Witchblood

By Srtadarkees4

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(Primer libro de la Saga Ojos Malditos) Dicen que todas las familias tienen una manera distinta de funcionar... More

Advertencias
Prólogo
Los Witchblood
Bienvenidos a...
Demasiado pronto
El peligro tiene ojos negros
Caníbales en el campus
Acorralando al cazador
Chantaje emocional
Rueda de fuego
Respuesta ambigua
¿Monstruo o estafador?
Las piernas tienen un precio
Predicción maldita
¿Cuánta azúcar en la sangre, señorita?
Recopilación de personajes
La verdadera predicción, es la tuya
Retazos del pasado
Pijamada con los Witchblood
La Organización
Carlotta
El pueblo oculto
Viva el intercambio cultural
Madre de un monstruo
De cazadores a guardaespaldas
La burbuja debe explotar
Familia problemática
La sangre no se diluye
Google sobrenatural
Aliviar el estrés
No me mires así
Mansión de estafadores
Nacido en cuna embrujada

Una esmeralda perdida en el bosque

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By Srtadarkees4

Capítulo 8

Cada persona está hecha de infinitos hilos, unidos y enredados unos con otros. Cuando piensas que lograste desenredar uno de sus nudos, se te interponen muchísimos más.

Las personas son bolas de estambre, y solo la aguja adecuada, es capaz de desarmarlas y cocerlas.

Cada bola de estambre, tiene su aguja.


El sueño me consumía.

Como cuando dormías durante tantas horas, que después sentís que no quieres volver a despertar jamás. Así me encontraba.

Me pesaban las extremidades, y no lograba encontrar la conciencia. Todo me parecía tan agotador. De alguna forma sabía que solo estaba dormida, pero una pequeña parte de mi, temía a la vez no poder levantarme aunque quisiera.

¿Que me estaba ocurriendo?

Unas voces se abrieron paso en mi mente nublada. <<No otra vez>>. Fue lo primero que pensé al sentir el sonido aún indescifrado de las palabras que me invadían.

No quería.

No podía volver a sentir aquel agudo golpe en mi cerebro, ya de por sí agotado por el anterior griterío misterioso. Aquellas voces todavía resonaban en mi interior.

Asfixiante.

Era la palabra que describía todo lo que habían causado en mi.

Da..., desprevenido,.... ha,....... Imbécil.

Esas voces no eran las que escuché en mi cabeza.

Juré que la luz podría quemar mis retinas, cuando por fin pude abrir los ojos. Cegada por, lo que me imaginaba que era el puto sol en mi cara, parpadeé varias veces intentando disipar aquella molesta sensación de pesadez en mis párpados.

Esta vez si pude escuchar mejor la voz que me hablaba. Sentí un profundo alivio al reconocerla. Era mi hermano.

—Joder —exclamó de manera irritada—. Estuve a punto de abofetearte para que despertaras.

—Menos mal que ya lo hice. —mi voz sonaba lenta y rasposa. Como si me hubieran lijado la garganta.

—¿Cómo te sientes?—preguntó.

—Este...—me senté con su ayuda. Apoyé las manos en, lo que parecía ser pasto, y pensé mejor mi respuesta— Creo que ¿bien?

—Pues eso no suena muy bien.

—No se que decirte, ni siquiera se que ocurrió. Lo último que recuerdo es que la noria se estaba quemando—me pasé ambas manos por el pelo, era una costumbre que tenía cuando me concentraba en algo demasiado, en este caso era en recordar—. Y luego, un montón de voces invadieron mi cabeza.

Se mostró preocupado y me tomó ambas manos, impulsándome hacia arriba para ponernos de pie.

—Esto ya se salió de control —me miró a los ojos para decirme—. Hay que decirle a mamá.

—No creo que eso sea lo mejor.

No pude evitar el pánico que surgió dentro de mi.

—¿Qué estás diciendo, Daf?

—Esto se salió de control, tienes razón. Y por eso mismo, no hay que decirle nada a mamá.

—Mamá puede ayudarte con lo que tienes—insistió —. Mell intentó adentrarse en tu mente y no lo logró. Eso nunca había ocurrido, con nadie. ¿Entiendes el nivel de lo que te estoy diciendo? Esto se nos sale de las manos, y solo te pones en peligro al no querer ayuda.

