Before the baby ║ Kookmin/Vmin

By neremet_001

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Precuela de A BABY FOR MINNIE ||Las parejas de colegio no siempre duran. Especialmente cuando se trata de Ji... More

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1: "Alumno nuevo"
CAPÍTULO 2: "Patrulla anticrimen"
Capítulo 3: "Cigarrillos"
Capítulo 4: "Primer contacto"
Capítulo 5: "Hacer novillos"
Capítulo 6: "Secreto polverulento"
Capítulo 7: "Celos y desconfianza"
Capítulo 8: "Beso al ángel"
Capítulo 9: "Sinceridad y confrontación
Capítulo 10: "Explosión de ira"
Capítulo 11: "Corazón dividido"
Capítulo 12: "Olvídate de mí"
Capítulo 13: "Vulnerable"
Capítulo 14: "Necesitado de ti"
Capítulo 15: "Distanciamiento"
Capítulo 16: "Vacío y consumido"
Capítulo 17: "Él 'junto' a nosotros"
Capítulo 18: "Al borde"
Capítulo 19: "Mucho mucho mucho"
Capítulo 20: "Fusión de amor"
Capítulo 21: "Invitación"
Capítulo 22: Señora Park
Capítulo 23: Beso ajeno
Capítulo 25: Tres
Capítulo 26: Trío en acción
Capítulo 27: Los suegros
Capítulo 28: Bebés
Capítulo 29: Placentero recibimiento
CAPÍTULO 30: El principio del resto de nuestras vidas
Extra 1: Atados para la eternidad

Capítulo 24: Ultimátum

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By neremet_001

Jimin


Vomité el desayuno en el inodoro de mi cuarto.

Me dio pena y culpabilidad porque mamá puso mucho esfuerzo en prepararme waffles con crema y frutillas, mis favoritos. Por desgracia, no podía darme el lujo de consumir tantas calorías porque estaba por encima del peso requerido para conservar el papel principal que me tocaba interpretar en la obra de fin de cuatrimestre. Tenía que quemar los gramos de más que coseché por comer compulsivamente y eso implicaba saltarme comidas sin ser descubierto por mis padres.

Me incorporé luego de tirar de la cadena, limpiándome el rastro de lágrimas producto del esfuerzo, y tomé mi cepillo de dientes. Coloqué una generosa capa de dentífrico antes de humedecerla en agua y refregar mis dientes.

La imagen que me devolvía el espejo no era nada halagadora: bolsas oscuras bajo mis ojos, mi rostro carecía de los habituales cachetes regordetes que a Jungkook tanto le gustaba mordisquear y mi piel se volvió cenicienta por no poder tomar sol, pues me la pasaba en el instituto de sol a sol ensayando.

El profesor me confió una vez más el protagónico. Estaba orgulloso de mi progreso hasta ahora y le alegraba darme el espacio que necesitaba para lucirme aunque, en las últimas semanas, mi desempeño comenzó a debilitarse.

Le eché la culpa a mi preocupación por Taehyung, a pesar de que Kook me aseguró que él estaba bien, que habían conversado. Eso no me quitó para nada la ansiedad por saberme responsable. Necesitaba aclarar los tantos por mi propia cuenta. Era la única forma de confirmar que el daño que hice no trajo consecuencias.

Al terminar de maquillar mi desgraciada cara para mejorarla un poco, tomé la bolsa con mi ropa de entrenamiento. Escapé al garaje despidiéndome de mis padres y Jihyun con un saludo escueto.

Mi auto me condujo hasta el estacionamiento del colegio en poco tiempo y estacioné en el primer lugar que encontré. Dio la casualidad que escuché el sonido de una moto detrás y, a través del retrovisor, alcancé a divisar a Taehyung montado en su ruidoso vehículo, deslizándose hasta aparcar un poco más allá.

El calor subió por mi cuerpo al observarle bajar. Se sacudió el cabello largo al quitarse el casco y paseó la mirada hasta estancarla en mi dirección. Lucía malditamente sexy. Despeinado con un toque salvaje, la expresión seria y el uniforme impecable bajo la cazadora de cuero excepto por la corbata, que se ajustaba a su cuello en un nudo mal hecho.

Las mejillas se me enrojecieron y no supe qué hacer cuando cruzó la callecita que nos separaba con las manos en los bolsillos. Mis pulsaciones iban como un vagón de carga a toda velocidad, mi pinta era la peor de todas y ni siquiera había preparado un discurso decente con el cual encararle todavía.

Mi genial idea era escabullirme cual prófugo sin ser emboscado. ¡Qué vergüenza que me viera!

Apagué con rapidez la calefacción seguido del motor, me puse el bolso al hombro, salí y activé la alarma del auto.

—¡Jimin! —alzó la voz a mis espaldas.

