Besos en Guerra ©

By dayzaccardi

57.3K 6.1K 3.5K

"Solo físico. Beneficios. Cero sentimientos. Y ya" Regla uno: si una mujer ingresa al sistema será aniquilada... More

💋⚔️
ANTES DE LEER
⁰ Viento Negro
¹ Mushu
² El entrenador
³ Chat privado
⁴ Juego sucio
⁵ Yin Yang
⁶ El refugiado
⁷ Levántate, si puedes
⁸ Jugando con fuego
⁹ Tenemos un trato
¹⁰ Hola, ¿tú eres...?
¹¹ Apretados
¹² Vacío
¹³ Besame
¹⁴ Juguemos
¹⁵ Dibujos
¹⁶ Acurrucados
¹⁷ Ansiedad
¹⁸ Ultimátum
¹⁹ Las minas
²⁰ Debajo de ti (y de la lluvia)
²¹ Amigo
²² Sueños nublados
²⁴ Tú
²⁵ Quédate
²⁶ Mensaje
²⁷ Verdades a la luz
²⁸ Otro amor
²⁹ Quererte
³⁰ Contigo
³¹ Adiós
³² Sueños oscuros
³³ Fregadero
³⁴ ¿Quién es?
³⁵ Personaje secundario
³⁶ Cobarde
³⁷ Decisión
³⁸ Error del sistema
³⁹ Auxilio
⁴⁰ Caos
FINAL 1/2
FINAL 2/2
EPÍLOGO
¿BEG EN FÍSICO?

²³ Capitán

883 127 83
By dayzaccardi

Blair

Mushu nos recogió a todos en la entrada trasera de las minas, esa por donde habíamos entrado mi grupo y yo hace una hora atrás. Nunca creí que el moreno era capaz de conducir tan rápido, pero lo hizo, esquivó millones de flechas de treperas de los refugiados que optaron por correr detrás del vehículo y aquí estamos: sentados en los asientos de la caravana con compresas de hielo en nuestras heridas y vendándonos cómo podemos.

Zayn sostiene una de esos cubículos de hielo en mi sien. Desde que logré subir a la chatarra, se ve y actúa extraño. Luego de ser perseguida por una refugiada enloquecida que gritaba que había asesinado a su hijo, entré de un salto a esta cosa, él me cogió de la mano y me guío hasta los lugares de atrás, bastante lejos del resto. Se sentó a mi lado y me trató como si de verdad le importase. De hecho, para que se den una idea de la gravedad del asunto, ya me ha preguntado más de cinco veces que cómo me sentía y si la presión que estaba ejerciendo sobre mi herida era la justa o me estaba haciendo daño.

En fin.

Hombres, nunca los entenderé.

A pesar de aquello, entiendo su preocupación. Soy una cotorra por donde se me mire, hablo hasta por los codos todo el tiempo, y desde que subí, no dije ni una sola palabra. Ni al rubio ni a nadie. Creo que la situación pudo conmigo esta vez.

Asesiné a una persona.

Maté a alguien.

Le arrebaté el hijo a una madre.

¿Soy una asesina por querer salvar a mi amigo?

Sí, lo soy.

Por un segundo, olvido que estoy a su lado y dejo que esa lágrima que tantas ganas tiene de salir, lo haga.

―No es tu culpa, Blair―me susurra como si acabara de leer mis pensamientos y, con su mano libre, me hace una pequeña caricia en la mejilla, quitando la lágrima de mi ojo.

Sigo enfadada con él, pero también sé que es la persona indicada para tener esta charla ya que... él también ha matado a alguien para salvar a uno de los suyos. Y seguro, esa no fue su primera vez ni será la última.

―Maté a su hijo ―balbuceo como puedo.

Zayn me mira con cierta pena. Lo valoro porque su parte sensible no está muy desarrollada que digamos.

―Todos pasamos esto cuando lo hacemos por primera vez ―me explica, serio, como si estuviera recordando algo de su pasado―. Todas las primeras veces asustan y es normal.

―No estoy asustada, estoy... ―mi mano tiembla por esos mismos pensamientos que me hacen sentir sucia, la mala de la película, la oscuridad. Parte del otro bando. El rubio lo nota al instante y la toma con fuerza―. Gracias ―murmuro un poco más tranquila.

Su tacto hace que viaje a otra realidad, me quita un poco de lo malo del presente y eso es lo que de verdad me asusta. ¿Por qué solo me siento segura a su lado? No quiero depender de sus caricias, de sus palabras de aliento, de todo él. Joder, esto es una mentira y yo vivo en ella.

