Miradas Cruzadas

De Kiara_1308

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Emma no está enamorada de nadie, ni nunca lo ha estado. A las chicas de gimnasia siempre les ha llamado la at... Mai multe

NOTA
PRÓLOGO
THE START OF SOMETHING NEW
🍦 EL HELADO 🍦
🥷 ESPÍA 🥷
🎉PARTY🎉
🥈ENCUENTRO INESPERADO 🥈
🥤¿QUE ACABA DE PASAR?🥤
💙🎂FELIZ CUMPLEAÑOS 🎂💙
🛍 COMPRAS 🛍
💎EL BRAZALETE💎
🎁 REGALO 🎁
🫂 SOLO QUERÍA PROTEGERTE 🫂
🗣HISTORIAS POR CONTAR🗣
📝ERRORES Y PLANIFICACIONES📝
🌅PEDIDAS Y COMPRAS 🌅
💋BAILE💋
☺️UNA CHARLA IMPORTANTE☺️
BUENAS TARDES

👊🏻PUÑETAZOS DESTRUCTIVOS👊🏻

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De Kiara_1308

Si has llegado aquí, debes leer primero el capítulo: HISTORIAS POR CONTAR. Si no, os rayareis un poco. 💋💋

—¿De que lo quieres?—le pregunté.

—Vainilla—contestó.

Sabor favorito de Luke: vainilla. Anotado.

Se lo pedí a la señora que nos atendía y me los dio en un instante. Le di el suyo a Luke y empezamos a caminar hacia el parque.

Hoy era miércoles y estábamos en la heladería donde Jana y Matt tuvieron su "primera cita". Básicamente, cuando le dije a Luke que nos fuéramos para que tuvieran más espacio. Desde ese día comenzaron las mariposas y las sensaciones de calor cuando estaba a mi lado.

Una vez llegamos allí, nos sentamos en un banco, viendo a unos chavales que jugaban un partido de fútbol. Jugaban bien. Me pregunto que equipo irá ganando.

Me terminé el helado en un pis pas mientras miraba el partido y hablaba con Luke. Me levanté, tiré el papel a la basura, y volví a sentarme en el banco. Vi que el equipo de un tío alto y rubio cantaba victoria. Supongo que habrán ganado.

Noooooo. Están celebrando que han perdido.

Pues vaya motivo de celebración.

Era ironía.

Ya lo sé, ¿vale? Tan idiota no soy.

Lo que tú digas...

Agh.

El portero, que estaba en el suelo, agarró la pelota y le dio una fuerte patada. Iba como una bala: con fuerza y rapidez. Me asusté al ver que venía hacia mi. Me cubrí la cabeza con las manos ahogando un grito. No quería romperle los oídos a alguien.

La pelota no me dio a mí, si no a Luke.

Lo observé y tenía un corte en pómulo. No era grande, pero se podia infectar. Y no queremos eso.

Nunca.

—¿Estás bien?—le pregunté, aunque la respuesta era un no, me dijo:

—No es nada. Solo un corte.

—¿Como puede cortarte una pelota?

—Al parecer, tenía una piedra incrustada y me ha dado. Pero no hay nada que no se pueda arreglar.

Me sonrió, pero sabía que le escocía. Todos nos hemos hecho daño una vez, no hay porque esconder el dolor. Justo le iba a decir eso cuando oigo un:

—¡Eh, tú, nenaza! ¡Pásame la pelota!

—¿Pero que te pasa? ¿Eres idiota o gilipollas?-le grité.

—No hace falta ponerse así. Solo he pedido la pelota.

¿Que no me tenía que poner así? Oh joder, se va a enterar.

—Discúlpate—le dije una vez llegué a su altura. Luke se ha quedado en el banco cuando le he hecho una señal con la mano de que no viniera.

—¿O que?—rió. Me señaló y se dirigió a sus compañeros—. Chicos, esta niña se cree la heroína. Miradla, si solo es una cría que quiere que nos disculpemos. Además, ni siquiera tiene culo—se escucharon unas risas.

Este pavo me está enfadando. Mejor. Si era necesario, le pegaría con toda la rabia del mundo.

