Cuando todo termine

By karin331912

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No fue mi error conocerte. No fue mi error confiar en ti. Mi error fue no decirte que lo que hacías estaba ma... More

Dedicatoria
Prólogo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Epílogo
Nota del autor

Capitulo 10

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By karin331912


—El arte también es caótico y no por eso es menos bonito.
—Supongo que se puede ser las dos cosas a la vez.
—Bonito y caótico al mismo tiempo.
—Es el arte de ser uno mismo.
—El arte de ser nosotros.

El arte de ser nosotros/Inma Rubiales.

Como suele pasar todos los días vengo de correr.

Entro a casa Oscár no esta, se fue a Canadá, Karely seguramente estará durmiendo. Voy a mi habitación, me doy una ducha me visto, voy a la cocina desayuno tomo mis cosas,  me dirijo al instituto. En el salón veo a Edwin escribiendo en un cuaderno, Josh y Charles platican.

Los saludo y me siento en mi lugar. Edwin me pasa el cuaderno donde ha escrito algo.

¿Como amaneció la maléfica de mis sueños?

Le contesto que bien, como yo también se jugar le escribo.

¿Como amaneció la bestia de mis sueños?

Le paso el cuaderno, esperó la respuesta. Charles y Josh se ríen a carcajadas me volteo, veo a Edwin mas rojo que un tomate.

—Buenos días chicos —nos saluda el profesor George.

Las clases pasan volando, salgo del salón decidida en volver a casa.

—No tan rápido niña —la voz de Edwin me detiene mientras se acerca a mi.

Ooo no se ha enojado.
Tu tienes la culpa.
Ya lo se no me lo recuerdes.

—¿Por que? —pregunto muerta de miedo.

—Ven vamos a la cafetería —me toma por el brazo, camino junto a él, entramos pide un café para mi, y un vaso de agua para él. Nos sentamos en la mesa que esta en el fondo. Nadie habla lo cual hace que el silencio sea incómodo, después de media hora decido hablar.

—Edwin perdoname por lo que te dije.

—Esta bien Arzul fue mi culpa.

—No fue mía.

—Mas bien nuestra nena.

Como siempre esa última palabra hace que mi rubor sea visible.

—¿Que pasa Arzul?

—Mm nada estoy bien.

—¿Segura? Por Dios estas mas roja que un tomate.

—Ya cariño no empieces.

—¿Cariño? Joder me llamaste cariño que cursi.

—Vete al cerro Edwin.

Me acerca y me abraza, descanso mi cabeza en su pecho, acaricia mi cuello, mientras yo cierro los ojos.

—Nena no te duermas.

—No lo hago.

—Ven mejor vamos a casa.

Salimos de la cafetería, me lleva de la mano, pasamos por el parque hay niños jugando con sus padres, me preguntó como seria vivir así, que tus padres dediquen un tiempo para sus hijos.

—¿Estas bien Arzul?

—Estoy bien.

Nos acercamos a una banca que esta en el parque Edwin se sienta, mientras yo me siento en su regazo.

—¿Que pasa preciosa? —pregunta acariciando mi cabello.

—Me preguntaba lo que sienten los niños al jugar con sus padres.

—Es divertido.

—Por lo que veo si, a veces desearía volver a mi infancia, tener una vida como aquellos niños.

—Arzul cariño la tuviste.

—Si la tuve pero mis padres nunca estuvieron ahí —confieso con los ojos de llenos de lágrimas.

—¿Como es posible? Tus padres solo tenían dos hijos.

—Creeme mis padres tienen mas hijos que dinero.

—¿A que te refieres? ¿Tienes mas hermanos a parte de Oscár?

—Si los tengo, pero ellos no son mis hermanos.

—¿Entonces que son? —me pregunta Edwin con curiosidad lo abrazo mas fuerte y continuó.

—Son mis hermanastros Antony Papá y Mamá lo adoptaron cuando estaban por terminar su penúltimo año de universidad, él tenia 5 años, después adoptaron a Iker a la edad de 3 años por último a Lionel, el apenas si era un bebe tenia tan solo un año, después nació Oscar y por último yo.

—¿Por que los adoptó?

—Por que según Mamá no podía tener hijos.

—¿Quieres decir que ni siquiera paso tiempo con ellos?

—Jamas lo hizo se mantenía ocupado en su vida. Además solo lo hizo para poder heredar la empresa.

