๐‘๐š๐š๐›๐ญ๐š | Maitake Week 2...

By AndreaNightmares

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๐‘๐š๐š๐›๐ญ๐š | Conexiรณn emocional รบnica y especial que puede existir entre dos almas. #mitakeweek2023 โ€ขMaiTak... More

Datos de la week
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By AndreaNightmares




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Kairosclerosis|El momento en el que te das cuenta que eres feliz.


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Día domingo: ¡Feliz cumpleaños Takemichi! 

Cumpleaños de Takemichi: Ubicado en la línea de Bonten. 

Número de palabras: 4500

Mención de parejas secundarias: Baji, Kazutora y Chifuyu, Draken y Emma, Mitsuya y Hakkai, Inui y Koko; leve mención de los hermanos Haitani y Sanzu.

Advertencias: Muchos insultos. 


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—¡¿Dónde están las flores de la recepción?!

—E-Están preparando los jarrones para colocar las flores señor —respondió nerviosa una chica de servicio.

—¡Háganlo rápido! ¡La reina no tardará en llegar! —gritó con estrés acumulado mientras caminaba por los pasillos con gran rapidez. Miró frustrado su tableta al no poder quitar "Flores" de sus pendientes. —¡Espero que la comida este lista! —entró a la cocina con un fuerte estruendo.

—¡Oye maldito no puedes entrar a nuestra cocina como si fuera tuya! —gritó un molesto pero sonriente peli-rosa.

—No han contestado mi pregunta —miró como todos los ayudantes de cocina se movían de un lado a otro sin detenerse para tomar un pequeño respiro.

—Los aperitivos ya están listos —señaló el peli-azul. —Las entradas y los platillos fuertes están por salir.

—¿Y el pastel?

—¿Era necesario un maldito pastel de 2 metros? —se quejó Smiley.

—¡Claro! ¡Lo habría encargado de 3 metros o más pero no hubiera podido pasar por la puerta! —explicó el de ojos celestes y largas pestañas como si hubiera sido la más grande tragedia del mundo.

—Ya casi está listo —el de ojos azules señaló a unos de sus ayudantes teniendo que subirse a una escalera para decorar dicho postre.

—Necesita más color azul —mencionó al verlo antes de salir con el platillo de los aperitivos en las manos. Con ayuda de la fuerza en su pierna abrió unas grandes puertas.

—¡Al fin llegó comida! —festejó uno de largos colmillos.

—Solo puedes tomar uno —le advirtió mientras le acercaba el platillo y lo retiró cuando un trozo fue tomado.

—¿El mundo se va a terminar acaso? Hubieras preferido matar a Baji antes que comiera algo —se sorprendió el de cabello blanco y delineado rojo. El mencionado masticó sonriente la comida.

—La persona que prueba la comida antes que los reyes para asegurarse que no esté envenenada está en el hospital por casi envenenamiento —explicó mientras colocaba el platillo en medio de una larga y elegante mesa. —No pude conseguir a un suplente así que...

—¡Maldito! —se quejó el de largos cabellos azabaches. Ya se había tragado la comida ofrecida.

—Si sientes nauseas o dolor de estómago avísame para retirar el platillo inmediatamente —sonrió en grande mientras seguía paseándose por los alrededores. —¿Cómo va el traje que usará la reina?

—Terminaré a tiempo —habló entre dientes el peli-lila por tener agujas y alfileres en su boca.

—Mas te vale —el de ojos lavandas rodó los ojos ante aquello dicho.

—¿Cuándo he fallado?

—No sé y no quiero que sea hoy —le restó importancia mientras miraba a todos los ejecutivos presentes. —Solo para confirmar ¿Han dejado los regalos para la reina en la habitación?

—Ya es la décima vez en el día que nos preguntas eso Sanzu —el mencionado solo lo miró con una ceja alzada. —Sí, todos los regalos están ahí.

—Todo tiene que ser perfecto, la reina no tardará en llegar y aún no están todos los preparativos terminados —pensó en voz alta mientras miraba su tableta. Las puertas fueron tocadas. —Adelante.

—Señor, hemos terminado de colocar los arreglos de flores por toda la residencia y las alfombras azules han terminado de ser instaladas —avisó un hombre de servicio.