—Pero al menos tengo cerebro— se escuchó un <<oooooooohhhhhhhhhj>>de sus compañeros—. Y me importa una mierda tener culo o no. Discúlpate.

—¿O que? ¿Me vas a pegar? Que miedo me das—ironizó.

—¿Quieres que lo haga?

—Adelante. Pero te advierto, no te lo voy a poner fácil por ser mujer.

Y con eso, toda mi sangre se calienta como un volcán a punto de erupcionar.

Primero, hago un truquito con el que todo el mundo cae. Lanzó un puñetazo sin tanta fuerza con mi mano mala. El chico rubio la apta con una mano y sonríe, divertido. Toda sonrisa se le va cuando le planto un puñetazo en toda la cara. Se lleva la mano a donde le he dado, pero en la doy tiempo para que me mire. Le doy una patada en todos los huevos que hace que se retuerza y caiga al suelo adolorido. Ahora sí me mira. Sonrío como un angelito. El chico mira a su alrededor, sorprendido por que sus compañeros se hayan hachado atrás.

—¿Sigo, o vas a disculparte?-&le digo mientras subo el brazo como si le fuera a dar otro puñetazo. Él se encoge en su sitio.

—Elijo l-la disculpa.

—Pero no vas a librarte tan fácilmente. Vas a hacer lo que yo te diga.

—Ni de coña.

Para no hacerle más daño, pongo la suela de mi zapatilla sobre una de sus mejillas, haciendo que su cara mire hacia la izquierda.

—¿Vas a hacer lo que te diga o no?-repetí sin paciencia.

—S-sí.

—Bien. Quiero que, cuando venga mi amigo, te arrodilles y le ruegues su perdón. Luego, vas a ir a por la puta pelota y nos vas a dejar en paz, ¿entendido?

—Claro—dijo con todas sus fuerzas.

Quité mi zapato de su cara y tosió como un loco. Miré a Luke y lo llamé. Me acerqué a él y lo acompañé a donde estábamos antes. Una vez los dos llegamos, dije:

—Luke, aquí nuestro amigo...

—Pablo—completó, ya de pie.

—Nuestro amigo Pablo—hice un énfasis son su nombre—quería decirte algo, ¿no es así?

Luke frunció el ceño cuando el supuesto Pablo se arrodilló ante él.

—¿Que está...?—empezó susurrando, pero lo interrumpí.

—Cállate y mira.

El chico ya de rodillas suspiró con ganas de llorar.

—Lo siento. Lo siento muchísimo. Te ruego una disculpa. Por favor perdóname o jamás me lo perdonaré a mi mismo. Por favor, por favor, por favor, por favor, por favor...

Luke frunció muchísimo más el ceño y suspiró.

—Haz lo que quieras pero, por favor, para ya. Me das pena—dijo Luke.

Pablo asintió y se volvió a levantar. Lo maté con la mirada, por eso dio un paso atrás.

—Ahora ve a por la pelotita si no quieres acabar con el brazo roto. Tira.

El chico salió prácticamente corriendo. Me giré hacia sus amigos.

—¿Algo más?—pregunté. Negaron con la cabeza, asustados—. Bien. Decidle a vuestro amigo creído que no subestime a las mujeres. Adiós y buenas tardes.

Agarré la muñeca de Luke y tiré de él para volver a su coche. Una vez llegamos, me monté y resoplé con cansancio. Luke a mi lado, puso la playlist que tengo en su móvil. Enemy, de Imagine Dragons suena por los altavoces del vehículo.

—Eso ha sido...—empezó.

—Vamos a mi casa. Mi madre debe tener algo para sanarte el corte.

Asintió y emprendimos el camino. Miré por la ventanilla distraída. Estaba empezando a atardecer. En unos minutos llegamos a mi casa. Bajo del coche antes que Luke.

Luke

No pude evitar repasarla con la mirada mientras caminaba hacia la puerta.

Me bajé del coche y caminé hacia la entrada de su casa. La abrió y me dejó pasar primero. La observé, y era muy bonita. Minimalista. Todo blanco, o verde o beige. También había plantas. Unas más grandes que otras, pero le daban una bonita decoración a la casa.

