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Nelsy_diazr22

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El dragón de la mafia neoyorquina ha regresado, por su puesto, por su gente y por las cabezas de quienes lo l... Еще

Introducción.
Capítulo I
Capitulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capitulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capitulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34

Capítulo 27

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Nelsy_diazr22

Donovan

Las similitudes de las situaciones me estresan sobre todo el que en una sola parte pueda estar presente. Me jode no saber lo sucede con Sofía, no estar presente en su intervención aunque entiendo que no morirá, es su obligación sobrevivir. Kilian la necesita.

Pueda que no sea inmortal pero sí conozco a mi mujer sé que es fuerte. Nos detenemos frente a la casa buscando una habitación de la casa, está dormido por lo que lo coloco en la cama, dejándolo bajo el cuidado de Lori para poder hacer la llamada que es contestada segundos después.

__ ¿Que haces en mi territorio? - la voz de Dante Mikhailov me recibe, dejando ver lo controlado que tiene sus canales de entrada y salida.

__ Necesito un favor. - soy directo. No me interesa saber cómo está enterado de todo. El tiempo se agota y necesito respuestas en lugar de preguntas.

Le cuento sobre la situación, siendo lo más resumido que se puede ya que no es más que un negocio para el. Como un buen negociante pone primero sus intereses demostrando así, por qué es conocido como un gran Magnate en cada campo que cubre.

__ Enviaré una dirección. Estarán esperandote. - me dice.

Escucho atentamente para leer luego dicha dirección con sus indicaciones en mente. Reitero que es mejor no estar al tanto de todo, por ello tomo a mi hijo para abordar el auto, esta vez está despierto. Sin embargo, se aleja como si el calor lo agobiara. Le doy agua para beber y reviso su temperatura, un leve cambio es lo que me encoge.

__ ¿Cuando vendrá Sofía? - su seriedad al hablar demuestra de quien es hijo. Aquel que con una simple pregunta lanza una demanda.

__ En cuanto se reponga. - recalco. - Ese es tu trabajo también.

__ ¿Prometes que volverá?

__ ¿Te he fallado antes? - increpo y niega. - Entonces confía en que la traeré de regreso.

Recuesta su cabeza en mis brazos y cierra los ojos lo que resta del camino.

En cuánto llegamos, observo la puerta que dijo el korol, con el sello en pintura roja.

Dos toques abren la mirilla donde asoma un sujeto.

__ Orden del korol. - establezco, cierra la mirilla y quita la seguridad, dejándonos pasar.

Un pasillo oscuro nos recibe el cual recorremos en completo silencio. Cruzamos dos alas más en donde más gente nos quedan observando. Escucho algunos jadeos de dolor, mujeres vestidas con trajes azules llegando a otro salón donde hay más personas que caminan de un lado a otro, muy apresurados.

Todos se hacen a un lado cuando pasamos, hasta que el tipo se detiene señalando una puerta para que entre.

__ Vendrán enseguida. - recalca cerrando la puerta al marcharse.

Sigo cargando Kilian, logrando que permanezca dormido pero no es un logro ya que es a causa de lo que carga los intestinos.

Lo acuesto en la camilla y se queja. Detesto que algo le causa dolor y no poder quitárselo.

__ ¿Cuanto mas van a tardar? - lanzo al aire.

__ Lo bueno se hace esperar. - declara la mujer de mirada azulada, intensa y oscura. Tiene su cabello amarrado en una coleta mirándome a través de sus pestañas cuando lee lo que trae en un tablero. - No hay tiempo de presentaciones, así que saltemonos esa parte ¿Quien le implantó esa cosa? - es directa. La asesina más grande Europa le dicen.

__ Ronald Stewart.

__ Los Ronald siempre han sido unos cobardes. - exclama acercándose. - ¿Desde hace cuánto lo tiene?

__ No lo sé. Seguramente desde su nacimiento. - declaro, pues aún no me dice que tiene que ver. - ¿Porqué es importante?

__ Así tendré una idea de qué debo usar. - suelta el tablero. Rebusca entre los cajones hasta que saca unos guantes de látex que se pone, posicionándose a un lado de la camilla, donde mi hijo comienza a sudar.

