Dos meses después de la separación
*********************************
"Sí, siempre es así. Te das cuenta demasiado tarde de lo mucho que alguien significa para ti cuando lo has perdido".
Rose salió de sus aburridas cavilaciones y miró furiosa a su madre. "Mamá, ¿qué te hace pensar eso precisamente ahora?", siseó.
"Lo sé por la punta de tu nariz. Porque no es la primera vez que pareces tan triste. Desde que empezó el Año Nuevo, no consigues salir de tu estado de ánimo sombrío".
Jackie siguió amasando la masa sin reparos, empujando despreocupadamente las manos de su hijo pequeño hacia atrás. Tony se agitó excitado en su trona y se inclinó mucho hacia delante. "No, cariño. Ya tienes un trozo!", amonestó al pequeño con una sonrisa. "Más tarde serán unas galletas deliciosas, si finalmente dejas que mamá siga amasando. Luego también podrás ayudar a cortarlas".
"Tet-ten... da... tneten. TNETEN!", cacareó entusiasmado su hermanito, atrayendo toda la atención hacia sí.
Eso le dio a Rose tiempo para volver en sí. Respiró hondo y ocultó la cara tras una gran taza de té con leche. Mientras lo hacía, dejó que su mirada recorriera la cocina. Aunque ahora era tres veces más grande que la anterior, estaba equipada con muebles de diseño y los electrodomésticos más modernos, y Jackie Tyler ya no tenía que cocinar ni hornear ella misma, los viejos hábitos se mantenían, sobre todo cuando no había nada especial en la agenda.
Eso incluía la costumbre de simplemente sentarse juntas y charlar tomando una taza de té caliente.
Rose suspiró.
En el pasado, le había contado a su madre muchas experiencias, pero también sus preocupaciones, la había escuchado cuando estaba disgustada por los vecinos y todo tipo de cosas. Se habían reído, bromeado y...
Ahora, sin embargo, rara vez... o mejor no lo hacían, porque Tony solía estar allí y, como cualquier niño pequeño, exigía toda la atención de su madre. También Peter Tyler, naturalmente, quería una parte de su mujer, sobre todo cuando estaba en casa.
Por supuesto, ya no había tanto espacio para Rose en la vida de su madre como antes. 'Claro, ya soy mayor y por fin debería tener mi propia vida. Pero, ¿qué hago... a la primera gran ruptura sentimental? Me meto debajo de su falda porque no sé qué hacer...".
Se mordió los labios. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que dejó a John, dos meses? Un vistazo al calendario confirmó su suposición.
En diciembre, antes de Navidad, había dejado el ático y se había ido a vivir con sus padres. Los primeros días se había sentido aliviada de una gran carga e incluso feliz. Incluso el día de Navidad, apenas había pensado en su relación rota y había disfrutado de la celebración familiar con sus padres y su hermano porque le traía recuerdos de su propia infancia.
Pero ya el día de Año Nuevo, cuando había acompañado a sus padres a una gala... una profunda puñalada le había atravesado el corazón al ver a las numerosas parejas que contemplaban los fuegos artificiales cogidas del brazo y brindaban por el Año Nuevo.
Aquella noche habían surgido las primeras dudas sobre sí misma y su comportamiento, y la pregunta inevitable: ¿había dado siquiera una oportunidad a John?
Por dentro, ella ya sabía la respuesta, pues era un rotundo "¡No!".
Ahora se daba cuenta del poco espacio y aire que le había dado durante el tiempo que habían vivido juntos. A John nunca le había dado la oportunidad de ser él mismo o de convertirse en él mismo, porque para ella él siempre había tenido que ser sólo lo que ella había perdido, lo que nunca recuperaría, como ahora comprendía lentamente.
En su egoísmo, sólo había querido ver en él al Doctor, el excitante y emocionante desconocido de otra estrella que la había arrebatado de su monótona vida cotidiana y de un aburrido Jopf para conducirla a emocionantes aventuras a través del espacio y del tiempo. El héroe que siempre había burlado a los enemigos incluso en situaciones desesperadas... el hombre que incluso se había sacrificado por ella una vez al final.
Por desgracia, recordó que ya había hecho daño a alguien una vez por haber elegido al Doctor en vez de a él.
Afortunadamente, Mickey había acabado por superar el hecho de que ya no podía seguir queriéndole. Al ocuparse de su abuela, que seguía viva aquí en este universo, y de las tareas que podía hacer en lugar de su imagen en el espejo, Rickey, había hecho las paces con la situación y, por tanto, le había resultado fácil superar por fin la pérdida. Y aunque ahora había vuelto a casa, al universo donde nacieron... seguro que allí también encontraría nuevos amigos, y probablemente incluso amor muy pronto.
Pero, ¿y John? Al igual que ella, era un extraño en este mundo, un ...
