CONTRAATAQUE ━━ pablo gavi

By mxrcem

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« real life / social media » ➣ Donde Ainhoa es una futbolista consagrada, abiertamente feminista y no so... More

¡ 🔵🔴CONTRAATAQUE 𓂃 ะ
━━━━ ¿quién es ainhoa luján?
↬área gráfica
oo. social media
oi. capítulo uno
oii. capítulo dos
oiv. capítulo cuatro
ov. capítulo cinco
ovi. social media
ovii. capítulo siete
oviii. social media
oix. capítulo nueve
ox. capítulo diez
oxi. capítulo once
oxii. capítulo doce
oxiii. capítulo trece
oxiv. capítulo catorce
oxv. social media
oxvi. capítulo dieciséis
oxvii. capítulo diecisiete
xxviii. capítulo dieciocho
xix. social media
xx. capítulo veinte
xxi. capítulo veintiuno
xxii. capítulo veintidós
» etra: la estrategia equivocada
» extra: feliz sant jordi

oiii. capítulo tres

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By mxrcem

━━━ F. C. B A R C E L O N A
⚽ ♪ 。 Un dia de partit
marce & lexxie
fanfiction 🔵🔴




Ainhoa corría por el campo de fútbol con el balón pegado a sus pies. El sol le quemaba la nuca y el sudor le empapaba la camiseta. A su alrededor, sus compañeras de equipo se movían con agilidad y coordinación, buscando el hueco para marcar gol.

Era un día perfecto para entrenar, pero no lo disfrutaba. Algo le oprimía el pecho y le nublaba la mente. Su mal humor se notaba en su forma de jugar. Jugaba más agresiva y menos concentrada que de costumbre. Chocaba con las rivales con más fuerza de la necesaria, perdía el balón con facilidad y fallaba los pases. Su entrenador le gritaba desde la banda que se calmara y que jugara en equipo, pero ella no le hacía caso.

Mapi, su compañera y amiga, se dio cuenta de que algo le pasaba y se acercó a ella al final del entrenamiento cuando ya se estaban preparando para retirarse a las duchas.

―¿Qué sucede, Noa? ―le preguntó con preocupación con una mano sobre su hombro―. Te veo rara.

Ainhoa suspiró y le dijo:

―Nada. No te preocupes.

Mapi la conocía demasiado bien como para creerle. Insistió con una mirada inquisitiva.

―Venga, no me mientas. Sé que algo te pasa. ¿Es por lo del entrenamiento con los chicos?

Ainhoa negó con la cabeza.

―No, bueno, eso también me molesta, pero no es por eso.

Mapi frunció el ceño. Sabía que a Ainhoa no le había gustado nada la idea de tener que compartir el campo con el equipo masculino del Barça. Decía que era una injusticia y una falta de respeto hacia el equipo femenino. Que ellas se habían ganado el derecho a entrenar en ese campo y que no tenían por qué cederlo a los chicos. Que el fútbol femenino merecía más reconocimiento y apoyo.

Mapi estaba de acuerdo con ella en parte, pero también pensaba que había que ser más flexible y tolerante. Que los chicos no tenían la culpa de que el club hubiera tomado esa decisión y que tampoco era para tanto. Que podían convivir pacíficamente y aprender unos de otros.

Pero si no era por eso, ¿por qué estaba tan enfadada?

―Entonces ¿por qué es?

Ainhoa se mordió el labio.

―Es por Gavi—confesó.

Mapi frunció el ceño.

―¿Gavi? ¿El niñato del masculino? ¿Ese Gavi?

―Sí, ese mismo. La otra noche tuve una discusión con él en la fiesta de Eric y me dejó muy mal sabor de boca.

Mapi sabía que Ainhoa y Gavi se llevaban fatal desde el primer día que se conocieron. Siempre estaban discutiendo y peleando por cualquier cosa. No se soportaban el uno al otro. Aunque no entendía por qué tenían tanta tirria. Ella pensaba que Gavi era un buen chico, aunque un poco arrogante y bocazas. Y que Ainhoa era una buena chica, aunque un poco orgullosa y temperamental.

Quizás eran demasiado parecidos y por eso chocaban tanto.

―¿Te ha insultado? ¿Quieres que le pegue?

Ainhoa se rió ante la reacción de su compañera.

―No, no hace falta que le pegues―respondió―. Ya me encargué yo de ponerlo en su sitio.

Mapi sonrió con orgullo.

―Esa es mi chica. Y si alguna vez quieres que le dé una paliza, solo tienes que decírmelo. Eso sí, no se lo cuentes a Ingrid y Alexia. Ya sabes que ellas son muy pacíficas.

