Becky veía el cielo nublado por la ventana del dormitorio.
Las nubes, de un gris oscuro, anunciaban que pronto estallarían.
Eran nubes de nieve, Becky lo sabía.
Una sonrisa se grabó en sus labios, ella amaba la nieve.
Freen vio a la omega sonreír junto a la ventana, y no pudo evitar hacerlo también.
Su corazón se encogió un poco al pensar que le quedaban pocos días para estar junto a Becky.
Como si la hubiera sentido, Becky bajó la vista para mirar su pecho con el ceño fruncido, luego la volvió a alzar para encontrar a Freen, quién estaba bastante sorprendida por eso.
-¿Qué pasa, Freen?
Freen no dijo nada unos segundos, hasta negar con la cabeza.
-Nada, nada...
Freen fue hacia su cama, sentándose en esta, le dolían bastante los músculos y algo la cabeza, pensó que debía ser por toda la tensión de ese día.
Entre las noticias, Becky y su celo, se sintió bastante estresada.
Miró a Becky de nuevo, y sintió los párpados pesados.
El sábado era (junto al domingo), los únicos días que no hacía nada más que trabajar su turno en el supermercado, casi siempre los usaba para descansar o hacer tareas de la universidad, pero ese sábado parecía más especial, ya que era el último que tendria a Becky acompañándola, y quería pasar el día junto a ella y conocerla un poco, ya que, por más que sus lobas se quisieran y ya estuvieran agusto entre ellas, ellas mismas, como personas, eran prácticamente desconocidas.
Un bostezo hizo que mirara la almohada con deseo.
-Becky- la llamó, captando la atención de la chica al instante-, voy a dormir un rato, despiértame si necesitas algo.
Becky asintió, Freen se quitó algo de ropa para quedar sólo con un boxer y una remera, dándole la espalda a todo, mirando a la pared para que no le llegara tanta luz, intentó concentrarse en el olor de Becky en las sábanas para tranquilizarse y dormir más rápido.
A punto de caer dormida, escuchó pasos, sintio las sábanas levantarse un momento y el peso sobre esta a sus espaldas.
Se volteó instantáneamente, recibiendo a Becky, quién se acurrucó en su pecho.
Las manos de Freen rodearon la cintura de Becky instantáneamente, y sin querer, pasaron por debajo de la remera de la omega, acariciando su piel en círculos lentos y tranquilos, mientras que la omega hundía el rostro en el pecho de la mayor.
Freen pudo escuchar cómo la respiración de Becky se hacia un poco más rápida y errante, llegando a creer escuchar jadeos, cada vez un poco más fuertes, y acallados por la omega, mordiéndose el labio.
La mayor recordó el cómo la piel de los omegas se hacía mucho más sensible en su celo, haciendo que un simple tacto como ese pudiera llegar a ser excitante.
Freen detuvo sus manos enseguida al pensar en eso, con los ojos abiertos de más por el nivel de susto, sintiendo que había hecho algo malo.
Fue cuando Becky, alzó su rostro ruborizado y con una sonrisa hacia el de Freen, estaba tan cerca que el aire que expulsó al hablar golpeó sus labios
-Sigue, por favor- pidió, su voz era más suave y dulce.
"¿Voz de omega?" pensó Freen, nunca había escuchado una, aunque sabía de algunos y algunas que la tenían, eran muy pocos.
Becky era una omega muy especial.
Freen sintió el rubor en sus mejillas, su corazón se agitó un poco.
Sintió que eso no estaba del todo bien, Becky no debería estar en todos sus sentidos y de alguna forma sintió que se estaba aprovechando de ella, pero aun así le gustaba.
Becky subió el rostro hacia el cuello de Freen, frotándose en este.
La mayor sintió como cada músculo de su cuerpo se tensaba, comenzó a sentirse cada vez más acalorada, y su corazón latía más fuerte cada vez qué Freen rozaba su cuello con sus esponjosos labios.
Como si lo hubiera pedido, los labios de la omega comenzaron a dejar besos por el cuello de Freen, bajando primero hasta su clavícula, llegando hasta donde el cuello de la remera lo permitía, para luego seguir subiendo.