—¿Que quieres decir?

—No quiero hablar de eso.

—Pero entonces ¿Él nunca estuvo con ustedes? —pregunta Edwin acariciando mis mejillas.

—Nunca lo hizo mucho menos Mamá.

—¿Por que?

—Segun ellos no tenían tiempo para nosotros ¿Tus padres jugaban contigo? —pregunto cambiando de tema.

—Mm si Papá a pesar de no estar mucho tiempo en casa solía reservar un tiempo para pasarlo con nosotros —dice emocionado es como si viera a un niño en lugar de un hombre.

—¿Y tu madre? —decir eso provoco que se borrará su sonrisa de golpe y se tensara.

—Ella se la pasaba trabajando, casi nunca estaba con nosotros. Pero tenia a Papá que era mas importante.

—Tal vez pero yo no tuve a ninguno de los dos —respondo con una voz llena de tristeza.

—Tranquila me tienes a mi. Yo te voy a dar lo que nadie te ha dado, ni te dara después de mi.

—¿Que quieres decir? —preguntó feliz.

—Aa mm bueno lo que yo quise decir, es que yo puedo ser tu Papá —comenta nervioso.

—¡En serio! —grito llena  de emocion.

—Mmm si —me dice asintiendo con la cabeza.

—Esta bien —respondo súper feliz lo abrazo apoyando mi cabeza en su pecho.

—Ven vamos a casa.

—Si Papá Edwin.

Me levantó, él me toma de la mano caminamos por un rato, mi mirada se detiene en la tienda de helados.

—Edwin me compras un helado.

—No Arzul.

—¿Por que no?

—¿Arzul estas viendo el clima? Estamos en invierno ¿Y quieres un helado?

—Mm anda vamos comprame un helado.

—No, hace frío te vas a enfermar, además la fila es enorme solo un loco comería helado en invierno.

Se ve raro, pero me da igual, empiezo hacer mis berrinches diciéndole que voy a estar bien, la gente me ve pero me importa un bledo lo que digan.

30 minutos después.

Voy de regreso a casa comiendo mi helado de vainilla, feliz y contenta pero Papá Edwin viene furioso después de haberle hecho esa escena entre la multitud, me da igual él me dijo que sería mi Papá ahora que se aguante.

—Bien Arzul te veo mañana.

—¿Estas enojado?

—Mm no Arzul estoy cansado eso es todo.

—De mi.

—No mi niña yo jamás me cansare de ti, solo necesito descansar.

—Esta bien ¿Mmm te quedas conmigo? —pregunto con voz tímida.

—¿Y si tu hermano me encuentra?

—Mm no creo se fue a Canadá.

—¿Y Karely?

—Estará en su habitación, casi nunca sale a menos de que sea para ir con Charles. Anda vamos no seas aburrido.

—Arzul no empieces.

—Corre ven no te voy a hacer nada.

—No Arzul sabes lo que pasa cuando dos personas están encerrados en una habitación.

—¿Que pasa? —pregunto cansada de que no me obedezca.

—¿Arzul es que no te enseñaron eso en la escuela, o tus padres o tus hermanos?

—No se de que hablas.

—Dios mío dime que esto no me esta pasando a mi —dice Edwin pasándose las manos por la cara frustrado.

—Si te esta pasando —contesto entre risas.

—¿Te estas riendo de mi?

—No es cierto, yo no me río de ti.

—Pues no te creo bruja —dice con una sonrisa malvada.

—Capullo engreído —digo y su sonrisa se borra de golpe, me mira a los ojos, se enojo.

Ooo tierra tragame y escupeme en el cielo.

—¿Que dijiste? —pregunta con una voz tan fría.

—Mm nada —digo nerviosa.

—Bien para que se te quite no me voy a quedar contigo.

—Per...

—Pero nada adiós.

Se va y yo no tengo mas remedio que meterme a casa ¿Es que todos los hombres son así?

Entro a casa Karely va corriendo, la sigo se mete a su habitación riéndose como una loca.

—Karely abreme o te mato.

—No, no lo haré.

—Ya en serio abreme o traigo a Charles.

—Oye no lo uses contra mi.

—Claro que lo usaré contra ti.

—No, tonta no te voy abrir ni por un millón de dólares.

—Va entonces si no me abres por un millón de dólares que sea por un millón de Charles.

