Bandolera

By JeseeD1004

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Una Bandolera que le dan por la cabeza y termina perdiendo en su propio juego. Unas risas + algo de drama More

Bandolera
Génesis
Pride
Ben Wa
Desmadre
Postres
Luces. Cámara. Acción
Date Cuanta Amiga
Margaritas
Reagruparse
Parker
Cliff Edge
Ensalada
Honor
Gatas
Sorpresas
La Intensidad Bolleril
La Despedida
Hay que joderse
Abrázame, Ámame, Tócame...
Extra

La Bandolera

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By JeseeD1004






-Que desmadre todo, ¿no? - Amelia comentó mirando a la nada.

Y Luisita solo asintió dándole la razón. - Bueno, pero yo pienso que todo lo que pasó eran los pasos que teníamos que dar para hoy estar donde estamos. -

-Y que seguimos siendo las mejores amigas, ¿no? - Amelia volteó a mirarla con una sonrisa.

Sonrió la rubia. - Las amigas que se besan son la mejor compañía. - Luisita movió las cejas de arriba abajo con una sonrisa pícara haciendo que Amelia se echara a reír con ganas. - Bueno va, me prometes que este es el último tramo de este afán tuyo por contar esta historia laaaaaarguisima y con tanto detalle. -

-Los detalles dan contexto y son la mejor parte, rubia, enfócate. -

-Yo me enfoco, yo me enfoco. -

-Pues vamos allá, agárrate bien de las bragas que lo más seguro es que las pierdas. - Le hizo saber entre risas.

Luisita puso los ojos en blanco. - Imbécil. -

-Oye pues mira, precisamente por ahí quedamos...






Al bajarse de aquel taxi en medio de la calle, Amelia se fue corriendo en dirección opuesta, en un chute de impulsividad pensó que podía ser Patrick Dempsey, encontrar casualmente un caballo y llegar a interrumpir aquella unión que a su modo de ver no tenía sentido ninguno, pero... Sí, siempre hay un pero; a cuatro largas cuadras quedó ahogada y hasta un mareo le iba dando.

Apoyó las manos en las rodillas y se instó a respirar lentamente y así como su ritmo cardiaco se fue ralentizando también lo hicieron sus pensamientos, la adrenalina fue disminuyendo y con ella su impulsividad se fue perdiendo, entonces su mente se vio plagada de miedos. Levantó la vista al cielo y negó con la cabeza, ¿Qué estaba haciendo? Se preguntó a sí misma, entonces se sintió triste y desolada y lo único que le provocaba era tirarse en el sofá, atiborrarse de doritos y ver películas corta venas.

El super plan.

Y eso hizo, llegó a su apartamento, se cambió de ropa a lo más indigente que pudo y se tiró al sofá y por supuesto que la primera película que se tragó fue Made Of Honor mientras su mente le regalaba un montaje musicalizado de todos los momentos vividos con su mejor amiga, recordándose una y otra vez de lo cobarde que había sido al no plantarse allí mismo e interrumpir la boda.

Estaba en los primeros quince minutos de The Proposal cuando alguien llamó a su puerta, refunfuñó limpiándose las lágrimas del rostro y pensó en no abrir ya que no se sentía bien para recibir visitas, pero aún así se puso de pie, abrió la puerta y frente a ella encontró a su rubia mejor amiga luciendo un muy bonito vestido blanco, el maquillaje algo corrido por el sudor y el peinado algo desordenado. - Luisi, pero tú que... ¿qué estás haciendo aquí? - Sus ojos se abrieron escandalizados.

Luisita miró sus fachas, apretó los puños y soltó las palabras que venía a decir. - He venido para decirte que eres una imbécil. - Soltó aquello con la barbilla hacia arriba y la respiración algo agitada por el enojo.

-... ¿Qué? - Antes de que Amelia pudiera decir algo más, Luisita la empujó para abrirse paso en el apartamento de la morena, solo en ese momento se dio cuenta de que estaba descalza. - Flor, pero ¿qué ha pasao? -

Luisita se dio vuelta para enfrentarla. - Ni flor ni hostias, pasa que eres imbécil y estoy muy cabreada contigo... ¡porque eres imbécil! - Prácticamente le gritó.