Los labios de Becky se quedarán más tiempo en el punto entre su mandíbula y cuello, haciendo que un jadeo no permitido surgiera de los labios de Freen, quién luego sentirá la sonrisa de Becky sobre su piel.
Freen sólo estaba paralizada.
Si hubiera sido la Freen de hace años atrás, no hubiera dudado en responderle a la omega con caricias y besos, para terminar teniendo sexo.
Pero con Becky no se sintió capaz de hacer eso, no se quería aprovechar, ella le parecía demasiado buena como para tratarla así, no podía ser de esa forma.
Su corazón latía frenético con los labios de Freen avanzando peligrosamente hacia sus labios.
Primero cerca de la mandíbula, luego en la mejilla, luego un poco más cerca de su nariz, luego en la comisura de su boca.
Becky miró a los ojos de Freen, deteniéndose un momento, la omega tenía los ojos brillantes de una alegría extraña, sonrió un poco antes de acercarse de nuevo.
Freen cubrió su boca con su mano, al mismo tiempo que Becky terminaba con sus labios sobre los nudillos de la mayor.
Becky tardó unos segundos en reaccionar, separándose de la mano de la mayor con el ceño algo fruncido.
-¿F-Freen? - su voz ahora sonaba confundida.
Freen se echó hacia atrás, golpeando su cabeza con la pared, y luego llevando su mano hacia ese punto con dolor.
La mayor no escuchó bien lo que la omega le preguntaba, algo si estaba bien, supuso, o qué había pasado, pero Freen sólo podía insultar para intentar calmarse
-Es "Freen", niña- dijo en vez de contestar lo que Becky decía - así, todo completito.
Becky tenía ojos de preocupación.
-Ya, estoy bien- dijo Freen, con lo que la omega sonrió un poco.
Corrió las sábanas para sentarse en la cama, con las piernas cruzadas y la espalda apoyada contra la pared, Becky se sentó sobre el borde de la misma, girando un poco el cuerpo para verla, con una sonrisa penosa.
-L-lo siento- dijo Becky con voz sutil y baja-, creo que mí loba se emocionó un poco y yo...-
Freen asintió, lo que hizo a Becky detenerse, a punto de decirle que no pasaba nada, Becky la interrumpió.
-Su olor está más fuerte que antes Freen.
Freen no supo qué decir, ni qué pensar, se sintio confundida.
-¿No estará cerca de su celo también?
Freen comenzó a negar.
Se sintió un poco molesta porque sabía que Becky iba a entrar en ese tema de nuevo.
-Yo no tengo celos, Becky- dijo, simplemente, bajando la vista hasta las sábanas-, no desde que me mordierón.
Becky supo que había tocado un tema delicado y que estaba entrando en terreno peligroso, pero tenía muchas dudas.
-¿Puedes contarme de eso?
Freen alzó la vista para encontrar que Becky señalaba su cuello.
La mayor se lo pensó un momento, suspiró.
No sé lo había contado a nadie, nunca, era algo de ella para ella.
Pero los ojitos de Becky la estaban convenciendo.
-Mi madre era de Tailandia pero se mudo a Daegu - comenzó-, mi padre es ... O era, no lo sé ... Parte de la política, trabajaba para el gobierno. Como persona de poder, y adinerado, tenía varias mujeres interesadas en él, algunos omegas hombres, pero no eran su tipo. Como alfa, a él le encantaba estar tan rodeado de opciones, y lo aprovechaba bastante bien. Aunque nunca marcó a ningún omega. Mi madre es una beta, y era una empleada doméstica de mí padre. Quedó embarazada de mí, como no estaban en una relación formal, no tengo el apellido de mí padre, aunque él siempre actuó como tal para mí. Nunca pasé hambre, fui a una buena escuela, siempre tuve un hogar, y nos llevábamos bien. Todo fue bastante bien hasta que cumplí catorce y me presenté. Casi al mismo tiempo que yo, mí medio hermano se presentó también, y tuvimos que estar alejados un tiempo porque no soportábamos el aroma del otro
-¿Cómo era?
