Caja De Cristal |Namjin|

By Madmosel_57

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Kim Namjoon acepta la invitación de su socio a pasar las vacaciones con su familia, Namjoon accede después de... More

PRÓLOGO
UNO
DOS
TRES
CUATRO
CINCO
SEIS
SIETE
OCHO
NUEVE
DÍEZ
ONCE
DOCE
TRECE
CATORCE
QUINCE
DIECISÉIS
DIECISIETE
DIECIOCHO
DIECINUEVE
VEINTE
VEINTIDOS
VEINTITRÉS
VEINTICUATRO
VEINTICINCO
VEINTISÉIS
VEINTISIETE
VEINTIOCHO
VEINTINUEVE
TREINTA
TREINTA Y UNO
TREINTA Y DOS
TREINTA Y TRES
TREINTA Y CUATRO
FINAL
EXTRA: Alcoholizado

VEINTIUNO

844 95 51
By Madmosel_57

                                                                       

                                                        ⚠⚠⚠Escena muy (MUY) violenta⚠⚠⚠

La llegada de Namjoon había sido aplazada un par de días más, en todos los casi tres días completos desde que se fue, Jin no había podido hablar con él, o mejor dicho, la mujer abusadora que lo acompañaba no se lo había permitido. Jenica verdaderamente se había se había esforzado en inventar una excusa por cada llamada en la que Kim le pedía hablar con el menor. Excusas que extrañamente el señor Kim parecía creer. Jin estaba un poco confundido, creía que el moreno notaría que algo extraño pasaba, pero aparentemente Jenica era buena mintiendo. 

Todo el tiempo la convivencia con la pelirroja fue un completo infierno para el rubio, la mujer cada vez se comportaba más y más agresiva, y cada vez se le veía menos interés en suministrarle alimento. Hubo un momento en el que Jin la sorprendió inhalando una larga línea de un polvo blanco; la reacción ante haber sido descubierta por el rubio fue extremadamente agresiva, causando así el incremento del gran terror que el más joven ya sentía cada que la pelirroja actuara de cualquier manera. Ningún tipo de comportamiento o acciones que provinieran de esa mujer podía ser afable para su bienestar. 

La mujer bajo los efectos de la droga y el enfado de haber sido descubierta por el rubio la llevaron a apretarlo fuertemente del cuello por unos segundos; segundos que aunque cortos, fueron suficientes para dejar una marca violácea de sus dedos en el cuello del contrario. 

Jin estaba aterrorizado, tanto era el temor que intentaba hacer lo menos posible, moverse, hablar, si quiera caminar, para así evitar las escalofriantes reacciones que la mujer tenía por cualquier cosa que él hiciera y que no le pareciera. 

Tenía ya varios minutos de estar sentado en la cama, con mucha sed, pero dudando firmemente sobre si bajar por una buena cantidad de agua o no. No quería encontrarse a la pelirroja haciendo de nuevo eso por lo que reaccionó tan mal, pero la sed que tenía le estaba impulsando a bajar.

A pasos lentos terminó de bajar el último escalón, miraba al rededor del lugar en busca de la pelirroja, pero no estaba por ningún lado, o eso creía, hasta que al girarse con rumbo a la cocina se encontró con la mujer parada frente a él, mirándole con semblante aburrido. 

—¿Qué crees que haces? —habló bruscamente, causando que Jin se sobresaltara un poco por el repentino rompimiento del silencio que estaba plantado en el lugar. 

—So... Solo tomaré un po... poco de agua. —Un delgado hilo de voz era lo que salía de la boca del rubio, y de los mismos nervios hablaba de forma entrecortada. 

La pelirroja se hizo a un lado para que el de menor estatura pudiera pasar, pero en cuanto el rubio pasó por su lado le dio un empujón con la fuerza de su propio hombro. 

—Tengo mucho dolor de cabeza, así que ni se te ocurra hacer ruido —advirtió la mujer señalándole con el dedo índice, y se dirigió hasta una de las butacas para tomar asiento. 

Jin se puso de puntillas y estiró su cuerpo lo más que pudo para poder alcanzar uno de los vasos de cristal acomodados en una de las gavetas de la cocina. Sin embargo, en cuanto pudo tomar uno de los vasos con apenas la punta de sus dedos, el artefacto de cristal se vino abajo, haciendo que el escandaloso ruido del cristal rompiéndose alterara por completo el aura silenciosa que estaba instalada en todo el lugar. 

