Por Tu Amor ( Saga 3 metros s...

By Malikhey

163K 2.3K 160

Continuación de la Saga 3 metros sobre el cielo More

CAPÍTULO I - HUGO
CAPITULO II - BABI
CAPÍTULO III - GIN
CAPÍTULO IV - LOS CHAVALES
CAPÍTULO V - DIEGO y PERLA: EL PRIMER ENCUENTRO
CAPÍTULO VI - EL SEGUNDO ENCUENTRO
CAPÍTULO VII - CONFESIONES DE AMIGAS
CAPÍTULO VIII - BABI y H: EL REENCUENTRO
CAPÍTULO IX - UNA NOCHE SALVAJE
CAPÍTULO X - EL TERCER ENCUENTRO
CAPÍTULO XI - LA REDENCIÓN DE DIEGO
CAPÍTULO XII - EL GRAN ENCUENTRO
CAPÍTULO XIII - UNA SITUACIÓN DIFÍCIL
CAPÍTULO XIV - UN NUEVO REENCUENTRO
CAPÍTULO XV - REVELACIONES DOLOROSAS
CAPÍTULO XVI - REALIDADES A LA LUZ
CAPITULO XVII -LUCHANDO POR AMOR
CAPÍTULO XIX - UN GOLPE MUY DURO
CAPÍTULO XX - SITUACIÓN INESPERADA
CAPÍTULO XXI - MILAGROS DE AMOR
CAPÍTULO XXII - NOVEDADES EN EL FRENTE
CAPÍTULO XXIII - UNA ESPERANZA DE VIDA
CAPÍTULO XXIV - LA GRAN BATALLA
CAPÍTULO XXV - ADIOS MADRE. SIEMPRE TE AMARÉ
CAPÍTULO XXVI - LA VERDAD SALE A LA LUZ
CAPÍTULO XXVII - LA CONFIRMACIÓN
CAPÍTULO XXIX - EL ACERCAMIENTO
CAPÍTULO XXX - HERMANOS

CAPÍTULO XVIII - CHEQUEOS DE RUTINA

4K 53 0
By Malikhey

Chapter 18: Capítulo XVIII - Chequeos de rutina


Tras ese encuentro entre Perla y Diego, aquella tarde en el festival electrónico, los días transcurrieron. De esta forma, pasó una semana de aquello y Diego continuaría abocado a cuidar de su madre. Por otra parte, Babi seguiría insistiendo con Perla para lograr la reconciliación. A pesar del enojo que había tenido por el encuentro con Hugo, Katina se predispuso a ayudarlas.

Pero si había algo que aun no se terminaba de definir, era la situación amorosa en la vida de Perla. Ella aun amaba a Diego, pero la aparición de Xavier la confundía cada vez más. Para colmo, Babi continuaba creída que Diego era un peligro para su hija. La situación se agravó en el almuerzo:

- Perla, ¿Cómo te ha ido hoy? - preguntó Gustavo

- Muy bien papá. Hoy tuve un examen bien bravo. La verdad, lo he pasado con éxito.

- Bien hecho hija - dijo Babi tratando de capturar la atención de Perla - eso hay que festejarlo.

- Ay má, no es para tanto. Es solo un simple examen. Mejor preparémonos para lo que se viene -dijo Perla, generando una sonrisa en su madre.

- ¿Y qué es lo que se viene? - preguntó Babi.

- Mamá, ¿olvidas que fecha es?

Babi hizo esa pregunta a propósito, logrando de esa forma capturar la atención de su hija. Gustavo se sintió feliz de poder verlas nuevamente dialogando, luego de casi dos meses de cortocircuito. Sin embargo, no duraría mucho.

- Por supuesto que no me olvido pequeña - dijo Babi riendo - ¿Cómo puedo olvidarme el cumpleaños de mi niña?

- Mamá, tampoco soy una bebé - dijo Perla un poco avergonzada.

- Pues te sigo queriendo como tal mi niña. A propósito, ¿Ya decidiste que hacer?

- Si tú me permites, daremos la fiesta aquí. Traeremos a toda la gente que conozcamos, por un lado para celebrar mi cumpleaños y por el otro, para que vosotros tengan una velada agradable con vuestros amigos.

- Eso me gusta hija. - dijo Babi - Por cierto, ¿A quienes invitarás?

- Pues a mis amigas del colegio, a un grupo de chavales del Colegio Militar, a las chicas del gimnasio... y a Diego.

El rostro de Babi cambió por completo cuando lo oyó nombrar.

- Perla ¿Sigues viendo a ese joven?

- Por supuesto mamá. Nos amamos, nos queremos. Y es lo más hermoso que me pasó en la vida.

- ¡Hija, no puedes estar al lado de ese muchacho! ¿No has tenido ya bastante con ese lío con la policía?