Ainhoa le dio las gracias con una sonrisa. Mapi e Ingrid eran pareja desde hacía un tiempo y se querían mucho, a pesar de sus diferencias. Mapi era más impulsiva y combativa que Ingrid, que era más calmada y razonable. Ingrid siempre buscaba solucionar los problemas con palabras y no con violencia.

Alexia, por su parte, era la más extrovertida y amigable del equipo femenino. Se esforzaba por mantener una buena relación con el equipo masculino y por evitar las peleas. No le haría ninguna gracia enterarse de que Ainhoa y Gavi habían vuelto a discutir.

―No te preocupes. No se lo diré a nadie―le aseguró al final.

Sin previo aviso, el equipo masculino irrumpió por el otro extremo del campo. Iban en grupo, bromeando y riendo a carcajadas. Vestían las equipaciones de entrenamiento y cargaban con sus bolsas de deporte como si fueran trofeos de guerra.

Ainhoa los observó con desdén desde la distancia. Odiaba verlos pisar su campo como si les perteneciera. Le parecía una afrenta y una desconsideración hacia las chicas. Pero era consciente de que no podía hacer nada para evitarlo. La decisión estaba tomada y tenía que acatarla.

Así que optó por hacer como si no existieran y se dirigió a los vestuarios para ducharse y cambiarse. Pero antes de que llegara, alguien se interpuso en su camino.

Gavi se plantó delante de ella y le soltó con ironía:

―Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí.

Ainhoa le lanzó una mirada asesina que habría fulminado a cualquiera.

―¿Qué pasa, nen? ¿No te bastó con lo de la fiesta? ―le espetó con rabia.

―Por eso mismo quiero hablar contigo. Quiero que me digas por qué me agrediste sin razón ―le dijo él con fingida seriedad.

Ainhoa se le quedó viendo atónita. No podía entender que tuviera la desfachatez de hacerle esa pregunta. Él conocía perfectamente el motivo de su enfado. Era evidente que estaba tratando de provocarla.

― ¿Que te diga por qué te agredí sin razón? ―repitió, incrédula―. ¿Estás de coña?

―No, no estoy de coña― le respondió él, cruzando los brazos― . Estoy muy serio. Me agrediste sin razón y quiero saber por qué. Además, exijo una disculpa.

―¿Yo te agredí sin razón? ¿Y qué me cuentas de lo que tú hiciste? ¿Eso no te parece una agresión? ―le preguntó ella con indignación.

Gavi se encogió de hombros como si no fuera con él.

―No, no lo considero una agresión. Solo te miraba. Que no tengas ni idea de cómo actuar cuando un tío te observa por espantarlos a todos con tu actitud de mierda, ese es tu problema ―le soltó con desprecio.

― ¿Qué has dicho? ―le espetó Ainhoa, sintiendo cómo se le encendía la sangre.

Gavi sonrió con malicia, disfrutando de su enfado.

―Lo que has oído ―le contestó con insolencia.

Ainhoa sintió el mismo torrente de furia que en la fiesta subir por su garganta. No aguantaba más a ese gilipollas. Así que alzó la mano y le apuntó con el dedo.

―Eres un cerdo, Gavi. Un cerdo machista y asqueroso. Y no quiero volver a verte en mi vida

Gavi se llevó la mano al pecho y fingió estar herido.

―Ay, qué dolor, Ainhoa. Qué dolor me has causado con tus palabras. ¿Cómo podré vivir sin ti?

―Vete a la mierda, tío. Vete a la mierda y déjame en paz. O mejor, busca a tu amiguita que tan dispuesta parecía a defenderte e iros a tomar por culo los dos.

―Esos celos no son buenos, Noa ―replicó Gavi con sorna.

―¡Que te den! ―le gritó, harta de él.

Se giró y caminó hacia los vestuarios como una leona herida. Mientras más rápido perdiera de vista a ese idiota, más pronto mejoraría su humor. Pero antes de llegar, alguien pronunció su nombre con voz dulce. Era Fer.

Se acercó a ella con una enorme sonrisa radiando en su rostro.

―Hola, Noa. ¿Qué tal? ―la saludó con simpatía.

Ella lo miró con sorpresa y curiosidad.

―Fer... ¿Qué haces aquí? ―le preguntó extrañada.

―Pues verás, he venido con Pedri, pero también quería invitarte a un café. Me dijo que terminabas el entrenamiento antes que él y pensé que podríamos charlar un rato.

Ainhoa se sorprendió por la invitación.

―¿Un café? ¿Conmigo? ―repitió incrédula.

Él asintió con la cabeza y le miró a los ojos.