—De acuerdo, regresa a tu puesto —borró de su lista de pendientes aquello mencionado. —¿Alguien tiene noticias de la reina?

—Chifuyu me avisó que ya aterrizaron —habló el de ojos ámbar.

—¿¡Ya!? ¿¡Y porque no me dijiste!? —a grandes pasos se acercó molesto al que le había respondido. —¡La reina ya viene en camino! —gritó con temor.

—¡¿Puedes dejar de decir la maldita palabra "reina" por solo diez minutos?!

—¿¡Ah!? ¡Personas tan insolentes como tú merecen mor-

—¡Sanzu! ¡Sanzu! ¡Mira lo que le he dibujado a mamá! —una pequeña y sonriente niña entró al salón con una hoja en sus manos.

—Oh mi gran y única princesa —el humor del peli-rosa cambio repentinamente para agacharse a la altura del infante. —¿Tengo el honor de ver lo que ha dibujado?

—¡Claro! —con una gran sonrisa la de ojos azules y cabello azabache le extendió la hoja al mayor. —¿Qué te parece Haru-chan?

—¡Es hermoso! ¡Una obra de arte digna de ser enmarcada y exhibida en el lugar más visitado y visto de esta gran casa! ¡La reina lo amará! —admiró mientras tomaba con gran cuidado y delicadeza aquel dibujo, temiendo arrugarlo.

—Ridículo —susurró el de largos cabellos azabaches.

—Princesa —llamó. 

—¿Sí?

—Disculpé que mi mente no logré identificar esta parte de su gran obra, pero ¿Quién es él? —señaló a un personaje del dibujo de colores en su mayoría rosados.

—¡Eres tú Haru-chan! —respondió con gran sonrisa. —¿Quién más podría ser?

—¿Y-Yo he ganado t-tal honor? —sus ojos comenzaron a cristalizarse. Alejó el dibujo rápidamente para que sus lágrimas no lo mojarán.

—¿Por qué lloras? ¿No te gustó? —la menor comenzó a confundirse.

—No le tomes importancia Misaki* —le sonrió una rubia desde su asiento. —Él está muy feliz de que lo hayas dibujado.

—Pasa demasiado tiempo con tu madre —se burló el de ojos ámbar. —Ya se le pegó lo llorón.

—L-Lamento mi comportamiento inapropiado mi hermosa princesa —se disculpó el de ojos celestes. ¬—Es un gran honor estar en su obra de arte ¿Ya se lo mostró al rey?

—¡Justo iba a enseñárselo! —sonrió mientras tomaba de vuelta aquel dibujo. —¡Iré a mostrárselo!

—Tenga cuidado princesa —le deseó en una sonrisa. Cuando la menor se retiró del lugar su rostro y humor cambio repentinamente. —¿¡Cómo te has atrevido a llamarle a la reina maldito insolente!?

—¡Ustedes dos! —la mano derecha del dueño de aquella residencia gritó con molestia. —¿No pueden estar en una habitación sin comportarse como unos animales?

—¿Yo? Es él —el de grandes colmillos señaló al peli-rosa. —Quiere fastidiarme.

—No te creas tan importante maldito perro —estaba a nada de intentar asfixiarlo.

—¿Perro yo? Si Mikey o Takemichi te piden que ladres y te sientes lo harías sin dudarlo —sonrió.

—Eres un hijo de-

—Atrévete a terminar esa frase y contarás los metros de altura que hay de diferencia entre el ventanal y el jardín —amenazó. Si llegaba a pronunciar a insultar a su madre no dudaría en lanzarlo por la ventana.

—Sanzu ¿No tienes cosas que hacer? —interrumpió el más alto.

—¡Es verdad, la reina llegará en cualquier momento! —recordó con gran temor mientras se apresuraba a salir por las grandes puertas.

—¿Por qué hiciste eso? Estaba a punto de apostar por Sanzu —se quejó el de cabellos blancos y tatuaje en la cien. —Se estaba poniendo divertido...

—¿Aburrido Koko? —cuestionó sonriente el de largo cabello azabache.

—¿Yo? Dímelo tú Baji —sonrió de igual manera. —Tienes dos parejas y aun así estas aquí, solo —se burló.