―Mi primera vez también fue intentando salvar a alguien ―se abre un poco más conmigo, pero no logra hallarme con su mirada. No lo obligo porque sé que aún no está listo, debo darle su espacio―. Era una persona que yo apreciaba mucho ―parece dolerle lo que dice, la mano que tenía sosteniendo la compresa de hielo en mi sien empieza a notarse temblorosa―. Se había metido en un lío por mi culpa y estaba en peligro, y yo... ―Ahora soy yo la que toma su mano para que se sienta más seguro― no pude hacerlo a tiempo, pero terminé asesinando a la persona, al fin y al cabo.

Se me quiebra el alma al ver sus ojos oscuros queriendo retener el llanto. Lo sujeto más fuerte de la mano y entiendo, más que nadie, su sentimiento. Su empatía destruyéndose, la moral desorientada y la sensación de saber que si te bañaras una, dos o tres veces, vas a seguir sintiéndote sucio por dentro.

―¿Sabes? Puedo hallarle lo positivo a este asunto ―digo por lo bajo para sacarlo de lo que sea que está pensando. Por la forma en la que se encuentra enarcando las cejas, estoy segura de que no es nada bonito. Una de sus ellas asciende más de lo normal.

―¿Sí?

Asiento.

―Somos dos bonitos asesinos ―afirmo, intentando no largarme a llorar― y creo que es la única cosa que tenemos en común hasta ahora.

Sí, acaba de convertirse en el peor comentario para consolar a una persona que hice en toda mi vida, pero al parecer, él valora mi esfuerzo de hacernos sentir mejor dentro de la mierda y esboza media sonrisa, empujando mi hombro hacia atrás en chiste.

―¿Eso crees realmente? ―juega con mi comentario y, por primera vez, me quedo sin palabras.

¿A qué se refiere con eso?

¿Él piensa que tenemos más cosas en común?

¿Me está coqueteando?

¿Qué se supone que yo...?

―Que lenta que eres ―me susurra antes de empezar a alejarse hacia donde está el resto.

―¡Oye, Zayn! ¡Idiota! ―intento llamarlo.

Obtengo como su respuesta un volteo de ojos y una carcajada sarcástica que, juro por mi vida, que es la más atractiva que he visto en toda mi puta existencia.

―Samuel, vente para aquí que tenemos que poner en común todo lo que hemos visto ―Pipa me saca la sonrisa embobada de la cara.

―Oh, sí, ya voy ―me apresuro a contestar volviendo donde está el resto.

El rostro de Gafitas me parte el corazón a añicos, tiene los ojitos tristes, las mejillas enrojecidas y luce muy cansado. Él está sentado junto a Pipa y Grillo, que intenta arreglar sus gafas para que pueda, al menos, ver. A menos de un metro, se encuentra el rubio, tranquilo en uno de los asientos delanteros y yo, como buena plaga que soy, me siento a su lado. Para mi sorpresa, sonríe al verme llegar. Imito el gesto, confundida.

―Cuéntales tú lo que vimos que no puedo manejar y hablar a la vez ―le pide Mushu al otro desde el volante.

Creo que después de esquivar a todos los enemigos y salvarnos el culo hoy a la mañana ya se ha ganado por completo la seguridad del capitán.

―Bien, ¿por dónde comienzo? ―pone cara pensativa y abre devuelta la boca―: ¿Recuerdan que nos saquearon muchísima tecnología los años pasados? Bueno, creo que con Mushu hemos descubierto el porqué.

Zayn enarca su ceja.

―Todo su puto refugio está hecho de pura tecnología a pesar de hallarse en las minas, es de pura obviedad que lo usan para eso ―da su opinión.

―No, viejo ―le responde cortante Pipa―. Con mi compi pudimos nada más examinar una habitación y maldita sea, era la más importante. Parecía un taller, tenía una mesa en el medio y un montón de piezas extrañas metálicas que parecían encajar. No pudimos ver que armaban porque luego fuimos a por la caravana al escuchar la alarma, pero estamos seguros de que se trata de armas. Armas llenas de tecnología. Armas de las que somos incapaces de defendernos.

Gafitas asiente con la mirada apagada y saca de su bolsillo algo. Ese algo es el famoso dibujo que hizo cuando apenas lo encontramos. Ahora ya reluce viejo y está un poco bastante dañado. Lo señala y, al ver que nadie sigue entendiéndolo, lo vuelve a guardar, enojado.

