Algunas cosas toman tiempo

By escritordefics

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La muerte de Annabeth lo quebró. Y muchos temían que para siempre. Busco el refugio en las profundidades del... More

La tristeza nubló todo
Ultimo adiós
Decisiones
Recompensas
Padre e hijo
Aprendiendo a ser un dios
En apuros
Un aliado no deseado
Audiencia ante el consejo I
No cuentes conmigo
Emociones desatadas
No estas solo... no estamos solos
Déjanos ayudarte I
Déjanos ayudarte II
Momentos
Nota de autor
Desaparecido
Se acaba el tiempo I
Se acaba el tiempo II
Revelado
Camino a seguir
Nueva responsabilidad
No, gracias
Explicaciones
Sin salida
Atrapado
Lecciones
Rescate
Buen recuerdo
Impacto
Perseguido
Secuestro
Consecuencias
Lejos de casa
Jackson
Sangre
Ausencia
Adversidad
Acercamiento
Reencuentro
Recuperación
Venganza I

Audiencia ante el consejo II

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By escritordefics

Artemisa estaba mirando fijamente a Percy... Perseo... el muchacho... y todo lo que podía hacer era lanzar una advertencia con la mirada. No sabía si Percy era lo suficientemente inteligente como para entender que si decía algo o revelaba algún indicio ella no descansaría hasta enviarlo a la regeneración...

Percy le sostuvo la mirada sin vacilar... no podía entender... no lograba mirar a través de tanto desprecio inmerecido, no lograba comprender como se invirtieron las cosas... que ahora Artemisa lo veía como un enemigo y una amenaza para sus intereses. El sabía sus responsabilidades, sabía que ahora como dios del Olimpo no podía negarse a colaborar en el caso de Artemisa. Pero también sabía que tenía un compromiso de honor con Artemisa... y eso era más fuerte que el Olimpo. Su mente divagaba mientras mantenía la mirada en Artemisa. No quería darle ningún signo de debilidad o temor.

— Perseo... Acércate — la voz de Zeus retumbo desde su trono. Percy siguió sin desviar la mirada, hasta que por dirección natural tuvo que despegar la mirada de Artemisa para dirigirla hacia la presencia de los demás miembros del consejo olímpico. Atenea se bajó de su trono y se acercó a Percy, él no titubeo ya que sabía que estaba en paz con Atenea.

— Ha pasado un tiempo desde que nos vimos — le dio un ligero abrazo. Ya era mucho viniendo de la persona que antes lo veía como un engendro indigno de mar.

— Atenea — dijo Percy inclinando la cabeza y devolviéndole el abrazo. Mil sensaciones diferentes surgieron en ese abrazo. Sensaciones que no podía controlar... sensaciones que lo estaban sobrepasando... era demasiado pronto... era demasiado abrumador.

— Percy... que gusto tenerte nuevamente... parece que todavía recuerdas que eres un dios — Apolo hablo tratando de ser casual, pero se notaba que lo que lo movía en el fondo era que quería que Percy terminara con todo este suplicio de interrogatorios y negativas de Artemisa a exponer su caso.

— Estoy acostumbrándome a la idea — respondió Percy haciendo sonreír a los dioses. Todos sabían que Percy estaba de licencia en sus funciones como olímpico. Fue más por la intercesión de Atenea misma, quien les hizo entender que a pesar de que ahora Percy era un dios olímpico seguía conservando sus rasgos humanos como los sentimientos, el dolor y los recuerdos y que para alguien que va a vivir eternamente debía resolver y poner en orden y para ello necesitaba tiempo.

— Bienvenido a casa Percy — Hestia también se levantó de su asiento para acercarse al que siendo semidiós era su favorito y estaba seguro que como dios también lo seria. Percy hizo una profunda reverencia ante la diosa antes de saludarla.

— Hestia... que gusto verte nuevamente — sonrió ligeramente haciendo que Hestia también respondiera a su sonrisa.

— Es un poco difícil mantener un ojo sobre ti si es que no hay fuego cerca de ti — Hestia le golpeó ligeramente el brazo de manera juguetona.

— Oh... eso... prometo tener una fogata en casa — Percy dijo un poco avergonzado de haberse olvidado de poner una fogata en su palacio. Era más por olvido que por descortesía.

