Luke
Se ve tan preciosa bajo los pequeños rayos del sol.
Me he levantado hace un rato, y lo primero que he visto es la cabeza de Emma apoyada sobre mi pecho. Las mariposas vinieron al instante a mi estómago. Ayer por fin me atreví a besarla. Y, joder, ni siquiera pareció real.
Al despertarme, decidí disfrutar un rato más este momento. Estar abrazándola, escuchar su respiración, estar en nuestro lugar de paz... Es como si el destino lo quisiera así.
En cierto modo, también cometimos una locura. Nos quedamos aquí tumbados como si nada. Ella no avisó a sus padres, yo tampoco a los míos. La verdad es que quería escaparme un poco de ellos. Han estado teniendo pequeñas peleas constantes y eso no me gusta. Siempre han sido una pareja que nunca pelean y se aman con toda su alma. No quiero que esa chispa que se nota al mirarlos se pierda.
Emma se remueve un poco en sueños y le doy un besito en la frente. Ella abre los ojos lentamente y bosteza.
—Buenos días, princesa.
—Buenos días—dice frotándose los ojos para acostumbrarse al sol que sale por el paisaje.
Sinceramente, pensé que se iba a levantar, me iba a decir que no había sido lo correcto y que la llevara a casa. Pero no hace eso. De hecho, se pone encima de mi, literalmente. Clava sus rodillas a los lados de mis caderas y me da un beso. Yo, obvio, se lo devuelvo. Cuando se separa y se sienta a mi lado, hecho de menos su contacto.
—Ahora si son unos buenos días—bromea y me hace reír. Sus dedos se enredan en mi pelo rubio y su vista en mis ojos verdes—. Luke, siento decirte esto así de rápido, pero hay que hablar sobre lo de ayer.
—No tenemos que hablar de eso ahora si no quieres. Podemos fingir que no ha pasado nada.
—¿Que? No, ¿como se te ocurre pensar eso? El beso me encantó, fue perfecto. Lo seguí porque te quiero. Te quiero y me gustas mucho. Yo...seguro que no. Y lo entenderé porque soy horrible y un estor...
La callo con un beso. Nos soy capaz de escuchar que piensa así de ella.
—Emma—empiezo—. No sé si lo has notado, pero me gustas desde hace mucho tiempo. Y no eres un estorbo, y menos horrible. Y...llevo queriendo decírtelo desde hace tiempo. Yo también te quiero y me gustas mucho, Emma.
Busco su mirada, ella gira la cabeza hacia mí y sonríe.
—Entonces...¿que significa todo esto?
—No lo sé.
Nos quedamos en silencio, mirándonos.
—Pues podríamos ser pareja—dice ella muy rápido, como si la idea sonara ridícula.
—Es la mejor idea que he escuchado en toda mi vida.
Ella me mira atónita.
—¿Lo dices en serio?—pregunta para asegurarse. Yo asiento y los dos sonreímos de oreja a oreja—. Ay Luke...
Me besa con pasión y se sienta sobre mi regazo de nuevo. Bajo una mano a su cintura y noto como se estremece bajo mi tacto.
Nos quedamos como anoche; Besándonos a pesar de que nos vamos a meter en un buen lío cuando lleguemos a casa. Un recuerdo de la decisión que tomé me viene a la mente, y de repente no la puedo tocar, me siento mal. Me separo de ella.
—¿Tienes hambre? Podemos ir a desayunar.
—Uy sí, me voy a morir si no como nada.
Nos besamos un poquito más y recogemos todo para ir a desayunar. La verdad es que yo también tengo mucha hambre. Paramos en el drive-thru de una cafetería. Ella se pide un batido de chocolate y un croissant mixto. Yo me pido un café y el mismo croissant que ella.
Aparco en frente de un parque. Nos bajamos con las cosas en la mano y nos sentamos en un banco. Mientras comemos, Emma no para de mirar a los niños y niñas correr de un lado a otro. Le pongo una mano en la rodilla, a lo que ella me mira.
—¿Estás bien? Te noto distraída.
—Eh...sí. Perdona, he tenido...no es nada.
