Frontera de caza

By katiealone

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Cumplir dieciocho años en la tradicional y poderosa familia Bautista-Montagny es todo un acontecimiento. Y Da... More

Sinopsis
📜 Epígrafe 📜
🩸 Introducción 🩸
1. Los barrios altos
2. Preparativos
3. La caja
4. Sangre
5. En aprietos
6. Culpable
7. Pagar el precio
8. Frente a frente
9. Sangre nueva
10. Primera vez
11. Matamos a un Edevane
12. Bebe
13. S.O.S
14. Primero, las balas
15. Momentos de debilidad
16. La historia según Arabella
17. Nos preparamos
18. Dulce escape
19. Verdades sobre la mesa
20. Tuya
21. Tenemos visita
22. Enemigos
23. En nuestras venas
24. La escena de Jack
25. Sin esperanza
26. Sin lugar en el cielo
27. La cazadora
28. Lo que perdimos
29. Tal vez es tarde
30. Poder ancestral
32. Fugitivos
33. Sin culpa
34. Sombras
35. No me sigas
36. Sangre de mi sangre [Final]
🧛 Nota de la autora 🧛
🩸 Epílogo 🩸
Extra 1: Lover
Extra 2: Aquella niña perdida
Extra 3: Ternura
Especial de Halloween 2023 [Parte 1]
Especial de Halloween 2023 [Parte 2]
🎨 Ilustraciones para FDC 🎨
😜 Memes 😜
📚 Otras historias de la autora 📚

31. Relish

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By katiealone

"¡¿Cómo rayos voy a empezar mi Apocalipsis personal desnuda?!", se dijo, mientras miraba a los lados, sin saber qué hacer.

Aliz se fue. Siendo específica, la besó y se fue. ¿Tan segura estaba de que ese podría ser el fin de cualquier de ellas? ¿Y qué fue eso? ¿Un perdón? ¿Le estaba pidiendo perdón así? Como sea, no había tiempo para reflexionar sobre eso. Aún tenía los oídos tapados por la explosión, pero corrió directo a su habitación, donde supuso que podría encontrar algo de ropa.

Pero no había nada en el clóset, solo batas. Maldijo, cogió su daga y la metió en uno de los bolsillos de la bata, tomó la metralleta, y salió así a otra habitación en busca de ropa. En medio de ese furor, le pareció escuchar un grito lejano, o varios. ¿La llamaban? Era eso, maldita explosión, tenían los sentidos entumecidos y...

Danielle giró justo a tiempo para verlo. Levantó el arma y disparó dos veces, y así el cuerpo del vampiro que había saltado por alguna de las ventanas cayó al piso, y empezó a agonizar. Tal vez tardaría en morir, tal vez no lo hiciera. Tenía que asegurarse, y de paso ganar más poder. Así que dejó el arma un lado para clavarle la daga en el pecho, justo en el corazón. Lo dejó atrás mientras lo escuchaba gemir de dolor cuando la muerte roja llegó. No tenía tiempo, solo alcanzó a ver como una marca aparecía en su otra mano. 

Uno menos, pero que haya entrado uno significaba que llegarían otros.

"Ni modo, me tendré que quedar así", se dijo resignada. Se acomodó una pantufla y corrió hacia la planta baja, donde se suponía se encontraban los demás. Estaba ya a punto de alcanzar la escalera, cuando todas las luces se apagaron. Y se paralizó.

¿Qué hora sería? ¿La medianoche tal vez? No había pasado nada desde que vivió algo igual a eso, y las sensaciones de ese momento parecían manifestarse de pronto. La sangre, los gritos. Milla. Diego. Respiraba agitada, sintió que las manos le temblaban. "No otra vez, no, no, no...", se repitió varias veces, sintiendo que la mente se le nublaba. Tenía que hacer algo, cualquier cosa. Tenía que salvarlos esta vez, pero no podía moverse, no podía...

—¡Danielle! 

La voz fuerte de Arabella se escuchó más cerca de lo que pensó. Seguía oscuro, pero los disparos sonaron cerca. Esta vez fue una vampiresa la que se acabó derribada por las balas de la cazadora, quien además acababa de salvarle la vida.

 —Dios, niña, ¡reacciona! Estamos bajo ataque, ven aquí de una vez.

—Si... Si... —Aún nerviosa, Dani corrió escaleras abajo, esquivando el cuerpo de la vampira caída.

