-Me gusta despertarme así -susurro.
-¿Asi como?
-Tan cerca de ti.
Tan cerca de ti/Antonio Hidalgo.
Camino por el centro comercial buscado algo para Edwin.
No estoy decidida.
Entró a una tienda de ropa, observo durante un rato.
Me dicido por unos jogger color negro, una playera blanca y una chaqueta color azul.
En otra tienda compro unos tenis vans color blanco.
Salgo de ahí, mi mirada se detiene en la tienda de relojes. Me detengo y los miro ¿Como seria ver a Edwin con uno de esos? Me paseo por la estantería, escojo un reloj color negro son de esos que pueden utilizar sin necesidad de llevar su móvil.
05 de febrero
Como odiaba que me distrajeran, si distraer, se supone que por ser domingo tendría el tiempo libre sin interrupciones, pero no era así mi lista de interrupciones impedía ver a Edwin.
1.- Salir a correr aunque fuera domingo.
2.- Tenia que lavar el coche de mi hermano (por qué le regué silicona líquida en el cofre, él menso se lo merecía)
3.- Ir a dejar unos papeles a la empresa donde trabajaba, por que el tonto los olvido.
4.- Ir al mercado, por que ya no había casi nada en la nevera ( y por que mi hermano me mandó)
5.- Hacer mis responsabilidades como estudiante.
6.- Estar en una junta que mi padre suele hacer de manera virtual solo para que los hijos sepan como funciona la empresa y asi darte la idea de como la administraras si es que llega a ser tuya. Claro fue horrible pase 2 horas esperando a que terminará.
7.- Ir a dejar un maldito trabajo de álgebra a Katerrine.
8.- Pasar 2 horas insoportables escuchando a Keterinne mientras hablaba de su vida.
9.- Llegar a casa solo para que Oscár me echara una bronca de 1:30 minutos.
Y asi se paso mi día sin ver a Edwin, entro a mi habitación, me asomó por la ventana, la habitación de Edwin estaba oscura.
Ooo no que he hecho.
Me meto al cuarto de baño, me doy una ducha rápida, seco mi cabello, me pongo la ropa interior, busco en mi closet.
Otro problema que me pongo.
Si fuera cualquier cita me pondría lo que fuera, pero hoy no tenia que arreglarme, si arreglarme para él.
Me pongo un vestido ajustado color plateado con escote, (como los odio, pero hay que hacer un sacrificio).
Me pongo unas zapatillas color maquillaje ( cosa que odió, pero que más da) me coloco el rimen, el labial color cafe chocolate, suelto el cabello, tomo la bolsa de regalo, tomo mi móvil, salgo de la casa corriendo.
-Keyla -oigo gritar a mi hermano antes de que cierre la puerta.
-Que te den -mascullo mientras corro a la Suite de al lado.
¡Dios mio solo faltan 30 minutos para que termine este día!
Llamo a la puerta, mientras espero me doy cuenta que se me olvido mi chaqueta, estoy temblando, pero en fin ya es tarde, Daliza la hermana de Edwin me mira de forma extraña.
-Hola Keyla.
-Hola Daliza ¿Esta tu hermano? -mi voz suena tan desesperada, por qué lo estoy, maldita sea.
Entro y ella me lleva a la habitación de Edwin.
-Espero que este bien.
-¿Por que? -preguntó.
-Estuvo muy raro hoy. En fin pasa.
-Gracias.
Entro esta oscuro, escucho a Daliza alejarse, me acerco a su cama, lo veo su cara esta roja.
Ooo no dígame que no lloro por que no pude pasar el día con él.
Me siento en la cama, le doy un beso en la mejilla.
-Cariño despierta.
-Mm ¿Que pasa? -pregunta sentándose mientras frota su cara con las manos, se voltea me mira a los ojos y sin mas me tumba en la cama.
