Sylvien dejó a Kanna frente a la mansión de la familia Addis.
── Entonces vendré por ti mañana por la mañana
── Entiendo.
El portero de la mansión reconoció a Kanna y abrió la puerta inmediatamente.
«No obstruyó como antes.»
Le preocupaba cómo debía actuar en caso de que no la dejaran entrar, pero afortunadamente sus temores fueron en vano.
«Tengo que tomar mis herramientas de tratamiento.»
Y tengo que reunirme con Lucy.
Carlen dijo que un contrato es un contrato.
Sus palabras me preocupaban implacablemente.
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── Lucy. ¿Qué estás haciendo?
── ¿Hermana?
Lucy, que estaba sentada en el sofá, dio un brinco al verme y se acercó corriendo.
── ¡Hermana! ¿Has vuelto?
── Bueno... no del todo.
── ¿Y por qué no?
── He venido un rato a recoger mis cosas. Me voy mañana por la mañana, así que vine a verte.
── Ah, ¿cuándo vuelves?
── No estoy segura exactamente.
Kanna vio que los ojos verdes de Lucy se llenaban de lágrimas.
«Lo siento. Ahora estoy ocupada para tener a alguien bajo mi cuidado.»
Además, Lucy tiene a Carlen.
Pero Kanna aún abrazaba fuertemente a su hermanita.
── Come bien, ve a pasear por el jardín en tu tiempo libre, ¿lo prometes?
── Sí...
── Y si te enfermas o alguien empieza a acosarte, díselo a Carlen inmediatamente, porque Carlen es el tutor de Lucy.
Lucy susurró y asintió, sollozando.
── ¿Y mi hermana?
── ¿A qué te refieres?
── ¿A quién le dice mi hermana si alguien la molesta?
── Soy adulta, así que no necesito un tutor.
── Pero...
── Realmente no lo necesito. No necesito uno.
Y algún día tendrá que estar sola sin un tutor. Pero sus palabras habrían sonado duras para una niña pequeña, así que las reprimió.
Pero hay gente en esta casa que se preocupa por ella.
Pensar en ello me hizo sentir muy extraña.
── Ven conmigo, Lucy.
Kanna tiró impulsivamente de Lucy por el brazo.
── ¿Adónde vamos?
── A mi laboratorio.
── ¿Por qué vamos?
── Tengo un regalo para ti.
Kanna señaló el osito de peluche que había en el sofá.
── Cógelo.
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>¡Boom!-< Kanna clavó la daga en el estómago del oso.
── Oh, hermana...
En lugar de responder, Kanna sacó la hoja.
Luego apuñaló al oso una vez más, y finalmente sacó la daga.
Unos grumos de algodón blanco como la nieve se desparramaron por el juguete. Kanna los recogió descuidadamente.
── ¿Qué estás haciendo?
── ¿Qué? Ah, espera un momento. No funcionó.
Haciendo un esfuerzo, Kanna rasgó la barriga del oso con la mano. La costura del juguete se partió.
── Ugh, ahora está hecho.
── ......
── Mira, Lucy.
Kanna cogió el frasco de cristal tapado.
── Recuerda, es tu protección. Es muy peligroso, así que lo esconderé dentro del osito.
── .......
── Si alguien te hace daño, coge el frasco y rocíalo sobre la persona.
Le dio a Lucy la medicina que había usado con la Emperatriz.
── Entonces esa persona será castigada.
── ¿Realmente me ayudará a protegerme?
── Sí. Si alguien te lastima cuando Carlen no está, úsalo.
Después de que Kanna abrió el frasco, cosió el vientre desgarrado del oso.
── Gracias, hermana. Lo mantendré a salvo y lo usaré si es necesario.
Kanna acompañó a Lucy a su habitación.
Cuando se dio la vuelta para marcharse, Lucy la detuvo sosteniendo el doblillo de su vestido.
── Hermana, espera un minuto.
Rebuscó en los cajones de su habitación y sacó algo.
La niña le mostró una bolsa de tela de algodón blanco con un trébol bordado.
── Lo hice yo misma .... y quería dártelo cuando estuviera... terminado.
Lucy, ruborizada, tartamudeó ligeramente.
── Bueno, por cierto, porque siempre fallo... No es bonito. Lo siento. Porque no se me da bien.
Lucy extendió suavemente las manos temblorosas.
── Hermana, si quieres... no, seguro que no te gustan esas cosas tan raras.
── Damelo.
── ¿Qué cosa?
── La bolsa es mía ahora.
── ¡Ah, sí!
Kanna cogió el regalo.
El trébol estaba bordado un poco torcido. A pesar de la imperfección, podía sentir la sinceridad en cada movimiento de sus manos, en cada puntada.
── .......
Qué decir. Por alguna razón se me apretó el corazón y no pude evitar pronunciar una palabra.
Kanna acarició la cabeza de Lucy.
── Es el mejor regalo imaginable. Muchísimas gracias.
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Después de abrazar a Lucy, Kanna regresó al laboratorio.
Sin embargo, hay alguien ahí.
── ...¿Quién?.
El hombre estaba de pie en el laboratorio.
La vista desde atrás se asemejaba a una figura familiar.
── ¿Carlen?
Carlen se dio la vuelta lentamente.
Su expresión era como una máscara sin una sola emoción. Incluso la piel se le puso de gallina al verlo.
── ¿Qué haces aquí?
Gracias a Lucy, mi corazón calentado por el amor se enfrió al instante.
Era desagradable.
Este laboratorio del sótano era su espacio privado, y él se atrevía a invadirlo sin permiso.
── Estaba esperando a mi hermana.
── Mi hermana.....
No te atrevas a llamarme tu hermana.
Intenté decirlo, pero me callé.
Ahora no podía molestarme en decir nada.
── No tengo nada que hablar contigo. Y ya es tarde. Mira, ya está oscuro afuera.
Kanna señaló de pronto hacia la ventana, donde se veía el cielo nocturno.
── Si tienes algo que decir, dejémoslo para mañana.
Mañana no estaré aquí.
Nuestra conversación nunca tendría lugar.
── ¿Mañana...?
── Sí.
── Mañana, ¿estarás dispuesta a hablar conmigo?
Por supuesto, quería decir la verdad.
── ¡De ninguna manera!.
Hablando con franqueza, era sólo un capricho infantil suyo.
── ¿Cómo crees que me siento? Estoy cansada.
Carlen guardó silencio. Retrocediendo, miró a través de Kanna.
Luego, en silencio, dio un paso adelante.
Ante este repentino acercamiento, Kanna casi retrocedió.
── Hermana.
Carlen se detuvo justo delante de ella. En ese momento, el olor a whisky frío se extendió hasta la punta de su nariz.
── ¿Recuerdas lo que te dije en el carruaje?
Kanna no contestó.
── ¿Lo recuerdas?
── .........
── Te lo preguntaré de nuevo. ¿Tanto te disgusto?
Carlen se inclinó lentamente.
Sus ojos se encontraron.
── ¿Puedo tratar a mi hermana como antes?
¿Como antes?
Kanna repasó mentalmente sus palabras durante un momento.
Como antes.
Intimidarme como antes, tratándome como una sirvienta.
── No. No te atrevas.
Al instante, los ojos de Carlen brillaron.
── ¿Por qué me ignoras?
── ......
── Quiero que me ignores.
Con calma y sin ninguna emoción, le detuve a medias.
── Quiero que me ignores. No importa dónde esté ni las dificultades que atraviese, sólo quiero que me trates como si me vieras por primera vez, como si fuera una extraña de otro país.
── ......
── Porque así es como voy a tratarte yo también.