Youngblood.

By cincoP0L1S3XUAL3S

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Yeonjun creía que tenía seguro a Beomgyu cada vez que le escuchaba decírle te amo. Él estaba olvidando tanto... More

Sinopsis.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Parte 2.
Capítulo 17.
Capítulo 18.

Capítulo 14.

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By cincoP0L1S3XUAL3S

No importaba lo mucho que lo intentara, ya no podía seguir negando que sentía algo que no iba a irse fácilmente.

Yeonjun estaba a pocos meses de cumplir dieciocho, ambos estaban haciendo sus propias cosas y, aún con la presencia de Bumjune entre ambos, habían logrado no alejarse esta vez. Probablemente era porque el tipo también se sentía un poco atraído por Yeonjun o porque eran buenos amigos, pero parecía ayudar un poco a unirlos cuando ambos tenían que hacer sus propias cosas. Bumjune, quien, no era su novio pero había aceptado algo de exclusividad cuando se trataba de sexo –la que Beomgyu no respetaba del todo debido a su vecino del frente–; había provocado inconcientemente una situación entre ellos.

No era exactamente que tenían sexo, sino que simplemente habían vuelto a dormir juntos y a llenarse de besos, abrazos y caricias. Muchas veces el calor se jodía cuando el pequeño hermanito de Beomgyu, HoonHoon, corría a la habitación y se metía en la cama entre ambos, salvando a Beomgyu de dejarse vencer por el apetito extremo que tenía con Yeonjun.

Sí, quedaban pocos meses para que Yeonjun se convirtiera en un adulto, pero eso también tenía algo más que hacía a Beomgyu sufrir un poco por dentro. Estaban a pocos meses de terminar un curso más y Yeonjun se iría.

¿Y si comenzaban una relación y Yeonjun se enamoraba de alguien más?

¿Y si en la universidad la universidad lo seguían tanto como en el colegio?

¿Y si alguien más se metía en su cama; alguien más bonito; y le rompía el corazón?

Todos aquellos "y si…" tenían como resultado la negación, la incomodidad y la confusión. A veces simplemente quería no quererlo ni un poco para que Yeonjun pudiera verlo y dejar de insistir, pero cada vez que le decía con tanta seguridad que ambos se sentían igual, Beomgyu sabía que no había manera de engañarlo.

Se dejaba besar, tocar y abrazar y disfrutaba de los momentos dulces, de los momentos de hormonas a tope y de los momentos divertidos. Pero entonces iban juntos a una fiesta, lo veía coquetear, seducir y dejarse llevar por una ola que Beomgyu no podía seguir, y volvían todas esas ideas. Estaba inseguro y cada vez que pensaba en finalmente dejar de esquivar sus sentimientos, algo dentro suyo le pedía no hacerlo.

Quería protegerse pero no sabía cómo. Quería decírle que lo quería pero no se atrevía. Jamás querría salir herido por Yeonjun, y jamás querría herir a Yeonjun. No más de lo que ya lo habían estado haciendo con toda el drama de "negación, presión y persuasión". Odiaba las partes en las que se habían lastimado y no quería que sucediera más.

Una mañana, cuando el verano comenzaba, Beomgyu se dió cuenta que había sido un tonto y olvidado entregar los pases de su presentación de la noche, pero estaba terminando de hacer algunos arreglos necesarios que había olvidado durante la noche, cuando los labios de Yeonjun lo habían interrumpido a la mitad de su labor y lo habían obligado a dejar todo de lado.

Yeonjun todavía estaba en su habitación, recostado medio desnudo en su cama, mirándolo en cada movimiento que hacía sin decir nada. Ninguno decía nada, pero no estaba mal. Yeonjun parecía estarlo apreciando como de costumbre, y luego, más tarde, le diría todos los detalles nuevos en su cuerpo que había encontrado encantadores.

—Yeonjun…

—¿Mhm?

—¿Puedes tomar mi celular y escribirle un mensaje a Boom? —Yeonjun frunció el entrecejo, confundido con la pronunciación, porque él no sabía que Bumjune y él tenían apodos que sonaban similares a sus nombres, pero que no eran nada similar en significado. —Olvidé darle su pase de esta noche.

—A Bum. —Quiso confirmar mientras ya se estiraba para tomar su celular de debajo de alguna de las almohadas. Beomgyu asintió y Yeonjun imitó el gesto. —¿Qué quieres que le diga?

