๐‘๐š๐š๐›๐ญ๐š | Maitake Week 2...

By AndreaNightmares

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๐‘๐š๐š๐›๐ญ๐š | Conexiรณn emocional รบnica y especial que puede existir entre dos almas. #mitakeweek2023 โ€ขMaiTak... More

Datos de la week
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By AndreaNightmares



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Purgar|Limpiar, purificar algo, quitándole lo innecesario, inconveniente o superfluo.


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Día martes: Catástrofe.

Apocalipsis: No hay viajes en el tiempo, solo sobrepoblación extrema en todo el mundo.

Numero de palabras: 5100.

Muy leve (Casi nada) mención de parejas: Baji y Chifuyu; Sanzu y los Haitani.

Advertencias: Violencia, asesinatos e insultos.


.

.

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No hay espacio.

Falta comida, agua y dinero.

Sobran humanos.

Esa es la situación del mundo en los últimos años. La sobrepoblación comenzó a absorber miles de millones de recursos al día y aquello desencadeno una enorme crisis en todo el planeta.

El agua potable comenzó a ser escasa.

La comida no era suficiente.

Todo al ser difícil de conseguir subió de precio.

Los trabajos no alcanzaban para tantas personas. El desempleo comenzó a ser el mayor problema de la sociedad.

Sin trabajo no había dinero.

Si no hay dinero, no se compra comida o agua.

¿Y si cada persona cosechaba su propia comida? Aquello era injusto, la tierra fértil no existía en todo el mundo. Las personas que no vivieran en climas aptos para sembrar morirían de hambre.

Cuando la crisis aumentó el gobierno le prohibió al mundo tener hijos. Aquel que incumpliera con aquella ley sería penado con la cárcel.

Eso era otro problema. Las personas frustradas y desesperadas por una gota de agua o una migaja de comida cometían crímenes para sobrevivir. Las prisiones estaban llenas.

Todo el mundo estaba en completo caos.

Pero una posible solución apareció en un país famoso por estar aislado de los demás.

Una purga.

12 horas donde cualquier delito (incluido el asesinado) no era penalizado.

El mundo se escandalizo un poco. Pero cuando vieron los resultados con los que resulto aquel país no les pareció tan mala idea.

La población de aquel país se había reducido y la comida repartida por el gobierno los tranquilizo. Muchas personas desempleadas fueron contratadas y hasta el momento aquel país estaba envidiablemente en paz.

Comenzaron las manifestaciones para ser escuchados y vistos por los altos manos. La gente estaba desesperada por el hambre y la sed, si iban a morir mínimo querían pelear una última vez.

El gobierno los escuchó y les concedió aquello.

Hoy 20 de junio del 2023 comenzaría la purga en todo el mundo.


Esto no es un Simulacro. Este es el sistema de Transmisión de emergencia anunciando el inicio de la purga mundial aprobada por las Naciones Unidas.


Comenzando la sirena, todo crimen, incluyendo el asesinado, serán legales por las próximas 12 horas. Policías, bomberos y los servicios médicos de emergencia no estarán disponibles hasta el día siguiente a las 7am, cuando concluya la purga.


Armas de clase 4 y menores han sido autorizadas para usarse durante la purga. Todas las demás están prohibidas.


Funcionarios del gobierno han sido resguardados y se les ha concedido inmunidad de la purga y no deben ser lastimados.


Dios bendiga a nuestro mundo y nos de la oportunidad de mañana renacer.


Que dios este con ustedes.


El azabache se preparó y espero la sirena que el anuncio por la radio había avisado que sonaría. Cuando la escucho tembló y rápidamente giro el letrero de la puerta del local.

Cerrado.

Suspiró y comenzó a cerrar todas las ventanas y la puerta de entrada. Su corazón latía fuerte y rápido en su pecho, sentía la vibración hasta la garganta y su boca comenzaba a secarse por culpa de su terror.

Sabía que no debía tener miedo. Se había mudado de una ciudad para buscar sobrevivir en otro lugar alejado de toda la violencia y peligros diarios; Viajó durante días y cuando estaba al borde de la muerte por inanición encontró un pueblo.

Ese lugar era demasiado perfecto para ser verdad. Él se crío en una ciudad donde los disparos y ser pisoteado por los mas altos y fuertes para conseguir comida y agua era cosa de su vida diaria; Por otro lado, ese pueblo que encontró en medio de montañas era silencioso comparado al lugar de donde venia.