Amelia sin saber muy bien qué decir, se limitó a cerrar la puerta y mirarla. - Eso ya lo has dicho. -

-Es qué lo eres, eres imbécil por no decirme nada durante tanto tiempo. - Recriminó Luisita y Amelia agachó la cabeza. - Es que a quien coño se le ocurre que vas a esperar hasta el día anterior de la boda para decirme toda esa sarta de tonterías. - Gesticulaba con las manos alterada.

-Oye que no son tonterías, es lo que siento. - Amelia frunció el ceño.

-Ya, lo que sientes. - Se cruzó de brazos.

-Sí y ya te pedí perdón por habértelo dicho anoche, pero es que ya no podía seguir guardándome todo esto que llevo aquí. - Y se apuntó al pecho. - Pero es que además ¿cuándo pretendías que te lo dijera? - Gesticuló ella también alterada ya. - Quizás cuando me estabas pidiendo que fuera tu dama de honor, o cuándo buscábamos anillos de matrimonio. Matrimonio que tendrías con una persona que no era yo ¡Dime cuando! - Le gritó de vuelta. - Porque momento así, fíjate. - Juntó los dedos para mostrarle. - Que tuve que aguantarme y apretar esfínter cada vez que hablabas de lo feliz que eras con esa chica, tanto así que estabas dispuesta a casarte de buenas a primeras y luego largarte a otro país con ella sin mirar atrás. - Gritó con reproche respirando pesadamente.

Luisita negó con la cabeza. - Y se supone que yo debo adivinar lo que estás pensando, lo que estás sintiendo. Yo no soy bruja, Amelia, si tenías algo para decir, debiste hacerlo. -

-Una bruja si que pareces ahora mismo, fíjate. -

-No seas idiota. -

-Idiota tú. - Se la devolvió. - Para ti es muy fácil decirlo, pero no lo es, yo si tuve que verte con alguien más y sonreír de esa forma que parece que la otra persona caminara sobre el agua y salva perritos callejeros en sus tiempos libres. -

-¿Y es que a ti te parece que yo lo he tenido fácil? - Interrumpió acercándose a ella con fuego en los ojos. - Yo he tenido que tragarme como te sobabas a todas las que te pasaban por el lado, como ligabas, como saltabas de cama en cama como la Bandolera que eres, mientras también me aguantaba todo por dentro y me autoconvencía que ya no sentía nada por ti. -

-Pues aplícate el cuento y si tenías algo por decir, haberlo dicho. -

-Claro y que me rechazaras por tu pavor al compromiso y la monogamia. -

-Eso no puedes saberlo. -

-Pero sí que lo sé. - Le refutó. - Te recuerdo que soy tu mejor amiga, te conozco mejor que nadie. -

Amelia la miró de reojo, pero no dijo nada porque sabía que su amiga tenía razón. - Bueno pues da igual, no se puede cambiar nada de lo que ha pasado. - Se cruzó de brazos y Luisita negó con la cabeza. - Tenía miedo, vale. - Apretó los dientes mientras lo decía, pero sus ojos se anegaron. - Todavía lo tengo. -

Luisita caminó hacia ella quedándose a una distancia prudente. - ¿Y te crees que yo también no estoy asustada? -

-Es diferente. -

-Diferente en qué. - La rubia la retó a explicarlo sin pelos en la lengua. - Dime, ¿diferente en qué? -

Amelia se relamió los labios ponderando si decirlo tal cual lo tenía en su mente, pero al final es mejor sacarlo y quedarse a gusto. - Bueno pues que tu te enamoras muy fácilmente, ya está, ya lo he dicho. -

Luisita frunció el ceño sin comprender. - ¿Qué? -

-Pues eso, que vas por la vida enamorándote de todo y todos, todo el tiempo, es una cosa que no comprendo, esa facilidad que tienes para volcarte en una persona y enamorarte tan profundamente como dices hacerlo y luego pasar pagina o a la siguiente persona como si nada. - Lo dijo finalmente con el corazón yéndole acelerado.

