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— Si... recuerda que tenemos influenza —comunico con el celular pegado a su oreja— no dejes que nadie entre, si no se darán cuenta de que no estamos ahí... ¡Oh, vamos! Lo harás bien. ¿Que? Ah, si... llegaremos pronto —sus mejillas subieron a un tono rojizo— no, no estamos en una cita.
Los luceros turquesa y marrón grisáceo, veían cada gesto qué la joven en medio de la llamada mostraba. Su sonrisa espontánea, lucía más bonita de lo normal a la luz del sol. Una sensación triunfante como la de haber ganado una batalla contra villanos, se instaló en su pecho cuando noto como los que pasaban quedaban cautivados.
Todos podías apreciar su sonrisa, pero el, era el único que podía ver los primero brotes cuando despertaba. Una preciosa vista mañanera. La dosis perfecta para querer ser mejor cada día. No sólo para ella, si no para si mismo.
Las palabras de la propuesta de hace algunas horas, seguían frescas en su memoria. Sasaki lo había agarrado desprevenido. Si no fuera por eso, de inmediato hubiera aceptado. El lo sabia. Desde el día que le entrego su corazón en bandeja de oro, supo que quería compartir cada segundo de su vida con ella. Pero la propuesta de Sasaki no era lo que el pensaba. Le había faltado agregar la palabra falsamente a su pedido. Su plan era entrar al orfanato con el dizfras de un matrimonio joven. Y así poder encontrar la evidencia que se necesitaba para actuar.
— Listo, ya esta todo arreglado en la U.A —aviso guardando su celular. Miró las puertas de la entrada del centro comercial y después a el— ahora tenemos que comprar ropa, zapatos y... los anillos.
— Bien, entremos —tomo su mano dirigiendo sus pasos al primer local de ropa.
Sasaki fue escogiendo los posibles atuendos para Todoroki, ya tenía en mente cual era la ropa ideal qué debían usar. Sin embargo, no perdería la oportunidad de ver modelar al bicolor con diferentes prendas. Aun era temprano, asi que el tiempo no sería un obstáculo.
— ¡Ah, qué lindo te ves! —elogio sacándole fotos en diferentes ángulos— presiona las patitas.
— ¿Cuales? —agarro del gorro de conejo la parte baja de las tiras largas qué caían en su pecho— ¿Estas? —sin esperar una respuesta, el las presiono desplegando las orejas.
— ¡Aah, no puedo! —cubrió nariz y boca con su mano mientras que con la otro seguía tomando fotos— moriré de ternura.
— ¿Como qué vas a morir? ¿Estas bien? ¿Quieres que llame a una ambulancia?
— Ah, no, no, eso... fue solo un decir. No llames a nadie —le advirtió al ver que ya tenia su celular en la mano— ¿Sabes que? —agarro el traje en el gancho y se lo entrego— mejor pruebate este, es la que usaras.
El asintió y entro de nuevo al probador. Sasaki busco la ropa que iba ocupar, armo el atuendo con un camisa blanca de cuello alto y hombros caídos de manga larga. Junto a una falda plisada azul marino de cintura alta que tenía bolsas en sus costados.
— Estoy listo.
Volteo y al momento un ávido brillo ilumino sus ojos. Apretó las prendas a su pecho para que no resbalaran de sus manos por la total concentración que estaba puesta solo en el joven.
Mamma mia.
Si tuviera que establecer una escala qué definiera el nivel de atractivo en un hombre. El sería el once en una medición del uno al diez. Estaba tan guapo que un suspiro se escapó de sus labios.
¿De donde saco esas gafas?
El chaleco de traje con cuello V le ajustaba de maravilla, su semblante serio en conjunto con esas gafas le daban un aire bastante provocativo y varonil.
— Ese si es un hombre, no como el tengo en casa —escucho en un murmullo.
De reojo, miro a unos cuantos pasos a tres chicas que observaban con fascinación al bicolor. Por sus rasgos fáciles dedujo que tenían alrededor de veinticinco años.