Desde lo alto de las montañas logró observar que el pueblo no era pequeño. Había tiendas y casas pequeñas repartidas por el lugar, él nunca había visto una casa.

Una casa ocupaba espacio de más, era mejor construir un edificio con departamentos pequeños y el lugar era mejor aprovechado. Una casa soportaba a una familia, un edificio soportaba a más. Solo los políticos o gente muy importante tenían el privilegio de vivir en casas.

Cuando bajó la montaña estaba a punto de desmayarse del cansancio. Unas personas que habían pasado por ahí lograron llevarlo con el doctor del pueblo y él lo atendió.

Explico su situación a las personas del lugar y no dudaron en pedirle que se quedara. Grande fue su sorpresa que le dieron comida, agua y un lugar donde dormir para no pasar frio. Lloró mucho ese día, nunca había recibido algo sin tener que dar algo a cambio.

Actualmente tenía cerca de un año viviendo en aquel pueblo. La mayoría de las personas lo recibieron con los brazos abiertos, otros tuvo que ganárselos con el tiempo y aun había personas que no lo aceptaban, todo por venir de la cuidad.

No le tomo importancia, aquello ultimo lo entendía completamente. La gente de la ciudad luchaba y mataba para quedar llena, mientras que los ciudadanos del pueblo se conformaban con simplemente comer lo necesario para no morir y que el dolor del hambre redujera.

La ciudad y ese pueblo eran totalmente diferentes.

Eran el infierno y el paraíso.

Todos los habitantes habían decidido que se quedarían en sus casas durante las próximas 12 horas. Nadie saldría hasta el día siguiente por seguridad, confiaban entre ellos, pero no en la purga.

Él tenía que quedarse a cuidar la tienda donde trabajaba. Su jefa al ver que el día comenzó con excelentes rentas de DVD-s (Muchos vecinos le confesaron que pasarían la noche mirando películas. No podrían dormir sabiendo lo que ocurría en el mundo) le encargó cerrar el lugar después de que la alarma sonara y también que se quedara toda la noche para evitar robos.

Cuando estuvo a punto de negarse se tuvo que callar cuando escucho que recibiría un pago extra.

Y también la advertencia (Lo sintió mas como una amenaza) de que seria despedido.

No le quedo de otra.

Guardo el dinero conseguido del día en un escondite que su jefa le había mostrado. Se quitó su mandil verde y se sentó en el suelo.

Abrazo su mochila y recostó su cabeza en ella, estaba cansado. Ese día de verdad parecía que todos en el pueblo habían rentado una película o más, los estantes habían quedado con solo dos o tres películas cada uno, estaban casi vacíos.

Dormir le quitaría el miedo y haría que el tiempo pasara mas rápido.

Con suerte despertaría gracias a la alarma que comunicaría el final de la purga.

.

.

.


Se levantó exaltado. Cuando miró que estaba oscuro vio la hora en su reloj de muñeca para ver cuanto tiempo faltaba para que la purga terminara.

2:37am

Aun faltaban horas.

Dio un brinco aun en el suelo cuando escucho disparos.

¿Era un sueño?

—Que sea una pesadilla por favor —rogó en voz baja mientras se acercaba a la ventana. Gracias a un pequeño hueco que había entre la protección y la ventana pudo ver a alguien en la calle.

Tenia cabello largo y parecía ocultarse entre botes de basura. No entendió de que se escondía hasta que escucho varios gritos, risas y sonidos de motores de motocicleta.

—¿¡Donde te escondes pequeña mierdecilla!?

El chico intentó abrir las puertas de los locales cercanos, pero no logró que nada se abriera sin hacer ruido.

Los motores y gritos se estaban acercando. Si ese chico se quedaba ahí seria encontrado.

Tenia que ayudarlo.

Corrió a la puerta trasera y la abrió para salir. Le hizo sonidos bajos al chico para captar su atención y cuando estuvieron lo suficiente cerca tomo su muñeca para jalarlo rápido a su lado, antes de entrar al local tomó una botella de vidrió y la aventó lo mas lejos que pudo. Se escucho que se rompía lejos de ellos.

—Ven rápido —le susurró mientras ambos entraban a la tienda. Lo jaló hasta llegar a la ventana y el rubio se asomo al igual que él.

—¡Lo escuche por acá! —gritó un hombre de mascará mientras conducía y todo su grupo los seguían. El oji-azul suspiro al ver que pasaron de largo.

—Salvaste mi vida —el de cabello largo lo miro y sonrió. —Muchas gracias ¿Cuál es tu nombre?