—No además solo hay uno.

—¿Como sabes? Dios mio, es en serio recorreré el mundo y te traeré mas de lo acordado.

Abre la puerta, esta roja como un tomate que empieza a hacer ruiditos como un cerdo cuando se ríe.

Entro la veo y me empiezo a reír como una loca mas del mundo de los locos.

—¿Por que cuando entre saliste huyendo?

—No huí Keyla.

—Claro que lo hiciste. Yo te ví.

—Si tu lo dices.

—¿Me estabas espiando Karely?

—No, bueno la verdad es que si.

—No tenias derecho.

—Claro que lo tengo. Soy tu amiga.

—No, no lo tienes.

—Corre ven no te voy hacer nada —dice imitando mi voz, pero claro ni siquiera llega ni a la mitad.

—Karely no para.

—No se de que hablas —dice dando vueltas por su cama.

—Karely es en serio ya basta.

—Asi pues no.

—¿Segura?

—Segurisima al cien por ciento.

—Sabes que mejor ya me voy.

—Si veté loca.

                         ←★♥∞♥★→

—Hola Keyla.

—Hola Josh.

—¿Oye que le pasa a Edwin?

—Mm no lo se esta así desde ayer.

—¿Por que?

—Ha estado muy callado.

—Asi me parece que esta enojado con Charles.

—¿Por que?

—No se.

—¿Por que no sabes?

—Que no se.

—Claro que lo sabes.

—Ay, no entiendo como Edwin te soporta.

—Èl no me soporta, yo lo soportó.

—Deja investigar.

1 hora mas tardé

—Bien ya busqué en Google, Wikipedia, páginas Web pero no hay nada ¿Que opinas? Intentamos con los optimistas —dice Josh revisando su móvil.

—Te pregunte que tiene no que investigaras en las plataformas que le pasa.

—Claro que me dijiste que investigara.

—-Claro que no.

—Además eres su novia.

—Mmm aja, irónico ¿Cierto?

—Keyla.

—Va pues, me voy amargado.

—Si amargada.

Entro al salón, Edwin esta sentado mirando su móvil.

—Hola Edwin.

—Hola Arzul.

—¿Que tienes?

—Yo nada.

—¿Seguro?

—Si.

—¿Por que te enojaste con Charles?

—Me comí su goma.

—¿Que? —pregunto evitando reírme.

—¿Que de que? —pregunta confundido.

—Solo por eso se enojaron —digo aguantando la risa.

—¿Por que me enoje de que o que?

—¿Como que no sabes?

—No se de que me hablas.

—Edwin esto es serio. Te enojaste con Charles por una goma.

—Yo no dije eso.

—Claro que si.

—Bien si dije eso ¿Por que te ríes?

—Por que quiero.

—Pues no te burles, por que a veces pienso que me tomás por un payaso mas del circo.

—No es cierto Edwin.

—Entonces no te rías.

—No puedo evitarlo.

—Ya Arzul me equivoque.

—No es cierto.

—Claro que si.

—Que no pesado.

—Que si pesada.

—Si quieren pelear allá esta la carretera para ustedes solos —dice Josh sentándose junto a Edwin.

—Tu no te metas —le dice Edwin

—Y si quiero ¿Que?

—Vete a volar.

—No tengo alas —dice Josh moviendo sus manos.

—Pues ya vete buscando unas.

—No pa' que las quiero.

¡Dios mio es que así son los hombres!

En fin aquí estoy como un adorno viendo como se pelean.

—Para volar a ver si caes en los brazos de una bruja —le dice Edwin.

Lo miro crucificándolo con la mirada.

—Vete al cerro Edwin —escupe Josh enojado.

—Estamos en la ciudad Josh.

—Asi pues me da igual.

—A ti todo te da igual.

—¿Y que soy yo no tu?

—Pues entonces vete al cerro.

—Va pues me voy Pecas.

—Charles no digas cosas de las que después te arrepentirás.

—Jamas en mi vida —dice Josh desapareciendo por la puerta.

—¿Pecas? —pregunto evitando reírme, él pone una mueca de disgusto.

—Ya, tu también.

—¿Por que te llamo así?

En repuesta me señala su cara.

—Dudo que sea por eso pecas.

—Ya Arzul o te pondré un apodo que no te va a gustar.

—Si tu lo dices Pecosito.