Lo repara un instante. Palpa su frente, coloca la oreja en su pecho para luego bajar las manos por su abdomen, presiona y Kilian se queja, por instinto me acerco para que deje de causarle daño. No obstante ella no retrocede y actúa con naturalidad, siguiendo con el proceso que pone a sudar más a mi hijo 

__ Deja de hacer eso. - demando con tono mordaz.

__ Su dolor es porque ese objeto está obstruyendo en el intestino. Se salió de su lugar o le causó alguna infección. No debería doler. - explica sin inmutarse al ver mi enojo. - Necesito sedarlo.

__ No harás tal cosa. - me opongo con molestia.

__ Entonces que muera. - dice sin mostrar una sola emoción. - Si no lo intervenimos es lo que pasará y créeme, no voy a estar presente cuando eso pase. No vine para eso.

No quiero que le abran el estómago, pero es la única forma de quitarle el dolor y asegurarme que ya no lo tendrán en la mira ni sabrán cómo encontrarlo todo el tiempo. Sin salida, detesto estar así.

La mujer de ojos azules se pone una mascarilla, como si supiera que aceptaré que lo hagan.

__ No me voy a separar de él. - no confío en casi nadie cuando de Kilian o Sofía se trata, a ella la conozco recien y no tengo más referencias que su padre para saber que es buena en lo que hace.

__ Nadie dijo que lo hicieras. - declara abriendo la puerta para llamar a alguien. Su ruso siendo su lengua natal se nota en el acento que usa conmigo.

No tardan ni cinco minutos para entrar con otra camilla en donde me piden poner al niño que me pide a su madre en medio de la fiebre.

__ Estarás bien. - le repito sintiendo que no debo soltarlo, pero no le quito los ojos jamás, ni cuando cambian de habitación, para luego canalizarlo y poner un sedante que en poco tiempo lo duerme.

Me hacen ponerme un traje especial, regresando a la habitación para ver cómo la mujer de mirada azul pide que le pasen un bisturí.

La tensión en mis músculos se vuelve insoportable, una opresión en el pecho cuando veo como este es deslizado en la piel de mi hijo con precisión.

Es lo que ocurre con el Korol, quien prepara a sus hijos de tal forma que ninguno esté indefenso y pueda hacer ese tipo de cosas. Son personas que nunca quedan mal, siendo tan engañosas que nunca se terminan de conocer.

Observo como mete unas pinzas, con las cuales abre y sostiene. Mira un segundo indicando a uno de sus ayudantes que ilumine más de cerca.

__ Ahí está. - dice lanzando una llama de molestia a mi lugar. - Odio cuando usan niños para estas cosas.

Introduce otro par de pinzas para luego usar el bisturí nuevamente hasta que alza algo con estas.

Un objeto de un centímetro como mucho, el cual lanza una luz que parpadea rápido hasta extinguirse.

__ Todos los bloqueadores están activados ¿Verdad? - cuestiona en dirección de todos y estos asienten. - Espero que así sea. Si dan con este sitio, morir será la menor de nuestras preocupaciones.

Lo deja caer en una bandeja donde un tipo lo limpia para luego llevárselo no sé a dónde. Mientras ella se queda limpiando con algodones, saca tejido muerto y es otra cosa que se suma a las cosas que voy a cobrarle al infeliz de Ronald.

Lo trasladan a una habitación hasta el fondo del pasillo en donde me quito el traje de protección que entrego a una mujer de mediana edad, la cual es reemplazada por una spasatel, quien inyecta algo en el suero que Kilian recibe.

__ ¿Que es? - referente a él, lo quiero saber todo.

__ Творение богов. - manifiesta sin mirarme.

__ ¿Cuál es su función? - es lo que importa, no un nombre tan arrogante.

__ Curación rápida. - declara dejándome con más preguntas. ¿Eso existe?

Lo fabricaron. Los rusos es gente peligrosa por donde se les vea. No sólo crean armas de potencia mayor a las que antes se han podido conocer, sino que sus orígenes gritan ser sacados de la oscuridad.

Si su sangre es ligada a lo que contaban Braulio y mi padre, quienes eran admiradores de la dinastía, una temeraria admiración es lo único que podía sentirse por ellos. Aunque siempre lo he visto como mitos, un mito muy llamativo al cual le ponen más datos para que se haga aún más grande el rumor de ser invencibles.

Nadie lo es hasta el punto que se habla de ellos.

Froto mi cara, es de madrugada y aún no recibo noticias de Sofía. Llamar no puedo ya que los bloqueadores no permiten que haya cobertura.