—Sólo dile que lo veré en la puerta del estacionamiento en el descanso del ensayo, él sabe la hora.

Yeonjun suspiró y se quedó en silencio por un momento, hurgando en los archivos de contacto de su celular, pero Beomgyu sabía que quería decir algo. Por supuesto, Yeonjun lo hizo.

—Yo puedo darle ese pase, ¿sabes? Te dije que iré.

—Pero llegarás tarde y él no va a esperarte demasiado tiempo, tiene que encontrar un lugar para los dos, para que no estén de pie todo el tiempo, ya has visto cómo son las personas cuando creen que porque no vas a ver y apoyar la presentación de quienes los invitaron, no tienes derecho a las mismas comodidades que ellos.

Un suspiro nuevo y más ruidoso salió de los labios de Yeonjun, haciéndolo ver tierno, todo hecho pucheros y entrecejos fruncidos. Yeonjun no estaba de acuerdo por una razón: Beomgyu estaría a solas al menos diez minutos con Bumjune; pero él no tenía que estar enojado si sabía que Beomgyu no podía aprovechar ese tiempo para nada físico porque necesitaba su energía completa.

Lo esperó durante un largo rato y fue hasta que Yeonjun se quejó, que levantó la mirada y en silencio esperó saber por qué no había confirmado haber enviado el mensaje.

—¿Cómo lo tienes agregado? No lo encuentro…

—Bebé.

Yeonjun lo miró fijamente durante un momento y, cuando él se encogió de hombros, lo escuchó burlarse.

—Aquí hay dos chats registrados como "bebé".

—Es el que tiene un triángulo en donde debe ir el acento.

Yeonjun asintió, todavía con esa sonrisa en el rostro mientras escribía lo que le había pedido y, a propósito, le envió un audio a Bumjune con voz fingida.

—Tienes que conseguir lugares buenos para Yeonjun y para tí o te vamos a sentar en un hormiguero, bebéwi.

Y de inmediato, el sonido de una notificación llamó la atención de Beomgyu, viendo la sonrisa de Yeonjun crecer. Entonces reprodujo un audio de Bumjune con la voz también fingida.

—Vete a la mierda, Kim Yeonjun, sólo Gummy puede llamarme bebé. Te vas a sentar en mis piernas y vas a ser feliz como siempre.

Yeonjun escribió alguna estupidez más y entonces dejó el celular a un lado, frotándose las manos y mirando las piernas descubiertas de Beomgyu sin ningún tipo de vergüenza. Cuando subió la mirada y se dió cuenta que él ya lo veía, tomó un respiro y preguntó:

—¿A todos los que te follas los llamas "bebé"?

Beomgyu asintió, sonriendo, aunque no le había encantado la forma en que se había formulado la pregunta. Supuso que había externado su pensamiento así debido a que con Bumjune no había una etiqueta y quería simplemente pluralizar.

—Los llamo bebé hasta que dejan de importarme.

Yeonjun bufó, burlándose de su afirmación.

—Te he escuchado llamarlos bebé incluso después de que terminan.

—¿Sí? —Beomgyu miró sus hojas terminadas y se obligó a acomodar su postura y mirar a Yeonjun firmemente. —Cierto… —Se aclaró la garganta y no se dió cuenta cuándo sus mejillas enrojecieron y sus ojos se mostraron tristes sin su aprobación. —Eso es porque realmente me importan, hasta que me doy cuenta yo no soy ni de cerca igual de importante como ellos para mí.

Se encogió de hombros y se puso de pie para ir a guardar en su mochila lo que no debía olvidar, ignorando la mirada extraña que Yeonjun le daba.

Yeonjun lo arrastró hasta su regazo cuando estaba por irse a la ducha y se dejó, sonriéndole y rodeando su cuello con los brazos, mientras sentía los brazos cómodos y cálidos alrededor de su cintura.

