Al final, resulta que no había sido tan desastroso conocer al resto de la familia de Lisa. Sus tíos eran agradables y sus primos te hacían sentir cómodos con cada charla. Bueno, excepto quizá ese primo que seguía enamorado de Jennie, a quién Jisoo no paraba de intentar alejar.
Pero fuera de eso, todo había ido de maravilla. Me había puesto al día tanto con los padres de Lisa como con su abuela, habíamos cocinado postres y me habían llevado a comer mango con salsa de pescado, que por cierto, estuvo delicioso. Todo iba de maravilla.
O, bueno... Así era hasta que el padre de Jennie entró en acción. El día de ayer le había enviado un mensaje a Jennie invitándonos a cenar con su familia. En un principio, ella se había negado rotundamente, pero después de unas palabras de la abuela de Lisa y algo que su padre le dijo, aceptó.
Así que aquí estamos, de pie frente a una gran entrada cercada, esperando a que Jennie termine de hablar con el guardia y nos deje pasar.
Finalmente, las rejas se abrieron y solo alcanzamos a dar unos pasos dentro antes de que las puertas dobles de la enorme casa se abrieran, dejando paso a una mujer mayor y elegante, llena de joyas y maquillaje a montón.
Estiró los brazos hacia arriba mientras caminaba a paso elegante hacia nosotras.
—¡Jennifer, querida! ¡Qué bueno que estás en casa! —intentó abrazar a la castaña, sin embargo, Jennie solo frunció el ceño y se alejó dos pasos de ella.
—Ya te dije que no me llames así. Mi nombre es Jennie.
—Oh, lo sé. Pero Jennifer te queda mejor. Es más elegante, tiene más clase. ¿No es así, queridos?
Por la puerta se asomaron dos cabezas, un chico y una chica de nuestra edad, calculo, quienes asintieron y se acercaron con pasos lentos pero decididos.
—Tienes razón, madre.
—¿Ves? Tus hermanos me apoyan.
Jennie apretó los dientes, sin embargo, decidió ignorarlos. Supongo que no quería pelear de inmediato.
—¿Dónde está Jiyong? —preguntó en su lugar.
—¡Jennie, hija! Aquí estoy —el hombre de cabello castaño salió inmediatamente de la casa con una gran sonrisa—. Ah, veo que sí trajiste a tus amigas.
—Y a mi novia también —añadió rápidamente. Seguramente en un intento por molestarlo.
Cosa que pareció no funcionar.
—Ah, sí, sí. Claro —él asintió, casi como si estuviera omitiendo esa información—. ¿Ya les presentaste a tus hermanos y tu-
—No. No les he presentado a nadie.
Él carraspeó.
—Bien. Esta es mi esposa, Suji. Y estos son mis otros hijos, Hyeri y Jaehyun.
Su esposa levantó la barbilla con orgullo y hubo un momento de silencio super incómodo.
Jisoo se apresuró a llenar el vacío con una sonrisa amable.
—Es un placer conocerlos. Mi nombre es Jisoo. Soy la novia de Jennie.
Otro silencio incómodo mientras las cuatro personas reparaban de pies a cabeza a mi mejor amiga. Tanto Suji como su hijo, Jaehyun, la observaron con cierto disgusto, Jiyong, por su parte, la reparaba con una mirada calculadora. La chica, Hyeri, fue un poco más sutil; ella solo la observó levantando ambas cejas en sorpresa.
La mano que mi amiga había extendido permaneció ahí flotando sobre el aire, Jennie, a su lado, se tornó roja de la ira y Lisa se apresuró a detenerlos antes de que estallara.
—Hola de nuevo, Suji, Jaehyun, Hyeri.
—Ah, Lalisa. Hola —la mujer mayor finalmente reparó en su presencia, asintiendo hacia ella en reconocimiento igual que los demás.
—Ella es mi novia, Chaeyoung —me presentó, tomándome de la cintura para mostrar apoyo.
Yo sonreí nerviosa e hice una reverencia leve.
—Un placer conocerlos.
—Bueno, no puedo decir que tienen malos gustos —el chico, Jaehyun, sonrió burlón mientras me observaba de arriba abajo, haciéndome sentir incómoda—. Aunque no opino lo mismo de ellas.
Jisoo y yo nos tensamos mientras Lisa lo observaba molesta y Jennie daba un paso adelante.