Empieza a besar mis mejillas, mi mandíbula, mi cuello y por último la clavícula, todo mi cuerpo se altera cuando pasa los dedos por en medio de mi pecho, suelto un gemido, lo tomo por el cabello lo acerco a mi, mientras acaricia parte de mi cuerpo.
-Bueno tendré que arruinar esa boquita que me vuelve loco.
Antes de que proteste, me besa como si hubieran pasado mil años, recorre mi piel que emana un calor cada vez que se adentra entre mis piernas, entierro mis manos en su espalda intentando contenerme.
-Edwin ni se te ocurra -digo intentando respirar, ¡Dios mio esto es un tormento!
-Mm esta bien.
Se aparta de mi, intentando recuperar la respiración.
-Edwin perdoname por no haber estado aquí contigo.
-No te preocupes, rezaba por que llegaras en la noche.
-¿Por que? -pregunto ruborizada.
-Tu sabes -dice encogiéndose de hombros.
-¡¡Feliz cumple Pecas te quiero, aunque te odie con toda mi alma!! -exclamo llena de felicidad.
-Eso no es cierto, en una parte de tu negro y oscuro corazón de pollo, sientes amor por mi -corrige abrazándome con fuerza.
-Ten toma -digo ofreciéndole la bolsa.
-¿Que es esto?
-Un regalo para ti.
-Gracias Keyla, pero no tenías que hacerlo.
-Ya lo se Pecas. En fin ábrelo.
Lo abre, saca la ropa, los tenis, la cajita donde esta el reloj y me mira con brillo en sus ojos.
-Mm espero y sea un condón.
-En realidad es un paquete.
-Lo sabía.
-Por que no lo abres y te quitas la duda tu solito.
-Claro -dice rompiendo el papel con que envolví la caja.
Abre la caja se queda mirando lo que hay dentro. Y aquí estoy nerviosa por esperar una respuesta.
-Gracias -me dice sacandolo-. Pero dijiste que era un paquete de condones.
-Solo lo dije para que te dieras prisa.
-Si, como no. Gracias.
-No hay de que es para ti ¿Te gusta?
-Arzul no tenias por que hacerlo.
Claro que si, me costo un montón decirle a Oscár que me diera parte de mi dinero para poder comprarle esto a Edwin, tuve que arriesgar mi vida.
-Claro que si. Además quería verterlo puesto.
Se lo quito, tomo su mano derecha y se lo coloco.
-Te queda perfecto -digo acariciando su brazo-. ¿Por cierto cuantos años cumples? ¿Tres? ¿Cinco? O ¿Seis?
-Adivina -dice con una gran sonrisa.
-Este no se unos veintidós -contestó.
-Oye tampoco estoy tan viejo -dice haciendo muecas de disgusto.
-Entonces no se.
-¿De verdad quieres saber?
-Si.
-Mmm creo que te vas a arrepentir de haber venido.
-Mm ni lo creo, ya en serio dime.
-Mm diecinueve -dice desviando su mirada.
-¿Diecinueve? Pareces de doce ¿No seras vampiro?
-En serio, la gente dice que tengo sesenta, y si fuera vampiro no fuera inmortal pero lástima soy mortal
-Mm pues no creo la gente esta ciega, si lástima.
-Supongo -contesta pegando mi cuerpo a él.
-¿Que pasa Arzul?
No le respondo solo niego con la cabeza.
Empieza a bajar y subir sus manos sobre esa parte. Mis glúteos.
-Edwin no me provoques.
-Me da igual. Además tengo que recuperar el tiempo perdido.
-No eso jamas.
-Nada podrá impedirlo y tu lo sabes.
-Tengo que irme.
-De eso nada. Te vas a quedar conmigo.
-Per...
-Pero nada. Ven.
-Lo dudo, odio dormir sin pijama.
-No hace falta un pijama Arzul -dice abriendo un cajón de su mesita de noche.
-Claro que si.
-Ten toma -me da una sudadera, la desdobló.
-¿Te gusta pokemon? -pregunto mirándola.
-¿Que tiene de malo pokemon?