Jin se estremeció, sabía que lo que le iba a ocurrir por el accidente que provocó no iba a ser nada agradable. 

Un tirón fuerte en su cabello lo hizo soltar un quejido de dolor. Jenica se había apresurado a llegar hasta donde él para tomar entre su mano derecha un gran puñado del cabello contrario, y halar con fuerza hasta casi hacerlo doblar y ponerlo de rodillas. 

—Lo primero que te digo que no hagas vas y lo haces. —Palabras llenas de ira que lo que salía a través de los labios color carmín de la pelirroja—. ¿Acaso crees que soy tu burla? —Soltó el cabello contrario para dar una fuerte cachetada en la mejilla derecha de Jin; de tal magnitud fue el impacto utilizado en el golpe que hizo que Jin callera al piso. 

Para ese momento, de los ojos de Jin ya salían gruesas lágrimas. Intentó ponerse de pie por sí solo, pero de nuevo el doloroso tirón en su cuero cabelludo se hizo presente.

La mano de la pelirroja lo arrastró hasta donde habían quedado los restos de cristal roto y tomó el trozo más grande en su mano libre. 

—¿Qué te parece sí dejo en tu suavecita y bonita piel un recuerdito de tu desastre? —preguntó y volvió a halar al rubio hasta la isla de la cocina, teniéndolo de frente a ella hizo que la cintura del rubio se presionara con fuerza contra el borde de la isla, buscando con eso causarle dolor en esa zona—. Pero debe ser en un lugar donde Kim no pueda verlo, ¿me ayudas? —Su voz ahora era suave, pero eso no era menos tenebroso, la suavidad con la que hablaba causaba hasta un poco más de temor que cuando gritaba con odio—. Dime, ¿en qué parte del cuerpo no te ve Kim... O te ve todo? 

—No, por favor —suplicó el rubio. Su mano apresaba la muñeca de la mujer, que mantenía el trozo de cristal roto peligrosamente cerca a su cuello. 

—Me gustaría dejarte marquitas en tu precioso rostro... Pero le prometí a Kim que cuidaría de ti... ¿no es así? —Ahora dejaba caricias en el rostro del más joven, y retiraba del mismo algunos mechones que se posaban ahí por más que los acomodaba hacía atrás. 

Dentro de su propio mundo no se dio cuenta de que alguien había entrado a la cabaña, sino hasta que sintió como la alejaron del rubio con fuerza bruta. De la boca de Jin salió un suspiro de alivio al ver como el cristal caía de la mano de la pelirroja al suelo, convirtiéndose en trozos rotos aun más pequeños. 

La pelirroja en completo shock observó a quien estaba frente a ella, ¿Kim Namjoon la había visto? Un golpe a puño cerrado del moreno fue lo que obtuvo por respuesta, hubiera esperado que ese golpe era lo único que iba recibir con especie de castigo por maltratar al rubio, pero algo le decía que Kim no se quedaría satisfecho solo con un golpe. Llevó su mano hasta su nariz y sangre fue lo vio en su mano en cuanto la retiró, no podía ver su propio rostro, pero sentía su nariz destrozada. 

De la misma forma con la que ella anteriormente había tomado al rubio por el cabello Kim la tomó, pero estaba segura de que con más fuerza aplicada. Lo siguiente que sintió fue como su rostro fue estrellado bestialmente contra el refrigerador, al mismo tiempo Jin gritó, seguramente horrorizado ante la imagen que veía.

Hubiera preferido que hubiera perdido la conciencia desde el primer golpe, pero no, en todo momento sintió a la perfección como los repetidos golpes que el moreno le daba hacían triza a su rostro, ya sea contra el refrigerador, o con sus manos. 

—Maldita perra... ¿Quién te crees que eras para ponerle tus asquerosas manos encima? —Dijo con furia el moreno, y los golpes pasaron de ser dados en el rostro deforme de la pelirroja a ser dados justo en su abdomen—. ¡Responde, hija de perra! —Estalló la frente de la mujer justo contra el borde de la encimera. 

Había sangre en todas partes, en el piso, en la encimera, en el refrigerador, en la ropa y manos de Kim, y en el rostro de la mujer ni siquiera habían indicios de que dejaría de brotar el líquido rojo de consistencia espesa. 