— Eso está mejor — Hestia le dio un peque golpecito en la mejilla de manera cariñosa. Pero nada de esto pasaba desapercibido para una Artemisa que parecía que quería atravesar a Percy con la mirada. "sino como podría encargarme de cuidar a mi ex semidiós favorito" Percy sonrió con gratitud, todavía se sentía un poco abrumado con todo el ambiente del Olimpo, más aún porque era un recordatorio latente de Annabeth... y eso no era algo que podría olvidar... nunca.

— Padre... a lo que vinimos por favor — Artemisa gruño un poco fastidiada por como todo el mundo disfrutaba de la presencia de Percy y ella estaba allí como un animal encerrado esperando que su caso fuera atendido. Ares vio su oportunidad para importunar a Artemisa... y no la desaprovecho.

— Tranquila Artemisa... pareces ansiosa porque todos sepamos la verdad de una vez — Artemisa gruño fastidiada y brillando casi para tomar su forma piadosa... Ya tenía su arco y una flecha en mano cuando se disolvieron en sus manos sin que pudiera siquiera hacer uso de ellas. Ares sonrió triunfante. Artemisa por otro lado no podía contener su ira y un aura airosa la rodeaba, buscaba al responsable, y todas las miradas se dirigieron hacia Percy, quien se mantenía tranquilo y sin ninguna reacción que desatara el caos. Una de las cosas que su entrenamiento en estos meses le había enseñado era a no regalar nada a través de los gestos y facciones... era ya una ventaja desde allí para el combate.

— No armas aquí — explicó Percy volviendo su mirada hacia Zeus quien asintió en señal de gratitud porque Artemisa hubiera explotado en contra de Ares por ese comentario.

— ¡Quien te crees! — gritó Artemisa empezando a caminar hacia Percy dispuesta a usar los puños si era necesario.

— El dios de las armas — susurró un poco bromista ante lo obvio... pero eso solo hizo que Artemisa se encendiera más y le propinara un duro golpe en la cara... la cabeza de Percy se balanceo con violencia de un lado al otro por el golpe. Pero no reaccionó. Simplemente se quedó esperando mientras Apolo le lanzo una tableta de ambrosia.

— ¡Artemisa! — gritó Zeus un poco fastidiado por la naturaleza violenta de su hija... era su más fiel aliada, pero simplemente ahora mismo estaba fuera de control. Como Artemisa no reaccionó y se disponía a seguir golpeando a un Percy que no se defendía Zeus hizo tronar su rayo delante de Artemisa, quien se quedó un poco sorprendida por esa medida.

— Padre esto es un ultraje... ¡un nuevo dios no puede hacer algo como esto! — señaló a Percy dándole una mirada amenazadora, y lo que vio en los ojos de Percy la sorprendió un poco... dolor... ira... pero reprimida... pero nada hizo retroceder a Artemisa.

— Puede y debe, tu presencia aquí es como investigada, no como diosa al igual que Perseo — Percy ni siquiera le dirigió la mirada mientras se colocaba nuevamente en su posición inicial, en cambio Artemisa le recorrió un pequeño escalofrió... por otra parte Dionisio la miraba con detenimiento, mientras escribía algunas cosas. Sintió un leve dolor de cabeza... sintió que se desvanecía... pero se obligó a ser fuerte y no mostrar debilidad, aunque algo le decía que en toda este arranque de ira había bajado las defensas demasiado...

— Mejor empecemos — dijo Dionisio sin quitarle la mirada de encima a Artemisa.

— Perseo... como sabes... estamos en medio de una investigación — Percy se tensó un poco sabiendo ya de antemano de que iba la investigación, pero también estaba pensando en cómo evadir su deber de responder a las preguntas que le hicieran.

— La verdad no lo sabía... aunque si me sorprendió encontrar a mi prima como diosa de la caza — Artemisa se giró para ver a Percy, aunque este prefería no cruzar miradas con dicha diosa, ya que no quería más problemas de los que ya tenía para pensar en cómo salir librado de este interrogatorio.

— Fui despojada de mis títulos — gruño ella con furia mirando a todos los dioses sentados en sus tronos. Percy por su parte decidió no darle demasiada importancia. Lo único que él quería era que todo esto acabara para volver a su palacio, esto era incómodamente aterrador.

— Artemisa por favor — Apolo trato de calmarla un poco y al parecer funciono, ya que Artemisa suspiro derrotada. Apolo le hizo un gesto a Percy para que continuara.