—Maldito... —murmuró con fastidio. —A todo esto ¿Por qué Chifuyu y Kazutora se tuvieron que ir?

—Takemichi tuvo que salir de Japón para cerrar un trato en China —respondió la mano derecha del que mandaba en aquella residencia. —Chifuyu es su piloto personal y Kazutora aprendió a ser de copiloto.

—¿Y Inupi? Me dijo que fuiste tú el que lo mandó —el de delineado rojo lo miró con resentimiento.

—Tu estabas ocupado con el trato de los inversionistas de Corea, Inui tenía que asegurarse que el trato en China no tuviera trampas —rodó los ojos con fastidio.

—¿Y porque Hakkai tuvo que ir? —habló el peli-lila.

—¿Tú también Mitsuya?

—No he estado con mi marido desde hace más de una semana —se encogió de hombros. —Creo que merezco una explicación.

El viaje de negocios se alargó y todos querían estar con sus parejas.

—Hakkai fue como guardaespaldas de Takemitchy.

—Tu estarías igual si no estuvieras con Emma por una semana —se defendió el de ojos lavandas. —Baja el nivel de tu humor hermano.

Baji y Koko asintieron de acuerdo.

—Yo quería ir a acompañarlos, pero —acarició su vientre ligeramente abultado con una sonrisa. —Me gustó más la idea de quedarme a ayudar a Sanzu para el cumpleaños de Takemitchy.

—¡La reina no tardará en llegar! ¡No me importa si tienen que trabajar sin descansar, terminen sus deberes ya! —se escuchó aquel gritó del de largas pestañas. —¡Aquel que arruine algo considérese muerto!

—Sabía que Sanzu era una persona de carácter fuerte, pero —la rubia miró la puerta con curiosidad. —Nunca creí que fuera tan...

—¿Loco?

—¿Psicópata?

—Extremista —sonrió con una mueca.

—Si se trata de Mikey, Takemichi o Misaki no dudará en dispararle a quien sea en la cabeza —recordó su pareja.

—¿Por qué le llama rey a Mikey? —hace años tenía aquella duda. —A Takemichi también le dice reina.

Nadie ahí presente pertenecía a la realeza.

Eran la peor organización criminal de Japón, estaban lejos de ser llamados de aquella manera.

—Sanzu es raro, siempre admiró a muerte a Mikey y nunca entendimos por qué —se encogió de hombros. —Pero lo comenzó a llamar rey cuando se formó Bonten.

—Y a Takemitchy lo llamo reina después del conflicto contra Tenjiku —respondió el peli-lila. —Yo estuve ahí, tú fuiste atacada y Draken junto a Mikey no estuvieron para dirigir a la ToMan. Takemitchy fue el que dio la cara y lideró durante la pelea.

—Ese día en el hospital se volvió más loco de lo normal —agregó el de ojos ámbar. —"¡La reina esta herido!" era lo único que gritaba.

—Creo que ver a Takemitchy siendo capaz de mandar a todos lo hizo respetarlo —dedujo el de cabellos blancos.

—Sanzu es muy leal —sonrió la femenina.

—Estaría dispuesto a sacarse los ojos antes que traicionar a Bonten.

—¡La reina ya llegó! —el de cabellos rosados entró alarmado. —¡Entren ahí! —señaló una puerta. —Él no puede verlos, es una sorpresa —les recordó al ver su cara de confusión. —¿Aún no terminas el traje?

—Falta solo esta parte no me apresures —frunció el ceño mientras cosía una parte de la vestimenta. —Draken ayúdame a cargar el traje.

—¡No entraremos todos ahí! —se quejó el de largos cabellos azabaches. —¡Es muy pequeño!

—¡Me importa una mierda! ¡Entra ahí! —todos entraron por cuenta propia menos al que se le asomaban los colmillos. —Escucha bien pedazo de perro insolente —se acercó con aura amenazante. —Es el cumpleaños de mi reina y no dejaré que la sorpresa sea arruinada por un pedazo de mierda como tú.

Sin dejarle responder el de ojos celestes lo tomó por su cuello y lo lanzó con fuerza a la habitación.

—Guarden silencio —fue lo último que dijo antes de cerrar la puerta.