―No es para que te enojes ―salta a la defensiva Zayn―. Las treperas no son armas de alta tecnología. Son solo arcos y flechas con veneno.

El refugiado le saca su dedo del medio y frunce el ceño. El capitán me mira con los ojos de par en par, buscando alguna respuesta en mí por su comportamiento, y yo no me pienso quedar callada:

―Sigue enfadado porque no es tonto, sabía que lo ibas a abandonar, en otras palabras, a dejar que se muera, solito ―hago énfasis en el solito.

Rogger lo mira, vacilante, creyendo que esto no puede ser cierto hasta que él vuelve a abrir su boca:

Solito ―repite Gafitas, señalando a el rubio con el ceño todavía fruncido y la nariz arrugada.

Un silencio se crea en la sala.

Y luego solo se oye un grito.

―¡Ese es mi niño! ¡Está creciendo! ¡Ya era hora! ¡Ahora di papi Mushu, anda! ―la voz de mi amigo, el conductor, nos precipita a todos.

Gafitas sonríe y termina haciendo una mueca de asco al volver a encontrar en su rango de visión a Zayn.

―No me mires así ―suelta el rubio con mala gana―, lo siento, ¿vale?

Gafitas voltea los ojos y me mira como si supiera que tengo algo para aportar a la conversación y cambiar de tema. Y la verdad, es que sí, lo tengo:

―Cuando me alejé de ustedes oí a un tipo y a una mujer hablar ―les explico. Todos me prestan atención al instante―. También hablaban de algo relacionado a armas y uno de ellos mencionaba que no íbamos a poder defendernos en su ataque ya que ellos nos lo habían quitado todo. La chica, por otra parte, le estaba diciendo que soñaba cosas raras. Supongo que soñó con nosotros porque la respuesta del hombre fue esa relacionada a las armas y luego... luego nos llamó virulentos.

―¿Virulentos? Ja ―se ríe Mushu desde la otra punta.

―Eso sí que está para analizar ―dictamina Zayn, perplejo―. Buen trabajo, Sam.

Sonrío por ser la primera vez en mi vida que el capitán halaga mi esfuerzo.

―Ajá ―dice Pipa.

―Pues con Zayn también vimos un detalle importante en las herramientas que encontramos ―Grillo le da hincapié.

―Tenían formas extrañas, no eran herramientas para construir cualquier cosa normal, eran para algo especial. No sé el qué. Pero cuando lleguemos al campamento, podría investigarlo y obtener ventaja para crear nuevo armamento o nuevas estrategias.

Se ve tan inteligente cuando explica las cosas en rollo profesor. Me le quedo mirando como tonta por unos minutos y me levanto rápido del asiento cuando veo que él también me observa, de una forma más indirecta, pero lo hace.

―¿Quién quiere unas cervezas para festejar que no estamos muertos? ―inquiero, contenta, intentando despegarme de la intensa mirada de Zayn, abriendo la micro-heladera que tengo al frente.

―El conductor no debe beber alcohol ―se escusa Mushu.

―Pues yo sí quiero ―Grillo toma una de las cervezas, la abre y se la lleva a la boca.

―Yo no bebo, gracias ―es la respuesta aburrida y, bastante esperada, de Zayn.

Pipa suelta una carcajada.

―No me mires así, arrocito, tú sabes que yo si que no puedo negarme a ti. ―Sigue el movimiento de Grillo y coge una.

El comentario parece no gustarle en lo absoluto a Zayn. Lo mira mal, tensa la mandíbula y sin pensarlo dos veces se acerca hacia la heladera. Toma dos cervezas y una gaseosa para Gafitas, se la da y se sienta a su lado. Abre las dos latas, las alza al aire y dice:

―Brindemos ―aunque eso haya ido para todos, él solo me está ojeando a mí.

Muerdo mi labio y esbozo una sonrisa para él.

Si tuviera que decir cuál es la persona más celosa y competitiva de este mundo, estoy casi segura de mi respuesta.

Zayn.

__⚔__

Estamos a menos de cinco minutos de llegar y prometo que nunca en mi vida creí que iba a ver a Rogger borracho por solo beber dos cervezas. Estoy comenzando a creer que era verdad lo de que no bebía, de no ser así, eso no puede pegarle tan fuerte, hombre.

Grillo y Pipa lo sostienen de los hombros. El rubio no deja de reírse como un loco.