—¿Qué acabas de-
—Jaehyun —Hyeri lo observó con los labios apretados, murmurando su nombre casi como un regaño. Ella también se notaba tensa.
Él levantó ambas manos sin dejar de sonreír.
Jiyong eligió ese momento para interrumpir, carraspeando.
—¿Por qué no entramos? La cena está casi lista. Hicimos que los sirvientes prepararan Pad Thai. ¿Aún te gusta, Jennie? —le preguntó mientras nos guiaban dentro de su propiedad. Claro, no recibió respuesta alguna pero eso no lo detuvo—. También hay helado de leche como postre. Sabemos que es tu favorito. ¿No es así, cariño?
—Así es, querido —le contestó Suji.
—¿Han probado el Pad Thai, Jisoo, Chaeyoung?
—Um, no, señor —contestó Jisoo.
—Pues hoy es su día de suerte.
«Vaya que lo es... Nótese el sarcasmo»
...
Todos tomamos asiento en la enorme mesa. Suij, Jaehyun y Hyeri de un lado, nosotras cuatro nos acomodamos frente a ellos y en el extremo intermedio se encontraba Jiyong, quien degustaba su comida como si no sintiera la enorme incomodidad que se extendía en el ambiente.
—Entonces, ¿qué tal la universidad? —preguntó por fin el hombre, una vez había tragado lo que tenía en la boca.
—Todo va bien —contestó Lisa, cuando Jennie se había quedado en silencio comiendo, sin prestarle atención al hombre.
—Me alegro —carraspeó ligeramente—. ¿Ningún problema con los profesores o algo así?
—Nada en lo absoluto —volvió a contestar mi novia.
Él asintió.
—Jaehyun y Hyeri también lo están haciendo bien —comentó la mujer—. Hyeri volvió a conseguir un premio este año, ¿recuerdas, querido?
—Ah, sí —comentó el hombre con una sonrisa—. Tienes una hermana muy inteligente aquí, Jennie. Nunca decepciona.
De repente el sonido de metal chocando entre sí se escuchó. Todos observamos a Jennie en silencio, quien permanecía observando su plato mientras se limpiaba la boca con una servilleta.
—Felicidades —dijo, aún sin levantar la vista.
—Gracias —murmuró la chica en un susurro, casi incómodo.
Jiyong sonrió como si se hubiera ganado la lotería y continuó hablando.
—Hyeri trabaja muy duro. El año pasado ganó ese concurso nacional y salió en la televisión.
—También nos dijeron que es apta para una beca —murmuró Suji, sonriente—. Quieren que vaya a estudiar a Corea. Tal vez pueda hacerte compañía, Dios sabe que necesitas a alguien allá.
—¿Qué? —Jennie finalmente levantó la vista, deteniendo todos sus movimientos para observar fijamente a su padre.
—Iba a decírtelo —replicó él, pareciendo casi, casi avergonzado—. Pero no es una mala idea, ¿verdad? Hyeri es tu hermana, es lógico que se quede contigo.
—Además puede ayudarte en tus cosas —argumentó la mujer, ignorando el hecho de que Jennie parecía querer explotar en ese instante, agarrando fuertemente el mantel entre sus dedos—. Quizá pueda ser tu tutora. No hay que avergonzarse de necesitar ayuda.
—¿Qué? —repitió, y a estas alturas parecía lo único que podía decir.
—No lo tomes a mal, querida. Pero tus notas podrían mejorar. Todos sabemos que nunca has sido muy buena en los estudios, Hyeri puede ayudarte.
Jisoo, Lisa y yo contuvimos la respiración. Parecía que si no lo hacíamos algo iba a explotar. Creo que incluso Hyeri, del otro lado de la mesa, lo hizo también.
—Sí, hermanita —Jaehyun le habló en tono burlón—. Que no te de pena, todos necesitamos ayuda. Hasta yo podría ayudarte de vez en cuando si eso quieres.
—¿Lo ves? Sólo es amabilidad —la mujer extendió la mano sobre la mesa, como queriendo tocar la de Jennie en un gesto "maternal". Afortunadamente para ella, la mesa era lo suficientemente grande para evitar aquello—. Son tus hermanos, solo quieren ayudarte. No debes estar avergonzada; después de todo, algunas personas son más inteligentes que otras. Es natural.