Tampoco quiero salir del dormitorio porque sería dejarlo solo y es justo lo que no quiero. Replantear la idea me hace odiarla.

Naturalmente no estoy en mi mejor momento, debo solo esperar, tener paciencia, permanecer en un mismo lugar. Todo lo que jamás ha sido mi fuerte.

Pero no puedo dejar solo a Kilian. Siento que si lo pierdo de vista, posiblemente vaya a perderlo y eso hace que un malestar asqueroso aterrice sobre mi estómago.

Una encrucijada que me entierra puñetazo tras puñetazo, contundentes y dolorosos, tanto como si fueran tornillos gigantes los que se escarbaran por todos lados en mi cuerpo.

Llega la mañana y Kilian no despierta, lo que me hace cuestionarle a la mujer que viene a inyectarlo si está todo bien.

__ La sustancia inyectable funciona de esa manera.

__ Espero que no me mientan. - advierto decidido a que sí a Kilian le sucede algo, nadie sale vivo del lugar.

__ Tranquilo, dragón. Aplaca esas ganas de destruir nuestras instalaciones. - entra la mujer de mirada azul. - No vamos a asesinar a nadie que no lo merezca aquí dentro. Mucho menos niños inocentes.

Verifica que el suero siga entrando en el cuerpo de Kilian antes de medir su pulso.

__ Dentro de lo que cabe está bien. No tiene fiebre, sus latidos están normales y no creo que tenga mucho dolor. - comunica. - Así que deja tu protección paternal, nadie dañará a tu hijo.

__ Nadie me asegura eso. - refuto ante su declaración.

__ Te lo dice una madre que piensa igual que tú respecto a sus hijos. - me hace saber. - Somos dos asesinos que pese a lo hijos de puta que somos, damos la vida, matamos y destruimos si algo les ocurre a ellos.

Es algo en lo que no voy a llevarle la contraria, porque lo siento. Desde el momento que se me dijo había muerto nunca sentí más ganas de vivir por asesinar a alguien, pero cuando supe que aún vivía y que lo tenía al alcance de la mano, no dudé una sola vez que no dejaría que le pusieran una mano encima, ya que si pasaba, no solo mataría a quien se atreviera sino caería una condena contra él, su descendencia y un holocausto que desearían no haber iniciado.

Hasta es punto he llegado.

Con el pasar de las horas Kilian se ve respirando con normalidad, ya tiene color y no hace muecas de dolor. El cuerpo me duele por la necesidad de estar en movimiento como es costumbre, pero me sigo quedando en el mismo lugar tratando de no perderlo de vista.

Recuesto mi espalda en una silla, cierro los ojos tratando de dormir un poco. Necesito recobrar energía, presiento que voy a necesitarlas, por ello coloco la mano sobre la de Kilian, como un seguro de que no va a moverse de su sitio en ningún momento.

Despierto al sentir algo tocar mi rostro, lentamente descendiendo hasta mi barba, la cual no he cortado. Abro los ojos, solo para descubrir a Kilian riendo  con la mano alzada y su mano sobre mi cara.

Me repongo rápido.

__ ¿Te duele algo? - me apresuro a preguntar. Niega. - ¿Tienes sed?

__ Poquito. - contesta con la voz ronca.

__ Espera. - me levanto en búsqueda de algo con qué darle de una de las botellas que hay disponibles. Hallo unos popotes en un cajón y con ello me acerco para ponerlo en su boca.

Jala para poder beber el líquido, diciendo que ya no le duele la garganta por la sed luego de tomar casi la mitad.

El cuello me duele, pero verlo despierto y sin temperatura me hace volver a respirar.

__ Quema aquí. - dice de repente y me alarmo.

__ ¿Mucho? - mueve su cabeza de lado a lado.

__ Iré por alguien. - su mano se cierra alrededor de la mía. - Volveré rápido.

__ Sofía. - menciona y no tengo respuesta para eso. También quiero saber cómo está, necesito que me aseguren que está bien, que no tengo que meterle dos tiros a mis aliados porque pudieron hacer lo que tenían.

No respondo, por suerte alguien viene, yéndose a avisar que ya despertó. En poco tiempo aparece la hija del korol por la puerta.

__ ¿Como está este valiente niño? - se acerca y Kilian no contesta, aunque noto que esconde la sonrisa leve que alcanzo a ver.

Le pide permiso para levantar su bata y este la deja, colocando sus brazos a cada lado.

