Entre dos placeres ©

By yeimy_Mora

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Atlas Bradford es estudiante de medicina, su vida está llena de tranquilidad hasta que su padre se vuelve a c... More

Advertencia:
Prólogo:
1. [La granja de los Riggs ]
2. [Una decisión]
3. [La propuesta de matrimonio]
4. [La mudanza]
5. [Día de actividades]
6. [Nuestra boda]
7. [Luna de ¿Qué? ]
8. [Visita al mar]
9. [Mi hijastro]
10. [Es solo tú mejor amigo]
11. [Noche de películas]
12. [Reuniones]
13. [Verdades ]
14. [La dueña de mis fantasías +18]
15. [Corazones rotos]
16. [Revelaciones]
17. [De regreso a la granja]
19. [El doctor]
20. [Hola, me llaman Romeo+18]
21. [Sorpresas]
22. [Problemas en el paraíso]
23. [Noche de travesuras]
24. [Desayuno familiar]
25. [Teodoro Bradford]
26. [Conociendo a mi suegro]
27. [Patrimonio Bradford]
28. [El gran día]
29. [Fuertes emociones]
30. [Pasiones ocultas +18]
31. [No es lo que parece]
32. [Traiciones]
33. [Falsas acusaciones]
Epílogo
Capítulo Extra

18. [Los abuelos Riggs]

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By yeimy_Mora


18. [Los abuelos Riggs]

Adeline:

 

El camino había sido largo y tedioso, deseaba un baño, comer algo y dormir.

Claramente no podía hacer eso, Hernán no dejaba de recordarme en todo el camino los beneficios que perdería si dejaba el contrato además de que tendría que pagar dos mil dólares por incumplimiento legal.

« Estaba a la deriva »

« Me tomaría estos días para pensar »

— Adeline, por favor no le digas nada sobre nuestro desacuerdo a tus abuelos — Él le decía desacuerdo, pero yo no lo veía así.

« Discutimos por su infidelidad »

« Eso no era un desacuerdo »

— No diré nada. — Negué, porque tampoco tenía moral, yo también había engañado a Hernán con su hijo.

« Con Atlas »

— No quiero que ellos opinen sobre nuestra relación, no quiero que me dejes por sus consejos. — Hernán era muy meticuloso, sabía claramente que lo que decían mis abuelos eran sabios consejos para mí, él lo sabía.

No era que yo me dejaba mangonear por mi familia, pero siempre los escuchaba porque tenían la razón.

« Sin importar qué »

— Ya te dije que no diré nada.

— Bien, cariño. — Él asintió, ya estábamos frente a las rejas de la granja, lo único que me hizo sonreír alegremente, fue encontrar el enorme cartel de hierro con el nombre de nuestra granja.

« La granja de los Riggs »

« Antes no estaba ese detalle »

— Me encanta el rótulo que le pusieron a la granja. — Comenté, estaba muy satisfecha con los cambios que empecé a ver.

« Todo parecía tan diferente »

— Fue especial, todos los que vengan sabrán a quien pertenece esta propiedad, a tu familia.

— Muchas gracias — Dije.

— Saludaré rápidamente a tus abuelos y luego me iré, tengo mucho trabajo pero el domingo en la noche vendré por ti — Lo miré, no sabía si decía la verdad.

— Puedo irme en un taxi.

— No, conmigo estarás más segura, yo vendré por ti. — Simplemente asentí porque no tenía ganas de hablar, ya sabía que las promesas de Hernán se las llevaba el viento.

« Atlas me dijo lo mismo »

— ¡Alberto! ¡Alberto! ¡Mira quién vino a vernos! — Mi abuela Mandy gritaba de la emoción y mis ojos se llenaron de lágrimas, tenía casi dos meses de no verlos y sentí tanta nostalgia.

— ¡Abuela! — Salí del auto y corrí a abrazarla, mis brazos la rodearon con fuerza mientras mi abuela besaba mis mejillas.

— Mi vida...hija... — Mi abuelo salió de la casa y también me saludó efusivamente.

