Es bien sabido que para la sociedad sólo es correcto y bien visto lo "normal" , que en el mundo el ver parejas del mismo sexo es lo más inmoral y el pecado más grande por haber, sin embargo todo lo relacionado con dicho tema era bien ignorado por Tsukishima y Yamaguchi, quienes desearon romper con toda regla y solo seguir el camino que les dictaban sus corazones.
Tsukishima era el primero en enviar todo a la mierda y darle la vuelta a cualquier persona que se atravesara en su camino para darle un gran sermón de lo que estaba bien y lo que estaba mal, él era feliz a su manera y no buscaba aprobación alguna. Yamaguchi por otra parte era un poco más apacible, pero incluso si al principio tuvo debilidades ante comentarios hirientes siempre se mantuvo fuerte ante el apoyo de quien era actualmente su esposo, y no era un mero título falso, ellos oficialmente estaban casados ante la ley y ante cualquier religión que existiera.
También es bien sabido que en cada relación pueden variar en colores y formas, y que todo lo que se vive no se pinta siempre de color rosa, existiendo también los altibajos. Así mismo sucedía con Kei y Tadashi, ellos no eran la excepción y como en cualquier relación tenían sus indiferencias y discusiones pero nada que no se arreglara con la comprensión y comunicación, aunque esta segunda no fuera el fuerte del rubio, pero se le aplaudía por intentarlo.
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–Kei soy un hombre incapaz de poder brindarte una familia propia, todo sería diferente para ti si...si estuvieras con una mujer – mencionó el angustiado y entristecido peliverde quien evitaba a toda costa tener contacto visual.
–¿¡Una mujer!? Dime que no hablas en serió...¿¡en que momento tuviste esas ideas!?– era imposible acercarse a su pareja cuando este retrocedía con cada paso que daba– ¿te arrepientes de estar conmigo?–
–¡No! No arrepiento...¡yo quiero tener una familia! no deseo tenerla con alguien más que no seas tú...yo en verdad quiero tener un hijo, cuidarlo contigo pero ellas dijeron...–
Yamaguchi no pudo más y rompió en llanto, se sentía tan inútil e impotente, no solo por él mismo sino también por el rubio. Aquella discusión había surgido por los negativos comentarios que habían comenzado a invadirle por parte de sus compañeras de trabajo, aquellas que estaban totalmente en contra y celosas de que alguien como el peliverde pudiera tener a un hombre como Tsukishima, sus "opiniones" y "concejos" eran únicamente para herirlo y aunque Yamaguchi había cambiado su forma de pensar a veces tenía recaídas.
Ambos habían establecido la idea de adoptar, deseaban poder darle la oportunidad y cariño a un pequeño que careciera de ello, incluso habían buscado sitios para dar inicio. Había sido demasiado la emoción de Yamaguchi que no pudo evitar comentarlo a su único compañero de trabajo a quien le tenía confianza, pero esto había llegando hasta oídos de aquellas chicas que no se hicieron esperar para soltar todo su veneno. Las conocía, sabía sus intenciones y siempre ignoraba sus comentarios pero después de tanto tiempo Yamaguchi había vuelto a caer en la ansiedad y desesperación.
[Flash back]
◇–Que lindo que hayan tomado esa decisión...pero– dijo sarcásticamente
♧–Por lo general los hombres prefieren hijos que sean suyos, tal vez tu pareja haya aceptado pero posiblemente después se arrepienta–
♤–Tuve una amiga que adoptó con su esposo y al poco tiempo la dejó con el niño porque dijo que no era lo mismo–
◇–Claro Yamaguchi, tú también eres hombre ¿no piensas igual?–
La sonrisa que en algún momento adorno su rostro fue destrozada por aquellos comentarios ¿tendrían razón? ¿Y si Kei realmente deseaba un hijo de su misma sangre?
–Yo no pienso igual~ muchas familias son felices cuando adoptan y...–
♧–Bueno sí, pero igual no es lo mismo, pero en fin solo son ideas nuestras, no te lo tomes tan a pecho jajaja–
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–Ellas no son nadie para hablar de lo nuestro– en medio del colapsó mental que tuvo su pareja, Kei aprovecho para envolverlo entre sus brazos sin posibilidad de dejarlo ir, Tadashi solo abrió sus ojos con sorpresa ante la pronta cercanía –¿realmente serías capaz de dejarme ir solo para estar con una mujer? Y si así lo hicieras...sería completamente infeliz, ese "hijo" más que darme felicidad me daría lastima, no podría hacerlo Tadashi, no puedo estar con nadie más que no seas tú.
Yamaguchi se mantuvo inerte escuchando el alocado latir de su esposo mientras sentía un par de caricias sobre su espalda, esas que le brindaban calma.