Retira el vendaje dejando ver un corte de unos cinco centímetros que tiene una unión en la piel como si ya tuviera unos cinco días de haberse hecho. No hay puntos, ni se nota los haya recibido.

Eso es lo que hace la curación con nombre arrogante. Admito que no esperé tuviera tanta efectividad. Se merece el nombre que le asignaron, no en vano fue creado por personas que se han dedicado a salvarse solos, sin pedir ayuda a otros, salvo para servirles de escudo.

Porqué es algo que no muchos tienen claro, un Mikhailov no busca apoyo porque no pueda contra el enemigo, lo hace para usarlos como escudo en caso de una guerra, donde los caídos siempre serán lejanos a sus hijos. Por ello permanecen y seguirán permaneciendo. Solo morirían por ellos mismos, la misma sangre atacando a su sangre sería una batalla donde de seguro caerían muchos de los que quieren proteger.

Con el pasar de las horas veo a Kilian más tranquilo, no muestra signos de dolor, ni parece haber sido operado poco más de un día antes. Todo parece tan calmado que comienzo a querer comunicarme con los míos.

Los malos presentimientos regresan. Esos que gritan que hay algo que debo saber, pero estando bajo tierra no me lo permite. La intranquilidad de no tener todo controlado desde esa maldita noche.

Me traen algo para comer, lo cual paso por mera obligación ya que no es hambre lo que tengo. Es insatisfacción por no saber que está pasando con Sofía, necesito saberlo.

Espero a que Kilian se duerma y me acerco a uno de los tipos, para preguntar cómo se comunican con el exterior. A lo que me indica que para hacerlo deben salir y alejarse al menos tres kilómetros del sitio. Eso no me sirve, no puedo dejar a mi hijo solo.

Por ello me dispongo a buscar otra solución, una donde no tenga que descuidarlo.

Espero que algunas horas más pasen, cruzo los brazos sobre mi pecho y cierro los ojos con el dolor de cabeza que surge nuevamente.

__ Te puedes dormir conmigo. - ofrece Kilian, ganando que lo mire de soslayo. - Aquí hay espacio para los dos como en nuestra casa.

Recuerdos de esas noches vienen a mi mente, donde regresar sin noticias de su madre era lo único que hacía. No tenía indicios más que los de saber que se la habían llevado del club de pelea de Brandon. Sabandija que aún tiene una larga lista para cobrar y no se morirá sin que sea yo quien tome su vida como pago.

Todos al parecer quieren morir por mis manos, porque no hay uno solo que vaya a salvarse cuando resuelva del todo la salud de ellos.

Kilian intenta hacerme tema de conversación, pero lo único que capto y reitera es que no estuve con él los primeros tres años.

Tres años que estuve revolcándome en la maldita cueva donde odié tanta quietud, la cual solo era rota por dardos con somníferos mezclados con drogas para adormecer mi cuerpo y que no pudiera arrancar sus gargantas al tenerlos cerca.

Años en los que Sofía apenas se iba recuperando físicamente de vivir lo mismo que yo. Años donde mi hijo era trasladado de un sitio a otro, puesto en jaulas donde "el hombre malo" lo hacía comer y dormir.

Trago la hiel en mi boca, oyendo como describe lo que para él era su vida y para mí un detonante a lo que pienso hacerle al gusano asqueroso de Ronald.

Él no debía vivir eso, está muy pequeño para tener recuerdos tan...

Lo acompaño en su cama para que duerma. Si me quiere cerca, va a ser así.

Cuido de su temperatura toda la noche, nada lo perturba y para cuándo noto tengo uno de sus brazos alrededor de mi estómago como si no quisiera que me vaya.

Me duermo de esa forma, despertando con él pegado a mis costillas y su respiración quemando mi estómago.

Lo muevo para poder levantarme y estirar las articulaciones que siento más aliviadas.

__ ¡Buen día! - saluda la hija del korol, la cual se coloca los guantes de látex para levantar la bata de Kilian, presiona con los dedos y esta vez lo único que logra es que se despierte, más no se queja por dolor.

Veo como presiona alrededor y luego suspira.

__ Listo, padre. - antes que pueda hablar el Korol atraviesa la puerta con las manos metidas en el gabán que no se quita nunca. Pese a su edad no parece ser el padre de la mujer al otro lado de la camilla.

Nadie creería tal cosa si no tuvieran la certeza.

Asiente a modo de saludo, antes de ver a su hija.