Apuré el paso hacia la entrada del edificio, sintiendo el viento helado del invierno en mis huesudas piernas. Tirité por el escalofrío que descendió por mi columna. Si pasaba un minuto más bajo la intemperie, fija que me daría un resfriado por el peso bajo y las nulas defensas.

—Park Jimin —gruñó más cerca, con ese delicioso vozarrón sensual.

Me alcanzó un segundo después, tomándome por el brazo para girarme.

—¿Me estás evadiendo? —ladeó la cabeza.

—Disculpa, no pensé que me estabas hablando a mí —le sonreí con nerviosismo, haciéndome el desentendido.

—Sí, bueno. No sabía que había otros Park Jimin dando vueltas por ahí.

Tenerle de frente, a un mísero palmo de distancia, exudando masculinidad y bajo el poder de una nube espesa de perfume, me hizo suspirar.

—Tenemos que hablar —dijo, liberando mi mano para quitarse la cazadora y colocarla sobre mis hombros para abrigarme.

Aquella sencilla acción nos dejó más cerca uno de otro, lo suficiente como para que pudiera detallar la expresión de su rostro. Se reflejaba agotamiento, dolor, tristeza. Bajo su mirada también se evidenciaba la falta de sueño, tal como me sucedía a mí.

Encorvó el cuerpo en mi dirección y unió nuestras frentes, manteniendo la conexión visual. Sus manos se hicieron puños sobre las solapas del abrigo que me colocó y me atrajo a su pecho firme.

—Hice el esfuerzo de venir a verte porque no aguanto más esto —susurró. Cada palabra se sentía como una caricia cálida sobre mis labios. Me hacía desear aproximarme y devorarle la boca sin descanso alguno, ansiando recuperar el tiempo perdido. Ese era mi primer impulso siempre que se trataba de él.

—¿De qué querías hablar?

—Según Jungkook, quieres un trío, ¿no es así? —se apartó.

Se me escapó una risa seca. Ojalá fuera tan fácil.

—No quiero un acostón con los dos a la vez, Tae.

—Lo sé —me echó una ojeada de arriba abajo con total intención. Acto seguido, se relamió los labios descaradamente.

—No, no lo sabes. Ni siquiera tienes idea de lo mucho que lo siento por lo que sucedió en mi casa. No quería tener que decírtelo de esta forma, sino que quería tomarme mi tiempo para explicarte mejor cómo me siento, lo que espero de ustedes dos y cuál es mi idea. No pensé que mamá sería tan desconsiderada y crearía esta situación.

—Bueno, si hay algo que tengo que agradecerle es por ponerme sobre aviso —se encogió de hombros y rebuscó en sus bolsillos hasta dar con una caja negra de cigarrillos, secuestrando uno para apresarlo entre sus labios y prenderlo con su mechero de metal. Dio una honda calada y liberó el humo a un costado.

—No tendría que haberse metido.

—Lo hecho, hecho está. Pero me avisó un poco tarde.

—¿Por qué? —inquirí, ajustándome la cinta del bolso sobre los hombros.

—¿Por qué crees? Estoy jodidamente enamorado de ti. Soy tan tarado que hasta estoy sopesando la oferta.

—No hice ninguna oferta, todavía —entrecerré los ojos y me crucé de brazos.

—Te dije que no me gusta compartir —exhaló una gran nube gris de nicotina, sintiéndose apenado—. La cosa con Jeon es que, aunque nos estemos soportando un poquito más, no estoy seguro de si aguantaría verlos a los dos follando delante de mí.

—Lo haríamos los tres juntos. Jamás te dejaría a un lado.

—La cuestión aquí es por qué tendría que intentarlo cuando te quiero sólo para mí —volvió a acercarse, engatusándome con sus felinos ojos grises.

Estar en presencia de Tae siempre era intenso, de una forma en que se me metía bajo la piel con extremada facilidad. Me derretía y sometía, por más que él creyera que era al revés.

Había algo que no podía tapar con un dedo, y era que estaba enamorado de los dos. Intentar estar con uno sin poder relacionarme con el otro fue lo que nos trajo a este enorme malentendido en primer lugar.

—Sé que voy a sonar como un hijo de puta —empecé, juntando cualquier vestigio de valor que me quedara en el cuerpo y dispuesto a exponer los hechos—, pero enserio me gustaría que lo intentáramos. Jungkook está dispuesto a ceder, yo pondré mi parte para que podamos estar los tres sin que haya problemas. No podría... —se me quebró la voz al imaginar lo doloroso que sería dejarlo seguir su camino, abandonarlo.

Él soltó una risa ahogada.

—Eres un consentido de mierda, Jimin. Se nota que jamás te han negado nada en tu vida.