- Mamá, eso fue un accidente. El no es una mala persona. Estudia, hace deportes, tiene una vida bien llevada. Aquella noche él me salvó la vida. ¿Eso no cuenta?

Horacio que participaba de la comida al escuchar rememorar esa situación tragó en seco lo que comía, con miedo a que a su hermana se le escape material incriminatorio. Sin embargo, Perla en eso era muy astuta y cuidada.

- Hija, si tu amiga Valeria está de novia con un salvaje, ese es su problema. Tú no puedes pretender lo mismo que ella. Ambas pueden tranquilamente seguir siendo amigas, aun con diferencias. - decía Babi. Horacio bajó súbitamente la mirada, mirando su plato.

- Pero te digo que no es un salvaje, madre - insistió Perla.

- ¡Basta! No permitiré que me vuelvas a contradecir - ordenó Babi.

- Babi, contrólate - intervino Gustavo - Hija, si tú me permites voy a hablar con ese joven. Lo quiero conocer y cerciorarme si es el tipo de persona que dices que es. - dicho esto, la comida continuó en paz. A medianoche, Gustavo buscó el número de Diego en el móvil de Perla y lo agendó para poder concertar una cita con el pretendiente de su hija.

A la mañana siguiente, Gustavo se levantó y se preparó para ir a la clínica a un chequeo de rutina. Luego de realizarse ese chequeo (donde los resultados fueron buenos, respecto a su problema cardíaco), se sentó a descansar en una banca. Se acordó de la promesa hecha a su hija y decidió contactar a Diego para conocerlo.

- ¿Diga? - atendió Diego.

- Buenos días joven. Usted no me conoce y yo tampoco, pero quisiera poder dialogar con usted personalmente - respondió Gustavo con cortesía.

- Pues yo tampoco sé quién es, ni cómo consiguió mi número - respondió Diego.

- Soy Gustavo Vidal, padre de Perla. Y es mi deseo poder conocerlo, joven.

Diego hizo un silencio de asombro al recibir esa respuesta.

- Joven... ¿Esta ahí? - preguntó Gustavo al sentir el silencio

- Sí, mire... Sucede que ahora estoy en la clínica acompañando a mi madre a un chequeo médico ¿quiere dejarlo para esta tarde?

- Disculpe la requisitoria ¿En qué clínica se encuentra?

- En la Clínica de Dios, en la sección oncología ¿Por qué? - preguntó Diego

- Mire joven, casualmente yo estoy en esta misma clínica. Disculpe si llega a ser molestia, pero ¿no puede ser ahora el encuentro?

- Pues de ser así, no veo el impedimento. Venga, lo espero en el pasillo - aceptó Diego.

Gustavo colgó su móvil y se dirigió hacia oncología. Al llegar al pasillo, descubrió a Diego sentado solo, esperando la salida de su madre. Se acercó y se presentó:

- Buenos días joven, soy Gustavo Vidal

Diego se incorporó y saludó

- Buenos días. Soy Diego Olivera Mancini. No tenga miedo en tratarme de "tú". Dejemos el formalismo de lado - saludó Diego y dicho esto se sentaron para dialogar. Gustavo se sorprendía de la libertad que percibía dentro de ese muchacho y el hecho de que acompañe a su madre a un chequeo médico, provocaba que reciba un tanto de ese joven que pretendía a su hija.

- Muy bien señor, usted dirá el motivo de este encuentro - dijo Diego tratando de romper el hielo.

- Bueno pues... Debes saber que estamos en proximidades del cumpleaños de mi hija ¿no?

- Así es. En realidad quien me ha informado de ello fue mi prima Valeria, ya que pretendo una sorpresa para Perla ese día. - dijo Diego

Gustavo se sorprendió gratamente al conocer que Diego y Valeria eran primos y continuó:

- Mira, no es que quiera prejuzgarte, pero es mi intención poder conocerte, joven. Mi esposa lamentablemente no tiene una buena visión de ti, respecto a las cosas que sucedieron en los últimos días. Pero te veo hoy así, impaciente, preocupado, esperando por tu madre. Y esas no son actitudes de un muchacho rebelde. - decía Gustavo.

- Señor, creo que ya conozco esa novela. Ya la habré visto una y mil veces en la televisión catalana. Un joven de clase media baja, que se enamora de una joven de clase alta y que recibe el asedio de la madre de su amada, porque no lo considera de su conveniencia al no ser de su misma clase social. -respondió Diego con cierta ironía - Si ustedes supieran las cosas que sería capaz de dar por el amor de su hija, se convencerían de que no la quiero para otra cosa que no sea amarla.

Gustavo comenzó a sentirse que entraba en confianza con su joven interlocutor. Diego por su parte siguió con lo suyo.