« Los había extrañado mucho »

« Los quería tanto »

— Me alegra mucho que vinieras a vernos hija. — Dijo mi abuelito, la abracé por última vez y Hernán salió del auto a saludarlos.

— Buenas tardes señores Riggs, no crean que me robé a Adeline, hoy se quedará con ustedes.

— Gracias por traerla. — Mi abuelo le dió la mano.

— Pasen por favor — Ofreció mi abuela y Hernán me entregó mi bolso con la  ropa.

— Me quedaré hasta el domingo — Dije — Pero Hernán tiene que volver, tiene que resolver unos asuntos de trabajo.

— Antes de irte ¿No quieres tomar café o algo? 

— No Mandy, le agradezco de verdad pero quiero llegar antes de la madrugada. — Hernán me miró — Te quiero cariño, cuídate y nos vemos el domingo — Este se acercó a mi lado y besó mis labios.

— ¿Estás seguro que no quieres nada? — Volvió a preguntar mi abuela.

— No. — Dijo, me volvió a abrazar y se disculpó con mis abuelos, Hernán caminó hacia el auto y se fue.

— Veo muchas mejoras en la granja, en la entrada hay una gran placa con el nombre de la granja.

— Sí, Hernán nos ayudó a buscar un cerrajero que la formó en hierro, nos representa tanto como propiedad.

— Lo sé, la casa se ve más limpia y cambiaron todas las puertas.

— Y los cerrojos — Dijo mi abuelo — Las puertas no cerraban bien.

— Es increíble el cambio en tan poco tiempo.

— Mañana verás todo lo que hicimos, te acompañaré con el capataz, es un hombre muy amable.

— Me alegra que los trate bien ¿No ha intentado hacer negocios ilícitos? ¿Es honrado con los ingresos de la granja?

— Sí cariño, es honrado y siempre nos pregunta antes de hacer algo.

— No hay que confiar tanto en la gente ajena, cuando me divorcie de Hernán, me vendré a vivir de nuevo aquí, con ustedes.

— Cariño, el matrimonio te ha hecho bien, estás continuando con tus estudios y si...

— Lo sé abuelo, pero creo que nunca amaré a Hernán como mi marido.

— Ya déjala Gilberto, no puede estar ataca a un hombre que no quiere, una vez se acaben todas nuestras deudas, eres libre de empezar tu vida con quien quieras.

« ¿Y con mi hijastro? »

« ¿Podría salir con Atlas? »

— No hablemos más de matrimonios, tu abuela hizo carne con chile, le queda deliciosa así que a disfrutar la comida casera — Asentí porque tenía bastante tiempo de no comer algo casero de mi abuela, así que dejamos el tema de Hernán por terminado y mientras cenamos, hablamos de la granja y lo mucho que me sorprendería al día siguiente.

« Habían hecho muchos cambios »

« Estaba ansiosa por verlos »


(...........)


El canto de los pájaros llegó con los rayos del sol, empecé mi día a las seis de la mañana, mi abuela ya tenía el café servido, hizo tortillas a mano y me dió con huevo casero.

« Una delicia de desayuno »

Yo me había vestido con un jeans y una camiseta de manga larga, el sol estaba muy fuerte y sabía que me podía quemar.

— Termina de comer Adeline, el día de hoy verás a nuestra granja en sus mejores tiempos, así fue en el pasado. — Asentí, mi abuelo hablaba con tanta felicidad y eso de verdad me hacía sentir mucho mejor.

Sabía que el esfuerzo que hacía valía la pena porque ellos estaban felices, estaban bien y  aunque vivir con Hernán no era un infierno, tener a Atlas a mi lado y ser víctima de sus cambios de humor tan repentinos, era difícil para mí.

« No lo entendía »

— Estoy tan orgullosa de ustedes — Dije, mi abuela cada día se veía más saludable y el abuelo ya no estaba tan pálido, sus pensamientos solo se dedicaban a cómo mejorar la granja y no el crítico estaba financiero en el que estábamos.