Un poco de esperanza se instaló en Jenica al dejar de sentir la presión dolorosa en su cuero cabelludo, y más aun cuando Kim se alejó de ella; más sin embargo, así como la esperanza llegó, así mismo se fue, pues Kim volvía a acercarse a ella, esta vez sosteniendo el cuchillo más grande del juego de cuchillos acomodados en la cocina. 

El moreno caminaba hacia ella a paso lento. Su primera reacción fue intentar cubrirse con sus manos y empezar a suplicar, pero la velocidad a la que se acercaba el castaño no era lo suficientemente lenta para hacerlo, pues antes de siquiera empezar a hacerlo sintió la punta del cuchillo presionando la piel de su abdomen por encima de su ropa. 

El filo del cuchillo se alejó de ella, pero Kim lo alejó solo para levantar la camiseta y dejar así el vientre ajeno descubierto. 

—Por favor... —No terminó de hablar, que empezara a hablar fue como una señal para que el moreno le diera impulso al cuchillo que sostenía, y en su solo movimiento lo clavó por completo hasta el mango. 

Jin, quien se encontraba sentado en el piso, con la espalda recostada en el lateral de la isla y cubriéndose los oídos gritó desgarradoramente y presionó sus manos con más fuerza en sus oídos.  

El moreno sacó del abdomen perforado el cuchillo, viendo como este salía completamente bañado en sangre y goteando, manchando aun más el piso. Volvió a clavar el cuchillo dos veces más; cerca de las costillas y en el pecho de la pelirroja ya sin vida, solo para asegurarse de que no quedaría viva de ninguna forma. 

Se alejó y dejó que el cuerpo inmóvil y desangrado se desplomara en el piso, dio un par de pasos hacia atrás, miró lo que había hecho por un par de segundos sin ningún tipo de expresión en su rostro. 

El sonido de las gotas de sangre golpeando el piso y los sollozos lastimeros tras él le hicieron entrar en razón, ¿por qué no estaba consolando a Jin? Caminó hasta el lava platos, abrió la llave y procedió a dejar ir por el desagüe los restos de sangre que habían en sus manos y en el cuchillo. 

Antes de acercarse por completo al chiquillo tembloroso que estaba sentando frente al cadáver se quitó la camiseta que llevaba puesta, era blanca, pero después de lo ocurrido no tenía ni un solo centímetro de ese color. Se arrodilló a un lado del rubio y con suavidad retiró las manos de Jin que se presionaban contra sus oídos. Pudo ver el reflejo de sí mismo en los brillosos ojos del menor en cuanto este levantó la vista hacia él. Esperaba cualquier cosa menos que Jin se le lanzara encima en forma de abrazo. Terminó recostado en la isla con Jin a horcajadas encima de él y con su cuello recibiendo los desgarradores sollozos que salían desde lo más profundo de Jin. 

Ninguno dijo nada, solo se quedaron en silencio por varios minutos, Namjoon solo acariciando de arriba a abajo la espalda del contrario, esperando que eso calmara un poco el estado en el que se encontraba el menor. 

Cuando los sollozos dejaron de salir alguien más se hizo presente. 

—¿Qué ocurrió aquí? —Jungkook quedó paralizado al escanear todo lo que había dentro de esa cocina. 

La repentina voz hizo que Jin se asustara y saliera solo un poco de su escondite en el cuello del moreno para ver de quien se trataba, pero en cuanto supo que no había peligro volvió a esconder su rostro en la curvatura ajena.

—¿Qué sí qué ocurrió aquí? —preguntó con ironía el moreno—. Eso me lo vas a tener que explicar tú. —Se levantó del piso junto al rubio, quien se negaba a separarse, por lo que el moreno caminó hasta la entrada de la cocina, donde Jeon estaba, con Jin pegado a su pecho—. La muy estúpida se quiso pasar de lista y se atrevió a tocarlo, pero Jenica es de confianza, ¿verdad? —El tono de voz irónico volvió a salir—. Voy a subir con Jin, y quiero que cuando regrese estés cómodamente sentado para que me expliques de una puta vez que fue lo que ocurrió. 

Buenas 

Actualicé y no es de noche, yupi :) 

Entre otras noticias, mi padre murió el... 14 de Julio, fue duro.

Ya esto tiene 4.4 K Lecturas YEIIIIII 

BAI

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