–Lo siento– susurró quebradamente, realmente se sentía como un estúpido por llegar a conclusiones de esa magnitud –Lo siento mucho...yo no quise...–
–No te disculpes, lo sé– añadió
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Días después.
Las angustias pasaron a ser irrelevantes cuando todo se aclaro y nuevamente el tema de la adopción volvió a resurgir. Esa tarde Tsukishima pasó por la pastelería, trabajo de su esposo, tendrían su primera cita en el centro de adopción, lo cual les resultaba más rápido al salir desde ahí.
Kei esperaba fuera, a través de aquel gran ventanal pudo ver la señal de sus esposo quien le pedía solo 5 minutos para cambiarse. Mientras esto ocurría una de las chicas salió para "recoger" el pizarrón de doble vista con la única escusa de hablar con el rubio.
♧–Hola Tsukishima que sorpresa verte aquí– Sonrió coqueta y directa importándole poco si le veía el peliverde. Kei le observó de reojo e ignoró su saludo –Tan callado como siempre ¿Quieres pasar?–
–No, solo vengo por Tadashi– respondió hostilmente
♧–Ah...– su desagrado no había sido para nada disimulado, algo que Kei noto.
–¿Yoko cierto?–
La chica quedó fascinada al escuchar su nombre, para ella significaba demasiado que lo recordara. Esta volteó con una sonrisa y asintió.
–Un nombre bastante básico y aburrido– dijo con los brazos cruzados. –definitivamente Tadashi me gusta más–
♧–¿Disculpa?–
–Lo que acabas de escuchar, no creo que seas sorda ¿o si?– dio un respiró profundo, uno fuerte hasta dejar salir el aire contenido. –No creas que no estoy enterado de lo que dicen de Tadashi, tu grupito y tú. Que sea la última vez que "opinan" sobre nuestra relación, no nos interesan sus comentarios mediocres– se acercó a la chica con la única intención de intimidarla –así que si te gusta hablar ve y dile esto a tus amigas. Si vuelvo a ver a ¡mi esposo! llorar, triste o sin ninguna sonrisa será mejor que busquen otro trabajo ¿entendido? A los hombres no les atraen las mujeres con una personalidad tan podrida, sino quieren quedarse solteronas mejor cambien eso...pero bueno solo es mi humilde opinión.–
Como postre dejó una sonrisa, sonrisa totalmente burlesca y cínica. Las palabras del rubio no habían sido nada agradables para la chica quien enrojeció de coraje, ni siquiera tuvo las palabras correctas para responderle.
En ese momento Yamaguchi salió apurado encontrándose con el par.
–Tsukki...ya estoy listo ¿pasa algo?–
–No, no pasa nada ¿verdad?–
♧–N-no...– mencionó con una mueca nada disimulada y con su rostro lejos de la de Kei.
–¿Viste? Vamos cariño, llegaremos tarde–
Tadashi decidió ignorar la situación, por alguna razón intuía que su esposo había hecho algo al respecto y tal vez de una manera no muy amable pero poco le importo. Miró a la chica una última vez y sonrió como nunca antes para después subir al auto junto al rubio, partiendo juntos hacia el lugar destinado.
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El trascurso fue al rededor de una hora, era un camino un poco extenso sin embargo habían obtenido buenas referencias del lugar tomando como opción aquel centro de adopción. Al llegar esperaron pacientes en la sala principal donde en recepción entregaron sus datos.
Unos 10 minutos transcurrieron cuando fueron llamados a la oficina.
–Que gusto tenerlos aquí, por favor tomen asiento– mencionó la sonriente mujer de edad ya mayor –mi nombre es Nakamura Kanako fui yo quien se dirigió con...–
–Yamaguchi! Yamaguchi Tadashi– respondió espontáneamente, provocando una risa nerviosa al final.
–Con el joven Yamaguchi, excelente~ ¿él es su hermano o amigo? ¿Y su esposa? Mencionó que estaba casado–
Una de las cosas que preocupaban a Yamaguchi era el asunto del matrimonio algo que no podrían pasar por alto, aunque pensó que sería demasiado obvio pero al parecer aquella mujer no lo notaba. El peliverde guio su mirada hacia su esposo y tan pronto se miraron Kei entrelazo su mano con la suya.
–Sí lo estoy, pero con él. Él es mi esposo, Tsukishima Kei–
La mujer detonó una mirada desconcertada, no supo que decir o hacer en ese momento llevándole a solo tartamudear.
–Discúlpenme si fui grosera, no lo imaginaba así.– carraspeo y continuó –en ese caso háblenme de ustedes – terminó ante ellos con la misma sonrisa del inicio.
La sorpresa no sólo se vio plasmada en Yamaguchi sino también en Tsukishima aunque esta fue más ligera. Al parecer no representaban ningún problema ante aquella mujer.