—Takemichi —respondió devolviendo la sonrisa.

—Oh ¿Eres Takemitchy? —se emocionó.

—¿Takemitchy? —no entendió.

—Takemitchy, el chico que llego hace un año ¿No? —el azabache asintió. —Chifuyu habla de ti.

—¿Eres amigo de Chifuyu? —el mencionado iba seguido a rentar películas románticas o de acción. Se vieron tantas veces que hicieron una amistad que el oji-azul apreciaba con su vida.

—Sí. Me llamo Manjiro pero dime Mikey —ambos se dieron un apretón de manos.

—De acuerdo Mikey ¿Puedes contarme que esta pasando? —el ambiente rápidamente cambio a uno tenso.

—Esos hombres no son de aquí. Puedo presumirte que conozco a cada persona del pueblo y a ellos nunca los vi —comenzó a contarle mientras se sentaban dándole la espalda a las ventanas. —Llegaron de las montañas.

—¿Por qué estas afuera en las calles?

—Se me hizo tarde —se quejó. —Tenia que dirigirme a la iglesia para reunirme con mi pandilla y cuando estaba conduciendo ellos me atacaron.

—¿En la iglesia? —cuestionó. —Todos acordamos en no salir de nuestras casas.

—Mi hermano tuvo un mal presentimiento —hizo una mueca. —Mi abuelo también y yo no me sentía seguro. Le propuse a mi pandilla que llevaran a sus familias a la iglesia y pasar ahí la purga. Era mejor estar juntos que separados.

—Ya veo —no le pareció mal plan. —Así que no conoces a esas personas —miro con el ceño fruncido la ventana al escuchar de nuevo motores y ruidos.

—No, deben ser de la ciudad —dedujo.

—No son de la ciudad —negó. —Creo que son perros.

—¿Perros? —lo miro curioso por aquella palabra.

—Son personas mandadas por el gobierno —comenzó a explicar. —Matan a las personas enfermas y que están a punto de morir para reducir la población. Cada mes se pasean por los barrios bajos para matar a las personas que se crucen en su camino.

—Eso es horrible —frunció el ceño y apretó su mandíbula.

—El gobierno quiere que la población baje —comentó mientras miraba de nuevo la ventana. —Seguramente mandaron a sus perros para asesinar a personas del pueblo y poder aumentar los números.

—Necesito llegar a la iglesia —mencionó preocupado. —Mis hermanos y mis amigos se preocuparán y son tan idiotas como para salir a buscarme.

—¿Tienes teléfono? —el rubio asintió. —De acuerdo, manda un mensaje diciendo que estas bien y que te quedaras conmigo —le ordenó mientras no quitaba la vista de la ventana.

—Mierda, casi no tengo batería —maldijo. Era de esperarse, uso su teléfono casi todo el día para terminar de organizar a su pandilla para la noche.

—Usa rápido la poca que tienes —aconsejo. Ambos callaron mientras miraban a aquellos hombres por la ventana.

—¡Sal rápido recuajo!

—¡Necesitamos purgar este pueblo idiota! ¡Ven de una vez!

—¡Si tu no vienes te haremos salir! —grito uno mientras acomodaba su arma entre sus manos. Listo para disparar.

—Es una HK MP5K —murmuró el azabache mientras entrecerraba los ojos. Intentando recordar. —Oh mierda es automática*. Abajo rápido —jaló al rubio para que ambos se tiraran al suelo.

—Dispara —cuando escucho decir aquello cerro sus ojos.

Los disparos no tardaron en llegar. Resonó como se quebraban los ventanales y las balas agujerearon las paredes de madera; después de unos segundos los disparos se detuvieron.

—Revisen los locales —ordenó uno. —Debe estar por aquí.

—Cambio de planes —susurró el azabache mientras corría para ir por su mochila. —Iremos a la iglesia. No es seguro quedarnos aquí y ese el único lugar protegido ¿No?

—Sí —asintió el rubio. —Mi pandilla es buena peleando.

—No es la primera vez que escucho eso de ellos —le aclaró. En todo el pueblo se sabia que aquella pandilla era buena luchando y era la que se encargaba de la seguridad. —Manda un mensaje diciendo que nos esperen y no salgan.

—De acuerdo.

Mikey: 

Kenchin casi no tengo batería y hay una plaga de ratas en el pueblo. No sean idiotas y quédense en la iglesia.