—Vaya Baji ¿Cuándo te volviste un perro tan obediente? Chifuyu y Kazutora te han adiestrado bien, ya no muerdes ni ladras —se burló el de delineado rojo.

—Maldita rata albina ¿Quieres que te muestre que aun puedo morder? —se acercó al contrario tronándose sus nudillos. Por moverse en un espacio tan reducido casi tira un regalo del cumpleañero de ese día. —Uff... Mikey me hubiera matado —se alegró de tener el obsequio en sus manos.

Cuando se removió para dejar el regalo en su lugar tiró otros tres los cuales fueron atrapados por el más alto.

—Mierda Baji ¿Puedes quedarte quieto por unos segundos? —lo reprendió molesto. Cuando se enderezó por culpa de su altura chocó con la lampará de techo, aquello provocó que se alejará de dicho objeto y chocará con la montaña de regalos atrás de él.

—¡Los regalos! —el de ojos ámbar se apresuró a tomar los que se tambaleaban y caían.

—Si alguien me mueve y me pincho el dedo lo golpearé —advirtió el de ojos lavandas sin despegar su vista de la costura que estaba realizando. —Draken no vuelvas a chocar con la lampará, casi hago una costura mal.

—Claro no lo volveré a hacer —rodó los ojos con clara molestia. —Baji no dejes caer ni un regalo o Mikey y Sanzu se pondrán insoportables.

—Se te caerá un regalo Baji —sonrió con malicia el amante del dinero.

—Oh mierda, tómalo.

—Serían veinte mil dólares.

—¿¡Qué!? déjate de estupideces y tómalo.

—Ya dije mi precio.

—Olvídalo, Emma ayúdame.

—Lo haría, pero... —su vientre abultado le impedía ir hacía el azabache. —No puedo Baji.

—Mitsuya.

—Estoy ocupado.

—¡No voy a pagar veinte mil dólares!

—Se va a caer Baji —cantó el de cabello blanco.

—Draken-

—Ni lo menciones, tengo mis propios problemas —interrumpió. Tenía todo su cuerpo dedicado a sostener la montaña de regalos con la que había chocado.

—Estúpido regalo —maldijo en voz baja el de ojos ámbar.

El regaló tambaleó.

—¡De acuerdo te pagaré!

—Un gusto hacer negocios contigo —sonrió mientras sostenía el regalo que había caído segundos después.

—Maldita rata.

—Buen chico —su manó revolvió un poco los cabellos azabaches.

Baji le gruñó.



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—¡Mi reina feliz cumpleaños! —el peli-rosa recibió al de cabello azabaches con una reverencia. —¡Es un honor compartir con usted otro año a su lado!

—Hola a ti también —susurró el de mechas amarillas.

—Gracias Haru-chan... puedes levantarte —sonrió un poco incomodo al ver al de ojos celestes en el suelo. —¿Cómo está todo aquí? —le cuestionó emocionado mientras entraba a su residencia. —¿Y Misaki?

—Todos extrañaban su presencia. Deseaban su regresar todos los días y claro, yo incluido —respondió con una sonrisa. —La princesa está terminando de arreglarse para festejar su cumpleaños a su lado. —informó.

—Oh que lindas flores —el oji-azul sonrió y se acercó a un arreglo de flores para olerlas. —Y cambiaron las alfombras.

—¡Es su día! Tenía que encargarme de darle una bienvenida digna —respondió sintiendo un escalofrío al notar que al azabache le habían gustado sus propuestas. —El color azul es suyo, cada que lo veo me recuerda a sus ojos.

—Gracias por esforzarte tanto Haru-chan, me encanta cada detalle —le dedicó una sonrisa. —Iré a ver a Manjiro ¿De acuerdo?

—¡C-Claro! —el oji-azul se fue.

—¿Puedes calmarte? Parece como si te fuera a dar un ataque —se quejó el de ojos verdes.

—Necesito que me sigan al salón, ahí está la sorpresa para la reina —les mencionó mientras comenzaba a caminar con rapidez por los pasillos. Al entrar a donde sería la celebración se dirigió a la pequeña puerta. —Ya pueden sal- ¿Qué diablos les pasó?

