(A Partir de ahora el nombre de 'callen' lo modificaré a Carlen. ^^)
── ¿Qué?
── Deberías haberme pedido ayuda, así el problema se habría resuelto más rápido.
No, no habría sido así.
Si no hubiera sido por Carlen, habría visto el impresionante espectáculo de su venganza en la familia Valentino.
── ¿Por qué demonios viniste a la mansión Valentino?
Carlen apenas podía creer lo que estaba oyendo.
Estaba toda herida, sentada de rodillas en el suelo de barro, recibiendo un golpe tras otro como un animal. Aguantaba la paliza con facilidad, como si le hubiera ocurrido todos los días.
¿Así era como vivía?
── El tiempo que te has quedado con los Valentino. ¿Te han tratado de esa forma?
Incrédulo, Carlen preguntó, revolviéndose el pelo con la mano.
── ¿Por qué no me lo has dicho?.
── ¿Qué diferencia habría si lo hubiera hecho?.
── ¿Qué?
── ¿Qué cambiaría si te lo hubiera dicho?
Carlen, que había sido testigo de lo insólito, escuchó en silencio.
Kanna murmuró con molestia.
── Este tipo de trato no es muy diferente al de mi infancia en la mansión Addis.
Vale la pena aclarar que Joo Hwa nunca le contó a los Addis sobre el abuso.
No, ella nunca pensó en tal cosa. En primer lugar, no los consideraba de su lado.
«Lee Joo-hwa no tenía intención de tocar algo insondable.»
Lee Joo-hwa vivió en silencio, sin oponerse, durante los siete años de su matrimonio.
Pensando en ella, suspiré.
── Sigh.....
Carlen se quedó en silencio.
Era como si sus palabras hubieran golpeado su garganta.
── ¿Qué quieres decir con eso?
── Fui ignorada, perseguida, a veces golpeada, era así en Addis ¿no es así?
── ¿Alguien te golpeó?
── Tu madre, Chloe.
── ¡........!
── Y de pequeña, tu hermano mayor, Orsini.
La cara de Carlen se sonrojó al instante.
¿Era vergüenza, culpa o rabia?
Quizás pensó que su sucia hermana se estaba burlando de toda la familia. De todos modos, Kanna no quería preocuparse ni inquietarse por el pasado.
── Y tú.
── Nunca te he.........
── No solo el abuso físico es violencia, ¿verdad?
Kanna sonrió sarcásticamente.
Ahora la cara de Carlen se puso blanca.
── Esta vez no le cuentes a nadie lo que ha pasado.
── No, no puedo dejarlo así. Tengo que decirle a mi padre sobre esto......
── ¿Qué hará cuando se entere?
Pff, me reí de mi misma.
── ¿Qué crees que hará?
── .........
── No me hagas repetirlo. No va a cambiar nada, y este es mi negocio, y te lo advierto, no vuelvas a meterte en mis asuntos.
No te involucres en mi venganza como lo hiciste hoy.
Me fulminó con la mirada y se mordió el labio.
«Deseo disfrutar de la dulce venganza, así que no quiero hablar contigo de ello.»
Como declarando que la conversación había terminado, Kanna se apartó de su hermano.
Afortunadamente, Carlen guardó silencio tras sus palabras.
Fue entonces.
En ese momento, el carruaje se detuvo de repente al oír relinchar a un caballo.
Durante la repentina parada, Kanna estuvo a punto de caerse, pero Carlen la agarró al instante y la ayudó a levantarse.
Gritó al cochero.
── ¡¿Qué está pasando?!
── Bueno, eso es...
Los ojos de Kanna se abrieron de par en par al mirar por la ventana.
Su mirada se desvió hacia el hombre a caballo.
Alguien a caballo bloqueaba el carruaje.
Cabello plateado que brillaba al sol, ojos azules, este hombre...
── ¿Sylvien Valentino?
¿Por qué está aquí?
El rostro de Carlen se endureció al notar también su presencia.
De un golpe, abrió la puerta del carruaje y salió. Kanna lo siguió.
>Chiiiiiiiiir<
── ¿Qué está haciendo, Duque Valentino?.
Sylvien los miró desde su caballo y sonrió con satisfacción.
── Mi esposa está aquí.
¿Pero qué demonios...?
Kanna frunció el ceño, asombrada.
¿Tu Esposa?, ¿yo?
Los sentimientos de Carlen son igual de confusos.
Miró a Sylvien como si hubiera oído una palabra muy vulgar.
── ¿Esposa? ¿De quién estás hablando?
── La mujer que está detrás de ti es mi esposa, ¿no lo sabías?.
Él, se ha vuelto loco...
Estaba tan sorprendida que se quedó muda cuando Sylvien bajó del caballo.
Se acercó lentamente.
