Broken Souls | Kaz Brekker✓ P...

By claud_777

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Eileen Wekvelt, ese era su nombre. Aunque pocos eran conocedores de su verdadera identidad, desde niña aprend... More

•G R A F H I C S•
A dangerous deal
Meeting the Devil
Bloody Night
Nightmares
Midnight
Ghosts of the past
Between Bars
Broken heart
The Hidden Power
The Last Dance
Jelousy and Kisses

Fjierda

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By claud_777

NO ERA UN SUEÑO, ELLA ESTABA AHÍ. Había pasado todos estos días pensando en ella. Algo dentro de de él temía la muerte de la chica. No sabía porque pero desde hace días algo crecía dentro de él. Un sentimiento desconocido, pero lo intentaba ignorar. Lo volvía a sentir, estaba viva.

--- Hola Brekker.--- Dijo ella.

--- Mercenaria...

Hubo un largo silencio, pero por alguna extraña razón no era incómodo. Otra vez los ojos pardos de Kaz se fusionaron con los verdes de ella. Como la noche en la que se conocieron. Se empezaron a oír unos gritos pero ellos eran ajenos al mundo, sólo estaban los dos. La voz se hizo más fuerte y ellos salieron de esa rara ensoñación.

---¡Hemos llegado! --- gritaba, era el capitán.

Se separaron a la vez. Era cierto, estaban en Fjierda. Una enorme extensión de hielo y nieve se erguía delante de ellos. Bajaron los últimos del barco. Ante las extrañas miradas de los demás al verlos juntos.

--- Habéis tardado mucho, ¿Se puede saber que hacíais?--- preguntó el fjierdano, aunque era una pregunta que todos se hacían.

--- Helvar... Tengo tu indulto y en cualquier momento lo puedo romper, yo que tú pensaría mis palabras.--- advirtió Kaz mientras le echaba una mirada asesina. Después de eso empezó a caminar y todos le siguieron. Menos el y Eileen.

--- Planeabamos tu muerte.--- dijo simplemente Eileen.--- Como continúes preguntando cosas que no te incumben pondré ese plan en marcha.--- Era una de la típicas amenazas de la Mercenaria, pero las decía con tanta dureza en su mirada que hacía que todos la creyeran.

Inej fue la única que escuchó lo que dijo la Mercenaria. "Son iguales" pensó mientras reía." Harían buena pareja". Esperó a que la pelirroja llegara, quería hablar con ella. Estaban adentrándose en un campamento de balleneros, aprovechó las sombras para esconderse.

--- Creía que te quedó claro que a mí no me puedes engañar, Inej.--- Estaba detrás de ella, un escalofrío recorrió su espalda cuando dijo su nombre.

Salieron del escondite, y empezaron a caminar detrás de los demás.

--- Es evidente que no me espiabas por diversión. --- La miró con sus ojos verdes.--- Habla.

--- Estoy agradecida de que me salvaras, en parte quería hablar contigo para decir eso, pero ¿Porque? No es algo que haría la Mercenaria.

"Por encima de ser la Mercenaria también soy una persona, aunque no lo demuestre."

--- Para salir de la Corte de Hielo viva té necesitaba, no podías morir.--- Dijo. No quería demostrar sus sentimientos a nadie, eso la debilitaría.

--- Entiendo...--- Estaba un poco decepcionada.--- Igualmente gracias.  Has arriesgado tu vida por mi, en ese momento pensé que te habían enviado los Santos.

"No me lo recuerdes, arriesgué demasiado. Pero no me arrepiento."

--- ¿Yo enviada de los Santos? --- se rió, no con la risa falsa de la Mercenaria, si no con la de la verdadera Eileen, por un momento se quitó esa mascara que años antes le habían obligado a ponerse.--- Creo que soy todo lo contrario, un demonio que se escapó del infierno.

Inej también se rió, era como si se como se se conocieran desde siempre.

Siguieron hablando hasta que oyeron una de las habituales discusiónes de Matthias y la Mortificadora. Entonces se acercaron a escuchar.

--- No me vuelvas a dirigir la palabra.--- decía ella.

--- Los Grisha son monstruos.

--- Tus creencias si son monstruosas.--- Intervino Eileen.--- Ese odio es irracional, los fjierdanos en el fondo los temen. Tienen miedo de lo que un Grisha les pueda hacer.--- hizo una pausa y se acercó más a Matthias.--- Es ridículo temerles más que a mí, a mi lado puedes
morir en cualquier momento.--- Esto último se lo susurró en el oido.--- Helvar se estremeció.

--- Demjin.--- farfulló mientras se alejaba.