—¡Deja de quedarte ahí parado y ayúdanos! —gritó con fastidió el de trenza. —Tengo quince minutos sosteniendo esta maldita montaña de regalos.

—¡Mas respeto! ¡Son las sorpresas para la reina! —se molestó mientras ponía a salvo los regalos.

—Chifuyu, Kazutora —el de ojos ámbar llamó a sus parejas. —Ustedes no me cobrarán veinte mil dólares en ayudarme ¿Verdad? —sus parejas se miraron confundidas, pero negaron y fueron a ayudarle.

—¿Qué hiciste ahora? —le cuestionó el rubio de cicatriz a su pareja el cual había salido de aquella habitación apenas tuvo oportunidad.

—Un negocio —se encogió de hombros mientras se acercaba para besar a su pareja. —Bienvenido.

—Estoy de vuelta —murmuró.

—¡Taka-chan! —un peli-azul de largos cabellos se acercó a su pareja para ayudarlo a sacar el maniquí de aquel cuarto. —Estoy de vuelta.

—Bienvenido Hakkai —le sonrió a su pareja. —¿Cómo fue el viaje?

—No hubo problemas ni amenazas.

—Me alegra.

—¿Ya lo terminaste? —el peli-rosa se acercó para ver el traje que usaría ese día el oji-azul.

—Te dije que yo siempre termino a tiempo —tronó los huesos de sus hombros por lo tenso que había estado. —¿Qué te parece?

—... no compite en belleza a la reina, pero es digno de ser usado por él.

Mitsuya sí que sabía hacer trajes dignos de ser usados por sus reyes.

—Yo digo que es genial —opinó el peli-azul. Su pareja sonrió ante aquello dicho.

—Es lo que él dijo, pero en su idioma —les restó importancia a las palabras del oji-celeste y prefirió apreciar las palabras de su marido.

—Lo llevaré a la habitación de la reina —avisó mientras cargaba el maniquí.

—¿Y Takemitchy?

—Esta con el rey.



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—Feliz cumpleaños Mitchy —sonrió el de ojos negros mientras abrazaba a su marido. —Tardaste mucho en tu viaje —se quejó.

—Gracias Mikey —agradeció mientras dejaba un efímero beso en los labios contrarios. —Y los negocios tardaron más de lo esperado —explicó.

—Me alegra que hayas podido llegar para tu cumpleaños —abrazó a su compañero de vida con fuerza, de verdad lo había extrañado.

—Sí... ¿Por qué todos están tan elegantes? —cuestionó con curiosidad al ver el traje de su pareja. —Haru-chan también tenía un traje.

—Es tu cumpleaños, debemos festejarlo como lo mereces —sonrió.

La puerta del cuarto fue tocada.

—¿Quién es?

—Soy yo mi rey.

—Adelante Haru-chan —le permitió pasar el oji-azul. El mencionado entró y se sorprendió al ver lo que lo acompañaba —Ese traje es... hermoso.

—Es un regalo de Mitsuya —informó. —Fue creado solo para ser usado por usted.

—¿De verdad? Es increíble —se acercó para verlo más de cerca.

El saco era de un azul oscuro con figuras de flores en la tela. El chaleco era de un tono de azul diferente, la camisa era negra y la corbata tenía una gran flor azul tejida en ella.

—Hay una sorpresa en el salón, cuando termine de vestirse espero pueda hacerme el honor de acompañarme para mostrársela.

—Saldré en unos minutos —sonrió.

—De acuerdo, tómese su tiempo —hizo una reverencia y se retiró.

Se vistió con ayuda de su marido y casi llora al ver lo bello que era aquel traje hecho solamente para él. No se sentía digno de vestirlo, pero aquellos pensamientos eran rápidamente asustados por las palabras de su pareja susurradas a su oído.

Salieron y hablaron por los pasillos sobre lo que había sucedido mientras habían estado alejados por una semana. El oji-azul se extrañó cuando su vista fue tapada.

—¿Qué haces Manjiro? —sonrió.

—No debes ver tu sorpresa hasta que estes dentro.

—M-Me voy a caer.

—¿Acaso crees que te dejaría caer? —ante lo dicho el azabache se sonrojó y siguió caminando. —Ya llegamos.

