__ Parecen un par de niños aún. - se ríe él.

__ Nunca me peleé con este zoquete. - alegó el médico según lo que escuché.

__ Zoquete tu madre. - le pelea el tipo que se queda callado por un instante. - Que me perdone, se me olvidó que era la misma.

__ De seguro ya se acostumbró a que la insultes por accidente todo el tiempo. - contesta Ethan. - Ustedes ya dejen de discutir, hay visitas.

Los hijos de todos guardan silencio inmediatamente, fijando sus ojos sobre mí. Si ver a Maya y Waleska juntas es una tortura, estos sobrepasan ese límite.

__ Voy a pedir misericordia por quien sea tu esposo. - culmina el hermano de la salvaje. El padre de ambos lo mira mal y este ni se inmuta, recibiendo las miradas enojadas de su hermana, junto a una risa silenciosa de su pareja, en quien se enfoca.

__ Llegará un día en que le guste un chico. - lo provoca su esposa.

__ Ese día está muy lejos. - los celos de padre de Ethan, suelo verlos en Dante. Todo el tiempo cree que aún tiene a una niña de cinco que pelea con perros por sus adorados gatos.

Miro la hora con disimulo, debería irme si quiero llegar antes de la hora pactada con mis hermanos.

__ ¿Donde está tu cadena de restaurantes, Gavrel? - cuestiona Leandro, como se presentó.

__ Milán, Italia, próximamente Francia. - llevo un bocado a mis dientes, notando la falta de aderezo. Uno ácido sería ideal.

__ ¿Donde es tú pasarela final, Arleth? - le habla el tal Elien.

__ Milán. - contesta.

__ Que coincidencia. - menciona la mujer de cabello rizado. - Pudiste haber ido a uno de sus restaurantes y no darte cuenta, Arleth.

__ Si, verdad. Pero casi nunca fui a restaurantes nuevos. Además es Tim quien los conoce.

__ Pudieron cruzarse en la calle, una tienda y no saberlo. - comenta su madre, en tanto ella sonríe solamente.

__ Quizá, caminé tanto que terminé con dolor en las piernas. - comenta y dejo de masticar. - Hice mucho ejercicio.

__ Con esas cosas se debe tener cuidado. - me meto al saber a qué se refiere. - Al recorrer grandes distancias, por tiempos prolongados, suelen haber desgarres muy molestos.

__ Lo noté. - toma de su vino. - Quise desaparecer a la carretera que me dejó como maratonista extremo.

Que ganas de probar que más puede soportar.

Me recuerdo que quiero cobrar lo que hizo, no follarla de nuevo, pero mi mente no ayuda. No hace más que evocar esos momentos donde sus jadeos en mi oreja descontrolaron mi ser.

No es un delito, ni un pecado. Es un error querer volver a probarla.

Sin quitar la mirada de ella, sigo masticando mi comida. Hasta que un ruido salido de abajo de la mesa nos hace ver hacia la hija de Marcus.

__ ¡Auch! - se queja mirando sus pies. - ¿Me pateaste, Arleth?

__ Lo siento, fue sin querer. - se disculpa la otra, avergonzada.

__ El que sea sin querer no quita que me haya dolido. - refunfuña. Iniciando otro alegato entre sus primos.

Finjo no darme cuenta que esa patada era para mí. Optando por buscar algo como método de distracción.

Leska hace falta con sus conversaciones.

__ ¿Tienes novia, Gavrel? - me preguntan, en tanto sigo escogiendo los aderezos. - ¿Alguna chica por ahí?

__ Tía. - le dice la gata loca fugitiva. - No hay que incomodar a las visitas.

Al final no escojo ninguno. Me quedo solo con un poco de ensalada.

__ No, no tengo a nadie. - exclamo con simpleza. - Con la última experiencia, tendré que replantear mis gustos.

La cara de Arleth se pone colorada, alegando que tiene calor al abanicarse.

__ ¿Una desilusión amorosa? - consulta la mujer de cabello rizado.

__ No, simplemente es una descarada a la cual cuando vea voy a retribuir lo que hizo. - fijo mis ojos en sus dedos temblorosos.

__ ¿Una mala experiencia? ¿Te robó?

__ Robarme hubiera sido mucho mejor para ella. - sigo comiendo, mostrando una sonrisa leve, hasta que clavo los ojos en ella. Voy a romperte, salvaje de mierda.