-¿Es eso lo que piensas de mí? -

-Bueno es que te enamoras muy rápido y muy seguido, cariño, perdona si no confío mucho en lo que puedas sentir. - Se encogió de hombros.

-¿Y cómo se supone que debo yo confiar en lo que dices sentir tu si la única versión de ti que conozco es a la Bandolera? - Le brindó una mirada retadora.

-Eso no es cierto, conoces todo de mí, sabes quien soy, sabes que jamás hablaría de sentimientos si de verdad no los sintiera, puedes confiar en mi que te digo la verdad. Estoy enamorada de ti, mucho antes de siquiera darme cuenta, ya lo hacía. - Amelia se acercó a ella otro paso intentando hacerla entender desesperadamente.

La rubia soltó una risita algo triste. - Es que no te das cuenta Amelia, me pides confianza, pero tu no confías en mí, tú me conoces también, sabes como soy y puede que siempre me lance sin miedo al vacío cuando se trata de mis relaciones, pero eso es porque no le temo al amor como lo haces tú. -

-Eso no es cierto. - Resopló la morena.

-Oh pero lo es. - Asintió Luisita. - Huyes todo el tiempo en dirección contraria como si sentir fuera una enfermedad o una plaga. -

-Bueno es que lo es. - Volvió a encogerse de hombros y Luisita resopló exasperada. - Ya está Luisita, no le busques la quinta pata al gato, la realidad es que no importa cuan enamorada esté yo de ti, porque honestamente no sé qué hacer con estos sentimientos que a veces siento que me ahogan, yo no sirvo para estas cosas por eso estoy tan cómoda como estoy y ya está. -

Luisita negó con la cabeza de nuevo. - Entonces ¿para qué decir nada? Es que no te das cuenta que te autosaboteas. - Amelia puso los ojos en blanco. - Tienes miedo a sentir y confiar y por eso te autosaboteas y eres una imbécil. -

-Oye ya parale de llamarme así. - Amelia refunfuñó.

-Eres imbécil porque no te das cuenta de lo que tienes enfrente de ti, en tus narices. - Luisita ignoró sus palabras y siguió hablando. - No te das cuenta de que me tienes aquí frente a ti en vestido de novia y descalza dispuesta a todo por ti. - Amelia al escucharla soltó sus brazos y su rostro se suavizó. - Acabo de cometer la mayor locura de mi vida y le he roto el corazón a una bellísima persona y me siento como una mierda, pero también sé que es lo correcto, porque puede que esté asustada de cojones ahora mismo, pero aquí estoy Amelia y aún así no me ves, no te das cuenta. - Su voz se rompió hacia el final de su discurso.

Y Amelia en respuesta en un paso se acercó a ella agarrándole el rostro. - Sí que te veo, no digas eso. - Aseguró mirándola directo a los ojos. - Te veo y eres preciosa. - Repitió afianzando el agarre en su rostro. - Tengo todos estos sentimientos por ti que no sé que hacer con ellos. - Sus ojos se encharcaron.

-Pues sentirlos, tonta, qué si no. - Luisita dijo en medio de una risita.

-¿Y si la cagamos y jodemos la amistad tan bonita que tenemos? ¿Y si la cago y te pierdo para siempre? No me lo perdonaría nunca, flor. -

-¿Tú tienes intención de hacerme daño, Amelia? - Luisita inclinó su cabeza uniendo sus frentes.

Amelia sin soltarla negó primero y habló después. - No, nunca, yo lo que quiero es cuidarte. -

-Pues cuídame queriéndome. - Sonrió colocando sus manos en la cintura de su mejor amiga. - Yo también estoy enamorada de ti, Amelia, desde siempre. - Le dijo en voz bajita y notó como los hombros de Amelia se relajaron soltando un suspiro largo, levantó la vista para mirarla ahora ella a los ojos y le sonrió con ternura. - Se siente muy bien decirlo, tenías razón. -

-Como usualmente. - Amelia respondió con chulería haciendo que pusiera los ojos en blanco. - Me muero de ganas de besarte. - Le confesó mirando ahora sus labios inclinándose ligeramente.