Kenchin:

Baji y Sanzu estaban como locos imbécil, al fin das señales de vida. Yo me encargo de estos idiotas y tu haz lo posible para llegar con vida, la madre de Baji cocino para todos y si no te apresuras no quedara comida para ti.

Mikey:

Dile a Chifuyu y a los Haitani que calmen a sus perros ¡Y guarda comida para dos! ¡Si llego y no hay comida me los comeré a ustedes!

Su teléfono se apagó.


—¿Pudiste avisar? —le cuestionó el oji-azul cuando miró la pantalla del teléfono apagarse.

—Por suerte sí ¿Qué haces? —cuestionó curioso al ver que el azabache se quitaba sus tenis.

—Hacen ruido —respondió mientras guardaba su calzado en su mochila. —Sabes pelear ¿No?

—Noquee a diez de ellos antes de llegar aquí —sonrió.

—Vaya —se sorprendió. —Eso será de ayuda Mikey.

—Y tu sabes de armas, eso es genial.

—Tenia que aprender, no me quedo de otra —hizo una mueca. Sacó un trozo largo de tela y comenzó a enrollarla en sus nudillos.

—Estas preparado —murmuró.

—La purga no me dio buena espina —se encogió de hombros. Se colgó su mochila y miró por la ventana. —Uno se acerca —comunicó. —Esta armado.

—Yo lo noqueare y tu cerrarás la puerta —el rubio corrió hasta al lado de la entrada.

Ambos esperaron y las patadas en la entrada no tardaron en llegar. La puerta se abrió y apenas se acerco fue jalado hacia dentro para después ser noqueado por una patada que lo estampó en el suelo.

—Bien hecho Mikey-kun —el oji-negro sonrió ante el halago. El azabache se acercó y le quito la máscara al inconsciente. —Sin duda son perros del gobierno. Esta demasiado equipado y tiene esos estúpidos pupilentes*—maldijo al ver aquellos objetos brillantes cuando abrió los parpados del contrario. Tomó el arma y balas. —Mikey tu toma el chaleco.

—No lo quiero, úsalo —le concedió. —Me impide moverme para pelear.

—Cuando encontremos otro lo usaras y no es pregunta —avisó mientras se colocaba el chaleco. —¿Cuánto tardaremos en llegar a la iglesia? —cuestionó mientras miraba el arma y contaba las balas que tenía.

—La iglesia esta en la entrada del pueblo —el oji-azul lo miró incrédulo. —Está un poco alejado, pero se de un atajo. Tenemos que llegar rápido o los muertos de hambre se acabaran nuestra comida.

—Tu guías entonces —le quitó el seguro al arma y miro al rubio. —¿Estas listo?

—¿Para llegar a comer?

—Mikey.

—De acuerdo perdón —se disculpó. — Estoy listo.

Ambos asintieron y con cuidado salieron del establecimiento. En completo silencio comenzaron a caminar y a esconderse en las sombras que le brindaba la luz de la luna y las nubes que pasaban.

Durante el camino el azabache recogió algunas piedras y las guardo en su mochila. Cuando escuchaban pequeños ruidos se escondían en el primer lugar que veían y se pegaban el uno al otro para no ser vistos.

Cuando ese pensamiento cruzó la mente del Hanagaki se sonrojó.

Habían terminado en posiciones muy... extrañas.

Un ruido hizo que mirara sorprendido al de largo cabello quien solo se avergonzó y desvío la mirada.

—¿Cuándo fue la ultima vez que comiste? —susurró lo mas bajo que pudo.

—Desde ayer —respondió con el mismo tono de voz. —Ayer en la tarde.

—Un día sin comer —miró con el ceño fruncido al oji-negro.

—Estaba ocupado —evitó la mirada del mayor.

Se sentía un niño regañado.

—Debes cuidarte más Mikey-kun —suspiró. Se detuvo y miro a sus alrededores.

—¿Qué esperas? Hay que seguir caminando —se quejó.

—No. Debes comer —se desvió del camino y se acercó a un contenedor de basura. —Entremos.

—Me bañe ayer Takemitchy —lamentó. —Mi próximo baño es en 5 días.

—Si no comes tu estomago seguirá sonando —comenzó a explicar mientras movía todo para entrar en el contenedor sin hacer ruido. —Eso puede condenarnos. Si tu estomago ruge en un mal momento y delata nuestra posición nos encontraran.

El mas bajo miro al azabache con atención.

Aquello había sonado como una anécdota.

