Una semana más tarde.
Territorio Otomano
Ibrahim salió de la tienda en que descansaba, estaba un poco frustrado ya que no estaban llegando muy lejos con toda la información que poco a poco reunían, a este paso jamás encontrarían a Hürrem.
Mustafá y Mahidevran parecían estar impacientes pues mandaban cartas en todo momento para intentar saber que tan avanzado iba, siempre les decía que estaba tras sus pasos y que tenían que ser pacientes, pero él no tenía realmente nada concreto, sentía que estaba perdiendo el tiempo.
Desgraciadamente para todos ellos Hürrem supo mover sus cartas y se ocultó demasiado bien.
Camino por el campamento a lado de su joven aprendiz que lo acompañaba a todas partes mientras hablaban de los pasos que debían recorrer y lugares que debían quedarse vigilados.
Uno de los guardias se aproximó y le entrego una nota, parecía ser una carta, pero no sabían exactamente de donde venia, aquel hombre la recibió y tan pronto como lo hizo el hombre que la traía desapareció en el bosque y no apareció de nuevo.
Ibrahim abrió la carta para saber a qué amenaza se enfrentaba esta vez.
Comenzó a leerla y sonrió, aparentemente quien sea que la había enviado parecía haberle dado las mejores noticias que podría haber recibido.
Rápidamente regreso a su tienda y llamo al hombre al frente de los jenízaros que llevaba con él y le dio órdenes, todos comenzaron a levantar las cosas y a prepararse para un largo viaje que les esperaba.
El aprendiz de Ibrahim tomo la carta cuando este no lo veía y la leyó de principio a fin.
"Ibrahim pasha
Es una pena que su majestad el sultán Mustafá se encuentre enredado entre tantas polémicas sin confirmar y entre tantas acusaciones sin sentido.
Ambos sabemos que en la época de Süleyman usted fue remplazado por Hürrem, ella se volvió su todo y a usted lo hizo a un lado, poco a poco dejo de ser alguien importante ante los ojos de él.
Lo mismo le paso al sultán Mustafá cuando aún solo era un príncipe, Ahora que es más que eso no deberían dejar que esa mujer vuelva a ganarles a ambos, por ello en esta misma carta encontrara la dirección de la sultana Hürrem, prepárese pasha, tiene un largo viaje por delante".
Aquel joven arriesgó todo, llamo a un mensajero y envió una nota urgente para la sultana Sah aquella carta contenía lo que sabían, la única ventaja que tenían por el momento era que la dirección que dieron en la carta era una aproximada no una exacta y Sah sabía exactamente dónde estaba Hürrem.
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Dos días más tarde
Bali Bey recibió una carta urgente, la leyó e inmediatamente la tiro al fuego, fue a buscar a Hürrem que se encontraba en el jardín enseñándole lecciones a Mert.
—Mert, ve a tu habitación rápidamente— dijo con cierto temor.
Hürrem dejo ir al joven, después miro a Bali Bey enojada —¿Quién eres tú para darle órdenes a mi hijo? — dijo enojada.
Bali Bey la miro serio —Lo lamento, no era mi intención hacerte enojar de esa manera, pero tenemos problemas— dijo serio.
—¿Qué problemas? — pregunto Hürrem con la mirada seria.
El la miro fijamente —Es hora de irnos, no sé qué tanto tiempo tenemos, pero es mejor que nos vallamos ahora— dijo.
—¿Qué sucedió? — pregunto aun esperando una respuesta suya.
—Me llego una carta, aparentemente alguien a quien no hemos descubierto aun le dio una dirección aproximada a Ibrahim pasha y viene en camino— dijo serio.
Hürrem no lo pensó dos veces, no levanto las cosas que estaban en el suelo, pidió a uno de los hombres cercanos que prepararan a los caballos para partir.
Entro a la casa y llamo a sus hijos sin esperar un momento más, como dijo Bali Bey no tenían la certeza de cuánto tiempo disponían así que tenían que salir ya, al llegar al palacio de la reina no podrían hacerles nada o sería un problema político y no podían arriesgarse a que todos los enemigos del imperio otomano se reunieran con tal de acabarlos.
Mihrimah, Nurbanu y Mert bajaron enseguida.
—Madre te escuchas alterada ¿Qué sucede? — pregunto Nurbanu.
Hürrem las miro seria, sus esposos no se encontraban pues habían salido del pueblo para un trabajo y volverían en unos días, para cuando eso sucediera seguramente ya habrían enviado un mensaje para que se reunieran con ellas en aquel palacio.
—Debemos irnos ahora, saben muy bien la ruta que usaremos, la hemos estudiado por mucho tiempo, llegaremos al palacio de la reina y pediremos asilo, ella nos cubrirá — dijo seria.
Mihrimah la miro preocupada —¿Ibrahim está cerca? — pregunto temerosa.
—Sin duda alguna mi princesa, debemos irnos antes de que llegue y tenga a... — miro tan solo por un segundo a su hijo y luego las miro a ellas.
Ambas jóvenes entendieron lo que quería decir.
—Vamos no tomemos nada por ahora, la reina nos proporcionara lo necesario y después lo pagaremos— dijo tomando de la mano a Mert.
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En la entrada de la granja esperaban los caballos listos, Bali Bey tomo uno de ellos mientras que Hürrem se subió junto a su hijo en otro.