—Todos ellos son estúpidos, Beomgyunnie. Nadie inteligente podría no ver lo mucho que eres; no se atreverían a engañarte, ni a hacerte llorar ni mucho menos a agredirte de ninguna forma. ¿Sabes qué? —Yeonjun miró hacia el techo por un momento y sonrió con algo similar a la inseguridad. Beomgyu sabía lo que había ahí. Una pintura de doble vista de un paisaje en el que alguna vez él había mencionado ver algo más desde cierto ángulo. Beomgyu había detallado la forma en que veía eso, y Minho lo había replicado en su techo para que recordara siempre ese lugar, pero Beomgyu ni siquiera estaba seguro cómo Yeonjun sabía que la firma en tinta roja “LK” era de Minho. —Yo creí que lo odiaba. —Fue lo que admitió, devolviendo la mirada a los ojos de Beomgyu. —Tenía tu tiempo, tu atención y tu amor. Creí que lo odiaba porque él podía hacerte feliz después de tantas cosas que te habían sucedido en una edad donde las cosas son difíciles de superar, cuando yo ni siquiera había podido hacerlo cuando tu padre, a quien también quería tanto, murió. Yo tenía envidia de él… te quería–… te quiero. —Se corrigió. —Te quiero para mí, pero él te tuvo sin intentarlo demasiado y te cuidó hasta el último momento, incluso creo que te sigue enamorando ahora. En realidad, me dí cuenta que no lo odiaba, sino que quería ser él. Quería tener su fórmula para hacerte feliz. Pero no importa que lo haya descubierto tarde, jamás podría odiarlo, odio a quienes no fueron como él y no supieron tenerte cuando los querías.

Las manos de Beomgyu se movieron sobre el cuello y rostro de Yeonjun, echando su cabello despeinado hacia atrás. Se acercó a besar la punta de su nariz y luego lo abrazó contra su pecho, aprovechando la posición que lo ponía por encima en altura.

—Yeonjun, creo que nunca lo has entendido.

—¿El qué? —Le respondió con la voz amortiguada.

—No es que nunca me hayas hecho feliz como Minho. Me gustas, ya sabes eso. Siempre me has gustado y siempre te he querido para mí, pero tengo miedo de arruinar definitivamente esa felicidad y comienzo a alejarme para evitar que suceda. Ahora, con Bumjune, ha hecho un cambio extraño porque de alguna manera no podemos estar completamente lejos ni completamente cerca, pero estamos mejor así…

Yeonjun no pareció estar de acuerdo con todo pero le sonrió aceptando su explicación. Lo arrastró a un beso suave de tan sólo un par de segundos y luego suspiró, pareciendo agotado de pensar y hablar.

Todavía, sin embargo, preguntó:

—¿Quién es el otro contacto al que tienes registrado como bebé?

Y él sonrió, levantándose de su regazo para no mirarlo mientras decía:

—De Minho.

—Por supuesto… ¿Por qué no creí en mi intuición? —Yeonjun bufó y se tiró de espaldas en el colchón, mirándole cuando estuvo a punto de cerrar la puerta del baño. —¿Aún existe su número?

—Tengo su celular y cosas importantes que sus padres no querían y planeaban tirar.

—¿Como qué?

—La llave de su chatarra, el primer billete que consiguió en el taller, su manta de bebé y una taza de café.

Yeonjun sonrió.

—¿Por qué la taza?

—Bebía café para no consumir alcohol ni otras cosas, y cuando me conoció me la dió para que lo intentara. Por eso me gustó. Y porque me llamaba bebé también.

Yeonjun rió suavemente y asintió.

—Ve a ducharte, llegarás tarde a la cosa de sonido.

—Es prueba, no cosa.

—Lo que sea. Si llegas tarde, alguien comenzará a luchar por tener tu lugar porque no estás haciendo bien tu trabajo.

—¡No hables de Heeseung, sólo fue al inicio!

Ambos rieron, antes de ir a la ducha finalmente y dejar a Yeonjun en su cama, probablemente volviendo a dormir.

Esa misma noche, cuando cantaba y sus ojos encontraban a Yeonjun y Bumjune riendo entre sí, moviéndose y conversando entre gritos, probablemente bromeando entre sí por cosas sólo suyas o de él también, se dió cuenta de algo.

Él siempre había sufrido inseguridades provocadas por algunos tipos idiotas, pero entonces él había arrastrado a Yeonjun a tener muchas de ellas también.

Habría facilitado las cosas si simplemente jamás hubiera buscado un refugio que ya tenía en los brazos de Yeonjun. Si no hubiese estado tan avergonzado de sí mismo, de su fragilidad y su poco control de la ira que había hecho sufrir a todos los que confirmaban su hogar.

Finalmente, incluso si no tenían más que su amistad extraña, iba a comprometerse a no huír más y a darle toda esa confianza y amor que Yeonjun merecía, y recibiría lo mismo si Yeonjun podía darlo en las condiciones que se encontraban.