—No puede no ser nada si te preocupa o te pone triste. Habla conmigo, sabes que estoy aquí para escucharte.
Ella suspira.
—Es que...—empieza—No sé, Luke. Me ha venido de repente una imagen de Mateo y mía corriendo por el parque, cuando estábamos juntos. Hace tiempo se mudó con su novia y, no sé cómo será cuando nos volvamos a ver. Te tendré que presentar a él y a mis padres y no sé cómo reaccionará. Hay veces que se va de la llamada cuando hablo con él y con Olivia de ti, y eso me hace sentir mal. Sé he no está acostumbrado a que le hable del chico que me gusta o lo que tenga que ver con chicos y, no sé, es frustrante. Oh, pero a Liv le caerás genial. Es la hostia. Siempre me apoya cuando hablo de ti y se queda hasta tarde escuchándome. ¿Estoy hablando demasiado? Lo siento. Me callo.
—Tranquila, te he dicho que estoy aquí para escucharte, puedes hablar todo lo que quieras. Solo espero que, cuando lo conozca, no me mate al dormir—ella ríe ante la broma. Observo sus labios carnosos al curvarse hacia arriba y veo que lo tiene manchado—. Tienes batido aquí—le señalo el labio.
Antes de que se gire a por una servilleta, la agarro de la nuca y la atraigo hacia a mí para besarla.
Estas muy muy pesado con besarla.
Ahora que puedo hacerlo cuando quiera, no voy a desaprovechar ninguna oportunidad.
—¿Acabas de besarme para quitarme un poquitín de chocolate que tenía en el labio?—pregunta con una sonrisita traviesa.
—Puede que sí.
Voy a volver a besarla, pero unos niños y niñas vienen corriendo entre risitas. Una me pincha la rodilla con el dedo varias veces.
—Hola—saluda con voz chillona.
—Hola—saludamos los dos a la vez.
—¿Porque os besáis?—pregunta un niño.
Miro a Emma y tiene una cara sonrojada que dice trágame tierra.
Emma
Trágame tierra.
Vamos a ver cuantas veces vas a decirlo sin que te des cuenta.
—Es porque nos queremos, como vuestros padres—explica Luke.
—Sip, eso mismo—concuerdo.
—Mis padres están divorciados—dice una niña morena.
Ay, pobre.
—Calla Sasha, ¿y porque os besáis con lengua en vez de con piquitos?
Trágame tierra. ¿Como sabe que es un beso con lengua?
A lo mejor hasta sabe que es foll...
Touché.
—Umm, en verdad, no sé responderte a eso—digo yo.
—Yo sí—dice un niño de unos ocho años—. Es porque así sabe mejor, ¿no? Me lo dijeron mis padres.
Ay madre...
Si antes estaba roja como un tomate, ahora parezco lava en acción.
—Bueno, depende de la persona con la que te beses, sabe mejor o peor—explica Luke.
—¿Y que tan bien sabe ella?
Trágame tierra, trágame universo.
Luke se acerca a el niño y le susurra algo al oído. El niño asiente.
—Ya veo—dice como un sabiondo.
—Bueno—intervengo—, deberías ir con vuestros padres o a jugar ¿no?
—Pero sólo con una condición—dice la niña rubia de antes—. ¿Podéis daros un besito más?
Ay dios santo.
—No creo que...—pero antes de acabar Luke me está besando.
Será...
Cuando me separo de él, me está sonriendo traviesamente. Miro al grupo de niños y niñas. Las chicas están sonriendo y lo chicos fingiendo arcadas. La niña me da un abrazito y luego se va corriendo detrás de sus amigos. Yo me giro hacia Luke.
—¿Porque me has besado? ¡Son niños pequeños!
—Pues uno sabía que es un beso con lengua, así que no me regañes.
—Me da igual, ¡siguen siendo niños pequeños!
—Pero tienes que admitir que la niña era súper mona. Admítelo.
Suspiro.
—Está bien, me rindo, la niña era muy mona.
[* * *]
Luke aparca el coche en frente de mi casa. Nos hemos ido hace un rato del parque después de dar un paseo por allí.
—No quiero irme—digo con un puchero.
—Ni yo quiero que te vayas. Ya te hecho de menos.