—Mamá- —Hyeri abrió los ojos hacia ella, sin embargo, fue interrumpida por el chirrido de una silla.
Jennie se había levantado del lugar con los dientes apretados.
—Vámonos —fue el murmullo que se escuchó en el salón vacío.
Jisoo, Lisa y yo nos levantamos inmediatamente.
Jiyong se levantó también.
—¿Ya se van? Aún falta el postre. Y esperaba que pudiéramos ponernos al día como-
—No tenemos más hambre. Fue suficiente una visita —contestó ella de forma cortante, empezando a caminar fuera del lugar.
—Pero-
—Deja que se vaya, papá —Jaehyun habló—. Es obvio que no quiere estar aquí. No sé para qué la invitaste en primer lugar.
Jennie apretó los dientes y caminó más rápido, siendo seguida por nosotras.
Y por Jiyong también.
—Jennie-
—¿Para eso me invitaste? —explotó finalmente, una vez estuvimos lejos de las otras tres personas—. ¿Para que se burlen de mí?
—Nadie se está burlando de ti.
—¿Ah no? ¿Y entonces qué demonios fue eso? ¡Literalmente me llamó tonta en frente de todos!
—Nadie pronunció esas palabras, Jennie.
Ella jadeó, indignada.
—¡¿Qué- ¡Vete a la mierda! —chilló.
—Jennie Ruby-
—¡No me vengas con eso! ¡Solo me llamaste aquí para presumir de tu estúpida hija perfecta! ¡¿Y a mí qué demonios me importa lo que ella logre?!
—Es tu hermana, deberías estar orgull-
—¡Por última vez, no es mi hermana y jamás lo será! ¡ Y me importa una mierda lo que le pase a ella, al imbécil de su hermano o a su estúpida madre!
Él inmediatamente frunció el ceño.
—¡Jennie Ruby Jane-
—¡No! ¡No te atrevas a decirme una mierda, Jiyong! —pisoteó el suelo y abrió las puertas de un golpe, saliendo apresurada—. ¡Y no esperes que venga para navidad, terminé con ustedes! ¡Váyanse a la mierda todos!
—¡No puedes hablarme en ese tono, jovencita!
—¡Puedo hablarte como yo quiera! —le gritó de vuelta—. ¡No solamente me trataron mal a mí, sino también a mis amigas! ¡Y a mi novia! ¡A mi novia! —repitió, como si no pudiera creerlo aún; la ira creciendo con cada palabra.
—¡Porque no es normal! ¡Ellos sólo deben acostumbrarse a-
Jennie gruñó y dio media vuelta, dejándolo de pie frente a su casa con la palabra en la boca.
Nosotras la seguimos sin murmurar palabra alguna y nos subimos al auto que el padre de Lisa nos había prestado.
Todo el viaje fue en completo silencio.
...
—Jennie-
Al llegar, todas bajamos del auto y la primera en acercarse a ella fue mi mejor amiga. Extendió la mano para tocarla, no obstante, Jennie la alejó con un movimiento suave.
—Ahora no, Jisoo —murmuró. Su semblante aún se veía serio, sin embargo, por la forma en la que pronunció las palabras se notaba que más que enojada estaba triste.
Jisoo tragó saliva, dolida por su rechazo, pero no hizo nada más mientras la veía entrar a la casa y subir rápidamente por las escaleras para encerrarse en su habitación.
Chittip y Nana asomaron la cabeza por la puerta cuando escucharon el portazo.
—Asumo que la cena fue un completo desastre.
—Asumes bien, mamá —Lisa suspiró.
—Oh, mi pobre niña —la abuela suspiró con tristeza mientras observaba las escaleras.
Por mi parte, yo acariciaba la espalda de Jisoo en un intento por consolarla mientras ella observaba las escaleras como un cachorro al que acababan de regañar.
—No lo tomes a mal, Jis —Lisa se acercó a palmearle la espalda—. Ella no está enojada contigo.
—Lo sé —suspiró.
—Te buscará cuando quiera hablar de eso. Deberíamos darle su espacio ahora.
—Bueno —murmuró con una vocecita triste, aún observando las escaleras con añoranza.
Lisa me observó con un "te lo dije" impreso en su rostro.
Y a partir de ese momento, supe que las cosas se irían a la mierda pronto.