—Si involucramos a nuestra madre, empeorará todo —le respondí angustiada—. Nada volverá a ser igual. Ella no confiará más en nosotros.

—Daf.

Pareció descifrar lo que estaba sintiendo en ese momento. Su rostro se mostró suave y comprensivo al instante.

—Ella no nos juzgará. Somos sus hijos. Les explicaremos y comprenderán. Nunca les hemos mentido —me explicó pacientemente—. Solo, no quiero que te pase algo.

—No me pasará nada —le dije firmemente—. No los involucraré.

No me iba a arriesgar. La familia no fue una opción desde el inicio.

Era increíble como habíamos intercambiado los papeles.

—Eres tan terca —me dijo frunciendo el ceño—. ¿A quién saliste así?

Tan solo tuve que mirarlo fijamente. Desvió su mirada mientras rodaba los ojos.

—¿Y Mell?—pregunté preocupada al no verla desde que había despertado.

—No sé —dijo despreocupado.

—¿Cómo que no sabes? ¿No se supone que estabas con ella?

—Si, pero le dije que se fuera cuando la rueda se estaba derrumbando —se rascó la cabeza confuso—. Luego una extraña fuerza me empujó, y estuve inconsciente un buen tiempo.

—¿Una fuerza?

—Si, no se. No tengo idea de que ocurrió.

—¿Dónde estamos?

—Tampoco sé.

—¡Cómo que no sabes! —le grité zarandeándole por los hombros—. ¿¡Porqué carajos no sabes?!

—¡No me grites! —me respondió en las mismas—. Que yo no tengo la culpa de habernos perdido.

—¿Cómo puedes estar tan tranquilo?

—Me estoy cagando internamente, Daf.

—Pues no lo parece.

—Ya, porque ese es el punto de hacerlo por dentro. Que por fuera no se note.

—¿Pero porqué no me dijiste nada, pedazo de excremento?

—No preguntaste, y no ofendas. Ahora mismo no tengo cabeza para responderte inteligentemente.

Miré a mi alrededor intentando reconocer el sitio, pero ni puta idea de donde estábamos. Parecía ser una zona del bosque de Geralds. Los árboles nos rodeaban, creando un espacio cerrado y descubierto de vegetación, a excepción del suelo.

—Pero que demonios. —dije girando en el lugar mientras observaba todo.

—Intentemos ir por ahí —dijo señalando uno de los árboles—. A algún lugar llegaremos.

—O nos perderemos más.

—No seas pesimista. Por eso no has tenido novio.

—¿Cómo sabes...

—Yo lo sé todo hermanita.

Si, no había tenido novio oficial. Nunca lograba que un humano me gustara lo suficiente como para llamarle <<algo más que simple atracción >>.

—No he tenido novio porque los humanos me dan asco.

Eso Daphnet, justifica tu poca habilidad para las relaciones sociales.

—Excusas, excusas —tarareó mientras nos adentrábamos en el interior del bosque—. Podrán dar todo el asco que quieran, pero son sexys.

—Claro, porque ser sexy justifica su comportamiento repulsivo —dije con sarcasmo—. Además, a ti los humanos no te agradaban. ¿Que te sucede?

—Me golpeé la cabeza cuando fui lanzado —dijo con un tono cansado—. La verdad estoy algo mareado.

Me le acerqué al instante, apartando su cabello para tocar detrás de su cabeza. Sentí un líquido caliente en mis dedos, y al apartar la mano, observé la sangre que había en ella.

—Estas sangrando.

—No puede ser, debí haberme curado ya.

—¿Desde cuando no bebes sangre? —pregunté mientras caminábamos aún.

—Ayer en la madrugada. Además, ha pasado un buen tiempo, se debe haber cerrado ya.

—Pues no se que pasa entonces.

Mi hermano cerró los ojos de repente, quedándose quieto en el lugar. Paré de caminar y lo miré confusa.

—¿Que pasa? Te duele mucho.

—Shh —me silenció—. Estoy buscando ayuda.

Hace un tiempo que no lo veía hacer aquello. Aunque siempre me había parecido fascinante.

Tres aves volaron hacia donde estábamos. Un gorrión y dos pajaritos coloridos. Creo que eran canarios. El gorrión se posó en el hombro de mi hermano, y los otros en su brazo derecho, ya que lo había extendido para ellos. Eran pequeñitos y adorables, no pude evitar acercar mi mano para acariciarlos.