―Sí, contigo. ¿Te apetece? ―le propuso con amabilidad.

Ella dudó un momento, pero luego aceptó. Le caía bien Fer y le apetecía tomar un café con él.

―Vale, acepto ―le dijo finalmente―. Solo deja que me duche, ¿vale? ―añadió señalando los vestuarios.

Él sonrió y asintió.

―Genial. Aquí te espero ―le respondió con entusiasmo.

Ainhoa retomó su camino hacia las duchas y se olvidó de Gavi por un momento. Se sentía aliviada y contenta por la invitación de Fer.

Pero Gavi no se olvidó de ella. Los vio marcharse juntos y sintió una punzada en el pecho. No sabía por qué, pero no le gustaba ver a Ainhoa con Fer.

No le gustaba nada.

Fer y Ainhoa se dirigieron a la cafetería de siempre, la que quedaba cerca del campo de fútbol y donde se reunían los jugadores tras los entrenamientos. Les encantaba ese rincón acogedor y tranquilo, con sus mesas de madera y sus sofás de cuero. Al llegar, Fer le guiñó un ojo a Ainhoa y le dijo que se pusiera cómoda en uno de los sofás. Él se dirigió a la barra y le pidió al camarero dos cafés con leche y azúcar, los favoritos de ambos.

Mientras esperaba, no podía dejar de mirar a Ainhoa. La vio sentada en el sofá, ensimismada en el paisaje que se dibujaba tras la ventana. Su pelo castaño, atado en una coleta, enmarcaba su rostro dulce y expresivo. Su camiseta del Barça le hacía recordar que tenían la misma pasión por el club.

Fer sentía un cosquilleo en el estómago. Estaba loco por ella desde hacía mucho tiempo, pero nunca había encontrado el momento para confesarle sus sentimientos. Ainhoa era todo lo que él quería: una futbolista talentosa, una amiga leal y una persona generosa. Tenía personalidad, pero también delicadeza. Tenía coraje, pero también empatía. Tenía todo lo que él deseaba en una chica.

Había aprovechado la excusa de invitarla a un café después de verla enfadada con Gavi en el campo. Gavi era compañero de su hermano y su amigo, pero siempre se metía con Ainhoa. Fer sabía que se llevaban fatal y que habían discutido varias veces.

Sin embargo, no entendía cómo Gavi podía ser tan tonto y no darse cuenta de lo especial que era Ainhoa. Él la trataba como a una más, cuando en realidad era única.

Tomó los cafés humeantes y se acercó a la mesa donde ella lo esperaba. Le dedicó una sonrisa al sentarse.

―Te traje tu café favorito. Pedri me lo chivó.

Ainhoa le dio las gracias y bebió un poco. El café le quemó la lengua, pero estaba rico y azucarado, como a ella le encantaba.

Fer la contempló con admiración y le dijo:

―¿Qué tal te fue el entrenamiento?

Ainhoa hizo una mueca.

―Fatal. Un desastre.

―¿Por qué? ¿Qué pasó?―se preocupó.

Ella suspiró.

―Pues lo que pasó fue que tuve que aguantar al idiota de Gavi otra vez.

Fer se mordió la lengua para no decir nada malo de su amigo. No quería meterse en problemas con él, pero tampoco quería quedar mal con Ainhoa. Simplemente optó por permanecer en silencio y escucharla con atención, tratando de comprender su punto de vista.

Ainhoa le relató con todo detalle lo que Gavi le había dicho y hecho en el campo. Le describió lo machista y arrogante que era, cómo la había tratado mal y cómo se había burlado de ella. Le confesó lo mucho que lo odiaba. Fer la escuchó pacientemente, sin interrumpirla ni juzgarla. Solo asentía con la cabeza o ponía cara de sorpresa o indignación según lo que le contaba. A veces le hacía alguna pregunta para mostrar interés o le daba algún consejo para animarla.

Ainhoa se desahogó durante un buen rato, hasta que se quedó sin palabras. Se dio cuenta de que había hablado demasiado y se disculpó.

―Lo siento, Fer. No quería aburrirte con mis problemas.

―No te preocupes―la tranquilizó él, sonriendo con su encanto habitual―. No me has aburrido en absoluto. Me gusta escucharte.

Ainhoa se sonrojó y se mordió el labio inferior.

―Gracias. Eres muy amable.

La sonrisa de Fer se iluminó y le guiñó un ojo.

―De nada. Para eso están los amigos.

Ainhoa se ruborizó más y bajó la mirada, sintiendo un cosquilleo en el estómago. Fer aprovechó para cambiar el tema de conversación a algo más trivial.

