Cherry Flavoured [Español]

By mariannoalien

322K 18.1K 5.1K

Malboro rojo, vino caro, vídeo juegos y groserías, básicamente esa es la vida de Milo Hadaway; el crush de mi... More

🍒
🍒 PRÓLOGO
🍒 CHERRY FLAVOURED
🍒 Capítulo 1 | Acoso Nivel Lauire
🍒 Capítulo 2 | La Treinta Y Ocho
🍒 Capítulo 3 | Largo Camino A Casa
🍒 Capítulo 4 | Un Idiota No Tan Idiota
🍒 Capítulo 5 | El Préstamo
🍒 Capítulo 6 | Rupturas
🍒 Capítulo 7 | Anfetaminas
🍒 Capítulo 8 | Empalagosa
🍒 Capítulo 9 | Familia Shadaway
🍒 Capítulo 10 | Aceptación
🍒 Capítulo 11 | El Beso De La Discordia
🍒 Capítulo 12 | Call Me Maybe
🍒 Capítulo 13 | Tres Son Multitud
🍒 Capítulo 14 | Cena Con Los Hadaway
🍒 Capítulo 15 | Yongy & Dam
🍒 Capítulo 16 | Vals De Media Noche
🍒 Capítulo 17 | Andrea's
🍒 Capítulo 18 | Hadaway Vs Gray
🍒 Capítulo 19 | Celoso
🍒 Capítulo 20 |Arrepentimiento +18
🍒 Capítulo 21 | Advertencias Agridulces
🍒 Capítulo 22 | Nervioso
🍒 Capítulo 23 | Rivalidades
🍒 Capítulo 24 | Decepciones +18
🍒 Capítulo 25 | Un Sugar Tacaño
🍒 Capítulo 26 | Indiferencias
🍒 Capítulo 27 | Ahogarse +18
🍒 Capítulo 28 | Insinuaciones
🍒 Capítulo 29 | Promesas
🍒 Capítulo 30 | Concierto
🍒 Capítulo 31 | Piña Colada [Explícito]
🍒 Capítulo 32 | Cerezas
🍒 Capítulo 34 | Ego Y Popularidad
🍒 Capítulo 35 | Superficial
🍒 Capítulo 36 | Sr. Y Sra. Sha
🍒 Capítulo 37 | Mentiras Y Verdades
🍒 Capítulo 38 | Sangre, Ira Y Cansancio
🍒 Capítulo 39 | Debilidades

🍒 Capítulo 33 | Adaptación

3.3K 153 41
By mariannoalien

DEVON ARMSTRONG


—¡¿Greentoon?! —espeta Eddie con cierto enojo.

Ajam —tomo las papas del estante y las coloco en el carrito de compras—, no es tan malo —ruedo los ojos—, es decir, sí, significa que tengo que comenzar de nuevo y...

—¡No puedes marcharte así sin más! No me puedes dejar solo, Devon —gimotea, afligido—. Recién formalizamos esto, no es justo. Sé que suena un poco egoísta de mi parte, pero... —bufa y se revuelve los cabellos—. Devon... No quiero que te marches...

—Lo sé, pero...

—Eché las cartas en la mesa y puse en juego mis miedos, creí que me rechazarías, que nuestra amistad se arruinaría y ahora... Justo ahora que sé que tú también sientes lo mismo y nos hicimos novios, te vas a ir. Me duele.

—Eddie, lo sé y, entiéndeme, es algo que se me sale de las manos —le peino las cejas con la yema de mi dedo índice, sonrío—. Mírale el lado bueno; entraré casi a mitad de año, eso quiere decir que estaré de vuelta antes de lo esperado...

—¿Por qué mierda tuve que confesarme tan tarde? —masculla—, pude tenerte a mi lado desde hace mucho, pude haber compartido más contigo como novios, pude...

—Eddie, no te tienes que poner así —resoplo—, estaremos en contacto, te llamaré, me llamarás, nos mandaremos mensajes y así...

—No es igual, odio las relaciones a distancia.