__ La infección está por irse del todo, no hay inflamación. Desde que el objeto fue retirado ya no hay obstrucción, dejando que su organismo funcione correctamente. - declara en dirección de los dos. - ¿Algo más que necesites, Korol?

__ Es todo. Gracias, Boss. - mi sorpresa se deja ver al entender que tengo al dueño de varias organizaciones frente a mí, junto a una sucesora cuando en sus reglas está claro que solo hombres pueden tomar el poder.

Braulio lo dijo, relató como décadas antes no dejaron que la siguiente en la línea de sangre fuera quien poseyera ese cargo. Pero el Korol no sigue reglas, eso está muy claro.

Se despide de su padre dedicando esa venia con puño en pecho, el cual su padre corresponde posando la mano en su mejilla y dando una mirada de orgullo supremo.

__ Ya que todo está controlado, puedes irte cuando gustes. - manifiesta sin perder esa actitud de no importarle nada de lo que ocurre. Observa a Kilian y hace una mueca como si eso fuera el reconocimiento de alguien fuerte.

__ ¿Así de fácil?

__ ¿Que esperaste? ¿Que exigiera un pago o te mate por haber visto uno de mis sitios seguros? - consulta con desinterés. - Tengo una cena con mi esposa a la cual asistir. Una vida más complicada, que no haré más difícil solo por matar a alguien que sé está consciente de que es mejor mantener un sello respecto a mis cosas.

__ ¿Amenazas a tus aliados? - increpo.

__ Advierto sobre mis alcances. No me ando con amenazas con nadie, solo les digo lo que puede pasar en caso de ponerse en mi contra.

__ ¿Crees que cuentas con el mismo poder para eso? - cuestiono tomando su actitud.

__ Eso sería absurdo pensarlo. - suelta con simpleza. - A nadie le gusta estancarse en un mismo lugar o cargo. Sino creces no hay satisfacción. Y te aseguro que más satisfecho no puedo estar.

__ ¿Que ganas? - quiero entender.

__ Obtener datos. Obtener información de cómo se mueven. Saber que usan y como logran tener lo que tienen. Eso que le sacamos nos dará más que recibir un pago en efectivo de tí.

__ Por eso no te negaste a ayudarme. - deduzco y se ríe.

__ Ayudo porque tengo una esposa que escuchó lo que estaba pasando y me pidió ayudarte. - manifiesta con orgullo. - Ella es a quien debes agradecer porque jamás soy de hacer buenas causas.

__ ¿Te mueves solo porque tú esposa lo indica? - me sorprende que lo admita como si fuera algo de lo cual se enorgullece.

__ A diferencia de los ignorantes que dicen ver a sus esposas como debilidad, yo la veo como una fortaleza. - declara mirando fugazmente su anillo de boda. - No cualquiera se atreve a darle hijos a personas que deberían extinguirse. Mucho menos sabiendo que los genes pesan, tanto como para que cada descendiente sea mucho peor y mejor.

Exhala, apuntando a mi hijo quien con expresiones deja notar la curiosidad que le causa el tipo frente a él.

__ Deberías entenderlo muy bien. Ese niño es todo menos débil. - declara haciendo que lo mire. - ¿Cuánto crees que tarde en querer parecerse a tí?

Su pregunta me hace cuestionarlo. Viendo a un pequeño que con solo saber que soy su padre me dio entrada a su vida.

__ Mis mellizos lo hicieron a los siete, luego de eso, serás tú quien querrá tiempo con él. Así que si quieres un consejo de alguien que ya pasó por eso, deja el orgullo, disfruta del tiempo que tienes con tu hijo y la mujer que dices es tu esposa. - manifiesta sin perder el enfoque. - Porque haces todo porque sobreviva, lo que significa lo importante que lo consideras.

__ ¿Ahora das consejos?

__ Si mantienes tu cabeza fría puedes trabajar mejor. Eso me conviene.

__ Todo por tí. - ironizo.

__ Siempre ha sido por mí y lo que quiero. - refleja la falta de atención que le pone a lo que el resto piensa de él.

Lo que sé de Dante Mikhailov, recalca que no es alguien de tomar a la ligera. No sólo pone peso en sus palabras, sino me atrevería a decir que morir es la mejor opción al caer en sus manos.

__ En la familia tenemos un dicho muy marcado, tomas aquello que tienes o te ceden y lo mejoras o lo destruyes, porque si lo dejas igual, significa que fracasaste. ¿Cuál es tu caso,? - apunta en dirección del niño antes de retirarse y dejarme a solas con él.