Me guío hasta su habitación. Me gustó mucho. Era como el resto de la casa. Tenía un maillot colgado en una percha en la pared, y al rededor, un montón de medallas y algún que otro trofeo. Al lado, un escritorio blanco con varios cajones. Encima, tenía unos libros y unos cuadernos perfectamente ordenados. También tenía un armario empotrado. En frente de el, su cama cubierta en un edredón blanco y gris con una almohada larga y otra adaptada para el cuello. A su lado, una puerta. Emma la abrió y me indicó que entrara.

—¿Te arde mucho?—preguntó, preocupada, mientras se agachaba a buscar algo en uno de los cajones.

—Solo un poco, pero no es nada—dije distraído mientras admiraba sus curvas.

No me judgeis, puedo ser un pervertido cuando me lo propongo.

—Ya, claro.

Al verla tan ocupada buscando, no pude evitar preguntar:

—¿Necesitas ayuda?

—¿Podrías traer el taburete que está al lado del escritorio, por favor?

—Claro.

Por ti, lo que sea.

La cogí y la dejé en el baño. Emma ya se había levantado y tenía un botiquín abierto sobre la encimera. Estaba sentada en el retrete con la tapa cerrada.

—Vas a tener que sentarte ahí—dice señalando lo que acabo de dejar—ya que tú eres más alto que yo.

—Está bien—me senté.

De este modo quedábamos a la misma altura. La miré, no dejé de hacerlo. Y ella tampoco, hasta que saca un botecito con un líquido dentro, lo abre y pone un poco en un algodón.

—Te va a escocer-&me advirtió mientras acercaba el algodón a mi rostro con cuidado.

Me puso una mano en la mejilla y me estremecí ante en tacto. La volví a mirar y emití un quejido cuando sentí el ardor del líquido en la herida. Me miró, pero siguió con cu trabajo durante un tiempo. Luego, me pasó un algodón seco.

—Ya está. La herida no es tan profunda como para tener que coserla, así que solo procura no tocarte la con las manos sucias para que se cure por si sola.

—¿Como sabes tú tanto de eso?-pregunté, curioso.

—Mi madre es enfermera. Tenemos un botiquín en cada rincón—rió—. Ella una vez me dio una charla rara que al final valió la pena.

Empezó a acariciarme la mejilla buena. No podía dejar de mirarla, de verdad. Mi corazón daba volteretas y mortales.

—Estás ardiendo—me dice.

Será por ti...

—Me duele un poco la cabeza—admití.

—¿Quieres acostarte en el sofá? ¿Tienes hambre? ¿Quieres agua? ¿Te doy un paracetamol? ¿Te sigue ardiendo la herida?¿Qui...?

Reí por lo bajo.

—Tranquila, lo del sofá suena bien.

Asintió a modo de respuesta y se levantó. Hice lo mismo y fuimos al salón. Emma me dijo que me sentara en el sofá, me quité los zapatos, y eso hice. A ver, he de admitir que el sofá era enorme y, si me tumbaba, sobraba espacio. No uno tan grande, pero sobraba hueco.

Emma trajo una manta y me la puso encima. No pude evitar sentir mariposas por la atención. Se estaba preocupando mucho por mi, y eso me hacía sentir especial.

—¿Quieres algo de comer?—preguntó.

—No, gracias.

—Está bien.

Cogió el mando.

—¿Vemos una peli?

—Eso ni se pregunta.

Escuché que reía y se sentó al lado de mi cabeza. Esta era una oportunidad de oro.

¿Lo hago o no?

Siiiiiiiiiiiií.

Está bien. Por favor que no me rechace.

Por favor que no te rechace.

Me armé de valor y me moví para que mi cabeza quede en sus piernas. Me miró, y yo a ella. No se apartó, lo que me hizo sonreír. Emma desvió la vista para empezar a buscar la película. Yo giré mi cabeza a la televisión, todavía con la sonrisa en la cara. Ella escogió una de acción.

-c¿Jumanji? ¿En serio?—pregunté.