Solté abruptamente el aire que había estado conteniendo, pasmado.

—No me mires así, carajo —estalló en apenas un segundo, sin darme tiempo a procesar lo que ocurría—. Estoy cansado, Jimin. Harto de sentirme para la mierda. ¿Por qué me dijiste que me querías si ibas a volver a lastimarme con la misma porquería?

—Tae... —solté con un hilo de voz.

—Tae y una mierda. No tienes una mísera idea de lo que duele —se golpeó el pecho, a la altura de su corazón—. Si ibas a volver a hacerme mal te hubieras quedado con Jeon. Al menos él si respalda tus ocurrencias.

—Yo no quería...

—Lo hiciste, Jimin. Me jodiste la vida —se le atragantaron las palabras—. Hubieras dejado que me consuma, que muera de sobredosis o algo así.

No podía soportar escucharlo decir algo así. Y verlo decidido a seguir ese camino destructivo por mi causa, porque yo lo empujé a eso, me enfermaba.

—¡¿Qué quieres que haga?! ¿Quieres que deje a Jungkook? —le grité, cargado de histeria.

Él arrojó su cigarrillo a un lado, lo pisó y se encogió de hombros.

—Ya no tiene la menor importancia —susurró, volviendo a revivir su antiguo papel de "hombre sin sentimientos". Retrocedió unos pasos, volviendo a dejar una distancia considerable, abriendo una vez más el abismo entre nosotros.

—No me hagas esto, Tae. Dime qué debo hacer —le rogué, con lágrimas desbordando de mis ojos.

—Tienes hasta el fin del receso de invierno para pensarlo. Si para entonces no decides o lo eliges a él, me cambiaré de colegio. No podemos seguir así.

Con la mayor buena intención del mundo, Jungkook puso una película para distraernos. Estábamos en su casa, recostados en su cama y tapados hasta las orejas para contrarrestar el frío, uno encima del otro.

Me gustaba estar en su cuarto porque conservaba el orden y la limpieza. Kook era muy organizado y estricto, no sólo en lo que a sus cosas se tratara, sino también en cada aspecto de su vida. Seguía una metodología para el desarrollo de las actividades dentro de su horario, se preocupaba por hacer las tareas a tiempo y era muy eficiente.

Su sueño era estudiar medicina, por lo que quería ser una persona responsable, que tiene buenas notas en el instituto y mantiene una agenda. Decía que las acciones que desarrollaba ahora lo preparaban para el futuro, y no podía ser más cierto.

En vano intenté seguirle el ritmo a lo que sucedía en la pantalla. Mi mente reproducía sin cesar en mi cabeza la misma escena con Taehyung, y la presión en mi pecho aumentaba.

Estaba negado a que esto fuera una competencia entre cuál de ellos era mejor porque nunca lo consideré una posibilidad. No iba a hacerlo ahora.

Jungkook me atrajo al calor de su pecho con un abrazo bajo las costillas. Mi peso no significaba nada para él tras años de entrenamiento en lucha libre, así que le resultaba sencillo cargar con mi cuerpo.

—¿Otra vez estás con esa dieta? —me interrogó, tras meter una mano bajo mi camiseta y palpar los huesos de mi esternón.

Rayos. No quería otro sermón sobre la importancia de la alimentación para el estudio y el crecimiento. Solía darme muchos.

Intenté apartarlo, pero él fue rápido y me sujetó más fuerte, tumbándose encima de mí para apresarme y evitar que me escabullera.

—Responde —ordenó, mientras inmovilizaba mis piernas con las suyas y besaba mi cuello juguetonamente.

—¡Detente! —chillé en una risa estruendosa. Sus manos seguían bajo mi camiseta y aprovecharon a rascar bajo mis axilas, haciéndome cosquillas.

Era tan natural estar entre sus brazos, sentir la pesadez de su cuerpo encima del mío, sus labios rozando mi cuello y haciéndome suspirar. Era correcto y a la vez insuficiente.

Cuando la situación escaló de un momento divertido a uno donde entraron en escena los besos más húmedos y los roces a través de la ropa, intenté imaginar cómo podríamos funcionar los tres juntos de esa manera. ¿Qué rol tendría cada uno? ¿Cómo sería estar con ambos al mismo tiempo? ¿Sería incómodo, ardiente? ¿Podría tomarlos a los dos al mismo tiempo?

Aquello hizo que me excitara. A pesar de que me calentara la idea, sólo era la parte física de la relación. Tendríamos que encontrar la forma de salir los tres juntos en sociedad, de no ser vistos como fenómenos no solo por el hecho de ser homosexuales, sino por llevar adelante una relación poligámica.

