Los dos habían llenado la habitación con todas las velas que habían encontrado en la estancia. Stephen abrió el Darkhold para revisar los universos y buscar donde se encontraba America. Kelyani se acercó para ver las mismas esferas rojas que había invocado Wanda para mostrarles todos los universos donde se encontraban sus hijos.
— ¿Crees que esté bien? – pregunto Strange preocupado.
— Ella es fuerte – respondió la hechicera –. Estará bien.
El pelinegro agarró una de las esfera para encontrarse con la imagen de America siéndole arrebatada sus poderes. Los dos intercambiaron miradas, sabiendo que tenían que apurarse para ayudarla.
— Aguanta. Ya vamos.
Stephen hizo un movimiento de manos para dejar las esferas dentro del libro. Cambio de páginas para poder leer un hechizo. El matrimonio no se percato en el momento que los señores Knowlton y Christine habían entrado a la estancia. Estaban demasiado ocupados para encontrar una manera de salvar America de la Bruja Escarlata que no se dieron cuenta de la indignación de sus acompañantes.
— ¿Qué haces con eI Darkhold? – preguntó la pelirroja acercándose al lugar donde se encontraba Stephen –. ¿Vas a deambular?
— Ahora entiendo porque Mordo decía que era una mala influencia para mi hija – se quejó Alexander.
— No lo creas ni una sola palabra que haya salido se su boca – replicó Kelyani –. Él es peor influencia que mi esposo. Y créanme, que esto es necesario.
— Esto es más que solo eso – continuó Stephen.
— Todos los Stange son iguales – comentó Christine enfadada.
— Lo sé. Tienes razón. Todos somos iguales. Pero por ahora, esa niña nos necesita. Y sin su ayuda – observó a los señores Knowlton – no vamos a poder llegar a tiempo. Mientras esté inconsciente, necesito que ayuden a Yani a proteger mi cuerpo en caso de que me ataquen por invadir.
— ¿Quién lo atacará? – preguntó la señora Knowlton confundida.
— Los almas de los condenados – respondió la castaña incrédula –. Tratarán de poseerlo por infringir una de las normas que atentan contra cualquier realidad.
Stephen se acercó para besar a Kelyani antes de empezar el ritual. Los dos intercambiaron miradas, sabiendo lo que estaban sintiendo sin la necesidad de decirlo. La castaña asintió ligeramente la cabeza para hacerle entender que lo ayudaría en todo lo posible. Los dos acercaron todas las velas para encenderlo con un hechizo. Stephen empezó hacer el ritual para empezar a deambular por el multiverso.
— Okey. Pero, ¿qué no una versión de ti debe de vivir en ese universo para que tú deambules en su cuerpo? – preguntó Christine preocupada.
— ¿Quién dijo que debe de estar vivo? – preguntó Stephen esta vez.
— Oh no – murmuró Kelyani al creer saber que era lo que estaba planeando su esposo.
Sus ojos se abrieron de sopetón haciendo que todos los presentes se preocuparan. Era como si se estuviera acomodando todo su cuerpo. Después de unos minutos, sus manos parecían hacer movimientos extraños sabiendo que eran las almas que intentaban apoderarse de su cuerpo.
— Stephen – Kelyani se acercó al cuerpo del mencionado –. Por favor, Stephen. Reacciona.
Abrió los ojos por instantes para agarrar el brazo de la hechicera para volver a cerrarlos. Christine se acercó para tocar su frente haciendo que lo soltará de inmediato para gritar.
— Está ardiendo en fiebre – Christine le comentó a la hechicera.
— Por favor, Stephen, no te mueras. No resistiría perderte de nuevo – le agarró la mano.
— ¿Dónde estás? – preguntó la pelirroja.
Ella abrió su ojo, provocando que una alma saliera para volar por el lugar. Kelyani se levantó para invocar unos abanicos en lo que sus padres iban hacia la científica para asegurarse de que se encontraba bien, pero no tuvieron mucho tiempo porque habían salido más almas que intentaban hacerles daño. La hechicera lanzaba un par de encantamientos, pero no funcionaba.