Uno de los canarios no se lo tomó muy bien.

—Ay —chillé cuando me picoteó—. Maldito pájaro.

—No le caes bien —se burló mi hermano.

—No me digas.

—Si te digo.

¿Cómo era posible que él fuera el mayor? Alguien que me explicara.

Observé cómo Elías acariciaba las cabecitas de los emplumados. Acercó al gorrión a su rostro y cerró los ojos, mientras pegaba su frente con la del pequeño animal. Luego, lo soltó para que volviera a emprender el vuelo.

Repitió la acción con los otros dos después.

—¿Que les dijiste?

—Que nos guiarán a la salida —me respondió—. No lo hice antes porque no notaba ninguna vida animal que nos pudiera servir.

—Eso es bastante raro en un bosque —dije cautelosa.

—No creo que esto sea un bosque común —dijo pensativo.

—Concuerdo contigo, pelirrojo.

Gritamos de la manera más patética posible que podrían imaginarse. Nos alejamos y al girarnos, observamos la figura de una chica de apariencia delicada, que nos daba la sonrisa más alegre que había visto nunca.

Vestía un chándal negro, que se veía sucio y estrujado. Una blusa simple cubría su torso, y pude distinguir manchitas de sangre en sus hombros descubiertos, pero parecían ser de rasguños.

Era, extraña. No tenía razones para confírmalo <<además de su aparición y su apariencia claramente>>, pero su sonrisa transmitía una vibra mortificante. Era como la guinda del pastel.

—¿Y tu quién mierda eres? —sentí como Elías se preparaba para atacar.

—Wow compañero, relájate —alzó ambas manos —. Estoy tan jodida como ustedes en estos momentos.

—¿De donde mierda saliste? —le pregunté ahora yo.

Mi hermano se acercó a la chica.

—Pues, no se si pueda responderte eso.

—¿Porqué?

—Mi memoria está algo confusa —aclaró sin vacilaciones—. Pero, unos cazadores me estaban persiguiendo, otra vez —admitió resoplando—. Y luego caí en una especie de catarata, y acabé en este bosque.

Espera, ¿cazadores? ¿persiguiendo? ¿catarata?

—Espera, eso significa...

—Si, se que son vampiros. Pude sentirlo.

—No bonita, eso es más que obvio —se interpuso mi hermano—. Más bien se refería a, ¿que mierda eres tú?

Ya ni siquiera nos sorprendía el hecho de que hubieran más especies sobrenaturales en Geralds.

La situación tampoco ameritaba para tantas preguntas.

—A pues, tampoco sé.

Este es el día de "nadie sabe absolutamente nada".

—Creo que ahora te entiendo, Daf —dijo Elías mientras entornaba los ojos.

—Ahora entiendes mi sufrimiento.

—¿He?

—¿¡Como mierda no vas a saber que putas madres eres?! —me le abalancé y Elías me sostuvo fuertemente por debajo de las axilas para que no la matara.

De la nada, una espesa humareda blanca se esparció por el sitio. Elías y yo, confusos como la mierda, no entendíamos que sucedía ahora. Eran sucesos tras sucesos, y el sentimiento de incertidumbre empezaba a transformarse en miedo.

Sentí como sostenía mi mano, y me decía que no me alejara. Obviamente, perdimos de vista a la chica de sonrisa siniestra, y luego, una mano se posó en mi espalda.

Un aliento cálido acarició mi oído y susurró.

—¿En apuros de nuevo? Богиня [Boginya].

¿Qué chuchas dijo?

—No se que mierda dijiste, pero eso lo serás tú.

Me giré cuando escuché su risa. Unos ojos azules, oscuros y profundos, me observaban con astucia. Bajo una máscara carmín que cubría su rostro. No supe bien si lo que tenía debajo del ojo derecho era una cicatriz o una basurita.

—Es un placer hermosa, pero necesito que vengan conmigo.

Tenía un acento desconocido para mi. Pero definitivamente no era su idioma natal. Su erre (r) era demasiado marcada.

—Pero, ¿quién eres? ¿Fuiste tú quien provocó el humo?

—¿Daf? —ahora Elías notó al chico— ¿Pero y este ahora de donde salió? ¿Se teletransportan o algo?