Suelto un quejido.
—¿Sabes?—empiezo—. Me encanta cuando te pones en plan romántico.
—Contigo es imposible contenerse.
—¿Ves? Eres tan mono...
—¿A si?—se acerca hasta que sus labios casi rozan los míos—. Podría sacar mi lado pervertido.
Enarco las cejas al principio, luego sonrío.
—Me gustaría más tu lado pervertido que tu lado romántico.
—¿Así que te gustan de esos? Bien, seré uno de ellos.
Me va a besar, pero hecho la cabeza un poco para atrás. Termina besándome, porque ni yo me contengo. Es uno lento, como si no quisiera que se acabase nunca. Como si quisiera guardárselo para sus adentros.
—Debería irme. Me espera una charla muuuuuy larga. Nos vemos mañana.
Me despido con un beso corto y salgo del coche. Madre mía, no me creo que tenga la total libertad de besarlo y abrazarlo cuando quiera.
Abro la puerta de casa y me doy de lleno con mi madre, furiosa y tranquilizada a partes iguales.
—¿Donde estabas? Estaba muy preocupada por ti. No me respondes ni a las llamadas, ni a los mensajes... ¿Que te ha pasado? Estás bien, ¿no?
—Sí mamá. Perdoname, el teléfono estaba en silencio.
—¿Y que hacías para tener el móvil en silencio? ¿Estabas drogándote?
—¿Que? ¡No! ¿Tanto desconfías de mi? No me lo puedo creer...
Subo enfadada a mi habitación. Ella me sigue detrás.
—Hija, no...
—Ni hija ni mierdas mamá. No confías en mí. Y eso me duele, me jode. Porque yo siempre confío en ti. Te digo lo que me pasa, lo que siento, ¿y sólo por no venir en unas horas a casa piensas que me emborracho o me drogo? No sabía que tuvieras esa visión de mí. O podría ser peor. Podrías pensar que me estaba tirando a cualquier tío en una esquina.
—Yo no he dicho eso. Y no empieces a ...
—Ni empiezo, ni termino. Es que de verdad que no me puedo creer que me veas así. Tú misma me has visto ser buena hija. Pero, mejor déjame un rato sola. No quiero pelear contigo.
Entro mi cuarto y cierro la puerta. Necesito calmarme. Me he enfadado con mi madre por una estupidez, y yo no soy así. ¿Que me pasa?
Mis manos empiezan a temblar. Respiro hondo y en unos segundos mis manos vuelven a su estado normal. No entiendo que me pasa.
Después de ver un capítulo de Las Chicas Gilmore, un poco más relajada, bajo al salón, donde me encuentro con mi madre viendo la televisión tomándose un café. Rodeo el sofá y me siento, pegando mis rodillas al pecho.
—Perdón mamá. Se que lo que he hecho no ha estado bien. Me he enfadado sin motivo alguno. Lo siento.
Ella me mira y vuelve a dirigirse a la televisión.
—Te perdono por ello, pero yo también debo de pedirte disculpas. Esa pregunta me salió sin más, lo siento—me mira—. Pero ¿vas a decirme dónde has estado? Es lo que más me preocupa.
—Pues...um...bueno. Después del baile Luke me trajo a casa y me cambié de ropa. Luego fuimos al mirador y pasó lo que pasó
Ella trada un segundo en asimilar lo que le acabo de decir.
—¿Te has besado con él?—pregunta con una sonrisa en la cara.
—Sí—enrojezco un poco al recordar sus labios sobre los míos.
—Entonces sois pareja—deduce ella. Ya siento, porque no puedo hablar de repente.
—¿Estás de acuerdo con ello?
Por favor, por favor, por favor.
—Claro que sí, hija. Es el chico que te gusta, no voy a prohibirtelo a menos que sea un mal tipo; de esos que llevan tatuajes y pearcings en todos lados.
No soy capaz de aguantarme la emoción y me abalanzo sobre ella rodeándole el cuello. Ella me devuelve el abrazo, pero cuando notó que solloza sobre mi hombro, le pregunto si está bien y me responde con un:
—Mi niña, te haces mayor. Ya no eres una niña chiquita que me gritaba que había conseguido hacer el pino puente—se separa de mi y se limpia las lágrimas—. Ay, sigo sin creerme que tengas novio. Pero dejémonos de monadas y de lágrimas. Haz unas palomitas y cuéntame cómo ha sido todo.