__ ¿Que te hizo? - pregunta la descarada.

__ Creo que eso es algo queda a la interpretación de cada uno. - me limpio las comisuras con la servilleta. Observo el reloj y me incorporo. - Una disculpa, debo irme. La comida estuvo exquisita. La compañía muy amena. Con permiso.

__ Te acompaño, Gavrel. - ofrece Marcus con calidez.

__ Yo lo hago. - se ofrece la loca salvaje.

__ No es necesario. - desisto. Si la tengo cerca la voy a...

__ Insisto. - su tío se sienta al ver la disponibilidad de la chiquilla de metro y medio.

__ ¿Desde cuándo eres tan amable? - le preguntan.

__ Desde que nací soy así. Por eso dejé que Erick naciera primero. - contesta y prefiero no mostrar la reacción ante su lógica.

Me alcanza cuando paso de la alberca, guardando silencio en tanto miro al frente. No voltees, me repito.

__ ¿Y qué tal de tu vida?

__ Queriendo que no abras la boca. - contesto mordaz.

__ ¿Que te pasa? - como si en verdad no supiera nada se me planta al frente. - Te he estado observando toda la comida y me ves como si te hastiara mi presencia. No pretendo iniciar una amistad contigo, pero al menos que no quiera correr cada vez que te tengo cerca, es suficiente.

__ Si fuera tú, tomaría ese consejo. - sugiero. - No es buena idea provocar a nadie. No sabes con quién te puedes encontrar.

__ Gavrel.

Jodida mierda.

__ Me trajiste a la puerta. Puedes irte. - establezco.

__ Conozco otras formas de decir gracias. - refunfuña.

__ Yo también. Pero son manías que uno copia al juntarse con... tigo.

__ ¿Me dirás qué te pasa? Me tiras comentarios irónicos, sin sentido y que no comprendo. Siento que me quieres decir algo, pero te frenas.

__ Hacerte la tonta puede funcionarte en otras ocasiones. Conmigo no. Sabes lo que hiciste.

__ Otra vez este burro. - su falta de respeto se la voy a cobrar - Que no sé carajo. Entiende. Apenas sé que tu apellido es Mikhailov. - mira a un lado con fijación. - Gavrel Mikhailov, suena bonito. ¡Oye, tienes un bonito nombre!

__ Sí, noté que te gustó cuando lo gemiste muchas veces estando con mi ver...

Su mano se cierra sobre mi boca con rapidez mirando que nadie nos haya escuchado. La quito inmediatamente.

__ En lo que a mí respecta, eso no pasó. - me desafía.

__ ¿Como están tus piernas? ¿Usaste algún desinflamatorio?

__ ¿Lo hiciste a propósito, verdad? No sabes cuánto te...

__ Nunca antes lo había hecho, pero supongo que se ha de ver genial. - la hago retroceder. - Estamos a mano después de lo que hiciste.

__ Otra vez con eso. Ya dime de una buena vez que es lo que hice, según tú. Porqué en lo que a mí consciencia se refiere, no hice nada más que cumplir nuestro trato.

__ Nuestro trato nunca fue que me dejaras dinero como pago, luego de follar.

__ Que te calles. Si alguien te escu...¿Dejar dinero como pago? - cae en cuenta. - ¿Así que piensas que te pagué por haber... leído conmigo?

__ ¿Leído? - me quedo en las nubes.

__ Leído...leer toda la noche. Hacer que conociera tu...Libro

__ ¿Leer? Tu y yo no leímos. - presiono.

__ Sí leímos. - gira su cuello a cada lado.

__ Estás loca. No leí contigo, ni...

__ ¡Follar! ¡Carajo, me refiero a follar! - se exalta molesta por no verse comprendida. Su padre viene entrando, logrando que su cara de desfigure al creer que la escuchó. - ¿Ves lo que me haces decir?

__ La verdad si te entendí a la primera, pero me gusta ver cómo te alarmas por todo. - me aniquila con la mirada. Muy molesta.

