Sophie se encontraba en la cafetería de la escuela moviendo su comida, pero no le había dado bocado alguno. Eso en definitiva preocuparía a su madre si la viera.
Dos días habían pasado y eran dos días sin carta con su nombre, sin el apodo que su admirador secreto se le había dirigido a ella. A pesar de no tener señales sobre él, ella seguía llevando sus trenzas. Esas que empezó a amar más que antes gracias a las cartas.
Sophie levanto la vista para ver a la gente y se pregunto quién de ellos era su admirador secreto y saber por qué no le había escrito estos días. Muchas incógnitas circulaban en su cabeza y no tenía respuesta alguna.
¿Había hecho algo mal? ¿Se aburrió? ¿Le paso algo? ¿Ya no le gustan mis trenzas?
Esas preguntas y más se hacía la chica y solamente quería recibir una respuesta solamente.