— No sé cómo puedo ayudar yo a todo esto — Percy trato de sonar un poco desconcertado... tal vez tendría que actuar como usualmente era: distraído y aparentemente torpe y poco inteligente. Como dios ya había superado varias de esas facetas, pero siempre las conservaba como una parte esencial de su identidad.

— Tenemos razones para creer que tú puedes ayudarnos a esclarecer lo que paso con Artemisa ese día... durante la batalla con Gea — Los recuerdos eran completamente claros... Él sabía lo que había pasado y nada de lo que estaba pasando debido a eso le sorprendía. Pero él tenía una promesa que cumplir y a pesar de que sus promesas como semidiós estaban por debajo de su nuevo papel de divinidad del Olimpo... siempre se encontraba su honor de mantener sus promesas...

— Padre... Perseo no tiene nada que ver con esto... déjale fuera — Artemisa le dirigió a Percy una mirada mordaz y amenazadoras, como recordándole lo que ella podría hacerle en caso de que quisiera abrir la boca. Percy le mantuvo la mirada hasta que la voz de Poseidón le saco de ese trance de amenazas innecesarias.

— Percy... — Percy atendió a la voz de su padre, pero aun asi estaba fastidiado por la actitud de Artemisa, siempre tan prepotente y mordaz... Esta clase de cosas hacían que no anhelara volver a la superficie.

— Bueno... yo... no hay mucho que yo pueda decir — Percy respondió titubeando un poco mientras terminaba de ordenar algunas ideas en su cabeza. Atenea no se creyó nada de lo que estuviera respondiendo, pero si algo había aprendido sobre Percy es que siempre tenía alguna razón para lo que hacía... y encubrir a Artemisa sin duda era protegerla de todo este cuestionamiento.

— Tranquilo hijo esto no es un interrogatorio... solamente tratamos de esclarecer el asunto de Artemisa para tomar ciertas decisiones... solo eso — Poseidón trato de calmar a Percy para que pudiera decir lo que sabía, él estaba seguro que había cosas que habían pasado durante la batalla que él se las guardaba y no quería decir nada al respecto y esta era una de ella... pero era necesario.

— No puedo ayudarles — Percy hablo de manera más segura y todos los dioses se quedaron valorando la veracidad de sus palabras. Sobre todo Apolo... quien entendió lo que Percy estaba intentando hacer. Artemisa por otra parte no salía de su estado de furia porque prácticamente ella era un animal acorralado que solo esperaba el momento final.

— Pero varios dioses te vieron llevando en brazos a Artemisa — Hera intervino tratando de dificultar la jugada de Percy en todo esto, era más que obvio que Percy no quería meterse en problemas.

— Si lo hice... pero... algunas cosas no son demasiado clara para mi... ustedes pueden entender porque — Percy se odiaba a si mismo luego de decir lo que dijo... no debió usar ese recurso... no debía manchar la memoria de Annabeth por una maldita diosa arrogante y con mal genio. No debió... pero al parecer funciono, porque termino por convencer aun a la misma Atenea.

— Entendemos Perseo... pero aun asi debes decirnos lo que sabes — Zeus trato de forzar a que Percy dijera algo... lo más mínimo que diera luz al ensombrecido asunto...

— Yo... bueno... vi a Gratión luchando con Artemisa, pero al parecer las cosas no fueron del todo bien — Artemisa gruño ante la insinuación de que ella no pudo vencer a Gratión como en el pasado y ya se estaba acercando peligrosamente a Percy para darle un par de golpes cuando sintió crepitar el tridente de Poseidón... él no iba a permitir que Percy saliera lastimado cuando estaba haciendo todo a favor de Artemisa. — Yo no acudí a su ayuda al comienzo porque estaba ocupado con Polibotes... pero cuando finalmente pude vencerlo fui a ver que había sido de Gratión... lo demás ya lo saben... ayudé a Artemisa a ir a un lugar seguro ya que estaba en mal estado — la última parte la dijo mirando los ojos de Artemisa y dándole una mirada mortal... había cumplido su promesa... ahora no quería volver a ver a esa diosa arrogante por lo que le restara de inmortalidad.

— ¿Es todo lo que sabes? — pregunto Hefesto... haciendo uso de esa voz ronca y meditabunda...