—¿Tiene algo de malo?

—Nop.

—Entonces no te quejes, anda.

La película empezó y ella me acarició el pelo. Era como un gesto natural. Como si lleváramos haciendolo toda la vida. Y no me molestaba, en absoluto. De hecho, en toda la película no hacía más que pensar en que sus dedos se estaban enredando en mi pelo y yo tenía la cabeza sobre sus piernas.

Me sentía especial.

Y esperaba ser especial para Emma.

Igual que ella lo es para mí.

Sin poder evitarlo, al rato me quedé dormido.

Emma

Al rato, Luke se quedó dormido.

Al principio no me importó y seguí viendo la película. Cuando finalizó, me puse a ver otra, y otra, y otra. Me aburría bastante y apenas eran las ocho de la noche. Decidí levantarme—con cuidado de no despertar a Luke—y caminé a la cocina.

Revisé todos los armarios y cajones. Mierda, no había casi compra. Y yo ofreciéndole comida al señorito que duerme en el sofá, que idiota. Solo hay cereales, galletas, pan, huevos, harina, colacao, jamón, queso...en fin, que mucho no hay.

¿Lo gasto todo y hago un bizcocho?

Siiiiiiiií.

Vale, ¡manos a la obra!

Primero, busqué una receta en Google. Una sencilla, aunque mamá dice que soy una buena cocinera. Cogí un yogur, plátano, harina, huevos, levadura, mantequilla, aceite, azúcar y el molde. Preparé la mezcla y, antes de ponerla en el molde, esparcí el objeto con mantequilla y harina para que no se pegara. Una vez lo hice todo, metí la masa al horno y subí a mi habitación mientras se cocinaba. Arreglé un poco la habitación y me cambié a mi pijama de Harry Potter para estar más calentita. Bajé de nuevo a la cocina. Todavía quedaban algunos minutos para poder sacar al fin el bizcocho. Mientras buscaba una serie en el IPad, fui al salón para ver a Luke, quien seguía dormido. Sonreí sin poder evitarlo. Se ve como un bebé cuando duerme toda la noche, con los labios ligeramente abiertos y el pelo revuelto. Llegué a su altura y le deposité un beso en la frente. Regresé a la cocina y me puse a ver una serie cualquiera. Me aburrí rápido de ella, así que solo puse música y empecé a bailar y a cantar.

El horno sonó y, sin parar de bailar, lo saqué. Metí un cuchillo por la mitad para ver si estaba hecho y, efectivamente, estaba al punto. Perfecto. Lo saqué del molde y lo puse en un plato. Corté un trozo para mí y le puse Nocilla por encima.

¿Sabes a que me ha recordado lo que has dicho?

No.

A la canción de : Nocillaaaaaaaa, que merendillaaaaaaaa.

Es verdad, jeje.

Le di un mordisco grande al bizcocho y buah, estaba de muerte. Cuando iba por la mitad, Luke entró en la cocina.

—Buenos días, o mejor dicho, noches. ¿Has dormido bien?

—Sí, gracias. Por cierto, ¿que huele tan bien?

Sonreí.

—He hecho bizcocho.

—¿Y no has quemado la casa? Vaya, felicidades—ironizó.

—Voy a ignorar ese comentario mal hiriente y te voy a dar un trozo porque me caes bien.

Y porque estoy completamente enamorada de ti.

Corté otro trozo para Luke, quien me sonrió y le dio un bocado a lo que le acababa de dar.

—Vaya, está muy bueno.

—Voy a evitar el tono de sorpresa.

—No, va en serio. Esto está de rechupete.

—Gracias—enrojecí—. Si quieres, puedes llevarte lo que queda a tu casa.

—¿Y tu no vas a comer?—preguntó con una ceja enarcada.

—Ya he comido. Además, mis padres no llegan hasta muy tarde y comen en el trabajo. Y no me voy a comer todo yo sola. Te lo puedes llevar.

Me sonrió y aceptó.

—Bonito pijama—comenta.

—¿Algún problema con Harry Potter?

—No, para nada. Solo que en mi imaginación tenías un pijama llena de gimnastas dando saltos y de aros, pelotas, cintas...