—Entra Mikey-kun —llamó el oji-azul mientras sostenía la tapa del basurero. —No huele tan mal —intento animar.

—Si claro —ironizó. Caminó y se adentro al lugar mencionado. —Que asco —murmuró.

—No tengo mucho, pero servirá —comentó el mayor mientras rebuscaba en su mochila. Le extendió un bote con tapa. —Come.

—Pero es tu comida —miro dudoso la ensalada que le ofrecían. —¿Tu no tienes hambre? Yo estaré bien.

—Comí durante la tarde —dejo la comida en las manos contrarias. —Me llene y eso fue lo que quedo, puedes comerlo —era mentira. Había tenido tanto trabajo que no tuvo tiempo de terminar su almuerzo.

—De acuerdo. Gracias por la comida —agradeció mientras comenzaba a comer.

En donde se encontraban estaba completamente oscuro, solo la luz del exterior que se colaba por pequeños agujeros en la tapa del contenedor lograba iluminarlos. El mayor intentaba ver por los pequeños orificios para advertir de posibles hombres cerca.

—Tus ojos —murmuró el contrario. Aquello hizo que volteara a verlo. —¿Son reales?

—¿D-De que hablas? —se puso nervioso de un momento a otro al sentir la intensa mirada.

—Son increíbles... muy azules —miraba encantado aquellos orbes. —Y brillan.

—¿Brillan? —parpadeo repetidas veces por instinto.

—La luz hace que brillen mucho —notó. El agujero por donde el azabache intentaba ver provocaba que la luz se colara. La luz automáticamente chocaba con aquellos ojos, haciéndolos brillar por el reflejo.

—O-Oh amm...

¡No sabia que responder! ¿¡Que tenia que decir!?

¿Aquello fue una insinuación o un simple comentario sin importancia?

—G-Gracias Mikey-kun —prefirió agradecer con una gran sonrisa. —Tus ojos también me parecen increíbles.

—Mis ojos son aburridos —se quejó.

—Claro que no —dijo rápidamente el oji-azul. —Su oscuridad hace que brillen aún más, parece como si tuvieras estrellas.

Ambos se miraron y el primero en desviar la mirada fue el mayor que no aguanto la vergüenza. Por otra parte, el contrario lo miro con gran intensidad.

Con curiosidad e intentando distraer su mente de escenarios dignos de películas románticas miró el reloj de su muñeca.

4:48 am.

—Aún falta para que termine —murmuró.

Se escuchó un fuerte ruido que los hizo sobresaltarse.

Gritos, risas y disparos resonaron fuertemente.

—¡Suelten a mi esposa!

Cuando ambos escucharon aquel grito no tardaron en preocuparse. Reconocieron que la voz se trataba de un vecino de mayor edad que vivía en el pueblo junto a su esposa.

—Vamos Mike-

Demasiado tarde; escucharon un disparo y los gritos dejaron de escucharse. Cuando el oji-azul comprendió que había pasado tuvo que cubrir su boca para que sus sollozos no se escucharan.

—Nos falta mas por purgar, vámonos —después de escuchar aquello los motores se alejaron.

—Purgar, purgar, purgar —murmuró molesto el rubio. —Yo purgare a esos malditos.

—No digas eso —pidió el mayor mientras salía del contenedor. —No te corrompas con esos deseos por favor.

—Tsk —chasqueo la lengua y copio la acción del contrario. —Aun así, golpeare a esos idiotas.

—Mikey.

—Tengo derechos.

El oji-azul ignoro las palabras del rubio y siguieron avanzando; No necesitaron dar muchos pasos para llegar al lugar de donde habían provenido los gritos.

—Ellos eran buenas personas —murmuró el azabache mientras se acercaban a los dos cuerpos sin vida. —Me dejaron dormir en su casa en mis primeros días en el pueblo y me dieron comida —las lágrimas comenzaron a salir de nuevo.

—Siempre me contaron historias de como era el mundo antes de que se fuera a la mierda —el rubio cerró con cuidado los ojos de la mujer (Los cuales habían quedado abiertos después de su muerte). —Me gustaba que me hablaran sobre los animales.

—¿N-No llegaste a verlos?* —aún con lagrimas y mocos en su nariz comenzó a limpiar la sangre de los rostros del matrimonio.

—La gran mayoría había muerto —se quejó. —Solo recuerdo un león —se levantó cuando los cuerpos tuvieron un rostro limpio y una buena posición. —La muerte no pudo separarlos —sonrió al ver como el matrimonio se mantenía unido gracias a sus manos unidas.