Comprendo a qué se refiere, que supone que debo hacer. Eso ya lo había pensado, pero tomando en cuenta su edad, prefiero que el ritmo sea el mismo y no adelantar procesos.

Me traen ropa para él y lo visto para luego llevarlo en un brazo hasta la salida donde ver la luz del sol de nuevo es un poco molesto. Igual me acostumbro rápido ya que tiempo es lo menos que tengo.

Me entregan las llaves de mi auto, lo acomodo en las sillas traseras para luego salir del lugar.

Lo veo a través del espejo verificando que no muestre dolor o alguna incomodidad hasta que estamos entrando a la ciudad de nuevo.

Ahí mi celular comienza a vibrar con las notificaciones de recibir mensajes y llamadas perdidas que no pude recibir antes por los bloqueos de señal. Igual no los abro hasta que llego a la casa donde Lori es la primera en acercarse, tomando a Kilian de la mano cuando este se niega a ser cargado por ella.

Le indico que vaya al dormitorio porque tengo algo que hacer. No refuta siendo obediente, mientras tanto yo me concentro en ver los mensajes de Evelyn de un "Todos controlado"  "Despertó" "La herida está bien. Ella está bien" " Debemos movernos. Hay movimiento sospechoso afuera" "Tiene mucho dolor, pero no tenemos nada a la mano. Estará bien"

No hay más mensajes y eso es lo que me desespera.

Intento comunicarme con Alessio para que me diga que todo está bien. Menos que eso no quiero, en cambio no logro obtener no siquiera que tome el teléfono. Espero que sea la paranoia de no querer ser encontrado lo que no lo deja tomar mi llamada y no malas noticias.

Necesito dormir sin pensar que Sofía está en otra situación que deba ir a tomar con mis propias manos. Aunque sea lo último que pueda hacer.

Entro a darme un baño, pidiendo a Lori que le lleve algo de comida a Kilian, en tanto sigo intentando con la comunicación. Nada, llega la noche y no obtengo más que negativas.

__ No tengo paciencia para esto. - declaro tomando una maleta con lo esencial para Kilian, busco un cambio de ropa para los dos y lo subo a un auto junto a la cuidadora.

Cerrando la puerta cuando veo luces de vehículo moverse , llegando a iluminarnos.

Dos autos se detienen frente a la casa donde no tengo idea de quienes sean, pero al mostrar una placa sé a qué se debe.

Le indico a Lori que se quede con el niño. Para luego quedarme esperando a saber que es lo que quieren.

__ ¿Señor Donovan Hunt, alias el dragón? - su tono no me gusta. Sostengo el arma en mi espalda sin dar indicios de nada al acercarme. - Esta mañana fue lanzada una orden de aprehensión en su contra, la cual se nos envió ya que fue informado que usted se encontraba en la ciudad.

__ ¿Orden de qué? ¿De qué demonios habla? - muestra la hoja que trae y no la tomo, solo leo lo que hay allí oyendo como abre las esposas que suelta en el aire el segundo de ellos, rodeándome.

De reojo veo al tipo. Despistado nunca he sido, idiota menos y por ello en lugar de ponerme a su disposición como lo haría en mi territorio, bajo ambas manos.

__ Кайзер для ордена...

__ ...император для мира. - culmina por mí. Esa simple reacción es el detonante para que evada su toque sacando el arma con el que le vuelo el cerebro al infeliz, lanzado la bala para el siguiente que alcanza a evitarme, comenzando a correr al auto que ni puede abrir pues solo logra que una bala lo atraviese saliendo de no sé dónde.

Tiro limpio. Sin fallas, justo enmedio de las cejas. Solo un tipo de los que conozco puede obtener eso.

Por ello lo busco entre la oscuridad viendo como un luzazo se vuelve a ver a lo lejos, cuando un hombre de los que tengo a un lado cae al suelo, víctima de tal tirador.

¿Que demonios hace? No tengo una respuesta para eso, pero sé que hay una razón, por lo que abro el auto. Lo enciendo a la velocidad de la luz, saliendo del recinto sin mirar a nadie, en lo que veo como más de los que quedaron atrás siguen cayendo.

Unos tras otros.