"¡Querida, sabes exactamente lo que quiero decir!", Jackie la sacó bruscamente de sus pensamientos. Rose la miró y dejó la taza sobre la mesa mientras su madre seguía hablando de una forma inusualmente amable y comprensiva: "Yo tampoco me di cuenta de lo mucho que quería a Pete hasta que lo perdí en el accidente de coche. Por eso hoy disfruto cada día que vuelvo a estar con él".
Se inclinó y apartó un mechón de pelo de la cara de su hija, dejando un fino rastro de harina sobre su piel. Luego ladeó la cabeza.
"¡Quizá esta separación era necesaria para que las dos descubrierais lo que realmente queréis de vuestras vidas!", dijo, y luego trabajó la masa enérgicamente con el rodillo. "Porque tengo que ser sincera. John también parece bastante agitado últimamente. No es muy distinto de tu Doctor cabeza hueca: esa constante mirada anhelante a las estrellas, esa melancolía melancólica en sus ojos... era realmente malo cuando ni siquiera una broma podía animarle. Y luego otra vez esos arrebatos de alegría. Con una mujer, podía imaginarme de dónde venía su mal humor...".
Rose sonrió irónicamente. "Oh, mamá..." Las palabras de Jackie la animaron un poco. Su madre sabía dar en el clavo con unas pocas palabras claras. Sólo este punto de vista la ayudaba ahora a mirarlo todo con un poco más de distancia. Por eso asintió.
"Yo misma estoy confusa y no sé qué pensar y sentir. Ahora me doy cuenta de que hasta ahora sólo quería ver en él al hombre del que me enamoré. Cada vez que descubro en él rasgos que desconozco, que me parecen equivocados...". Tragó saliva. "Entonces, de repente, me siento herida... me enfado... y...".
"¿Y?" Jackie dejó de extender la masa e inclinó la cabeza. "También sé que Peter no es mi Pete, no es el hombre que llegué a conocer y amar de joven. Por supuesto que hay diferencias entre los dos, como sigo comprendiendo incluso ahora... pero me alegro de haber tenido la oportunidad de volver a estar con Peter y de vivir nuestra relación como una gran aventura... porque ¿qué sería el amor si no hubiera cosas nuevas que descubrir sobre la pareja de uno cada día? Tal vez ése fuera tu mayor error...".
Miró pensativamente a su hija. "Y hay algo más, porque ya me imagino por qué estás tan enfadada. Os reunisteis una vez más para salvar el mundo, el Doctor y tú... y luego te envía de vuelta aquí... junto con su copia, que sin duda sólo le habría causado problemas allí, porque a quién le gusta tener constantemente delante de los ojos su imagen especular, que hace exactamente lo mismo que él. Así se matan dos pájaros de un tiro. Se resuelven dos problemas..."
"¡Mamá!"
Jackie levantó la mano en señal de aplacamiento cuando Rose estaba a punto de ponerse en marcha, pero luego siguió hablando sin inmutarse. "No me malinterpretes, amor... No creo que tuviera mala intención hacia ti, porque no había duda en sus leales ojos de perro marrón de lo enamorado que estaba de ti... pero, al fin y al cabo, es el gran y poderoso Señor del Tiempo, el último de su pueblo...". Hizo un gesto teatral que hizo que Tony chillara emocionado, imitando a su madre. "... Con la carga tan pesada y el gran destino... al que no quiere arrastrar a nadie más... y así bla bla bla..."
"¡Mamá, ahora estás exagerando!". Rose negó con la cabeza, pero también había empezado a sonreír involuntariamente.
"¿De verdad exagero, cariño? El hecho es que, al dejarte su copia, quería consolarte, pero por supuesto no pensó si realmente podría funcionar. Pero así son los hombres, aunque sean de origen extraterrestre... no comprenden que no basta con conseguir sustitutos físicos. El corazón también tiene que querer seguir el juego...".
"El corazón... sí, supongo que sí", admitió Rose para sí misma. "Cometí una injusticia con John porque le amoldé a la visión de mi Doctor, porque no toleraba ninguna desviación, y luego no entendía por qué no funcionaba como yo estaba acostumbrada a que funcionara".
Tomó un sorbo de té para humedecerse la garganta.
"Claro, los primeros años fueron estupendos... allí nos disteis toda la libertad, pero luego, cuando...".
"Se quitó la pintura, llegó la crisis", Jackie se quitó las palabras de la boca. "Así es en todas las relaciones duraderas, en todos los matrimonios, y bastantes se rompen por eso. Te has dado cuenta de que John no sólo te lleva en volandas y hace todo lo que quieres, sino que también tiene sus manías y su mal humor, ¿verdad? Que no siempre encuentra una solución fácil a todos tus problemas y te hace la vida fácil...".