— Cosa linda, cosa hermosa, ¡Cosa bien hecha!
— Es perfecto, ¿Será ese mi ser amado?
No, es el mio anciana.
Sasaki se aproximó a el, agarro la cabeza de la corbata roja y lo atrajo a sus labios provocando qué sus ojos se abrieran por la sorpresa.
— ¿Y eso? —cuestionó al separarse.
— Tenias cara de querés un beso, ¿No era así?
— ¿Tanto se nota? —rodeó un brazo en su cintura y la atrajo a su cuerpo.
— Bu-bueno... —la mirada intensa de sus ojos enmarcados por las gafas, la pusieron más nerviosa de lo que ya estaba al tenerlo cerca.
— Quiero besarte a todas horas —sus labios tocaron ligeramente los suyos— voy a besarte —ella asintió despacio permitiendo que se apoderará de su boca.
El sabor del paraíso hizo qué legiones de mariposas revolotearan en su estómago, y aumentará su deseo por tener un felices por siempre con el. Aunque nada era pasa siempre, lo sabia porque así como la tristeza terminó, la felicidad también puede hacerlo.
Sin embargo sabiendo eso, la intensidad de su deseo no flaqueo. Lucharía para que nadie le arrebatará su felicidad. Y que a diferencia de ese beso qué la hacía tocar las nubes, no terminará por un largo, largo, largo, tiempo.
— Shoto...
— Eres mi amor —susurro para después culminar con un beso a labios cerrados.
El la soltó notando como su rostro se volvía un tomate maduro, Sasaki parpadeó hasta que dejo salir el aire que parecía haber estado atorado en su garganta.
— Ahora si, ya puedes llamar a la ambulancia —bromeó con una sonrisilla.
El sonrió bajando sus mejillas sonrojadas y pregunto.
— ¿Para ti o para mi?
Diablos, mi corazón está apunto de estallar.
— ¡Mejor regresa al probador! —lo empujó para que entrará antes de que los nervios la consumieran.
Cuando el entro, Sasaki trato de controlar el palpiteo desenfrenado de su corazón. Se dio la vuelta, sin encontrar a nadie a su alrededor. Ni siquiera las chicas de antes.
Terminaron de compran la ropa, el siguiente local al qué visitarian era la zapatería, pero al ser casi reconocidos por unos jóvenes, su parada terminó en una tienda de cosméticos y accesorios. Tras comprar pelucas, lentes de sol, cubrebocas y maquillaje, siguieron su camino al local de calzados.
— Creo que me queda flojo —pisoteo un poco.
Todoroki agarro el par de la zapatilla de tacón cuadrado y se acuclillo frente a donde Sasaki estaba sentada. Sorpresivamente tomo su tobillo, dejando sin habla a la joven. Le coloco la zapatilla y la miro a través de los lentes oscuros.
— Esta perfecto.
Tú eres el perfecto.
El último sitio al qué irían era una joyería, de alguna forma al entrar ahí los dos se sintieron nerviosos. Más aún por las miradas de los empleados qué posiblemente pensaban que eran ladrones por lo cubierto que estaban.
— ¿P-puedo ayudarles en algo jovencitos? —cuestiono el hombre con mostacho y vestimenta diferente al resto de los empleados.
Sasaki bajo su cubrebocas y subió sus lentes a su cabeza para darle más confianza y no pensara que le iban a robar. Vio como el hombre detrás del mostrador relajaba sus hombros y les regalaba una sonrisa.
— Queremos comprar anillos de boda, ¿Puede mostrarnos algunos?
— ¡Pero por supuesto que si! —se agachó y al levantarse, puso dos cajas rectangulares con anillos organizados en el mostrador— pero, ¿No son muy jóvenes para casarse?
— No —contestó Todoroki en un tono simple, con el qué fácilmente podía adivinar un rostro inexpresivo debajo del cubrebocas y lentes qué aun portaba.