―Ahora vamos a bajar y tú no vas a decirle a nadie ni una sola palabra. Irás directo a tu habitación, ¿okey? ―Grillo intenta calmarlo.

Zayn le toca la nariz, jugetón y achina los ojos.

Vaaaaaaale, ¿pero puede dormir conmigo esa guapetona de Bla...? ―Sus palabras salen lentas, y gracias a Dios, porque de no ser así, no hubiera llegado a taparle la boca con mi mano en este preciso instante.

―Está delirando, hay que bajarlo cuanto antes ―indico.

―No estoy delirando ―dice Zayn como un niño pequeño―. Yo soy el capitán, y sé controlarme a la perfección ―pronuncia la última palabra con cierta dificultad marcando mucho la "r".

Como se le escape algo que no debe decir en frente de todos, soy capaz de apuñalar a uno por uno y fugarme con Mushu y Gafitas a una isla desierta.

―¿Cómo piensas hacerlo? Van a esperarnos todos en la entrada para recibirnos y lo primero que querrán va ser verlo a él ―suelta con inteligencia Pipa.

―Yo... déjenme con él un poco antes de que lleguen y lo llevaré a su habitación ―Y antes de que Grillo me quite el puesto, fundamento―: Tengo un atajo muy útil. Quédense tranquilos de que no nos pillarán. Y si preguntan por él díganle que se bajó antes porque tenía urgencias en el baño.

Baaaaño ―repite Zayn y baja su mano hasta su polla.

Me tapo los ojos como puedo mientras que el resto se parte de la risa.

Al estar en contra del tiempo, todos se terminan confiando de mí y Mushu opta por parar el vehículo y seguir mi plan. Sostengo el cuerpo del enorme rubio como puedo y saludo al resto con una seña de manos justo cuando comienzo a bajar a la arena.

―Camina, no me hagas esto más complicado de lo que ya es ―le suplico apenas el vehículo se aleja.

―Chau, pequeño, te extrañaré ―saluda con la mano al chatarro, triste.

Oh, esto será mucho más difícil de lo que creí que sería.

―Vamos, capitán, tenemos que llegar a tiempo a su habitación ―insisto empezándolo a arrastrar.

Parece iluminarse mi camino cuando él comienza a marchar con sus propias piernas a mi lado, concentrado en no marearse y caerse. Y se apaga cuando tengo el presentimiento de que va a decirme algo más, y para mi mala suerte, no estoy errada:

―Suena bonito.

Suspiro.

―¿El qué?

―Cuando me dices capitán ―apoya su mano en mi hombro y me mira divertido―. ¿A que sí?

Niego con la cabeza, bajo su mano de mi hombro y tironeo de su brazo hacia delante.

―Sobrio no piensa lo mismo ―salto a la defensiva.

Solo necesito que se calle o solo empeorará mi situación.

―Sí que lo hago ―suena enfadado.

Este hombre me volverá loca, y no en el buen sentido. Me dejará en un manicomio.

―¿Puede caminar, por favor? ―le pido ya con la paciencia por el suelo.

―¿Me darás un beso de las buenas noches si lo hago? ―inquiere con el ceño fruncido.

Okey, eso sí que fue inesperado. Me quedo sin palabras, ya no sé ni que decir ni cómo actuar. Lo observo, pensativa y solo... solo pongo mis ojos en blanco y le señalo el cielo.

―Es de día, Zayn.

―Un beso del día, entonces.

Me toca la punta de la nariz como hizo con Grillo y sonríe.

―¿Qué? No, nada de besos ―caigo en la realidad y avanzo rápido, frustrada. Al parecer esta es una buena estrategia, él ya me está siguiendo el paso, pero vuelvo a enloquecer cuando me agarra de la cintura intentándome tirar hacia atrás. ¿Está loco o qué?―. Gilipollas, suélteme.

―¿Por qué no quieres besarme, Blair? ―pregunta con un aire de perdedor, dejándome libre.

Cruzo los brazos.

―Está ebrio ―es lo primero que le explico―. Y, además, no quiero hacerlo ―dejo mi oración a medias al saber que es absurdo hablarlo ahora, hasta que él cuestiona:

―¿Por qué?

No se acordará nada de esto en media hora, ¿verdad?

―Porque yo no puedo seguirle siempre su ritmo y rollo. No me apetece hacer nada más sin sentimientos de por medio, estoy harta de no mostrar lo que siento en cualquier tipo de sentido, así que, si me permite, quiero llegar a esa habitación, dormir y no levantarme hasta mañana. Gracias.