—¡Solo serán unos cuantos meses! Ya te lo dije, mi padre encontró un mejor trabajo allá y pues se le hace más fácil...

Niega con la cabeza y tensa la mandíbula.

—Sé lo que pasará ahora, me convertiré en ese estúpido novio de la protagonista que se va para otra ciudad a rehacer su vida y viene un tipo tatuado, con complejo de mujeriego, a susurrarle cosas lindas al oído para luego llevársela a la cama.

Lo miro mal.

—¡¿Te crees que soy una fácil que va por allí follándose al que sea?! —le miro mal—. Eddie yo te amo y te respeto, tienes todo lo que busco en un chico, no tengo la necesidad de fijarme en alguien más porque contigo lo tengo todo.

Baja la cabeza.

—Perdón, estoy muy afectado con todo esto... —relame sus labios—, quizás solo estoy estresado, quizás... Quizás tenga miedo de perderte, Devon, no nos engañemos, eres... —me recorre con la mirada con una sonrisa ladeada—, eres una chica muy, muy guapa.

—Estás haciendo drama por nada, nada de lo que te planteas sucederá realmente, solo confía en mí —susurro y le pellizco la nariz—. Todo estará bien, ya lo verás.

—Vale... —responde con hastío—. ¿Y tu hermanita? ¿No será algo complicado transportarlo de un lugar a otro así de la nada?

—Claro que es algo riesgoso por el cambio de clima y por lo largo que es el trayecto, pero mis padres lo tienen todo perfectamente calculado, así que, hasta el momento, está perfecto. Mañana emprendemos camino.

—Supongo que allá tendrás más oportunidades —echa un mechón de cabello detrás de mi oreja—, por una parte, eso me alegra, tal vez... Encuentras una buena universidad y...

—De hecho, hay una... —le interrumpo alegre—, es que si la vieras, Eddie, la infraestructura es muy genial y los semestres están muy baratos, podría... —me muerdo el labio inferior, conteniendo una risilla—, ¡Podría estudiar biología marina allí! Es mi sueño, es...

Infla sus mejillas y levanta las cejas.

—Eso quiere decir que en realidad no vuelves —frunzo las cejas—. Oh, vamos, seamos sinceros, luego de que termines el insti te inscribirás en esa uni, ¿o no?

—Vale, sí, pero...

—¿Ves? Lo sabía.

—Eddie —le tomo el brazo—, sé que...

—No sigamos hablando de esto, por favor —empieza a dejar las cosas en el mostrador con cara de pocos amigos.

—¿Por qué te pones así?

—Que no hablemos del tema, he dicho.



🍒



MILO HADAWAY

La puerta se abre de manera abrupta, cinco hombres se presencian en el lugar, todos ellos altos y en forma, con uniformes del mismo color, tabletas cob informes, guantes de látex y semblante serio.

—Quítate la ropa —me ordena uno de ellos.

Trago grueso y doy tres pasos hacia atrás, no sé por qué de algún modo me estaba imaginando lo peor.

—¿Cómo...?

El más alto se desespera y se me acerca.

—¡Que te quites la ropa! —gruñe con hastío.

—Ehm... —mi pecho empieza a acelerarse—, es que...

—¿Prefieres que te amarremos como un perro, idiota? —me señala retador.

Frunzo el ceño.

—No tienes que ser grosero.

—Bueno, entonces cállate y haz lo que se te ordena.

El nervio se esfuma, en ese momento lo único que quería era abalanzarme y romperle la nariz.

—Cálmate —interrumpe otro médico y mira—. ¿Es tu primer anexo?

Mi vista pasa del robusto a él.

Ajam.

—Muy bien, tranquilo —esboza una sonrisa y tiende su mano—. Soy Dave —se la estrecho con algo de desconfianza—. Te vamos a revisar para comprobar que no traigas drogas, es todo.

—Ah, entiendo...