Me río, pero al final hago lo que me dice. Mientras comemos palomitas, yo le cuento todo. Lo de que él tomó el primer paso, que nos dormimos allí, lo de los niños del parque... Hacía tiempo que no pasaba tanto tiempo con mi madre. Y se siente bien. Pero ya llega un momento en que se pone pesada a preguntar sobre Luke. A ver, yo también haría preguntas, pero es que parece un agente de la FBI.
Un rato más tarde, subo a mi habitación y mi madre a la suya. Leo un rato en mi cama uno de mis libros favoritos con los cascos puestos. Me entra el hambre, así que bajo a la cocina y cojo una manzana que había por ahí. Probablemente esté mala, pero no pasa nada.
Sin miedo al éxito.
Nunca.
Reviso el móvil cuando ya he vuelto a la cama. Tengo algunos mensajes de Elisa y de otras amigas, así que los respondo todos antes de escribirle a Luke que tal le ha ido. No me responde, pero si me hace videollamada. La contesto con una sonrisa.
—Hola—saludo—¿que tal ha ido?
—Hola princesa. Ha ido bastante bien. Mi madre se ha puesto como una loca a hacerme preguntas y ponerse a chillar. No ha parado hasta que le ha dado sueño.
—Pues mi madre igual. Bueno, primero me ha regañado por no avisarle de nada, pero luego se ha alegrado por mi. Por nosotros.
—Me gusta como suena el nosotros.
—Y a mí.
Porque ahora sí hay un nosotros.
—Y...¿sabes cómo se lo dirás al resto? En plan, familia, amigos y eso—pregunta.
—La verdad es que a mis amigas se lo soltaré de sopetón, pero a mi padre, Mateo y Olivia no sé cómo decírselo. Me da miedo como puedan reaccionar.
—Bueno, si a alguien no le gusta nuestra relación, que me busque porque voy a estar contigo guste a quien le guste.
—Ya, ¿y tus suegros y tu cuñado que?
Enrojece un poco.
—Eso es otra cosa—se defiende.
Me río de él y seguimos hablando hasta que me entra sueño. Oh, y también he hablado con su hermana. Es súper mona. Igualita a él. Tiene el pelo rubio y largo acompañado de unos ojos azules súper bonitos. Me ha dicho que le no podía esperar para conocerme y que Luke le ha hablado mucho de mi. La verdad es que yo también tengo muchas ganas de conocerla. Creo que nos llevaremos bien. Además, también es muy fan de Olivia Rodrigo.
¡Queremos conocerlaaaaaa!
Y yo, pero habrá que esperar.
Y tenéis que hacer un saludo.
Eso también. Apuntalo.
[* * *]
Estoy sentada frente a mi ordenador—el que uso para todo—en mi cama. Hemos quedado Olivia, mi hermano y yo antes de la hora de comer para hablar. Y con hablar me refiero a contarles las buenas noticias. Y tengo miedo.
Primero: mi hermano es muy difícil de descifrar. Es de esos que te dan una sonrisa bonita pero que detrás de ella hay un odio increíble. Segundo: Mateo va a querer saber TODO sobre él. Y tercero... me he quedado sin ideas, así que solo son dos cosas.
Aún quedan unos minutos para que llamen, así que veo LadyBug—no judgeis—para ahorrar tiempo. En veinte minutos me empiezan a llamar, así que contesto nerviosa. La cara de Olivia sale en la pantalla. Ella llama a mi hermano para que vaya.
—Hola cariño, ¿como estás?—saluda y mi hermano se sienta a su lado.
—Hola Liv, muy bien ¿y vosotros?
—Como siempre; yo con mi jefe amargado.
—¿Porque no te cambias de empresa? Me refiero a una con un mejor jefe.
—No hay tiempo—razona—. Además, no creo que paguen mejor que en esta empresa, así que da igual. Habrá que aguantarlo. Pero bueno, ¿que nos ibas a contar?