—Nah, nuestro presupuesto no da para tanto —dijo, y pude jurar que estaba sonriendo debajo de la máscara —. Pero ahora si en serio, necesito sacarlos de aquí.

—Por mí no hay problema, pero llevamos bastante tiempo caminando y no encontramos una salida de este maldito bosque —le respondió Elías—. Además...—iba a responder, pero se quedó callado mirando alrededor— ¿Y la tipa misteriosa dónde quedó?

—Buh.

Un ardor doloroso punzó en mi garganta. La sangre escurrió a borbotones, mientras intentaba pararla un poco con mis manos. Era inútil, salía y salía sin parar, así que simplemente dejé que se cerrara sola. Como pude, pateé hacia la dirección del cuchillo, pero el atacante se había alejado a una velocidad descomunal.

Era la tipa mugrosa de antes.

—¡Daphnet! —Elías puso sus manos en mi garganta, pero ya se había cerrado.

—Soy un vampiro estúpida. ¿Acaso pensaste que...

—¿Te mataría? —terminó la frase—. No claro que no, pero esa no era mi intención.

—¿Entonces?

—Quería tu sangre —afirmó el chico de antes.

—Y como siempre, llegaste tarde para impedirlo, Mikhail.

Se miraron fijamente, con evidente tensión. De pronto estos dos parecían conocerse. Que digo parecía, estaba segura de que se conocían de algo. Pero en esos momentos la única respuesta que quería obtener era la de...

¿Porqué a mi?

—¿Y que quieres con mi sangre?

—Que te responda él —dijo la chica con el ceño fruncido hacia al otro.

—Gis...—intentó decir, pero al parecer se arrepintió—. No tienes que hacer esto. Todo puede terminar, solo...

—Nada terminará —sonrió de manera sádica—. ¿Acaso crees que pararán ahora? ¿Solo porque después de siglos, ustedes decidieron empezar a creer en las antiguas escrituras? Todo lo que está ocurriendo, solo tiene un culpable, y sabes bien quien es.

—Eso no...

—No retrocederé ahora que soy libre —se acercó, pasando el cuchillo ensangrentado por su rostro, manchándolo en el proceso—. Todos caerán, todos sabrán lo que se siente ser condenado de manera injusta —se dirigió ahora a mí, con sus ojos verde esmeralda brillando con crueldad y ¿felicidad?—. Да направит нас твоя кровь, потомок Лорелей.[Da napravit nas tvoya krov', potomok Loreley]

Otra vez escuché ese extraño idioma, pero quede aun más sorprendida cuando el chico se abalanzó sobre ella, y al caer al suelo, no había más que un polvo gris esparcido en su lugar.

Дерьмо [Der'mo]dijo enfurecido—. Maldita sea.

—Este...¿Qué acaba de pasar?

Mi hermano cuando habían empezado a gritarse se puso protectoramente delante mío. Así que salí de atrás de él y caminé hacia el chico, que aún miraba el lugar lleno de polvo como si quisiera abrir un agujero allí.

—¿Explicarás o tendré que sacártelo?

Giró a verme de nuevo y vi como una lagrima traicionera se deslizaba por el ojo de la basurita <<o cicatriz , ahora que lo pensaba tenía mucho más sentido>>. La limpió con su mano al instante, para después decirme.

—Síganme, les presentaré alguien que responderá todas sus preguntas —y después de una pausa añadió—. Y tal vez les de muchas más.

Nunca había visto a Káliz con esa expresión.

Una de completa estupefacción.

Sus ojos parecía que iban a caer desbordados de sus cuencas. Añadiéndole su boca semiabierta y su cara pálida del susto.

—Pero que mierda...

—¿Últimas palabras? —pregunté apuntando el arma cargada.

Nunca más en su vida iba a volver a hacerme lo mismo.

Pero que decía, obviamente no.

Porque me encargaría en ese momento de destruirla.

Tal vez de manera literal.

La venganza era tan dulce como su sangre.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Capítulo cortito, perdón 😥. Lo compensaré con el próximo. O tal vez haga maratón.

¿Alguien por ahí tiene alguna teoría? ¿Algún comentario que hacer de la historia?
Me gustaría que me lo dijeran. 🥰
Y gracias por leer nuevamente.

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