¿Cómo lo tomarían nuestros padres? Me preocupaba si mamá aceptaría a Tae, pues Jungkook era su favorito. Papá no me preocupaba tanto. Él deseaba mi felicidad, así tuviera que entregarme en el altar a un hombre lobo. Y Jihyun era más despierto de lo que pensábamos. Ya estaba en la edad en la que exploraba su sexualidad con toda libertad.

Sabía que la familia de Tae detestaba a los homosexuales y castigaron severamente a su hijo por sentirse atraído por personas de su mismo sexo, entonces ¿qué le harían si confesaba estar con dos hombres al mismo tiempo? Me daba terror evaluar sus reacciones. Eran personas demasiado frívolas e interesadas en su imagen en sociedad. No aceptarían que esta fuera mancillada.

Con Jungkook era otro tema, también. Sus padres me conocían. Presionaría mucho las cosas si Kook se veía obligado a aceptar a alguien más en nuestra intimidad con tal de que yo estuviera satisfecho. No sería justo para él pasar por encima de sus sentimientos.

—¿A qué le estás dando tantas vueltas? —susurró sobre mi oído, besando y mordisqueando el borde de mi lóbulo. Su cadera se molió insistente sobre la mía, presionando mi vientre.

—Estaba pensando si sería correcto para ti que incluya a Tae en nuestra relación —suspiré, girando la cabeza para mirarle.

Él detuvo sus movimientos y se apoyó en un codo para observarme desde encima.

—Te dije que quería que fueras feliz, y si lo quieres también a él, no me molesta.

—¿No estás celoso? —negó—. ¿Ni siquiera un poco? —lo enfrenté. Me incorporé para sentarme en la cama—. ¿No te sentirías mal si tuviéramos que follar y él me lo hace?

Jungkook se arrastró hasta recostar su cabeza entre mis piernas. Le acaricié el cabello, lo desenredé entre mis dedos mientras aguardaba su respuesta. Él me miró desde abajo con una sonrisa en los labios, admirándome con el brillo especial que transmitían sus preciosos ojos al tenerme enfrente.

—¿Te cuento un secreto? Él y yo nos besamos —dijo con su sonrisa divertida.

Casi me desmayo de la sorpresa. Jungkook se rio de mi expresión como si no fuese la gran cosa.

—¿Qué...? ¿Cómo...? —intenté articular, sin poder procesar lo que acababa de escuchar.

—Lo que te debe dejar tranquilo es que lo disfruté.

—¿Ustedes...? —no me atreví a completar la frase. Perspicaz como era, él intuyó por dónde iba mi pregunta.

—No follamos, pero las ganas estaban. Y era mutuo.

Parpadeé desconcertado, sin entender una mierda.

Tae armaba un escándalo porque decía querer exclusividad y apenas me descuidaba, se besaba con mi novio y le tenía ganas. ¿Dónde estaba la lógica en su accionar? ¿Por qué no disfrutar los tres juntos, entonces?

¿Era por mí? Si se trataba de otro él no parecía tener problema, pero a mí no me quería compartir, no tengo idea de por qué.

—¿Estás enojado? —preguntó Kook desde abajo, todavía en mis piernas, sin saber qué reacción mía esperar.

—No lo sé —entrecerré los ojos. Intenté dilucidar cómo me sentía al respecto. Seguía en shock.

Me daba un poco de celos, debía admitir, aunque eran más celos por no haber estado ahí en vivo y en directo viendo cómo mis dos hombres empezaban a superar sus diferencias.

—¿Estás bien? —consultó Kook.

—El maldito me dio un ultimátum porque no quiere compartirme y a ti te acepta un beso. Creo que me estoy volviendo loco —suspiré, confundido.

—Quizás sea un efecto de las sustancias —bromeó al respecto y yo le estiré un mechón de pelo en reprimenda.

—No te burles de eso.

—Está bien, lo siento —se disculpó. A continuación, rodeó mi cintura y dejó un beso en mi vientre a través de la ropa, en forma de gesto en son de paz—. Nos queda convencerlo. ¿Cuánto tiempo tenemos?

—Hasta fin del receso.

Eso nos dejaba con esta última semana de clases sumándole las dos del receso.

—Lo lograremos —me sonrió grande desde abajo, mostrando sus pronunciados incisivos.

Kook lucía tan seguro de sí mismo que me daba escalofríos. Entonces pensé que quizás... sólo quizás... había una oportunidad de ser felices los tres juntos. 

Aprovecho a hacer mi aparición estelar para no dejar morir esta historia.

Ay chiquis, no saben lo difícil que es ser adulto. No tengo título universitario pero ya quiero jubilarme. Quienes puedan, disfruten de su juventud porque madurar no está bueno 😭

Espero hayan disfrutado el capítulo. Les extrañaba mucho. Pasen una bonita semana mis bellezas! Les quiero muchi 🙈💖

-Neremet-

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