Vale, uf.
Preparada, lista, ¡YA!
—Tengo novio—suelto súper rápido.
Silencio. Todo lo que se oye es silencio.
—¿Quien es?—pregunta mi hermano. Borde.
—¡Mateo James Brown!—le riñe su novia—¡Vas a asustar a la niña! ¿No ves que nos está diciendo algo importante?
—Me importa una mierda. Quiero saber quien es. ¿Es Luke? ¿Es ese niño del que habláis todas las noches?
—Sí—respondo.
—Joder...—susurra y se levanta, encerrándose en la habitación.
—Perdóname cariño—se disculpa ella—. No sé porqué ha reaccionado así. Pero me alegro por vosotros dos. Hablamos esta noche, ¿vale? A ver si puedo razonar con tu hermano.
—Claro. Hasta esta noche.
Cuelgo. Mierda, sabía que se lo tomaría a mal. Pero tampoco tenía que reaccionar así. No lo conoce, Luke no se merece ser juzgado sin que siquiera Mateo haya visto una foto suya. Frunzo el ceño, enfadada, y me pongo ropa de deporte. Saco mis auriculares del cajón de la mesita de noche, los conecto al móvil y pongo música. Bajo a la entrada y, como no hay nadie, no avisó de que saldré a correr. Eso siempre me despeja.
Empiezo a recorrer las calles, viendo algunos coches pasar, gente paseando a sus perros...yo siempre he querido uno, pero la alergia de mi madre nunca nos lo permitió.
A los tres kilómetros, paro en una tienda de alimentación y entro para comprar una botella de agua. Saludo a la dependienta y me adentro en el local. Las bebidas están al fondo, así que cojo la botella. También cojo unos helados de coco y otros de mora para guardar en el frigorífico de casa. Y de paso, compro unos Sour Patches para Luke, ya que son sus chuches favoritas. Pago todo y, como estamos a finales de otoño, no tengo que coger un taxi para que no se derritan los helados. En vez de eso, me voy caminando. Bebo un poco de agua y la vuelvo a guardar en la bolsa.
En una hora llego a casa. Meto los helados en el congelador y subo con los Sour Patches a mi habitación. He decidido que, como mañana es sábado y no tengo entrenamiento, puedo avisar a mis amigos y amigas de ir a algún sitio. Escribo por el chat "THE SEXY FRIENDS"—nombre hecho por Jack, no por mi—, donde estamos todos.
Subo a mi habitación y me meto en el baño cantando Columbia, de Quevedo. Me quito la ropa sudorosa y la meto en la ropa sucia antes de bañarme con agua templada. Un rato más tarde, me envuelvo el cuerpo y el pelo con toallas. Me meto en mi pijama de algodón de manda larga y pantalones anchos antes de sentarme en mi escritorio. Últimamente se me ocurren muchas historias que me gustaría leer en algún libro, así que las apunto para encontrar alguno con ese trama.
No os voy a mentir, soy una aficionada a la lectura. Tengo una estantería ancha y alta justo al lado del escritorio llena de libros; desde Romeo y Julieta hasta la saga Crave y muchos pero que muchos más. Mi madre dice que es una pérdida de dinero comprar tantos libros, teniendo en cuenta que los puedo leer en Wattpad, pero no es lo mismo leer en digital que en físico. Con la segunda opción, me doy la libertad de poner posits, marcar mis frases favoritas, llenar las hojas de corazones o de simplemente releer las frases una y otra vez. Y, con todo esto, es por eso que me gustaría escribir libros. Me gustaría parar en una cafetería con mis amigas y ver a alguien en una silla leyendo atentamente mi libro. Que de repente me mire y se quiera hacer una foto conmigo. Que me digan "me encanta tu libro, me relaciono mucho con el", o "eres una gran inspiración para mi", o también "me encanta el trama de tu libro, disfruto con cada párrafo, de verdad". Sería una gran sensación. Pero lo malo es que nadie sabe de esto. Nadie. Siento que, si cuento mi sueño de ser escritora, la gente se decepcionará y me dirá que no valgo para nada. Algún día me enfrentaré a ello.