Con eso, logro calmarme un poco y empiezo a desvestirme, cuando quedo complemente desnudo empieza el proceso, me dicen que haga tres sentadillas, lo cual se me hace algo extraño hasta que Dave me explica que es para descartar que tuviese algo en el recto.
Terminan de husmear mi ropa, me vuelvo a vestir y me indican que salga.

Cruzamos un montón de pasillos, solo veía enfermeros de aquí para allá, luces blancas y muchas puertas. Este lugar apestaba a alcohol etílico. Nos detenemos en una habitación, miro el letrero, "Cuarto de Observación".

—Dave... —susurro su nombre.

Capta mi inquietud.

—Aquí durarás unos seis, ocho o diez días, todo depende de tu síndrome de abstinencia —me aclara y trago seco.

—Entra —ladra su otro compañero.

El sitio es más grande de lo que imaginé, había varias camillas, en las esquinas una que otra cámara, dispensadoras con agua y en el fondo se encontraban los baños. La luz me molestaba en los ojos y era increíble el frío que yacía allí adentro, parecía el polo norte. Me abrazo a mí mismo.

El móvil de uno de los médicos suena y la piel se me eriza, me sobo el brazo, estaba muy nervioso.

—Dave, tenemos que irnos, hay una pelea en el patio.

—Tienen compañero nuevo, compórtense —dice este y se vuelve a mí—. Todo estará bien, ¿de acuerdo? Trata de regular tu respiración y no pensar en cosas negativas.

Asiento secando mis manos sudadas en la  ropa. Ambos se marchan cerrando la puerta con seguro y me quedo allí parado en medio de la nada divisando mi alrededor. Unos estaban dormidos, otros arrodillados rogando entre lágrimas y sollozos, otros reían y susurraban cosas, llorando, rasgando las paredes o comiéndose las uñas.

Me recuesto en una de las camas y cierro los ojos con fuerza, no quiero pensar demasiado, solo quiero dormir y dormir hasta que cualquier sentimiento desagradable se esfume.

De la nada me entran ganas de ir al baño, me levanto y me paseo por el largo pasillo.

Todos me quedan viendo y me siento pequeño, el trayecto se me hace eterno, no soporto que me miren de esa manera, siento que me quieren comer vivo, siento que me van a tomar entre todos y me van a descuartizar. Me reparan con cierto desagrado o enojo, ni siquiera lo sabría descifrar, parecía una presa al asecho.

Entonces supe que este lugar era el completo infierno, que me la iba a pasar muy mal, que iba a volverme loco, que de alguna u otra manera buscaré las maneras de deshacerme de mí...

Creo que voy a vomitar.

Cuando llego al baño me encierro y recargo todo mi peso en la puerta para que nadie venga a por mi a sacarme las tripas. Trato de controlar mi pecho acelerado y...

—¿Crees que es normal?

Me volteo lo más rápido que puedo liberando un gritito de niña con los ojos abiertos de par en par y las manos echas puño.

Es un chico de algunos viente años.

—Te hice una pregunta.

Trago grueso y me relajo.

—¿El qué? —pregunto, curioso.

—Acércate —me hace una ceña.

Lo hago rascando mi codo y paso lento.

Su orina es prácticamente sangre, mucha sangre. Arrugo mi cara con asco y me aparto de inmediato, horrorizado.

—¿Qué carajo, hermano? —intento borrar eso de mi cabeza.

—¿Lo es o no?

—Yo qué sé, no soy médico.

—Estás hundido hasta el fondo —responden en una esquina entre sonrisas.

Ambos torcemos el cuello como la niña del exorcista.

Es un señor de algunos cincuenta años, canoso y de tez morena, traía consigo un uniforme verde de general con varias medallas, se encontraba postrado en una silla de ruedas. Esboza una sonrisa genuina.

Hace rodar su silla y se posa enfrente de nosotros.

—Deberían ver sus caras —vuelve a reír—. Tranquilo, chico, es normal si te encuentras en el proceso detox, ¿qué consumías? ¿Heroínas...?

El chico a mi costado se guarda el miembro.