El oji-negro quitó sus manos.

—¡Sorpresa! —gritaron todos los presentes.

—¡Mamá feliz cumpleaños! —la menor corrió hacia el azabache con una gran sonrisa.

—¡Chicos! —se sorprendió al ver a personas que no esperaba ver ahí. Cargó a su hija. —¿No estaban cerrando unos negocios en Estados Unidos?

—¿Creías que íbamos a perdernos tu cumpleaños Takemitchy? —cuestionó una rubia mientras se acercaba para abrazarlo. —Feliz cumpleaños.

—Gracias Emma-chan —aceptó su abrazo.

—¿Y bien? ¿Dónde están las lágrimas? —el de ojos ámbar lo miro esperando.

—¿C-Cuales lagrimas? —talló sus ojos.

—¡Esas! ¡Nunca cambias Takemitchy! —se carcajeó al ver que las lágrimas ya habían comenzado a brotar del cumpleañero.

—No lo molestes —el de mechones amarillos le dio un ligero codazo a su pareja.

—¡Mi reina esos son sus regalos! —gritó el de cabellos rosas mientras señalaba una gran montaña de cajas decoradas. —Son de aliados, personas que usted considera sus amigos y de las personas presentes.

—¿T-Todos esos? —tendría que escribir muchas cartas y mensajes de agradecimiento.

—El mas grande es de Pah y Peh —anunció el de cabellos lilas. —Buscaron algo grande como disculpa por no poder venir hoy.

—Los Haitani también mandaron su regalo, el negocio en Brasil tardó mas de lo esperado y me pidieron que le comunicará sus disculpas —informó el de cicatrices en las mejillas. Sus parejas le habían llamado en la mañana para informarle de aquello. —No pudo entrar por la puerta así que esta en el jardín.

—¿Qué diablos compraron esos dos? —murmuró el de delineado rojo sobando su ceño fruncido. —Espero que lo hayan pagado con su propio dinero...

—Cuando los vea les daré las gracias apropiadamente —sonrió el de pendientes.

—¡Mamá! ¡Yo quiero darte mi regalo primero! —gritó la infanta mientras corría hacia el peli-rosa. —Sanzu. —el mencionado busco en su traje y le entrego una pequeña caja de terciopelo azul. —Haru-chan me llevó a comprarlo con mi mesada.

—¡Es hermoso! —grito con gran alegría el oji-azul. Eran tres anillos conectados de diferentes materiales: oro, oro rosa y plata.

—¿Cuánto le das de mesada a tu hija? —le susurró el peli-blanco a su jefe quien solo desvío la mirada.

—No recuerdo.

—El anillo de oro son tú y papá —comenzó a explicar el significado de cada anillo. —La plata son mis tíos porque te quieren mucho ¡Y el rosa soy yo!

—Son muy hermosos, gracias Misaki —se colocó los nuevos anillos en uno de sus dedos. —Te amo —cargó y abrazó a su hija con gran fuerza.

—También hice un dibujo ¡Iré por él! —lo había olvidado en su habitación.

—De acuerdo —sonrió mientras la dejaba en el suelo. Notó que el de cabellos rosados se encontraba nervioso. —¿Sucede algo Haru-chan?

—Y-Yo q-quería —entre tartamudeos inseguros tomó otra caja de su traje. —E-Entregarle mi regalo.

—No importa que me des siempre lo atesorare Haru-chan —le recordó en una sonrisa mientras aceptaba aquella caja.

—Quería darle algo diferente a los otros años —murmuró. —¡Lamento que sea pequeño este año!

—Me sorprendes Sanzu —se sinceró el trenzado. —Le has regalado a Takemitchy una estrella, coronas y joyas... sinceramente pensé que le regalarías una isla.

—Lo pensé —aceptó. —Pero quería que mi reina usará algo regalado por mi y ese broche me recordó mucho a sus ojos ¡Perdone mi insolencia!

—Es hermoso Haru-chan —sonrió al ver el broche. Una corona con pequeños diamantes y zafiros incrustados. —Me siento muy feliz de usar algo regalado por ti ¡Lo atesorare! —comenzó a llorar de la felicidad. Eran demasiados regalos hermosos.