―Bueno, ya que hemos hablado bastante de Gavi―le dijo―, ¿qué te parece si hablamos un poco de ti?

Ainhoa volvió a levantar la mirada, un poco sorprendida. ¿De ella? ¿Qué podía interesarle a Fer de su vida?

―¿De mí?―preguntó con cautela―. ¿Qué quieres saber?

―Pues, por ejemplo, sobre tu entrenamiento con las chicas y sobre el equipo femenino en general. ¿Cómo va la temporada?

Ainhoa parpadeó perpleja. No estaba acostumbrada a que un chico se interesara por su carrera deportiva. Normalmente, solo mostraban curiosidad por su vida personal o por su aspecto físico. Se preguntó si Fer estaría bromeando o si realmente le importaba.

―Pues la temporada va fenomenal―contestó con orgullo―. Estamos en la primera posición de la liga con una enorme ventaja. Y también estamos clasificadas para los octavos de final de la Champions.

Fer abrió los ojos con admiración.

―Wow, eso es increíble. Enhorabuena.

―Gracias. La verdad es que estamos muy ilusionadas con esta temporada―Ainhoa comenzó a emocionarse como cada vez que hablaba de su carrera. No había nadie que no se diera cuenta de su entusiasmo. Con solo cruzar unas palabras con ella, cualquiera podía ver que el fútbol era su pasión―. Tenemos un gran equipo y un gran entrenador. Y sobre todo, tenemos un gran sueño. Llegar a la final de la Champions y ganarla. Es lo que más deseamos.

Fer asintió con una sonrisa comprensiva.

―Ese es un gran sueño―dijo con voz suave―. Y estoy seguro de que lo conseguiréis. Tenéis mucho talento y mucha garra.

Ainhoa se sintió conmovida por aquellas palabras. Le parecieron sinceras y dulces. Le gustaba que Fer la apoyara y la animara. Se sintió más cercana a él. Le gustaba, además, su forma de ser y de tratarla. Era un chico diferente a los que había conocido antes. Era un caballero, no un machista.

Recordó su anterior novio, que había sido todo lo contrario. Un gilipollas que la había engañado con otra y la había dejado plantada sin miramientos. Ainhoa había sufrido mucho y había pensado en quedarse soltera para siempre. Pero Fer era el tipo de chico que la hacía pensar en cambiar de opinión. El tipo de chico con el que se veía compartiendo algo más que un café. Ambos habían encajado de maravilla desde que Pedri los presentó.

Fer la miró a los ojos y se armó de valor.

―Noa―comenzó de repente con gesto nervioso―. Hay algo que desde hace tiempo quiero preguntarte...

Ainhoa sintió una opresión en el pecho y se preguntó qué sería. Fer se acercó sobre la mesa, rascándose la nuca nerviosamente. Ella notó que su corazón se disparaba sin explicación.

Algo importante parecía estar a punto de salir de sus labios cuando una niña interrumpió el momento. La pequeña no tendría más de diez años y estaba acompañada de una señora mayor, quizás su abuela. Se acercó a Noa con timidez y educación y le dijo:

―Hola. Perdona que te moleste, pero ¿me puedes regalar un autógrafo? Eres mi ídola y me encanta cómo juegas al fútbol.

Ainhoa se quedó sorprendida. No tenía ni idea de que fuera tan conocida como para tener fans que le solicitaran autógrafos. Después de todo, nunca se había considerado a sí misma como un fenómeno mediático.

Le devolvió la sonrisa a la niña y se olvidó por un instante de lo que Fer iba a decir. Le preguntó cómo se llamaba y le firmó un papel que le pasó su abuela. La niña le agradeció y se marchó contenta.

Fer contemplaba la escena con una mezcla de admiración y envidia. Le encantaba ver a Ainhoa tan feliz y radiante, pero también le fastidiaba que alguien le hubiera interrumpido en un momento tan decisivo.

Se quedó mirándola atentamente, mientras se sentaba de nuevo frente a él. Se preguntó si debía volver a intentar decirle lo que sentía o si era mejor aplazarlo para otro momento. Tenía miedo de arruinar la amistad que habían creado o de ser rechazado por ella. Pero también tenía miedo de perder la oportunidad de expresarle sus verdaderos sentimientos. Se sentía confundido y nervioso.

No sabía qué hacer.










Recuerden que para saber más sobre la relación de Gaia y Pedri, además de algunos detalles sobre la perspectiva de Gavi respecto a Ainhoa, pueden pasar por la historia de Lexxie <3


» nen: niño/niñato en catalán.

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Realmente esta novela ya estaba publicada en otra pagina y quería compartirla aquí espero les guste es una de mis viejas creaciones, debo admitirla e...