—S-Se amaban demasiado —siguió llorando mientras hacia una ligera reverencia. —R-Realmente deseo que a-ambos descansen en paz.

—Duerman para siempre —imitó la acción del azabache y después de verlos una ultima vez en esa noche comenzó a caminar. —Tenemos que seguir.

—V-Voy —dio una última reverencia y corrió un poco hasta llegar al lado del oji-negro.

—Deja de llorar o vas a deshidratarte Takemitchy —se burló.

—N-No puedo evitarlo —comenzó a limpiar su rostro. —¿Falta mucho para llegar?

—Estamos a la mitad del camino.

¿Llevaban caminando una hora y solo era la mitad del camino?

Quería dormir.

—¿Hueles eso?

—¿Oler qué?

—Apestamos —se quejó el menor al oler su ropa. —Necesitaremos bañarnos.

—Desperdiciaríamos el agua, será difícil quitar el olor.

—Entonces nos bañaremos juntos.

El oji-azul se detuvo y lo miró avergonzado.

—¿Qué? Fue tu culpa, tu hiciste que nos metiéramos ahí —siguió caminando para que el contrario no notara su sonrisa. —Afronta las consecuencias. 

.

.


.


5:37 am.

Comenzaron a correr cuando escucharon los motores acercarse a ellos. Buscaron algún lugar para esconderse, pero no lo encontraron y lo único que les quedo fue seguir avanzando.

—¡Al fin encontramos al enano! —aquel sujeto aceleró hasta quedar al lado del oji-negro. —¿Vas a ver a tus amigos? Ya los matamos a todos —sonrió al ver aquella mirada del rubio. —La iglesia era un lugar muy obvio para esconderse.

—¡Mientes! —con gran furia lanzó una patada al contrario para derribarlo del vehículo. —¡Vamos rápido! ¡Sujétate! —se subió a la moto y espero a que el azabache se sentara detrás de el para acelerar con un rugido del motor. —No pueden estar muertos.

—Tranquilo Mikey —intento tranquilizar el oji-azul. —No servirá de nada si vamos ahora a la iglesia, si esos hombres nos siguen hasta ahí lastimaran a tus amigos.

—Entiendo —comenzó a conducir de un lado a otro para evitar ser un blanco fácil de las balas. —¿Qué tan bien sabes disparar Takemitchy?

—¿Eh? —tardó un poco en deducir sus propias habilidades. —Normalmente doy en el blanco ¿Qué planeas?

—Conozco cada callejón sin salida de este pueblo —giro en una esquina. —Puedo girar en lugares estrechos; Cuando entremos en un callejón daré la vuelta y habrá un momento donde los enfrentemos de frente.

—Y yo disparare —entendió el plan y sacó su arma para preparare y quitarle el seguro. —Es una Five-seven... —murmuró.

—¿Eso es malo? —no entendía nada de armas.

—Es semiautomática* —sonrió mientras posicionaba sus manos correctamente. Al escuchar un quejido volvió a hablar. —Es perfecta, puedo disparar 10 veces.

—¿Cuántos son?

El azabache miró hacia atrás para contarlos. Por culpa de las luces no podía ver si algunos venían con acompañante o no.

—Son doce —respondió. —Nueve motos y en tres vienen dos personas —comenzó a pensar en una manera de enfrentar aquella diferencia de números en su contra. —Me concentrare en los conductores; Estoy listo.

—Justo a tiempo —el rubio acelero lo mas que el motor le permitió. —En la próxima esquina está el callejón.

—De acuerdo.

El rechinido de las llantas no se tardó en escuchar. Dieron la vuelta y justo cuando se acercaban al final del estrecho lugar pudo ver como el pie del oji-negro se apoyó de la pared que finalizaba el camino; Lo uso de impulso y con su propia fuerza logro girar el vehículo a tiempo.

¿¡Cuanta fuerza tenia Mikey!?

—¡Takemitchy!

No era tiempo de sorprenderse por aquella fuerza

Tenía que hacer su parte.

Siempre disparo de lejos cuando vivía en la ciudad; no era bueno peleando frente a frente. Su puntería a distancia se pulió con los años y disparar a poca distancia se convirtió pan comido.

Levantó su arma y la centro a la vista de sus dos ojos. Los hombres que los seguían no tardaron en aparecer y apenas logró ver uno jaló el gatillo y lo volvió a hacer cuando apareció otro en su vista.