—¡Mi reina no llore! ¡No quiero ser el causante de sus lágrimas! —el de ojos celestes comenzó a paniquearse. —¿Necesita un pañuelo? —le extendió lo mencionado.

—Gracias —limpio y seco sus lágrimas.

—Creo que me toca darte mi regalo ¿No? —se quejó alguien a sus espaldas.

—Eres un impaciente Mikey —reprendió su mejor amigo.

—Quiero que vea mi regalo.

—De acuerdo Manjiro —se rio el oji-azul al ver lo ansioso de su marido.

—Cuando lo vi supe que seria el regalo perfecto para ti —comenzó a contar mientras mostraba una caja. —Me recordó a cuando lloras. Nunca me gusto que lloraras porque siempre pensaba que algo te estaba lastimando, pero... Tú me mostraste que no siempre se llora de dolor o tristeza.

Takemichi quería llorar de nuevo.

—Cuando te pedí que salieras conmigo lloraste —sonrió. —También lo hiciste cuando te propuse matrimonio y nos casamos.

—También en la boda de todos —se burló el de ojos ámbar. Sus parejas lo golpearon y le pidieron estar en silencio.

—Cuando nació Misaki lloraste mucho.

Dar a luz a un hijo hace llorar a cualquiera...

Pensó la rubia en defensa de su cuñado.

—No siempre has llorado cuando estas triste, aprendí a amar las lagrimas que has derramado por felicidad —sacó la joya que había dentro de la caja y tomó con cuidado la mano de su pareja. —Amo todo de ti, con todo y tus lagrimas —sonrió mientras colocaba la joya en uno de los dedos de la mano contraria para después besarla.

—M-Mikey —el festejado estaba sin habla.

—Este anillo de llama "Laguna blu" —informó. —Es un diamante de 11.1 quilates puro y que no ha sido modificado, el color que tiene es totalmente natural. Tiene 50 años de antigüedad Takemitchy.

El diamante tenía forma de gota y su color era de un hermoso tono azul.

—Fue subastado hace un mes, use mis contactos para entrar en la subasta y logre comprarlo —estaba orgulloso de decir aquello.

—¿C-Cuanto te costó?

—Veinticinco millones.

—¿De yenes?

—Claro que no, dólares.

Inui tuvo que sostener a su pareja del reciente ataque que tuvo al escuchar las palabras "Millones" y "Dólares"

—Veinticinco millones de dólares... —susurró el de cabello blanco. —Millones... dólares...

—¡Una joya digna de ser usada por la reina! —el peli-rosado lloró de felicidad.

—¿No te gusto Mitchy?

—¡M-Me encanta! —se apresuró a decir. —E-Es solo que no me lo esperaba... Es una joya muy hermosa —comenzó a llorar de nuevo. —Gracias M-Manjiro.

—Te amo Takemitchy —abrazó a su marido con una sonrisa. El contrario solo hipaba por culpa de su llanto. —¿Son lagrimas de felicidad?

—¡C-Claro que sí! —se alejó para ver aquellos ojos azabaches. —Yo también te amo Manjiro —juntó sus labios en un efímero beso. —Gracias por el regalo.

—Feliz cumpleaños Takemitchy —felicito.

—Ahora que ya terminaron ¿Podemos comer? —se entrometió el de ojos y mechones amarillos. —No hemos comido desde que despegamos.

—¿¡Mi reina no ha comido!? ¡Ordenare que traigan la comida! —el de cabellos rosas salió corriendo de la sala.

—¡Mamá! ¡Este es mi dibujo! —la menor llegó y le entregó la hoja.

—Es muy lindo —sonrió al identificarlo a él con una corona y a su lado una masa de colores blanco y negro. Se rio al saber que era su marido. —¡También dibujaste a Sanzu! Te salió muy bien —alagó al ver una figura de colores rosas, morados y dos puntos celestes simulando ser los ojos.

—Que bueno que ese maniático se fue o tendríamos a otro llorón —suspiró el de ojos ámbar mientras tomaba asiento.

—Agradece la presencia de mi reina y princesa porque de no estar presentes ya te hubiera amarrado a una esquina perro insolente —habló el de ojos celestes mientras se adentraba al salón seguido de varios chicos de servicios.