-No solo decía -respondo encogiendo los hombros.
-Pues no digas además el estampado es de picachu.
-¿Aun eres un niño?
-Me da igual, de todos modos así me quieres.
-Si él joven lo dice.
-Bueno en lo que tu haces tus cosas voy al cuarto de baño.
Lo veo desaparecer, me quito el vestido, me pongo la sudadera y me meto a la cama.
Si alguna vez me hice la pregunta sobre como se sentía dormir al lado de un hombre, si me la hice, pero jamas llegue a terminar mi hipótesis.
No te preocupes hoy llegaremos a la conclusión.
Si claro.
Miro con atención la habitación, mi mirada se queda en la mesita de noche, hay una cajita pequeña la cual abro, hay muñecos pequeños de no se que, bueno solo reconozco a picachu y totoro, pero lo que mas me llamo la atención fue dos muñequitos.
La puerta del cuarto de baño se abre, dejo la cajita en su lugar, y lo veo.
¡Dios mio sáquenme de aquí!
Edwin solo lleva unas bermudas, sin playera, camisa o algo. Y me pongo rara, ya que nunca lo había visto así, solo una vez pero fue de lejos.
-¿Que pasa?
-Mmm nada -respondo nerviosa.
Lo examino, su cuerpo es enorme, es como si fuera creado por los mismos dioses, o incluso ser uno de ellos. Acaricio su brazo izquierdo, me detengo al ver una cicatriz que va de muñeca a su codo.
-Por eso siempre llevas camisa de manga larga o sudaderas ¿Verdad? -digo en susurro con nuestras miradas unidas.
-Si Keyla, es por eso.
-¿Que pasó? -pregunto preocupada.
-No quiero hablar de eso -se acerca a mi, justo en ese momento se me termina el oxígeno.
Puedo oír su respiración agitada, acaricio su torso con sumo cuidado, con delicadeza.
-¿Sabes lo que haces Arzul?
-¿Que hago?
-Provocarme.
-Lo siento -respondo apartando mi mano-. ¿Por qué no tienes tatuajes?
-No me gustan
-En serio, eres raro.
Miro su cuerpo con suma atención.
-Lo se ¿Tú tienes? -escucho decir.
-¿Que tengo? -preguntó confundida pero a la vez nerviosa.
-Tatuajes.
-Mm solo uno.
-¿Donde? -pregunta con curiosidad. Le miro la cara, el cabello húmedo y largo le llega a la altura de su mandíbula
-Arzuuul te hice una pregunta -dice moviendo su mano por mi cara para que reaccioné.
-Perdón ¿Por que tu cabello seco es corto y mojado largo?
-Pues por que me lo seco con la secadora.
-Oh vaya.
-Ven - señaló la cama se sienta y yo me siento en su regazo, tomó la toalla que estaba en su mesita de noche, le seco el pelo, lo divido a la mitad como si fuera un libro, ya que así suele llevarlo, mientras que el sube y baja sus manos por mi trasero.
-Oye. Aún no has contestado mi pregunta.
-¿Cual?
-¿Tienes tatuajes?
-Aam si tengo uno.
-¿Donde?
-En serio quieres saber-digo dejando a un lado la toalla, lo miro a los ojos.
-Si quiero saber.
-Que raro eres, rarísimo.
-Perdon Arzul, ya dime ¿Donde lo tienes?
-En uno de mis pechos.
-¿Que? -¿Dejas que tatuen los pechos?
-No, aam el tatuaje esta un poco arriba de mi pecho, no que esta en mi pecho.
-Aa pues no te explicas ¿Oye puedo verlo? -me pregunta ansioso.
Toma una parte dela sudadera y la empieza a subir.
¿Le vas a enseñar las tetas?
Solo va a subir un poco la sudadera.
Se te olvido que no tienes sujetador.
-Para -pido tomando sus manos.
-Pero ¿Por que? -pregunta confundido.
-Lo que pasa es que no tengo sujetador -balbuceo nerviosa.
