— Kelly – Stephen se acercó a la mencionada preocupado en cuanto llegaron a su destino –. ¿Estás bien?
— Sí – la ayudó a levantarse –. Ahora sé porque me sentía debilitada. Debí de...
— Yani, no te culpes por eso – la miró a los ojos en lo que pasaba sus manos en su rostro –. Ninguno de los dos sabía que podía hacer eso – se acercó para abrazarla –. Saldremos de esto juntos. Rescataremos a America. Regresamos a Christine y a tus papás al universo 838. Y nosotros regresamos con los niños al nuestro.
— Suena a una excelente idea – se separó de su esposo para verlo por algunos segundos.
Los cinco empezaron a caminar una vez que los señores Knowlton y Christine hubieran vomitado después de haber experimentado su primer viaje multiversal. Ninguno de los presentes estaban seguros de que es lo que tenían que hacer o que es lo que tenían encontrar. Una vez que salieron del edificio, se encontraron con un universo donde cualquier ley natural no existía y no tenía sentido.
— ¿Quién demonios dejó descuidado este universo? – preguntó Kelyani una vez que su esposo terminaba de maldecir.
— Lo más seguro es que fuera él – respondió Alexander señalando con su mirada a Stephen.
— Es como si esta realidad colapsara en sí mismo – comentó Christine sorprendida.
— Sí, o que dos realidades chocaran – empezaron a caminar por las calles descuidadas –. Rápido. America no aguantará mucho.
— Tenemos que evitar que Wanda le quite sus poderes – comentó Kelyani preocupada.
— ¿A dónde nos llevas? – preguntó Zoe con cierta cautela –. No parece un lugar seguro.
— Si todavía hay un Santuario en este universo... tal vez también haya un otro Otro Otro Yo y solo él puede ayudarnos a volver con ella.
Stephen le agarró la mano a su esposa. Desde que él había regresado por el blip, Kelyani tenía pesadillas, algunas veces, sobre el chasquido de Thanos. Cada vez que despertaba, le agarraba las manos, la abrazaba o le llevaba Arthur para que pudiera dormir. Ella tenía miedo de despertar y que él no estuviera a su lado.
— Ahora entiendo porque les preocupaba tanto las incursiones – comentó Stephen viendo el Puente de Brooklyn volando en medio de la nada.
En el camino, Kelyani les contó su historia a sus padres de otro universo desde su muerte hasta el día que habían incursionado en su universo de manera accidental. Los señores Knowlton parecían comprender algunas cosas y otras seguían sin tener sentido. Finalmente, llegaran al Santuario de Nueva York que se encontraba en medio de un lugar desolada.
— Lo que haya pasado, el Tú de este universo, no se esforzó mucho por detenerlo – comentó Christine llegando al Santuario.
— ¿Qué habrá pasado para que este universo haya terminado de este modo? – preguntó la hechicera extrañada.
— Nada bueno, seguramente – respondió Zoe viendo acusatoriamente a Stephen.
Los cinco se detuvieron al ver una figura que los observaba desde el tragaluz del edificio. La figura se alejo de inmediato haciendo que todos se quedaran en silencio. Los dos hechiceros intercambiaron miradas para regresar su atención hacia el Santuario.
— Se lo comentó con gusto – respondió Stephen.
— Quédense aquí – Kelyani le dijo a sus padres para seguir a Stephen antes de que los señores Knowlton se lo impidiera.
Los dos se acercaron para ver como las puertas se abrían por si solas. El lugar demasiado tétrico para ser un Santuario. En la entrada se encontraba las escaleras principales que daban hacia el siguiente piso, no sin antes un oleaje les daba la bienvenida, sintiendo la brisa golpeando su rostros. Los dos caminaron lentamente, esperando que algo o alguien apareciera, pero seguían estando solos. Se detuvieron al pie de las escaleras para escuchar como las puertas chirriaban para cerrarse.
— Yani, necesito que te quedes aquí en lo que hablo conmigo mismo – se sintió extrañado por su comentario.
— Stephen, déjame acompañarte – lo detuvo antes de que pusiera su pie en el primer peldaño.
— Kelly – regresó para poner su mano en la nuca de la mencionada –. No sé que habrá pasado con nosotros en este universo, pero asumo que no me lo tome para nada bien. Quiero que te quedes aquí en lo que yo habló con él. Si algo malo pasa, te doy el permiso de intervenir – le dio un beso en la frente –. Te amo.
— Yo también te amo, Stephen.
El mencionado se acercó para darle un beso rápido antes de que empezara a subir las escaleras que se encontraba en frente de ellos. Comenzó a caminar lentamente, no sin antes lanzarle una mirada de su esposa. Ella solo asintió con la cabeza para demostrarle que estaría bien.
Kelyani vio como se adentraba al Santuario haciendo que se sintiera inquieta por lo que podría pasar. Como lo había dicho Stephen, lo que había pasado con ella y el Strange de ese universo, el último no lo había tomado para nada bien por las condiciones que se encontraban en el lugar. Pasaron unos minutos hasta que empezó escuchar diferentes melodías que se escuchaban en el siguiente piso. Ella decidió subirse porque no podía quedarse con los brazos cruzados. Tenía que averiguar lo que estaba ocurriendo. Tenía y debía de interferir.
(Nota de la autora:
Gente, pronto sabrán que pasó con Kelyani y Strange en este universo. Tampoco lo vendrán venir y siento que les explotara la cabeza en cuanto lo lean. Ya di una pista en este acto, pero no les diré en que parte.
Bueno, tuve una mala semana porque me pase enferma y con la onda de calor que hay en mi país no está ayudando, pero ya me siento mejor. Al menos pude ver tranquilamente el primer capítulo de Secret War en en mi cama sin que nadie me molestará. La verdad, no me esperaba que empezara fuerte. Recuerden:
Creo que sería todo de mi parte y el próximo domingo les digo como está el calendario porque habrá varios capítulos este mes por diferentes razones.
April Hdzz Capaldi, fuera.)