Una pantufla se le cayó en el camino, y ya no había tiempo de recuperarla. Llegó al lado de su prima, y sostuvo el arma con fuerza. En su vida anterior, ni siquiera podría cargar esa cosa. Pero en ese momento apenas si la sentía, era ligera y fácil de maniobrar. Casi como un juguete. Almeric le alcanzó municiones, y aunque aún le temblaban las manos, logró recargar el arma. Pronto llegó Lanslet, pero él no sostenía una pistola. No, él tenía dos espadas. Solo entonces cayó en cuenta que jamás había visto luchar a los Montagny, y Arabella se lo había comentado antes: Ellos eran de arma blanca.

—Despejado, no hay nadie más adentro —anunció su primo.

—¿Y los alrededores? —preguntó Arabella, el chico negó.

—Creo que entraron los que pudieron, pero la mayoría está concentrada al frente.

—No tenemos tiempo, en cualquier momento llegarán los bomberos, o la policía —les dijo Arabella—. La princesa Drak y su bebé salieron a la otra casa, deben estar allá.

—Entonces si llegó el bastardo de Jack —murmuró Almeric—. Si quieren ir a rematar a los que quedan, o a Jack, tenemos que movernos ahora mismo.

Todos asintieron, incluso ella. La cabeza le daba vueltas de solo pensar cómo demonios iban a explicar la sangre, los cuerpos, la explosión. ¿Cómo manejaba su familia esas cosas? ¿Funcionarían los contactos de su padre? Esta vez no lo creía. Esta vez en verdad todo parecía el fin del secreto.

—Andando —dijo Arabella, dando el primer paso para salir, los demás lo siguieron. Pero a ella no la dejó—. Tú te quedas aquí.

—¿Disculpa?

—Mira cómo estás, ¿crees que vas a poder luchar así? Tal vez Jack sea menor que Aliz, pero yo no me creo que el hijo de perra haya venido hasta aquí para enfrentar a la princesa Drak sin un as bajo la manga. Así que te quedas, y punto.

La dejó con la palabra en la boca, pues los tres cazadores salieron con rapidez de la casa. ¿Así que tenía que quedarse escondida y nada más? ¿No se suponía que era una maldita cazadora? Ella también quería vengarse de Jack, ese desgraciado fue el que planeó lo de Milla y Diego, se merecía todo su odio. "Pero tal vez deberías vestirte, ahora que te dejaron", pensó con fastidio.

Una parte de ella sabía que no iba a obedecer. De hecho, sus pies empezaron a andar solos hacia la puerta. ¿Quedarse acorralada en esa casa con los vidrios rotos? ¿Sin luz? ¿Sin nada que la protegiera? Estaría mejor con los demás, al menos así podrían cubrirse las espaldas. Y no solo eso, había otra cosa que no lograba entender. Un extraño presentimiento que cada segundo se hacía más fuerte, y así fue hasta que se convirtió en una certeza.

"Aliz". Esa fue la única palabra que llegó a su mente. No entendía que era eso, ¿acaso parte del vínculo que tenían? ¿Por qué de pronto estaba tan inquieta? Tanto, que quería correr. Quería ir a esa casa y saber lo que estaba pasando. Detenerlo. Salvarla.

Gruñó con molestia, ¿cómo era posible eso? Aún después de todo lo que pasó, de ser consciente de que no podría perdonarla nunca, ¿cómo podía sentir esa angustia en el pecho y pensar en ir a ella? No lo entendía, pero ya era tarde. Corrió con sus armas en la mano. Corrió a por ella. Ese parecía ser su único destino.


**************


No fue su instinto lo que la salvó, ojalá pudiera decir eso. Al contrario, se sintió degradada cuando Jack le pidió que esperara al otro lado del bosque y que vigilara. Ella, que estuvo todo ese tiempo guiando y participando de todos sus planes, de pronto sintió que el asesino inglés decidió ponerla en su sitio. Que no se creyera mucho, apenas era una niña vampira, cronológicamente hablando. Y ella soportó la humillación con molestia.

Jerika se la pasó rumiando un rato, al menos así fue hasta que escuchó la explosión. Al principio no lo entendió, ¿cómo era posible eso? Hasta donde sabía, todo estaba saliendo a la perfección. Lograron averiguar el lugar donde escondían al otro hijo de Aliz Drak, y la venganza seguiría. Con suerte, la próxima captura sería la de la muchacha Bautista. Y de pronto eso.

La vampira estaba boquiabierta, asimilando que muchas de las personas que conocía estaban dentro de esa casa que acababa de estallar. Algunos ya estaban muertos, y otros pronto lo estarían. "Jack", se dijo. "El miserable no pudo sobrevivir". ¿O si? Tenía que asegurarse.