« Todos podían respirar con más tranquilidad »

— Abuela, haces tantas cosas, cocinas y te dedicas a la casa — Dije viéndola — Irradias alegría y tú abuelo — Dije ahora viéndolo a él — Estás tan feliz y ocupado con todas las otras cosas que me da mucha alegría saber que por fin podemos iniciar una nueva etapa, cuidarnos y empezar a disfrutar del tiempo que nos queda en estas tierras.

— Tienes razón Adeline y aunque al principio no estuvimos de acuerdo con el contrato que te propuso Hernán, creo que fue la opción perfecta para sacar la granja adelante porque tu integridad no estaba amenazada. — Mi abuelo me veía con agradecimiento y eso me llenó el corazón de satisfacción.

Recordé muchas veces cuando ellos me lo dieron todo, el estudio, juguetes, un techo cálido y el amor incondicional.

« Ellos eran como mis padres »

« Siempre estaría muy agradecida porque me cuidaron»

— Les agradezco siempre de verdad, ustedes nunca me abandonaron, cuidaron de mí y siempre serán mi figura materna y paterna.  — Me acerqué a ellos y los abracé, estaba a punto de llorar de la emoción cuando el horno sonó, el olor a pan llegó a mi nariz y suspiré.

« Olía delicioso »

— No vamos a llorar ahora, tenemos que estar felices y celebrar — Dijo mi abuelita y me soltó.

— Mandy ¿Hiciste pan? — Preguntó Gilberto.

— Sí, pan dulce relleno de leche condensada. Todo para mi hija. — Sonreí, la abuela siempre me consentía.

— Muchas gracias de verdad.

— Terminemos de comer para que puedas recorrer la granja antes de que sea la hora del almuerzo, quiero presentarte a todos los trabajadores; tienen que conocer a mi hija. — Asentí hacia el abuelo y esperé a que Mandy me trajera un pedazo de pan, todo olía delicioso y el café sabía como siempre que lo probada en la granja.

« A mi dulce hogar »

(.........)


— Abuelo ¿Qué hicieron con las lagunas secas? — Mi abuelo me había conducido por la granja, estábamos a unos cuatro  metros de la casa, claro que sabía dónde se encontraba todo en la propiedad pues yo había nacido y crecido allí, pero a mi abuelo le hacía tanto ilusión mostrarme que no le quité el impulso.

« Él quería enseñarme »

— El capataz nos dió una idea, rellenamos los huecos de las lagunas secas y en su lugar hicimos criaderos de tilapias, ya se han exportado grandes cantidades porque la carne de este pescado es fresca y sin tantos químicos como alimento de por medio.

— Eso está increíble.

— Ya no había nada qué hacer con esas lagunas, solo los criaderos de sapos se quedaron sin hábitat, pero se formó otra al lado de la cerca oeste, casi donde está la naciente.

— ¿Hay una naciente?

— Sí cariño, implementamos una naciente en el lado oeste para que el ganado tomara agua, primero la hicimos artificial y después de tanto escarbar, encontramos un chorrito de agua subterráneo.

— Abuelo eso es muy ingenioso.

— Lo sé, también remodelamos los corrales de los caballos — Dejamos atrás el lado de las lagunas y caminamos hacia los corrales.

« Estaba muy impresionada »

Los corrales estaban con los pisos correados en semento, la madera de árbol rústica era los pilares que sostenían las cuatro cabañas que más bien parecían casas modernas.

« Era precioso el trabajo en madera que hizo Gilberto »

— ¿Compraron más caballos? — Gilberto asintió.

— Sí, las ganancias que nos dejó vender la leche de vaca, nos permitió comprar cuatro sementales de raza, dos caballos y dos yeguas. — Mi abuelo abrió las puertas del corral y efectivamente, tenía cuatro hermosas criaturas de gran tamaño.

— Tilie es el más nuevo, lo trajeron hacia una semana.

— ¿A veces los sueltas?

— Sí, cuando quiero montar a caballo me llevo a mi viejo amigo, pero ya no puedo hacerlo seguido, los años me pasaron factura y siempre que cabalgo regreso con un dolor de espalda terrible.