Al escribir lo que quería en un documento, recibo varios mensajes del grupo. Chateo con ellos hasta la hora de la cena, discutiendo sobre dónde podemos quedar mañana, ya que todos pueden. Escucho un coche aparcar en la entrada. Escribo a toda prisa que podemos ir a la pista de hielo antes de bajar a la entrada. Abro la puerta y la cara de mi padre me recibe. Me sonríe y le abrazo.
—Hola papá—saludo.
—Hola hijita, ¿como estás? ¿Que tal el novio?—bromea, pero ahora que caigo en cuenta, ya no es ninguna broma.
—Bien—respondo temiendo su reacción.
Él se gira hacia mí con una ceja enarcada y los brazos cruzados sobre el pecho.
—¿Que has dicho?—pegunta.
—Que mi...novio está bien.
—¿Como así que tienes novio?—saca su acento Colombiano.
—Umm, sí. Se llama Luke, es muy buen chico.
—Eso lo decidiré yo. Oh, espera, ya lo he decidido, lo es.
—¿Lo es?—esta vez soy yo la que se cruza de brazos—pero si ni siquiera lo conoces.
—¿Como que no?—dice quitándose la chaqueta, dejándola en el perchero—. Si vino aquí un día que estabas entrenando.
Abro mis ojos como platos, pero vuelvo a mi postura normal.
—Y...¿que os dijo?—pregunto.
—Oh, pues nos preguntó si tenía nuestro permiso para poder ser tu pareja. Fue muy amable de su parte preguntar, eso le suma puntos.
—¿Que hizo qué? Voy a hablar con él tarde o temprano porque no me dijo nada.
—Ya, Bueno, no pasa nada. Mientras el tenga mi aprobación, no pasará nada. Y, como la tiene, puedes quedarte tranquila.
Suspiro y entro en la cocina para servir unos trozos de lasaña en unos platos para cenar. Hace mucho que no ceno con mi padre. Cuando comenzamos a comer, sé que tiene ganas de preguntar por todo, así que simplemente le cuento la historia. Have preguntas y yo se las respondo sin problema. Por raro que suene, no me incomoda hablar con mi padre de chicos. Creo que esa es una conexión bonita entre padre e hija.
—Es un buen chico, papá.
—Y tanto que lo parece—concuerda.
—¿Sabes? A veces pienso que es...el indicado.
—¿Lo piensas?
—Sí. Es como una vibra que me pone los pelos de punta, en un buen sentido. Lo veo y a veces mi mente piensa "es él, te prometo que es él".
—Bueno hija, conocerás a muchos chicos en el mundo, no te precipites.
Tomo muy sabiamente el consejo de mi padre. Cuando terminamos de cenar, los dos nos vamos a nuestras habitaciones a descansar. Reviso mi móvil. Al final, mañana estaremos patinando en una pista de hielo.
Hooooolaaaaa. ¡He vuelto! ¿Me extrañabais?
Bueno, solo quiero decir que este capítulo refleja un poco una relación real de una personita muy especial para mi—la canción de arriba del todo es su favorita, por eso la puse—, que ahora mismo está en EEUU de intercambio y que va a tener que superar una relación a distancia de 10 meses con su novio afortunado de tenerla. ¿Y porque se refleja en ellos? Porque al verlos se siente la conexión y el cariño que tienen entre ellos. Cada vez que ella entrelaza sus dedos con los de él, o cada vez que él la besa, es un amor que se transmite a cualquier persona que los vea.
También quiero dedicarle este capítulo de regalo a Nuria, por su cumpleaños aunque ya haya pasado. Nuria, eres una de mis mejores amigas. Una que me aguanta a pesar de todo y que me ayuda con lo que necesito. Eres una inspiración y un apoyo para mí. Gracias de todo corazón por ayudarme con este libro y con todo lo demás.
Y a vosotros, lectoras y lectores—aunque no tenga muchos me da igual—por leer esta historia.
Por cierto, a ver si actualizo los antiguos capítulos para que sean mejores, por lo tanto, si os sale la notificación de que han sido actualizados, es por eso.
Besoooos 💋💋💋
🧸🤍✨
11/08/23 2:02