"En general, tienes razón -suspiró Rose-, pero no del todo. Creo que se me escapó por completo que había algo más que le atormentaba. Afrontar el hecho de ser humano. Y ya no... ya no es un Señor del Tiempo. Tiene todos los conocimientos en la cabeza... pero, por otro lado, ya no tiene el cuerpo ni la fuerza ni los recursos. Sé que le estaba afectando, pero yo lo ignoraba en gran medida... Era tan estúpida... tan...".
"Bueno, yo diría que... tiene que pasar por lo que tienen que pasar todos los niños, su fase de autodescubrimiento". Jackie la miró pensativa. "Tú tampoco fuiste precisamente fácil cuando pasaste por la pubertad... ¡y quién sabe lo que tendremos que pasar contigo algún día!". Pasó la mano por el pelo de Tony después de apartar el rodillo. "Y ahora que lo pienso... puede que saltara de la Tardis completamente crecido, pero eso no significa que fuera el hombre perfecto de inmediato, ahora que el Doctor no lo era...".
Rose asintió mientras se le caían las escamas de los ojos" ... sí, es cierto. Nunca aprendió a estar seguro en las relaciones interpersonales como nosotros" Se dio una palmada en la cabeza.
Porque, en realidad, el Doctor también había sido un niño en ese aspecto: inexperto en la interacción humana, aunque ya tuviera siglos a sus espaldas. ¿Y había supuesto que con John era distinto? ¿Sólo porque ahora era un ser humano... pero un ser humano que sólo podía recurrir a los conocimientos heredados, la mayoría de los cuales no eran de este mundo? Y, en consecuencia, inexperto... aunque hubiera un poco de esa Donna y de sus emociones en él. Y eso lo complicaba aún más.
Maldita sea, ¡realmente le había hecho daño!
Y probablemente ahora sólo podía hacer una cosa. La decisión le resultó fácil, sobre todo ahora que recordaba su último abrazo. Puede que John la hubiera dejado marchar entonces, pero desde luego no para siempre jamás, su tacto había sido demasiado tierno para eso...
Rose se levantó de un salto, abrazó a su madre y le dio un beso en la mejilla. "¡Gracias, mamá!"
Jackie sonrió. "¿Para qué? Para eso estoy aquí". Luego levantó un dedo en tono admonitorio. "Pero no des por sentado que con un beso y un abrazo todo vuelve a estar bien entre vosotros. Primero hay que ganarse de nuevo el amor".
Rose, que ya estaba en la puerta, miró hacia atrás por encima del hombro. "Sé que sí, mamá", respondió agradecida, mientras el corazón de su pecho empezaba a latir más deprisa.
Emocionada, salió de la cocina, donde volvía a haber ruido porque Jackie estaba levantando a su hijo de la trona. Así que se aseguró de volver a su habitación lo antes posible, porque ahora necesitaba toda la paz del mundo.
Cuando abrió la puerta de su habitación, ya tenía el móvil en las manos. Tensa, marcó su número... ni el del ático, porque John había roto con él hacía un mes, ni el del trabajo, sino el muy privado, que sólo conocían unas pocas personas aparte de ella.
Su respiración se aceleró cuando sonó el primer tono de llamada. Pero eso fue todo. Dejó que sonara un buen rato, pero nadie lo cogió, ni se activó el buzón de voz para que pudiera dejar un mensaje.
Finalmente la conexión se cortó del todo, y sólo sonó un rápido pitido. Rose bajó la mano y apagó el teléfono.
Un incómodo cosquilleo le recorrió la columna vertebral. "¿Por qué no contesta?", murmuró en voz baja, había estado tan segura de que él no habría dejado pasar esa última conexión a menos que ....
... hubiera decidido de verdad quemar todos los puentes -pero él no era así y ella tampoco quería creerlo-, o bien algo o alguien le había obligado a renunciar a todo, y entonces -ella estaba segura- necesitaba su apoyo y... su amor aún más ahora.
Rose palideció mientras una fría pinza se cerraba en torno a su corazón y no lo soltaba...
Hola chicos
Espero que os haya gustado este segundo capítulo porque ha sido divertido escribirlo. La verdad es que me encanta cómo va esta historia hasta ahora y me encantaría saber qué opináis vosotros también.
En fin, el próximo martes saldrá un nuevo capítulo, sp estad atentos, ¡ya lo tengo preescrito!
________________________________
𝐏𝐮𝐛𝐥𝐢𝐜𝐚𝐜𝐢ó𝐧: 𝟐𝟕 𝐝𝐞 𝐣𝐮𝐧𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟑
𝐅𝐞𝐜𝐡𝐚 𝐝𝐞 𝐫𝐞𝐝𝐚𝐜𝐜𝐢ó𝐧: 𝟐𝟏 𝐝𝐞 𝐣𝐮𝐧𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟑
𝐄𝐝𝐢𝐜𝐢ó𝐧: 𝐓𝐁𝐀