Pero claro, la vida no era perfecta.

Le había disparado a los demás correctamente, pero sus últimos tiros no lograron dar en los objetivos por la perdida de equilibrio; la causa de aquello ultimo fue el vehículo que aceleró sin previo aviso.

—¡Falle! —se lamentó mientras intentaba recargar nuevamente el arma. Para aquello tuvo que usar sus dos manos.

—¡Takemitchy sujetat- —un impacto en un lado de su cuerpo provocó que el vehículo se desestabilizara; aquello causó una caída de lado donde la pierna izquierda del conductor quedó atrapada por el peso de la moto.

Por otro lado, el oji-azul salió rodando por el camino. Su cara y brazos se lastimaron por culpa de las piedras y el líquido carmín no tardo en brotar de las heridas.

Con el cuerpo entumido por la reciente caída y heridas intentó levantarse para ir a auxiliar al oji-negro que parecía más afectado que él. Unos pasos se dirigieron a él y aun aturdido levantó la mirada.

Era un hombre de cabello y ojos azabaches con una gran cicatriz en su ceja izquierda que terminaba hasta el parpado. Aquel sujeto se agacho a su altura y cuando estuvo cerca notó que poseía un cigarro en su boca; el humo fue expulsado justo en su cara provocando que cerrará sus ojos y comenzará a toser.

—Eres ese idiota de la ciudad —habló mientras tomaba el mango de un cuchillo.

Sin sentir arrepentimiento alguno lo enterró en una de las manos del contrario causando que un grito resonara en el lugar; se aseguró que el arma se adentrara por completo en la tierra para su difícil extracción.

—Eso fue por causarme tantos problemas y dispararles a mis hombres —expresó para después levantarse e ir caminando en dirección al rubio. —Al fin te tengo Mikey —sonrió.

—Kiyomasa —murmuró con gran molestia. —Eres un maldito —con su pierna no lastimada pateó el vehículo para poder moverse. —Tu fuiste quien les dijo sobre la iglesia.

—Me dieron una cajetilla de cigarros a cambio —se burló mientras expulsaba humo. —Es muy difícil conseguir una en estos tiempos.

—¿Vendiste a la pandilla por unos cigarros? —sus ojos comenzaban a oscurecerse.

—También me prometieron mujeres —se encogió de hombros. —Las únicas en el pueblo son tu hermana y la zorra de Senju.

—No menciones a mi hermana con esa boca tan asquerosa —intento mover su pierna izquierda pero una punzada de dolor le llegó. Seguramente estaba fracturada. —Si te hubieras atrevido a tocarla ya estarías muerto.

—No soy tan idiota —el solo haber sido descubierto mirando a aquella rubia mujer puso en peligro su vida.

—Y eres lo suficientemente cobarde como para tocarle un cabello a Senju —se burló. —Eres alguien lamentable.

—¿Lamentable yo? Estoy a punto de matar al invencible Mikey —sonrió mientras se acercaba a él.

—Te falta mucho para estar cerca de matarme.

Tres disparos resonaron en el lugar

El rubio rápidamente giró su cuerpo y con sus brazos tomó impulso suficiente para alzar su pierda derecha y dar una fuerte patada en la cabeza del más alto.

El gran cuerpo no tardó en caer completamente inconsciente.

—Eres genial disparando Takemitchy —alagó jadeante debido al esfuerzo hecho en todas esas horas.

—G-Gracias —su respiración estaba acelerada por la adrenalina del momento. Soltó un grito cuando tuvo que extraer el cuchillo de su mano; se quitó uno de los pedazos de tela que protegían sus nudillos y vendó la herida.

—¿Cómo esta tu mano? —le cuestionó el oji-negro al ver que se acercaba.

—No moriré... creo —susurró aquello ultimó mientras se agachaba para ayudar al menor a levantarse. —¿Puedes caminar Mikey-kun?

—Un poco.

Ambos comenzaron a caminar a paso lento por culpa de sus heridas y el cansancio. Hicieron algunos descansos a lo largo de su camino, sus ojos comenzaron a cerrarse en contra de su voluntad.

—¿Crees que ellos hayan sido los últimos?

—No se escuchan más motores o disparos —se alegró el oji-azul. —Seguramente el gobierno mandó un grupo pequeño.

—Quiero agua y comer —expresó sus deseos el rubio.

—Yo quiero dormir.

—Sí, eso también —ambos rieron un poco.

El cielo comenzó a cambiar de color.