-Pero yo quiero ver tu tatuaje no las tetas -dice subiendo la sudadera poco a poco por si me arrepiento, mientras mas sube mas nerviosa me pongo, justo cuando sube la sudadera hasta alla, me llevó las manos a mis pechos cubriendolos. En fin él sigue su tortura sobre mi intentando no tocar mi piel, pero a veces solo lo hace a propósito provocándome un paro cardíaco, se detiene acerca su mano recorriendo el contorno suavemente.
-Es hermoso -dice mirándome a los ojos.
-En serio yo pensando que era horrible -contestó poniendo los ojos en blanco.
-Pues no lo es, es bonito.
-Gracias -digo acercándome a él, le rodeo el cuello con mis brazos, mientras que el baja la sudadera. Apoya su frente con la mía-. ¿Te harías un tatuaje, si te lo pido?
-Por ti hago lo que quieras.
-Lo se Edwin.
-Eres irresistiblemente hermosa nadie te merece, nadie ni siquiera yo.
Escucho eso y todo se esfuma no se que decir, es que siempre va a borrarme del mapa.
Él se acerca mas a mi, me toma por la cintura.
-Te mereces a alguien mejor que yo.
-No -digo negando con mi cabeza-. Tu eres lo mejor que pude encontrar.
Acaricia mi mejilla, yo desvío la mirada a la mesita de noche.
-¿Quienes son? -pregunto tomando la cajita y sacando esos muñequitos que me llamaron mucho la atención.
Mira los munequitos, sin apartarse de mi.
-Pucca y Garu.
¿Y bien ya te acordaste?
Callate donde se entere que es un apodo que forma parte de mi te mato.
No te preocupes moriremos las dos.
-¿Te gusta Pucca?
-No Arzul a mi me gusta Alvin y las ardillas -dice dejándose caer en la cama.
-Que infantil eres -respondo mirando su cara esta intentando no quedarse dormido-. Deberías dormir -digo tapándolo con la sabana.
-Tu también.
-Lo se -contesto tumbandome a su lado.
-Ven.
-Espera...
-¿Que vas hacer?
-Trensarme el cab...
-Yo lo hago -dice sentándose, me siento junto a él, trenza mi cabello con sumo cuidado.
-Tranquilo no soy de porcelana.
-Lo se pero toda mujer es frágil.
-En serio no lo sabia.
-Pues ahora lo sabes.
-Bien ya esta.
-¿Ya?
-Si ven.
Me acuesto junto a él, nos envuelve con las sabanas, me acurrucó junto a él y reposo mi cara en su pecho.
Él acaricia mi cabello esto es tan relajante que los párpados empiezan a cerrarse lo último que escuchó es.
-Ojala pudiera poner en tu pelo la flor mas bella, ojala pudiera regalarte un millón de estrellas, ojalá pudiera regresar el tiempo ser un niño ir a caminar y jugar contigo si me alejaran de ti, yo iría por ti buscaría en el mar buscaría en la tierra buscaría donde fuera...
←★♥∞♥★→
-Arzul nena levántate.
-Diez meses mas.
-¿Quieres morir?
-No, aun soy joven.
-Son las cinco de la mañana.
Estúpida donde tu hermano se entere te hará puré.
Me levanto de la cama a duras penas, también que me la estaba pasando.
-Ten toma -dice Edwin dándome mi vestido.
Me quito la sudadera y me pongo el vestido.
-¿Que miras Pecas?
-Nada Bruja -dice desviando la mirada.
Como aun no estoy despierta del todo Edwin me pone las zapatillas.
-Ya esta Arzul.
-Si. Bueno ya me voy.
-Esta bien, te portas bien si pasa algo me llamas.
-Okey.
Me acompaña hasta la puerta.
-Por cierto ten ponte la sudadera hace frío allá fuera.
Me la pongo y salgo de su casa.
-Gracias por todo Arzul.
-Esta bien de todos modos no queria dejarte plantado.
-Supongo que no.