No tarda mucho cuando un estallido se da en la casa. Una extensa llamarada se levanta, seguido de muchos más, solo piso el acelerador alejándome de todo hasta que llego a una carretera solitaria, donde me bajo. Sacando a la mujer a la fuerza para encañonarla al ponerla de rodillas.

__ ¿Eres o no uno de los traidores? - espeto con determinación. Mi dedo acaricia el gatillo y esta sostiene mi mirada.

__ Lo juro, no soy parte de ellos. - se queja cuando presiono mucho más el cañón en su frente. - Lo juro.

__ ¿Como los infiltraron?

__ No lo sé. - contesta con la voz rota. - No lo sé.

__ Más te vale que no me estés mintiendo. Más te vale que no hayas vendido a mi hijo porque te juro que haré que conozcas el infierno sin morirte. - advierto soltandola a tiempo que escucho como un auto se detiene sin encender las luces.

No necesito se adivino para saber de quién se trata. Siempre conduce de esa forma, no ha cambiado en nada.

Lo veo bajar con su típico traje oscuro y lentes del mismo color. Despreocupado, al menos es lo que muestra siempre así el mundo este sobre él.

__ ¿A que no pensaste en verme de nuevo, hermano? - sonríe al verme como si fuera a alegrarme de verlo.

__ Masacraste a toda esa gente. Espero que haya una razón creíble porque me dejaste sin defensa aquí. - reclamo molesto de que no haya atendido un puto teléfono pero si haya venido a Moscú a matar a todos.

__ La tengo claramente, pero no la escucharás de mí. La princesa Sofía está... llegando. - se quita los lentes para señalar atrás de mi auto donde una Sofía en chaqueta de cuero sale con un rifle igual al suyo sobre el hombro.

Mis pulmones expulsan el aire retenido pues verla es lo único que quería. Casi tres días de no verla fue una auténtica pesadilla.

__ Hola, amor. - sonríe la infeliz para luego colocar el arma sobre el capó y venirse sobre mí para darme un beso con toda la tranquilidad posible.

Solo que no soy de besos vainilla. No los siento disfrutables. Jamás me lo han parecido. Por eso atrapo el nacimiento de su cabello para demostrarle cuanta falta me hizo.

Intensifico el beso, ya que pese a estar en un momento incierto, verla me da el sosiego que necesitaba para poder respirar. Así de jodido estoy, extrañando cosas que dije no eran relevantes.

Se encuentra bien. Es lo único que mi mente repite al sostener la mata de su cabello para continuar el beso.

__ ¿Cuando llegaste? ¿Como es que...

__ Te extrañé, dragón. - susurra con una sonrisa de oreja a oreja. Sus palabras son simples, pero su mirada me grita cosas que capto y devuelvo para besarla de nuevo. - Me hiciste mucha falta - Es justo lo que quería escuchar. Que está maldición de quererla todo el tiempo conmigo no es sólo mía, también es de su parte. - Hablaremos después, solo déjame ver a mi bebé. Dime qué pudieron sacarlo.

__ Todo está controlado por ahora. No corre peligro de esa forma. - es lo único que puedo asegurar.

Apunto con la cabeza al auto, donde esta se acerca mientras me alejo para darle el espacio que necesita.

__ No lo vas a creer, pero estamos solos de nuevo. - manifiesta Alessio con la mirada fija en la puerta del auto.

__ A este punto, nada me sorprende. - declaro. Es la verdad, he visto cosas tan extrañas que nada puede asombrarme.

Empezando por agentes o gente de la orden esa haciéndose pasar por policías. Eso me da aún más mala espina, pues si supieron donde estaba fue porque alguien se los dijo y espero en verdad que haya sido uno de los muertos. Así no iré por traidores.

Kilian observa a su madre con recelo. Enojo es lo que muestra y yo solo lo dejo, debe dejar salir todo.

__ ¿Porqué no viniste antes? - cruza los brazos y su madre entiende su molestia. - Dijiste que lo harías. Que vendrías.

__ ¿Estás enojado conmigo? - da un paso al frente y este ni se inmuta. - Pues yo también estoy enojada contigo. No me extrañaste como yo a tí. No me quieres hablar y no me amas como yo a tí.

__ Si te extrañé. - le dice con tono serio. - Pero no volviste rápido. ¿No me quieres por mi cicatriz? ¿Por eso no regresaste?

Los dos son iguales, por ello se entienden a la perfección.

__ ¿Tú dejarías de quererme solo porque tenga una cicatriz? - el niño niega. - Porque tengo muchas, amor. Demasiadas como para contarlas.