— Lo sé abuelo, tienes que cuidarte. ¿Ya han recibido Mandy y tú atención médica?

— Solo Mandy quiso ir con el especialista que contrató tu esposo, yo no; no necesito eso.

— Abuelo, tu salud es importante, tienes que chequearte.

— No lo necesito, estoy bien. Solo son dolores de todo viejo común.

— Abuelo ¿Dónde está Manolo? — Cambié de tema porque aunque Gilberto no quería atención médica, le pediría a Hernán que trajera un doctor cuando volviera para que lo revisara sin negarse.

— Ese condenado, aún sigue aguantando mi trato. — El abuelo me llevó al final de los corrales, ya había visto a dos caballos de color  blanco, uno café y el otro de un negro brillante.

Cuando llegamos a la puerta del último corrales, miré a Manolo, estaba igual que mi abuelo.

Aunque los años habían pasado para ellos, seguían siendo sementales fuertes, solo que se cansaban más rápido.

Con cuidado de no asustarlo  me le acerqué al caballo de color café claro, era hermoso pero ya estaba viejito.

— Hola Manolo, con este nuevo corral ya no te mojas, no hay goteras aquí — Mis ojos se llenaron de lágrimas porque fue testigo muchas veces de como teníamos que escondernos de la lluvia, el techo de la casa estaba lleno de goteras y el antiguo corral de Manolo también, siempre que llovía teníamos que amarrarlo en el corredor, el caballo se asustaba con los fuertes  rayos.

Desde que comencé a ver la propiedad con mi abuelo, quedé encantada, habían hecho muchas mejoras, cosas que se necesitan para el bienestar de los animales y de nosotros que vivíamos allí.

Sonreí cuando el abuelo me mostró más cosas, los nuevos tendederos de la abuela, el fogón espacioso que le hizo con una madera muy fina.

Llegamos a la parte donde estaba un bosque quemado, el accidente fue provocado por un rayo en seco que incendió unos quince árboles grandes, por dicha se detectó a tiempo y solo se quemaron sus hojas y algunas ramas.

Ese bosque ya no existía, el abuelo junto con los peones de la hacienda, cortaron los árboles e hicieron madera para construir, en ese antiguo bosque se encontraba ahora  el área de las vacas, donde estaban trabajando dos mujeres humildes, sacaban la leche y la procesaban, empacaban y vendían al pueblo a un precio accesible.

« Estaba tan orgullosa de la economía de la granja »

« Tenía muchas fuentes de ingresos »

Todo estaba tan bien construido, los caminos estaban despejados y el abuelo había plantado otros árboles para reponer los quemados.

« Se respiraba naturaleza y tranquilidad por todas partes »

Cuando llegó el capataz, el abuelo me lo presentó, el señor se veía amable y muchas veces le recalqué que no dejaría que le robaran a mis abuelos, esperaba terminar mi curso en contabilidad, yo quería hacerme cargo de las finanzas de la granja, cuidar los intereses de mis parientes.

El día terminó y fue agotador.

Cuando llegamos en la tarde a cenar, estaba sumamente cansada pero feliz de ver todo el progreso de la propiedad.

El abuelo me prometió que el domingo iríamos a ver los palos de manzana, limón, papaya y muchas frutas más que había plantado.

Los únicos que desde siempre habían estaban allí, eran los palos de madarina y los de naranja.

La cena transcurrió normal y después de ayudar a recoger la cocina con Mandy, me acosté esperando que el domingo llegara para ver las nuevas plantaciones.


(...........) 












Nota de autora:

Hola gente hermosa 👋🏻 ¿Cómo están? ¿Cómo estuvo su domingo?

Les dejaré algunas imágenes de todo lo que vió Adeline en la granja, pronto tendremos noticias de Atlas 🌚 y se viene la recta más candente de la novela.

Por favor si les gusta mi manera de escribir, no olviden votar y comentar, eso me motiva mucho a seguir con los capítulos.

Besotes 💋










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