── ¿Adónde vas con mi esposa?
── ....... esposa.
¿Está demasiado enojado?
En todo caso, Carlen estaba tan tranquilo como siempre.
── No sabía que el Duque consideraba a mi hermana su esposa.
Entonces Sylvien sonrió suavemente.
── Tampoco sabía que pensabas en mi esposa como tu hermana.
── ¿Sabía que la Condesa Elester trata a mi hermana como a una esclava?── preguntó Carlen en voz baja.
Era una voz tan tranquila que no se sentía como una persona enojada.
── Si el Duque tiene ojos, vale la pena mirar la cara de mi hermana. Tu madrastra le hizo esto.
── Oh, dios mío. Definitivamente no está bien.
Sylvien frunció el ceño como si sintiera remordimiento por lo ocurrido.
── Le ayudaré en su recuperación. Entonces, regrese Addis.
── No, mi hermana viene conmigo. No voy a dejar a mi hermana en una guarida de monstruos otra vez.
¿De qué estás hablando?
Una desconcertada Kanna, que había estado observando la desconcertante escena, se cruzó de brazos. No podía entender qué demonios les pasaba.
No, era exactamente Carlen. Últimamente hacía cosas extrañas.
«Sylvien Valentino, ¿En qué estás pensando?»
«¿Por qué viene a buscarme ahora, cuando se fue con mis somníferos y ahora viene a atraparme?»
── ¿Qué está ocurriendo? ── Preguntó, saciando su curiosidad.
Entonces Carlen respondió frunciendo el ceño.
── Nada, hermana. Ignóralo...
── Carlen Addis, cállate.
En ese momento, la expresión del rostro de Carlen se desvaneció.
Parecía como si la hubieran abofeteado. Era una mirada de traición, y Kanna se sintió avergonzada.
¿Qué era esa expresión?
¿Creía que iba a ponerse de su parte?
«Es realmente raro.»
Kanna lo miró fríamente y dio un paso al frente.
── He preguntado qué pasa, Duque.
Sylvien, que los había estado observando con interés, abrió la boca.
── ¿Te acuerdas de anoche?
¿Anoche?
¿Está hablando de la noche que me durmió con mis propios somníferos?
Sylvien sonrió vagamente y susurró.
── Veo que se acuerda.
── Claro que me acuerdo de todo.
── Eso es bueno, porque anoche, la señorita Kanna se durmió como un desmayo.
No se durmió porque se desmayó...
Sylvien fue el único culpable.
«Creo que lo estás haciendo a propósito.»
Su manera de hablar con palabras confusas era engañosa. Y, curiosamente, las palabras del Duque parecieron molestar a Carlen.
── Me gustaría discutir los acontecimientos de anoche. Más específicamente, el regalo de la señorita Kanna.
── ... ¿Regalo?
── El precioso regalo que la señorita Kanna me dio anoche.
Te refieres al polvo para dormir. Pero, ¿Por qué dice frases extrañas, haciéndolo parecer falso?
Kanna no entendía la intención de Sylvien.
«¿Quizás Carlen no debería saberlo?»
Mejor fingir ser una pareja que había vivido una noche de pasión que mantener una conversación sobre somníferos?
── ¿Cuál es el beneficio si voy con el Duque?
── Me temo que al menos no dolerá.
── ¿Qué quieres decir ......?
Entonces Sylvien se inclinó y susurró ligeramente.
── Convertiré fácilmente los acontecimientos de esa noche en un verdadero problema para usted, que, sin duda, le meterá en problemas.
── ......
── Oh, ¿no lo sabías?
Kanna le miró fijamente.
¡Una amenaza despreciable con una cara tan elegante!
Bastardo.
Pero era cierto.
── Bien.
── ¿Nos vamos entonces?
De mala gana, Kanna siguió a Sylvien.
── ¿......?
Carlen me agarró del brazo. Miré a Carlen con una mirada de irritación.
── ¿Qué pasa?
── .........
Carlen no dijo nada. Se quedó mudo, incrédulo ante la escena.
Un rostro confuso, como si no supiera qué hacer. Pero al mismo tiempo, el agarre en su brazo se mantuvo sin cambios.
Una sensación muy extraña, una sensación de incongruencia.
En este momento, Carlen no parecía entender o controlarse.
── Carlen, ¿puedes soltarme?
── ........
── ¿Por qué haces esto? Si tienes algo que decir, dilo ahora.
Carlen apretó los labios, dudando. Al final, guardó silencio.
── Déjame ir, Carlen.
El sonido de un suave deslizamiento de mi mano... y la fuerza de mi agarre se aflojó.
Kanna se sacudió la mano bruscamente y siguió a Sylvien.
«Tipo extraño, ¿Qué diablos le pasa?»