                         ←★♥∞♥★→

—Hola Keyla ¿Como estas?

—Bien Oscár ¿Y tu como estas?

—Aburrido com...

—Como siempre —concluyó por él.

—¿Que tal las clases?

—Pues mas o menos.

—Mmm ¿Eso?

—Ya me estoy arrepintiendo. Un día de estos iré a dignitas.

—Keyla deja de decir burradas.

—No son burradas, es la verdad.

—¡Loca!

—En fin cuentame algo, estar así hace que me aburran las llamadas.

—Pues ahorita estoy en Florida.

—No se supone que estarías en Canadá.

—Si pero eso fue hace dos semanas.

—Como te odio Oscár.

—Tranquila eso dices ahora, pero mañana sera lo contrario.

—¿Y cuando vuelves?

—Oo mi niñita ya me extraña.

—No es cierto, ojalá y estés perdido.

—Si claro, que aburrida eres.

—No es cierto.

—Claro que si.

—¿Que haces?

—Aqui en la alberca.

—Que envidia. Tu tomando vacaciones mientras yo luchó por sobrevivir al semestre.

—Tranquila después darás las gracias.

—Si metiendome al agua en un chapuzón, saliendo con un pescado en la boca.

—En las albercas no hay pescados —me dice Oscár entre risas.

—No, pero si tortugas.

—Vaya alguien esta de humor.

—Agradece, que sino para la otra no te contestó la llamada.

—Vale, vale pues.

—¿Ya cenaste Keyla?

—Mmm hace treinta minutos.

—¿Y tu?

—Igual ¿Que cenaste?

—No te voy a decir por que luego te burlas.

—A ver deja adivinar.

—A ver te escucho.

—Mm pensándolo bien cenaste un Edwin a la parrilla cubierto de salsa.

—No es cierto —contesto rojisima.

—¡Por Dios estas roja como un tomate!

—¡No es cierto!

—Claro que si desde aquí noto tu rubor.

—Bien pues y que además te esta escuchando —digo enojada aunque eso es mentira.

—Keyla mas te vale portarte bien.

—Si claro.

—Ni se te ocurra hacer tonterías.

—Yo no hago tonterías.

—Claro que si.

—Que no.

—Que si mensa.

—Claro que no tarado.

—Que si.

—¿Ya vas a empezar?

—¿Y que?

—Mm nada mejor te llamo mañana.

—Corre andale pues.

Termina la llamada, estoy acostada en mi cama mirando el techo.

Como te odio Oscár.
No eres la única.
Gracias conciencia.

Me llevo el móvil a la oreja una vez más.

—Mm hola Charles.

—Hola Keyla.

—¿Mas problemas con Karely?

—Aa como sabes.

—Es mi amiga Charles ¿O ya se te olvido?

—Bueno en realidad si.

—Bien ¿En que puedo ayudarlo joven?

—No hace falta ser formal Keyla.

—Lo se Charles, lo se.

—Bueno espero no te burles de mi por que Edwin y Josh ya lo hicieron.

—No lo haré.

—¿Es normal sentir mariposas en el estomago?

¡Ay mi madre!

—Mm no se si sean mariposas a veces suelen ser lombrices Charles.

—Eso me dijeron los pesados tu también te vas a apuntar a la lista de mal pensados.

—Yo no pensé nada malo.

—Claro que si.

—Va pues la verdad hay dos teorías según yo la primera el que sientes mariposas cuando estas enamorado. Segundo son lombrices cuando comes muchas golosinas.

—Yo no como golosinas Keyla.

—Claro que si ¿Quien me robo mi bolsita de gominolas ayer?

—Yo ¿Y que? Además le hiciste un berrinche a Edwin pobre llegara a los sesenta años sin darse cuenta.

—Si tu lo dices. Bueno si me vas a regañar mejor habla con Karely ella es mejor que yo.

—Va pues adiós.

—Hombres —digo es voz alta, me paro alarmada por si alguien me escucho pero no hay nadie.

Si supiera la verdad se la diría, pero ni yo misma lo sé.
No sé si son realmente mariposas lo que siento, el pequeño cosquilleo que él me provoca al estar a su lado.

O si solo es una falsa ilusión y como lo dije son lombrices, no se lo que pasa, un momento de felicidad y nada más, un cosquilleo y después un dolor.

Sea lo que sea espero que no me haga daño.









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