No esperaba que siguiera hablando, así que Sasaki abrió su boca para añadir algo más, pero a puntó de articular, el continuó.
— La edad no tiene importancia cuando quieres mantener a tu amor cerca. Somos jóvenes, pero nuestro sentimientos son maduros. Sabemos lo que queremos —el volteo hacia la joven atónita— y yo quiero un futuro con ella. En donde pueda llamarla mi esposa y madre de mis hijos.
Las sinceras palabras que salieron de lo más profundo, provocaron qué una onda de calor penetrara la piel de la joven y se derritiera por dentro como la nieve en primavera.
Su primer y único amor, directamente le estaba diciendo que había un futuro escrito para ellos dos. No sabía si era por los niveles elevados de dopamina en su sangre, pero el grado de euforia qué sentía en su cuerpo, no era normal en lo absoluto.
— Eso fue muy hermoso —hizo sonar su nariz y miro a los jóvenes con ojos llorosos— he atendido a muchas parejas, pero ninguna en donde se notará tanto amor. Por favor, elijan los anillos que quieran.
— ¡ENTREGUEN TODO O NO RESPONDO!
El sonido de cristales romperse despertó a la joven del algodón de azucar en donde se había acomodado, la enorme sonrisa de oreja a oreja qué naturalmente se había formado se desvaneció dejando solo un sombrío ceño fruncido.
¿Y a este quien lo invito?
Los gritos de auxilio de los civiles desesperados fuera de la joyería se hacían cada vez más fuertes y escandalosos. Estaban asustados por el villano de gran tamaño que había irrumpido la armonía del centro comercial. Mientras que los estaban adentro, parecían petrificados por la cercana presencia de aquel que sonreía con malicia.
El ambiente se puso tenso cuando el mitad hombre y mitad pulpo, atrapó con sus tentáculos a los empleados y a los poco compradores, incluyendo a Sasaki y Todoroki.
— ¡N-no nos haga daño, le daremos todo lo que pida! —hablo con el terror en su voz el señor detrás del mostrador.
El ladrón soltó una descontrolada carcajada qué terminó con una consecutiva y brusca tos. Se había ahogado con su saliva. Aclaro su garganta y ejerció más fuerza en los tentáculos, sacando muecas de dolor en los rehenes.
— ¡IDIOTA! ¡Claro que harás lo que yo diga! ¡Yo soy Kraken y si no obedecen! ¡Los aplastare hasta que sus intestinos salgan por sus bocas!
— Qué conciderado, hasta se presentó y todo —murmuro Mai relajando su ceño fruncido.
— No parece ser muy listo —volteó Todoroki con una expresión tranquila.
— Ni siquiera lo intenta. Agh, esta viscoso —menciono tocando con su dedo el tentáculo enredado en su cintura.
— No lo puedo hacer pulpo frito —se lamento el bicolor.
— Oye, no te desanimes. Ya tendras tu oportunidad.
— ¡Ustedes dos qué tanto están hablando! —los acerco con sus tentáculos a su cara roja de ira.
— Ah, no es nada. Solo nos ponemos al día —recargando sus brazos en el tentáculo.
— ¡Tontos! ¿¡Creen qué esto es una broma!? ¡No estoy jugando! ¡Voy a aplastar sus miserables cuerpos y los pondré en la sala de mi casa como alfombras!
— ¡No, todo menos eso! —fingió un llanto sin lágrimas, que estaba impregnado con miedo.
— ¡Lo voy hacer!
— ¡No!
— ¡Si! —el villano se regocijo echando su cabeza para atrás y soltando una resonante carcajada.
— Creo que se nos está haciendo tarde —comento Todoroki.
— Si, también lo creo —lo miro—bueno ya le di sus cinco minutos de fama, es hora de terminar.
— ¿Te divertiste?
Sasaki le sonrió mostrando sus pulcros dientes.
— Mucho.
Click aquí y soñaras con Shoto.
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