Las razones había sido expuestas, deseaban la oportunidad de ser padres para entregar toda su atención, cuidados y afecto. A diferencia de otras parejas no tenía la facilidad para tener un hijo por ende la adopción era una de las opciones. La conversación se extendió un poco más siendo Yamaguchi quien exponía todo con exhaustiva emoción, claro Kei también opinaba pero en su mayoría prefería mirar a quien tenía la batuta, llevándole a sonreír muy por debajo cuando veía cada una de las expresiones de su esposo.
–Bueno, me dan la sensación de que serían muy buenos padres– comentó la mujer con voz empática –el tema de la adopción no es tan sencillo, no quiero que se desanimen pero el adoptar lleva varios procedimientos, la cuestión aquí es el tiempo.– enfatizó.
–Muchos padres terminan abandonando las visitas y procesos por ser muy tardíos y termina siendo una tristeza porque dejan a nuestros niños sin la oportunidad. Por eso les explico todo esto, el adoptar a uno de nuestros niños lleva un lapso de 8 a 12 meses sino es que más, principalmente porque debemos asegurarnos de que al lugar que será su nuevo hogar es idóneo para ellos.–
Yamaguchi estaba demasiado atento, tal vez la espera era demasiado pero no le importaba en absoluto, deseaba intentarlo hasta el final al igual que Tsukishima.
–Así que si están de acuerdo podemos comenzar con los trámites pero antes es claro que deben conocer a uno de nuestros pequeños ¿desean verlos?–
Aquel par de ojos marrones desplomaron una gran vivacidad, inmediatamente busco la mirada rubia quien ya se encontraba observándole, ambos estaban ansiosos por ello. La mujer muy amablemente les ofreció llevarles hasta el salón principal donde se encontraban los menores, estos estaban en medio de una actividad en la cual consistía dibujar lo que más les gustaba, todos estaban muy concentrados y tranquilos en sus dibujos.
–Por favor no teman, nuestros niños son muy educados– sonrió y se hizo a un lado.
En esta situación Yamaguchi era quien iba al frente, mirando a todos lados y pausando su caminar para hablar con algunos pequeños. Durante su recorrido pudo notar a una pequeña de cabellos oscuros y ondulados coloreando a un par de fresas sonrientes.
El peliverde no pudo pasar de largo, decidiendo acercarse y ponerse a la altura de la menor.
–Que lindo dibujas ¿te gustan las fresas?– habló dulcemente sin apartar su mirada de ella.
–Me gustan mucho– respondió cortante pero con una voz suave.
–A mi también me gustan mucho pero existe alguien que no puede vivir sin ellas–
La curiosidad no se hizo esperar en aquella pequeña boquita que habló para saber de quién se trataba, Yamaguchi volteó y señaló a su esposo. La pequeña levantó la mirada hacia él más alto el cual se encontraba a una distancia un poco más alejada de ellos pero en cuanto sintió la mirada de la menor saludo ligeramente. Por alguna razón Kei temía que la menor se asustara ya que según él no era tan bueno con los niños pero hacía el esfuerzo.
–¿Por qué le gustan?– volvió su vista al frente
–Bueno son su fruta favorita, pero le gustan más cuando son tartas de fresa ¿las has probado?– ella negó –¿Te gustaría probarla alguna vez?– la menor guardó silencio y después asintió, esto provocó una sonrisa inmediata en el pecoso. Era como hablar con su esposo.
La menor por su parte observó minuciosamente su dibujo y después a Yamaguchi.
–Eres como una fresa–
–¿Cómo dices?– preguntó curioso
–las fresas tienen semillas y su tallo es verde– recalcó –te pareces a una– uno de sus pequeños deditos se dirigió al rostro de Yamaguchi con la intención de tocar sus pecas.
–Mis pecas...¿mis pecas son como semillas?–
El tema de sus pecas nunca había sido agradable en sus inicios, recordaba lo difícil que fue aceptarlas por los comentarios ofensivos de quienes le molestaban, pero en la actualidad las aceptaba y amaba por los tantos cumplidos que su esposo le hacía.
–Sí~ son muy bonitas– paso de sus pecas a su cabello, acariciando con sutileza.
Pero ahora sentía que había una razón más para amar sus pecas, además de su esposo nadie más le había dicho algo lindo sobre ellas, haciéndole sentir un torbellino de emociones cálidas.
♡♡nota♡♡
Holaaa ¡ha pasado un tiempo!
Este es el primer capítulo de esta nueva historia la cual espero les guste! No será una historia larga ya que solo contará con 3 capítulos pero será suficiente para desarrollar lo que falta.
En fin, muchos besitos y abrazos, esperen al próximo capítulo ☆