Ethan entra a su despacho. No la escuchó

__ Ahora ves lo que se siente al estar expuesto de formas que no quieres. - guiño un ojo a la vez que toco su mejilla.

__ Te odio. - masculla enfadada botando mi mano. - Y para que te lo sepas, no fue un pago por tus... lecturas sino porque quedamos de pagar la mitad de la habitación cada uno. - esclarece, en tanto mi cabeza evoca ese trato, uno que solo escuché vagamente al no querer oír la voz de la loca desquiciada que tengo frente a mí. - Aunque si necesitara pagarte, no lo haría. No fue una buena... fomentación de lectura.

__ Eso no decías cuando estabas concentrada en el grosor de mi...libro. - me burlo, se fija en que no haya nadie antes de adoptar una actitud más atrevida. - ¿Te da vergüenza que te vean así, salvaje?

__ Deja de decirme salvaje.

__ Es lo primero que pensé cuando vi mi espalda y los brazos. Hay que cortar esas uñas para la próxima, gatita salvaje.

__ No habrá una próxima vez. Con una vez estar escaldada me basta. - atribuye y mi risa se deja ver. - Si vuelves a mencionar que tú y yo...

__ ¿Leímos? - me río.

__ Creí que ya te habías ido. - sale Ethan de su despacho con el móvil en las manos.

__ No, él estaba...

__ Invitando a Arleth a una tarde de lectura.- exclamo ganando una mirada acribilladora de la chiquilla de medio metro.

__ Deberías considerarlo. - contesta el hombre mirando a la hija. - Puede ser un buen pasatiempo.

__ Papá, tú sabes que...

__ No es bueno presionarla. Si quiere leer mi libro, puede buscarme. - determino, aclarando mi voz para verla con disimulo. - Ahora si me voy, señor Ambrosetti. Gracias por todo. - me corresponde con un apretón de manos, para luego dirigirme a ella. - Un gusto aclarar las cosas, señorita Arleth.

No tiene el valor de decirme nada frente a su padre. Cosa que puedo aprovechar a mi favor si lo quisiera, pero tener a un Minion no es lo que deseo.

Que se soporte sola. Aunque de seguro ella tampoco lo hace.

No necesito preocupaciones más que las que ya me aquejan. Por ello decido borrar ideas absurdas, conduciendo con la mente en blanco hasta el avión que despega en cuanto estoy abordo.

Un viaje cansado que me regresa a Moscú, donde ya están esperando por mí.

Sé que estoy llegando tarde, por lo cual aprieto el paso desde que salgo del vehículo que me transportó.

Una reunión donde se busca terminar con la lejanía de la sangre, ya que por la decisión de alejarse se ha visto pérdidas que no se pueden reparar, tanto materiales como humanas.

Por ello desde que entro a la fortaleza Mikhailov se siente la tensión de los presentes.

Mi padre de la mano de su esposa es rodeado por sus hijos, el cual alza la mirada cuando me ve.

__ Korol. - lo saludo desde que entro mostrando el respeto que como voiny e hijo tengo para él.

Da un asentimiento, mirándome de esa manera en la que solo frente a sus hijos puede dejar ver. Como si vernos a los cuatro lo llenara de lo que llaman orgullo.

Mi madre me abraza con ese afecto propio de ella. Preguntando si estoy bien, respondo que sí, ganando una sonrisa cálida.

__ ¿Te quedarás esta semana?

__ Lo haré, madre.

__ Al fin, en casa de nuevo. - nos mira a los cuatro.

__ Mamá, si sabes que ya crecimos? - se queja Leska.

__ Tú no tanto. - la molesto.

__ Sin pelear. - se mete la única mujer que es capaz de manejar al Korol y todos sus hijos con una mirada.

Esa es la razón por la que a ninguno de los cuatro se nos cruza por la cabeza el decepcionarlos.

Es algo inculcado desde la cuna, Dante hizo que lo amaran como padre y respetaran como el integrante de la dinastía más grande hasta el momento. Mientras nuestra madre estuvo ahí cada vez que se le necesitó, reflejando que era la calma que el korol buscó y siempre obtuvo en sus brazos.

__ ¿Resolviste lo que te tenía tan irritable? - Zarya no tarda en preguntar. - Comenzabas a caerme mal.

__ Estoy bien, gracias por preguntar.- ironizo y le resta importancia.

__ Aquí vienen. - oímos a Damien, el cual endereza la espalda al igual que todos, posicionándonos a la par de nuestros padres.