Apenas dio unos pasos hacia allá, cuando otras figuras le hicieron el encuentro. Era Arthur, el brujo del aquelarre Relish. Y no llegaba solo, dos hombres con aspecto igual de sombrío que él lo acompañaban. A juzgar por los símbolos que llevaban, y que ya había aprendido a identificar, pudo saber que esos también eran brujos.

—Esto ya no pinta nada bien —le dijo Arthur—. Si quieres quédate aquí, iré a ver qué puedo hacer.

—Ni loca, voy contigo —respondió, avanzando a su lado. 

Lo único que Jerika entendía era que los cazadores habían tomado ventaja de pronto, y ella no era lo suficiente fuerte para matar a un Bautista o Montagny bien experimentado. Así que se aseguraría la supervivencia al lado de esos tres.

—No hagas nada estúpido —ordenó Arthur—. Solo observa, y actúa cuando te lo pida.

No quiso responder a eso. El brujo de pronto creía que podía mandarla, pero ya tendría su oportunidad de imponerse. No había tiempo para trazar nada más inteligente cuando tenían una emergencia en proceso.

Los brujos no eran tan rápidos, cosa que le frustraba. Ella ya estaría allí, ya tendría una mejor idea de lo que pasaba. Tenía que seguirle el paso a esa gente tan poderosa, pero atrapadas en cuerpo de humanos. Poco después lo agradecería. La fragilidad, después de todo, no tenía que ser una debilidad.

Lo primero que oyó al acercarse fueron los quejidos. El jadeo de Jack intentando respirar, pero también el olor a la carne quemada, los gritos lejanos de los que aún intentaban escapar del fuego. Entonces Jerika la reconoció, aunque estaba de espaldas. Solo la había visto una vez y de lejos, pero solo podía ser ella. Parecía tan calmada, tan confiada. Y Jack apenas podía moverse, peor aún, estaba agonizando. La vampira le hacía algo, no entendía, pareciera que era capaz de torturarlo con solo mirarlo. ¿Cómo era posible? ¿Cómo? Era irreal. Incluso en su mundo, que muchos consideraban una fantasía, aquello que estaba viendo era imposible. O eso creyó.

Jerika sabía que poco podía hacer. Si se metía a defender a Jack, acabaría igual o peor. Tal vez tenía que huir, claro que si. Salvarse como la última vez, pero...

Entonces la princesa de los Drak se quejó. Se llevó las manos a la cabeza, se tambaleó. Jerika no entendió al inicio, al menos no hasta que vio a Arthur avanzando con una de las manos al frente. Murmuraba palabras que no podía entender, que parecían una lengua muerta. Ni latín, ni griego, tal vez se trataba de algo más antiguo. El brujo logró detener a Aliz, pero no había terminado.

Los otros dos brujos que también llegaron aparecieron por los laterales. Aliz intentó mantenerse firme, incorporarse incluso, pero los brujos se iban acercando, y Jerika retrocedió asustada. Había visto magia de diferentes tipos en su corta vida, pero jamás una como la de los Relish, que tenían un linaje tan antiguo como la humanidad misma.

Aliz luchaba por incorporarse, sus ojos violetas seguían brillando, pero su rostro fiero de vampira estaba deformado por el dolor. Las venas se le marcaban en la frente, y sus gritos se hicieron insoportables. La energía que podía sentirse en el lugar era arrolladora. Jerika se fue agazapando, sin entender como la vampira podía sobrevivir a esa tortura. Los tres brujos hablaban a la vez, formaron un círculo alrededor de ella. Y de pronto, Aliz cayó. No creía que muerta, pero sí desmayada. 

Aún sorprendida por todo lo que acababa de ver, fue corriendo hacia donde Jack, que parecía agonizar. Si, estaba vivo, pero no pareciera que fuera a seguir estándolo después de lo que sea que Aliz le hizo.

—Sácame de aquí —le pidió Jack, y pronto empezó a toser, atorándose con su sangre. Jerika se agachó para levantarlo, y vio de reojo que Arthur hacía lo mismo con la inconsciente Aliz.

—¿Nos la vamos a llevar? —preguntó ella.

—Una rehén Drak sirve, claro que si —le dijo Arthur—. A ver si a los ancestrales del clan les sigue pareciendo una gracia romper todas las fronteras de caza que se impusieron los clanes más poderosos.

—¿Y los demás? —insistió ella.

—Ya no tienen salvación, así que será mejor que te muevas.

Tenía ciertas dudas, pero también sabía que no podían esperar mucho tiempo. El incendio seguía avanzando, y podrían producirse otras explosiones. Ni hablar de los testigos que de seguro estaban por llegar. Cuando avanzó a un lado con Jack, notó que este ya se había desmayado del dolor. Y fue así, justo cuando se dio la vuelta, que se escucharon las balas. 