—Heroína —asiente—. He ingresado dos veces y no me había ocurrido esto, es... Extraño.

—Bueno, mírale el lado bueno; morirás —se encoge de hombros el señor.

—¡¿Qué?! —abre sus ojos—. No puedo morir, tengo dos hijos que mantener, me esperan en casa, tengo que ser fuerte, por ellos —se corta, con los ojos cristalizados—, por mí.

El inválido ríe a carcajadas.

—No me digas, ¿cordón roto? ¡¿Quién en su sano juicio querría tener hijos, por Dios?! —se rasca la barba.

—Soy padrastro.

Su quijada se queda desparramada por el suelo.

—Te debió hacer un amarre, hijo mío —niega, asqueado.

—¿Cómo te llamas?

Me aparto para hacer mis necesidades.

—Mackenzie.

—Charlie —se estrechan la mano.

—¿Y tú, niño raro? —me sobresalto y hago caer un poco de pis en mi cara.

—¡Mierda! —cierro los ojos y voy hasta el lavabo.

No hay agua. Esto debe ser una broma. ¡Debe ser una jodida broma! Intento limpiarme con mis manos y siento que me voy en vómito. Ellos ríen a carcajadas mientras cierro la cremallera de mis jeans.

—Ese no sirve, usa este —señala Charlie.

Abro el grifo y me lavo la cara con las manos temblorosas, todo de mí temblaba, parecía una gelatina aguada.

—Milo. Soy Milo.

—Estás muy nervioso, deberías relajarte —dice Mackenzie.

—Es... Mi primera vez.

—Compresible —abre la puerta y hace rodar su silla.

Salimos detrás de él y presenciamos una discusión, es una chica y un chico.

—¡En tu vida me vuelves a tocar, gran imbécil! —le ladra ella.

—Puedo hacer contigo lo que se me plazca —la toma del brazo con fuerza.

Doy un paso adelante fruncido y Mackenzie me toma del brazo.

—Primera regla, si quieres sobrevivir aquí, no te metas con Adriel.

Lo ignoro zafandome de su agarre.

—Suéltala —escupo, fruncido.

Ambos vuelven mí vista a mí. Charlie se lleva una mano a la cara, negando con decepción.

—¿Y este pelele de dónde salió? —se burla el tal Adriel.

—Te he dicho que la sueltes.

El tipo empuja a la chica a un lado y esta cae desparramada en el suelo con los cabellos en la cara.

—¿Quién putas eres para venir a darme órdenes? —se me acerca con un semblante molesto. Mantengo mi posición—. Se hacen las difíciles al principio, pero luego muy bien que lo disfrutan —chasquea la lengua y me mira serio—, así que no pierdas tu tiempo defendiendo a esta perra.

—Perra tu madre —ladra la chica.

El hombre rebuzna e intenta darle una bofetada pero lo detengo.

—Ella no es ningún animal, ni tampoco será víctima de tu puta calentura, será mejor que te eches agua fría, no dejaré que la toques.

—Ya me tienes hasta los huevos —me toma por la camisa y me impregna en la pared.

Toso y cierro los ojos por el fuerte dolor de cabeza, le miro mal y le golpeo con mi rodilla en la costilla, a lo que se aleja un poco y me fulmina adolorido. Me abalanzo y él también.

Charlie se mete entre los dos.

—Está bien, Adriel, no tienes que lastimarlo, es nuevo aquí, no sabe nada...

—Será mejor que se mantenga lejos si no quiere que le reviente la cara —escupe y se larga tomando del cabello a la chica, estampándola en la cama.

Me hierve la sangre e intento meterme nuevamente, pero Charlie me detiene.

—No te preocupes por ella, siempre es así, más adelante lo entenderás —me abraza de lado llevándome lejos.

—Es que no me puedo quedar sin hacer nada, ¿no vez como la trata?

—Son novios, hermano —sonríe—, tranquilo.

Le miro con hastío y me siento en mi cama, Mackenzie niega y se arropa pies a cabeza con una manta.

La noche llegó y con ella el llanto.