—De hecho, tengo uno, pero está sucio ahora mismo.

Rió. Me contagió la sonrisa, así que yo también sonreí. Es increíble que, con solo mirarme, este chico haga que mi corazón se acelere como Flash.

En resumen, nos vimos otra película hasta que su madre lo llamó preocupada. Él se disculpó muchísimo con ella y al final me dijo que iba a su casa por que ya era tarde. Le revisé una vez más la herida antes de que se fuera, por si acaso.

—No quiero que te vayas—le digo y sonríe burlón—. Que sí no me aburriré muuuuuuuuucho.

—Bueno, siempre puedes llamarme. Estaré esperando tu llamada—me giñó un ojo y salió por la puerta para ir a su coche.

¿Acababa de guiñarme un ojo?

Acaba de giñarte un ojo.

¿¡Todo esto está siendo real?!

Todo esto está siendo real.

Ay madre. Ay madre. Ay madre, ay madre.

¿Que pasa?

¡Pues que es la primera vez que un chico me guiña un ojo!

Sí, eso es cierto. Me alegro por ti.

Y yo por mi misma.

¡¡¡AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!!

¡No grites!

Vale, vale. Ya le has quitado la chispa al momento.

Entré a casa y subí a mi habitación con una sonrisa tonta. Lo llamé.

—¿Hola?—saludé.

—¿Quien eres tú?—bromeó—¿Un extraterrestre de otro planeta? ¿Super-man? ¿Un transformer? ¿O eres una x-men?

—Soy una espía súper secreta que quiere secuestrarte y robarte dinero—sigo con el juego.

—¿Y a que hora, para ser exactos?

—Mmm... ¿te viene bien a las cinco?

—Perfecto. Estaré con mis mejores pintas para el secuestro, un placer hablar con usted.

Reí.

—¿Al final tu madre te ha regañado por no avisarla de que estabas aquí?—pregunté.

—No, por eso no. Me regañó por la herida. Pesaba que me había metido en una pelea—rió un poco—, pero al final fuiste tú la de la pelea.

—Era defensa personal—me quejé.

—Lo que tú digas. Ah, por cierto, mi madre te agradece lo del pastel. Dice que está muy bueno. Y que algún día quiere conocerte, y mi hermana también. Le dije que eres gimnasta y me dijo que le haría mucha ilusión que le enseñaras algunos trucos.

Sonreí. Que Luke hablara sobre mi a su familia me hacía sentir especial.

—Claro, lo haré encantada. Pero dile que espere a que terminemos con los exámenes y le enseño todo lo que quiera. Por cierto, ¿como se llama?

—Nuria.

—Bonito nombre. ¿Lo elegiste tú?

—¿Como lo sabes?

—Tengo mis cositas...

Nos quedamos un rato más hablando sobre temas aleatorios. Ya casi eran las doce. Me despedí de él y, cuando colgué y no me podía oír, solté un chillido, emocionada.

Creo que lo puedo conseguir.

Creo que puedo gustarle a Luke.

Creo que puedo conquistarlo.

Esa noche, sueño con la vida que siempre quise con Luke. Soñé que me graduaba de la universidad en Lengua y Literatura, y que él se graduaba de lo que quisiera ser. Soñé que nos casábamos en la playa, a la orilla del mar. Soñé que teníamos una luna de miel en Italia. Soñé que, de repente, mi equipo y yo íbamos a los Juegos Olímpicos y Luke siempre iba a mi lado. Soñé que nos íbamos en una caravana a recorrer Europa. Soñé que volvíamos a casa. A nuestra casa. Soñé que teníamos una niña y un niño. Y también soñé la primera charla con la que sería mi hija sobre la regla.

Pero son solo eso: sueños.

Sueños que nunca cumpliré.

Holaaaaa. Este capítulo lo he subido pronto porque ya estaba medio escrito. Espero que os vaya gustando<3.
Creo (creo) que haré pronto una mini-maratón.

Por cierto, ayudadme a ponerle un # a Luke y a Emma;)

Besitoooos 💋💋💋

18/5/2023 19:23

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