- Señor, si no se tratara de clases, entonces usted estaría casado con alguna de estas bonitas enfermeras, en lugar de vivir con su mujer, rodeado de fortunas y casi sin tiempo para el amor. ¿No lo pensó así alguna vez? - planteó Diego.

Ese comentario incomodó a Gustavo, quien lo miró con un gesto reprobante. Diego percibió la indirecta, pero continuó:

- ¿Me va a decir que no vive así?

- No te lo negaré. Pero tampoco es para decir que no amo a mi mujer. La amo desde que la conocí. De joven era igual a Perla. Pequeña, frágil, llena de vida. Nunca medí a la gente por su clase social. Sin embargo, tienes razón. A veces cuando los intereses se mezclan, sufrimos demasiado.

Diego se sonrió por haber conseguido llegar a Gustavo. Al hacerlo, decidió contarle la verdad respecto a lo que había sucedido. Gustavo se sorprendió al conocer con lujo de detalles lo que realmente había ocurrido aquella noche en el puerto y el escape que tuvieron hacia la casa de fin de semana, antes de la detención.

- Vaya, has jugado tus pelotas por mi hija. Eso merece mi atención y felicitación.

- Se lo agradezco, señor. Pero considero que es lo que una persona cabal tiene que hacer por una dama y más aun, si esta es la mujer que ama.

Gustavo se sintió gratificado de haber conocido a un joven tan cabal como Diego. Sentía que no existían motivos válidos para objetarlo como lo hacía Babi. En él veía una completa confianza.

Tras esa charla, observó la hora y se dispuso a marcharse.

- Joder, que se me está haciendo tarde. Realmente me llevo una buena impresión tuya, muchacho. Espero puedas sorprender a mi hija este miércoles. - dijo levantándose.

Diego hizo lo mismo y estrechó fuertemente la mano de Gustavo, en un verdadero pacto de caballeros.

- Le aseguro que usted no se arrepentirá de mí. Espero poder llegar de la misma forma hacia su esposa. - dijo Diego despidiendo a Gustavo, cuando en ese momento apareció Gin, saliendo de su chequeo. Gustavo la reconoció.

- Buen día. ¿No es usted la mujer que dialogó conmigo hace cosa de dos meses atrás?

- ¡Sí! ¡Qué grata sorpresa! - dijo Gin - ¿Qué hace por aquí?

- ¿Vosotros se conocen? - preguntó Diego completamente desconcertado

- Nos conocimos aquí luego de conocer nuestras dolencias - respondió Gustavo - Señora, su hijo es una persona de bien. Cuídelo mucho. Hoy en día escasean los hijos responsables.

- ¿Y vosotros de donde se conocen? - preguntó Gin.

- Madre, Gustavo es padre de Perla - respondió Diego - ¿recuerdas a Perla?

- Si, por supuesto. - Dijo Gin - Es un gusto volver a verlo, Gustavo.

- Pues ahora sí, me voy doblemente gratificado. Cuida mucho a tu mamá, muchacho. Eres una gran persona. - Saludó Gustavo y se retiró.

Diego y Gin hicieron lo propio con la información de que Gin tuvo una leve mejoría, aunque su leucemia seguía revistiendo gravedad.

Esa mañana Gustavo sorprendió a todos volviendo a casa. Entró como un custodio de la Reina de Inglaterra y fue a descansar a su escritorio. Fue así como lo encontró Perla, quien no había ido a clases.

- Papá ¿Qué haces aquí?

- Eso mismo pregunto ¿Qué haces aquí?

- No me sentía bien y mamá me dejó quedarme. ¿Y tú?

- Tengo una buena noticia para ti hija. Prepara toda tu lista de cumpleaños que haremos la fiesta más grande que jamás se haya conocido. Y NO OLVIDES A NADIE - dijo Gustavo remarcando esta últimas palabras. Perla no comprendía, pero por las dudas hizo caso a lo que le pidió su padre.

La semana pasó y con ella, llegó el día miércoles. Era la fecha de cumpleaños de Perla. Sus padres y Horacio la levantaron agasajándola con un gran desayuno. Esa mañana la había pasado muy bien como en cada cumpleaños, siendo esta de manera especial, ya que se trataba de la decimoctava vez que recibía un desayuno de este tipo. Tras la alegre reunión familiar, Perla volvió a su alcoba para prepararse finamente para irse al colegio. Esa mañana, Gustavo decidió tomar a su cargo la responsabilidad de llevar a Perla. Cuando llegaron, Valeria y Valentina esperaron a su amiga afuera para recibirla. Pero la sorpresa mayor, llegaría después. Detrás de las jóvenes, Diego asomaría llevando una rosa roja entre sus manos:

- Feliz cumpleaños, mi amor - dijo entregándole la flor.

- Diego - dijo ella recibiendo el obsequio - ¡Muchas gracias, es hermosa!