Una pasó muy cerca de su cabeza, así que hizo lo que pudo por cubrirse. Al girarse, vio a dos cazadores. Mujer y hombre, parecían tener la misma edad. Uno sostenía una espada enorme que hasta tenía pinta medieval. La otra tenía un arma de largo alcance, la cual sostenía firme, y les apuntaba.

—¿Qué tal si hacen algo? —les dijo Jerika a los brujos, mientras intentaba resguardarse. Tal vez ellos sobrevivirían si les caía una bala, pero ella no. Esas balas estaban hechas para liquidar a seres como ella.

Arthur tuvo que dejar el cuerpo inconsciente de Aliz a un lado, los tres brujos avanzaron juntos hacia los cazadores. ¿Harían lo mismo? ¿O iban a matarlos? Porque no creía que esos dos fueran capaces de sobrevivir a lo que le hicieron a la vampira.

Los cazadores empezaron a acercarse con rapidez. Uno con la espada en alto, la otra, disparando. Pero sus balas no eran esquivadas, sino detenidas. Un brujo puso una barrera de protección, y cuando la cazadora lo notó, se detuvo. Se llevó una mano al cuello, y sacó un amuleto. El hombre hizo lo mismo, los dos parecían estar protegidos contra la brujería. "Pero no creo que a este tipo de magia, chicos", se dijo ella con cierta gracia. Porque si, casi podía verlos caer.

Esta vez los hechizos entonados fueron distintos, sonaron como un canto, pero el idioma seguía siendo aquel tan antiguo y desconocido. Los cazadores también susurraron algo, tal vez algún conjuro de protección, pero que no fue suficiente. Tal vez fueron creados con magia, tal vez eso era lo que corría por sus venas. Pero su existencia era una maldición, y la magia siempre estaría sobre ellos.

Aquel par no tardó en caer. Dos menos, y nuevos rehenes. ¿O los matarían? No tenía idea, así como tampoco sabía quien estaba a cargo con Jack inconsciente.

—Es todo, nos vamos —les dijo Arthur. La vampira aún dudaba, cuando sus sentidos captaron otra cosa. Pasos acelerados, sangre, un disparo. Ella se agachó justo a tiempo, y cuando volvió a mirar, vio a tres nuevos enemigos.

Uno era el otro hijo de Aliz, el que se suponía que fueron a capturar a esa casa. El otro, un cazador que sostenía dos espadas. Y la otra... La otra era una imagen difícil de procesar. Una joven cazadora con las marcas de la maldición en sus manos, vestida por apenas una bata blanca. Iba descalza, y sostenía una metralleta. Nunca la había visto en persona, pero sabía quién era. Danielle Bautista-Montagny. La que mató a su amor.

Verla despertó el odio en ella. El rostro de Jerika se transformó, sus colmillos y sus garras crecieron. Gruñó, esa no se le iba a escapar. Esa maldita cazadora fue la que le quitó a Narciso, no podía perdonarla, y aunque muriera en el intento, no se iría sin intentarlo.

Solo que apenas intentó lanzarse al ataque, la detuvieron. Fue Arthur, lo supo. Hizo lo mismo que aquella vez cuando quiso atacar a Diego, la paralizó. Jerika gruñó otra vez, frustrada. Le estaban robando su venganza, y por dentro se ahogaba en angustia.

—Dije que se acabó, es todo. Y nos vamos —dijo el brujo, muy firme y tranquilo. Aún con la rabia corroyéndola, Jerika entendió que, al parecer, ahora los brujos Relish estaban a cargo.

Los únicos que podían moverse eran ellos, los que cargaban los cuerpos de los rehenes. La vampira notó lo que pasaba, así como Arthur paralizó su cuerpo hacia unos días, hizo lo mismo con los tres que acababan de llegar. Al parecer no tenía ningún interés en ellos, ya había conseguido lo que quería.

Se alejaron. Estaba segura de que el brujo no podría mantenerlos en ese estado por mucho tiempo, solo esperaba que fuera tiempo suficiente para largarse. Porque ya se escuchaban las sirenas de los bomberos de fondo, y pronto toda esa masacre quedaría expuesta en El Sirada.



*************

Bueno, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida xddd

Y ya saben el viejo dicho. Cuando algo va mal, Katie puede hacer que vaya peor 😈

He hecho cosas peores, preguntenle a las lectoras de La dama o de Ceni xddd

¿Próximo capítulo? No pasa de esta semana wiiii



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