Me preguntaba si mis padres se habían percatado de mi ausencia, me preguntaba si en verdad ellos alguna vez me han amado, si de alguna vez se han sentido preocupados por mí... Si alguna vez me vieron como un hijo.



🍒


PAIGE BROGLIE


—¡Aquí está! —se lo planto en la mesa—, es una demanda, de pensión alimentaria, mi madre no es la única que debe matarse trabajando para conseguir las cosas, tú también deberías aportar algo, puesto que nosotros también somos tus hijos.

Mi padre forma una sonrisa nerviosa.

—¿Qué? —revisa el documento—, pero... Hija, ¿Cómo pudiste hacerme esto? Es una completa locura...

—Te desapareces días, semanas e incluso meses, James —ladro con ira—, todo este tiempo mi madre se ha preocupado por todos los gastos; comida, ropa, escuela. No es justo, y me cansé, me cansé de todas tus mierdas.

Intenta levantarme la mano pero lo retengo.

—No dejaré que me toques nuevamente —impongo y rechina sus dientes—, ya no soy la misma Paige de hace meses atrás que simplemente callabas con un golpe —sonrío—. Es una lástima que tenga que demandarte para que cumplas con lo mínimo que debes ofrecernos como padre.

Toma las hojas y las parte en miles de pedacitos en mi cara, con ira.

—¡No les daré absolutamente nada! —me grita y se levanta—. ¡¿A caso crees que cago dinero o qué?! Todo lo que consigo es muy poco, aunque quisiera, no me alcanza para mantener a dos familias, Ivi es mi prioridad, tan solo tiene cuatro años, no deberías ser egoísta y...

—¡Kyla y Anders también están pequeños! Está bien, no lo hagas por mí, soy mayor y ya es hora de que al igual que John empiece a hacerme cargo de mí —exhalo, cansada—, pero no me puedo permitir que dejes a un lado a mis hermanos, necesito que por lo menos ellos crezcan sabiendo que tienen un padre al lado.

—Paige, yo...

—De pequeña dormía con tu foto debajo de mi almohada, todos los domingos me vestía bonito esperando que vinieses a por mí, pero nunca llegabas —sollozo—. He orado por ti, he creído en ti y te he apoyado aún y cuando no tienes la razón, he soportado tus malditos golpes, he...

Mi pecho se abre y siento ganas de vomitar.

Él se encontraba sobrio, no decía nada, era como si le daba igual lo que saliera de mi boca, pero de igual manera ya había explotado. Ahora que tenía las fuerzas y toda la rabia se había acumulado, lo único que quería era sacarlo, desquitarme con alguien, y quién mejor que en él, la persona que desde que nací ha sido el causante de todos mis traumas.

—Te he buscado en muchos hombres tratando de llenar los vacíos emocionales que me dejaste —derramo muchas lágrimas y lo señalo—. Me rompiste el corazón y aun con todo eso se me hace imposible odiarte, papá.

Arruga su cien.

—¿Hombres? ¿Qué hombres? ¿De qué estás hablando?

—¡Sí! ¡Hombres! He intentado buscar tu figura paterna en ellos, siento la necesidad de tener un afecto constante con personas mayores, me siento protegida, segura, busco en ellos el cariño y la atención que tú me has negado.

—¡Cállate! —exclama con fuerza, golpeando la mesa con su puño cerrado—. ¡Cállate la maldita boca de una vez o te la reviento a golpes, mal nacida!

Se quita el cinturón y trago seco.

Esta vez no iba a dejar que lo hiciera, ya no más, ya no aguanto más.

—No te atrevas a tocarme, James Broglie —tomo lo primero que encuentro; un vaso, lo rompo en la esquina de la mesa y le apunto con los ojos llorosos—. No te atrevas a hacerlo, no sabes de lo que puedo ser capaz.

Sonrío y limpio mis mejillas con la cabeza en alto, dispuesta a todo.