— Es todo lo que puedo decirles — Percy se negó a mirar a los ojos del dios herrero... ya que no quería dar ningún indicio detrás de su respuesta evasiva. Además, Hefesto era de los que más le simpatizaban.

— ¡Ves! No hay nada que hablar sobre eso — Artemis tomo un aire de confianza, pero no podía evitar sentir la mirada de Dionisio y esperar que algo saliera mal de todo esto.

— Padre ella tiene un punto — Apolo sonrió ligeramente a Artemisa, quien por primera vez después de todo lo que paso le dirigía una sonrisa ligera a su hermano.

— Ahora si fueran tan amables de devolverme mis dominios para que pueda irme y retomar mis laborares — Artemisa se veía confiada y con ese aire de superioridad renovado, lo cual hizo que Percy se replanteara las cosas. No quería que el tormento para los hombres culpables o inocentes anduviera por las calles de la ciudad suelta y sin frenos... al menos Thalia se concentraba más en monstruos y criaturas que merecían el tártaro con cada célula de sus cuerpos.

— No tan rápido... aún hay cosas que no concuerdan — Zeus dijo meditando en todo lo que acababa de ocurrir.

— Padre... me gustaría hablar contigo a solas un momento — Dionisio se levantó de su trono, eso sí dejo fríos a todos, porque Dionisio solía mantenerse al margen de todo lo que fuera responsabilidad.

— Vamos Dionisio... el resto espere aquí — la inseguridad y el temor empezaron a vencer a la seguridad y superioridad que Artemisa había mostrado... Si Dionisio tenía algo que decir, sin duda seria respecto a ella.

— Padre esto es demasiado incómodo para mi... sería mejor si me fuera — Percy no quería estar allí cuando Dionisio volviera, ya que casi podía adivinar qué es lo que diría o cuales serían las cosas nuevas que Dionisio tendría con respecto al caso de Artemisa.

— Cobarde... — susurró Artemisa al ver como Perseo huía de esta clase de cosas. Esta fue la gota que rebalsó el vaso.

— ¿Que dijiste? — Percy no se pudo contener más y ya tenía sus puños recubiertos de agua, dispuesto a cerrarle la boca a Artemisa si fuera necesario, no toleraría más su mal carácter y arrogancia.

— Tranquilo Percy — Apolo se acercó a Percy para evitar que tomara alguna acción contra Artemisa, quien tenía esa típica postura orgullosa.

— Deberías cuidar tu lengua Artemisa... y ser más agradecida ya que tus cazadoras siguen vivas porque yo lo quise... pero veo que cometí un error... al conseguir ayuda para las niñas de una diosa estúpida como vos — Poseidón tenía su tridente que brillaba con una luz verde azulado en sus manos, eso fue suficiente para que Artemisa evitara alguna clase de respuesta que hiciera enfadar más al dios marino.

— Lo siento padre... yo me voy... te veré en casa — Percy no se lo pensó más y luego de dar una pequeña reverencia al conglomerado de dioses olímpicos desapareció en una ligera luz azul.

— ¿De que estas hablando?" Artemisa pregunto un poco perturbada por lo que tenía que ver con su grupo de cazadoras.

— Convencí a Percy de ayudar a tu caza, quienes estaban rodeadas y con muchas bajas... habrían muerto de no ser por Percy... tendría que haberlas dejado morir — Artemisa se estremeció ante la idea de perder a su casa... cada una de ellas era especial para ella... y Percy... él las había salvado y no había dicho nada al respecto... y ella solamente había hecho que saliera lo peor de Percy.

— Yo no lo sabía — susurró no sabiendo que sentir con respecto a eso... gratitud, vergüenza, ira. No concebía el mostrar gratitud hacia un hombre y mucho menos alguien con el que tenía un secreto que debía permanecer oculto.

— Bueno allí se fue tu ultimo aliado — dijo Apolo un poco apesadumbrado de ver como Percy había perdido la paciencia con Artemisa. Él tenía la esperanza de que Percy siguiera apoyando a su hermana, pero claramente podía ver que no quería volver a verla nunca más. En ese momento Zeus apareció... y Dionisio a su lado.

— Tenemos que discutir algo — Artemisa sintió que se le detenía el corazón. La cara de Dionisio no era de felicidad... era más bien una cara perturbada y llena de incertidumbres. Apolo sabía que no se trataba de nada agradable.

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