Pero entonces Luisita se alejó. - Pues no puedes hacerlo. - La morena la miró sin entender nada. - Aún llevo mi vestido de novia, chica, siento que estaría profanando el recuerdo de Sofia. - Hizo una mueca.

-Lo que Miss Simpatía no sepa, no le hará daño. - Amelia movió las cejas de arriba abajo.

-Joder, lo capulla es natural en ti. -

La morena ignoró ese comentario y puso sus manos a trabajar. - Además, lo del vestido tiene fácil solución, cari. - llevó las manos a la espalda de su amiga encontrando la cremallera y la bajó muy lentamente mientras seguí clavándole la mirada a su mejor amiga que estupefacta se dejaba hacer, deslizó el vestido por sus hombros hasta dejarlo caer a sus tobillos dejando a su vista la lencería blanca debajo. - Ves que fácil era. -

-Bésame ya, coño. - La rubia se aferró al cuello de Amelia robándole el primer beso.

-El coño te beso, claro que sí. - Le sonrió para después pellizcar con sus dientes el labio inferior de Luisita.

-Puta vida, siempre caigo. - Luisita sacó los pies del vestido y caminó de espaldas sin soltar a la morena.

-Desde que siempre caigas de rodillas frente a mí está todo bien. - Le guiñó el ojo para luego sentarla en el sofá y subir a horcajadas sobre ella. Luisita la miró desde abajo y así desalineada y llorosa como estaba le parecía la mujer más sexy, amasó sus nalgas con gusto. - Uff hace cuanto que tu y yo no follamos. - Preguntó Amelia ondulando las caderas sobre su mejor amiga.

Luisita aprovechó para sacarle la sudadera gris que llevaba puesta. - Demasiado tiempo, necesito que me refresques la memoria. - Dijo mirando a sus pechos confinados en el sujetador.

-Yo te refresco lo que quieras, guapa. -

Y sin más preámbulo se lanzaron a sus bocas como si sus vidas dependieran de ello, Amelia se aferró a la cara de Luisita mientras ésta le quitaba el sujetador para luego amasar sus pechos a manos llenas, sus lenguas salieron al ruedo en un beso que empezó casi que furioso, pero que luego se tornó tortuosamente lento, como dejándose tiempo a saborearse por todas las veces que no habían podido hacerlo.

La rubia empujó el cuerpo de su mejor amiga sobre el sofá quedando ahora de manera horizontal y buscó quitarle el chandal que aún llevaba puesto sin que sus bocas se separaran, cuando de repente Amelia empujó lejos sus hombros para mirarla. - ¿Qué? ¿Qué pasa? -

-Esto no cambia nada, ¿cierto? - Preguntó la morena con los labios ya hinchados. - Quiero decir, seguiremos siendo las mismas, aunque estemos juntas, ¿verdad? -

Luisita le sonrió y le dejó otro beso en los labios. - Sí, seguiremos siendo las mismas, solo que serás mi Bandolera. - Y Amelia sonrió con esa declaración de intenciones antes de volver a besarla.







Se miraron con ternura y conscientes de ese largo recorrido que tuvieron que pasar para estar donde están ahora. - Ah que soy buenísima relatando historias. - Le dio con el codo sacando la lengua Amelia.

-Sí, sí lo que tu digas, flor. - Luisita negó con la cabeza sonriendo. - ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue después de esto? -

-El vivieron felices para siempre, por supuesto. - Se encogió de hombros dando su respuesta obvia.

-Estás viendo mucha comedia romántica. -

-He estado viviendo en una desde que te he conocido, rubia. - Se acercó a ella peligrosamente.

-Quien lo diría...

-..."Que se podía hacer el amor por telepatía"...

Se rieron bajito. - No necesitas la telepatía para eso, aquí me tienes. - Le guiñó el ojo.