—¡Coges con tipos mayores! ¡¿Crees que eso está bien?! —escupe con desagrado y bajo la cabeza—. ¡Mírame! ¡¿Crees que eso está bien?!

—¡¿De todo lo que te he dicho es en lo único que te vas a enfocar?! —contraataco—. ¡¿Es en serio?!

Ríe.

—Tú no me conoces, Paige, tú... No me conoces —niega varias veces paseándose de un lado a otro.

—Pues tú a mí tampoco.

Se me abalanza con ira y hago lo mismo lista para restregarle el vidrio roto en la cara, pero una voz nos interrumpe.

—¡¿Qué está pasando aquí?! —grita Sthefany con los ojos abiertos de par en par.

—Estoy hablando con mi hija, por favor, retírate.

Ella me mira con algo de pena y se lleva una mano al corazón con los ojos empapados.

—No.

Mi padre se vuelve a ella.

—Sthep...

—No permitiré que la vuelvas a tocar mientras yo esté presente —se posiciona en la mitad con cierta serenidad—. Deberías sentir vergüenza, James.

—No es tu problema, así que lárgate.

—Sí, me iré, pero con ella —me toma del brazo—. Jamás en tu vida me vuelvas a buscar, ni a mí, ni a mi hija, ni a Paige, si lo haces tendrás que rendir cuentas con la justicia.

—¡¿Qué locura estás diciendo, por Dios?!

—¡Eres un hombre muy agresivo, James! No voy a permitir que mi hija crezca junto a ti, eres todo lo que nunca quince.

—Podemos arreglarlo, mira, yo...

—No hay nada más que hablar.

—Paige...

—Espero que cumplas con la pensión alimentaria, si no lo haces, nos vemos en juicio —respondo con hastío y ambas salimos de la casa.

—¡Paige! —me grita y le ignoro—. ¡Paige, regresa aquí ahora!

—¡Jódete! —escupo.

Salgo de la casa junto a Sthefany, quién se mueve de un lado a otro algo nerviosa.

—¿Tienes en donde quedarte? —le pregunto.

—S-sí, en casa de mi madre... Yo... —solloza—, perdóname por nunca haberme metido, en serio que lo siento mucho... Me siento tan culpable...

—Tranquila... Todo estará bien.

Me abraza.



🍒




Jeudy56:

Estoy esperando.

Seco mis lágrimas y le tomo varias fotografías a mi cuerpo desnudo. Le mando las fotos y estampo el móvil en la pared para luego caer en el suelo y tirarme de los cabellos con fuerza, estaba muy sudada y roja, llena de ira, de nervios, de tristeza, desesperación...

Lo único que quiero es un poco de paz.

Inhalo y exhalo lentamente para luego meterme en el baño con cara de pocos amigos, me miro al espejo y luego saco unas tijeras que se encontraba en un cajón. Empiezo a cortar mi cabello, quizás eso no iba a solucionar ninguno de mis problemas, pero me sentía muy bien haciéndolo.

Sonrío cortándome el flequillo, no sabía lo guapa que me veía con él, me dejo el resto del cabello en capaz pero con más volumen.

Debía actuar diferente ante mis problemas, debía dejar de pensar en los demás y empezar a pensar en mí, debía dejar atrás esa chica insegura que nunca parece encajar en nada, debo dejar atrás esa faceta de tristeza, debía hacer un cambio, debía empezar a actuar como si me valiera mierda todo.

Adiós, inseguridad, hola, ego. Un ego desnutrido a base de delirios de grandeza y escaso amor propio.

Continue Reading

You'll Also Like

5.2M 453K 83
Nunca debí caer por él. Sin embargo, tampoco detuve mi descenso. Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí. ...
480K 57K 73
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...
39.9K 2.2K 19
La vida universitaria no es buena para todos, he oído, pero para mí es perfecta, te preguntarás por qué, y es fácil. Estoy descubriendo la carrera de...
598K 52K 55
"El día que empecé a extrañarla, ella dejó de quererme" Jeon Jungkook es un padre soltero, en busca de su propio bienestar, no parece estar preocupa...