—¿Perro? —la menor sin comprender ladeó la cabeza y miró al azabache que tenía en frente. —¡Es verdad! ¡Tío Baji parece un perro! —sonrió.

—¿Ah? —todos en la mesa rieron. —Mocosa irrespe- ¡Auch!

—Oh jale de tus cabellos por accidente —el de cicatrices en sus mejillas fingió sorpresa.

—Maldito ¿Sigues molesto por tu cabello? —sonrió en grande. —Han pasado años, pero parece que tu nunca olvidas...

—Atrévete a mencionar eso de nuevo y puede que amanezcas calvo — amenazó.

—¿De que hablan ustedes dos? —el oji-azul ladeó su cabeza confundido.

—¡De nada mi reina! —el de cabellos rosas tomó varios trozos de carne y con ellos llenó la boca del de largos cabellos azabaches. —No le haga caso a este hombre insolente y disfrute su comida por favor.

—Casi todos los platillos tienen papa —notó aquello con una sonrisa.

—Claro, es tu favorita —el gemelo peli-rosa sonrió y dejó otro platillo en la mesa.

—Hicimos lo posible para que fuera el ingrediente principal de las recetas —agregó el de cabello azul.

—Muchas gracias por tu trabajo chicos ¿No vendrán a comer con nosotros?

—Nos cambiaremos y vendremos —prometió el de sonrisa mientras se retiraban junto a los demás hombres de servicio.

—Gracias por la comida —agradecieron todos antes de comenzar a servirse y comer.

—Tenia mucho antojo de papa en estos días —sonrió el de ojos azules mientras se servía de la gran mayoría de platillos.

—Que recuerdos mi reina —el de cabellos rosas sonrió tanto que cerro sus ojos. —Hace tiempo no lo escuchaba decir eso, no desde que estaba embarazado de la princesa.

Los que habían acompañado a Takemichi al viaje y el mismo pararon todo movimiento y se miraron entre ellos.

—¿Qué sucede? —le cuestionó el de cabello lila a su pareja por su extraño comportamiento.

—Sí bueno... —el de ojos azules sonrió nervioso mientras limpiaba su boca. —Ahora que lo mencionas Sanzu...

Todos lo miraron incrédulos.

—Los negocios no se atrasaron, estuvimos en China mas tiempo de lo acordado porque comencé a sentirme mal —comenzó a contar. —Me hice unos exámenes y dieron positivo, tengo tres semanas de embarazo.

Nadie sabia que decir.

—Se que es mi cumpleaños, pero creo que yo también les di un regalo así que... ¡Sorpresa! —gritó con alegría.

Sanzu se desmayó segundos después. 





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¡Al fin termine este día! 


Ayer aunque estuve hasta las doce de la medianoche intentando terminarlo no lo logré así que dije: Meh- nimodo.



Por cierto, el anillo que Mikey le dio a Takemichi existe en la vida real. Lo leí en las noticias y cuando vi el diamante azul y su forma de lagrima dije: Es perfecto para Takemitchy. 

Solo busquen Laguna blu y aparecerán varios artículos de su subasta e imágenes:) 


Amo las historias de Mikey y Takemichi en el universo de Bonten, entre ellos amo a Takemichi siendo "reina" de Bonten LO AMO- 

Fue meta personal escribir esto JAJAJA 

¡Aún no puedo creer todo lo que escribí! Haciendo cuentas en total de todos los días fueron más de 30 mil.  

Total de palabras: 32, 460. 

Tremendo. 


¡No podía terminar la week sin escribir algún hijo de Mikey y Takemichi! 

Por cierto, si no se entendió Takemichi es un doncel. Un hombre que puede embarazarse. 


Todos los días se llaman por una palabra rara o en otro idioma, me gusta que una palabra signifique varias cosas o algo importante y significativo. 


¡Fue increíble escribir esta week! 


Sin duda un reto difícil y divertido. 


¡Gracias por leerla! 


¡Y organizadores gracias por crearla! 


Ya no habrá un "Hasta mañana" o "Nos leemos mañana" 

Es mejor es decirles: 

¡Hasta luego! 



—Andrea Nightmares. 

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