Amelia miró entre sus ojos y sus labios dejándole un beso al final. - Hay algo que tengo que hacer antes. -

-¿Qué cosa amor? - Le dejó otro beso ella.

-Creo que ya es hora de borrar Tinder de mi teléfono. - Se echó a reír mientras buscaba su teléfono para hacer dicha tarea.

-Hombre, a buena hora, ya cuando nos acabamos de casar. - Puso los ojos en blanco.

Amelia se rió. - Bueno es que debía estar segura de que te tenía en mi terreno, you knnow. - Y se alejó ágilmente cuando su esposa le lanzó un manotazo al brazo. - Me hace gracia que en todo este tiempo no te importara que marujeara el Tinder no más por el hábito. - Luego de borrar la app dejó el teléfono en la mesita al pie de su lado de la cama.

Luisita se encogió de hombros. - Eso es porque confío en ti, porque te conozco y sé como eres conmigo y lo mucho que me cuidas, no me hace sentir insegura una app en tu teléfono, mentir no sabes y a mi mucho menos, así que .... -

Amelia le sonrió dejándole un beso en la mejilla. - Yo también confío en ti. -

-Lo sé, no tenía idea de lo mimosa que podías llegar a ser, es como si hubieras abierto las compuertas del cariño y ya lo sacas todo hasta sin previo aviso, me encanta. - Besó su nariz.

La morena le sonrió de lado. - Bueno, también sé abrir otras cosas siempre que quieras. - Se mordió el labio y alzó la ceja.

-Y ahí está la zorra que llevas dentro. - Luisita anunció con una sonrisa que le cruzaba la cara.

-Pero te encanta. - Amelia hablaba en sus labios.

-De mis cosas favoritas, Bandolera. - Atrapó sus labios en un beso profundo lleno de suspiros. - Ya me vas a decir para qué grabamos todo esto. - Miró a la cámara que estaba siendo sostenida por un trípode en frente de ellas al pie de la cama en la que estaban recostadas.

Amelia la besó de nuevo, luego su mejilla y por último su clavícula. - Le voy a enseñar el video a nuestros futuros hijos. -

-Muy al estilo de How I Met Your Mother, la gente normal enseña las fotos de la boda. - Dijo entre risas. - Pero ¿qué es esto? Te me vas a volver cineasta o qué. - Luisita dijo abrazándose a su mujer.

-Puede. - Le sonrió en respuesta. - ¿Quieres que nuestra primera peli sea aquí y ahora? - Preguntó con una sonrisa socarrona.

-Ah pero que quieres ser cineasta porno, tu. - La miró de reojo. - No sé porqué no me sorprende nada. - Se empezaron a besar con ansiedad, Amelia agarraba su rostro sin querer dejar de besarla con todas sus ganas. - Oye espera un momento. -

-¿Qué? - Hizo una mueca la morena por la interrupción.

-Que te esperes un momento. - Dijo entre risas la rubia. - Si se supone que esto es para nuestros futuros hijos, cómo coño esperas que...

-Vale, ya lo quito. - Iba a levantarse para quitar la cámara.

Luisita agarró su brazo deteniéndola. - Deja, ya luego lo editas. - Acarició el culo de su mujer con una mano y su mejilla con la otra. - Mejor quédate aquí conmigo. - Dijo con la voz ronca de deseo.

-Mmmm Te va a encantar. - Se lanzó sobre ella dejando caer su peso sobre el de Luisita y así dar inicio a su noche de bodas y al resto de sus vidas.

Y como si de una película se tratara, la pantalla se oscureció y los créditos empezaron a rodar, entonces Amelia comprendió que sí, a La Bandolera le dieron por la cabeza y terminó perdiendo en su propio juego, pero también terminó ganando en la vida.


Fin





___________________________________________

Me duele un poco el corazoncito cada que termino una historia, se echará de menos a esta Bandolera.

Solo me queda por decirles que espero hayan disfrutado de ella tanto como yo de escribirla. Gracias por quedarse y confiar 🙏

Un besito, Alejandra 😘








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