__ Tengo que ir al baño. - menciona Waleska y la miro mal. - ¿Que? Es una acción muy habitual del cuerpo.

__ No dije nada. - levanto la mirada viendo al grupo que caminan a la par del otro como el clan independiente que desearon ser.

__ Una vez más reunidos, la familia junta como debe ser. - dice Vladimir mirando a todo mundo. Junto a su hermana Vladya que dedica un saludo desde su lugar

__ Como debe ser. - repite Alekséi, yerno de Vladya, llevando su puño al pecho para dirigirse a mi padre, el cual asiente dejando que su mano fuera tocada. - Mi lealtad está con ustedes, korol. Zhena Korolya

__ La lealtad no se promete, se demuestra. - exclama el hombre que tengo a la par.

__ Nunca se promete lealtad como saludo, sino hasta que sabes que puedes dar la vida por cumplir esa promesa. - recalca mi madre colgada del brazo de su esposo.

__ Por supuesto. - agrega Avel Ostrovsky, el segundo yerno de Vladya, entrando al lugar, con su mano apoyada en el bastón que lo ha mantenido de ese modo desde su enfrentamiento con uno de los Horvath. - El apoyo debe ser regenerado.

__ Avel. - corresponde mi padre recibiendo su saludo.

__ Que siempre esté la paz con ustedes. - saludan las trillizas Lena, Natasha y Nika Sokolov, hijas de Vladya.

__ Para que esa paz sea la regenerada. - contesta mi madre.

__ Así se verán tus marcas. - susurra Leska hacia Zarya.

De solo imaginar eso, me da risa al saber que el comandante no tendrá su ansiada paz.

__ Boss. - la saludan las trillizas al mismo tiempo y mi hermana solo mueve su cabeza dejando que besen su mano.

__ La Boss. Se escucha extraño. - menciona Avel. - De ser los tiempos de antes, no sería posible.

__ Pero no estamos rompiendo reglas, solo creando nuevas. - revela Dante en tono mordaz.

__ ¿No te da temor que tu hija sea reemplazada a las malas? - lanza la pregunta hacia mi padre.

__ No debería verse con temor, sino una oportunidad más para demostrar que no estoy en mi puesto por ser bonita. - contesta Zarya sin inmutarse. - Bienvenidos, Dima, Genrich.

Los hombres se hacen presente en el salón. Mirando a todos con cautela al acercarse a quien lo respalda para acercarse al korol.

__ ¿Zarya no es así? - ella confirma. - Damien. - mi hermano mueve su cabeza. - Gavrel y Waleska.

__ Creí que eran seis. - comenta Avel.

__ Gina y Enzo. No están aquí hoy. - respondo sabiendo que uno debe estar en Londres y la otra pasando un tiempo con su hijo.

__ Creí que eran hijos de Dmitry. El traidor que ayudó a su hermana a matar a tu hijo. - lanza Vladya. Todos se remueven conociendo esa historia, pero más que todo es el korol quien pide calma con solo un ademán.

__ El tío Dmitry no es ningún traidor.- se mete Leska.

__ Calma, cariño. - nuestra madre interfiere para que no se forme un mal ejemplo de la paz. - Hay que moderar ese tono, Avel. Si conoces la sangre, no es bueno provocarla.

Con una simple sugerencia, este guarda silencio.

__ Es la verdad. Se habló de ello por cada rincón antes de que tus hijos nacieran. - exclama Dima.

__ También se ha dicho que he muerto catorce veces antes y sigues viéndome aquí. - reitera Dante.

__ No es lo mismo. - dice Vladimir.

__ Lo es porque en cada vez, Dmitry ha estado conmigo. Ahí tienes la conexión. - la voz dura de mi padre deja claro que no le gusta que nadie saque a flote un pasado que él ya enterró.

Odia que alguien mencione algo que no quiere recordar y la dureza en sus facciones dejan claro que está a nada de dejar de ser el pacífico, para convertirse en el temido.

Nuestra madre toma su mano, logrando que en cuestión de segundos su mirada regrese a ser una llena de un abismo azul y no el oscuro que tenía.

__ No vinimos a crear disputas con la familia. - interviene Alekséi al ver las cosas tensas y vernos a la defensiva. - Solo queremos corroborar lo que mamá pudo ser años antes.