El rubio se queda sin habla. Se me queda viendo por un minuto contado y baja la cabeza. ¿Deprimido? ¿Dolorido? ¿Enfadado? No lo sé, pero al menos, ya no tengo que pedirle que camine porque ya lo está haciendo solito el por su propia cuenta. Y hasta va delante de mí.

__⚔__

Abro la puerta de la habitación y él entra sin expresar nada. Neutro y hasta me atrevo a decir que bastante vacío. No me ha insultado, ni me ha dicho una sola palabra en todo lo que restaba del viaje. Bueno, yo en otras palabras le dije que no lo hiciera, pero no me refería a que se reprima al cien por ciento.

Da unos pasos pesados hasta llegar a su armario y se comienza a quitar la ropa, como si yo ya me hubiera ido de allí. No le digo nada, al fin y al cabo es su casa y él también me conoce a mí casi sin ninguna prenda encima. Mentiría si dijera que no lo vi nunca en varias oportunidades el bóxer o semidesnudo por la mañana. Y también lo haría si dijera que no tiene un físico irreal.

―¿Quieres un café o algo? ―me pregunta. Al parecer sí sabe que sigo aquí.

Estoy segura de que sigue un poco ebrio. Sus palabras me siguen sonando lentas a comparación de la normalidad.

Lamo mis labios, tensa, viendo como se termina de sacar el conjunto de combate por encima de los brazos, dejando su pecho al descubierto.

―No, gracias ―respondo su pregunta y él me clava una mirada penetrante justo en mi traje. Carraspeo mi gargana―. ¿Pasa algo, capitán? ―me sale llamarlo así por pura costumbre. Ya nunca será lo mismo luego de lo que me dijo.

―¿Te puedes sacar el traje? ―cuestiona y, al ver mi confusión, explica algo más―: Dijiste que querías dormir, va a ser incomodo que duermas con eso. Aparte, está lleno de sangre.

Oh, buen punto.

Asiento sin más y me lo comienzo a quitar, despreocupada, ignorando el hecho de que, al parecer, el rubio no le tiene vergüenza a absolutamente nada, porque sigue mirándome. Quieto. Al frente de mí. Apagado, pero con esa misma y jodida tensión de todos los días desde que nos conocimos.

No puedo quedarme más con la duda de qué está pasando ahora mismo por su mente.

―¿Está todo bien? ¿Se siente mal o algo por el esti...? ―Ahora es él el que no me deja terminar:

―Me siento muy mal ―confiesa y me asusta.

Claro que me asusta, maldición.

―¿Qué le sucede?

―Tengo miedo.

Me le acerco, preocupada y coloco una mano en su pecho. Este no para de latir rápido, de una forma anormal. Muy precipitado. Ahora soy yo la que comienza a tener miedo también. Él lo nota, quita mi mano de su pecho y enreda sus manotas entre mi mandíbula y mi nuca. Sus ojos se tornan más honestos que nunca y me obligan a conectar mi mirada con la suya.

Suspiro, nerviosa.

¿Qué coño pasa con él?

―Me estoy enamorando de ti, Blair ―me lo susurra con enojo, como si aquello lo hiciera estúpido, malo, débil―. Me estoy volviendo loco por ti. Y te odio, joder, te odio por eso, porque yo ya juré que no iba a amar a nadie más y tú... tú... maldición. Tú me haces sentir.

Sus palabras se atoran dentro de mi corazón. Mis ojos brillan por una milésima de segundos buscando en toda la escena algo de esperanza. Una persona ebria no puede decir todas estas cosas sin sentirlas de verdad, ¿no? Claro que no, no las puede decir. No así, joder.

―Zayn, yo...

Me detengo al escuchar el ruido de su cuerpo caer al suelo

Se desmayó.

Continue Reading

You'll Also Like

439K 37.6K 65
Trilogía Bestia [03] Fantasía y Romance. "No todos pueden ser salvados, otros corren el riesgo de elegir la oscuridad." Cuenta dedicada a la trilog...
58.9K 3K 12
Casarse con Regina Mills le había dado a Emma un enorme privilegio, llevar una vida de lujo y glamour. De día, dirigía su propio negocio, y de noche...
135K 29.1K 59
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó...
14.4K 1.2K 10
Félix trabaja como acompañante sexual desde hace 2 meses, su atractivo inocente lo convierte en la nueva sensación de la empresa Hybe Couple para la...