- No tanto como tú, princesa de mi cuento infinito -dijo él. Ella lo abrazó y quedó así junto a él.

- Ven, tengo algo para ti. - dijo Diego invitándola a salir. Subieron a la motocicleta y partieron rumbo a la ciudad. Allí, Diego la llevó a pasear por diferentes sitios y terminó el recorrido en el Café Francés, donde la invitaría a desayunar por segunda vez. Cuando se disponían a hacerlo, Diego empezó el diálogo.

- Perla, quiero que sepas que desde que te conocí, no puedo dejar de pensar en ti. Siento que mi vida no tiene sentido si no estás. Siento que me falta todo en la vida si no te tengo al lado. Eres el amor de mi vida y has dado mucha luz a mi espíritu. Te amo. Te amo de verdad.

- Diego, todo lo que me dices es bello. Me encanta saber que significo mucho para alguien. Pero quiero que sepas que me siento confundida con todo. Desapareciste durante dos meses. No supe más nada de ti. Creí que iba a perderte. Me sentí desprotegida. Ahora vienes, te me apareces nuevamente, desordenas las cosas en mi mente. No me siento segura de esto.

Estas palabras hacían que Diego se ponga en guardia. Entonces decidió insistir:

- Pero te amo. Mi sentimiento por ti no ha cambiado. ¿Qué sucede? ¿Es ese tipo que has conocido durante estos días?

- Mira, no lo sé. Xavier no es mala persona. El solo es un amigo que se me acercó en un momento complicado, nada más.

- Pero algo te debe generar. No puedes sentirte confundida así sin más.

- Por favor, no me presiones. Te lo pido - pidió Perla.

- Está bien - dijo Diego muy molesto - no voy a presionarte. Pero no me pidas que abandone mi lucha por tu amor. - dio esto, terminó levantándose de la mesa.

- Diego por favor no te enojes - suplicó Perla.

- ¿Quieres que festeje? ¿Quieres que celebre que estas conociéndote con otro, mientras muero de amor por ti? Me prometí luchar por ti. No pienso bajar los brazos. - dicho esto llamó al mesero, dejándole dinero para pagar la cuenta. Salió a la calle y fue en búsqueda de la moto. Perla salió detrás suyo y lo tomó por la espalda.

- No seas pendejo. ¡No hagas estas idioteces por favor! - lo retó

- Déjame solo. Necesito pensar mejor. - dijo Diego calzándose el casco.

- ¿Pretendes dejarme sola aquí?

- ¿Qué? ¿Acaso no lo tienes a Xavier para que te lleve y traiga?

- ¡Por favor párale ya! ¡No tengo como volver!

No había alternativa. Diego dejó que suba a la motocicleta y fueron de regreso al colegio. Durante el viaje iba meditando acerca de su actitud. Fue muy duro con ella tratándola de esa forma. Cuando llegaron, bajó de la moto y trató de volver a hablar.

- Perdóname.

- ¿Perdonarte?

- Me comporté como un idiota. Me dejé llevar por los celos. Perla, entiende que te amo. Me pone de mal humor la idea de verte con otro tipo.

Perla lo miró tiernamente. Pasó su mano por su rostro y él se la besaba cada vez que pasaba cerca de su boca.

- Este fin de semana celebro mi cumpleaños. Espero que puedas ir. Te estaré esperando.

Diego tomó eso como un perdonado. Se calzó el casco, subió a la moto y se despidió de ella.

- Anda. Vete que debes ir a clases. - dijo poniendo en marcha la motocicleta y yéndose hacia su universidad.

Diego no dejaba de pensar un solo segundo en lo que sucedía. No podía darse el lujo de perder a un amor verdadero. Reflexionó mucho sobre las palabras de Gin el día después de que fuera echado del equipo de carreras y pensó también en las actitudes de su padre, quien no supo respetarla engañándola vilmente. Aun así, no dudaba de que Hugo la siguiera amando y tampoco perdía las esperanzas de volver a verlos juntos alguna vez.

Continue Reading

You'll Also Like

181K 37.2K 68
-bien, no digas más, es obvio lo que sucede, haz viajado en el tiempo -Naruto abrió sus azules bastante -sí sigues hablando alterarás la historia, ve...
56.5K 5.5K 21
Hyunjin es el chico más guapo y coqueto de la preparatoria, Felix es un chico estudioso y el líder del club estudiantil. ¿Podrá Hyunjin lograr que Fé...
62.3K 7.8K 30
El sustituto del SR.Jeon ˚ ༘。🦋⋆˚⊹ ࣪ ˖ Jimin es un chico con una hermosa hermana gemela lamentablemente esta tiene un accidente un día antes de su...
240K 16K 40
ATENCIÓN Esta es la segunda parte de la Bilogía Amor Eterno, por lo tanto será necesario leer la primera parte (Mi Corazón Es Tuyo) para entender es...