__ Parece increíble. Lo lograste, hija. - Vladya es quien se acerca a Zarya, puede verse el sentimentalismo en sus ojos al ver a mi hermana, quién no le baja la mirada. - La primera mujer en convertirse en líder de la dinastía.

El único que podía cambiar leyes de no mujeres en el liderazgo, la ve con orgullo.

__ Tienes hijos únicos, Dante. - elogia Avel.

__ Todo lo mío lo es. - su esposa solo sonríe al sentir sus ojos sobre ella.

Esa forma de verla es el primer motivo de que su matrimonio pese a los años de siga viendo cómo si no hayan pasado tantos. Nunca dejan de demostrarse al otro el amor incondicional que tienen para darse.

__ ¿Que es esa cosa? - se alarma Lena, escondiéndose atrás de su esposo, en tanto Avel se pone a la defensiva con el perro gigante que camina a la par del comandante, como si custodiarlo fuera su misión de vida.

__ Es solo mi cuñado. No le digas cosa. - contesta Leska.

__ Me refiero a esa bestia. - señala aterrada al ver que el animal gruñe.

__ Por eso.

__ Waleska. - susurra mi madre. - Es cerbero, el mastín italiano de Zarya.

__ Es mi primer hijo. - secunda ella yendo a detener al perro que se quiere ir contra Avel, mientras para el comandante no representa importancia.

__ ¿Primer hijo? ¿Cuantos tienes? - le cuestiona Natasha. - ¿Él es tu esposo, no es cierto?

__ Algo así. - le resta importancia y el comandante solo rueda los ojos.

__ ¿Cuántos Mikhailov son? - salta la pregunta.

__ Los suficientes.- contesta mi padre sin dar una cifra exacta.

Con él entendí la confianza, nunca entregarla toda porque el traidor es consciente o no de serlo, y en este punto de nuestra familia, cada dato importa.

El tío Andrey llega junto a sus hijas, reponiendo el momento tenso. Zarya y Bennett se alejan para evitar que Cerbero logre su cometido, debo forzarme a ser parte de lo que creo innecesario, porque tanto mi madre como mi padre piensan que hay cosas que se inician mejor si el primer paso lo das por tí mismo.

__ ¿Que quieres ganar con esto? - mi pregunta alerta a Dante de mi presencia.

Lleva el vaso a su boca para ladear una sonrisa que conozco. Planeación. Premeditación.

__ ¿Que sientes, Gavrel? - me hace estudiar lo que tenemos frente a los dos. - Respira lo que emanan. Siente lo que sienten. Piensa en lo que ven.

Repaso a cada uno. Sus risas no son todas genuinas. Sus miradas no revelan lo que de seguro espera.

__ ¿Lo tienes?

Muevo la cabeza para confirmar.

__ Lo sentí hace mucho. No quiero involucrados en esto, ni tú ni tus hermanos. Es mío.

__ ¿Porqué?

__ ¿Recuerdas lo que dije hace tres años? - el ataque hacia Leska y yo viene a mente.

Clavo mis ojos en la única persona que dio señales claras.

__ La incongruencia de la protección es lo has hecho, he hecho y cada uno ha hecho. - dice mirando su anillo. - Ponerse como escudo para salvaguardar lo que amamos. ¿Luego que?

__ Morimos y dejamos paso libre.

Su mirada de orgullo me dice que era lo que quería oír.

__ Entonces, ¿te pones de escudo o te conviertes en lanza?

__ Puede ser ambos.

__ Pero no puedes serlo. Solo queda una opción.

__ Dividir. - contesto.

__ Dividir y derribar. - eleva su mentón. - Si me preguntan cual es mi legado, la respuesta es simple. Aún no está realizado.

__ ¿Que pretendes?

__ Saber cómo carajos algo se creó ante mis ojos y no lo vi. - sus dedos se cierran sobre el vaso mirando en un solo punto, eso fue una señal que nadie pasó desapercibida.

Pero lo es más para ese par de ojos que se encuentran con la suya. Entendiendo a que se refiere, solo di un paso atrás saliendo del lugar.

Dante jamás es de revelar detalles, sino de mostrarlos y ya sabía a dónde tenía que ir.







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