—Takemitchy —llamó al contrario. —Cuando toda esta mierda termine quiero que salgas conmigo.

—¿E-Eh? —lo miró sorprendido.

—Podríamos ir al río para bañarnos juntos y ahorrar agua —comenzó a contar en una sonrisa. —Y me explicaras la diferencia entre un arma automática y semiautomática.

—D-De acuerdo Mikey-kun —sonrió avergonzado. —Pero no nos bañaremos juntos; saldremos a otro lugar.

—¡Piensa en la crisis mundial Takemitchy! —dramatizó. —¡El mundo tiene muchos problemas!

—El problema eres tu y tus hormonas adolescentes —se quejó.

—No es mi culpa tu seas un viejo —el mayor lo miró ofendido. —Oh es verdad eres mayor, seguramente viste más animales vivos que yo así que cuéntame de animales también.

—¡No soy tan viejo!

—¡Ahí esta la iglesia! —los ojos del menor se iluminaron. —¡Ken-chin! ¡Emma! ¡Shinchiro!

—Espera a que estemos más cerca para que te escuchen Mikey-kun —sonrió con ternura mientras aceleraba el paso.

Las puertas de la iglesia no se abrían.

Aquello los inquieto a ambos

—¡Espero nos hayan dejado comida idiotas! —gritó.

Nadie le respondió.

Cuando estuvieron lo suficientemente cerca notaron los agujeros en las puertas y paredes. Todo estaba lleno de agujeros de balas.

—Mikey-kun —el azabache miró con tristeza al contrario. —T-Tal vez ellos-

—¡Al fin llegas enano! —las puertas se abrieron.

—¡Mikey! —una rubia salió llorando de la iglesia yendo directamente a abrazar al oji-negro. —¡¿Por qué tardaste tanto idiota?!

—¡Comandante! —muchos hombres se asomaron por las puertas.

—Emma —suspiró el rubio. Abrazó a la contraria hasta que se dio cuenta de un detalle.

Todos estaban llenos de sangre.

—¿¡Que diablos les paso!?

—Tranquilo —un azabache se hizo paso entre la multitud y se acercó. —Sacrificamos a un animal y usamos su sangre para fingir que nos habían disparado.

—Shinchiro —se alegró de ver a su hermano mayor.

—Me alegra que hayas podido llegar Mikey —se unió al abrazo de sus hermanos hasta que notó que alguien sostenía a su hermano menor. —Soy Shinchiro, el hermano mayor de Mikey.

—S-Soy Hanagaki Takemichi —se presentó.

—Gracias por cuidar de mi hermano —le ofreció su mano para estrecharla, pero se detuvo al ver la venda empapada de sangre. Solo ahí se dio cuenta del estado de ambos chicos. —¡Llamen al doctor! ¡Rápido!

—¿Doctor? —en ese momento ambos cuerpos recordaron sus heridas.

Y su cansancio.

Sus ojos sin poder evitarlo se cerraron y se prepararon para dormir durante largas horas.

Ni siquiera la alarma que daba fin a la purga pudo despertarlos. 



════════════════


¡Hola de nuevo! 

Me gusto investigar para este día. Me vi todas las películas de "The purge" y esa saga inspiraron este One Shot. 

También tuve que investigar que significaba armas automáticas, semiautomáticas, de repetición, los modelos, los nombres y su funcionamiento. Incluso vi videos de gringos disparando armas de caza. 

Quítenles las armas a los gringos por favor- 

A Latam igual. 

Por si tuvieron la duda, la pandilla si le guardaron a Mikey y Takemichi el sazón de la madre de Baji. Comieron sus sagrados alimentos justo después de levantarse. 

El mundo mejoró gracias a la purga, la población disminuyó y con el tiempo todo fue mejor. 

Y por si se lo preguntaban Manjiro aquí tiene 19 y Takemichi 25

Todo legal. 

Y creo que varios quedaron: ??? cuando leyeron que Takemichi recogía piedras. Aquello era para lanzarlas y hacer ruido en otro lugar para lograr escapar con esa distracción. 

Michitruko.

Y voy a recordar que si ven, por ejemplo: Purgar*

Ese símbolo en negrilla es para que vean el comentario en ese dialogo, ahí pondré o explicaré la palabra con el *

También nótese que amo los ojos azules de Takemichi ¡SON TAN HERMOSOS! 


Y bueno... sinceramente no tengo nada mas que decir. Creo. 

Nos vemos el miércoles, mañana:) 


—Andrea Nightmares.

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