Becky no quería interrumpirla, pero estaba curiosa por el hecho de que Freen tuviera un hermano.
-Cerezas y menta- respondió, con una ligera sonrisa-. Él era más que mi hermano, éramos mejores amigos y la única persona que podía confiar completamente. Fue en esos días en que no podía estar cerca de él que conocí a las personas incorrectas- su sonrisa se borró. Becky, créeme cuando te lo digo, si la Freen Sarocha de ahora es una idiota, no hay palabras que describan cuán imbécil era. En ese entonces sólo me importaba el estatus, ellos eran los alfas más fuertes de la escuela, que jugaban a deportes, que tenían a toda chica, o chico, omega o beta que quisieran, y que podrían decir quién era bueno en la cama y quién no. Cómo te imaginas, era mucho peor que eso también. Dirigir las burlas a los más débiles, pelear con otros alfas más jóvenes, y cualquiera que se nos resistiera a una noche de sexo era la víctima número uno hasta que apareciera otra persona que haga lo mismo ...
Miró a Becky con vergüenza.
-Podría estar todo el día, incluso hasta que te vayas, de las cosas que hice a un montón de gente que no se las merecía. Gracias a esta gente, me gané fama, todos en Daegu me conocían. A pesar de ser una flacucha al lado de algunos de estos chicos, era la más fuerte. Mí voz de alfa hacía sumisos a otros alfas, mis gruñidos ponían incómodos a todos, también era bastante violenta, y buscaba mucho las peleas. Hasta que un día enserio encontré pelea.
- Esto pasó luego de terminar el colegio, me había tomado un año para ser una imbécil a rienda suelta, y había comenzado a molestar a esos que yo veía como "amigos", hasta tener unos cuantos en mi contra.
Freen no quería seguir hablando, permaneció con la boca semiabierta y sin decir nada unos segundos, pero la mirada de Becky hacia sus ojos le pedía continuar.
-Se aprovecharon bastante de mí en una de nuestras juntasdas. Yo estaba muy ebria, y algo drogada, y... Sólo me hicieron entrar en una pelea, con un alfa que estaba mucho más despierto que yo. Sabía cómo eran nuestras peleas de alfas, el que perdiera sería mordido, marcado... Y lo intenté, en serio, pero era como si mí cuerpo no me hiciera caso... Y perdí. Ni siquiera sé quién fue porque no lo recuerdo. Sólo sé que en cuanto llegué a casa, y vi una foto de mi familia... Sólo no podría decírselos, no quería. Y sólo hui, dejé Daegu y me subí al primer tren a Busan. Desde el momento de la mordida mí loba huyó, parecía que sólo se escapó. Con ella se fueron los celos, mí olor, mi voz de alfa, e incluso gruñir, se escuchaba tan forzado que dejé de hacerlo. Me hice pasar por beta, no fue nada difícil- una sonrisa amarga cruzó sus labios-. Y no volví a sentir a mí loba... Hasta que te conocí.
Becky sonrió un poco por lo último.
Freen ya estaba amarga, sintió vergüenza por qué la omega ya la conocía, bajo la vista a sus manos, sin decir nada.
Vio una pequeña mano acercándose lentamente hacia su pecho, casi con miedo, sintió la calidez de la misma traspasar la tela de su remera.
Su loba reaccionó al contacto, moviendo la cola con felicidad.
- Tu loba está ahí- la voz de Becky, sutil, hizo que volviera los ojos a los oscuros de la omega.
Freen sonrió un poco y asintió.
- A mí loba le gusta verte- dijo-, siempre aparece cuando estoy contigo.
Becky la miró con una sonrisa, ladeando un poco la cabeza, haciéndola lucir muy adorable.
- A mí loba le gustas y punto- agregó la mayor, con un ligero rubor en sus pálidas mejillas.
Los mofletes de Becky se pintaron de un rojo vivo.
- Sólo falta que tú gustes de mí, P'Freen.