— Necesito que me ayuden a proteger el cuerpo de Stephen – les ordenó Kelyani.
— ¿Cómo? – preguntó el señor Knowlton confundido.
— Yo lo sé – intervino Christine.
— ¿Tú qué harás? – preguntó Zoe viendo a su hija.
— Algo que no le gustará al Guardián del Santuario de Nueva York.
Kelyani invocó un hechizo con magia caótica para poder deshacerse de los espíritus de los condenados haciendo que un humo escarlata saliera de sus manos. Una llamarada salió de uno de las esquinas de la habitación haciendo que la hechicera viera como Christine sostenía el Brasero de Bom'Galiath en lo que su padre sostenía una vela. La castaña aventó otro de los espíritus en la misma dirección que ellos para repetir la acción.
— Gracias – la atención de Kelly regresó a su esposo.
Stephen se encontraba temblando en el piso haciendo que la hechicera se preocupara. Christine se acercó para revisar que se encontraba bien su amigo. La castaña le agarró la mano preocupada sin estar segura de lo que estaba por hacer.
— Stephen Vincent Strange, se que me estás escuchando – Yani trataba de sonar segura aunque en su interior era un manojo de nervios –. Una de las cosas que más me impresionó cuando nos conocimos fue tu inteligencia. Se que puedes usar los espíritus de los condenados a tu favor como lo has hecho con las Artes Místicas. Siempre he confiado en ti y sé que no me defraudaras.
Strange abrió los ojos haciendo que se incorporará en el momento. Kelyani sonrió al percatarse de que había vuelto a tomar el control de sus acciones y se alejaron de inmediato. Le frustraba saber que no podría ser de más de ayuda.
— Tendrá que hacer algo más que matarme para matarme – comentó Stephen minutos después.
— Tengo uno de los hombres más inteligentes como esposo y dice la cosa más estúpida para enfrentarse a la Bruja Escarlata – comentó Kelly incrédula.
Estaba segura de que en otras circunstancias, Strange se hubiera reído u ofendido por su comentario. Sus manos parecían contener algo haciendo que se preocupara de lo que podría pasar.
— ¡Conténgala! – ordenó Stephen haciendo que concluyera que había alguien más con él –. Sí es la única salida – la castaña intercambio miradas de preocupación con sus padres.
>> Soy yo en el cuerpo del Otro Yo. No, America – la hechicera se sintió aliviada al saber que la adolescente se encontraba bien –. Vine a decirte que confíes en ti. Aparte, Yani se encargaría de mí, ¿lo olvides? – la mencionada sonrió satisfecha –. Confía en tu poder. Solo así la detendremos. Ella y yo confiamos en ti. Sí lo tienes. Todo el tiempo lo has tenido. Cada vez que abriste algún portal, nos enviaste justo donde era necesario ir. Como diría Yani, incluso eso te guío hasta este momento. Vas a patear a esa bruja en el trasero.
Un movimiento hizo que Christine y Kelyani le agarraran las manos a Stephen. La magia caótica salió de su cuerpo haciendo que se expandiría en dirección a las dos mujeres. Los señores Knowlton se acercaron para agarrarles las manos al escuchar sus quejidos. El hechizo provocó que los cuatro terminaran inconscientes en el piso.
(Nota de la autora:
No hay mucho que decir porque nos leímos el viernes. Creo que lo último es que van empezar a presentar Rogers the Musical en uno de los parque de Disney. Recuerden que si el musical dice que Kelyani estuvo involucrada en la Batalla de Nueva York es porque así paso xd.
Y bueno, en este capítulo vimos como Strange deambulando. Ver en el cine como Stephen controlaba a las almas de los condenados fue tan god. No les voy a dar muchos detalles porque también Sienna y Wong se merecen ver desde su perspectiva lo que vivieron con la Bruja Escarlata en lo sucedido en el Multiverso de Locura.
Bueno, creo que sería todo de mi parte, así que nos leemos el próximo domingo con un capítulo nuevo.
April Hdzz Capaldi, fuera.)