Una pequeña ciudad en medio de una planicie vacía, con casas de dos plantas, de ladrillos rojos, y calles con veredas de cemento, y árboles preciosos . Una ciudad con poca actividad, con pocos locales comerciales y pocas personas en la calle. Un lugar agradable y tranquilo, pero un poco triste
Adriana era una persona solitaria. Aunque tenía compañeros de clase y amigos, ella se sentía como si estuviera rodeada de muchas personas, pero no tenía a nadie con quien relacionarse de verdad. Su vida era aburrida y monótona, y a veces sentía que estaba atrapada en una rutina. Ella es una mujer atractiva, aunque no se consideraba guapa. Tenía un pelo oscuro, largo y con ondas, unos ojos castaños. Aunque era de estatura promedio, tenía cierta elegancia en sus movimientos. Se vestía con ropa sencilla, pero con un buen gusto. Eso es lo que le hacía verse preciosa siempre. Ella era una persona soñadora y creativa. Tenía sueños y anhelos de ver el mundo, de irse lejos de su pequeña ciudad y explorar lugares nuevos. Ella quería ver las ciudades grandes, con muchas personas, con arte y con oportunidades de trabajo. Era una persona muy sentimental y empática. Estaba siempre consciente de las emociones de las personas a su alrededor, y eso a veces la hacía sentir muy afectada. Se sentía apegada a los animales y a la naturaleza, y a veces se sentía un poco incomprendida. Tenía una gran curiosidad por las cosas y una gran imaginación que nadie la podía entender
Adriana amaba la cultura. Sus sueños eran muy grandes y ambiciosos, pero no tenía los medios económicos para darle forma a todos sus sueños. Ella estaba ansiosa por salir del pequeño pueblo en el que creció y conocer el mundo. Pero ella no sabía que eso iba a pasar dentro de poco