Notó como Brekker la miraba de soslayo. Instintivamente giró la cabeza para que sus miradas se volvieran a encontrar. Pronto rompieron el contrato visual. Se buscaban con la mirada, pero ninguno de los dos lo hiba a reconocer.

Después de eso estuvieron horas caminando en silencio. Cada uno metido en sus propios pensamientos y preocupaciones.

La noche en Fjierda era muy diferente de las que estaba acostumbrada. Allí no se veían estrellas, sólo un manto negro cubierto de humo, se oían cristales rotos y gritos. En Fjierda era completamente diferente, se veían unas auroras boreales impresionantes y había silencio absoluto.
Habían acampado, todos estaban en sus tiendas. Eileen seguía despierta, al poco tiempo se durmió pero las pesadillas la volvieron a perseguir otra vez. Como cada noche.

Corrían los más rápido que sus piernas les permitian. Les perseguían, un grupo de "cazadores" así se les llamaba a los soldados que se dedicaban a apresar a los inocentes y encerrarlos en prisión, simplemente por el hecho de que habían nacido. Uno de esos grupos los habían encontrado, era de noche, las calles estaban a oscuras y no veían por donde iban, eso les hacia más difícil huir.

---¡Hazel! ---gritó Alek, el hermano pequeño de Eileen al ver que le habían disparado. La mayor cayó al instante.

Fueron ayudarla, a Leen no le importaba que eso les retrasara. Iban a estar juntos, se lo había prometido a su madre.

--- Tenéis que continuar sin mi...--- Les decía.

---- No te vamos a dejar.--- Respondió Eileen.

--- Estaremos juntos.--- repetía el pequeño.

Pronto los cazadores los encontraron. Se oyeron dos disparos más. La pelirroja vió a su hermana dormida, los mechones de su cabello avellana le tapaban la cara. Se tocó el cuello, tenía un dardo clavado. Pronto se desmayó a la vez que su hermano, después sólo veía oscuridad.

Ahí murió Leen.

La Mercenaria despertó sobresaltada, veía borroso. Se dió cuenta de que no podía respirar. Se ahogaba, sus recuerdos la ahogaban. Era una lucha contra su mente y la estaba perdiendo, las lágrimas empezaron a bajarle por las mejillas. Cada vez le costaba más respirar, entre sollozos empezó a contar sus latidos.

--- Uno... d-dos, tres... cua-tro, cinco, seis s-siete...

Cuando llegó a treinta se calmó.

Salió de su tienda de campaña, no le importaba la baja temperatura que había en el exterior, tenía que respirar, sentía que moriría si no lo hacía. Agarró el broche de Fénix de su madre y lo apretó contra su corazón. Oía las palabras de Oomen resonar en su cabeza "te estás ablandando" Era débil, tenía razón. La Mercenaria era solo un disfraz, esa era la verdadera Eileen Wekvelt, una huérfana de diecinueve años jugándose la vida en una misión suicida. A lo mejor ese era su destino, morir. Así se acabaría el sufrimiento.

--- Ojalá no hubiera sobrevivido...

--- ¿Estas bien?--- dijo una voz.

Se giró, era Jesper.

Rápidamente se secó las lágrimas y sus ojos se volvieron amenazantes.

---¿Me estabas espiando? --- era la rabia la que la movía, alguien la había visto en un momento vulnerable. Empezó a caminar hacia el furiosa.--- Haré q....---- el la interrumpió.

--- No te estaba espiando, he salido de mi tienda y te he encontrado ¿Estás bien?

Tardó un tiempo en responder.

--- No.--- lo dijo casi susurrando, como si tuviera miedo de que alguien lo oyera.

--- No tienes porqué contármelo, pero si me necesitas estoy aquí. 

--- ¿Porque te preocupas....por mí?--- era raro, hasta ahora nadie lo había hecho.

--- Tengo problemas con el juego. Parte de esos problemas los tengo porque no tuve a nadie que me ayudara. Ahora tú también tienes problemas, si puedo evitar que acabes tan mal como yo lo evitaré.

Le miró, su mirada expresaba muchos sentimientos a la vez.

--- De nada Mercenaria.---dijo mientras volvía a su tienda.

--- Como le cuentes esto a alguien ya sabes lo que te espera ¿Cierto Jesper?

--- Soy demasiado guapo para morir.--- respondió.

--- Te aseguro que eso no me importa cuando acepto mis encargos.

Los dos se rieron, estaba naciendo una amistad entre ellos.

Eileen también se fue, esta vez en calma.
Como si sus hermanos volvieran a estar a su lado.

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