Actúo como si oír eso no me molestara. Pero dentro de mí, tengo el número exactos de estas, exigiendo ser cobradas. Y si tiempo llegó al fin.

Se queda callado un instante antes de permitir que Sofía lo rodee con sus brazos. Extendiendo el instante como si ambos no quisieran separarse del otro.

__ Aquí no es seguro. - me dice Alessio captando mi interés. - Ningún sitio lo es. Estamos en cifras rojas, Donovan. - recalca con cautela. -  Esto ya no es un bando contra bando. Es tú contra los tuyos, nadie es leal. Nos infiltraron. - me hace saber lo que ya intuía. - Ya hay de los suyos entre nuestra gente y en este momento, es mas probable que permanezcas vivo a la intemperie que en las casas de seguridad.

__ ¿Como saber quién es de los nuestros aún?

__ Ya no existen los aliados. - manifiesta. - Todo se derrumbó. Clanes que antes se veían como sociedades han comenzando a traicionarse los unos a los otros, queriendo ser victimarios en lugar de víctimas. - ver a Kilian abrazado a su madre en lugar de darme un poco de calma le suma otro nudo al enredo que trato de destruir. - Si quieres conservarlo, sacalo del país. Rusia no es seguro, tampoco Alemania. Europa es el punto de destrucción al cual todos apuntan así que si deseas mantenerlo vivo sácalo de aquí, mételo en un búnker o envíalo a los confines del mundo porque esto solo es el inicio.

__ No voy a alejarlo de mí. En ningún otro lugar estará más seguro que conmigo. - dictamino tomando la decisión que no quería. - Solo hay una forma de preservarlo.

__ Espero estarme equivocando, pero ¿Te refieres a...

__ Tomar lo mío. - exclamo.

__ La destruiste. La pirámide ya no existe. - me recuerda.

__ Pues es hora de que el poder entregado por Braulio y mi padre sea reclamado. - cruzo los brazos bajo mi pecho. Estar en una jerarquía nunca ha sido lo mío, por ello si retomo algo para recuperarlo será desde cero, con mis reglas. Sin nadie sobre o creyendo que puede tener poder sobre mí. - Alzaré la pirámide de nuevo.

__ Si es lo que quieres, New York es el destino siguiente. Recupera tu anillo, corta sus cabezas y posiciónate sobre todos los que debes recuperar.

__ Pero sin confiar en todos. - se une Sofía con decisión.

__ ¿Ahora si tomarás tu lugar o seguirás en esos juegos tontos? - escupo harto de persecuciones entre ella y yo, hastiado de ver cómo siempre es otro sobre mí. Llegué a mi límite, no iré atrás de nadie, tengo un hijo, un legado que debo recuperar.

__ No me uno a tí porque seas mi última opción. Me quedo contigo porque quiero. Claramente en este momento cuento con gente que han sido leales a lo largo de los años, cosa que tú no. - me recuerda. - Pero quiero cobrar cada deuda que tengo. La lista es larga, empezando por meternos a esas cuevas hace años.

Suspira.

__ Braulio tenía razón, nadie mejor que tú para ser nuestro líder. Solo que no esperes que me ciña a tus mandatos. Soy tu esposa, Donovan.

__ Exacto. Eres mi esposa y espero que actúes como tal. - le doy una última mirada a la casa que a lo lejos sigue quemándose. - Eso es lo que pasará con todos. Así que tú tomas la decisión. Me acompañas a quemar la ciudad entera o te sigues escondiendo.

__ ¿Donde comenzamos? - algo golpea mi tórax cuando ella suelta la pregunta precisa. Es lo que quería. Es lo que necesito y es lo que obtengo, demostrando que nunca me equivoco con ella.

Le gusta el poder tanto como a mí.

Pero así como la hija de puta me gusta, debe tener claro que voy a matar a tantos que la conciencia de ambos va a pesar. Mucho más desde este momento.

Mi primer pensamiento ese ese anillo, lo tienen las únicas personas que estuvieron en la revolución que formaron, pero quizá no sopesaron que pensaría en tomarlo de nuevo. Por ello, Ronald es mi objetivo esta vez, no por venganza solamente, tiene mi anillo, tiene mi cargo.

Espero que lo haya disfrutado mucho, porque por derecho me corresponde, más es por gusto que mi resurgimiento como líder inicia su andadura.





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