Mihrimah y Nurbanu viajaban en otros dos caballos, Hürrem le dio una última instrucción al hombre que cuidaría de aquel lugar y se marcharon.
El camino parecía tranquilo al inicio, iban juntos y tranquilos, no había necesidad de ir demasiado rápido, claro que tampoco iban tan lento. Pararon un momento cerca de un arroyo, tomaron un poco de agua, parecía que llegarían a tiempo y sin complicaciones.
Hürrem subió a su caballo y logro ver a un hombre asomarse y huir del lugar.
Rápidamente hizo que todos regresasen a sus caballos, sin embargó ya era tarde no muy lejos ya los seguían algunos hombres de Ibrahim, en algún punto del viaje sin querer se separaron, lo único que sabían ahora era que cualquier camino que tomasen los llevaría al mismo lugar así que simplemente tenían que mantenerse en ruta.
Mihrimah y Bali Bey iban en sus respectivos caballos rogando que Hürrem, Nurbanu y Mert no fueran atrapados o nada habría valido la pena.
Por otro lado, Hürrem deseaba que Mihrimah llegase con bien, pensaba en ellos y en el camino que estaban recorriendo, recordando un poco sabía que más adelante había un cruce de caminos, esto significaba que se volverían a unir para seguir el mismo camino.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por una flecha que paso levemente cerca de ella, al voltear vio a los hombres que la seguían no muy lejos y le gritaban que se detuviera o tirarían a matar.
Hürrem no se detuvo, tenía que evaluar sus posibilidades primero, miro a Nurbanu que, aunque se veía tranquila en su mirada notaba el miedo.
Le hizo una seña a Nurbanu y en cruce de caminos se desviaron a otro lado, ahora tardarían más en reunirse con los otros, los hombres por un momento se quedaron atrás, entonces Hürrem en un movimiento rápido bajo de su caballo, tomo la rienda de este y la puso en la mano de Nurbanu, miro a su hijo y luego a su princesa.
—Vete ahora, más adelante encontraras dos caminos, toma el de la derecha ahí te cruzaras con Mihrimah, cuiden a su hermano y pase lo que pase no regresen, quédense con la reina— dijo con tranquilidad.
—Madre no hagas esto, si tienes que pelear me quedare contigo— dijo Nurbanu.
Hürrem le sonrió —Igual de valiente que tu madre, vete, tu hermano te necesita mas ahora. Esta es mi pelea cariño, no la tuya, hare lo que sea necesario para mantenerlos a salvo— dijo con una ligera sonrisa y tono amable.
Nurbanu dejo caer un par de lágrimas y siguió el camino con su hermano.
Hürrem respiro hondo, desenfundo la espada y espero a que los hombres llegaran a ella, no dejaría que ninguno de ellos llegara a sus hijos.
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Nurbanu fue a toda prisa y se encontró con Mihrimah y Bali Bey, él estaba luchando con los hombres que los seguían, una vez que el acabo con todos miro a Nurbanu y a Mert.
—¿Y Hürrem? — pregunto preocupado.
—Ella se quedó para que no nos siguieran— dijo con la voz quebrada
Bali tomo a Mert del caballo y lo subió con Nurbanu —Sigan el camino, saben a dónde deben llegar, iré por su madre, pero ustedes no regresen ni esperen, refúgiense con la reina y tendrán noticias nuestras... buenas o ... deben irse ahora, hare lo necesario para que no las sigan— dijo y se montó en su caballo galopando en sentido contrario para encontrarse con Hürrem.
Mihrimah miro a su hermana y le hizo una seña para que se fueran, de nuevo retomaron su rumbo y no se distraerían en ningún momento.
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Hürrem vio a los hombres acercarse, ellos bajaron de su caballo y sonrieron como si ella no fuera nada lentamente se acercaron a ella, primero el, más arrogante, ni siquiera saco su espada, únicamente se acercó a ella pensando que se rendiría fácil —Sultana, por favor deje eso puede hacerse daño— dijo el hombre mientras se acercaba cada vez más.
Al estar frente a ella tomo la espada, Hürrem le sonrió un momento y le dio un golpe en el estómago, el hombre se tambaleo un poco y ella lo empujo para que cayera, puso la espada en su cuello y sonrió —Quien te dijo que no se usar un arma— dijo seria.
Los hombres desenfundaron su espada, pero antes de que Hürrem pudiera hacer algo más sintió como alguien la tomo por la espalda y puso un paño en su boca, aquella persona supo cómo agarrarla sin dejar posibilidad de que luchara, parecía saber cada uno de sus movimientos.
Hürrem se desvaneció completamente.
Ibrahim llego en su caballo junto a otros hombres y miro a Hürrem con una sonrisa.
Entonces le sonrió al hombre que la dejo inconsciente.
—Pasha, seguí a los príncipes hasta donde pude, sin embargo, temo que los perdí, su guardia era bastante fuerte y apenas logré derribarlo, pero ellos ya no estaban— dijo seriamente mientras sostenía a Hürrem.
Ibrahim sonrió —Bien, llévala, no tendremos a los niños, pero tenemos a la madre, tarde o temprano ellos vendrán a nosotros, gracias Bali Bey, en cuanto lleguemos le diré a la sultana Sah que te recompense por tu increíble trabajo— dijo con una sonrisa.