Fue la noche de Halloween, veinticuatro horas después de haber encontrado un artículo de un sitio popular de internet hablando sobre su banda de manera positiva. Halagos, ánimos y suerte. Cientos de compartidos y miles de reacciones que, aún si parecían poco para muchas personas, era un buen comienzo y los estaba llevando por primera vez fuera de su ciudad. Esa siguiente noche, Yeonjun y Bumjune lo habían llevado a una fiesta universitaria en la que no estaba seguro de querer estar, pero habían prometido estar pegados a él toda la noche.

Fue por su cercanía con él que vió de cerca el cómo Yeonjun se había llevado su reputación consigo, pero parecía haber pasado de un mal intento de chico malo a un jodido rompecorazones que ni siquiera tenía que mover un dedo para que todos se movieran a su alrededor y lloraran porque su mirada no les era dirigida.

Había estado demasiado celoso cuando hermosas chicas se habían acercado a Yeonjun y él se había movido para besar a una de ellas sin dudar, la que le gustaba, y había ignorado absolutamente a la otra que, de haber sentido un mínimo de atracción a las mujeres, Beomgyu no habría dejado ir nunca nunca si todo se tratara de su apariencia.

Cuando se había cansado, Yeonjun había girado el rostro para rechazar los besos de la chica que se había quedado con él y había dejado de mirarla o dirigirle la palabra cuando alguien más había llamado su atención.

Podía ver que Yeonjun no se esforzaba por gustarle a nadie, sino que todos se esforzaban por gustarle a él.

Con tantos rostros hermosos y cuerpos adultos se había sentido pequeño e invisible. Se había avergonzado de sí mismo. No quería estar ahí viendo lo que él no era, y entonces se sintió aliviado cuando Bumjune apretó suavemente su cintura, la que había sostenido toda la noche sin importar quién se acercara y lo animaba a unirse a las conversaciones.

Bumjune no era material de novio, pero como amigo era un tipo increíble y, cuando sus cuerpos estaban en interacción tampoco tenía ninguna queja y sin embargo, sí muchas alabanzas.

Lo sintió inclinarse sobre su oreja y trató de agudizar su oído para entenderlo en medio del ruidoso ambiente.

—¿Quieres un poco de privacidad? —Cuando se alejó sólo un poco para mirar su rostro, Beomgyu sonrió diciendo un silencioso «¿De verdad?» y Bumjune asintió, volviendo a inclinarse. —No estás cómodo. Puedo despejarte un poco.

Y entonces se habían levantado y, cuando Yeonjun ni siquiera se dió cuenta que intentaban decírle que volverían en un rato por tener la lengua metida en la boca de algún chico, Beomgyu comenzó a apresurar a Bumjune para marcharse.

—¿Tienes una pastilla? —Fue lo primero que preguntó al llegar a una habitación de las únicas dos que habían, porque no le gustaba estar sobrio en lugares que le disgustaba.

—Sabes que no, Gummy, yo no consumo.

—¡Ah!, lo sé…

Se tiró sobre la cama como una estrella y la pequeña risa que escuchó lo hizo sonreír.

—Te conseguiré algo, pero no pastillas, vas a perderte absolutamente.

Entonces se había quedado solo y encerrado desde fuera para que nadie lo molestara, sino Bumjune hasta que volviera. Cuando lo hizo, le dió un cigarrillo de hierva y lo desnudó mientras él lo fumaba, y Beomgyu se dejó tratar como un muñequito frágil para complacer el líbido extrañamente sensible de Bumjune, que parecía querer cuidarlo un poco más que siempre, porque era gentil, pero no suave.

Correspondió a sus juegos previos mientras sentía pegar el efecto del cigarrillo, y luego simplemente estaba disfrutando de la preparación dedicada que estaba teniendo.

La puerta se abrió y entonces, ya demasiado volátil, Beomgyu miró a Yeonjun cerrar la puerta detrás de sí y asegurarla.

Tragó con fuerza, incorporándose para asegurarse de que realmente había puesto el seguro, pero antes de preguntar, Yeonjun estaba dirigiéndose a Bumjune.

—No creas que te voy a dejar hacer esto con mi chico, no hoy…

Bumjune miró a Beomgyu y luego los dedos que todavía tenía dentro de él y sonrió, volviendo su mirada a los ojos retadores y divertidos de Yeonjun.

—No parece muy tuyo justo ahora.

—Bueno, lo verás, hazte a un lado.

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